Capítulo 1. Planes y sorpresas
Hace diez años
Era una tarde de lluvia, pero la oscuridad era tan grande que parecía que era de noche, una noche tormentosa, como el augurio que anuncia una desgracia próxima. El agua caía con fuerza, arreciaba con toda su furia, golpeando el duro cemento sin compasión. Los rayos iluminaban el cielo momentáneamente, como antesala del terrible bramido del trueno que le seguía. En ocasiones, la tierra parecía temblar tras uno de estos truenos.
En esta tarde que incitaba a permanecer guarecido, un personaje encapuchado, como si fuera una sombra, se movía lentamente. Esta criatura se movía con pasos cautelosos, mirando constantemente en todas direcciones, buscando el menor indicio de que estuviera siendo seguido o de que fuera a ser descubierto. La sombra se encaminaba hacia una colina, una colina en la cima de la cual había una gran e imponente mansión.
Llegando a las puertas cerradas, el ser sonrió con satisfacción. ¡Al fin! Por fin había llegado al lugar en el que vivía ese maldito pato. Por fin podría cumplir el propósito que lo había llevado hasta allí.
Habían pasado cinco años, cinco largos años desde que aquello sucedió, desde que su querida hermana desapareció. Había pasado esos cinco años buscándola, pero finalmente abandonó la idea de encontrarla, y lo único que quería desde entonces, era vengarla. Sí, no olvidaría nunca aquella fatídica noche en la que el pato del clan McDuck logró, aún sin saber cómo, derrotar a su hermana y hacer que ella desapareciera… para siempre…
Hace quince años
Poe estaba apoyado contra una pared mirando como su hermana mayor, la gran hechicera Magica De Spell, ojeaba un libro de conjuros con una gran sonrisa en su rostro. Su bastón con un amuleto sumerio de gran poder estaba recostado en la pared del fondo de la sala.
El rostro de Poe era neutral, aunque había en sus ojos un atisbo de preocupación. Tomando una respiración profunda, el pato se enderezó y entró en la sala diciendo:
"Hermana, ¿estás segura de que tu plan funcionará?"
Magica levantó los ojos de su libro para mirar a su hermano menor. Su sonrisa confiada jamás abandonó su rostro mientras respondía:
"Por supuesto que sí hermano, aprovechando el eclipse de esta noche, conseguiré la primera moneda de Scrooge McDuck y me convertiré en la hechicera más poderosa del mundo, ese viejo temblará de miedo ante mi poder"
Poe se encogió de hombros, sabía que su hermana estaba absolutamente segura del éxito de su plan, pero algo dentro de él le hacía ser precavido, como si supiera que algo iría mal, tal vez fuera porqué los dos hermanos sabían que Scrooge había salido airoso de numerosas situaciones que parecían imposibles.
Esta sensación creciente le instó a intentar convencer a su hermana mayor que desistiera en su empeño, para ello, y tratando de sonar aburrido, le dijo:
"Pero si ya eres una hechicera muy poderosa, ¿para qué necesitas más poder?"
La sonrisa de Magica se esfumó y una expresión de furia con un toque de odio apenas edulcorado la reemplazó, ¿por qué su hermano le hacía semejante pregunta? ¿Es que acaso no había aprendido nada de la historia de su familia? Con voz indignada, la hechicera respondió:
"Vamos Poe, sabes tan bien como yo que el clan McDuck han sido nuestros enemigos durante generaciones, y ahora, ahora tengo la oportunidad de acabar con uno de ellos, uno de los más grandes que ha existido, si logro derrotarlo, tendré la admiración y el respeto de nuestra familia, ya que habré tenido éxito donde otros fracasaron"
Poe retrocedió ligeramente ante el arrebato de su hermana. Sabía que lo que decía era cierto. Desde niños a ambos les habían enseñado a detestar y buscar todas las formas posibles de acabar con el clan McDuck, y Poe sabía que mientras él era más indiferente con todo el asunto, lo que no quitaba que si fuera necesario se enfrentaría a quien fuera de esa familia, su hermana por otro lado se había tomado muy en serio la tarea de destruir a la familia. Y siendo la talentosa bruja que era, ya desde niña había comenzado a urdir planes para acabar con ellos, y su atención se había centrado especialmente en el que era en ese momento el miembro más importante de esa familia: Scrooge McDuck.
Poe era algo más reacio a luchar, detestaba a la familia McDuck, eso sí, pero no estaba tan predispuesto a luchar como su hermana, por ese motivo, siempre que su hermana estaba a punto de lanzar cualquier ataque, él trataba de disuadirla, como estaba haciendo ahora.
"Eso ya lo sé, pero-" comenzó a decir, pero pronto se vio cortado nuevamente por su hermana que ahora hablaba con voz indignada, casi enfadada con él.
"Nada de peros Poe, tu eres un De Spell, deberías saber tan bien como yo lo que está en juego"
El menor de los hermanos levantó las manos en señal de rendición antes de hablar nuevamente:
"Lo sé, y lo comprendo es solo que…"
Mágica se cruzó de brazos esperando a que su hermano siguiera, pero cuando este permaneció en silencio, ella exasperada preguntó:
"¿Qué?"
Poe reaccionó al instante respondiendo:
"No lo tengo del todo claro, es muy arriesgado usar el eclipse, y no quiero que te pase nada Magica"
La sonrisa de Magica regresó y con un tono jovial nuevamente habló con voz tranquila:
"Tranquilo hermano, no me pasará nada, pronto McDuck se inclinará ante nosotros ya lo verás"
Tras esto la hechicera soltó una carcajada y cogiendo su bastón salió de la sala.
Poe sabía que le había tendido una trampa a Scrooge, una trapa para atraerlo al Monte Vesubio, lugar en el que Magica desataría todo su poder contra ese pato pretencioso. El hechicero sabía que su hermana planeaba atrapar a McDuck en su propia moneda y así no solo conseguiría el mayor tesoro que ese viejo poseía sino que también lo mantendría en una prisión para toda la eternidad, recordándole así que había fracasado.
Por desgracia las cosas no salieron como Magica lo había planeado.
Hace diez años
Poe recordó ese día con pesar. El plan de Magica era brillante, no podía fallar, pero de algún modo, McDuck logró vencer a su hermana y ella desapareció sin dejar rastro. Poe se pasó los años siguientes buscando infructuosamente cualquier pista que le condujera hasta el paradero de Magica, pero nada de lo que había hecho hasta ese momento había dado resultado. Finalmente, y con pesar, Poe llegó a creer que su hermana se había ido para siempre.
A raíz de eso, el dolor y el resentimiento habían ido creciendo en su interior, mezclándose hasta convertirse en odio, un odio profundo hacia el responsable de todo: Scrooge McDuck.
Abandonando por completo la idea de volver a ver a Magica, Poe estaba dispuesto a hacerle daño a McDuck, quería que experimentara el dolor que él había sentido al perder a su querida hermana, sí McDuck iba a sufrir porqué él se aseguraría de que perdiera a alguien, a uno de sus familiares más cercanos o tal vez a todos ellos.
El hechicero sabía, al igual que muchos otros, que ese viejo tonto solía ir de aventuras con sus dos sobrinos, dos hermanos gemelos llamados Donald y Della, Poe los había visto en alguna ocasión, pero nunca les había prestado mucha atención hasta ahora. Lo que el hechicero sabía de los dos hermanos y de su tío era que, desde hacía unas semanas, meses incluso, no se les había visto a ninguno de los tres salir por allí, así que Poe resolvió que probablemente se estaban tomando un tiempo sabático en la mansión. De hecho, le habían llegado rumores de que la sobrina de Scrooge iba a ser madre. Tal vez ese era el motivo de que ya no se les viera, y si era así, ese era también el mejor momento para atacar.
Quería que McDuck sufriera, y para ello, tenía claro que el mejor modo de conseguirlo era atacar a su familia, a su escandaloso sobrino, a su encantadora sobrina o tal vez… sí, ¿por qué no al hijo o hijos de esta última? Experimentar el dolor de la pérdida de unos seres tan pequeños, tan inocentes, tan vulnerables e indefensos… y saber que no había nada que hubiera podido hacer para evitarlo… eso seguro que destruiría a Scrooge.
Sonriendo con anticipación, Poe se recolocó el bombín que llevaba debajo de su capucha, su marca personal, después miró la verja y los alrededores, debía ser cauteloso, era muy probable que ese pato, precavido como era, hubiera puesto protecciones mágicas para defender su hogar de posibles ataques, pero por muchas protecciones que pusiera, nada le salvaría de la ira que Poe De Spell sentía hacia él.
Tras un breve estudio del terreno, Poe logró entrar en la propiedad de la mansión sin ser detectado. Cabe decir que la fuerte tormenta que estaba cayendo por encima de él le estaba facilitando mucho el trabajo.
El pato llegó hasta una de las ventanas iluminadas que afortunadamente estaba debajo de un porche, lo que implicaba que no iba a mojarse más, al menos por ahora. Mirando hacia adentro, el hechicero se sorprendió ante la vista que le recibió. Scrooge estaba sentado en un gran sillón con el rostro completamente abatido, sus manos cerradas en puños y parecía tener la mirada completamente perdida. Parecía mucho más viejo que… bueno que siempre desde que lo había conocido.
¿Qué le había pasado? A su lado estaba un mayordomo que acababa de entrar con una bandeja y lo que parecía una taza de té.
Poe no perdió el tiempo, necesitaba saber qué había pasado, así que, recitando un conjuro de escucha, ahora sería capaz de oír la conversación que se desarrollara en el interior.
"Señor, debería comer algo, o por lo menos hidratarse" dijo el mayordomo con un atisbo de preocupación en su voz.
McDuck no le miró, ni siquiera se movió mientras respondía:
"¿Para qué Duckworth? Ella se ha ido, para siempre, no va a volver"
¿Ella? ¿De quién estaba hablando ese pato? ¿Quién era ella? Pensando que tal vez la conversación le aportara más información, Poe siguió escuchando con atención.
"Señor usted la ha estado buscando hasta ahora, no puede darse por vencido, seguro que encontrará a la señorita Della, ha invertido prácticamente toda su fortuna en este proyecto"
¿Della? ¿Della había desaparecido? ¿Y Scrooge ha invertido sus millones en encontrarla? Parecía imposible, no podía ser cierto ¿verdad? El anciano pato soltó un suspiro y con voz marchita respondió:
"¿Y de qué me ha servido? Esos buitres son más tacaños que yo, me han echado y han cancelado el proyecto, Della no volverá y Donald también se fue y se llevó los huevos con él, me culpa de la desaparición de su hermana, el muy desagradecido, la familia no da más que problemas, y ahora no me queda nadie"
El mayordomo frunció ligeramente el ceño, claramente estaba en desacuerdo con lo que acababa de decir su jefe, aunque disimuló muy bien su discrepancia cuando habló nuevamente:
"Señor no diga eso, yo aún estoy aquí, a su servicio, y me han comunicado que la señora Betina Beakley pronto llegará de Inglaterra"
Scrooge permaneció unos momentos en silencio antes de responder simplemente:
"Fantástico"
Duckworth respiró hondo, se le veía agotado, probablemente, y solo era una suposición, tal vez Scrooge había estado en esa situación lamentable por algún tiempo, y el mayordomo había y estaba haciendo todo lo posible para animarle... sin mucho éxito al parecer.
Poe vio que el mayordomo se aclaró la garganta y dijo:
"Señor ya sé que es meterme donde no me llaman, pero tal vez sea el momento de superar la pérdida de su sobrina y mirar hacia el futuro. No todo está perdido"
Scrooge ni se inmutó ante esas palabras, todo lo que hizo fue decir:
"Duckworth, déjame en paz, por favor. Quiero estar solo"
El mayordomo cerró los ojos, al parecer había sufrido una derrota, tal voz otra de varias, pero obedientemente, hizo una reverencia y respondió:
"Como mande señor, aunque le pido que piense en lo que le he dicho"
Scrooge soltó un gruñido acompañado de alguna palabra escocesa que Poe no fue capaz de identificar. Viendo que el mayordomo se retiraba, él también se apartó de la ventana. Esto era un desastre. Scrooge estaba hecho un desastre. ¿Cómo iba a vengarse de él si estaba en un estado tan lamentable? Era cierto que estaba sufriendo, sí, pero no era así como Poe quería que esto pasara, no, quería ser él el que le hiciera sufrir, quería que ese pato supiera que ese dolor estaba causado por el hermano de la bruja a la que derrotó.
Pero con McDuck así… ¿cómo iba a vengarse? Un momento… aún quedaba alguien, una persona con la que podía conseguir que McDuck sufriera aún más. Era cierto que parecía abatido y destrozado por la pérdida de su querida sobrina, pero aún sería más doloroso para él si también veía padecer y desaparecer a su otro sobrino, Donald Duck.
Sí, ese pato de habla ininteligible sería la clave para conseguir su venganza contra Scrooge McDuck, quisiera él o no ayudarle en esa tarea, aunque Poe prefería que Donald no quisiera ayudarle, eso lo haría más divertido.
Formando un nuevo plan, Poe se apresuró a abandonar la propiedad de McDuck, pronto ese rico pato se vería sumido en la miseria más absoluta.
Poe había recorrido prácticamente todas las calles de Duckburg, buscando el alojamiento de Donald, pero hasta el momento no había tenido suerte ¿dónde se había metido ese dichoso pato? ¿Por qué era tan difícil encontrarle? Uno habría pensado que a estas alturas ya habría obtenido resultados. Pero no, las cosas nunca podían ser tan simples ¿verdad?
Afortunadamente la lluvia había cesado y lo había reemplazado un cielo lleno de estrellas. Poe estaba cansado, empapado y calado hasta los huesos, pero sus ansias de venganza le instaban a seguir moviéndose hasta que diera con el paradero de ese pato.
Como si fuera cosa del destino, mientras andaba por una callejuela en penumbra, el hechicero vio en ese momento una puerta abrirse y al mismísimo Donald Duck en persona salir por esa puerta arrastrando con él lo que parecía ser una pesada bolsa de basura.
Esto sorprendió al pato hechicero, pues hasta donde sabía, Donald vivía solo. ¿Cómo podía un solo pato generar tal cantidad de residuos? Bueno eso era igual. Al menos lo había encontrado, y eso era lo importante.
Con pasos cautelosos, Poe se acercó mientras Donald se daba cuenta de que el cubo en el que iba a echar la bolsa estaba lleno de agua, lo que lo hizo gemir exasperado y soltando la bolsa procedió a vaciar el cubo, con tan mala suerte que al vaciarlo de algún modo se empapó de cintura hacia abajo. Eso lo hizo enloquecer y vociferar a los cuatro vientos.
Poe se detuvo mirándolo, la verdad no sabía si reír o compadecer al pato, al parecer Donald siempre había tenido muy mala suerte, y seguía siendo así. El hechicero esperó pacientemente a que el otro pato metiera la bolsa en el cubo y lo tapara.
¡Ahora! Este era el momento de atacar. Saliendo de las sombras, Poe gritó:
"¿Donald Duck?"
El otro pato se detuvo en seco y comenzó a darse la vuelta diciendo:
"¿Sí, quién-?"
Pero Poe nunca le dio la oportunidad de terminar la pregunta, pues con una ráfaga mágica, lanzó al otro pato hacia dentro del hogar. Toda la frustración y el dolor que había ido acumulando se proyectó en ese disparo. Le hizo sentir bien, muy bien en realidad. El hechicero corrió hacia dentro del hogar, no pensaba darle a Donald nada de margen para que contraatacara.
Al entrar en la casa, el pato vestido de marinero se estaba incorporando, aún aturdido del golpe que acababa de recibir. Poe sonrió y preparó otro ataque, pero por desgracia, Donald reaccionó más rápido de lo que el hechicero había anticipado y esquivó el ataque, haciendo que la explosión de energía diera contra una pared, abriendo un enorme agujero en ella.
"¡EH! ¡AWQQWDARERFAWQWACF!" (¡EH! ¡ACABO DE PAGAR EL ALQUILER!)
Gritó Donald al ver lo que había hecho el hechicero, luego lo miró bien y su rostro adquirió una expresión de sorpresa mezclada con horror, claramente había reconocido al intruso, y no parecía contento de haberlo hecho, lo cual solo acrecentó el disfrute del pato usuario de la magia.
"¿Poe?" preguntó el pato marinero cuando pareció recuperar la capacidad de hablar y siguió:
"Pero ¿cómo? ¿Por qué?"
Poe soltó una risita, estaba disfrutando demasiado con la situación, Donald realmente no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, y eso lo hacía todo aún más divertido.
En lugar de responder al pato vestido de marinero, el hechicero gritó:
"¡Eso no tiene importancia! ¡Lo que importa es lo que voy a hacerte!"
E instantáneamente lanzó otra ráfaga mágica que Donald esquivó exitosamente. Por desgracia para él, otro agujero decoraba ahora la pared. Después de mirar el daño recién hecho a la propiedad que había alquilado, Donald se encaró nuevamente a Poe y gritó:
"¡¿AWWQWXCFGTPHYQWAU?!" (¡¿Y QUÉ TE HE HECHO YO?!)
Poe dejó de sonreír y su cara reflejó incertidumbre, mirando a Donald como si le hubiera crecido una segunda cabeza, dijo:
"Perdona, ¿Qué has dicho? Va es igual, ¡Toma esto!"
Lanzó otro ataque, pero Donald se agachó en el último instante, y la mesita que estaba detrás de él saltó por los aires. Para evitar que le cayera encima, Donald saltó fuera del camino justo a tiempo. Anticipando esto, Poe lanzó otro ataque en esa dirección mientras gritaba:
"¡… y esto!"
Pero Donald fue más rápido y nuevamente evitó ser golpeado por la magia de Poe. De acuerdo, esto estaba comenzando a ser molesto.
"¿Puedes quedarte quieto, aunque solo sea por un segundo?" preguntó el pato hechicero con exasperación, realmente, todo sería mucho más fácil si Donald dejara de moverse. Poe no quería matarle, al menos no todavía, simplemente quería dejarlo inconsciente para llevarlo ante Scrooge y torturarlo frente a él para que ese viejo tuviera un nuevo motivo de sufrimiento.
El pato con bombín se preparó para un nuevo ataque cuando de repente algo captó su atención. Un ruido… más concretamente un gemido, seguido de más gemidos que pronto se convirtieron en llantos. ¿Había algún bebé allí? Entonces lo recordó, recordó a Scrooge hablando de unos huevos que Donald se había llevado, presumiblemente los hijos de Della. Con una simple mirada hacia el pato marinero, Poe sabía que estaba en lo cierto. Donald había desviado su atención hacia el origen de los llantos y su rostro era de horror puro.
Poe sonrió nuevamente, ahí estaba su oportunidad. Con la distracción de Donald, logró darle de llenó con otro ataque mágico. Donald salió volando hacia atrás, golpeó la pared y cayó al suelo con un ruido sordo. Todo ese jaleó provocó que el volumen de los llantos se incrementara, hasta el punto en que estaba comenzando a ser muy molesto. El hechicero miró al otro pato tendido en el suelo, aún estaba consciente, pero demasiado débil como para levantarse en ese momento, eso le daba la oportunidad perfecta para… "echar un vistazo" a esos niños que no paraban de llorar.
Con pasos decididos Poe se acercó a la cuna en la que estaban los pequeños patitos, ignorando por completo las patéticas súplicas de Donald. Al mirar hacia abajo, el pato adulto vio a tres pequeños patitos asustados y con torrentes de lágrimas cayendo por sus rostros. Cuando los bebés se percataron de la presencia extraña lloraron aún más fuerte y trataron de alejarse lo máximo posible de él.
Como si en realidad creyeran que pueden escapar, pensó Poe divertido mientras contemplaba las expresiones horrorizadas de los tres patitos. El hechicero miró a Donald por encima del hombro. El pobre pato estaba tratando de arrastrarse hasta los niños, pero avanzaba tan lentamente que no iba a ser capaz de impedir que Poe hiciera lo que quisiera con ellos.
A decir verdad, el hechicero creía que esos niños podrían serle útiles, tal y como lo había pensado antes, muy probablemente ellos serían un modo más eficaz de doblegar el espíritu de Scrooge que Donald. Sí, definitivamente sería mejor coger a esos tres patitos, así mataba a dos pájaros de un tiro, a Donald que se sentiría un completo fracasado por no haber podido proteger a sus niños y a Scrooge que vería impotente como él hacía sufrir a los hijos de la sobrina que acababa de perder. ¡Sería la perfecta venganza!
Poe levantó su mano, y recitó un hechizo de somnolencia, iba a dejar a esos niños profundamente dormidos para poder llevárselos más fácilmente. Miró a los patitos nuevamente con la sonrisa aún más ancha que antes, estiró el brazo hacia los tres y entonces sucedió lo impensable. Uno de los tres niños se puso al frente y extendió su pequeño bracito, como si quisiera detener a Poe y proteger así a sus hermanos. Pero esto no fue lo que sorprendió a Poe, lo que le sorprendió fue que casi al instante de hacer esto, de ese patito emanó una intensa luz blanca, acompañada de una poderosísima oleada de magia. Poe jamás había sentido tanto poder, y mucho menos había sido golpeado por él.
El hechicero vengativo no pudo evitar cerrar los ojos ante esa intensa luz que se envolvía a su alrededor como una serpiente alrededor de su presa, y tampoco pudo hacer nada para evitar ser lanzado por aquella poderosa magia. Poe sintió que era lanzado con fuerza, atravesó una ventana, los cristales volaron y le hicieron pequeños cortes en varias partes del cuerpo. El desventurado pato siguió volando hasta que chocó con un árbol al otro lado de la calle, sin tiempo a recuperarse, el hechicero vestido de negro cayó al suelo mojado con un gruñido, la ironía de la situación le hizo pensar que ni cinco minutos antes él le había hecho lo mismo a Donald.
Poe alzó la vista y, mirando hacia la ventana rota, comprobó con impotencia que los bordes de su visión se estaban volviendo negros, lo que indicaba que estaba perdiendo el conocimiento. Sin poder hacer nada para evitarlo, Poe siguió mirando hacia la casa que ahora solo era un borrón, y justo antes de perder el conocimiento, le pareció ver una mancha azul y blanca que aparecía en el agujero que había hecho él al romper la ventana.
¡Maldito seas Donald Duck! Con este último pensamiento, Poe se desmayó.
Este es el primer capítulo de mi nueva historia, es la primera vez que escribo Ducktales, así que apreciaré cualquier crítica constructiva y ayuda o sugerencia. Decidí usar los nombres originales de los personajes y los lugares, porqué así no generaran confusión (al menos eso creo) y porqué me gustan más en versión original que algunas de sus traducciones al castellano.
En fin, espero que os haya gustado este capítulo, si es así, no dudéis en comentar, yo por mi parte, estoy muy emocionada por ver adónde lleva esta aventura. Nos vemos en el próximo capítulo
Pilyarquitect