Atención: Pokémon no me pertenece.


En la región de Sinnoh: Chris estaba celebrando su cumpleaños número quince y con festejar me refiero a que estuvo encerrado en su cuarto, así era todos los días, con una rebanada de pastel para la ocasión especial. Se debió, como vivía con su trabajador padre, a su soledad infundada por su personalidad introvertida aunada a su dura manera de ser ante los demás: no consiguió muchos amigos.

El padre de Chris, ocupado jefe de policía, solía estar fuera de casa, dejando el cuidado de su hijo a su madre. De carácter severo como responsable, mantenía la delincuencia a raya con mano de hierro, bajo su cargo se sentía un ambiente de seguridad en esa parte de la región.

El adolescente, al quedarse solo, se compró su pedazo de pastel con sus ahorros para festejar solo este día especial: Espeon lo acompañaba.

—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti —se escuchó la canción proveniente de su Smartphone.

Solo en su habitación, escuchando esa melodía acostado en su cama, estuvo sumergido en sus pensamientos hasta ser interrumpido por la evolución de Eevee de tipo psíquico, quien se subió al colchón, colocándose al lado de su entrenador para consolarlo y éste cuando la vio empezó a acariciarle en la espalda provocaba una sensación agradable en la pokémon sol.

—Espeon me alegras el día, no sé qué haría sin ti —una sonrisa se formó en el rostro de Chris.

El adolescente, desde que tuvo memoria, soñó con realizar su viaje pokémon convirtiéndose en su mayor anhelo; su madre se lo impidió en un principio, por eso se fue con su padre cuando ellos se divorciaron. Si vivió su deseada aventura luego de esa separación; pero se vio en la necesidad de regresar a casa, quedando al pendiente de su abuela.

En la región de Kalos: Ariana festejaba el haber pasado el sexto semestre de la universidad, a ella nunca le gusto eso de viajar o tener batallas, por lo que solo adquirió tres pokémon: un Greninja, un Sableye y una Shiinotic. Pero precisamente ese día, había acordado con su inicial entrenar juntos en el campo, se quedó con sus amigos en la fiesta del salón olvidándose de ellos.

—Jajaja, Creo que te volvió a dejar plantado —comentó el Sableye con un tono burlesco— mejor cámbiate al tipo planta con tu habilidad rota esa de muta tipo.

—No te preocupes Greninja, sé que ella volverá pronto —lo consoló la pokémon Luminiscente.

—Se le olvido… otra vez —el Greninja sintió una daga en el corazón.

Esta historia continuará…


Nota final: Espero que les haya gustado y nos leemos otro dia.