"Maddie,querida,siempre te observas tan bella",halagó para posteriormente besar sus nudillos como un caballero e inevitablemente Danny se encontró rechinando los dientes ante tal escena.

Su madre sonrió y su padre siempre inconsciente a los pobres intentos de conquista que Vlad empleaba en su esposa comenzó a balbucear de un nuevo invento en el cual estaban trabajando.

Danny sintió esa sensación graciosa en su estómago al mirar como los ojos de Vlad no se despegaban de su madre ni cuando habló para anunciar su partida.

Salió de su casa dando un portazo de ira contenida y se dirigió al punto de reunión habitual que compartía con sus mejores amigos.

" ¡Lo odio!",exclamó una vez llegó,ignorando las miradas confundidas que sus amigos le ofrecieron a cambio,"¿En verdad cree que mi madre aceptará algún sentimiento romántico que provenga de él? ¡Está felizmente casada con mi padre,muchas gracias! ¿No puede ir a buscar a alguien más? Si mantuviera sus ojos en otra cosa que no sea mamá por cinco segundos tal vez encontraría a alguien más interesante, ¡y disponible!",dijo para luego tomar sin delicadeza alguna las papas de Tucker y comerlas.

Tucker miró tristemente cómo sus papas desaparecían de su plato rápidamente.

Sam alzó una ceja.

"Quiero decir,no es feo,un poco mayor quizás, pero podría encontrar a alguien", hizo una mueca cuando las burbujas explotaron dolorosamente en su estómago al pensar en Vlad con alguna bella mujer joven," ¡Tal vez alguien cercano a él!."

"Oh,santo cielo."

Danny parpadeó y miró confundido las caras sorprendidas de sus amigos.

"¿Qué?", preguntó después de un rato,cuando se hizo evidente que ninguno de los dos iba a hablar sobre la repentina epifanía que aparentemente habían tenido.

" Danny...",comenzó Sam,como si estuviera hablándole a un animal herido y asustadizo,"¿Estás celoso de que tu mamá reciba atención de Vlad?"

"En vez de ti", agregó Tucker.

Danny fruncio el ceño,pareciendo como si estuviera a punto de negar su propia existencia hasta que se dio cuenta de que las burbujas en su estómago eran las representantes de dicho sentimiento.

Se preguntó mientras bebía el refresco de Tucker si alguna vez se irían.