Tiene algo de spoiler, lo demás, por supuesto, es a mi imaginación.

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Siempre había sido una niña muy indecisa cuando se trataba de mi y obediente cuando no. Solo acataba ordenes de quienes fueran mis superiores. Sin ojetear, sin reclamar, sin chistar. Aun así en el fondo creía que no estaría bien el ejecutar, tomar y aceptar sus decisiones.

No comía, no dormía, no me movía a menos que se me ordenara ¿Era una costumbre autoimpuesta al ser vendida como esclava? ¿o es que realmente yo era así?, me pregunte en esas noches solitarias en que pasaba frío.

Fue cuando Kanae, la mujer que me salvó de la esclavitud para todo mi vida, me obsequió una moneda, aconsejando que la lanzará cuando no estuviera segura de hacer o decir algo.

Al mirarla algo dubitativa, me lo ordenó dándome un suave coscorrón para que lo hiciera.

No me quedó de otra que acatar esa orden.

Y lancé la moneda en muchas ocasiones, pero en situaciones sumamente irrelevantes que no cambiarán algo de mi vida como Kanae hubiera querido.

Fue entonces que él llegó.

Tanjiro Kamado.

Un chico un tanto extraño con buenos modales.

Mientras estaba en rehabilitación, lo observé un poco. Aunque acatará ordenes, si algo no le parecía lo decía sin pensar, así sea a un superior.

Sin moneda.

Él no necesitaba de algo como eso, solo seguía su instinto.

No, corazón.

─ Si cae cruz, Kanao-san deberá seguir a su corazón e instinto en cada decisión.

Eso me había dicho ese día, luego de agradecerme por haber cuidado de él y sus amigos.

Yo solo me mantenía callaba observándolo sorprendida.

Y cayo, cayó cruz.

─ ¡Lo conseguí! ─ me muestra la monea en la palma de su mano─. Ahora Kanao-san, deberá seguir su corazón, sin depender de la moneda.

Me la vuelve a entregar y yo la tomó algo nerviosa.

Observó la moneda del lado de la cruz.

Y me levantó, me levantó sobresaltada.

¿Por qué estaba vez debería ser diferente?

─ ¿Y si no caía cruz? ─ le gritó antes de que se marché, el voltea sorprendido, seguro al escucharme. Yo también me sorprendo por lo que estaba haciendo.

Y sonrío.

Fue una sonrisa de las más bonita que había visto jamás.

─ Lo hubiera vuelto a lanzar, hasta que cayera cruz. Si nosotros mismo no preservamos, nunca lograremos nada.

Y se machó.

Tocada por sus palabras, con mi corazón latiendo al punto que lo podía escuchar, sintiéndome inesperadamente emotiva. Sonrío, sonrío de verdad, sonrío porque me nace hacerlo ¿A esto te referías Kanae-san?

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No quedó como quería, pero me urgía escribir algo de Kimetsu, y aquí está mi primer drabble : ) quizás lo acomode más adelante ¡Gracias por leer!