Nada especial…
Un bus se acercaba por la derecha, el sonido del semáforo sonoro me indicó que podía cruzar la calle, aun así espero que el sonido del bus se asemeje a un ronroneo antes de continuar mi camino.
Continué con mi ruta habitual hacia mi escuela preparatoria. Entre más me acercaba, más escuchaba los pasos y las voces de los demás estudiantes que poco a poco se van concentrando hasta llegar al instituto. Era un día normal, como cualquier otro en mi vida.
Llegué un poco tarde a mi salón de clases, a los maestros no les molesta que llegue un poco tarde de vez en cuando. Es una de las ventajas de mi condición.
Percibí un aroma diferente mezclado con el extramadamente dulzón perfume que gusta usar la maestra, un aroma que me recordó un tipo de flor que en ese momento no recordé.
"Joven Ackerman, llega justo a tiempo para escuchar la presentación de su nueva compañera de clases." Me dijo la maestra Langnar.
"Oh, con que es por eso." Pensé.
Me dirigí a mi asiento, escuchando murmullos de mis compañeros, algunos decían que la chica nueva era muy guapa, otros que no tenía nada en especial, que solo es una chica más. En ese último comentario discerní un poco: sí había algo especial en esa chica y eso era un exquisito aroma que no podía recordar a qué flor pertenecía.
La maestra amablemente esperó que tomara asiento antes de empezar.
"Bueno muchachos, como se pueden dar cuenta Mikasa…"
"Mikasa…"
"…es su nueva compañera de clases, viene de una escuela hermana por lo que ha llevado las mismas materias que ustedes. Mikasa, por favor, si hay algo en lo que tengas dudas, no tengas pena en pedirme ayuda o pedirle ayuda a alguno de tus compañeros. Ahora, por favor, cuéntanos algo sobre ti."
"Hola…"
No sé si hizo algún movimiento gracioso o alguna otra cosa pero mis compañeros rieron un poco.
"…mi nombre es Mikasa Ackerman, tengo 17 años. Mi familia y yo recientemente nos hemos mudado a esta ciudad por lo que no conozco a nadie y… bueno… me gustaría poder llevarme bien con ustedes."
Su voz me pareció agradable, femenina, dulce pero no en exceso, podría agregar que incluso es sexy.
"¿No eres familiar de Levi?" Preguntó una compañera, no presté suficiente atención para reconocer su voz.
"No que yo sepa…" Respondió Mikasa.
La maestra le indicó a Mikasa su asiento, a juzgar por el sonido de sus pasos, fue al otro lado del salón, lejos de mí. Era una lástima, quería poder conversar un poco con ella, también tenía curiosidad por su apellido.
Ese día transcurrió como todos los días anteriores. Sentí un poco de pena por Mikasa, debió ser fastidioso para ella tener que presentarse con cada maestro en cada cambio de clase.
A la hora de salida esperé, como siempre, que pasaran unos minutos antes de salir del salón. Ya estaba acostumbrado a estar entre muchedumbre y salir bien librado, pero, de un tiempo para acá empecé a preferir la calma en todo tipo de situaciones. He pasado toda la mañana y parte de la tarde en esta escuela, qué más daba un par de minutos más.
Seguía sentado escuchando como poco a poco el bullicio del pasillo iba disminuyendo hasta que escuché cómo un banco dentro del salón se movió. No mentiré, me causó un susto de infarto, pero me calmé de inmediato al escuchar los pasos y el aroma qué desde la mañana no había podido identificar.
"No eres alguien que hable mucho, ¿cierto?" Escuché su voz provenir de un costado mío.
"Me agrada el silencio."
"Se nota."
"¿Qué te ha parecido la escuela?"
"Lo mismo que siempre, solo que con nuevas caras."
"Entiendo."
Estuvimos en silencio unos segundos, los suficientes como para darme cuenta que ya era momento de emprender mi camino de vuelta a casa. Tomé mi mochila y mi bastón y me puse de pie.
"Supongo que sabes cómo regresar a tu casa. No esperarás que yo se tu guía." Dije señalando con mis manos las vendas que cubren mis ojos.
Mikasa rio un poco. Por fortuna entendió mi broma.
"De hecho, mis padres pasarán por mí y me preguntaba si quieres un aventón."
"¿Un aventón o un levantón? Oye, creo que es un poco ofensivo que creas que por mi condición no me puedo cuidar solo, además, soy una víctima potencial. La víctima perfecta a decir verdad… ¿Vas a fingir llevarme al estacionamiento y terminarás llevándome a un rincón de esta escuela donde abusarás sexualmente de mí y luego de eso me dejarás ahí tirado luego de haberme utilizado como juguete sexual que no podrá señalar a su agresora porque "pudo haber sido cualquiera"?"
Luego de otros segundos en silencio Mikasa soltó una carcajada.
Había una razón por la que no me gustaba hablar y esa era que cuando lo hacía, el 70% de las cosas que decía eran estupideces y no es que yo sea alguien estúpido. Es un reflejo mío. Un escudo o una coraza mal hecha para dar a entender que no me afecta mi condición, que incluso me lo tomo con humor.
"¿Tan guapo te sabes que crees que me quiero aprovechar de ti?"
"A las pruebas me remito." Dije abriendo los brazos, como exhibiéndome.
Al final, terminé rechazando su propuesta. En realidad me incomodaba mucho viajar en auto, en uno extraño.
Ese día llegando a casa busqué el libro de botánica que mamá me había comprado hace años. Es un libro especial, las fotos con relieve me daban una idea de cómo son las plantas y flores que ahí describen. Son bastantes y no recordaba más o menos dónde está la flor que tiene el aroma que percibo de Mikasa, por lo que pasé buena parte de la tarde yendo hoja por hoja hasta que recordé que tenía tareas que hacer y que no había comido aun. Encontré el separador, lo puse en la página que me había quedado y fui a la cocina.