Hace dos años, ésta idea surgió en mi mente cuando encontré la imagen de la portada. Probablemente para cuando haya publicado y realizado los cambios lo apreciarán. Tengo historias pendientes por actualizar… pero no puedo atentar en contra de mis emociones.

Mi nombre es Eagle Primecee y después de una introducción muy cursi como me dirían quienes me conocen, dejo ésta historia inspirada en la época medieval con tintes de fantasía (o de tantos libros que ya me leí y ahora, aparece con mayor intensidad), un universo alternativo.

Transformers no me pertenece, sólo soy dueña de mis OC'S


TRANSFORMERS: LA LEYENDA DE CIBERTRON

Capítulo 1: Un poco de historia

Hace mucho tiempo, cuando Cibertron no tenía las ciudades tecnológicas, existían diversos reinos en donde los autobots y decepticons gobernaban a los mecanismos, las guerras entre ambos bandos habían delimitados algunos territorios: En los reinos de Cristal Pax, La ciudadela de Metroplex, la villa Scramble eran gobernados por los autobots; Kaon, Lexus V, y las montañas tenebrosas pertenecía al Imperio de los decepticons. Sin embargo, también existían territorios que, por convenios, permanecían en situación neutral.

¿Cómo había iniciado la guerra?

Como en todas las civilizaciones, los mecanismos crecieron juntos, se ayudaban mutuamente, exploraban las regiones, se asentaban y… cuando un grupo no quería seguir las órdenes de un líder, se retiraban y construían su propio camino. Los deseos de ambición y poder llevaron a la confrontación, causando dolor, muerte y destrucción. En la memoria colectiva, permanecía el recuerdo de un reino que, durante la guerra, pereció; el nombre de éste reino era Iacon. Las leyendas mencionan que el Imperio decepticon intentó apoderarse por la fuerza debido al conocimiento que poseían y el reino Autobot deseaba que ese reino continuara siendo independiente para ambos bandos: algunos aseguran que los beast la destruyeron, y otros; que una fuerte neblina descendió del cielo e hizo desaparecer el reino.

Muchos civiles murieron durante el conflicto, la clase noble y guerrera lucharon con valentía para impedir que su hogar fuese destruido… y en un intento desesperado, lograron salvar a su heredero pero, éste pereció a manos de los decepticons. Sin embargo, los sobrevivientes fueron llevados hacia los territorios autobots en donde pudieron prosperar.

El gobernante de Cristal Pax

El reino de Cristal Pax, uno de los más grandes territorios autobots, se encontraba en la parte Norte de Cibertron, rodeado de montañas y ríos que protegían a la comunidad. Los civiles se desempeñaban a la recolección de energon, fabricación de armas, y al comercio de toda clase de objetos. Las femmes realizaban trabajos domésticos y, quienes tenían suerte, aspiraban a convertirse en damas al servicio de la nobleza.

Éste reino, lo gobernaba la casa Prime. En éste período, la responsabilidad estaba concentrado en la figura de Optimus Prime, quien era un mech de gran apariencia, cuyos colores azul grana le daban su distinción, portaba una malla pectoral y una capa en el cual distinguía su rango. Los súbditos mencionaban que él gobernaba sabiamente, sin embargo, les preocupaba que no tuviese una compañera para compartir su vida.

Las féminas, aunque no lo mencionaran, soñaban con poder servir al monarca o tener la oportunidad de poder bailar con él en alguna ceremonia.

Optimus conservaba un espíritu tranquilo, sabio, estratega por naturaleza y guerrero de gran valor.

Sin embargo, a pesar que el rey daba ejemplo de cortesía y humildad, no todos los que integraban la corte se comportaban de esa manera.

Una femme en las caballerizas del rey

Mientras tanto, la vida de los súbditos transcurrían ocupados en la rutina de cumplir con sus deberes, pero en ésta ocasión, nos trasladaremos a las caballerizas del rey, en donde los encargados de mantener en buen cuidado el lugar como a los caballos se dedicaban a transportar heno y paja tecnorgánicos para los animales. En su mayoría eran mechs quienes se encargaban de éstas faenas, pero por azares del destino, una feme de color escarlata (rojo) se incorporó a las actividades.

Los mech lo tomaron con humor y consideraban que aquella intrusa no daría la talla.

-Deberías volver a palacio, éste no es un lugar para una femme. – Le realizaba un mech que en estatura le superaba tratando de intimidarla.

Sin embargo, recibió un codazo en las costillas.

-¡Guarda Silencio! – Dijo en un susurro. - ¿Te fijaste quién es?

El rostro del mech se llenó de asombro.

-¡Es la hija de Alpha Trion! ¿Pero por qué está aquí?

-¡Guarden silencio, ahí viene Sir Magnus!

Los mech regresaban a las actividades cuando en la entrada de las caballerizas llegaba un mech de mayor edad, su armadura poseía colores rojos y blancos y en su rostro se denotaba que no era muy sociable, sus pasos se dirigieron a la femme.

-Arcee, necesito hablar contigo.

La susodicha llevaba un poco heno y lo dejó a un lado para atender a quien le llamaba.

-Sir Magnus. – Expresó de forma respetuosa.

-No estoy de acuerdo en que alguien como tú realice trabajos de ésta naturaleza, tu padre habló conmigo y me comentó que no es la primera vez que has estado aquí sin el consentimiento.

Esbozó una leve sonrisa la susodicha.

-Con todo respeto, no me siento cómoda estando en el interior de un castillo limitada a lavar, sonreír, recitar poesía, usted sabe que es lo que más deseo en éste mundo.

-Sabes muy bien que las guerras no son para las femme.

-En el pasado ayudamos, ¿por qué debe ser distinto ahora?

-Porque hay reglas y debes saber cuál es tu lugar.

-Un lugar en donde la mayor parte de mi vida la he pasado entre la gente sin conocer al rey a quien voy a servir, ése no es mi lugar, ambos lo sabemos.

Magnus dejó escapar un leve suspiro.

-Escúchame Arcee – Le dijo con voz resignada. – Sentinel viene muy a menudo y no le causará gracia el verte aquí, sin embargo, hay algo que debo advertirte…

Se interrumpe de forma violenta cuando escucha que en el fondo de las caballerizas el relinchar de un animal ha provocado que se alteren.

-¡No se acerquen! – Dio una instrucción tajante el mech blanquiazul – Ése es Shadow, el caballo de nuestro rey, solamente él puede acercarse a ese sitio, por ningún motivo se les ocurra intentar atenderlo porque los dejará fuera de combate. Si no me creen, pueden preguntarle a Countdown.

El mech que citó Magnus era uno de los mozos de cuadra quien por tratar de colocarle la montura, el animal reaccionó violentamente y, con las patas traseras lo había dejado inconsciente y fracturado del brazo izquierdo.

-¡Queda claro!

-¡Sí Señor! – Expresaron de forma unánime.

Magnus se dirigió a Arcee.

-¡Por favor, ni se te ocurra acercarte a Shadow! – Le susurró antes de marcharse.

La femme lo notó con extrañeza y asintió, aunque no estaba convencida de no acercarse.

Había pasado algunas horas trabajando en aquel lugar, mientras que el periodo de descanso había llegado. Poco a poco los trabajadores fueron dejando las caballerizas, sin embargo ella se había quedado almacenando un poco de heno.

-¡Arcee, ven con nosotros! – Les mencionaban sus compañeros.

-¡Los alcanzaré en un momento! – Respondió tranquilamente.

Al constatar que ninguno de ellos estuviera en el lugar, poco a poco se fue desplazando hacia el fondo de la caballeriza; llevaba en una bolsa unos terrones de energón y se acercó hacia aquel lugar en donde Magnus le dijo que no lo hiciera.

Observó que aquel lugar estaba poco iluminado, pero estaba bien cuidado, de forma cuidadosa se acercó hacia la puerta.

Se escuchó un soplo por las fosas de aquel equino quien observaba con curiosidad a la femme, sin embargo no se acercaba a ella.

-Hola amigo, no te haré daño. – Mencionó la femme mientras sacaba un terrón de energón para ofrecerle.

Desvió la mirada para no initimidar al animal, pudo escuchar sus pasos que se acercaban y poco a poco su hocico hizo contacto con el energón.

Arcee giró con lentitud la cabeza para observar a Shadow, le agradaba escuchar el sonido de los animales sin que estuvieran otros seres, pero, al tener cerca a aquel ejemplar, percibía que compartían algo en común.

-Son contadas las personas que te comprenden, ¿verdad? – susurró hacia el equino quien respondió acercándose hacia la femme para que ella pudiese acariciarlo. – Creo que somos compañeros del mismo dolor.

Sonrío levemente mientras ambos se observaban mutuamente, aunque ellos no percibieron que, en ése silencio, Optimus Prime contemplaba a ambos, se retiró con discreción del lugar.