N/A: Holitaaa! (Le lanzan un tomate) ok ok ya se que han de estar enojados por que no he actualizado pero tengo una buena excusa! Comenzó la maraton de exámenes en la U y estoy más muerta que viva, tengo más bolsas bajo los ojos que Santa Claus en Navidad :'c de hecho ahora debería estar estudiando pero no podía dejar pasar más tiempo la actualización! (Además de que mi sensei me lo hace recordar todo el tiempo xd)

Bien! Ya saben mis linduras, nada del drama me pertenece sólo soy la que lo adapta y traduce sin fines de lucro más que para deleitar la vista y la imaginación :3

ADVERTENCIA: *InnerYaeru:* pff si leíste los capítulos pasados esto no es nada... ejem Inner sólo debes leer el culero diálogo que te entregue... *InnerYaeru:* bien! Este capítulo contiene limme suave y una pizca de violencia, disfrutenlo Hentai's

Inche Inner que no puede hacer nada bien sin joderla, disculpenla :3

Veronika-BlackHeart: arigatouuu! Puedo sentir tu ki apoyandome xd, espero que te guste el siguiente capítulo. Saludos y como decimos aquí Rohayhu!

PinKrystal: Volviste! Te extrañe bonita :3 la pregunta real sería a quién le importaría tener un Itachi 7w7 muchas gracias por seguir leyendo, espero te guste!

SIN MÁS QUE DECIR, COMENCEMOS!


Capítulo VII

Sakura estaba dolorida en los lugares adecuados y de la forma conveniente. Paseaba junto a Itachi por la ancha avenida de los Campos Elíseos; le cogía de la mano y sonreía de oreja a oreja. ¿Cómo conseguía hacerla sonreír con tanta facilidad? No era por el sexo. Estaba claro que eso era fantástico, pero aquél no era el motivo de su sonrisa. Era sólo por él. Sólo tenía que mirarle y volvía a sonreír, incluso contra su voluntad.

Él miraba hacia adelante. Observaba a la gente que venía de frente, el tráfico, todo. Todo parecía interesarle. Cuando ella llevaba un minuto mirándole y observando su atractivo perfil, él volvió la cabeza y la miró. Itachi sonrió y ella sintió el vuelo de mil mariposas en el estómago.

Aquel hombre debía de tener una licencia para poder sonreír de aquella forma. El efecto que tenía sobre ella era definitivamente ilegal.

Sakura dejó de mirarle y se concentró en el negro cielo de París. Hacía una noche preciosa y, a pesar de que las estrellas apenas eran visibles, ella tenía la sensación de poder ver cómo brillaban todas sobre su cabeza.

Estaban casi al final de la larga avenida comercial, cerca del Louvre, y Sakura suspiró. No quería volver a enfrentarse de nuevo a Sasuke, pero Itachi había insistido en cumplir con su deber. Por eso habían salido a buscarle. No le habían encontrado en el primer bar en el que habían buscado, y tampoco en el segundo. Pero había un club que Sasuke le había mencionado más de una vez y se dirigían hacia allí.

Sakura miró a Itachi sin que él se diera cuenta. Estaba muy contenta de poder ver a través de su glamour. Él le había asegurado que volvía a llevar un traje oscuro, pero ella sólo podía ver su preciosa armadura negra y dorada. Eso de verlo con tan poca ropa tenía sus inconvenientes ahora que por fin había superado las reservas que tenía hacia él. Le daban ganas de llevarlo a un callejón oscuro y hacer travesuras allí con él.

Itachi sonrió como si supiera lo que ella estaba pensando y le dedicó una de sus azules miradas. El apetito que se reflejaba en ella dejaba entrever que él estaba pensando lo mismo.

Sakura había elegido su mejor vestido de verano de color azul marino y se había puesto un sujetador que realzaba su escote. No quería que los ojos de Itachi abandonaran su cuerpo en toda la noche. Necesitaba que él la mirara. Eso potenciaba la confianza que ella tenía en sí misma.

Sakura podía sentirse especial cuando se daba cuenta de que la mirada de Itachi parecía no poder abandonar su cuerpo. Su ángel la miraba como si la quisiera devorar.

Había algo en él que le había devuelto la vida y había liberado todas sus inhibiciones. Ella nunca se había mostrado tan atrevida con un hombre, y jamás se había sentido tan adorada. Estar con Itachi era como estar en un auténtico paraíso.

Sakura suponía que se trataba del efecto ángel.

Cogidos de la mano, doblaron una esquina y se internaron por una calle que les alejaría del Louvre y les adentraría en la ciudad.

El club que buscaban se hallaba en alguna de aquellas calles.

Tardaron un rato en encontrarlo, y cuando lo hicieron ella no pudo dejar de mirar la señal de neón rosa que brillaba sobre la puerta.

No era la clase de club que había imaginado.

Sakura nunca había estado en un club de bailarinas exóticas. Suponía que eso significaba exactamente lo que se estaba imaginando: bailes privados, números eróticos sobre el escenario y toda clase de actos sórdidos.

A ella le pareció que no debía exponer a un ángel a todas aquellas cosas, ni siquiera un ángel que probablemente hubiera hecho cosas mucho peores con ella durante las últimas veinticuatro horas.

—¿Hay algún problema? —La profunda voz de Itachi era música para sus oídos y le calentó el cuerpo con tanta rapidez como habían desfilado por su cabeza hacía sólo un segundo las imágenes de ellos juntos.

—Es un club de striptease. —Sakura señaló el cartel de la entrada.

—¿Qué te parece si entramos sólo para ver si está aquí?

La acompañó hasta la entrada y el portero les dejó entrar sin ni siquiera parpadear y sin pedirles que pagaran la entrada.

Itachi tenía algunos poderes y no temía utilizarlos. Sakura deseó sentirse igual de segura con los suyos. Su madre siempre le había dicho que ella tenía grandes poderes y que podría hacer todo lo que deseara siempre que practicara lo necesario. Ella nunca había tenido la suficiente confianza como para enfrentarse a sus poderes y aceptarlos. Sin embargo, ahora sí la tenía. Estar con Itachi le daba la fortaleza para dejar de esconderse y lanzarse. Sakura quería ser mejor bruja y aprender a controlar su poder, y eso es lo que haría.

Itachi se agachó cuando pasaron por debajo de una viga baja y ella sonrió. Su cabeza hubiera pasado sin problemas, pero de no hacerlo se habría golpeado las alas. Se imaginaba que al resto de las personas les parecería muy extraño que se agachara cuando no tenía ningún motivo para hacerlo.

Enseguida aparecieron varias mujeres que se acercaron a él vistiendo sugerente ropa interior y luciendo grandes sonrisas.

Itachi tiró de Sakura y ella se sintió un poco rara cuando las mujeres se dieron cuenta de que la cogía de la mano. Se dieron media vuelta y se fueron en busca de otros hombres que estuvieran solos. Sin embargo, se sentía aliviada de que él hubiera dejado claro que no estaba solo. ¿Quería él que todo el mundo supiera que estaban juntos? ¿Quería estar con ella? A ella le había parecido increíble haber pasado la noche y el día con él. Ahora le deseaba incluso más que cuando le conoció, pero aún no estaba segura de adonde les iba a llevar todo aquello y de si acabaría de la forma que su corazón deseaba.

El placentero sueño de Sakura, que se estaba imaginando poder pasar el resto de sus días junto a Itachi, se esfumó en cuanto vio a Sasuke justo delante de ella. Estaba en compañía de un grupo de personas, la mitad de las cuales eran jóvenes y preciosas mujeres. Estaban todosriendo, bebiendo y metiendo billetes en los tangas de las bailarinas que se contoneaban sobre el escenario.

Ella apartó la mirada de las bailarinas con las mejillas teñidas de rubor y miró a Itachi.

Esperaba verle mirando a las mujeres, pero él la estaba mirando a ella.

Sus ojos azules se encontraron con los suyos instantáneamente.

—¿Te quieres ir? —Itachi frunció el ceño y le tocó la mejilla con la mano que tenía libre. La acarició con tanta dulzura que consiguió apaciguar sus nervios. Ella negó con la cabeza, se armó de valor y buscó un lugar donde Sasuke les pudiera ver bien, pero sin que estuvieran muy expuestos a los ojos del resto de la gente. No quería que Itachi mirara a las demás mujeres. Sabía que era una actitud un poco infantil por su parte, pero le quería para ella sola.

—Deberíamos irnos. —Él empezó a dirigirse hacia la puerta, pero ella le detuvo cogiéndole con las dos manos. Él volvió la cabeza y la miró—. No te gusta estar aquí.

—Yo sólo... —Se mordió el labio, le miró a los ojos e intentó encontrar las palabras que quería

decir—. No mires a las mujeres.

Le resultó más fácil de lo que ella pensaba.

Él sonrió y ladeó la cabeza.

—¿Tienes miedo de corromperme o de que me meta en algún lío?

—No. —Ella miró la mano que él le había cogido—. No tiene nada que ver con eso.

Itachi se acercó a ella y volvió a tocarle la mejilla. Luego le levantó la cara para poder mirarla a los ojos. Había tanta comprensión en ellos... Ella no quería que él conociera sus temores, que supiera que tenía miedo de que la dejara por alguna de las preciosas mujeres que había en aquella sala, que temía poder perderle. Ni siquiera ella estaba segura de sus sentimientos por él, pero no podía soportar imaginárselo con otra mujer y se había sentido obligada a pedirle que no mirase a ninguna otra. Sin embargo, haber entrado en aquel club le había hecho comprender algo. Fuese lo que fuera lo que sentía por él, lo que sí tenía claro era que quería que siguiera estando allí con ella cuando todo aquello acabara. No quería que se fuera.

Cerró los ojos cuando él la besó; un beso dulce lleno de consuelo y ternura. La mano de Itachi se movió y la cogió con más fuerza. Ella le siguió por la sala en dirección a las cabinas que había alineadas en la pared opuesta al lugar en el que estaba Sasuke, justo en su campo de visión.

Itachi le ofreció la otra mano y le sonrió. Ella se deslizó sobre aquel oscuro asiento en forma de herradura. Él se sentó junto a ella centrando toda su atención en ella y Sakura se lo agradeció con un beso.

No pretendía que aquel beso fuera nada más que un breve encuentro de sus labios, pero él le devolvió el beso dejando que su lengua se deslizara por el contorno de sus labios. Ella abrió la boca para él y utilizó su propia lengua para invitar a la de Itachi a entrar en su boca: la utilizó para acariciársela y le arrancó un gemido. Él cambió de postura y se acercó a ella hasta que quedaron cadera frente a cadera. Seguía sin ser suficiente.

Itachi sonrió cuando ella apartó la mesa redonda para hacer sitio y se sentó sobre su regazo: ahora el culo de Sakura descansaba sobre sus muslos, sus rodillas quedaron sobre su cadera izquierda y le rodeaba el cuello con los brazos. Sus lenguas se enredaron y él gimió cuando ella paseó la lengua por encima de su labio inferior, provocándole. Itachi deslizó las manos por su cintura y ella dejó resbalar las suyas hasta sus brazos; le encantaba sentir sus poderosos bíceps bajo sus exploradores dedos.

El club desapareció de su campo de visión hasta que tuvieron la sensación de ser las únicas personas en el mundo. Se besaban y se tocaban el uno al otro; reavivaban las llamas de su pasión y su necesidad.

Sakura nunca se había sentido tan viva ni tan llena de deseo. Itachi la cogió con más fuerza y subió las manos: pasó por encima de su abdomen y las posó sobre sus pechos. Le cogió uno y consiguió arrancarle un gemido a Sakura. Luego la besó profunda y lentamente. Itachi acariciaba con suavidad el fuego que ardía en el interior de su bruja y, poco a poco, lo convertía en un infierno que ella acabaría suplicando que sofocara.

Alguien se acercó a ellos y Sakura se quedó mirando con los ojos abiertos de par en par a aquella mujer morena semidesnuda. Itachi frunció el ceño y le hizo una señal con la mano. La mujer asintió y se marchó.

—¿Qué has hecho? —Sakura evitó sus besos.

Él esbozó un oscuro sonido de frustración e intentó besarla de nuevo. Cuando ella le evitó una segunda vez él suspiró y se apoyó sobre el respaldo de la silla de piel.

Las brillantes luces del club se reflejaban sobre su cara dejando el lado derecho de su rostro en la más absoluta oscuridad. La música estaba más fuerte de lo que ella había advertido cuando habían entrado y ahora parecía haber muchas más personas, algunas de las cuales parecían estar mirándoles. Probablemente les estaban ofreciendo un espectáculo gratuito. Aunque en realidad lo único que habían hecho era besarse. No tenía ninguna intención de exponerse en público y cabalgar allí a Itachi por mucho que lo deseara.

—La he convencido para que nos traiga un par de copas.

Contenta con su respuesta, Sakura permitió que la volviera a besar y miró con disimulo hacia donde estaba Sasuke. Uno de los hombres que estaba sentado en su mesa les estaba mirando.

Ella cerró los ojos y se perdió de nuevo en los besos de Itachi mientras le rodeaba el cuello con los brazos y le acariciaba las alas. Él rugió y ella le acarició de nuevo. Sakura se había dado cuenta cuando estaban en el balcón de que a él le gustaba mucho que le tocara las alas, y desde entonces, siempre que él las desplegaba, ella sentía deseos de acariciarlas. Las plumas negras eran más suaves cerca de sus hombros: auténtica seda para sus sensibles dedos. Cada nueva caricia de las manos de Sakura provocaba un nuevo gemido que escapaba de entre los labios de Itachi, cuyos besos eran cada vez más y más calientes. Parecía devorarla con cada nuevo beso. La mano izquierda de Itachi se posó sobre su pecho. Deslizó el pulgar por encima de la fina tela del vestido para acariciarle el pezón.

Sakura sintió cómo una ráfaga de calor se instalaba en el vértice de sus muslos y se retorció sobre el regazo de su ángel mientras apretaba las piernas para aumentar la sensación.

Sakura deseó que estuvieran de vuelta en su apartamento, en su sofá, o en cualquier otro sitio en el que pudieran ir más allá de los besos y las caricias. Las manos de Itachi se deslizaron hacia abajo, con la derecha empezó a tocarle el culo, y con la izquierda se acercó sigilosamente a su muslo para subirle la falda del vestido negro. Ella gimió y enredó la lengua con la de Itachi.

Le besaba con desesperada necesidad y le animaba a ir lo más lejos que pudieran teniendo en cuenta que estaban en público.

Alguien volvía a estar de pie junto a ellos.

Ella dejó de besar a Itachi esperando encontrarse con la camarera, y abrió los ojos de par en par cuando se encontró con Sasuke.

Itachi se apoyó en el respaldo de la silla con indiferencia mientras acariciaba el muslo de Sakura con relajación: deslizaba las yemas de sus dedos arriba y abajo.

—¿Sakura? —dijo Sasuke adoptando un tono de incredulidad que se correspondía con la expresión de su rostro.

—¿Cerdo? —Ella le miró fijamente. Él no se marchó—. ¿Te puedo ayudar?

—Sí, podrías. —Sasuke la cogió de la muñeca y tiró de ella, pero Itachi la rodeó por la cintura y no la dejó marchar de su regazo. Sasuke esbozó una escueta sonrisa—. Sólo quiero hablar.

—¿Hablar? —Ella liberó su brazo y se frotó la muñeca—. Es un poco tarde para eso, ¿no te parece?

Sasuke seguía mirándola fijamente y no podía evitar que su mirada resbalara hasta su muslo con frecuencia. Ella se volvió a poner bien el vestido y se sorprendió cuando Itachi la sentó sobre el sofá que había a su lado.

Se levantó y se puso frente a Sasuke. Éste le miró.

Sakura se quedó sentada muy quieta. Tenía miedo de que al moverse pudiera romper cualquier batalla de poderes que pudieran estar librando. Cuando vio que ninguno de los dos tenía aspecto de retirarse ni de decir nada, ella se levantó de la silla y se puso en medio.

—No tenemos nada de que hablar, Sasuke. —La seguridad que le teñía la voz la complació mucho. Ella pensaba que se desvanecería y acabaría desvelando sus crecientes nervios.

Sakura no estaba segura de qué hacer o qué decir. Estaba ante su gran oportunidad de poder mirar a Sasuke a la cara y decirle que se había comportado como un bastardo con ella por haberla engañado y que quería que sufriera, pero no era capaz de encontrar la fortaleza suficiente para enfrentarse a él, ni siquiera ahora que Itachi estaba a su espalda.

Sasuke se acercó a ella. Dejó a un lado su oscura imagen y esbozó una encantadora sonrisa.

Ella ya había caído presa de aquella sonrisa, pero eso no volvería a suceder jamás. Él le había roto el corazón; no pensaba perdonárselo y jamás se creería ni una sola palabra que él pudiera decirle.

—Nunca te había visto así, Sa-ku-ra; tan apasionada... tan sensual... Háblame. Fui un tonto, me equivoqué. No me daba cuenta de lo buena que eras para mí. —Sasuke alargó el brazo en su dirección y ella miró su mano mientras el corazón le golpeaba violentamente el pecho. Se estremeció. Tenía miedo de hacer algo incorrecto y se sentía confusa—. Te quiero recuperar.

Sakura le miró a los ojos. Sus palabras eran sinceras. No necesitaba ningún hechizo para verlo.

Pero ¿por qué? ¿Por qué de repente volvía a estar interesado en ella cuando ni siquiera había mirado atrás el día que ella le dejó por haberla engañado?

—Háblame, Saku. —Sasuke sonrió—. Te quiero recuperar. Haré lo que tú quieras.

Un escalofrío la recorrió cuando sintió que Itachi retrocedía y se alejaba de ella. Parecía que él creyera que ella ya había tomado su decisión y estuviera dispuesto a marcharse. Ella no estaba segura de lo que iba a hacer. Sasuke la había engañado. Había traicionado su confianza. Le había hecho tanto daño que ella había pedido una venganza e Itachi se la había ofrecido; le había ofrecido la venganza y muchas más cosas.

Él había arreglado su corazón.

Él le había devuelto la sonrisa y había conseguido que volviera a sentirse viva.

¿Era eso lo que Sasuke veía ahora en ella? ¿Eran las sensaciones que Itachi había provocado en ella, la felicidad y la pasión, lo que él quería ahora de ella? Sakura no podía darle eso. Él jamás la había hecho sentir como la hacía sentir Itachi.

Sakura volvió la cabeza y miró a Itachi; le miró directamente a los ojos azules, y vio sus sentimientos reflejados en su mirada. Era el mismo sentimiento que había brillado en sus profundidades cuando estaban en la cocina y le había confesado que llevaba solo demasiado tiempo. Él ya no quería estar solo.

Él quería estar con ella.

Todo parecía tan imposible, tan ridículo... Pero ella también quería estar con él y Sakura sabía que el motivo estaba enterrado en lo más profundo de su corazón.

Se estaba enamorando de él.

Se estaba enamorando de un ángel.

Sakura miró a Sasuke y reculó hasta que notó que el cuerpo de Itachi volvía a estar pegado al suyo. Él la rodeó con sus fuertes brazos desde atrás, entrelazó las manos sobre su pecho, y la sujetó contra él con tanta fuerza que ella supo que no la soltaría. Sakura no quería que la soltara. Ella quería que la abrazara toda la vida.

—Yo ya no te quiero —le dijo a Sasuke negando con la cabeza—. Espero que te sientas tan mal como me sentí yo.

Sakura cerró los ojos cuando Itachi le dio un beso en el hombro desnudo.

Sasuke la insultó e Itachi la abrazó con más fuerza. Ella buscó la seguridad de su abrazo y se regodeó en lo segura que la hacía sentir. Abrió los ojos y maldijo a Sasuke mentalmente con todo su corazón. No tenía el valor suficiente como para maldecirle como se merecía, de condenarle como lo haría Itachi, pero se las arregló para desearle varias enfermedades de transmisión sexual antes de recuperar el control y detenerse.

Sakura aguantó con frialdad la mirada de Sasuke, que se acabó posando en Itachi.

—Tú has sido quien le ha hecho esto —le espetó a Itachi acusándolo con sus ojos oscuros—. Tú la has cambiado.

—Yo sólo la he hecho feliz. —Itachi le volvió a dar otro tierno beso en el hombro—. Es todo cuanto quiero para ella.

Sasuke la volvió a mirar a los ojos.

—¿Te crees que te quiere? Conozco muy bien a los tipos como él, Sakura. En cuanto se aburra de estar contigo se buscará otra mejor.

Sakura se apartó de los brazos de Itachi y se acercó a Sasuke.

—Él no tiene nada que ver contigo.

Le aguantó la mirada. No tenía ningún miedo de la oscuridad que brillaba en sus ojos porque se sentía segura y fuerte al tener a Itachi tan cerca. Era muy desagradable por parte de Sasuke decir esas cosas sobre Itachi e intentar ponerla en contra de él. Quería plantar la semilla de la duda en su cabeza. Itachi jamás la traicionaría. Él vio el daño que le había hecho Sasuke e hizo lo posible por llevarse su dolor y, al mismo tiempo, hizo que se sintiera más querida de lo que se había sentido jamás.

Dio la sensación de que Sasuke fuera a decir algo, pero entonces se marchó.

Sakura se dio la vuelta y se dejó llevar por el abrazo de Itachi; luego levantó la cabeza y le miró.

—Creo que ya le he hecho suficiente daño. Vámonos a casa —dijo.

Había algo en la mirada de Itachi que la inquietaba. Sus ojos estaban más azules que de costumbre, y los destellos brillantes que se adivinaban en sus profundidades parecían brillar más. Cuanto más los miraba más brillaban; eran prácticamente relucientes. Su mandíbula se tensó y levantó la cabeza para mirar hacia la mesa de Sasuke.

—Aún no —murmuró, y la apartó a un lado.

Ella se volvió a poner frente a él y tendió los brazos para bloquearle el paso.

—¿Qué vas a hacer?

—Quiero mi venganza. —La miró—. No te preocupes. Solucionaré esto como si fuera un hombre normal y emplearé la fuerza de un mortal. Mis poderes quedaron limitados en el preciso momento en que decidí luchar contra un humano.

A ella seguía sin gustarle cómo sonaba aquello y no pensaba dejar que se peleara por ella. No tenía ninguna duda de que podía vencer a Sasuke sin problemas, pero no quería violencia. Sasuke ya sabía que tenía que dejarla en paz y también sabía el daño que le había hecho. No tenían por qué acabar a puñetazos.

Itachi la esquivó cuando ella intentó cogerle de los brazos y pasó de largo en dirección a Sasuke, que estaba en la otra parte de aquel oscuro club. Este se levantó cuando vio que Itachi se acercaba y Sakura se apresuró tras él deslizándose entre la camarera y los demás clientes.

Antes de que Sasuke pudiera acabar de levantarse, Itachi le dio un puñetazo en la mandíbula que le mandó directo al suelo. Sakura exclamó y miró a Sasuke temiendo que Itachi estuviera equivocado acerca de la limitación en sus poderes y le hubiera hecho daño de verdad. Sasuke gruñó, se frotó la mejilla y se puso de pie.

La pelea empezó antes de que ella pudiera intervenir. Sasuke se lanzó contra Itachi, que lo esquivó y le volvió a asestar otro buen golpe. Sasuke se tambaleó hacia atrás e Itachi avanzó hacia él; su enorme complexión hacía que Sasuke pareciera pequeño en comparación.

Las alas de Itachi no la dejaron ver su siguiente ataque. Sakura no quería mirar, pero era incapaz de apartar los ojos de la pelea. Los dos se asestaban puñetazos y se agarraban el uno al otro. Los amigos de Sasuke tampoco parecían saber qué hacer. Estaban todos de pie a un lado apiñados alrededor de la mesa, y las mujeres que les estaban entreteniendo se habían marchado.

Sakura se volvió hacia las puertas del club cuando percibió el peligro. Tres corpulentos hombres con elegantes trajes negros se acercaban a ellos a toda prisa. Seguridad. Se volvió justo a tiempo de ver cómo Itachi hundía su puño derecho en el estómago de Sasuke haciendo que se encorvara y luego le asestó otro buen golpe en la mandíbula mediante un gancho del puño izquierdo.

Sasuke cayó sobre el suelo del club con la cara magullada.

El equipo de seguridad agarró a Itachi antes de que ella le pudiera avisar y le arrastraron hacia la salida del club. Sakura le siguió con la mirada y abrió los ojos de par en par cuando vio la sangre y los cortes que tenía en la cara. ¿Por qué? Ella ya se había vengado. Sasuke ya había sufrido lo suficiente y ya sabía el daño que le había hecho. Eso era todo lo que quería. Sí. Todo lo que ella quería.

Aquel desastre nacido de la violencia era lo que quería Itachi. Él la había vengado a su manera.

Los ojos de Sakura recorrieron la sala en busca de Sasuke, que yacía inconsciente en el suelo.

Los dos se habían vengado de él. Ella no podía enfadarse con Itachi. Se había peleado con Sasuke porque sentía algo por ella y había querido protegerla y asegurarse de que éste no volvería a molestarla.

Él tenía más agallas que ella. En su corazón, ella había deseado hacerle daño a Sasuke y castigarle, e Itachi lo había hecho por ella, algo que sin duda la satisfacía. Él había dado el tema por zanjado y había dejado bien claros sus sentimientos por ella.

Los amigos de Sasuke se acercaron a él y ella se volvió en dirección a la puerta. La noche seguía siendo cálida cuando Sakura salió del club. Itachi estaba allí paseando a escasa distancia de los tres hombres que vigilaban la entrada del club. Ella podía sentir la agitación y el deseo de Itachi. Seguía sin estar satisfecho. Le hubiera gustado que la pelea con Sasuke durara más tiempo.

Levantó la cabeza cuando ella se acercó y luego se apartó. En cuanto Sakura apoyó la mano en su hombro y la deslizó por él, Itachi la miró. Ella frunció el ceño cuando vio los cortes que tenía en la cara. No le había mentido. El Cielo le había quitado los poderes en cuanto decidió atacar a un mortal inocente dejándole sólo con la fuerza de un hombre normal. Ahora ya había recuperado el poder; podía sentirlo a través de su mano, en contacto con su piel.

Ella levantó la otra mano, le cogió de la mejilla y le miró a los ojos. La oscuridad de la noche le había robado la luz de los ojos, pero algo le decía a Sakura que seguían siendo igual de brillantes, que seguían llenos de la ardiente energía que había visto en el club. Mantuvo la mirada en sus ojos y se concentró en él, en sentir su dolor y en los lugares en los que estaba herido. Quería curarle.

Los cortes de su cara cicatrizaron y sólo quedaron algunos rastros de sangre.

—Gracias. —Itachi la cogió de la mano y entrelazó los dedos con los de Sakura para poder agarrarla con más fuerza.

Anduvieron una corta distancia y entonces él se detuvo justo al principio de la plaza que había al final de los Campos Elíseos.

—¿Quieres hablar con Sasuke? —preguntó él en un tono de voz tan bajo que Sakura llegó a pensar que estaba oyendo voces. Pero entonces él la miró a los ojos.

—No. —Ella se dio cuenta en seguida de que él estaba buscando reafirmación y le miró, le cogió la otra mano e intentó darle lo que necesitaba. Se sentía muy extraña teniendo que reafirmar a un hombre tan fuerte como él, pero al mismo tiempo resultaba conmovedor. Sakura se dio cuenta de que no estaba sola, de que él sentía lo mismo que ella. Los dos tenían miedo, pero saber que estaban juntos en aquello le dio valor—. Ya he tenido suficiente venganza. Se acabó. Ahora sólo quiero irme a casa.

Él se miró los pies con expresión distante.

—A casa.

Sakura también miró hacia abajo. Sabía lo que él estaba pensando y no quería que la dejara.

Tembló al pensar en pedirle que se quedara, que se quedara en la Tierra igual que lo habían hecho aquellos otros ángeles por las mujeres a las que amaban. Pero él ya había demostrado que era fiel a su deber, y pedirle que se quedara, probablemente, era pedirle que hiciera un gran sacrificio. ¿Y si le decía que no?

Sakura se sobresaltó cuando notó cómo los suaves dedos de Itachi le tocaban la mejilla y le acariciaban el contorno de la mandíbula.

—Iré contigo a tu casa esta noche. ¿Te parece bien? —susurró él. Luego la besó en la frente. Sakura cerró los ojos y asintió. Dio un paso atrás y le miró a los ojos. ¿Y mañana? No se atrevía a preguntarlo. Al pensar que él podía irse se le hizo un nudo en el estómago. ¿Cómo podía convencerle para que se quedara si era incapaz de encontrar las palabras? No tenía la valentía suficiente como para admitir sus sentimientos, no después de lo que le había ocurrido con Sasuke.

Itachi la cogió entre sus brazos y sonrió.

—Hace una noche preciosa para volar.

Sakura miró el cielo oscuro. Seguía estando claro. Era una noche preciosa para volar, pero ella se sentía como si estuviera cayendo. Apoyó la cabeza sobre el hombro de Itachi, le cogió el cuello con una mano y se agarró al peto de su armadura con la otra. No quería soltarle.

Tenía miedo de que aquélla fuera la última vez que volaba con él.

Tenía miedo de que se fuera.


N/A: TA DA! Que les pareció el capítulo? No se ustedes pero a mi me encantó el madrazo que le metió Itachi al emo resentido xd juro que imaginé toda una escena digna de la WWE (fans del Sasusaku no se enojen) bien! Este es el penúltimo capítulo :'c

Itachi ya ha cuplido su misión de hacer venganza, que opinan ustedes:

-Se quedara con nuestra amada Bruja?

-Regresará al poso del infierno condenado a seguir en soledad?

-Van a querer que siga adaptando y traduciendo historias a este bello fandom?

Déjenme un Review con su opinión!

Yaeru-chan fuera! (Desaparece en una bola de humo)