No se suponia que iba a acabar así, se suponía que sería simple, buscar un tesoro como otras cientos de veces y salir de allí, Donald Duck no pensó que acabaría con el siendo un fantasma y viendo como las personas que mas querían observaban su cadáver sin poder reaccionar, definitivamente su suerte fue de lo peor ese día y eso que no empezó mal.
Unas horas atrás.
Era por la mañana en la mansión del pato más rico del mundo y Donald se había despertado por el ruido que provenía de la planta baja, con pesadez abrió lentamente los ojos y se incorporo lentamente, tenía los ojos hinchados y le dolían de haber estado llorando toda la tarde ayer.
El día anterior fue uno de esos días horribles, su mala suerte fue peor que nunca y para rematar se encontró con Daisy, su ex, quien para varias le insulto y se burlo de él y le recalco que ahora tenía a alguien mil veces mejor que él y que no era un "desviado" maldita sea el día que le confesó que era bisexual, pero eso daba igual, el caso es la depresión que estuvo intentando ocultar durante años, junto a su baja autoestima salieron ayer a flote y Donald no se le ocurrió otra cosa que encerrarse en su cuarto y llamar a la única persona que sabia absolutamente "todo" de él.
Ella era la única con la que podía hablar, su mejor amiga y prácticamente hermana y la única que no le importa sus estados de ira o su depresión. Después de pasarse unas cuantas horas llorando y hablando de todo su dolor, miedos y penas y después de las dulces y esperanzadoras palabras de la joven Donald se durmió ahora mucho más tranquilo.
Un suspiro salió del pico del pato antes de bajar las escaleras, aun se encontraba algo triste pero tenía que fingir como siempre, mientras esperaba que nadie notara sus ojos hinchados y rojos.
"Como si eso fuera a pasar, a nadie le importa lo que me pase o como estoy"-pensó el pato mientras bajaba las escaleras pero no termino de bajar el ultimo peldaño de las escaleras cuando escucho como gritaban su nombre de manera muy característica.
-¡Donald!-el marinero sintió dos pareces de brazos rodeándole y tardo unos segundo en darse cuenta de quienes eran.
-¿Panchito? ¿José?-pregunto el pato sorprendido de ver a sus dos mejores amigos allí-¿Que hacéis aquí? ¿Cuándo habéis llegado?
-¿Qué crees amigo? ¡Vinimos a verte!-respondió el gallo son una sonrisa en su rostro.
-Llegamos a noche pero era muy tarde a sí que tu tío Scrooge nos dejo quedarnos aquí a dormir-continuo el loro muy feliz, aunque sus palabras extrañaron a Donald quien fijo su mirada en su tío que estaba detrás de sus mejores amigos junto con sus sobrinos y rosita (a la que prácticamente había adoptado como sobrina).
-Solo por esta vez no les cobrare nada, no soy tan malo como para dejarlos en la calle-respondió el pato mayor molesto.
-Por eso y porque les convenció para que hicieran un concierto en la ciudad para ganar más dinero-añadió Huey haciendo que el viejo le miraba mal.
-Bueno vamos a la sala, tenemos mucho que hacer-dijo Scrooge antes de encaminarse hacia la sala seguido de los trillizos.
Donald extrañado miro a sus dos mejores amigos y se cruzo de hombros.
-¿Que pasa aquí?-pregunto claramente desconfiando y extrañado pero sus dos amigos le tomaron cada uno de un brazo y lo empezaron a arrastrar para seguir a los demás.
-Tú no te preocupes viejo amigo-dijo Panchito.
-Te gustara la sorpresa-siguió José.
-Esto me da mala espina-susurro Donald
Y en efecto Donald tenía razón, nada más llegar a la sala del desayuno se encontró para su sorpresa (y desgracia) que había más invitados en la mansión, concretamente Ciro, Fentón y su "querido" primo Gladstone.
-Donald buenos días-saludo alegremente Fentón dándole un abrazo como saludo, Fentón y el se habían hecho muy buenos amigos desde que se conocieron una semana después de que Donald y sus sobrinos se mudaran a la mansión, ambos tenían bastante mala suerte, no se rendían fácilmente y secretamente ambos eran héroes, bueno Donald era un héroe retirado y nadie sabía de su pasado y Fentón era un novato que un poco más y le decía a toda la ciudad su verdadera identidad. Y aunque el chico era muy inocentón y podía ser bastante desesperante a veces le tenía en mucha estima.
-Hola Fentón-saludo Donald correspondiendo el abrazo, aunque este no duro mucho ya que sintió como el otro era apartado de él rápidamente.
-Fentón nada de molestar mientras se trabaja-gruño Ciro para luego mirar a Donald-bueno días-saludo secamente a lo que Donald respondió con un "hola" el pato también conocía a Ciro desde hacia tiempo y aunque no fueran amigos se llevaban bien, aunque le extrañaba que ese día estuviera tan gruñón.
-Donald vamos a desayunar-escucho decir a Panchito mientras le tomaba del brazo y José se ponía su lado, el pato iba a decir algo pero se claro al ver las caras molestas de sus amigos ¿pero que les pasaban?
-¡Don!-escucho decir a su espalda y Donald suspiro antes de susurrar un "oh no" para luego sentir como un brazo le rodeaba los hombros y lo llevaban hacia un cuerpo ajeno.
-¿Como esta mi primo favorito?-pregunto Gladstone con una sonrisa en su pico y Donald solo pudo suspirar con pesadez.
-Hola Gladstone, ¿se puede saber que haces aquí?-pregunto Donald agotado, definitivamente no tenía que haberse levantado de la cama.
-¿Es que uno no puede venir a visitar a su familia, de vez en cuando?-pregunto el otro pato haciéndose el ofendido-me lastimas primo, con lo que yo te quiero-añadió apartándose de él haciéndose el dolido.
-Sí, si lo que digas-dijo Donald mientras iba a con sus amigos y dejaba a su primo con la palabra en el pico.
-Bueno bueno basta de cháchara, tenemos mucho que hablar así que sentémonos a desayunar ya, que el tiempo es dinero-hablo Scrooge enfadado mientras hacía que todos se sentaran a desayunar.
Como el ex marine suponía desde que los vio a todos allí, el motivo de aquella reunión era una nueva aventura para conseguir un artefacto mágico que decían que era muy poderoso, Ciro estaba allí porque había creado un nuevo invento para salir de las trampas del lugar y tanto Fentón como Gladstone estaban allí por si necesitaban a robopato o una gran cantidad de suerte ya que la misión era muy peligrosa.
Cabe decir que Donald se negó rotundamente a ir a la misión y también a que sus niños fueran con Scrooge por temor a que les pudiera pasar algo, pero entre todos (y sobre todo gracias a los pájaros latinos) consiguieron convencerle y partieron inmediatamente hasta la ubicación del tesoro y Donald esperaba que todo saliera bien, que equivocado estaba.
El llegar a la sala del tesoro no fue difícil, solo un par de trampas lo normal en esos casos pero el problema llego cuando Scrooge tomo el tesoro que era un esfera de cristal de color celeste, las paredes empezaron a temblar, la única salida posible se cerro automáticamente y de la paredes aparecieron agujeros de los que empezaron a salir disparadas unas flechas que a juzgar por su aspecto estaban envenenadas, en ese momento Ciro hizo uso de su experimento y destruyo todas las flechas pero como nada puede salir bien, el robot se volvió malvado de nuevo y empezó a lanzar láseres por todos lados obligándolos a todos a esconderse y sin oportunidad de Fentón de poder transformarse en robopato.
Fue en ese momento cuando todo ocurrió, Gladstone y Ciro estaban en medio de un fuego cruzado por aquel estúpido robot, en un intento de huir de su primo, este empujo a Ciro y ambos cayeron al suelo, siendo un blanco fácil para el robot que se disponía a atacarlos, ambos cerraron los ojos dispuestos a esperar al final que nunca llego, solo escucharon un sonido del disparo, un golpe y finalmente un grito de dolor desgarrador.
Cuando ambos pájaros abrieron los ojos vieron los rostros horrorizados y aterrorizados de sus compañeros y siguiendo el recorrido de su mirada lo vieron, el robot estaba destruido en el suelo pero lo peor de todo era el cuerpo del pato vestido de marinero tirado a su lado, boca abajo y con una gran mancha de sangre expandiéndose por el suelo debajo del cuerpo y tiñendo todo el lugar de rojo.
El silenció se hizo presente en el lugar solo unos segundo antes de que se escuchara gritar.
-¡Donald/Tío Donald!