Título: My True Goddess…
Categoría: Anime/Manga Crossover » Dungeon ni Deai o Motomeru no wa Machigatte Iru Darou ka + Bloodborne.
Autor: Warlus999.
Idioma: Español; Rating: T.
Género: Fantasía/Aventura.
Publicado: 04-15-19; Actualizado: 04-19-19.
Capítulos: 2; Palabras: 25,053.
"Aah… Estuviste a mi lado, todo este tiempo… Mi verdadera Diosa… Luz de Luna que me guía…"
'Bloodborne': Ludwig, the Holy Blade.
'Dungeon ni Deai o Motomeru no wa Machigatte Iru Darou ka': Bell Cranel.
Objetivo: I.P.D.M (Interfaz de Personajes de Diferentes Mundos)
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(N/A): Por favor… Ténganme paciencia.
Recientemente acabo de terminarme las tres primeras [Light Novels] de DanMachi, y el DLC: The Old Hunters; así que si ven algún tipo de error o descuido de mi parte en las narraciones, descripciones o diálogos fuera de personaje, agradecería que lo tomaran como mi propia obra original, en vez de algún tipo de invitación a llenarme la caja de reviews con insultos o amenazas de muerte.
Literalmente esta idea se me salió de la nada. Fue como un parpadeo instantáneo e insignificante. Ocurrió cuando visitaba sin reparo o emoción alguna, algunos de los tantos foros del fandom de DanMachi, y me leía al corriente las obras de "Paleblood" y "Rabbit of the Moon".
Vaya que Arrixam y Born of Prayers son unos verdaderos genios…
… Todos los derechos de mención a ellos…
Solo me basto finalizarme el DLC; verme los video-lore de Ludwig, de parte de Khrey y de Raquel Cornejo para inspirarme; oírme las sublimes y extraordinarias piezas de "Paleblood Moon" de Miracle Of Sound y "No One Hill Save You" de Aviators…
… Todos los derechos de mención a ellos…
Y, ¡Boom! ¡Aquí estoy!
Traté con todo mi esfuerzo de apegarme a las personalidades de los personajes originales; y de ajustarme a los contextos y escenarios correspondientes a la propia cronología en la que se ubica la historia de DanMachi.
Personalmente… creo que me salieron bastante bien…
Usé mi propio estilo de escritura y lo acomodé lo más que pude a todos los acontecimientos enredados en esto. Incluso releí las tres novelas mencionadas a la par que escribía esto, para así poder usarlas de anclas narrativas…
Lejos de eso… No tengo nada más que objetar.
Así que…
… Sin nada más que decir; además de que lo lean con suma atención y lentitud, debido a la gran cantidad de detalles que le puse a esta cosa; solo disfrútenlo.
¡Bye!
Fin de (N/A). Je.
"Nacemos de la sangre… Nos hacemos hombres con la sangre… Morimos por la sangre… Nuestros ojos aún no se han abierto… Teme a la Sangre Antigua."
Provost Willem
PoV: Nuevo Narrador
[…]
No podía ver…
La oscuridad absoluta lo rodeaba…
O quizás era la nada misma…
Sea lo que sea, él no querría saberlo…
De verdad… No querría…
Incluso cuando aquellos duendecillos de luz se le aparecieron en mitad de esas vastas tinieblas…
Él no querría…
Incluso cuando en susurros intangibles, ellos le ofrecieron una guía para así poder atravesar ese negro manto…
El no querría…
¡Incluso cuando le empezaron a colocar aquellos ojos en su cerebro, haciéndole digno y capaz de ver en lo profundo de aquella oscuridad! ¡Y ellos le gritaban que los abriera y observara la realidad de aquel plano que hasta ese momento había estado afuera de su alcance, y que ahora estaba en la palma de su mano…!
¡Él no querría!
¡Él no abriría los ojos!
¡ÉL NO QUERRÍA!
… Pero fue inútil…
… Ellos le obligaron a abrirlos…
Y aun así… Viendo el espacio infinito e indiferente… Con aquellos tonos verdosos y brillantes que lo atraían como cual polilla… Y aquellos seres enormes cubiertos de tentáculos y carne mórbida…
Él no querría saber lo que le estaba pasando… Aun si ya podía saberlo… No querría…
Solo se dejo guiar por aquellos juguetones duendecillos de luz, que lo llevaron de la mano hacia lo profundo de ese abismo…
De aquel cosmos…
[I]
Hoy era un día particularmente normal. Un día como otro entrando en el gigantesco calabozo junto a su, no tan reciente, [Supporter], Liliruca Arde o simplemente llamada 'Lili'; bajando directamente a los últimos [Pisos Superiores] después de encontrar los primerizos demasiado simples ya a este punto.
Debido a diferentes situaciones, una las cuales era mejor no mencionar debido a la incomodad que de seguro transmitiría, Bell Cranel y Lili no usaban sus típicos atuendos. Bell usaba un simple traje de ciudadano que lo asimilaba más a un compañero de baja categoría; y Lili, usaba su propia armadura blanca como el marfil, que junto a su cambio de magia de apariencia, [Cinder Ella], la hacía lucir más como una aventurera de clase media.
Cambiaron roles, específicamente para que ciertas personas no encontraran a su reciente amiga, por así decirlo, y no fueran tras él y su [Goddess].
Bell contuvo un suspiro al recordar tales pensamientos mientras bajaba por las escaleras que conducían al 9º Piso. Realmente, todas estas situaciones eran muy andrajosas y complicadas, y si bien sus recientes movimientos evasivos los mantendrían a salvo, eran solo temporales.
Algún día tendría que afrontar de frente a la [Soma Familia], y nada de lo que hiciera lo prevendría de aquello. Todo tenía un final, y Bell tenía que encontrar una nueva ruta de escape para cuando llegue ese final.
Pero dejando esos problemas de lado… Realmente los tiempos actuales, eran muy gratificantes y relajantes.
El [Dungeon] no cambiaba para nada, los aventureros que todos los días subían y bajaban no cambiaban en lo absoluto, sus sentimientos inherentes e infantiles por cierta rubia no se entremezclaban…
Pero… Sentía que de alguna manera, él mismo cambiaba…
Cambiaba más constantemente de lo que él esperaba. Lo sentía, sentía que algo en su interior cambió de la misma forma desde aquel salvamento del [Minotaur] y el infortunio con Lili. Y esto ultimo sucedió hace por lo menos una semana…
A menudo se lo decía a su [Goddess], pero ella siempre lo evadía de una forma que casi le parecía infantil; lo que obviamente no era, ya que definidamente había una razón fuera de su comprensión mortal, en cuestión a las acciones de las confundibles e inverosímiles deidades; y lo golpeaba para que aquellos pensamientos abandonaran su mente.
Él de seguro no estaba creciendo más allá de lo real; siendo que apenas habían pasado mes y medio desde su registro, y ya estaba abriéndose paso al 10º Piso, algo completamente irreal e imposible según los estándares comunes; y de seguro su diosa no le estaba ocultando información de suma importancia que explicara todos estos sucesos, y dejaba sus sentimientos personales con un hijo como él de lado para mutuo beneficio…
Si… Eso de seguro estaba pasando… Debería de haber otra explicación para aquellos extraños sueños que había empezado a tener, desde hace no más de un par de días…
—¿Bell-sama?—
La voz de una Lili confundida y una ceja levantada lo sacó de sus pensamientos íntimos arraigados. Bell la miro de vuelta con una mirada confundida mientras le daba una sonrisa pequeña en instinto.
—Oh, Lili. ¿Cómo estas? ¿Qué pasa?—
Dijo con un tono de cierto sentimentalismo, para luego la [Supporter] solo lo mirara con una mirada intangible ante tales preguntas dadas en la situación actual.
—… Ya puede sacar su Daga de su cráneo—
—¿Eh?—
Y volteando a mirar hacia su brazo, que en ese momento se sentía algo pesado y viscoso ahora que se daba cuenta, vio como este se encontraba incrustado sin piedad en el cráneo de una [Wall Shadow], atravesándola de lado a lado con su [Hestia Knife].
El monstruo aún seguía consciente. Al menos lo suficiente para agitarse ante su estado como cual animal acorralado… Había atravesado su cabeza sin siquiera tocar alguna parte esencial de su cerebro…
Bell se quedo completamente quieto unos segundos, y un silencio incomodo se formó entre ambos.
Pronto, Lili solo raspó su garganta en sintonía, para luego Bell sacudiera su cabeza con comprensión y extrajera de un solo movimiento su mano enterrada en carne de la [Wall Shadow], y esta pronto cayera muerta al suelo haciéndose ceniza en un segundo.
Bell se rascó la nuca con nerviosismo con su mano limpia.
—Lo siento…—
—Ha estado muy pensativo últimamente, Bell-sama. Ya ha aniquilado a una decena de monstruos con la cabeza sumida, que Lili ya empezaba a creer que era una especie de sonámbulo—
La [Pallum] dijo aquellas palabras mientras miraba a su detrás demostrando las cantidades de charcos de sangre que diversos monstruos dejaron en su conversión de muerte. Las piedras ya habían sido reunidas por ella, y mientras agarraba la ultima de la reciente [Wall Shadow], solo le dio al aventurero un entre-cerrojo interrogativo.
Bell solo pudo emitir una risa vacía.
¿Qué pasaba realmente con él? Hace pocos días, estaba como siempre caminando con naturalidad hacia el [Dungeon]; y ahora, actuaba como un sordomudo ante la realidad del mundo.
Hestia-sama le dijo que posiblemente era por la gran cantidad acumulada de presión y preocupaciones variadas, de los últimos días con todas esas situaciones con la [Soma Familia] y Lili.
Tal vez tenía razón. Tal vez sus inseguridades sobre el futuro y paranoia ante todos los problemas que estaba atravesando; lo llevaron a actuar de esta manera tan extraña y altanera.
En especial… con aquellos diminutos seres de luz que lo reconfortaban en sus sueños vacíos y repletos de oscuridad…
—Bell-sama… Ya puede extraer su mano del pecho de esa [Killer Ant]—
—… Lo siento…—
[II]
Nada cambió. No ocurrió ningún evento especial que fuera rescatable en toda la semana.
Esa era la situación de todos los días de ambos compañeros de diferentes familias después de comenzar sus continuas pequeñas expediciones al 10º Piso. Recién se cumplía una semana desde la adición total de Lili a la [Hestia Familia] como miembro honorario e integrante atemporal, debido a sus problemas personales con la [Soma Familia] y, que peculiarmente, estaba unida a ella por nacimiento.
Seis días habían pasado. Dos días en los que lejos de las alucinaciones de visión de Bell, no mostraban nada relevante. Después de un par de llamados, el peliblanco salía por completo de su estupor y volvía a ser aquella persona amigable e inocente que siempre conoció.
Excepto por ese día…
El séptimo y ultimo de su peculiar semana…
Durante casi toda la mañana y la tarde, Bell y Lili; que ya habían intercambiado a sus atuendos originales después de ingresar con efectividad al piso deseado; prosiguieron a matar monstruos de alta estirpe y recolectar sus respectivas piedras mágicas de diferentes tamaños, como todos los días.
Hubo ocasiones en las que Bell siempre se salía del margen y mataba monstruos con tal agilidad como si estuviera danzando en el mundo onírico. Claro, siempre con las palabras que su [Supporter] le transmitía cuando este se alejaba, se notaba la cierta fatiga mental que el aventurero emanaba. Él volvía en sí y se disculpaba con su característica sonrisa y una mirada lejana.
Casi parecía como si estuviera soñando. Sus movimientos eran casi instintivos, era como sin siquiera necesitaba pensarlos, él podía manejar con total maestría sus dos armas predilectas, la [Dagger] y la [Hestia Knife], como si fueran algo común en su ser.
Parecía… como sino tuviera ni el más mínimo miedo en su ser…
Lili estaba preocupada, y no era para menos, después de todo, su infantil y empalagoso compañero estaba cada vez más perdido, y los efectos de sus palabras de intervención con cada día que pasaba, se hacían más inútiles y distantes.
Incluso hubo una ocasión, en la que tuvo que gritar para que su amado aventurero reaccionara después de enfrentarse a un [Ogre] en una larga habitación; casi parecida, irónicamente, al territorio donde la fugaz traición que le había provocado tiempo atrás había sucedido; y él no salía de su catarsis después de haberle atravesado ambos ojos con sus dos dagas y apuñalado el cerebro.
Ya estaba muerto y derrotado, no había ninguna razón para abrir su estomago como cual cerdo antes de que su cuerpo se disolviera en humo…
La [Pallum] estaba ansiosa. Su compañero y salvador estaba cambiando. Y de alguna manera, le transmitía cierto temor cada vez que veía como acababa con los monstruos con tal precisión y brutalidad, sin siquiera parpadear aun cuando la sangre volaba directamente a las cuencas de sus ojos.
Necesitaba descubrir lo que le pasaba, y rápido. Pero primero, tendría que salir del [Dungeon]. Este no era el lugar indicado para investigar sobre los hechos o interrogarlo a profundidad sobre sus acciones.
Ya que… Por alguna razón, y ella ni siquiera sabía el porque; el ambiente gradualmente le empezaba a parecer más frío y lúgubre…
—¡Lili! ¡Ven a ver esto!—
La voz llena de cierta curiosidad latente y asombro de aquel niño le llamaron su atención. Y terminando rápidamente con su trabajo de extracción de piedra al reciente [Ogre] que Bell había asesinado con un apuñalamiento en el corazón, la [Supporter] corrió con fatídica naturaleza hacia el peliblanco, que estaba al otro lado de la zona y en mitad de la niebla.
El largo territorio lleno de neblina dificultaba un poco la nitidez de su visión. Pero aun así pudo guiarse hacia la figura lejana y pequeña, donde la luz blanca resplandeciente de su armadura lo resaltaba; hacia una de las esquinas de la sala anormalmente grande.
—¿Qué pasa Bell-sa…?—
Y guardando inmediato silencio, cerrando con rapidez su boca ante lo que sus ojos le mostraban, Lili no pudo evitar sentir cierta intriga y shock.
—¿Conoces esta entrada?—
Era un hecho que Lili sabia cada bendito pasillo, sala, zona y estructura del [Dungeon] desde el 1º Piso hasta el 11º. Era una importancia de sumo valor para aquellos novatos que se aventuraban en el calabozo a recientes pasos, y para sus antiguas fechorías cuando aun no había conocido a Bell; la cual se le había instruido a si misma desde joven edad.
Se lo había memorizado una y otra vez hasta que su cerebro grabara detalladamente cada mínimo milímetro cuadrado de los mapas de todos esos pisos. Conocía a la perfección cada zona de regeneración, el tiempo de la reaparición de los monstruos y sus tipos respectivos de nacimientos, e incluso los múltiples atajos a través de los pisos.
Por lo que… La puerta de un bronce dorado, con unos grabados extraños y desconocidos, junto a figuras extrañas que iban más allá de su lenguaje nativo, y el hecho que parecía más una tapilla escurridiza de alguna clase de caja fuerte de almacenaje, perteneciente al [Guild] que otra cosa… Fue un gran impacto para ella.
… Aquella puerta no debería estar ahí… Ni siquiera existía en los registros infalibles de los aventureros más reconocidos que habían trazado los mapas hace bastante tiempo atrás. En las eras de los héroes de leyenda…
Era algo inaudito…
—N-no. Lili no reconoce para nada esta entrada, Bell-sama—
Y respondiendo a la pregunta que su único compañero y amigo negado había redactado, Lili solo se quedo en su lugar como una estatua mirando aquella puerta, mientras Bell solo devolvía su mirada hacia ella y entre la puerta con cierta confusión y curiosidad.
Lo más sensato en ese mismo momento sería regresar a las salas comunes del 1º Piso y dar por finalizado su recorrido habitual y semanal. Para luego, cuando estuvieran intercambiando las piedras en el [Guild], Bell notificara a su representante sobre dicho descubrimiento.
Era lo más lógico a hacer. No sabían que había detrás de esa puerta. Ni siquiera Lili, quien era como una guía perfecta encarnada para los novatos, conocía este pasaje.
Podría haber lo que sea. Y sea lo que fuera, de seguro era sumamente peligroso para todo aventurero que se adentrara en el [Dungeon].
Lo desconocido siempre era peligroso. Y era mejor siempre evitarlo…
Sin embargo… Bell solamente pudo posar su mirada inquisitiva sobre la puerta.
Algo le atraía hacia ella. Algo sumamente adictivo y desconocido para su mente humana, lo llamaba con cual fervor que lo único que querría, era levantar aquella puerta de acero y agarrar lo que fuera que había ahí dentro.
Su mente se vacío. Todos sus pensamientos lejanos se esfumaron. Las promesas de prudencia absoluta que le hizo a Hestia y Eina se fueron. Sus sentimientos infantiles e inalcanzables por Aiz Wallenstein se volvieron humo. Las recomendaciones de sabiduría de Lili se desvanecieron…
… La sonrisa atípica de su abuelo; aquel signo del más importante héroe que siempre lo guiaba cuando fuera necesario en los momentos más difíciles; se apagó por un segundo, mientras Bell contemplaba los grabados incomprensibles en la puerta delante de él.
Tenía que abrirla…
Podría abrirla…
… Y querría abrirla…
Así, que sin más preámbulos o distracciones, guardando ambas dagas en sus respectivas fundas, a la vez que le pedía a Lili que retrocediera; quien no pudo objeción o regaño alguno ante sus acciones impertinentes e idiotas; solo pudo ver como Bell se agachaba con fuerza en el suelo delante de aquella puerta y la levantaba con lenta velocidad mientras el polvo solido se resbalaba de entre los extremos de su oxido marco, cayendo en línea recta sobre sus hombros.
Bell recuperó su conciencia, y para cuando lo hizo, él ya se encontraba encaminándose hacia el interior del oscuro pasillo junto a Lili, cogiendo una antorcha pegada en el muro lateral y cercano, guiándose por los reflejos de los diminutos duendecillos de luz que lo guiaban por su ciego camino…
[III]
Hestia gimió una vez más cuando el reloj que colgaba sin cuidado, marcó nuevamente otra hora en punto.
—Uwa~… Ya se están tardando mucho…—
Doce horas, y Bell ni Lili habían vuelto después de haberse adentrado en el [Dungeon] y organizaran otra especie de fiesta parcial y pequeña hacia el 10º Piso.
Bell ya tenía el nivel adecuado para ese piso, y sin dudas el protegería a Lili con su vida si fuera necesario.
Él no era estupido. Inocente, pero no estupido. Él sabría cuando un oponente no era el adecuado para él y huiría junto a la [Pallum] antes que algo realmente malo sucediera. Esa era su recurrente actitud, y él ya no la veía como algo bajo o degradante después de escuchar una y otra vez sus propios consejos y los de su instructora. Él ya sabía a este punto que aquella era una estrategia totalmente valida para alguien con su nivel e incluso para otros de un nivel superior.
Correr y vivir otro día. Que a morir sin ninguna recompensa…
Un aventurero no debería ir de aventuras…
Esas eran las fases que en el cerebro de su pequeño hijo se habían arraigado después de casi morir tres veces al alrededor de ese mes.
Hestia frunció el ceño en apelación. Sabía que las expediciones eran demasiado largas entre los aventureros. Después de todo, el 30º Piso se tardaba alrededor de una semana en alcanzarse. Y si bien Bell ya se había tardado una vez una eternidad en volver, nunca lo había hecho en un periodo mayor a ocho horas.
Estaba ciertamente preocupada. Y los pensamientos más oscuros poco a poco empezaban a parecer en su conciencia, a la vez que balanceaba sus pies y cabeza en negación, haciendo que por accidente casi se cayeran los platos de cena que había traído especialmente para Bell, Lili y ella.
Lo mismo que siempre. Patatas fritas que habían quedado de sobra en su trabajo parcial, y que para agregarles un poco de sabor, agregó unas cuantas especies robadas de los clientes y la cocina, almacenándolas en un envase de conservación; también prestado sin preguntar; al querer darle a sus queridos hijos una merecida comida.
Bell se merecía algo mejor que todo lo que le sucedía después de todos los sucesos que habían pasado. Él se merecía algo mejor después de su constante cuidado y preocupación hacia una diosa inútil entre el [Heaven], y que él mismo creía que era asombrosa.
Lili, por su parte, si bien no era una santa y mayoritariamente trató de robarle a su Bell a escondidas… Ya la trataba como alguien más de su familia, a pesar de que técnicamente no lo era. Si Bell podía confiar de nuevo en ella, y ella ya se lamentaba de corazón por lo ocurrido, Hestia no tenía ninguna excusa para excluirla de su pequeño circulo social.
Al menos ella podría quedarse con un tercio de toda su comida…
Hestia no pudo emanar un suspiro sacando otra vez esos pensamientos de su cabeza.
Era el inicio. Eso se repetía constantemente. Todas las familias empezaban con algo y crecían lentamente. No tenía que esperar un salto repentino a la fama y fortuna, comodidad y lujos, en tan solo un par de años.
No después de haberse quedado casi por una década bajo el cuidado de su amiga y como un parasito vivir bajo su techo.
Hestia le debía tanto a Hephaestus y Bell, que parecía que nunca se le acabarían los problemas.
Pero aun así… había esperanza.
Esperanza que todo cambiaria con el tiempo. Que todos los problemas se resolverían si trabajan juntos y ella empezaba a actuar más como el modelo que Bell tenía sobre su divinidad, y arreglara todas las deudas aún ocultas que poseía.
Tiempo. Se necesitaba solo tiempo…
Y tenían todo el tiempo del mundo…
—Pero…— Emitiendo ese susurro con vacía expresión, Hestia solo entrecerró los ojos en desdicha —No podré hacerlo, si tú no vuelves… Bell…—
Hestia se sumió en depresión. Hundiéndose lentamente en el colchón de su cama cuando otra hora fue marcada en el reloj.
… Trece horas. Ocho de la noche. Y ellos todavía no regresaban.
Su Bell no volvía…
… ¿Y si él había sido…?
—¡Diosa!—
Y pegando un grito que se escuchó por todas las ruinas de la devastada iglesia. Hestia se levantó con rapidez deshaciéndose de todo malestar y depresión, corriendo hacia la puerta con una sonrisa de absoluta satisfacción oculta en su rostro; reemplazándola casi de inmediato por una cara de enojo y represión de furia.
—¡Bell!—
Hestia agarró con firmeza el pomo de la puerta dispuesta a abrirla, lista para enfrentar al incompetente tonto que la había estado haciendo esperar hasta que la comida se enfriara. Cuando, de repente y sin previsión alguna, un fuerte azote la consumió en total oscuridad…
—¿Eh?—
Fue la última palabra que pudo decir…
—¡Diosa!— Gritó Bell después de haber abierto con tal fuerza de acción la puerta a la entrada del sótano, su bienamada base principal; su única base en realidad; hecha en mitad de escombros, con un rostro sumamente preocupado y lleno de vísceras de monstruos.
Más bien… Todo su cuerpo emanaba un fuerte hedor a sangre muerta y algún que otro órgano disecado al alrededor de su cuello; sus ropas estaban destrozadas junto a su reciente entrecortado cabello y un ojo visco no natural; y la armadura de marfil, que alguna vez emanó una fuerte luz blanquecina, estaba quitada de todo estado de utilidad y elegancia cubierta de un rojo oscuro putrefacto…
Su cuerpo no era diferente. Punzadas, cortes y carne morada recorrían todo el contorno de sus brazos, piernas y abdomen, siendo vistos de entre los alijos de su ropa rasgada. Estaba prácticamente semidesnudo y con un cuerpo hecho papilla…
Todo al contraste de su rostro llenos de aprenhensión…
—¡Diosa, Lili quedó sumamente herida! ¡Necesito que venga rápidamente al [Healing Center] para que puedas firmar sus papeles! ¡Soma todavía podría no saber sobre su muerte falsificada así que necesito su permiso para que le permitan el ingreso y su recuperación! ¡Eina-san intentó todo lo que pudo, pero sin ningún supervisor o dios a cargo de Lili, no puede hacer nada!—
El joven de catorce años literalmente le había dado todo el monologo de la situación con tal nerviosismo y euforia escénica, sin detenerse una sola vez o haberse dado cuenta de la figura de su [Goddess] aplastada contra el muro con una consciencia apunto de elevarse al plano de los dioses…
Tuvo una buena vida...
—¿¡Diosa!? ¿¡DIOSA!? ¿¡HESTIA-SAMA!? ¡OH, POR ZEUS! ¡DIOSA! ¿¡ESTAS BIEN!? ¡NO SE MUERA! ¡DIOSA~!—
Y mientras Bell sacudía con fuerza a su querida [Goddess], que solo poseía una sonrisa boba en su rostro; una expresión según el Cranel, un poco tierna y linda; y permanecía inconciente. La gigantesca espada de plata y de unos grabados particulares, que permanecía atada en su espalda, hizo acto de presencia.
Una espada que emanaba cierta luz sideral verdosa, desde su filo…
[IV]
Un día después de eso, Lili empezó poco a poco abrir los ojos.
Con sumo cansancio y una sensatez casi destruida, Lili comenzó lentamente a intentar sentarse casi de manera instintiva, haciendo que los huesos en su interior crujieran. Después de haber pasado literalmente un par de días posada en la misma posición, esperando que sus extremidades se reajustaran en su cuerpo, era normal que pasara eso.
Ella hizo un gesto de resignación y se devolvió inmediatamente a su posición anterior, cuando ya no pudo soportar más el dolor.
Gimió cuando la suavidad de la cama hacia contraste con la dureza y asperidad de su piel vendada. Había vendajes cubriendo todo su cuerpo magullado. Su frente y nuca estaba completamente envueltas, y sus piernas hasta la punta de sus pies estaban encerradas en cinta medica. La fuerte y notable medicina que recorría todos sus órganos digestivos y las venas y arterias; que le daban ciertos sentimientos cosquillosos; mostraban que sea cual sea el tratamiento que le habían dado, mostraba su fruto.
Ella consumió el blanco techo arriba de ella con su mirada. Con los ojos vacíos de cualquier expresión, excepto por pequeños destellos de cierta melancolía; los recuerdos de su último viaje comenzaban a florecer en su mente.
No podía moverse. Así que no lo intento mientras las pisadas de seguramente el personal medico y el recuperación de la [Guild] pasaban delante de la puerta cerrada de su habitación.
Poco a poco, sus memorias pasadas la envolvieron. Memorias de un estrecho pasillo alumbrado por la luz improvisada de Bell, la sonrisa de su compañero que carecía de cierto significado ante la oscuridad que los envolvía, y las múltiples salas pequeñas y medianas que rodeaban todo el nuevo calabozo.
Aunque se parecía más un laberinto que otra cosa, ahora que lo pensaba mejor…
Recordó salas de cierta naturaleza humana y mortal. Arquitectura que claramente era de de un tiempo muy cercano al suyo y construidas por claramente pensamientos inteligentes, junto a múltiples adornos de sumo valor provenientes de las clases altas.
El olor de las velas quemándose, la cera derretida que caía sin fin como si aquella pequeña llama pudiera arder eternamente; variados pasillos internos oscuros y andrajosos que cubrían todas la conexiones de la sala principal a la cual habían accedido; escaleras de piedra y madera improvisadas que conducían a un piso más abajo pero no lo suficiente para ser consideradas un atajo entre los pisos del [Dungeon]; posos malolientes y un sinfín de túneles subterráneos llenos de ratas deformes que se comían a otros monstruos o los restos de humanos despellejados, en medio del agua putrefacta; y elevadores que parecían funcionales con alguna clase de piedras mágicas o un peculiar dispositivo que los elevaba entre pisos internos dentro del extenso laberinto.
Todo le parecía confuso desde el primer indicio.
Ese laberinto interior que parecía más un segmento totalmente separado del [Dungeon] típico de todas los días, de seguro no fue echo originalmente como parte del mismo o siquiera debería existir ahí. Era irreal que tantos factores humanos y mortales estuvieran grabados ahí. Candelabros, antorchas, velas, linternas de aceite, escaleras, trampas de flechas, elevadores… no parecía tener sentido que eso estuviera vinculado a todo lo que el calabozo poseía.
Pero como cuales polillas, ella y Bell fueron atraídos hacia todo eso…
Hacia el inminente fuego…
Con el conejo asesinando a todo monstruo que se encontrara, dando cuchillazos con sus dagas o, si el momento lo requería, lanzando bolas de fuego incandescente; y ella recolectando toda piedra mágica que estos mismos soltaban y agarrando alguna que otro pieza de valor en oro por todo el laberinto. No pensaron muy bien toda la situación.
Ella no pensó muy bien toda la situación. Ella simplemente lo siguió por puro remordimientos e intento de compensación por sus acciones pasadas. No tuvo ni siquiera el más mínimo pensamiento lógico o de retracción cuando Bell se introdujo sin reparo a la misma oscuridad, y ella lo siguió como cual sombra.
El desasosiego que sentía deberle a Bell la había llevado a esta situación. Y juraba desde su corazón jamás volver a repetirlo, para que ella y Bell ya no actuaran como unos infantes.
En especial… Después de todo lo que había presenciado…
Se encontraron con arañas de la altura de Lili, monstruos con apariencia humana o antropomórfica que parecía más muertos vivientes que otra cosa; cada uno con un arma en mano que no era obviamente una [Landform], ya que todas eran cuchillas de acero ya oxidado o lanzas de madera reforzada; lobos o perros con una bestialidad aterradora y deformada que corrían sin descanso tras ellos…
Todo era tan irreal, pero su vanidad los redujo de su comprensión cuando se toparon con irremediables tesoros de alto valor. Cofres y ataúdes de oro, y vasijas hechas puramente de arcilla y cobre. Cadáveres con todavía collares y anillos de rubís, y armas que nunca habían visto.
Un pequeño y grueso tridente de madera y acero, con solamente dos puntas alargadas que se podían usar junto a un sostén de mano que se vinculaba a ambas partes, cubierta de todo tipo de vendas; y una espada elegante de doble filo, circular y alargada, que solo los caballeros de los reinos ficticios podrían llegar a poseer. Eran solamente un par de ejemplos de los artefactos con los que se habían topado
Lili se dejo llevar por la euforia de poder pagar todas las deudas que les debía a Bell y a Hestia, con la ligera esperanza de poder por fin salirse de la [Soma Familia]…
… Y así de seguro, unirse de manera uniforme a su propia familia y tener una vida pacifica junto a su amigo…
Más todos esos asuntos parecían reducirse a un estado insignificante para lo que a Bell le sucedía… y Lili lo sabía.
Cada vez que sus ojos se topaban con algún monstruo o tesoro, con alguna área llena a este el tope de cofres desconocidos y misteriosos; parecían completamente llenos de interés y expectación por unos cuantos segundos, para al siguiente perdieran todo brillo de avaricia y se dirigieran a la siguiente zona a investigar.
Parecía buscar algo, y cada vez que se encontraban con una cosa sumamente nueva para ellos, él se decepcionaba con facilidad y seguía con su incierto destino. A veces parándose y moviendo su cabeza entre los múltiples pasillos a elegir, para luego irse por uno con una clara muestra de perspicacia.
Lili estuvo preocupada todo el tiempo. A veces le preguntaba que era lo que buscaba, y sino fuera así, como si movía con total naturaleza por toda la mazmorra sin siquiera importarle todo lo que descubrían.
Bell solo le respondía con una sonrisa grave y una disculpa intermitente. Hubo una vez en la que le respondió en susurros con un cierto indicio de descubrir aquello que lo guiaba y sobre la existencia de algunas personas, pero al final no dio resultados.
—… Ellos me guían hacia ella. No se todavía que es lo que quieren que descubra, pero no puedo dejar de pensar en ello… Lo puedo sentir, y no dejaré de buscar hasta que la encuentre… ¿Por donde? Ah… ¿Dónde están? ¿Se fueron?… ¡Ah! Ahí están… ¿Aquí es donde la encontraré?… Veamos… Nada… Igual que siempr… ¡Lili, detrás de ti!—
A pesar de eso, Bell permanecía todo el tiempo observándola a ojos fisgones y cuidándola desde la espalda. Haberla salvado de un pequeño [Ogre], de piel pálida y un enorme hueso de arma como mazo; cuando ni siquiera ella pudo haberlo detectado o previsto, era prueba de ello…
Horas y horas de recorridos y caminatas sin fin por todo el laberinto, fueron agobiantes para ella, literalmente estaba sucia y llena de pequeñas heridas, por alguna que otra trampa con la que se había topado por accidente, luego de lo que suponía doce horas de búsquedas.
Que una flecha casi le atravesara por haber pisado una pequeña trampilla de piedra, camuflada entre las demás baldosas de piedra en la oscuridad, y que la lanzadera fuera una estatuilla de arcilla ubicada al otro extremo del pasillo; te enseñaba las maneras muy creativas de que la gente tenía para hacer trampas.
Pero para su compañero; que solo mostraba una firmeza irreal; parecía que todo el tiempo en el que estuvieron ahí, fuera técnicamente nada para él.
Estaba cubierto de heridas y apuñaladas por haberse enfrentado a un grupo completo de aquellos escuálidos cadáveres, bañado de porquería de rata y cerdo al haber entrado como si nada en las extensas coladeras subterráneas, repleto de sangre por cada [Ogre] que había asesinado…
Bell no transmitía ninguna clase de sentimiento o sensación de su original… Parecía sinceramente otra persona…
No fue hasta que se toparon con harapiento hombre vendado, con largos cabellos negros que parecían fluir en el aire y una boca y dientes afilados como cual sanguijuela; con dos hoces de corto alcance y filo metálico deslumbrante, junta una voz gritona de pesadilla; que Lili pudo por fin abrir los ojos en temor.
Algo le traía mala espina. Algo no le gustaba. Más en específico, cuando Bell revelo una sonrisa llena de satisfacción observando el ataúd de oro detrás del monstruo sangriento, y luego entrecerrara sus cejas lanzándose de inmediato contra el monstruo.
Se lo que sea que estaba buscando, lo había encontrado…
Y sin importarle lo que fuera que estuviera en su camino, él lo destrozaría sin dudarlo para finalmente reclamarlo.
Lili sintió miedo al ver la brutal pelea entre ambos seres. Monstruo contra [Adventurer], la típica historia. Pero viendo los ojos enloquecidos de Bell, y como oscilaba sus daga más como un lobo feroz de negro pelaje contra la criatura deforme, no pudo evitar corregir su antigua expresión…
Monstruo contra [Beast]…
No fue hasta que en mitad de sus gritos de lucidez, que el monstruo se abalanzara contra ella a una velocidad de locura, acuchillándola de tajo con una de sus hoces, con tal fuerza que la arrojo hasta el otro lado de las escaleras circundantes, y cayera contra el suelo de roca; que por fin Bell demostró algo de humanidad…
—¡Lili!—
Su estomago se abrió sin piedad relevando un montón de sangre que se escurría entre sus brazos arraigados, y cuando Bell por fin pudo acabar con la bestia al haberse distraído lo suficiente con Lili; cortándole ambos tendones del cuello desde atrás para acto seguido decapitarlo de un solo tajo; saliendo por completo de su estado catatónico, solo pudo emitir una expresión de pánico cuando el suelo debajo de lili se desplomo y ella cayo en la profundidad del abismo.
Todos los fragmentos del pesado concreto y el polvo singular cayeron encima de ella. Rompiéndole varios huesos y abriendo varias fisuras en su piel.
Los monstruos la rodeaban, mostrando sus garras y dientes en medio de la oscuridad que la envolvía. Ella espero con total paciencia que Bell se lanzara de inmediato hacia ella y la salvara; haciendo todo lo posible para liberarse de su prisión de roca, intentando levantar las piedras que la aplastaban.
Pero a medida que pasaron los segundo enteros, con las bestias de andrajosos despojos y pelajes negros antropomórficos comenzando lentamente a rodearla hasta la complejidad; que ella se sumió en el terror al ver como en mitad de la luz del agujero del techo, Bell la abandonaba desde arriba del piso.
No podía creerlo…
No quería creerlo…
Sin embargo, poco a poco el miedo se acumuló en su corazón.
Ella detuvo su aliento suplicando en su garganta seca que él volviera, que regresara para salvarla como hacia siempre con aquella sonrisa de estupido.
Justo cuando una bestia se abalanzó contra ella, Lili no pudo evitar gritar.
Fue una fortuna que Bell pudiera bajar con total rapidez hacia ella partiendo verticalmente en dos al monstruo de un solo ataque, cayendo como peso pesado en el suelo con las rodillas flexionadas.
Arrodillado frente a Lili. Con la luz del techo sobre su cabello, y las bestias rodeándolos en la inmensa oscuridad, Bell reveló una expresión de ira y voluntad al pararse entre ambos actores, listo para defender a su [Supporter] a cualquier costo.
—¡AH~!—
—¡AGRH~!—
Oscilando aquella espada de luz heterogénea sobre su hombro, después de haber abandonado sus dagas en el piso superior junto al ataúd semiabierto…
[V]
Bell estaba pensativo, y si bien aquel vacío que habitó por bastante tiempo en su cerebro en los últimos días había desaparecido por completo; algo que sin duda le traía seguridad y un descanso primordial; había ciertas nuevas cuestiones que hicieron que volviera su estado de nerviosismo.
Y todos esos factores se concentraban en un único punto…
En la persona que se encontraba en el interior de la habitación enfrente suya.
Él sabía muy bien que todo había sido culpa suya. No había desgano en negarlo.
Todas las recomendaciones que su Diosa y Eina-san le habían dejado como preparativos por si algo así pasaba, los múltiples gritos llenos de reprimendas por sus acciones pasadas y las promesas que él hizo para jamás volver a repetirlas; él literalmente las había aplastado como cual basura y se había lanzado a una aventura sin siquiera estar preparado.
Bell había estado tan sumergido en su mente y en la estúpida razón de su [Guidance]; aquellos mensajeros que tan pronto desaparecieron cuando puso sus manos encima de aquella arma; que ni siquiera había pensado muy bien en su propia seguridad o en la de Lili.
Estaba sumamente arrepentido y deprimido por todo lo que había provocado… No sabía la cantidad de disculpas que tendría que dar hasta que su alma estuviera en paz consigo mismo…
La había arruinado…
Y así, con aquellos pensamientos oscuros en su mente, Bell comenzó a intentar recordar con detalle cada acción que lo hizo aparecer ante aquella desgracia.
Su combate contra aquel enemigo no la recordaba muy bien si era sincero. Había imágenes de aquel desfigurado personaje de cabello largos pero nada más que eso. Cuando apenas lo vio, todo se puso oscuro y aquellos diminutos seres de luz hicieron acto de presencia de forma repentina en su cerebro, y lo engatusaron desde lo profundo de su propia mente.
Sintió como si cada parte de su cuerpo fuera arrastrada por el viento. Se sintió libre y echado al cielo que apenas podía describir toda la euforia que sentía en ese mismo instante.
Si, eso era… Euforia.
El miedo no existía en ninguna parte. Aquel trauma que le había dejado el [Minotaur] o el [Silverback] habían desaparecido sin dejar rastro mientras aquellos seres de luz lo guiaban en sus instintos básicos…
Parecía un Monstruo…
… Una Bestia…
Pero algo era seguro, cuando escucho ambos gritos de Lili, aquellos de ayuda personal y dolor, Bell había salido peculiarmente de su trance después de haber acabado con aquel enemigo. Él no pudo salvarla cuando la desgraciada trampa abajo de la [Pallum] se había activado, y la había arrastrado a la profundidad de un nuevo piso interno en el laberinto.
El podía haberla salvado de caer. El pudo haber evitado que pasara todo eso, si se hubiera guiado por los consejos de Eina y no de aquellos duendecillos de luz.
El pudo…
… Saltar de inmediato a su rescate, en vez observar por un milisegundo aquellos ojos llenos de desesperación y miedo que oraban por su salvación, y como se iba a registrar aquel antiguo ataúd de oro que custodiaba el monstruo.
Todo en lugar de salvarla…
El pudo haberse encargado fácilmente de aquellos monstruos que rodeaban a su amiga con su dos dagas, podría haber bajado y que ella no se sumiera nuevamente en la angustia de sus traumas.
Pudo…
Podría…
Pero no lo hizo…
Corrió sin ninguna razón hacia el ataúd, lo abrió sin pestañear, agarró aquella arma que ahora mismo se sujetaba en su espalda, y para finalmente, saltar hacia el rescate de su amiga.
No había ninguna explicación del porque de sus acciones. Y ya no podía culpar a aquellos seres de luz porque ya se habían ido hace bastante tiempo. Estuvo dos días de vela por Lili, y no habían aparecido en todo ese tiempo…
Todo fue su culpa. Lili pudo haber muerto. Solo la fortuna y suerte permitieron que le pudiera salvar en el borde de la muerte.
Él no era un aventurero digno y mucho menos un héroe, o al menos eso sentía. Por que las múltiples gratitudes a sus acciones de parte de Eina-san al haber huido de ahí cuando pudo rescatar a Lili, no le decían lo mismo.
Ella le reclamo por su imprudencia ante el descubrimiento y exploración del nuevo laberinto después de que él le hubiera contado todo el cuento. Omitiendo claro esta, la aparición de los seres diminutos de luz en sus sueños y que lo guiaron hacia esa puerta misteriosa y extraña; suponiendo que lo creían alguna clase de loco.
No quiera preocupar por nada más a sus seres queridos. Por más desgraciado que sintiera ahora por mentirles, ellos tenían sus propios problemas y él ya no podía seguir buscando su guía. Y ahora… con aquella arma de plata sujeta a su espalda, con su deseo cumplido como cual niño caprichoso cuando recibía lo que quería, juro desde lo mas profundo de su ser jamás volver a sucumbir a todo lo que pasó.
Aun así… se sentía vació cuando hizo aquella promesa…
—¿Bell?—
Y saliendo por cuarta vez del interior de su mente, la voz de cierta elfo representante suya lo trajo de nuevo a la realidad; haciendo que él moviera su cabeza hacia un lado encontrándose con la figura de Eina-san a su derecha.
Mirándolo con una mirada de intriga y compasión, a diferencia de la mirada arrepentida y baja que el peliblanco poseía, Eina decidió tomar el primer paso…
—Sabes muy bien que nadie te culpa por lo que pasó. Lili salio viva y tú también, eso debería ser lo único que debería importarte ahora—
Ella decía aquellas palabras de consuelo, pero sus regaños y reprimendas anteriores cuando apenas había vuelto y explicado la situación demostraban lo contrario.
Eina intentaba de alguna manera que él se reanimara. Que volviera a aquel Bell que siempre se disculpaba por todo, y aun así seguía adelante dispuesto a enfrentar las consecuencias… no quería a este Bell derrotado.
Sin embargo, esta situación era un claro ejemplo de sus actos inmaduros que llevaron a una de sus amigas a esa habitación de recuperación. Así que todo lo que dijera era en vano, era la excusa perfecta para que el aventurero permaneciera en ese estado.
Así que deteniéndose de decir más, Eina solo guardo silencio acomodándose de lado con Bell, fijando su mirada también en la puerta de Lili.
—¿Ya te perdonaste?—
—… No…—
—¿Y que esperas para poder hacerlo?—
Con aquel monologo silencioso entre ambos, Bell solo pudo contener un suspiro reprimido, y con una mirada nerviosa meterse dentro de la habitación con Eina detrás de él.
Lili se encontraba acostada en la espaciosa cama blanca luego de dos días de haberle administrado y recomponer sus heridas. Una herida punzante que atravesaba el páncreas y estomago, y varios huesos rotos no era cosa que algunos días se curara. En una semana volvería a caminar, pero se necesitaría al menos un mes entero para que cada parte de su cuerpo estuviera disponible de nuevo.
Bell se acerco con cautela a su cama, arrepintiéndose mentalmente de toda acción pasada que hizo hasta el momento mientras lo hacia.
La [Pallum] ya estaba despierta, y ciertamente sorprendida por la aparición de ambos personajes en su habitación. Era algo obvio que ella no se lo esperaba, así que solo pudo mirar a Bell con una mirada en blanco y silenciosa.
Ambos se miraron fijamente por unos segundos, formando un silencio incomodo.
Y acto seguido…
—¡Lo siento!—
—¡Lo siento!—
Y gritando ambas disculpas el uno para el otro, los dos compañeros abrieron desmesuradamente los ojos, mientras Bell agachaba la cabeza hacia el suelo y Lili miraba el techo en shock.
Ambos fijaron sus miradas de nuevo, y solo pudieron quedarse en silencio…
Eina solo pudo mantenerse al margen con una cierta sonrisa leve en su rostro.
—Y-yo… ¡Yo soy el que debería disculparse, te arrastre sin ninguna preparación hacia un laberinto habitado de monstruos solo pensando en sentimiento inmaduros y te puse en peligro! ¡Y cuando tenia que salvarte, solo pude concentrarme en le tesoro antes de tu propia seguridad! ¡Lo siento!—
—¿¡Q-que?! ¡Lili es lo que la sentía! Yo prometí cuidarte a Hestia-sama y permití que te adentraras en un calabozo desconocido sin siquiera una sola queja, solo por satisfacer mi propia conciencia al obedecerte y no pensé en la seguridad! ¡Yo debería disculparme! ¡Debería protegerte de todo y solamente me quede callada ante tus acciones! ¡Lo siento!—
Y volviendo a desviar sus miradas del uno del otro hacia puntos distintos, solo pudieron quedarse callados mientras múltiples rostros rojos pasaban por sus caras.
Eina solo sonrió. Era obvio que todo saldría bien entre ambos. Ninguno culpaba al otro y eso era bueno para volver a reconstruir su grupo.
Sin embargo… debería hablar mas a profundo con Bell sobre esa pesada que traía y nunca se despegaba. Era más que lógico que no se creía la excusa de que aquella espada lo atrajo sin ninguna resistencia y que solo por eso, se adentrara en un laberinto completamente irreal en el [Dungeon].
Debería darle más reprimendas para que su humor se mejorara. Y ponerle más énfasis en la investigación de aquella espada y el nuevo laberinto.
Que siendo este ultimo, su primer objetivo a cumplir… Ya enviaría a alguien ahí luego de notificárselo en secreto al [Guild].
Definitivamente los aventureros no deberían enterarse de la existencia de aquel laberinto misterioso. Ni de todos los tesoros o tecnología que Bell y Lili se habían encontrado. Necesitaría a un grupo lo suficientemente pequeño para que fuera y lo investigara al completo.
… Ahora que lo recordaba… Hace no mucho tiempo había oído algo sobre una expedición que ocurriría cerca de la semana siguiente, cuando estaba investigando personalmente a la [Soma Familia] y su peculiar vino…
Tal vez… debería pedirle a Loki ayuda con esto…
[VI]
Más tarde ese día, a eso de la medianoche mientras todo santo continuaba durmiendo y solo los más solitarios e introvertidos aventureros permanecían despiertos; Bell se encaminó con pasos lentos y entrecortados hacia la [Babel Tower] recordando con vehemencia los recientes sucesos que habían transcurrido hasta ahora.
Por ahora, Lili estaba fuera de peligro. Ella se recuperaría con el tiempo, y estaría de vuelta en un tiempo relativamente largo, pero necesario. Ahora con ambas disculpas hechas; siendo que ambos por fin pudieron quedarse de acuerdo luego de echarse a si mismos la responsabilidad por dividido, después de unas cuantas horas de discusión desenfrenada; él estaba peculiarmente aliviado.
Un enorme peso muerto en su espalda había sido quitado. Y si bien aún creía principalmente que todo fue su culpa por lo sucedido, estaba feliz porque las cosas no hubieran escalado a mayores consecuencias…
Después de todo… Lili era su mejor amiga y compañera actualmente, y no hubiera podido soportar perderla.
Dejando de lado eso, seguidamente de que confirmara el estado de completa salud de su pequeña [Supporter] y ya resolviera las cosas con Eina; agregando un millar de lamentos y perdones por su imprudencia; con respecto a la ubicación de aquel extraño laberinto, Bell pudo por fin arreglar varias de sus cuestiones.
Eina, junto a toda la [Guild] en si, habían puesto ciertamente sus caras de duda ante la información dicha de ese laberinto desconocido. Era técnicamente impensable que algo así existiera en los [Pisos Superiores], con prácticamente décadas y décadas de investigaciones y trazado de mapas, de parte de los aventureros mas formidable en la antigüedad, atrás de ellos…
Aun así, con ayuda de Lili y Eina logró reportar todo lo sucedido; al menos lo que recordaba y ocultando sus propias alucinaciones y pensamientos nublosos en su cabeza; y provocar que un grupo experimentado se dirigiera hacia los laberintos listos para confirmar los hechos.
Bell estaba totalmente agradecido por aquellos actos, algo de aquel laberinto le tría mala espina después de haber agarrado el objeto responsable de su curiosidad.
Y hablando de eso…
Si bien habían pasado dos días desde que Lili fue hospitalizada y recientemente había despertado. Bell había logrado evadir con cautela todas las preguntas que Eina y su [Goddess] con respecto a dicha arma. Él nunca se desprendió de ella desde que la saco de ese sarcófago después de todo, así que sería obvio que atrajera la mirada de varias personas a sus alrededores.
Alguna fuerza o sensación no le permitía desprenderse de ella, le daba un enorme deseo de jamás soltarla o dejar que alguien más la blandiera. Pero aquellos factores no eran absolutos en su cuerpo, no eran como la adicción o los efectos de una droga; fue más por un capricho suyo que tuvo que mentirles sobre la naturaleza insólita que le transmitía.
Ahora sabía como se sentían los de la [Soma Familia] con respecto al [Divine Wine]…
Literalmente la tuvo dos días y una noche completa clavada en su espalda, estando en constante vela esperando en los pasillos del [Healing Center] el despertar de Lili. Gracias a esa actitud de completa preocupación por el bienestar de su amiga, y su acto sin cuidado de permanecer todo ese tiempo despierto; que pudo desviar la atención necesaria de su nueva arma.
No fue hasta que se aseguro que estuviera completamente a salvo, que él ya no pudo evitar las cuestiones de su [Goddess] con respecto a la arma de sus sueños, cuando finalmente regresó a los aposentos de su base principal en la Iglesia.
No había duda que había algo que le atraía irremediablemente hacia el objeto en su espalda. Algo que le susurraba mentirle en toda la cara a su [Goddess] sobre la naturaleza de la espada.
A pesar de saber ya los resultados inútiles de eso…
Los duendecillos de luz habían desaparecido desde que por fin la sostuvo en sus manos, pero por alguna razón, siempre unas voces le susurraban, desde ninguna parte directamente en los oídos, cuando alguien le cuestionaba sobre aquella espada…
La figura de una extraña de tres puntas semicirculares más un pequeño flagelo en la punta del medio, se había grabado en su mente junto a aquellos susurros.
Los seres diminutos de luz habían sido reemplazados para aquella imagen y sonidos.
La imagen de una guía peculiar. Una representación astral que de alguna forma simbolizaba en conjunto, todos los caminos por los que alguna vez fue guiado…
… Era como si fuera su propia [Guidance]…
No pudo decirle nada de eso a su [Goddess], y si bien oculto los hechos de sus constantes sueños y la existencia de esos duendecillos juguetones, no pudo mentirle sobre la naturaleza del provenir de aquella espada y que de alguna manera; ella le había guiado por todos los pisos internos del laberinto, induciéndole a destruir a todos los monstruos con los que se topara. Provocando de más que no pudiera recordar nada más que la oscuridad.
Si… Culpo de todo a la espada. Pero tras eso, pudo ocultar los hechos sobre su estado anterior.
Se arrepentía en todo segundo por haber hecho aquellas egoístas acciones, pero prediciendo que su [Goddess] le iba arrebatar y resguardar su [Silverlight Sword] ante tales hechos, solo pudo decir la mitad de las verdades.
Sus ojos podían ver a través de sus mentiras e intenciones, pero no funcionaban si él mismo creía aquellas mentiras o no le decía toda la historia.
Y tenía razón… Ya que con solo esa información, Hestia-sama le quiso arrebatar su espada de la cual nunca se había despegado.
… Su amada Luz de Plata…
—¿Me la puedes entregar, Bell?—
Preguntó con tal tono lleno de curiosidad y algo de firmeza haciendo que Bell solo pudiera dar un paso instintivo hacia atrás y formara una sonrisa nerviosa en su rostro.
No querría…
… Pero si debía…
—S-si—
Y con tal vacilación, Bell levanto la espada larga y plateada de su sostén improvidazo, hecho con un par de vendas sucias y cuerdas viejas del laberinto, ajustando sobre su espalda; inclinando el largo mango hacia su [Goddess].
Hestia con una mirada inquisitiva se dispuso a investigar el origen de aquella espada y el porque su amada hijo le interesaba tanto, inclinó su mano hacia el mango, agarrándola desde la punta y su pomo particular, arriba de la mano de Bell.
Tiró de ella a favor de verla mejor, pero esta se quedo estancada en su lugar…
… Hestia dirigió su mirada de sorpresa hacia la mano de Bell y vio como esta agarraba con total fuerza y firmeza su parte del mango, haciendo que sus dedos se hincharan de rojo por la presión que hacia en ella.
—¿Puedes soltarla Bell?—
Ella se lo dijo con firmeza y algo de frustración en su tono. Bell no pudo evitar soltar una pequeña risa llena de inquietud.
—C-claro, Diosa—
Y haciendo el esfuerzo de quitar su mano de la empuñadura de la espada, sosteniendo su propia mano rebelde en intento de quitarla junto a la ayuda de agarre de parte de Hestia, ambos familiares empezaron a empujarla hacia la posición de la última, haciendo que tanto el uno y el otro apretaran los dientes en el intento.
Sin embargo, aquella mano izquierda del peliblanco se rehusaba a soltarla. Se negaba a aflojarla por lo mínimo un solo centímetro. Era como si de repente hubiera ganado tal fuerza y voluntad propia para oponerse a dos fuerzas de su misma estirpe.
No fue hasta que los dedos de su [Goddess] se resbalaron del mango de la espada; y que gracias a la contraposición de Bell, provocó que Hestia saliera disparada hacia su lado, cayendo sobre su trasero con fuerza; que Bell no pudo evitar emular un grito asustado.
—¡¿Diosa?! ¡Lo siento mucho! ¿¡Estas bien?!—
—S-si, estoy bien. No fue demasiado—
Ayudando que ella se levantara con dignidad, Bell solo pudo agacharse en agobio transmitiendo todo su malestar sobre aquella situación
Hestia solo pudo suspirar, llevándose una mano a la frente.
—Esto será un problema… ¿Al menos puedes inclinarla más hacia mi delante? Así por lo menos podré observarla mejor…—
Y cumpliendo con el mandato de su Diosa, Bell se puso de lado a lado junto a Hestia, inclinando su espada fuertemente arraigada a su mano frente a su Diosa. Quedando la angosta y larga hoja de plata de manera horizontal frente a sus azules ojos.
Hestia empezó a analizarla tocándola con sus finos dedos, intentando descifrar el complicado y desconocido idioma; grabado en lo que parecían un par de runas; el cual estaba en el filo de aquella.
Pasaron un par de minutos hasta que por fin emitir su veredicto…
—… Esta espada no tiene nada de diferente a las otras. Sin embargo… Siento un leve pulso de magia antigua en su ser. Posiblemente sea una espada mágica… De seguro una de las primeras en ser creadas… Su magia interna parece inestable y es demasiada espesa para poder ser blandida con total libertad—
Y murmurando aquellas palabras más para ella que para Bell, el [Adventurer] solo pudo guardar la espada en su funda de provisión, agradeciendo de todo corazón que Hestia no se hubiera dado cuenta de su pequeño acto. Y culpara de todo a la misma espada.
Técnicamente no le había mentido…
… Él no podía soltarla… Porque no quería…
—Si algo no te permite alejarte de ella, alguien debería de haberle puesto un factor de atracción y te obligara a nunca soltarla de tu alcance… ¿Pero quien?... Solo conozco unos cuantos dioses con esa esencia peculiar…—
Hestia seguía murmurando para si misma, a la vez que con un pequeño brillo en sus ojos, analizaba de reojo la espada desde el hombro de Bell.
Había algo más que aquella sensación de divinidad le transmitía. Un sentimiento tan antiguo que nunca había sentido desde tanto tiempo. Un pesar que le transmitía intriga, curiosidad y miedo…
Un sentimiento que no había sentido desde…
… Desde que estuvo en el cielo…
Algo había en aquella [Magic Sword], algo que ciertamente le atraía omnipotencia y preocupación…
… No podía contarle a Bell sobre la existencia de aquellos pilares de luz que levemente se emitían de su hoja. Si había algo o alguien que lo había atraído hacia ella en primer lugar, lo hubiera arrojado sin vacilar a un laberinto desconocido y lleno de monstruos sanguinarios, y obligado a encontrarla y nunca soltarla…
Debía de encontrarlo primero y asegurarse de que revierta todo lo que hizo y hacerle pagar por correspondencia.
Nadie se metía con su familia, en especial con su Bell…
… Ni siquiera un dios de la luna…
Además… Sentía que mientras mas tiempo estuviera Bell atado a ella, más se perdería en su mente.
La prueba de ello, eran los huecos arguméntales en su historia en el calabozo. Huecos de los que él mismo, no lograba recordar con claridad. Aquella sensación que lo había atraído en primer lugar y lo había guiado por todo aquel espantoso lugar, a costa de su propia vida y la de la [Pallum].
Debía detener lo que estaba apunto de pasar antes de que pasara. O seria demasiado tarde.
Eso sentía…
Pronto ya encontraría la solución. Y ya conocía a alguien con la cual podía discutir sobre esto…
Después de todo era su especialidad…
E ignorando la mirada fija e interrogante de Bell que le caía encima, Hestia solo agito la cabeza y se aplaudió las mejillas, sobresaltando un poco al [Adventurer] novato.
—Muy bien, dejando eso de lado. Te recomiendo nunca alejarte de aquella espada, pero en lo posible, no la utilices en tus próximas expediciones al [Dungeon]. Voy a conectarme con mi amiga y prepare tu primer encuentro con ella para que empiece a una búsqueda hacia tu problema—
Le había vuelto a ocultar información de suma importancia a su hijo…
Hestia no estaba para nada contenta con hacerlo. Pero era lo mejor. No quería que su hijo se preocupara de más con todo lo que le había sucedido. Y según su actitud y personalidad sumamente abierta e inocente… era mejor darle un poco de espacio para que descasara después de los últimos dos días…
Eso y que además…
Más se lo ocultaba por que no querría atrajera la atención innecesaria de otros dioses. Podría el asunto del [Labyrinth] desconocido en manos de Eina, quien solo había sido informada de dicho asunto según Bell; y todo lo relacionado con aquella espada y su misterioso origen, para ellos dos.
Los infantiles dioses llenos de curiosidad y diversión no se acercarían para nada a su querido hijo…
… No lo permitiría…
—C-claro, Diosa—
Respondió Bell ante los mandatos de su [Goddess], soltando un suspiro de alivio en su interior ya que desde ahora; al menos temporalmente; ya no tendría que preocuparse por que le quitaran su espada…
… Su amada Luz de Plata…
—¡Muy bien!— Siguió Hestia formando una sonrisa en su rostro, lista para hacer un par de llamadas mañana por la mañana —¡Desvístete!—
—¿Eh?—
El peliblanco no pudo evitar soltar un sonido de incomprensión.
—Es hora de actualizar tu Estado. Hace tiempo que no lo hacemos, ¿verdad? Después de todo, dos días es mucho tiempo…—
Al menos eso lo apartaría de todos esos asuntos. Necesitaban un poco de relajación, en especial Bell. Él literalmente no había dormido nada en dos días enteros al esperar el despertar de su amiga. Así que al menos podría esconderle esto y después ya podría en dormir en paz.
Al menos por hoy…
… Tenía mucho trabajo mañana…
Y siguiendo el típico desplazamiento y ritual entre ambos, Bell se quitó la chaqueta de cuero que tría junto a su camisa negra, dejándose de arriba completamente desnudo. Para luego acostarse boca a bajo sobre la cama de su [Goddess].
El particular olor a fuego de hogar que residía en la almohada de su querida [Goddess], atravesó sin vacilación en sus fosas nasales con un simple respiro, dándole un sentimiento de comodidad…
… Espera… ¿Cómo que olor a fuego de hogar?…
—Esto tardara un poco más, ¿de acuerdo? Así que ponte cómodo, no hay necesidad que te preocupes por el tiempo, ¿okay?—
—… S-si… Esta bien…—
Y respondiendo con un pequeño intervalo al principio, Bell solamente comenzó a terminar de posicionarse tumbándose; para lo que él era; un poco más grosero en la cama de Hestia.
… Claro… que con la espada puesta abajo de él; que gracias su peso y agarre desde su estomago frontal, Hestia no sería capaz agarrarla del mango que se alojaba en la boca de Bell o siquiera levantarla…
Hestia no pudo evitar emitir un suspiro contenido a través de su nariz. Necesitaba saber de alguna forma todo este asunto y rápido…
Colocándose como siempre lo hacia arriba de Bell, Hestia saco su tan confiable aguja hundiéndola rápida y superficialmente en la punta de su dedo anular derecho.
Como ya estaba acostumbrada, no dejo escapar ni un solo aticismo de dolor cuando dejo que un gota de sangre cayera sobre la espalda al descubierto de su hijo, justo en encima de su [Falna].
El proceso continúo sin más demora y si bien Bell comenzó a respirar de forma más rápida, Hestia no le dio mayor importancia cuando la actualización comenzó a ponerse en marcha.
—¿Eh?—
Y ampliando los ojos como cual visco, Hestia solo pudo poner una exagerada expresión en su rostro mientras miraba sin pestañear el estado actual de su querido hijo…
… No debía ser real…
Bell Cranel
[Lv. 1:]
Fuerza: B 734 — SS 1050
Resistencia: F 355 — S 990
Destreza: B 719 — SS 1001
Agilidad: A 817 — SS 1049
Magia: G 202 — S 912
[Magic:]
[Firebolt]
* Magia de lanzamiento rápido.
[Skill:]
[Blood Echoes]
*Acelera el crecimiento.
*Los efectos duran tanto como sangre manche las manos.
*Los efectos están determinado por la fuerza de las bestias cazadas.
[Insight]
*Permite poseer más ojos.
*Los efectos duran tanto como descubrimientos se graben en el cerebro.
*Los efectos están determinados por la cantidad de ojos actuales.
Lejos de sorprenderse por el aumento masivo de sus habilidades, los [EXP] casi irreales e imaginarios que su hijo había conseguido en esa sola noche, el incremento sustancial de su fuerza, resistencia y magia; algo en lo que Bell no estaba especializado…
Lo que mas le atraía a Hestia eran dos hechos en común…
[Liaris Freese], aquella habilidad inherente que su Bell había adquirido luego de haber sido salvado por aquella Wallen-lo-que-sea, había desaparecido por completo…
Lejos de sentir algún alivio; bueno… al menos solo un poco; Hestia solo pudo tragar en seco ante lo completamente improbable e imposible de los hechos. Viendo de seguido las dos nuevas habilidades que habían reemplazado el amor encarnado que el peliblanco había sentido por aquella rubia.
[Blood Echoes]. Sangre básicamente. Tenía los mismos efectos que [Liaris Freese], solo que en vez de basarse en el amor de alguien, se basaban técnicamente en el asesinato de monstruos.
Bestias... Monstruos… Mientras más asesinara Bell, más rápido aumentarían sus estadísticas de nivel.
… También el poder de dichos monstruos contaba si leía bien…
E [Insight]… paródicamente, a pesar de tener un parecido notable con [Blood Echoes], junto con todo su método de crecimiento en sus descripciones, le traía cierta dolencia e incomprensión…
¿A que se refería por "ojos"? ¿Y como que su crecimiento se basara ya en la cantidad de ojos que Bell poseía?
Viendo los efectos que [Blood Echoes] le había dado a Bell; 2215 [EXP] no eran para nada un chiste; no entendía muy bien cual era el propósito de [Insight] o como actualmente estaba nivelado.
Tal vez debería preguntarle mas tarde a Bell. Si es que notaba algo extraño…
Y conteniendo todas sus ganas de querer gritar de alegría; por la desaparición de [Liaris Freese]; y contener un sonido lastimoso ante la aparición de un nuevo problema de investigación; la espada, [Blood Echoes] e [Insight]; Hestia se levantó de la espalda de Bell y comenzó a transcribir todas habilidades en un papel en blanco ya habiendo cerrado su [Falna].
Bell solo se levanto en rodillas acomodándose su camisa, ante la espera demasiado larga de su actualización de estado. No podía comprender muy bien la tardanza de su [Goddess] pero viendo que últimamente estaba cada vez más así, lo dejo pasar.
Colocándose al lado de ella, pronto Hestia le paso la hoja. Aun sosteniendo la espada entre sus piernas con un firme agarre, Bell solo imito la reacción de Hestia ante sus nuevas estadísticas.
—P-pero… que…—
Por buenas razones Hestia le oculto [Blood Echoes] e [Insight], sus dos nuevas habilidades. Que teniendo una excusa mas factible que la de [Liaris Freese], porque no quería que Bell se estresara más de lo que ya podía; recuerden, no había dormido en dos días; y que ella misma quería investigar a mas afondo sobre ellas, no le diría nada de nada por el momento…
—D-diosa…—
Y sacándola de sus planes a futuro, Bell le dio un amalgama de voz temblorosa y llena de incomprensión mental.
Hestia solo sonrio al aire.
—¿Si Bell?—
Pregunto lista para recibir las mil y un preguntas que, de seguro, su hijo le estaba apunto de dar, con respecto al catastrófico aumento de sus estadísticas. Ya se había ideado una excusa con tal de ocultar sus nuevas habilidades inherentes…
Excepto… que ciertos pensamientos completamente distintos a los que ella pensaba pasaban actualmente por la cabeza del peliblanco…
—… ¿Esto era real?—
—Se perfectamente que puedo leer y escribir tu mismo idioma, Bell—
—… Lo siento…—
Y devolviendo su vista frente a la hoja en sus manos, Bell no pudo evitar sacar una sonrisa en su rostro, y una actitud nerviosa de otro lado.
Uno, por la alegría de por fin alcanzado el tope máximo de su propio nivel…
Y la nerviosidad, debido al medio innato ante la respuesta desconocida del porque esto, estaba enfrente de sus ojos…
Y a esto ultimo… No se refería a lo de sus niveles…
Lo de los niveles lo podía explicar debido a que había asesinado a casi todo santo el [Labyrinth], sus pequeños momentos de lucidez en aquella zona, le demostraron largos trazos de sus peleas con aquellos monstruos; y si bien no recordaba cuantos habían caído bajo sus manos, ya se hacia una idea recordando los numerosos huecos blancos en su memoria.
Lo otro… Lo que tenía enfrente… Simplemente no tenía explicación lógica posible…
… Pero de alguna manera… creía que aquellos mensajeros y la atracción de la aspada, tenía algo que ver con todo esto…
Sino… ¿Por qué podía leer las palabras escritas en [Sacred Text] en el titulo de la hoja?
Su diosa tenía un cierto tic al momento de pasar siempre su [Falna] al lenguaje mortal. Siempre ponía el titulo en su propia escritura nativa por alguna razón que Bell desconocía.
Que pudiera leer de forma casi tangible las palabras "Estadísticas de mi Bell-kun" en el marco de la hoja; aunque dudaba un poco de traducir aquellas ultimas palabras perfectamente; lo golpeo tan duro que apenas podía respirar.
¿Cómo era posible?...
¿Cómo pudo leer esas pocas palabras, pero que representaban la clara diferencia entre los dioses y los mortales?
Era imposible…
Él nunca había aprendido a leer el [Sacred Text] al igual que Eina… Ni siquiera había tocado un solo libro sobre el tema… Y ahí estaba… Leyendo como si fuera nada, las palabras de su [Goddess]… Como si sus ojos hubieran evolucionado a mas allá de sus limites humanos…
¿O era que había obtenido nuevos ojos?
—[Goddess]… Tengo algo que…—
Estaba apunto de decirle todo. De soltar toda la sopa al descubrir de que quizás aquellos sueños y pesadillas oscuras con los duendecillos de luz, tuvieran algo que ver con todo lo que estaba pasando.
Aunque a este punto… ¿Por qué seguía negándolo?
Era obvio que aquellos duendecillos lo manipularon para obtener completa libertad de sus miembros y borrar todo miedo de su corazón para liquidar a aquellos monstruos sin descanso alguno.
Era obvio que aquella espada de laguna manera había logrado darle la suficiente lucidez para poder entender el idioma de los dioses de par en par.
Era obvio que si seguía ocultando todas estas cosas… Que su apego completamente anormal, siendo no absoluto, hacia la espada era falso. Que su historia a Eina-san sobre que la espada lo estaba manipulando y no fuera el quien con solo su embriagues ante su curiosidad, lo había llevado a hacer todas esas cosas, era falso. Que aquellos duendecillos que asolaron su cabeza y aquella [Caryll Rune] de [Guidance]; ni siquiera sabia como sabia lo que era; en su cerebro tenían algo que ver con todo esto…
Entonces… ¡¿Porque seguía ocultándole cosas?! ¡¿Porque se había detenido a mitad de confesarlo?!
… Fácil…
—¿Que pasa Bell?—
—Diosa… Tiene una macha en la mejilla…—
… Porque su [Goddess] tenia una mancha en al mejilla. Pero no era cualquier mancha. No era normal o siquiera física, y eso Bell podía intuirlo.
Pero no quería creerlo. No quería creer que aquella mancha en la cara de su diosa él solo la podía verla… Que aquella mancha, que misteriosamente se parecía a las numerosas marcas de nacimiento de los burros de su abuelo, era real…
Para confirmar sus temores. Bell extendió su mano hacia la cara confundida de su querida [Goddess].
Que tocando el lugar exacto donde aquella mancha residía; tratando de limpiarla con su pulgar e índice; justo abajo del ojo izquierdo de Hestia, con un claro color azabache… Bell solo pudo poner una cara de amago cuando pudo tocar perfectamente la piel carnosa de su [Goddess] traspasando sin problemas aquella mancha, como si fuera una simple alucinación…
… Incluso se disolvió como una…
Bell se quedó un rato estático. Tratando de comprender lo que acaba de pasar mientras retiraba su mano de la cara de Hestia, que solo le daba una ceja elevada
—Bell… Tú…—
De repente pasó.
Fue solo un milisegundo, un mísero segundo en la que la cara del peliblanco se transformo de una de consternación a una de terror absoluto; ante la parpadeante imagen que había aparecido frente a sus ojos.
Él no pudo contener su grito…
—¡AH~!—
La imagen de un burro sangriento lleno de dientes deformes y salidos de su amplio y partido hocico, piel mordida y putrefacta excepto por aquel lugar donde Bell había tocado. Orejas puntiagudas y carnosas con un rojo palpitante.
Esa imagen de una completa monstruosidad… Aquella figura de un monstruo que solo podría verse en las pesadillas de un enfermo… Llego a sus ojos por al menos un segundo, remplazando tal vez para siempre la imagen de su [Goddess] que tenía arraigada en su memorias.
No podía olvidarla…
No podía eliminarla…
No importara cuantas veces parpadeara o se frotara los ojos con sus nudillos, o los continuos golpes que se daba contra el suelo duro y rocoso directo en su frente.
No podía… No podía borrar a aquel engendro de su cerebro…
—¡AH~!—
—¡Bell! ¿¡Qué pasa?! ¡Deja de golpearte!—
Bell ignoró las suplicas de su [Goddess] mientras se seguía golpeando la cabeza contra el suelo para quitarse aquella imagen, aquella imagen que se quedo grabada en su mente.
Los gritos de Hestia parecían cada vez lejanos… La hoja de su estado actual cayó sin más remedio a un lado de su cráneo ya desangrado como si aquella noticia hubiera quedado en el olvido… Bell siguió golpeándose sin cesar sintiendo como uno de sus brazos era estirado desde atrás por Hestia; en un intento fútil de detenerlo; y como en el otro, la larga espada plateada se encontraba aún firmemente agarrada en sus dedos, echada ya sobre el suelo…
Todo empezaba a oscurecerse…
… Su mente comenzaba a nublarse, y solo la [Guidance] podía guiarlo en mitad de la nada misma…
… Su agarre se afirmó sobre su espada, sus dedos se relajaron y su muñeca empezó a centrarse en el mango plateado…
Su mano tomó una débil postura defensiva, lista para decapitar al monstruo que le estaba royendo el otro brazo. Sus ojos rojos se centraron en los gruesos y amarillentos dientes de la bestia tras su hombro…
Se preparo… Levanto su confiable Luz de Plata unos cuantos milímetros del suelo, lista para oscilarse en un solo ataque diagonal para decapitarla…
Al monstruo… A Hestia… A su bienamada [Goddess]…
Se detuvo. Todos sus movimientos se congelaron…
Vacilación. Un momento de vacilación y de ansiedad oportunidad vino a todo su sistema nervioso…
Bell soltó el agarre de su espada mientras colocaba el mango delante de su [Goddess]… Después de dos días de nunca separarse de ella… El peliblanco simplemente permitió que Hestia la agarrara rápidamente.
El [Adventurer] se obligo a tranquilizarse. Apretó los dientes con fuerza para reprimir esas imágenes.
Levanto la vista lentamente y miro directamente a la cara de su Hestia.
Preocupada y lleno de aprenhensión .Esa fue la imagen que asoló a Bell.
Parecía normal… Parecía ordinaria…
Excepto por aquella perversa mancha…
Y sin más dicha, se arrojó a los brazos de su querida [Goddess] comenzando a sollozar con fuerza, y a gritar con tristeza desenfrenada ante la tan espantosa imagen que ahora sus ojos podían ver…
Bell pronto comenzó a hiperventilarse en mitad de su caminata a la [Babel Tower], apoyándose contra un farol de esquina en las calles de [Orario] a la vez que se apretaba con fuerza la cabeza por ambos costados. Se obligó a sostener vigorosamente la cabeza tratando de apagar ese recuerdo
¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué de repente tenia más desconfianza congénita hacia su [Goddess], y ahora se sentía mas liberado al haber visto esa imagen mórbida?
¿¡Por qué la había desobedecido cuando le dijo que descansara luego de consolarlo y que hasta mientras, ella guardaría su espada hasta la mañana siguiente!?
¿¡POR QUÉ ESCAPÓ EN MITAD DE LA NOCHE AL NO SENTIRSE INESPERADAMENTE SEGURO EN SU BASE PRINCIPAL Y SE LLEVÓ LA ESPADA DE ENTRE MIEDO DE LOS PECHOS DE SU [GODDESS]!? ¿¡SIN NINGÚN ATISBO DE VERGÜENZA POR AQUELLA MONSTRUOSIDAD!?
¿¡PORQUE AHORA LA LLAMABA MONSTRUOSIDAD!?
¿¡QUE LE ESTABA PASANDO POR LOS DIOSES!?
—Sigh… Sigh… Sigh…—
Varios respiros del aire fresco de la noche entraron por sus fosas nasales. Bell se obligó a calmarse luego de casi haberse roto el brazo en frustración, debido al fuerte golpe que se dio contra el enorme farol en el que se inclinaba.
Doblando sin querer dicho farol, dejando una gran abolladura de doblez en su parte postal…
Bell repentinamente dejo escapar un grito malogrado en mitad la noche, uno en el cual se detonaba toda la ira reprimida que nunca supo que tenia
Después de un par de minutos por fin se clamo lo suficiente para volver a su camino. Haciendo tintinear ambas dagas que colgaban de su cintura con notoria despreocupación ante sus alrededores; y su larga espada que colgaba de manera perfecta y vertical sobre su recta espalda, haciéndose notar la gran diferencia que había entre su longitud y la estatura del propio [Adventurer], ya que todo el mango en sí se sobresalía detrás de su cabeza junto a un porción de la hoja.
Bell ya tenía sus planes para toda la noche y el día siguiente…
Iría al [Dungeon]… Mataría un par de monstruos para así nivelar un poco sus estadísticas… Después regresaría a casa a echarse una buena y merecida siesta, aunque no tenia ni el más mínimo sueño, junto a su amada [Goddess]; que claramente no era un monstruo disfrazado y nunca lo fue… Iría a visitar a primera hora de la mañana a Lili y le daría sus saludos…
¡Y por le declararía sus sentimientos a Aiz Wallen-lo-que-sea, de una vez por todas!...
… ¿Porque ahora ese ultimo pensamiento le parecía mas vació que nunca?
Y sin complicarse más la vida, ignorando aquellos cuchicheos de los demás aventureros que recién salían del [Dungeon], que criticaban la enorme inconsistencia e incongruencia de su falta de armadura y elección de armas; dos livianas y una pesada; más su gran calma y desinterés al exhibir como si nada todo si equipo…
… Y aquel cosquilleo que su cerebro sentía por todo su grosor. Un cosquilleo de ser observado que en los ultimos meses había sentido con más regularidad pero ahora lo podía sentir casi perfectamente…
Bell solamente se adentro en la planta baja de la [Babel Tower], sin dar marcha atrás.
Bajo la luz de la luna en lo alto y la mirada de una figura que desde una altura significante, lo miraba con completa atención, curiosidad… y lujuria contenida…
[VII]
Kanu solo pudo estar aturdido ante la escena frente a sus ojos.
Si bien era algo común que los [Adventurers] más solitarios entraran a estas horas de la noche; para así poder cazar más a gusto, siendo que las recompensas serían de mayor grado por el solo hecho de estar en el [Dungeon] mayoritariamente abandonado, algo que sin dudas le convenían a él y a su grupo para sus propios fines; dejando toda clase de desastres a su paso, debido al alto número de monstruos que se generaban al ya no tener la intromisión humana diurna…
… La escena frente a sus ojos era, aun así, extraña y terrorífica…
Todos y cada uno de los [Pisos Superiores], sin exceptuar cada bendito pasillo, atajo o área mediana, hasta el 10º Piso, estaban completamente cubiertos de sangre, piedras mágicas y [Botín] de todo tipo, desperdigados sin ton ni son por todos lados…
Todo aquel tesoro que aseguraba el existir y economía principal de los [Adventurer]… Aquel por el que más de uno arriesgaba si vida sin paralelo…
… Estaba tirado como cual basura por todos los suelos existentes del los primeros diez pisos…
Algunos podrían rectificar de qué se seguro se trataba de alguna clase de expedición de alta gama de [Adventurers] de mayor nivel. O que alguno que otro [Adventurer] con un nivel extraordinario había venido a ejercitarse un poco y a estirar las piernas…
Pero todas esas respuestas no tenía ni pies ni cabeza.
¿Para qué dejar las piedras mágicas? Aún si fueran ricos, todo dinero sería bienvenido a cualquier familia. Igual con el [Botín], y sus altos precios en oro en el mercado.
¿Para que revisar cada maldito metro cuadrado del suelo, y cada sala conocida en todos los pisos? Se fuera una expedición, inmediatamente se irían hacia su objetivo, cruzando los caminos más cortos recomendables ante un grupo grande. Si fuera un solo aventurero de mayor nivel, ¿Para que conformarse con los bajos monstruos de los [Pisos Superiores] si pudiera ir rápidamente a los [Inferiores]?
Nada de todo esto tenía sentido. Era como si el responsable de esto solo lo hubiera hecho por puro capricho, sin siquiera importarle los asuntos de la existencia del aventurero o ganar algún beneficio de todo…
… Era como si solo fuera un pasatiempo…
… Como cual monstruo…
Fuera quien fuese, era rápido. Tan rápido para desafiar las leyes del [Dungeon] y su limpieza constante, para que Kanu y su grupo tuvieran el tiempo suficiente para poder bajar y revisar cada uno de los pisos, cuando se adentraron en el [Dungeon].
Rumores reciente indicaban de que Ottar; el [Adventurer] de mayor grado y nivel, que pisaba actualmente el suelo mortal de Orario; estaba cerca del 17º Piso, y que a lo largo de un par de días se lo vio deambulando con comodidad por aquellos suelos sin reparo.
Esa era la razón por la que él y sus compañeros se habían dirigido al [Dungeon] a estas horas, unas horas a las cuales estaban acostumbrados y ya tenían cierta ventaja para ser de un grupo como el suyo. Para poder aprovecharse de aquellos rumores; si resultaban ser ciertos; y sacar algo de provecho.
Después de todo… el dinero que habían sacado de aquella [Pallum] ya se les había terminado… Así que estaban desesperados por conseguir más, y de forma rápida… El sabor del vino en sus lenguas aun no se había marchitado, y querrían mantenerlo ahí por un tiempo más…
Pero… Topándose de frente con aquellos signos de masacre en el 1º Piso; enormes charcos de sangre y grietas a forma de cortes gigantescos por todas las paredes y techo; y ver como estos se extendían mientras más profundo bajaban…
Algo ciertamente le tría mala espina a Kanu… Y podía sentirlo en el aire…
—¡Kanu! ¡Lo encontramos! ¡Al responsable de todo esto! ¡Es un pequeño aventurero!—
El [Beastman] no pudo evitar mostrar una mirada curiosa y perpleja ante lo dicho por su compañero. Y levantándose en sus piernas luego de haber revisado más a fondo los restos de lo que suponía era un [Orc]; si las abolladuras cercanas en las paredes y las marcas de fuertes pisadas, fueran un signo de ello; Kanu por fin pudo tener el libertinaje de suspirar en alivio, al mismo tiempo que revelaba una sonrisa.
Sea quien fuera, o sus razones para hacerlo, estaba llenando sus bolsillos.
Tenía ciertos temores ante la fuerte sensación de lo desconocido, ante el autor de todo esto en blanco, pero ahora que sabía que era un simple [Adventurer]; y que de seguro no era mayor a un Lv. 1, por las marcas de batallas casi igualadas contra algunos monstruos del 10º Piso; pudo por fin liberarse de sus cargas aprensivas.
Se había esperado lo peor. Que alguna clase de [Adventurer] de mayor nivel o un monstruo de un nivel no apropiado para esos pisos; había sido el responsable de estos actos…
Tenía sus sospechas de que fuera un [Adventurer], las señales de armas de doble filo lo aseguraban, pero viendo también los claros signos de un animal salvaje al ver las luchas feroces y llenas de brutalidad, que demostraban que claramente un [Monstruo]… No sabía en que inclinarse…
Sin embargo, ya una vez localizado e identificado, podían utilizarlo para seguir bajando por los pisos y recolectar cada fuente de ingreso que soltara. Si el no iba a utilizarla, era mejor que las personas que si la necesitaban la tomaran…
Ya podía saborear los residuos salivales del vino en su lengua…
Y si el aventurero los descubría, bueno… No por nada eran [Adventurers] Lv. 2.
Avanzando con pasos de trote relajados hacia la dirección en la que su compañero lo guiaba, Kanu solamente ajusto en su mano la [Magic Sword] que traía, lista para cualquier emergencia que le provocara el [Adventurer], si los descubría.
Y doblando el pasillo por el que se encontraba, Kanu amplio su sonrisa cuando vio a dicho pequeño aventurero bajo de cabellos blancos y diminutos ojos rojos; acuchillando de manera brutal a otro de sus compañeros contra el suelo…
—Oh… ¿Qué es ese olor? La dulce sangre… Me está hablando… Basta solo un poco para volver loco a un hombre…—
—… ¿Eh?—
Kanu no pudo sacar su sonrisa a tiempo, antes de que el [Adventurer] terminara de desgarrar la espalda de Aisha de un solo movimiento, retirando su larga espada plateada; que era demasiado grande para su propio cuerpo; en el proceso, y con una velocidad brutal; casi como si saltará horizontalmente hacia ellos como cual conejo; apuñalara el cofre al guía a su lado.
La sangre de su compañero le salpico directo en la cara…
Kanu solo pudo mostrar una completa expresión de terror cuando aquellos ojos rojos como la sangre, junto a un par de pupilas colapsadas por todo su iris; como si todo su ojo completo estuviera hecho puré; lo miraron a través del cuerpo moribundo de su compañero.
—¡Hi~!—
Kanu tuvo que reprimir su grito de puro terror para acto seguido; más por su instinto de supervivencia y las múltiples experiencias que había adquirido como Lv. 2; desenfundara su [Magic Sword], lanzando en menos de parpadeo un corte de fuego contra el monstruo delante de él.
Con el largo y veloz corte de fuego, que destruyo de forma lineal el suelo del corto espacio entre ellos, el pequeño [Adventurer] no pudo esquivarla a tiempo aún si volviera a hacer aquel salto instantáneo de conejo.
Sus ojos solamente pudieron temblar cuando el ataque le dio directo en el rostro.
El fuego mágico corto todo rastro de su compañero caído junto a una poderosa explosión contenida, liberando también una incesante pared de humo que consumió totalmente al [Adventurer]; que de seguro ahora tenía toda la cara amputada; y envolvió los alrededores en unas poderosas pero ciertamente diminutas, llamaradas de color rojizo.
Kanu por el contrario, por el reflejo de su acción, retrocedió unas cuantas decenas de pasos debido al impacto de la explosión a solo medio metro de él. Aunque el retroceso vino con prácticamente un arroje de todo su cuerpo, un poco chamuscado pero sin dudas al 100%, hacia atrás.
Posicionándose de inmediato en una pose de combate, oscilando la [Magic Sword] en su mano derecha y su confiable [Machete] de grueso acero en la otra; por si el [Adventurer] enloquecido había sobrevivido y volvía a parecer.
Pasaron los segundos…
El humo negro se empezó a disipar…
Los últimos rastros de ascuas de su ataque comenzaron a desaparecer…
El silencio tajante reinó…
Kanu empezó lentamente a relajarse…
Él exhalo en alivio. Una sonrisa de consuelo se formó en sus dientes mientras se secaba las gotas de sudor que se habían formado en su frente. Comenzó a enderezarse con completa normalidad antes de sentir como su [Magic Sword] se resbala entre sus dedos…
No…
Su espada no se resbala de entre sus dedos… Su brazo entero ya desprendido lo estaba haciendo…
Kanu se mantuvo impasible, mirando en completo shock su extremidad caída en el suelo y como un charco de sangre comenzaba formarse entre sus ropajes, empapando de un rojo frío tanto su camisa como su chaleco…
Él se quedo como tal estatua… Con sus ojos ampliándose junto a su mandíbula cuando su cerebro por fin pudo asimilar los hechos…
… Todo eso antes de empezar a gritar de puro terror.
—¡AH~!—
De repente… un pie choco contra su pecho arrojándolo contra el suelo mientras él seguía gritando.
El dolor en todo su hombro, y como este se transmitía a través de todo su sistema nervioso, fue tal que no sintió aquella acción. Ni siquiera se registró en su mente mientras sus gritos seguían y seguían…
Él silencio ensordecedor era su único testigo…
—¡AH~! ¡AH~!—
Un pie sumamente pesado y anormalmente fuerte, que casi le rompía todas sus costillas a la vez que hacía presión; lo obligó a acostarse boca arriba sobre el duro suelo del 10º Piso. Su fidedigno [Machete] se resbalo de entre sus dedos.
Su único brazo se hubiera dirigido a contrarrestar la perdida sangre que estaba sufriendo, si no fuera por una peculiar daga de casi el mismo tamaño que su mano, se clavara en su palma abierta…
Inmovilizando todo su brazo contra el suelo…
—¡AH~!—
Kanu dio un nuevo tipo de grito ante esa acción. Antes de finalmente mirar hacia arriba con sus ojos llorosos de dolor…
Había rumores de Ottar…
Rumores de aquel [Adventurer] estaba deambulando en los últimos días por el 17º Piso…
Desprotegido y seguramente desatento de sus alrededores…
Por eso el y su equipo habían bajado al [Dungeon] esa noche…
Para un nuevo trabajo con el objetivo de probar una vez más aquel vino de su [God]…
Nunca se esperaron encontrarse con este monstruo…
Esta…
[Beast]…
—¡AH~!—
Los ojos rojos del [Adventurer] a su delante solo le hizo gritar todavía más fuerte, para luego él bajara la punta de su larga espada ya puesta en el aire, atravesándole de lleno el cráneo.
En menos de un segundo, él se callo…
[VIII]
La mañana de un nuevo día llegaba a [Orario]… O como algunos más cultos la llamaban, [Labyrinth City Orario]… Una mañana que como otras, resplandecía y alumbraba a toda la ciudad, dándoles a todos los madrugadores una calida bienvenida a realizar sus respectivas tareas…
Había un sin fin de atracciones que hacían de esta ciudad famosa.
Ya sea por su variedad de tiendas o mercados, donde lo original y lo extravagante estaba prácticamente a la vuelta de la esquina; debido a los múltiples puestos de trabajo de parte de los dioses y sus familias… O a su abierto sistema legislativo a todas las razas del mundo; sin importar que tan sangre pura o impura, o posición social, tuvieran en sus propios reinos…
… Todos eran iguales ante los ojos de la [Guild], quien era la administradora de toda la ciudad por varias razones…
Pero sin duda lo más resaltable de la ciudad, serían el [Dungeon] que descansaba debajo de ella, y la [Babel Tower], el hogar de la mayoría de los dioses que habían descendido al [Lower World].
Estos dos factores eran el punto y aparte de toda [Orario]… Los ejes principales por las que toda la economía y política giraban en sí… Las palancas predominantes de toda la ambientación de la ciudad, que controlaban todas sus acciones lejanas y futuras…
… Las… razones de existir de prácticamente todos los aventureros…
Entonces…
Ya con toda esa información básica en su cabeza; grabada y registrada en su cráneo debido a las conferencias en las que Eina-san le había obligado a aprender durante horas y horas; y arraigada en la base persistente de todo su ser…
¿Por qué había hecho lo que había hecho?…
—Ah~…—
Bell no pudo contener al completo el enorme suspiro cansado que se albergaba en su boca.
Se sentía destrozado físicamente y tan mentalmente maltrecho; que, caminando con dirección a su base principal de su [Goddess], se mantuvo ignorando completamente las voces sobresaltadas de los comerciantes mañaneros, y las miradas curiosas de los [Adventurers] que pasaban por su lado con dirección contraria.
Sus ropas de nuevo lucían destrozadas. Todo su cuerpo se encontraba cubierto de sangre seca y reseca, mientras las armas que colgaban en sus respectivos puestos, demostraban los numerosos monstruos con los que se había topado.
Lucía ciertamente como un asesino en serie, algo que todos malinterpretarían sino fuera por su gran frecuencia de acabar así, que prácticamente todo el mundo ya conocía su existir, y no se sorprendían tan gravemente por eso.
Con pasos cojos, el peliblanco solamente se froto el puente de su nariz con sus dientes apretados, cuando ese dolor de cabeza comenzó nuevamente a aparecer…
Aquel dolor de cabeza que no dejaba de acosarlo desde que piso [Orario], y que se sentía cada vez más como los ojos de alguien clavándole la nuca…
Él la ignoro. Concentrándose en toda la situación anterior que ocurrió en el [Dungeon] y el porque de sus acciones insensatas que cuestionaban el existir de los [Adventurers].
No había excusa legible o alguna, con la cual justificara el abandono de todas aquellas piedras mágicas…
Piedras, que por derecho le pertenecían a él…
Cada una extraída del interior de todos los monstruos con los que se había topado en el [Dungeon], y había asesinado con sus propias manos…
Cualquier [Adventurer] novato literalmente mataría por obtener al menos una de ellas, y ciertamente dejarlas ahí tiradas solamente hacía más cuestionable su propio estado de [Adventurer].
Realmente… ¿Qué sucedía con él?
¿Por qué las había dejado ahí tiradas como cual basura, cuando él mismo tenía el propósito de recogerlas e intercambiarlas con la [Guild]?
¿Por qué cuando había recuperado su conciencia y el accionar de sus movimientos, no había ido a inmediatamente a agarrarlas en vez de simplemente irse de ahí con pasos alentados?
¿Por qué no había retrocedido ni vacilado en ninguno de sus pasos mientras subía por cada uno de los [Pisos Superiores] hacia la superficie, sin siquiera dignarse a darles un solo vistazo?
A todas esas cuestiones, Bell no pudo encontrarles respuestas. Simplemente se permitió volver a suspirar cuando su cerebro volvió a dolerle debido a ese sentimiento de ser observado. Él apretó los dientes sujetándose con fuerza la nuca, para acto seguido continuar indagando en sus pensamientos…
Consejos y lecciones de Eina-san, lentamente se borraban de su cerebro mientras él solo avanzaba sin detenerse. Con cada paso que daba hacia la salida del [Dungeon], poco a poco sus razonamientos anteriores y sentimientos se sentían cada vez más vacíos… Y para el tiempo en el que ya se encontraba bajo el sol de [Orario], Bell ya se había liberado de todas sus preocupaciones dejándose guiar con sus piernas hacia su querido hogar, tratando en el trayecto de descubrir el porque de sus acciones.
Acaso… ¿Había hecho eso solamente por diversión?
No. Esa cuestión era todavía más improbable de simplemente sentirse fatigado y haberlas dejado solamente por negligencia.
Sin embargo…
Él no se sentía para nada cansado. Si bien su cuerpo estaba destrozado y fatigado, su cerebro y voluntad ciertamente no estaban somnolientos. Se sentía como si todavía pudiera combatir contra los monstruos del 7º Piso y ni siquiera vacilar en ninguno de sus movimientos.
Se sentía muy energético a pesar de no haber dormido nada en los últimos tres días, y estar literalmente cojeando por toda la Calle Noreste.
Era raro… Pero no preocupante… Y eso era exactamente lo que le preocupaba…
Todas sus acciones iban en toda lógica contraria a lo que alguna vez le preocupó. Pero actualmente, no se sentía para nada preocupado o siquiera aprehensivo, por todo lo que había hecho.
Si, se cuestionaba el porque de sus acciones. Pero no sentía para nada inquieto… Es más, si para algo eran toda estas preguntas y debates existenciales hacia su ser; eran solamente para encontrar un porque de los hechos, en vez de simplemente un arreglo.
A Bell ya no le preocupaban ninguna de estas cosas. Y eso era lo que le preocupaba.
¿Qué demonios le estaba sucediendo?
Y nuevamente deteniéndose en mitad del camino grabado por el cual caminaba; atrayendo miradas curiosas de los transeúntes a su alrededor; el peliblanco se rasco la nuca con cólera, ya no aguantando aquella sensación de picor que lo asolaba en todo su cráneo…
Ya se estaba empezando a cansar de aquellos ojos que lo observaban con tal vehemencia…
Pero volviendo a su andar, queriendo creer que esta vez le dejarían en paz, Bell continuo sus generalidades interpersonales a medida que se volvía a adentrar en sus recuerdos del [Dungeon]. Para así encontrar alguna explicación a todos sus actos, en mitad de sus combates contra los monstruos…
Después de todo; estos últimos, últimamente habían estado apareciendo más a menudo en su cabeza…
… No recordaba nada de nada…
Ni las más simples moléculas de memoria le llegaban a su cerebro. Lo único que lograba visualizar antes de la absoluta oscuridad posterior, era el pisar el suelo del [1º Piso] y rajar el cuello de un simple [Kobold] que se le había cruzado en el camino…
Con la sangre de sus arterias cortadas, Bell amplío los ojos como cuales platos cuando esta salpico sobre su cara… Casi sobre sus labios y su lengua…
Y luego… Nada.
Un vacío. Una oscuridad imposible de ver, no importara cuantas veces apretara los ojos…
Bell esta vez comenzó a sentirse intranquilo. Nuevamente le estaba ocurriendo… Aquella oscuridad que lo consumía en mitad de sus sueños y pesadillas, y lo había perseguido en la exploración de aquel [Labyrinth]; había vuelto a aparecer esta vez con más fuerza que antes.
Que no pudiera recordar ni una minúscula parte de sus peleas en el [Dungeon], eran prueba de eso.
Pero había algo más… Un factor que también había vuelto aparecer mientras más se sumergía en sus recuerdos de la noche posterior…
Un factor que solamente había visto dentro del mundo onírico o en el interior del [Dungeon]… Un factor que nunca le había hecho daño, pero que ciertamente no tenía una plena confianza con ella… Un factor que nuevamente había aparecido esa noche, y con total anhelo se había arraigado a él…
Lo había confirmado…
Como cada una de esas veces… Aquel factor había vuelto a aparecer…
Solamente que esta vez… Afuera del mundo onírico o del [Dungeon]… Él podía verla actualmente…
Lo único que persistía en sus recuerdos, y jamás se había materializado a su delante afuera de las situaciones anteriores… Lo estaba haciendo en esos mismos instantes, y él solo podía mirarla babosamente…
Aquella luz que lo había una vez envuelto… Aquella luz verdosa que apareció en mitad de aquella oscuridad que ahora era conocida como su mente…
La luz empezó a trazar un camino por toda la oscuridad. Un camino de guía para la salida abismal de aquel lugar…
Pero él sabía lo que pasaría si se dejaba guiar por aquella luz sideral, o daba siquiera un paso en medio de la oscuridad…
Él lo sabía perfectamente…
No querría volver a dañar a nadie más como lo estaba apunto de hacer a su [Goddess], o que sus seres queridos sufrieran con sus acciones impertinentes y despreocupadas como con Lili…
Él se resistió lo más que pudo… Se plantó como cual árbol en su lugar y cerró fuertemente los ojos junto a sus oídos para no ver ni oír aquellos susurros que lo alentaban a perseguir aquella luz.
Sin embargo…
Él no pudo poner más resistencia cuando en un momento de vacilación en su corazón, debido al repentino silencio que se había provocado… Cuando con sola una mirada de entre dos de sus dedos, ante el miedo innato que se había almacenado en su cerebro…
… Él vio nuevamente aquellas partículas de cosmos que lo alumbraban y lo guiaban con su fiable [Guidance], adentrándose sin más en la oscuridad por su propia voluntad…
Bell recordó con una sonrisa aquel momento. Se sintió libre por primera vez en su vida. Por fin había aceptado el destino que le había encomendado su amada Luz de Plata.
Bailando en mitad de todo el extenso cosmos, él blandió la [Hestia Knife] de su cinturón junto a la [Silverlight Sword]. Enfrentándose sin reparo contra las bestias que pudrían todo el esplendor de aquel lugar. Cortando en dos toda aquella imperfección que se encontraban en los rincones mas recónditos de la oscuridad…
Bell sonrío como nunca antes en su vida…
… Pronto, todo lo demás comenzó a parecerlo lejano e indiferente… Todas sus promesas se volvieron nada ante el conocimiento que tenía ahora… Los ojos que ahora poseía en su cerebro fueron puestos en lo alto de su estandarte mental, reemplazando a aquella monstruosidad de mamífero cuadrúpedo; con forma de asno…
Ahora lo podía ver todo más claro…
Incluso aquella sensación que aun seguía picándole la nuca paso a segundo plano… Ya no poseía miedo ni inseguridades… Así que sin más, solo se volteó listo para enfrentarse a su enemigo jurado…
… A aquella bestia repulsiva con forma de cerdo hinchado…
[IX]
Freya sonrío cuando aquel [Adventurer] volvía a salir de la parte inferior de la [Babel Tower], con dirección obvia hacia su hogar dispuesto a descansar luego de una jornada intensa de trabajo.
La [Goddess] solo pudo lamer sus labios ante la nueva imagen del peliblanco tras el vidrio de su ventanal. Una mirada llena de lujuria hacia el interior de su futuro Bell, con dirección directa a su peculiar alma.
Ella poseía los ojos… Más sus ojos solo podían fijarse en las joyas más exquisitas y raras de todo el mundo… Así era como funcionaba su mundo.
El alma perfectamente pura de aquel niño. Su alma representada con la más fina y blanca joya que había visto jamas en toda su vida inmortal.
Aquella alma que en los últimos días había cambiado…
Un cambio que a ella le asustaba. Le asustaba a tal manera que si fuera por el camino incorrecto, ella lo lamentaría por el resto de su vida, y sin duda haría una locura de forma abismal con tal de regresarla a su estado anterior.
Sin embargo, este cambio… Resultó más favorable y sabroso de lo que hubiera esperado.
Lo había encontrado por accidente. Se había topado con él de improviso cuando estaba solo y abandonado en una nueva ciudad, y nadie le prestaba una mano.
Ella se acercó hacia él. Se acercó lista para recibir su sonrisa única y un par de reverencias de su parte.
Pero no fue lo suficientemente rápida.
Aquella otra se lo había arrebatado…
Sin embargo… Ella no guardo resentimiento o furia hacia ese hecho. Después de todo, era cuestión de tiempo y buenos movimientos que él vendría a ella por su propia cuenta.
Por eso, quería primero refinarlo para cuando ocurriera ese momento. Pulirlo de la manera más sutil y lenta posible, para que no se arruinara o fragmentara.
Su primera confección funciono de maravilla. Él creció en corazón y fuerza aumentando el poder brillante de aquella alma y joya.
… ¡Y solo tuvo que darle un simple [Grimoire] lleno de rara y poderosa magia!
Su segunda confección estaba en marcha, y si bien sería arriesgada y un poco brusca, era necesaria para su nuevo crecimiento y aumento de perfección.
Pero… Cuando aquel brillo se intensifico sin siquiera ella tuviera que hacer algo… Sin que ella moviera un solo dedo… No puedo evitar soltar un largo gemido…
Aquel brillo no solo había aumentado, había cambiado. ¡Había cambiado a un color más extraño y puro! ¡A un color que si no fuera por sus grandes diferencias mortales, sería considerada un alma divina!
¡Estaba excitada! ¡Cegada por aquel brillo que su Bell había conseguido por su propia cuenta y logros!
¡Crece más por favor! ¡Crece más para que seas perfecto y por fin pueda tomarte!
¡CRECE MÁS BELL-KUN!
Y apretando su cuerpo voluminoso y ardiente para todos los ojos masculinos y femeninos, desperdigando sin querer una minúscula parte de su esencia divina; Freya miro directamente la nuca de aquel peliblanco babeando con su lengua la enorme vidriera que daba la perfecta vista de toda la [Labyrinth City Orario], ordenándole mentalmente su crecimiento final.
Ella estaba perdida en su propia lujuria. Y hubiera seguido así por varias horas más, sino fuera por unos fijos rojos de iris destrozado, que le regresaron la mirada.
—¿Eh?—
Freya dio aquel amote sin siquiera pensar. Apretó sus ojos con fuerza tratando de de una manera comprobar que lo que estaba viendo era real.
No. No estaba equivocada.
Aquellos ojos de conejo la estaban mirando a ella. Lo podía sentir.
A más de dos kilómetros de diferencia, con prácticamente la nitidez de toda aquella distancia, Bell le había regresado la mirada con ojos entrecerrados como si la hubiera acusado de hacer indebido.
Una sensación de vergüenza infantil se extendió por todo el rostro de la [Goddess].
Ella solo sonrío tímidamente…
—No puedo evitarlo—
Dijo con tal tono de arrepentimiento y modestia a la nada misma; con su aliento calido contrastando con el vidrio a su delante; recibiendo de igual forma los vacíos cuencos del peliblanco.
Los segundos pasaron. Segundos en los cuales Freya solo agachaba tiernamente la cabeza y Bell la miraba acusadoramente.
Con la sangre escurriéndose de uno de sus cabellos, Bell solo volteó continuando su camino.
Y doblando por una de las esquinas de las múltiples casas pequeñas de las calles, fuera de la vista periférica que le otorgaba la [Babel Tower]; Bell finalmente desapareció fuera de su alcance. Permitiéndole a Freya levantar la mirada, presionándola de nuevo y rapidez contra la ventana…
Con una sonrisa depredadora en sus perfectos labios…
—No puedo evitarlo…—
[X]
—Otro ataúd vacío… Vaya desperdicio de tiempo…—
Y con un tono casi decepcionado a la vez que cerraba con desgano dicho ataúd ceremonial de oro, devolviendo la contratapa a su posición original, Bete se levantó de sus rodillas al mismo tiempo que se limpiaba sus polvorientas manos.
El [Werewolf] solamente volvió a resoplar tediosamente, mientras sus ojos grises se devolvían a admirar el basto salón a su detrás, el cual se encontraba lleno de la sangre seca de monstruos anteriormente asesinados hasta las esquinas; y solo el sonido de las antorchas consumiéndose estaba presente.
Actualmente estaba de pie en el salón numero cinco con en el que se encontraba en el mismo pobre estado, luego de haberse adentrado en aquel desconocido [Labyrinth] del 10º Piso junto a su grupo…
Hace no más de media hora, él y su grupo se habían aventurado a investigar aquel extraño laberinto en los [Pisos Superiores] luego de recibir la cognitiva de su [Goddess] y la petición de exploración de la representante Eina Tulle de parte del [Guild].
Ciertamente tenía sus dudas sobre el informe que aquella basura de inferior nivel le había dado a Eina. Una zona completamente desconocida en los primeros pisos del [Dungeon]; casi a punto de adentrase en los [Pisos Intermedios]; era imposible que pasase desapercibida por tanto tiempo luego de décadas y décadas de mapeado por los aventureros y héroes de antaño.
Incluso él, Finn y Riveria tenían sus fuertes sospechas de la clara mentira de aquel aventurero novato, más cuando siempre que hacían una expedición pasaban por aquel punto, y a sus múltiples experiencias en el pasado.
En cada uno de sus bajadas al [Dungeon]…
… Nunca habían visto aquella puerta corrediza en el 10º Piso. Nunca se habían topado con decenas de túneles subterráneos de apariencia noble y posos de putrefacción. Nunca se tropezaron con aquellas salas de enorme y mediano tamaño llenos de antiguos cofres y sarcófagos…
… Nunca se encontraron con aquel gigantesco [Labyrinth] interno, que claramente mostraba arquitectura no perteneciente al mismo [Dungeon], y que no fuera hasta ese momento, que ellos se dieran cuenta de su existencia…
Simplemente era inconcebible que existiera.
Tomaron aquel encargo por la gran perseverancia que había tenido la representante del [Guild] y el aburrimiento de tener que esperar una semana entera para su próxima expedición.
Lo habían hecho más por diversión que otra cosa…
De eso modo, su sorpresa y estupor fue todavía más grande cuando por fin la encontraron.
El shock y la humillación personal que Bete había sentido eran abismales. Él había pasado por esa zona miles de veces, nunca perdiéndose cada minúscula piedra que había en el suelo o las marcas de los muros tan característicos de todo el piso.
Había memorizado casi por pasatiempo cada zona de aquel piso.
Pero ahí estaba… Como si se burlara de él por cada segundo en lo que su cerebro trataba de reiniciarse. Aquella puerta corrediza, de cobre con claros signos mortales y humanos por todo su perímetro y área, abierta de par en par; les dio prácticamente paso libre a todas las zonas llenas de desconocidos monstruos e inciertos tesoros.
Habían acordado separarse para así cubrir más terreno, y encontrar un lugar por el que aquel aventurero no había pasado. Cada uno se fue por diferentes callejones y pasadizos, esquivando como si nada las trampas que todavía permanecían activas y colándose por numerosas puertas del mismo estilo que la de la entrada.
Sin embargo, hasta ahora… Bete no había tenido éxito en su misión.
Era imposible que aquella basura hubiera revisado todo de aquel laberinto, algo debió haber quedado… Esa fue la ilusión que había permanecido en su cerebro mientras se seguía adentrando más y más profundo por todas aquellas entre-salas y pasadillos.
Para finalmente encontrar el fin de su camino, luego de un tiempo parcialmente largo tenía que agregar, y ni un solo atisbo de valor…
Y mientras caminaba con las manos metidas en sus bolsillos de mezclilla, pateando alguna que otra roca por el suelo con dirección al punto de encuentro que Finn había predeterminado; una sala enorme con un candelabros colgando y varios torreones de roca sedimentaria al alrededor, junto a varios farolillos en todos los pasillos subyacentes; Bete se permitió apretar los dientes mirando las múltiples manchas de sangre y salpicaduras putrefactas de intestinos, mientras se dirigía a dicha sala.
Cada zona había sido revisada. Cada sarcófago que tenía al menos una persona momificada o cajones de madera de diferentes tamaños, habían sido revisados. Cada monstruo había sido asesinado, dejando seguramente varias piedras mágicas de un valor diferente.
Toda aquella zona nueva y extraña ya había sido revisada hasta los huesos, no dejando nada para aquellos que llegaran después.
Incluso los monstruos no se regeneraban. Él hubiera esperado al menos encontrarse con algún bicho raro que nunca había visto, o algo de un peculiar valor, para así cubrir su orgullo destrozado con al menos un poco.
Pero ya que… Ya seria hora para que su orgullo se regenerara. No había necesidad de perder el tiempo o sus estribos con un [Labyrinth] cualquiera y vació…
—¡Mira con lo que me tope en mi zona, Tione!—
—¡Vaya que es enorme, Tiona! ¡Incluso combina con tus ojos! Yo solo me tope con gigantes ogros malolientes y monstruos larguiruchos con una hoz de madera…—
—¡Que envidia! Yo también querría conocer monstruos nuevos…—
—Deje algunos en la zona por la que pase, esta llena de agua de alcantarilla pero de seguro podrás pasar por ahí con facilidad—
—Después iré por ahí. Ahora solo me gustaría contemplar mi nuevo accesorio—
… Maldita sea…
Y con ambas [Amazoness] luciéndose y charlando amenamente frente a sus ojos, paradas en mitad de la sala de punto de encuentro; Bete solo se permitió resoplar con fastidio y con la poca dignidad que le quedaba, ante los diálogos que se daban entre sí.
Esta ya no podía ser más degradante…
—¡Tione, Tiona!— Las llamó con fuerte voz adentrándose de una vez en la enorme sala, pasando por uno de los pasajes laterales. Ambas mujeres solo le dieron una mirada de bienvenida y con algo de escepticismo —¿Finn, y Griselda y Aiz aun no regresado?—
No veía a esos tres por ningún lado…
—¡Oh, Bete! No, ellos recién se han ido por la última ruta después de no encontrar nada en las suyas. ¿Y tú? ¿Qué encontraste en tu zona? ¿Algo importante?— Preguntó Tiona con algo de diversión en su voz, a la vez que mostraba de manera sutil su mano junto a un peculiar objeto de compromiso, con una gema grisácea y tintes dorados a su alrededor.
El [Werewolf] solamente dio un bufido ante el alarde.
—Esa Ayudante de las que nos hablo la representante, de seguro ya debió haberse guardado todo junto a aquella basura con los monstruos… Así… Que no…—
—Entonces… ¡Mira el enorme anillo que me encontré! ¡Estaba guardado tras un par de cofres en una especie de sala de sacrificios! ¡Incluso había una cabeza cortada y disecada!—
Tiona solo mostró su grande y brillante sonrisa, que Bete juraba que incluso podía sentir el brillo de sus encías sobre sus ojos.
No tenía paciencia para esto…
—Si, si muy bonito y todo… ¿Por donde se fueron los demás?—
—¡Ni siquiera lo viste!—
Ese era el resumen de todo su equipo en general. Debido a su alto nivel entre cada uno de sus miembros, podían tomarse las cosas con relativa clama, a pesar de estar técnicamente en una nueva y peligrosa zona. Vaya que se veían muy peculiares y calmados para ser [Adventurers].
Pero… La experiencia gana arrogancia, o eso se decía…
Y mientras Bete ignoraba los gritos de exclamación de su compañera amazona, y entre que la otra solo veía el resto de la sala con ojos curiosos y las manos en la nuca; simplemente comenzó a irse por el único camino por el que intuía, era por donde se habían ido los tres miembros restantes de su equipo.
Ya no tenía alma para discutir como siempre con la que estaba detrás del el, así que solo la ignoraría para así no notara su gran frustración e inferioridad, al haberle ganado limpiamente.
Después de todo… El azar de la moneda era sagrado. Y si así había elegido el camino por el que se iban, él no iba a refutar nada ante su derrota.
Y jurando encontrarse con al menos algo de minúsculo valor, sin menospreciar siquiera a un moneda de cobre; para así cerrarle la boca a esa [Amazoness], Bete se adentro superficialmente al pequeño túnel dispuesto a ir a por su misión, topándose de repente y de lleno con una trancadera en su camino.
—¿Eh?—
—Por ese camino no, Bete. Ahí solo hay una puerta de metal muy resistente que cubierta de una magia muy extraña y púrpura—
Bete solo se paralizo ante el tono muy condescendiente que Tione había dicho, mientras miraba las paredes de la sala con cierto recelo. Bete solo se paralizo y la miro de reojo desde su hombro. Con el ceño fruncido en su cara y apunto de reventar sus dientes, siguió avanzando…
… Solo tenía que elevar su brazo y…
—No podrás destruirla ni con tu transformación. Yo lo intenté con mi [Berserk] cuando repentinamente me frustré al ver mis anteriores intentos… Y ni una sola abolladura…—
Bete esta vez se paralizó por completo.
Si bien era cierto que en términos de fuerza bruta y vitalidad ella lo superaba, era imposible que una simple puerta de rejas a su delante la hubiera resistido y contraponer como si nada.
Aun así… El tono muy burlón ante su avance hacia dicha puerta solo pudo nublarle la cabeza.
En especial con la risa sin pudor que Tiona Hiryute le esta dirigiendo ante la situación paradójica que estaba pasando…
—¡¿Y tu de qué te ríes, amazona plana?!—
—¡¿A quien llamas amazona plana, lobo de pacotilla?!—
—¡Que no soy un lobo, soy un hombre lobo!—
—¡Es lo mismo!—
—¡Pelea! ¡Pelea! ¡Cinco valis a Tiona!—
Y así hubieran seguido sino fuera por el gran y retumbante 'click', que resonó por toda la habitación y con punto de origen en la puerta detrás de Bete; que pasó de un color púrpura oscuro a un celeste verdoso; llegando a todos los oídos como cual eco.
Los tres se detuvieron en seguida… Mirando con ojos abiertos a las rejas de manera cínica…
Pronto las pisadas de otras personas comenzaron a resonar hacia ellos…
—Vaya, vaya… Con que peleando otra vez—
Dijo Finn con su típica sonrisa adentrándose en la sala por uno de los callejones del lateral derecho, acompañado por detrás con Riveria y Aiz, quienes expresando sus típicas caras de inexpresión y seriedad oprimida.
No fue hasta que el [Pallum] se adentrara en la sala; pisando casi sin cuidado y con una despreocupación magistral, uno de los pistones de piedras ocultos en el suelo; que una flecha encendida fue lanzada rápidamente hacia su cabeza, por una de las estatuillas de cerámica ubicada al otro lado del salón, oculta entre las sombras.
Nadie siquiera se inmuto ante este suceso. Ni siquiera Finn vaciló su sonrisa cuando detuvo con una de sus manos la flecha, con la punta de fuego a solo unos milímetros de su oreja.
—Mm… Tal vez deberíamos destruir esa estatua…—
Dijo el rubio con voz casi al azar, antes de que Bete se lanzara hacia la esquina oscura como cual animal, comenzando a destruir la estatua sin piedad alguna.
Era oficial, se había vuelto loco…
—Okay, problema resuelto—
Y con una actitud inherente a esa acción de su compañero; que seguía arañando el suelo y las paredes al alrededor de la esquina aun cuando la estatua ya fue despedazada; Finn dirigió su atención hacia la puerta de acero que ahora vislumbraba una luz verdosa.
Él solo puso una cara de duda.
Tione y Tiona, ante todas esas acciones, solamente les dieron unos cortos saludos de bienvenida a las otras dos mujeres del equipo; refutando esta ultima con cisquillos su anterior discusión; para luego una de la [Amazoness] tomara el centro de la atención.
—¡Oye, Finn! La puerta inamovible se ha…—
—¡Con que eso hacía aquella palanca, eh! ¡Ya me preguntaba que había sido aquel sonido cuando la movimos!—
La inesperada respuesta de su líder de equipo dejo a Tione levemente aturdida antes de recomponerse.
—¿De qué hablas, Finn?—
—Cuando llegamos al final de nuestro camino, nos encontramos con otro de esos [Ogres] deformes en una de las espaciosas salas. Aiz lo derrotó y nos topamos con una misteriosa palanca de brillo morado a su detrás. La activamos y un sonido se escucho de mecanismo se escuchó por todo el [Labyrinth]— Dijo con aprehensión antes de volver a ver la puerta —Con que fue para esta puerta…—
Ya como informe final; el [Labyrinth] estaba prácticamente muerto…
Ese fue el esquema completo de la reciente hora luego de haber entrado en aquella dichosa zona nueva, que tanto la representante de la [Guild], había rogado tanto en que la investigaran.
Luego de haber dejado a esa representante con su [Goddess], quien le había ofrecido extenuante un vino de Soma mientras esperaban su regreso; riendo como cual hermana mayor borracha, agarrándola del hombro y no dejarla ir hasta que se bebiera todo el vino; y haber recibido el dictado de su parte para hacerlo, él y su equipo se habían aventurado al [Dungeon] con pocas esperanzas.
Sin embargo, lo que encontraron en el 10º Piso, fue mucho más interesante de lo que imaginaron…
Si bien, él mismo no se topó con nada de valor o alguna que otra diversión contra monstruos; aquellos [Ogres] y perros carniceros fueron relativamente fáciles; fue una experiencia gratificante volver a adentrarse en lo desconocido.
Y ahora que aquella puerta se había abierto, una que fue incluso capaz de resistir el golpe más fuerte de Tione, algo sin duda irreal; sus esperanzas se habían elevado hasta las nubes.
Esa ya sería la última puerta y ruta a investigar. Después reportarían todo lo acontecido a su [Goddess] y a Eina-san, dejando resulto aquel problema de una vez. Los monstruos no se regeneraban, y ciertamente la arquitectura era cómoda y muy actual para los estandartes ordinarios. Lejos de las alcantarillas y túneles subterráneos; sin mencionar las manchas de sangre y restos de monstruos; esta podía ser fácilmente una nueva base en los [Pisos Superiores] como el 18º Piso.
¡Y solo les tomo cuarenta y seis minutos!
¡Qué logro!
Con Bete ya calmado y exhalando en al esquina, Tiona y Tione conversando con maestría con Riveria mostrándole todo lo que encontraron, y Aiz apoyada contra una de las torres de piedra; Finn solo ensanchó su sonrisa antes de dar su próxima orden.
Era hora de terminar con esto… Ya tenía suficiente cosas para contarle a su [Goddess], además de los largos hechos burocráticos para llevar a cabo su plan…
—Bete…— El susodicho volteó a verlo —Me harías el favor de abrir esa puerta, por favor—
Y con el [Werewolf] resoplando ante su peculiar tono de palabras, y el resto del equipo ya formándose a sus espaldas viendo como Bete se postraba abriendo con fuerza la puerta de abajo a arriba…
La [Loki Familia] se adentro de nuevo en un corto pasillo de piedra grabada y estatuas de mujeres encapuchadas, junto a otra distinguida puerta al final del mismo; esta vez de acero oxidado y con dos puertas a modo de una, de un tamaño considerable; caminando con lentitud y tranquilidad.
El eco se hacía sonar con cada paso que daban y el chocar de sus equipos de metal, poco a poco se fueron acercando hacia aquellas puertas, con Bete nuevamente adelantándose y empujando de ellas con vehemencia. El chillar del largo tiempo que permanecieron cerradas, más el polvo cayendo sobre los hombros del [Werewolf], resonó por todo el pasillo.
Durante todo este tiempo, Aiz se mantuvo callada caminando junto a Riveria hacia el nuevo salón que les esperaba. Mientras, con ciertos pensamientos sobre su cabeza, se adentraba con detenimiento en sus memorias deteniéndose súbitamente…
… Memorias sobre aquel chico de cabellos plateados…
Si bien recordaba lo que había dicho aquella representante de la [Guild], lo había nombrado como un tal Bell Cranel. Un [Adventurer] que hace ya tiempo lo había salvado de un [Minotaur] y que, recientemente había logrado asesinar por si solo a un [Silverback], con solamente unos días separados entre sí.
Curiosidad la había llevado a investigarlo más a fondo, y si bien le había costado encontrar algo relacionado con él; más que aquella representante viniera y le informara a su [Goddess] sobre un aventurero novato de cabello plata y ojos rojos encontrando un [Labyrinth] en los [Pisos Superiores], ya que ese fue un golpe de suerte; ella no pudo evitar sus ansias de empezar a interrogarla sobre el chico, antes de que la arrastraran hasta aquí.
Si bien le pareció interesante recorrer un nuevo territorio y asesinar nuevos monstruos, a pesar de tener un objetivo fijo en su futuro; a ella poco le intereso todo esto debido al misterio que envolvía a ese tal Bell Cranel.
Era imposible que un aventurero como él estuviera tan asustado contra un [Monster] Lv. 2, para luego a los pocos días derrotara a otro monstruo de la misma talla.
Ella quería saber su secreto… El secreto de su rápido crecimiento… Un método de salto de estadísticas…
No se detendría hasta saberlo. Y que él mismo le enseñara para así ella pudiera crecer y desarrollarse más rápido, y cumplir su objetivo en un tiempo relativamente corto.
Sentimientos de culpabilidad afloraban su ser con cada segundo que pasaba, fue por eso que ella había decidido darle algo a cambio de aquel secreto. Unos cuantos consejos sobre lo que era ser un [Adventurer] y como sobrevivir y combatir contra los monstruos.
Algo pequeño, pero que sin duda calmaría su corazón ante el secreto que seguramente iba a dar.
Por eso tenia que salir lo mas rápido que podía de aquel [Labyrinth] y cuestionar de enseguida a aquella representante sobre la ubicación de aquel novato o como encontrarlo. Tenía que saber a toda costa aquel método de veloz crecimiento…
Además… Este [Labyrinth]… Le transmitía ciertas malas sensaciones
… Como si hubiera algo más grande y poderoso aquí presente… Encerrado y oculto entre las sombras… Algo que no debía escapar de los [Pisos Superiores] o con lo que más gente debía toparse…
… Solo esperaba que Bell no se hubiera topado con ese algo…
—Aiz…—
Y sacudiendo ligeramente sus ojos, junto a varios parpadeos continuos, la voz de su compañera elfo; quien la miraba fijamente ante los chillidos pesados de la puerta abriéndose; se adentro en sus oídos haciendo que volteara a verla.
—… Lo siento…—
Riveria parecía apunto de decir algo, pero fuera lo que fuera que iba a decir fue súbitamente interrumpida por una enorme ola de calor que azoto todo el pasillo.
Todos los miembros del equipo se quedaron un momento estáticos ante este acontecimiento. El poderoso calor de un volcán activo se dispersó, sobresaliendo del gigantesco y circular salón al que pertenecía a aquellas puertas oxidadas ya abiertas.
Aiz como Riveria solo dirigieron sus miradas conjuntas hacia el interior del salón, siendo saludadas por el poderoso ladrido que expulso llamaradas de fuego concentradas de su hocico.
—¡WOFF~!—
Con su carne profundamente quemada y carbonizada, cubierto de agujeros por los cuales sus furiosas llamaradas eran desprendidas del interior de su piel; casi exponiendo sus huesos; y unas cuatro extremidades, junto al hocico anormalmente enorme y disparejo, cubiertas de lo que parecían bolas de sabía de lava liquida… El monstruosos canino de fuego recibió a la [Loki Familia] con mordidas al aire cubiertas de flamas.
Finn solamente asintió mientras miraba al monstruo su delante, sacudiéndose de forma cínica el pelo cubierto de cenizas con una de sus manos.
—Aiz…—
La rubia asintió en comprensión. Y a la vez que se posicionaba delante del grupo, comenzando a caminar con pasos ligeros hacia lo que parecía ser el posible jefe monstruo del [Labyrinth], Aiz desvainó su Durandal, [Desperate] en contraste de los arañazos del animal, que hacia contra el suelo dejando sus marcas quemadas y derretidas en el concreto.
Los separaba una distancia de veinte metros. Ambos se miraron por unos cuantos segundos en el cual solo el calor que emitían los poros de la piel del perro, era el único contacto entre ambos.
Si algo malo sucediera, los demás intervendrían si fuera necesario. Pero viendo los débiles y ordinarios monstruos que habitaban en el resto del [Labyrinth], quizás no los necesitaría.
Después de todo… ¿Ella tenía que estrenar su nuevo nivel, no?
El silencio atronador los envolvió, y arrodillándose en sus patas trasera listo para dar el primer ataque; el [Watchdog of the Old Lords] soltó nuevamente un poderoso ladrido, lanzándose sin más dilación hacia la [Sword Princess], con su cabeza a modo de ataque.
Iniciándose así una masacre sin precedentes, una donde claramente la ultima mencionada saldría ganadora…
[XI]
—¿Y lo dejaste ir… así sin más?—
—¿Y que querías que hiciera, Hephaestus? Incluso si lo hubiera detenido, eso solo hubiera retrasado lo inevitable. Quería que descansara, pero si ese fue el único método por el que él mismo se enfriará la cabeza, no iba a detenerlo—
Hephaestus solo pudo reprimir un suspiro ante lo dicho por su amiga; quien, sentada frente a ella a través de su escritorio, en una de sus tantas sillas de mármol; simplemente apoyo sus codos sobre la mesa de forma condescendiente.
Ella espiró.
—Este asunto se esta escapando de tus manos, Hestia— Respondió con honestidad, a lo que la susodicha solamente asintió sin remedio.
—¿Crees que no lo sé? Este asunto me tiene muy preocupada, así que decidí acudir contigo por si lograbas encontrar una respuesta—
La [Smithing Goddess] se masajeo las sienes con exasperación, a modo de contestación.
Ya Hestia le debía mucho con todo el asunto de la [Hestia Knife] y las miles de decenas de valis que le había prestado. Ella era en cierto modo su amiga, y a pesar de comportarse como una rata y chupa-sangre la mayoría de las veces, fue la única entidad en aceptarla tal como era, tanto en el [Heaven] como en el [Lower World], y eso decía mucho sobre su gran valor personal…
Aun así, la pelirroja no sería una santa en lo absoluto.
No hacía nada gratis, ni siquiera por su propia familia. Era una lección que ella misma consideraba importante, ya que te enseñaba a no depender siempre de otros, y a valorar más las propias acciones y creaciones sobre las demás…
… Un enseñanza algo dura, pero más dura era la vida…
Sin embargo… Había una opción muy viable por la cual sus hijos podían lograr lo que encomendaban… Un método por el cual podían vaciar sus propios bolsillos, y conseguir todo lo que se les antoje de su chequera.
Y esa era… Ser perseverante hasta lo extremo, o simplemente llamarle el interés…
Fue por eso que le hizo aquel favor de la [Hestia Knife] a su amiga diosa. No la quería todos los días de su vida colgando de sus piernas y se las pasara persiguiéndola hasta los momentos más privados con aquella pose de dogeza.
Y vaya que estaba dispuesta a hacerlo hasta la muerte… Lo había visto en sus ojos…
Ella había roto el record de perseverancia con tres días y dos noches seguidas, del más adepto de sus hijos. Quien le había pedido una nueva armadura que sobrepasaba un poco sus propios limites…
Y si bien les otorgo a ambos lo que pedían, ellos no escaparían de sus deudas o sus respectivas partes del trato. Oh no, ellos tendrían que sufrir por haberle hecho hacer tales cosas gratuitamente.
Hestia fue recluida a pasar toda su vida a tratar de pagarle aquel dinero, y aquel pequeño aventurero se la pasaría toda la eternidad limpiando los baños.
Perfectamente equilibrado… Como todo debe estar…
Pero volviendo al tema actual…
Hestia ya se le había agotado su única opción viable para conseguir lo que quería de ella. Su única ruta a más favores pagados, ya había sido cerrada cuando acepto aquella daga de estadísticas.
No había forma que ella atrajera nuevamente su atención o curiosidad en lo absoluto. Era improbable que ella consiguiera algo de sumo valor en el que ella pudiera pegarle un ojo siquiera…
… Si, era completamente irreal…
… Hasta ahora… Vaya que este mundo le sorprendía más y más…
—¿Con que una espada, eh?— Dijo la pelirroja con un tono levemente inclinado, mientras ponía una mano sobre su barbilla.
—Si, además de aquel olor indescriptible de luna que desprendía. Te digo que fue una diosa— Completo Hestia con una sonrisa cómplice, al ver que había atraído su interés.
Hephaestus resopló burlona ante su comentario.
—Eso es imposible, Hestia. Los dioses tienes prohibido imbuir sus poderes divinos en lo que sea del Mundo Inferior, en especial espadas… Lo sé, yo ya lo intenté… Casi me exilian de nuevo al Cielo…—
Recuerdos de una época lejana comenzaron a parecer en la mente de Hephaestus. Memorias de un suceso en específico acompañado de una explosión y gritos escalofriantes…
—… Debí haberlo intentado con un martillo…—
Un silencio se formo entre ambas, uno muy incomodo; uno en el que Hestia solo vio de manera abierta y ojos parpadeantes a su amiga, quien seguía encimada en su propio mundo.
—Ya veo…—
Después de aquellas palabras anteriores, Hestia solo dio una corta respuesta. Al mismo tiempo que se sumía en sus pensamientos al igual que Hephaestus, hundiéndose en su perteneciente silla. Pensado en todo lo que le dijo hasta ahora su compañera intima.
Era cierto que el sistema que los dioses habían encomendado en el [Heaven] era absoluto y despótico, con cada minúsculo movimiento de los dioses que descendieron al [Lower World], estrictamente regulado y vigilado hasta al medula; todo bajo la atenta mirada de sus hermanos.
Era técnicamente imposible que algún dios o diosa, usara sus poderes divinos para así abusar de los demás o atajarse en el enorme juego que habían establecido en [Orario]. Era completamente prohibido usar sus dotes divinos para así sacar una ventaja favorable de las situaciones o salir de una desventaja adversa…
Era… improbable que alguna [Moon Goddess] imbuyera sus poderes en aquella espada de plata sin alertar a los demás dioses de arriba, y no la exiliaran de nuevo al llamado paraíso por los mortales…
Sin embargo… Con todas esas conjeturas lógicas e hipótesis básicas… Algo en aquella espada simplemente le traía malas vibraciones… Algo que de seguro tenía que ver con un poder proveniente de los dioses o del mismismo [heaven] en sí…
Aquella presencia arcana era prueba de eso.
Si, arcano. Aquella habilidad y arte innato que cada uno de los dioses poseían… Aquel que con solo el conocimiento superior de las deidades, ya que ellos literalmente vivían y respiraban en los bordes de la vida y la muerte, y sus ojos divinos, ya que era invisible para incluso las razas mortales más cercanas a ellos y aun así no la podían ver a pesar de que siempre había estado ahí…
Lo arcano era la realidad en la que los dioses existían, en simple palabras. Era tan normal y habituado para ellos como el [Lower World] para los mortales; siendo que cuando los mortales la veían, simplemente enloquecían o morían. Solo muertos serian capaces de resistirla, caminar ya habitar en ella.
Y si bien ella no la había identificado al principio cuando la percibió en aquellas estelas verdosas, por fin pudo hacer memoria.
Aquella espada transmitía una débil llamada a lo arcano; una llamada frágil y espontánea, pero sin duda existente en el interior de su hoja.
Algo insólito dentro de una espada tenía que resaltar. La magia; que si podía ser manipulada con más facilidad en objetos físicos; y lo arcano; que no podía ser manipulada ya que ni siquiera era vista por aquellos carentes de ojos divinos; eran completamente diferentes la una de la otra.
Una era innata y la otra cualquiera podía conseguirla.
Siendo así… ¿Por qué aquella espada tenia aquel poder arcano en su interior? ¿Quién se la había imbuido? ¿Por que eligió en específico a su Bell para que lo atrajera hacia aquel [Labyrinth] y la encontrará en mitad de monstruos y callejones oscuros, sin importarle ni un poco su vida?
No tenia sentido…
… Al menos por ahora…
Por algo había venido a por Hephaestus. Si alguien sabia sobre como identificar el olor de una diosa mediante la herrería, o investigar a fondo las propiedades de una espada; esa era ella…
Deseaba que Bell pronto regresara a casa, luego de haberse sacado los humos y refrescado la cabeza, y encontrara la nota que le había dejado para que viniera.
De toda maneras, ya era momento que su querido hijo conociera su amiga. Y no había mejor momento que este… Aún con las circunstancias…
Esperaba haberle dejado suficientes instrucciones e indicaciones para que se guaira sin perderse. Un pobre conejo perdido en una ciudad tan grande y ramificada, con todas las calles y miles de callejones entre las decenas de casa, podía fácilmente perderse con un paso en falso…
… Quizás debería regresar y traerlo ella misma…
Ahora que recordaba… No había especificado en que tienda de herrería justo al lado del puesto de naranjas con el mercader de barba frondosa y corta; con un poste de doble farol al frente y un letrero de madera refinada, con un pequeño hueco en la esquina inferior izquierda…
… Si era en esta, o en la del piso de abajo…
Y dispuesta a levantarse para si cumplir su cometido, ante la mirada inusual de su amiga, quien ya había salido del interior de su cerebelo; Hestia se preparó para regresar lo mas rápido a su base principal, antes de que el típico tintinear de una campanilla de tienda, sonara por todo el lugar.
Hestia se quedo congelada en su lugar, mientras Hephaestus solo ponía una mirada intrigada de medio-lado, hacia la entrada de su oficina.
Pasaron los segundos…
—Por aquí, mi buen señor…—
—Ah… G-gracias… Alfredo…—
—Cuando quiero, señor Cranel—
Y entrando por la puerta principal a la oficina de la [Smithing Goddess], Bell hizo acto de presencia completamente vestido con su ropa clásica; ya que fue la única que le quedaba disponible luego de destrozar las demás; y sus armas colgando en sus respectivos lugares.
Adentrándose con pasos incómodos y lentos, ante la atenta mirada del mayordomo a su lado quien le había abierto la puerta, Bell solo se arremango sus preocupaciones cuando de pronto sus ojos se encontraron con los de su Diosa.
—¡Diosa!—
—Buenos días, Bell—
Bell solo se le dio una sonrisa innata ante el saludo de su querida [Goddess], a la vez que se rascaba la nuca con lentitud.
Pronto, él miro el suelo mientras se apretaba los labios.
—Diosa… Siento haberla abandonado así sin más en mitad de la no…—
Pero sus disculpas fueron interrumpidas por el levantamiento despreocupado de manos de Hestia.
—No te preocupes por eso Bell-kun— Le interrumpió con aires de no haberse enfadado o decepcionado en lo absoluto, dándole de más una sonrisa de oreja a oreja —Necesitabas despejarte un poco, ¿no es así? Al menos viniste aquí para así poder encontrar una solución a tu problema. Y eso es lo único importante—
Comprensión y compasión. Atributos que solo su [Goddess] podía poseer y transmitir sin ningún tipo de resentimiento oculto. Y si bien, cualquier otro dios podía tenerlos; solamente aquellos dones que hicieron que se permaneciera en su familia y quisiera ayudarla con todo lo que pudiera, podía poseerlos su Hestia-sama.
Bell realmente se sentía como una escoria en ese mismo instante…
Una escoria por mentirle sobre la mitad de los hechos ocurridos a su [Goddess]… Y si bien, técnicamente no le había mentido ya que solamente había ocultado los hechos… Aun así, se sentía como cual basura no muy lejana a lo que ese [Werewolf] había señalado tiempo atrás…
Él no merecía su gran misericordia, o siquiera su perdón…
Después de haber abandonado el [Dungeon], y de una vez se despejara la cabeza quitándose aquellas imágenes turbias de su mente; en especial, luego de haber visto a los ojos a aquella abominación cuadrúpeda y degenerada con forma de cerdo; simplemente borro toda sonrisa de su rostro al recordar lo que había hecho a no más de unas horas.
¿Por qué había sonreído de esa forma cuando por fin pudo comprender el funcionamiento de sus nuevos ojos? Él ni siquiera lo sabía…
Sin embargo… Ya no le preocupaba o inquietaba el origen de aquello. Los duendecillos de luz o la naturaleza efímera de sus sueños y pesadillas pasaron a ser factores a lo que su ser había agregado. Nuevos huecos en blanco en su memoria se asentaban, pero ya no le atemorizaban como antes.
Ya había aceptado ser digno de aquella habilidad que el [Cosmos] le había dado… Ya había aceptado la [Guidance] que su amada [Silverlight Sword] le había enseñado…
A pesar de eso, haber dejado a su [Goddess] sola y abandonada cuando ella misma se había ofrecido a ayudarlo, fue realmente malo y una descortesía absoluta de su parte.
Debía recibir una castigo por aquello, y estaba apunto de reclamarle uno aunque tendría que auto-flagelarse para recibirlo; si no fuera por un mínimo detalle…
… La incomodidad de sentirse absolutamente inseguro en aquella habitación y la presión de ser rodeado de peligros en sus cercanías.
Él no pudo levantar la mirada del suelo, aún cuando Hestia le pidió que tomara asiento junto a ella. Lo cual hizo, sin dudar, pero sin siquiera dignarse a mirarla a los ojos o elevar su visión del reflejo de sus cabellos caídos.
Ella pensó que era por su arrepentimiento, como cual niño atrapado en mitad de sus travesuras y que le daba vergüenza afrontar a su madre…
… Pero realmente era por miedo…
Miedo a encontrarse nuevamente con aquella imagen de una bestia desalmada, en lugar de la figura benevolente de su [Goddess]. Aquella imagen que quemaba sus ojos como cual brasa de fuego, y le reventaba las pupilas sin piedad.
¿Necesitaría más ojos para poder resistir aquel fuego? Nah, de seguro estaba exagerando. Era completamente imposible que aquella figura horripilante fuera en verdad su querida [Goddess]…
¿Verdad?…
—¿Con que tú eres el tal Cranel, eh? Vaya… eres más pequeño de lo que había imaginado. Aun así… Bienvenido a [Forge Store]. Soy Hephaestus, mucho gusto—
La voz que sonaba casi como una melodía, igualada a la de Hestia, hizo que Bell ampliara los ojos como cual platos, y que con un leve vistazo hacia arriba, mirara solamente la figura inferior de la [Smithing Goddess] a su delante a través de sus cabellos.
¡Para esto lo había traído su [Goddess] ahora que recordaba! ¡Para llevarlo con Hephaestus y le quitase su tesoro, alejándolo de él para siempre!
¡Para dejarlo a merced de las bestia que rodeaban la habitación! ¡Para que cuando le entregara solemnemente su tesoro de plata, ella llamara a sus monstruos y lo despellejaran vivo, sin nada para defenderse!
¡Era una trampa!
… No, de seguro no era eso. Necesitaba calmarse… ¿Qué demonios le estaba pasando?
No había ningún monstruo en la habitación; ocultos en las sombras de las esquinas y observando cada movimiento que hacía; solamente estaban las dos [Goddesses] y él.
No había nadie más…
Bell exhaló profundamente formando una sonrisa calmada en su rostro.
Si… Vamos a hacer esto.
Y levantando su mirada hacia la [Goddess] que le tendía una mano a modo de saludo. Bell miro fijamente a la pelirroja de la fragua delante suyo, quien con una leve sonrisa en el rostro solamente le daba una expresión solemne y de carácter formal.
Todo bajo los atentos ojos de su Hestia, quien solo sonreía ante tal encuentro…
Más…. Eso no evito que el horror lo consumiera en sus parpados…
Un monstruo con piel humana. Con piernas al revés, que se veían a través de los huecos del escritorio; una demacrada cadera semi-doblada, junto a un hombro decaído y dislocado, unas manos gruesas como mazos y peludas como las de una bestia; todo junto a un escandaloso bulto en la espalda de cual jorobado y una nariz aplastada…
Pero nada se comparaba a ese ojo….
Oh, ese ojo… Rojo como cual borracho de sangre y violencia…. Con la pupila rasgada que carcomía todo su cuenca, y una quemadura digna de un infierno cubriendo todo su lado izquierdo…
Era horrible…
Era monstruoso…
Era sucio….
… La prole de una bestia…
Bell comenzó a temblar. No esta vez por miedo o temor, sino por antelación y represión de rabia asesina; cuando sus manos se apretaron en puños cerrados listas para desvainar sus dos dagas.
Debía salvar a su [Goddess] de aquella monstruosidad.
Debía hacerlo a toda costa. Ella no sabía del monstruo que tenia delante suya y se hacia pasar por su amiga.
¡Él debía salvarla!
—Okay, esto se esta poniendo incomodo… ¿Qué le esta pasando a tu hijo, Hestia?—
Dijo Hephaestus con cierto tono lleno de cuidado y nerviosismo, mirando de manera sublime como el [Adventurer] de cabellos blancos la observaba con aquellos ojos espeluznantes y vibrantes, como si estuviera viendo de frente a la persona que asesinó a su gato…
… Y se lo comió con un par de tenedores y brochetas…
Era escalofriante hasta la medula…
—N-no lo sé… ¿Bell que te pasa? ¿Por qué tiemblas de esa manera?—
Hestia estaba preocupada, sumamente insegura de las acciones de su Bell, quien continuaba viendo con ceño fruncido y dientes apretados a la pelirroja de la fragua a su delante.
Algo le transmitía mal sabor, un sentimiento que le alertaba que si hacia algo y lo detenía en ese mismo instante… Seria la cumbre para una cruel y abismal tempestad…
—¡Bell! ¡Mírame!—
Pero el susodicho hizo odios sordos ante el mandato exclusivo de su [Goddess]. Simplemente ensanchó sus ojos rojos llenos de ira, para luego levantarse de su silla con brusquedad.
—¿B-Bell?—
Hestia estaba temerosa. Sus ojos solo pudieron ampliarse cuando el peliblanco despegó ambas dagas de su cinturón contra Hephaestus, la cual también estaba sorprendida ante la situación, oscilándolas con las puntas hacia ella.
¿Por qué Bell…?
¿Por qué… tienes esos ojos de monstruo, Bell?
Hestia estaba a punto de detenerlo y obligarlo a pedir disculpas junto a una pose de dogeza; antes de que con un fervora voz Bell exclamara sobre toda la habitación.
Hubo un silencio que consumió todo a sus alrededores.
—¡Bestia inmunda y sucia!—
Bell se quemaba los ojos cada vez que veía la verdadera forma de la monstruosidad a su frente. Sus pupilas se dilataban con cada vez más rapidez, mientras más continuaba mirando a aquella bestia con piel divina.
Necesitaba más ojos… Más ojos para poder verla mejor… Para poder asesinarla mejor y nunca más cayera baja sus trampas de bestia iracunda.
Después de todo… Él ya tenía los suficientes ojos para ver a la monstruosidad a su delante, solamente necesitaba más para poder cumplir mejor su misión.
Y ante la súbita exclamación del [Adventurer], Hephaestus simplemente frunció el ceño mirando a Bell como si fuera una completa basura y desgracia.
Todo miedo o vacilación fue eliminado de su organismo. Toda curiosidad de las estelas que desprendía aquella espada de plata en su espalda fue exterminada. Memoráis de su pasado en contraste, comenzaron a asolarla…
Memorias de rechazo y exclusión de parte de los demás dioses hacia ella solo por su físico. Odio y resentimiento afloraron en su ser…
Que aquel insolente niño le dijera aquellas mismas cosas, sin siquiera mirar su iónico defecto, hizo liberar su ira…
Toda lógica y pensamiento racional se fue de ella en su catarsis, y simplemente expresó su opinión sin analizar adecuadamente el estado mental del humano a su delante…
Un error que nunca volvería a cometer…
—Escúchame muy bien niño… Yo no soy ningún monstruo y no me quedaré a escuchar las estupideces que tengas que decirme. Quiero que te largues de mi tienda en este mismo instante y jamas vuel…—
—… Muere…—
—¿Eh?—
—¡Bell ya basta!—
Una vacilación ante el repentino salto que hizo Bell hacia Hephaestus, listo para decapitarla y se desangrara hasta teñir toda la habitación. Incluso los aventureros de Lv. 2, que se habían abalanzando contra él apuntándole con sus respectivas armas de forja, después de salir de sus escondites al ver a su [Goddess] en peligro; apuntando directamente a sus puntos vitales, no pudieron llegar a tiempo cuando él ya penetraba sus dagas superficialmente en el cuello de la pelirroja; quien solo pudo mostrar unos ojos temblorosos y quedar petrificada en su lugar…
Nadie pudo detener lo que estaba apunto de hacer…
Excepto ella… Su amada [Goddess]…
Bell se detuvo a solo unos milímetros de quitarle la vida a la [Smithing Goddess]. Solo un poco de presión y ella moriría desangrándose en su propia sangre putrefacta; y él moriría por sus esbirros, con una sonrisa en el rostro al ver cumplido su misión.
Pero cuando aquel grito se adentro en su cerebro, devolviéndolo a sus cabales, y haciendo que se detuviera súbitamente al estar arrodillado sobre el escritorio en medio de la habitación. Con todos los picos de herrería y un largo y grueso mazo de hierro a su derecha, pegados a su cuerpo listo para el amedrentamiento; Hestia lo hizo darse cuenta al último segundo de su colosal error.
¿Qué estaba a punto de hacer? No… ¿Qué acababa de hacer?
Él se echo a llorar cuando se dio cuenta de su gran estupidez.
Lagrimas salieron de sus ojos ante la enorme tontería sin precedentes que había hecho.
Él volteo su cabeza hacia su [Goddess] atrás de él, de la cual ya no merecía su perdón.
Él quería verla… Una ultima vez… Antes de nunca volverla a ver… Retrocedería sus armas del cuello de la divinidad a su delante, regresaría a su base, alistaría todas sus cosas y se iría de [Orario] para nunca más volver.
Él ya no merecía estar ahí. No era digno ya de pisar estar tierras por todo lo que había echo… No después de la bestia en la que se había convertido.
¿Por qué le pasaba esto?
¿¡Por qué!?
¿¡POR QUÉ ESTAS VISONES DE MUNDOS COMPLETAMENTE DISTINTOS LO CONSUMÍAN!? ¿¡POR QUÉ DEBÍA SER DIGNO DE VER AQUEL COSMOS CUANDO NI SIQUIERA QUERÍA VERLO O SABÍA QUE ERA!?
¿¡POR QUÉ LE OBLIGABAN A MATAR ESTAS BESTIAS Y MONSTRUOS SEDIENTOS DE SANGRE, CUANDO SUS SERES QUERIDOS NUNCA LE HABÍAN HECHO NINGÚN DAÑO!?
La respuesta fue sencilla…
Demasiado sencilla…
Y viendo a su diosa, la cual lloraba y mostraba una gigantesca preocupación por él, sentada sobre el suelo después de el salto que había hecho contra su amiga y la había echado de su propia silla…
Bell solo pudo ver una cosa.
… Porque nada de lo que veía era verdad… Nunca fue verdad…
Un monstruo antropomórfico lleno de pelo y un hocico deforme cubriendo toda su cabeza, se hizo presente en su visión. Patas de burro junto a garras y una boca llenas de molares gruesos y videntes a través de su mandíbula dislocada, junto a una cola y orejas de asno llenas de podredumbre y porros recubriendo toda su piel; se encontraron con sus rojos ojos.
Su [Goddess]… No… Aquel monstruo lo había engañado para que bajara la guardia ante la verdad que el [Cosmos] le estaba revelando…
Sus sentimientos habían sido falsos… Su benevolencia había sido falsa… Lo habían utilizado para que sus propios fines de diversión, como a cual juguete, y ahora que se daba cuenta de al verdad, trataban de eliminarlo…
Él había creído en ella… Había creído que ella era limpia e intacta de alimañas…
Pero nunca más volvería a cometer ese error… Nunca más…
—¡AGH~!—
Y gritando con una potente voz desgarradora, casi como si destrozara sus propias cuerdas vocales, rompiendo casi todas las ventanas del local con su eco…
… Bell con furia se adentro en el cuello de Hephaestus sin detenerse o siquiera sentir el inminente golpe, que partió cada una de sus costillas a través del duro acero, del martillo de forja de aquel aventurero tenaz.
Sus ojos estaban enloquecidos, y sus dientes demostrados como cuales colmillos. Más todos esos detalles se perdieron de su cuerpo, cuando fue arrojado con suma potencia contra uno de los muros internos de la oficina, y lo atravesara con tal fuerza de impacto hacia el exterior, destrozando como si nada las paredes de madera y piedra…
No pudo conseguir su misión de arrebatarle la vida a esa bestia… Sus cuchillas no lograron llegar lo suficientemente profundo para cortar alguna arteria o vena importante…
… Lo único que había conseguido de aquella arremetida, fue ser arrojado como cual despojo humano contra el rasposo suelo del 30º Piso de la [Babel Tower] y destruir uno de sus ventanales en el proceso…
El sol y las nubes en lo alto lo saludaron con su omnipotente presencia, cuando comenzó a descender sin remedio hacia la superficie… Y aún con todo su cuerpo maltrecho y reventado internamente, el peliblanco logró estabilizarse en mitad del aire comenzando a bajar por fuera toda la [Babel Tower] directamente hacia la planta baja.
Y mientras el viento afilado sacudía todo su cuerpo y ropas maltrechas; con todos los pisos pasando por su lado como borrones debido a la velocidad a la que caía; yendo directamente hacia el inminente suelo, luego de haber sido arrojado por una de las ventanas cercanas al establecimiento debido a la fuerza cinética de aquel golpe…
… Bell se auto-complació con una sonrisa desquiciada, preparándose para dar lo peor de si a todas esas mini-bestias que veía por las integras calles a su debajo; listas para servirle de consuelo para volver a ser aceptado en el [Cosmos] ante su fallo.
—¡AGH~!—
Y con aquel grito bestial, Bell desvaino su confiable Espada de Luz Plateada, despojándose de la mugrientas arma que aquel monstruo de ojos azules le había dado, dejándola fluir con el viento hacia arriba; antes de caer estrepitosamente contra el pavimento, destrozando sus rodillas cuando estas hicieron contacto.
Se formó un cráter a sus pies. Sus piernas estaban desunidas desde sus ligamentos y acalambradas como nunca antes lo habían estado antes. Su cabello estaba revoltoso y desordenado, dejando caer varios mechones sobre lugares aleatorios sobre su rostro.
Una densa nube de polvo y una capa astillas de roca, lo rodeaban en exceso… Sonidos y gritos comenzaron a resonar a las afueras de su visión nublada…
Pero él ya no necesitaba sus ojos mortales para verlas… Ya no necesitaba ninguno de sus sentidos humanos para poder localizarlas en mitad de la oscuridad…
… Solo necesitaba su cerebro y su espada…
Una muchedumbre se había reunido a su alrededor tratando de observar y averiguar que era lo que había pasado. Y entre tanto balbuceo y relincho, sus ojos rojos y sonrisa dientuda se revelaron entre el humo…
La cacería había comenzado…
—¡AGH~!—
[… …]