Cap1: el candidato
Buenas! Hoy empiezo una nueva historia, una corta si os soy sincero, no creo que supere las 30000 palabras. Se trata de un intento de variar mi tematica, me explico:
odio los shonen.
Si, lo sé, "Angron11, tu anime favorito es un shonen...", y no os lo niego, pero odio su forma de expresar la trama. Ese prota tan bueno que no es ni tan siquiera un ser humano a efectos prácticos (Naruto es bueno porque la historia lo necesita, no porque esa sea su trayectoria lógica... ¿o me direis que quedo natural su reaccion al rechazo de Sakura? "llevo toda la vida enamorado de ti, me dices que no es así con una excusa metida con calzador, taladro y acido, ah vale, acepto, tienes razon..." Asi, sin desarrollo ni nada...), esos discursos sin contenido y llenos de frases vacias sin contenido real (impediré todas las guerras dattebayo. porque soy Naruto uzumaki dattebayo, ¡creer en mi dattebayo!), y ese final feliz forzado sin tragedia (nadie sufre, todos se redimen por arte de magia y cantan a la luz de una hoguera), me parecen infantiles. Pero, si algo me gusta, es ponerme retos, asi que voy a intentar hacer un final shonen, uno realista, con esas caracteristicas ya dichas (San Naruto, discurso evangelizador, todos felices al final). A ver qué sale, los elementos centrales aqui son la motivacion de naruto y ese discurso, no os entretengo mas, espero que os guste!
-aaaaaaaaaa- personaje hablando.
-aaaaaaaaaa- personaje pensando.
-aaaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando.
-aaaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando.
RENUNCIA DE DERECHOS: Si has creído que soy masashi kishimoto, gracias, pero sólo soy Angron11, Naruto y sus personajes le pertenecen a él y se los carga cuando quiere. Yo solo aporto esta historia.
En la oscuridad de un frío pasillo, un hombre esperaba su momento. Se rascaba su nuca entre ese pelo largo y rubio con nerviosismo, a pesar de que con su potente físico y su metro noventa debería de estar tranquilo ante cualquier peligro; andando de un lado a otro entre incontables dattebayo mientras leía un cúmulo de hojas. Su discurso… el de investidura como hokage. La cima, su objetivo vital, su razón de ser… al fin la alcanzaba. Había sido un camino interminable, lleno de obstáculos… dolor. Lágrimas. Soledad. Una historia que parecía salida de un guión de película: el hijo del grandioso héroe de la hoja y de la última heredera de un clan milenario, huérfano al nacer. Toda una infancia de carencias, viviendo como el más pobre de su villa a pesar de que tenía una herencia de millones esperándole. Una infancia de desprecios, de odio, con cientos de atentados contra su vida. Y, a pesar de todo ello, una infancia sin auténtico odio. No se iba a engañar: resquemor y rencor tenía, Naruto era humano y no un puto santo, pero no odiaba a nadie. Era su mayor orgullo: no odiar. Y, tras luchar por cada gramo de afecto, había alcanzado su meta: ser reconocido hokage. Y con solo 20 años, el hokage más joven de la historia de la Villa… aunque realmente, su motivación fuese una muy distinta a la de ser reconocido por todo el mundo. Eso ya lo tenía, su objetivo ahora era mucho más importante. El rubio, para distraerse de su tediosa espera, recordó cómo acabó allí…
-Queda constituida esta reunión del consejo para la elección del rokundaime hokage…- anunció con serenidad Tsunade Senju, consciente de lo que se avecinaba. Cada clan de konoha se encontraba reunido en esa sala, todos representados por sus máximos dirigentes. A los más asiduos y tradicionales, como el akimichi, el hyuuga o el nara; se unían otros menos comunes, como el hatake representado por Kakashi o el sarutobi representado de forma interina por kurenai hasta que mirai sarutobi alcanzase la mayoría de edad; o incluso clanes civiles como el haruno, representado por una kunoichi legendaria de cabello rosado. Esta reunión del consejo no era común… en ella se decidía el futuro de la aldea de la hoja. Aunque dos sillas destacaban por estar vacías: una, la uchiha, abandonada por el díscolo Sasuke, que no había pisado la aldea desde el fin de la guerra. La otra, la uzumaki, en la cual el rubio no se sentaba desde hace un año por decisión propia, por muchas invitaciones que recibiese.- Como sabrán, llevo queriendo retirarme desde el fin de la cuarta guerra ninja, y este consejo lleva posponiéndolo desde entonces, pero no más. Esta nación necesita sangre nueva, y yo seré más útil en el hospital visto lo que se avecina…- se quejó amargamente la Senju, asintiendo los allí presentes.
Si, en ese consejo se respiraba ambiente de guerra. Tras la cuarta guerra mundial, se había debatido sobre el futuro abiertamente en el consejo. La alianza gokage que tanto bien hizo por el mundo se había disuelto, empujada cada nación por antiguas cuentas pendientes y la ambición. Y lo había hecho en la peor situación posible para la hoja. Konoha se encontraba casi sin ejército, reponiéndose como podía de una guerra que se llevó por delante a más de la mitad de su cuerpo shinobi. Que no sería problema si se tenía en cuenta que el resto estaban igual o peor… Suna perdió a cada soldado que envió a luchar contra madara, por ejemplo… pero ninguna otra venía de reconstruirse tres veces en dos décadas. Las arcas de la hoja estaban vacías, por lo que su labor de reponer bajas era larga y tediosa, y la impedía imponer respeto entre el resto de naciones.
Iwa había recuperado las naciones intermedias de Kusa, Ame y Taki bajo el pretexto de pacificar esas regiones tan conflictivas y evitar que surgiese otro akatsuki… y konoha no pudo impedírselo, no sin provocar una guerra. Kumo se había hecho con el país de las aguas termales y oto con la excusa de ayudar a reconstruir sus aldeas, y dos años después seguían sin irse de allí. Y konoha tampoco pudo hacer nada, no sin un ejército fuerte: en el momento en el que entrase en guerra con una de las dos naciones, la otra la atacaría por la espalda. Y ambas habían repuesto sus bajas muy rápidamente gracias a su carácter belicoso y a sus autoritarios líderes. Y a esos sus ejércitos expansionistas en sus fronteras había que añadir a la inestable Kiri, que necesitaba recursos como el comer y cada vez miraba con más hambre al rico país de los ríos; y a la poco fiable como aliada Suna que ya les había traicionado una vez, a pesar de que Naruto confiaba al 100% en Gaara, su kazekage. El mundo estaba a punto de entrar en la quinta gran guerra shinobi.
-Somos conscientes de ello, Tsunade sama…- agradeció koharu, para luego dirigirse al resto de la mesa.- Señores, la situación es apremiante, necesitamos a Tsunade Senju plenamente volcada en el programa de formación de médicos shinobi… nuestros médicos son la única razón por la cual nuestro ejército regular inspira respeto a kumo o Iwa…- expuso la anciana, recibiendo algunas toses en respuesta. No porque no fuese cierto, un médico entrenado por Tsunade Senju maximizaba el rendimiento de todos sus compañeros: curaba a sus aliados, les recargaba de chakra y mantenía el índice de mortalidad muy por debajo de lo normal en otras naciones. Solo había que fijarse en Sakura haruno, su estudiante más aventajada, que era capaz de curar en área a todo un regimiento, coordinar al resto de médicos y luchar con su byakugou no in en primera línea. No, la causa de esa disconformidad era que, la principal razón por la cual no les habían declarado la guerra todavía era una de pelo rubio y ojos azules, una razón que de momento los consejeros preferían camuflar por motivos perversos…- Así que tenemos que salir de aquí con una propuesta de sucesor al puesto de kage que enviar a nuestro daimyo, una propuesta atractiva… ¿Alguna sugerencia?- ofreció la consejera, aunque en su mente ya tenía una opción clara. Todos la tenían, pero nadie se atrevería a decirla delante de Tsunade Senju. Básicamente porque, si intentaban obligar a ese chico a ser hokage, la rubia les rompería cada hueso del cuerpo.
-Me ofrezco como candidato…- anunció Kakashi hatake, obteniendo algunos murmullos de asombro.
Kakashi hatake no era un hombre muy dado a dirigir. Realmente, nunca le había atraído el poder, no al menos desde perder a Rin y óbito. No, el peliplateado era un hombre de gustos sencillos: si por el fuese, se pasaría leyendo su icha icha cada día, sin molestar ni ser molestado, tumbado a la sombra de un árbol. Pero no dejaba de ser el hijo del colmillo blanco, el legendario ninja copia. A pesar de no tener ya el sharingan, Kakashi era de largo el mejor jounin de la hoja, con un historial asombroso en dos guerras mundiales, una carrera impecable en el cuerpo anbu y un poder inmenso. El líder más lógico para los tiempos que se avecinaban, Kakashi aunaba experiencia, juventud, respeto del mundo shinobi e inteligencia. Aunque su ofrecimiento no estaba motivado por ese deber… no, el fugaz momento en el que cruzó su mirada con Tsunade Senju fue muy revelador para la gente que estuviese atenta, como Sakura haruno. La Senju y el hatake habían ya acordado esa candidatura con un único objetivo: librar a cierto uzumaki de ese cargo durante unos años, darle una vida. Sin embargo, una cosa es tener un plan, y otra que de resultado…
-Hatake Kakashi, jounin de la hoja con más de dos décadas de servicio, anbu a los doce años… su candidatura honra a esta aldea…- expuso homura, tomando el testigo de koharu. Cualquiera pensaría que los consejeros estarían a favor, pero nada más lejos de la realidad. Los consejeros no querían al hatake en ese asiento, no era una persona manejable. No, era astuto, e inspiraba respeto en su daimyo gracias a su padre… era un peligro para su influencia. Por ello tenían contramedidas preparadas.- Sin embargo, usted será mucho más útil en otro puesto. Como sabrá este consejo, el cuerpo anbu se encuentra sin un líder…- era cierto, muchos miembros de la mesa asintieron. Tradicionalmente ese puesto había sido asumido por yugao uzuki, pero la pelimorada, tras tener que luchar contra su prometido muerto en la guerra, había caído en una fuerte depresión. Estaba totalmente incapacitada para ejercer esas funciones. Tsunade iba a ofrecer a yamato como sustituto para liberar a Kakashi, pero el anciano mikotado fue mucho más rápido- …y, debido a la guerra, no hemos decidido todavía qué hacer con raíz… es demasiado trabajo ambas cosas para alguien normal, necesitamos a alguien excepcional allí. Y esa persona podría ser usted, Kakashi san, quizás con Yamato como mano derecha…- ofreció el anciano, y el asentimiento de los allí presentes hizo a Tsunade apretar los dientes con rabia. Irrebatible, simple y llanamente, y una cabronada si se tenía en cuenta que esos ancianos habían creado raíz junto a Danzo. Provocaron el problema, salieron de rositas y ahora lo usaban en su beneficio, pero tenían razón. Si iban a entrar en guerra, Kakashi era necesario coordinando a la élite de konoha, no firmando papeles tras un escritorio…- ¿Algún candidato más?
-Yo, hiashi hyuuga, me ofrezco voluntario.- se oyó al anciano de ojos perla.
Hiashi hyuuga, el líder del clan de las dos lunas. Ese hombre ya había sobrevivido a tres guerras, a la traición de Suna, a una petición de ejecución de kumo… y todo por una combinación excelente de poder, inteligencia, influencia y ambición. Era innegable que hiashi hyuuga era una buena opción, un hombre con más de tres décadas de experiencia política, capaz de tomar decisiones drásticas si era necesario. Y si no, que le preguntasen a su difunto hermano. Un hombre que además inspiraba un respeto basado en el temor, con los principios shinobi tan interiorizados que constituían su razón de vida, y con una potente base económica detrás. El clan hyuuga era el clan más rico de la hoja con diferencia en la actualidad, se podría decir incluso que hiashi era el ministro de economía en las sombras… no se movía un ryu en la aldea sin que el ojiperla estuviese enterado. La administración sarutobi ya le debía mucho dinero, y la Senju aún más, por lo que hiashi tenía en cierta manera atrapada a la aldea. Sin contar que, con él al mando, ningún clan se rebelaría, toda vez que el clan más poderoso sería su principal apoyo. Pero no era la mejor opción. No solo porque su desmedida ambición le hacía peligroso, no solo porque ese respeto inspirado en el temor era un arma de doble filo, no solo porque su hermetismo hyuuga le hacía ser lejano al pueblo llano y por lo tanto le restaba todo el carisma necesario para gobernar… no, tampoco era una opción viable para el interés de los dos ancianos. Hiashi sería ingobernable.
-Hiashi hyuuga, el honorable líder de nuestro clan más poderoso, un orgulloso político de dilatada experiencia… vemos que no nos falta talento para tomar este asiento…- expuso koharu, para luego preparar su contraataque. Cualquier otro temería a hiashi, pero no homura y koharu. Los ancianos tenían algo más valioso que el dinero hyuuga: el apoyo del daimyo del país del fuego. Y lo usarían si el ojiperla se revolviese: era por todos bien sabido que los aires reales que se brindaba el líder hyuuga y su pose altanera le habían granjeado el desagrado del líder político del país del fuego. Era un choque de egos: Hiashi veía al daimyo como un débil civil sin sangre noble, un decadente dirigente a deponer; el daimyo a hiashi como un arribista con más nombre que influencia que se creía mejor que él. Una carta ganadora para los ancianos, puesto que el ojiperla sabía que enfrentarse al daimyo era enfrentarse a la extinción de su clan.- Pero usted será necesario en la dirección de su clan. Es por todos bien sabido que no tiene un heredero viable tras la muerte de neji hyuuga en la guerra. Su hija mayor carece de carácter, su hija pequeña de edad suficiente… el clan hyuuga, ante la guerra que se avecina, debe de estar dirigido por alguien fuerte, como usted.- sentenció, asintiendo de nuevo el resto del consejo mientras hiashi apretaba el puño con furia. Si, era cierto, la aldea necesitaba al clan hyuuga en pleno rendimiento, y ni Hinata ni hanabi podrían hacer el papel de hiashi tan bien como el propio hiashi. El hyuuga había sido derrotado por su mala suerte al morir su apuesta para la sucesión, por lo que la anciana volvió a dirigirse al público.- ¿Alguien más se ofrece, o tiene alguna idea para un candidato?- preguntó, ya dejando caer que su opción estaba FUERA de ese lugar. Y el que mirase a la silla del uzumaki fue MUY revelador, sobre todo para una persona.
-Yo… yo me ofrezco voluntaria…- levantó la mano Sakura haruno, obteniendo un gruñido mal disimulado de su maestra.
Sakura haruno, otra opción viable en condiciones normales. La joven era la kunoichi más talentosa de la aldea, una heroína de guerra de gran belleza, con marcada experiencia en la administración gracias a su labor de asistente de su maestra, famosa por estar de resaca cada mañana de su mandato y delegar en Sakura y Shizune la burocracia del sillón. Era la opción ideal si se quería dejar libres a los shinobi más útiles: Sakura podría mantener la burocracia de la aldea a flote, y tenía la admiración del pueblo, por lo que no parecería que konoha estaba destinando a una tercera opción a ese asiento ante la opinión pública. Sin contar que su belleza sería útil para las reuniones políticas, sobre todo con el hijo del daimyo, famoso por su debilidad por las faldas… quizás podrían lograr más fondos si hinchaban el ego del gran heredero de la nación del fuego entregándole el cuerpo de la líder de la hoja, una especie de muesca especial en su enorme cinturón lleno de conquistas. Y todo ello Sakura lo sabía y la asqueaba, pero aún así estaba dispuesta a sacrificarse. No había hablado nada ni con Tsunade ni con Kakashi, que la miraban con un gesto notorio de enfado. No, lo había decidido ella misma, sacrificarse por quien siempre se sacrificaba por ella. Puede que fuese por la culpa… desde el final de la guerra se habían distanciado, todo por culpa de ella y de sus miedos… o quizás por algo más. Pero la haruno no quería que cargasen a su baka con esa responsabilidad. Se merecía estar tranquilo. Ser feliz.
-Sakura haruno… el talento de konoha unido a una belleza única, discípula de godaime hokage, una perfecta opción de continuidad que nos aseguraría estabilidad…- expuso homura, disimulando sus ganas de reír. No iba a negar que esa chiquilla no era una mala opción, pero no era el premio gordo… no, podrían influenciarla fácil y seguir manejando la hoja como quisiesen, pero no les daría el poder que realmente ansiaban… no, era una pantalla más que esa estúpida de Tsunade había intentado interponerles, y la apartarían con la misma facilidad que a Kakashi.- … sin embargo, no necesitamos esa continuidad, Sakura haruno, sin contar que usted es necesaria en el frente de batalla coordinando a nuestros médicos como mano derecha de Tsunade Senju, toda vez que Shizune katou está embarazada…- atacó el anciano, volviendo a convencer a la audiencia. Con Shizune de baja de maternidad, Sakura era la ninja médico más fuerte en activo. Su relación con iruka umino no pudo ser más inoportuna… El hombre lo sabía, y lo había aprovechado para manejar como un títere a ese consejo, de nuevo. Llevaba haciéndolo ya más de cincuenta años, esa sala era de los dos ancianos, de nadie más.
- Señores consejeros.- intervino la anciana koharu, turnándose con el mikotado para evitar cansar al publico, una táctica política muy efectiva… siempre parecía que sus ideas eran colectivas al no poder asignárselas a uno de los ancianos en concreto. No, siempre uno aportaba el inicio de la idea, dejaba que la audiencia la madurase y el otro la daba la forma final, una acorde a sus propios objetivos. Los ancianos eran los dueños y señores de esa sala, no el hokage.- déjenme exponer lo obvio: konoha necesita un cambio. Se avecinan tiempos muy difíciles, tiempos de guerra, y nuestra situación es precaria: la población está cansada de la guerra. Llevan años pagando tributos adicionales para reconstruir el aparato shinobi y costear nuestra manutención en campaña, perdiendo a sus hijos en nuestras guerras… actualmente, no pagarán más, no sin revueltas que nos debilitarían frente a nuestro auténtico enemigo, y eso sin contar que el índice de voluntarios para la academia shinobi es el más bajo en décadas. Simplemente, no quieren alistarse a nuestro ejército para morir. Que todo esto se podría solucionar con la colaboración económica y política de nuestro daimyo, pero el señor del fuego también está falto de motivación. Lleva mucho tiempo invirtiendo y empieza a plantearse formar su propio ejército con el apoyo de ninja mercenarios y así ahorrarse mantener la hoja…- expuso la anciana, maquillando un poco la verdad… el daimyo del fuego, si bien estaba empezando a hartarse, jamás abandonaría la hoja, lo dejaría en una posición precaria frente al resto de daimyo… pero eso no tenía por qué saberlo la audiencia, que comenzó a murmurar aterrada. Sin su daimyo, serían conquistados en un par de meses…
-Por eso necesitamos un líder diferente.- continuó homura.- Necesitamos a alguien que inspire, a un caballero de luz. A alguien que llene de esperanza a nuestros civiles y les convenza de seguir creyendo en el cuerpo shinobi, alguien que sea la principal inspiración de los jóvenes para hacerse shinobi y nos permita recuperar efectivos… Alguien que cuente con la admiración DECLARADA de nuestro daimyo y le mande un mensaje positivo, que aúne juventud y talento con don de gentes… no sé ustedes, pero yo solo tengo un nombre en mente…- dejó caer el hombre, obteniendo un silencio revelador del resto de clanes.
Porque si, todos tenían un nombre en mente… Naruto uzumaki. El hijo del cuarto, príncipe del remolino, jinchuriki de Kurama, el nuevo shinobi no kami. Naruto era sinónimo de adoración en la hoja: un joven de indudable carisma, con una historia trágica detrás que arrancaba las lágrimas de cada oyente (en muchos casos mezclándose admiración con culpa… un tanto más a favor de su nombramiento, nada mueve más a las masas que el sentimiento de culpa), sumamente atractivo (era un absoluto e incomprensible milagro que siguiese soltero, pero el uzumaki rechazaba cada propuesta que le llegaba, atento a otros menesteres. Entre las mujeres de la hoja corría el rumor de que el rubio se había declarado a su auténtico amor y esta le había rechazado incomprensiblemente, dejándole con el corazón roto… otra razón más para nombrarle, esa historia animaba a cualquier fémina a iniciar un asalto para recomponer ese corazón y le daba aún más influencia… quizás la hija mayor del daimyo fuese una esposa adecuada…), una lealtad incuestionable a esta aldea y, sobre todo, un poder infinito. Clones, biju, chakra sobrehumano… Naruto era una leyenda con solo veinte años. Era cierto que llevaba un año retirado del frente por propia voluntad tras su desastrosa última misión, aunque no era un escollo importante, y realmente el rubio no tuvo culpa de ese incidente… la misión simplemente se complicó y sólo él salió con vida de allí. Era la opción perfecta, pero nadie se atrevía a decirla… Tsunade arrancaría la cabeza a quien osase decir ese nombre. La última persona que quería ver en ese puesto era a su nieto oficioso… no, Naruto se merecía un descanso. Pero alguien decidió hablar.
-Yo, kurenai yuhi, en representación del clan sarutobi, propongo a Naruto uzumaki.- declaró la morena con un gesto serio, obteniendo el asentimiento inmediato de toda la sala, con incluso gestos de alegría y alivio de muchos de los presentes.
Tsunade se quedó mirándola, amenazante, aunque por dentro estuviese sorprendida. Kurenai había propuesto a Naruto… durante el último año, la persona más cercana al rubio había sido esa mujer, la única con la que se abría la verdad. Algo incomprensible antes de ese incidente de hace un año, pero que hoy día era algo normal , y que la convertía en una especie de portavoz del rubio en esas reuniones. Kurenai nunca hablaba en nombre de Naruto sin haberlo acordado antes con él, incluso había rumores de una relación entre ambos, rumores negados por el propio rubio. No, kurenai era como una tía para él. Y eso le hizo a la Senju dudar sobre si enfrentarse a la ojirroja… ¿Qué estaba planeando su nieto? La mirada de kurenai, negando suavemente en su dirección para evitar que hablase, acabó por vencerla… algo estaba planeando el rubio. Mientras, ambos ancianos consejeros sonrieron disimuladamente… si, Naruto era su opción elegida, pero no por todo lo expuesto… no, lo era por su ingenuidad. El uzumaki era arcilla, moldeable con un poco de tacto, una herramienta perfecta para esos buitres. Le influenciarían tanto o más que a la candidata haruno, y además podrían aprovecharse de su poder e influencia para alcanzar más objetivos. El daimyo no les negaría nada. La población tampoco. Con su matrimonio atarían a alguna nación poderosa a la hoja, quizás a esa sacerdotisa del país del demonio que parecía tan interesada en él, o la nieta de onoki. Los enemigos les temerían, Naruto podría borrar sus aldeas del mapa en un suspiro si quisiese. Y ellos manejarían a ese pelele de pelo rubio mientras tanto. La votación fue unánime a favor de esa propuesta, dando lugar a la siguiente fase… que el interesado aceptase el nombramiento.
Y fin. como veis, incognitas por todos lados, sobre todo alrededor de naruto y su nueva vida. Todas se resplveran: su retiro, su relacion con Sakura, su relacion con kurenai... de momento queria dejarlo todo listo. Si, se que he iniciado dejando ya claro que naruto acepta, pero es que todos los capitulos hasta el discurso van a empezar así, con flashbacks de él en ese momento. Espero que funcione.
Mención especial a los ancianos y sus tacticas de manipulacion, me gusta escribir sobre esos momentos. Un saludo y nos vemos en el siguiente.