Pasaron la siguiente hora relajados, tan solo asimilando el vínculo que ahora les unía, intercambiado besos dulces de vez en cuando sin intentar que pasaran de ser besos. Cuando el nudo finalmente se deshinchó, Stiles salió con cuidado de él y Peter sintió una desagradable sensación de vacío. Lo achacó al celo inminente.
—Te traeré algo de comida.
—Primero una ducha—replicó Peter. Stiles puso expresión de desagrado, no querría eliminar su olor del omega—. No hay nada que deteste más del celo que toda la mezcla de olores que se forma. Es desagradable para una nariz humana, imagina para la mía.
—De acuerdo, vamos a la ducha entonces—respondió de inmediato, queriendo hacer que su omega se sintiera a gusto.
En la enorme ducha donde perfectamente cabían dos personas, Stiles frotó cada rincón de su cuerpo. No intentó nada sexual, tan solo quería asegurarse de que estaba limpio y de que se sentía bien. Limpió superficialmente su trasero, pero no hizo ademán de sacar la simiente que aún había dentro. Tras secar su cuerpo con una toalla, besó con reverencia la marca en su cuello, que ya parecía una cicatriz con meses de antigüedad, aunque esta jamás desaparecería. Ambos estaban duros cuando salieron del baño, pero Stiles insistió en comer y beber primero.
—Es el mejor sexo que he tenido nunca—comentó mientras pelaba una naranja para Peter.
—Nunca habías tenido sexo antes.
—Es el mejor sexo que tendré nunca—corrigió.
—Mañana será aún mejor. Al menos para ti, yo no seré muy consciente de ello.
—Eso no me gusta—replicó frunciendo el ceño y arrugando su adorable nariz.
—Ya, bueno, biología omega, no hay nada que podamos hacer al respecto. Tendremos tiempo después para disfrutarlo los dos.
—Quiero que tú siempre disfrutes, así es como debería ser. Toma, come esto—le dijo entregándole la naranja.
—Ya es la tercera.
—Tienes que comer, tienes que recuperar energía para pasar el celo, no sabemos cómo va a ser, si durará más o menos. Tengo que ir a comprar más comida y bebida. También, ¿necesitas algo en particular para tu lobo? Quiero decir. Debería haber leído más sobre esto, tendría que haberme preparado más.
Peter le miraba con sospecha mientras hablaba. La erección del chico no parecía tener intención de remitir y emitía un olor ligeramente más picante. Se inclinó hacia él e inspiró profundamente contra su cuello.
—Estás en celo—murmuró sorprendido.
—¿Qué? No—negó enérgicamente con la cabeza—. Mi celo no es hasta dentro de... tres semanas, creo.
—No es extraño que un alfa entre en celo después de haberse emparejado. En realidad es bastante conveniente que los dos estemos en celo al mismo tiempo. Tendrás energía para mantenerme el ritmo—le dijo con un guiño.
—Oh, sí, cierto. Uh... Debería entonces ir a comprar más comida, tenemos que tener suficiente para los dos y tal vez... tal vez algún cambio más de ropa-
—Stiles—Peter lo agarró por los brazos antes de que pudiera levantarse de la cama—. ¿A dónde piensas ir en celo? No puedes salir a la calle así.
—Pero, pero, pero necesito...
—Hay más comida y bebida en la cocina, puedes traerlo de ahí. Y no vamos a necesitar más cambios de ropa, no vamos a usar ropa.
—Está bien, en la cocina, sí—Stiles suspiró casi temblando y hundió el rostro en su cuello—. Hueles tan bien...
El celo le estaba golpeando duro y rápido. A Peter le habría gustado ser capaz de disfrutarlo sin que su mente hubiera estado aturdida con el suyo propio.
Los dos días siguientes eran una mezcla nebulosa más de sensaciones que de recuerdos. Había pasado horas (o quizá solo minutos que se sentían como horas) anudado por Stiles, siendo llenado una y otra y otra vez, hasta sentirse rebosar y después más. Pero durante todo ese tiempo su alfa también había sido cariñoso y atento, asegurándose de que se encontraba bien, de que comía y bebía lo necesario. Se ocupaba de limpiarlo y de cambiar las sábanas para que el mal olor no se acumulara. Durante un momento de paz, había preparado un baño para Peter y aireado la habitación mientras él se relajaba en el agua con burbujas, solo para acabar minutos después sudado y cubierto de semen de ambos cuando al fin pudo follarle, el alfa sometiéndose sin dudarlo a él. Recordaba a Stiles hablándole constantemente. No recordaba lo que decía, pero solo su voz le ayudaba a no perderse por completo. Fue el celo más intenso que jamás había experimentado, pero también el más agradable y nunca había despertado al día siguiente tan satisfecho.
Stiles acabó vestido con la ropa de Peter porque no habían planeado aquello y el chico no se había llevado más que la camiseta que ahora era parte del nido (sería imposible quitarle el olor a celo a estas alturas). Peter asintió satisfecho cuando le vio cubierto con su ropa, oliendo a él.
—¿Sabes que se supone que soy el que tendría que quererte cubierto con su olor?—le preguntó Stiles, pero tenía en su rostro esa sonrisa tonta de felicidad.
—Quiero que todos tengan bien claro que eres mío, no quiero que haya ningún malentendido y que algún omega estúpido se te acerque.
—Por favor, no ataques a Lydia si me da un abrazo.
—Ella no es tan estúpida.
—Cierto—Stiles rodeó sus hombros con los brazos y le dio un tierno beso—. ¿Qué quieres hacer ahora? ¿Preparamos el nido para la próxima vez?
—Quiero salir de aquí y tomar aire fresco. Además, para la próxima vez no estaremos aquí.
—¿Huh?—Stiles le miró confuso y Peter esperaba no estar equivocándose.
—Vas a ir a la universidad, ¿no?
—¿Vendrás conmigo?—preguntó con algo de sorpresa.
—A no ser que quieras que me quede aquí.
—Oh, no, no, claro que quiero que vengas, solo que no sabía si querrías dejar Beacon Hills. Me encantaría que vinieras. Podríamos buscar un apartamento allí para los cinco años. Me gustaría mucho que vinieras.
Peter contuvo un suspiro de alivio. Incluso si no pudiera oír sus latidos, podía sentir a través de su vínculo que era sincero y lo feliz que estaba por ello.
—Decidido entonces.
Celebraron una fiesta dos días después en la casa Hale para celebrar su unión con la manada, incluyendo a Melissa y a Noah. Stiles aceptó de inmediato no invitar a Chris y se encargó él mismo de decírselo a Allison. Ya era bastante difícil soportar la presencia de la pequeña cazadora como para tener cerca en un día de celebración también al hermano de la asesina de su familia. Chris era un aliado, pero no era parte de la manada. Stiles lo comprendía, tampoco era fan de él.
La manada aceptó su emparejamiento con bastante facilidad y celebraron por ellos. Las únicas notas discordantes fueron Scott y Derek, que seguían en contra de su relación, pero unas palabras severas por parte del sheriff les hicieron callar. Si tenía la aprobación de Noah, a Peter ya no le preocupaba nada.
Cuando despertó un par de semanas después con la mano de su alfa sobre su vientre y una sensación nueva en su interior, supo que habían tenido éxito durante el celo. Celebraron otra fiesta llena de regalos para bebés (a la que no estuvieron invitados ni Scott ni Derek porque no iban a arruinarles ese momento de felicidad y si no eran capaces de alegrarse por ellos no los incluirían en sus momentos memorables). El sheriff lloró y Peter también, pero eso eran las hormonas, de verdad. Stiles estaba entusiasmado, no había dejado de investigar sobre paternidad desde que se lo dijo, y Peter supo que había hecho lo correcto al emparejarse con él. Habría sido feliz teniendo un hijo solo, pero entonces no habría sentido también la felicidad de su alfa dentro de él como si fuera la suya propia.
Compraron una casa en Berkeley (Peter lo prefería a alquilar, después podían venderla o ir allí de vacaciones, eso si regresaban a Beacon Hills, lo que no era seguro) para vivir mientras Stiles estudiaba una especialidad en Lengua, literatura y cultura. Fue una larga discusión, pero consiguió que aceptara que pagara por sus estudios. Se negaba a que trabajara mientras estudiaba, sobre todo porque quería tener toda la atención posible de su alfa y los estudios ya iban a ocuparle bastante.
—Ya estoy en casa—llamó Stiles entrando por la puerta a pesar de que Peter ya había oído llegar el jeep (y eso era algo que no había conseguido cambiar, pero al menos solamente lo usaba Stiles cuando iba solo mientras que con Peter utilizaban el mucho más seguro y fiable SUV que habían comprado).
—¿Eso que huelo son donuts de Romano?—preguntó, dejando a un lado el libro que estaba leyendo.
—Sip, he conseguido hacerme con dos—le dijo el alfa sonriendo orgulloso.
—Te quiero—respondió extendiendo las manos hacia la caja. Era casi imposible conseguir esos donuts, hacían muy pocos y se agotaban en cuestión de minutos. Era, por supuesto, uno de los mayores caprichos de Peter durante el embarazo.
—¿Me lo dices a mí o a los donuts?
—No estoy seguro.
Abrió la caja y comenzó a comerse uno de los donuts rellenos de confitura de albaricoque mientras Stiles se sentaba a su lado y acariciaba su vientre redondo.
—Hola, bebés—saludó a los dos pequeños que descansaban hasta que oyeron la voz de su alfa y comenzaron a dar patadas.
Peter gruñó, siendo él quien tenía que soportar los golpes en sus órganos internos. Stiles le levantó la camiseta y comenzó a restregar su rostro contra su vientre mientras le decía cosas sin sentido a los bebés, que fueron calmándose poco a poco.
—¿Eso es más ropa?—preguntó tras un rato al ver las bolsas junto al sofá que Peter aún no había recogido. Peter tan solo murmuró afirmativo con otro bocado de donuts—. A este paso vamos a quedarnos sin sitio donde meter todas estas cosas. No hace falta comprar tanto.
—No te preocupes, enseguida les quedará pequeña la mayoría de la ropa y podremos deshacernos de ella. Además, si son lobos puede que acaben rompiéndola antes de quedarse pequeña.
—Sé coser, puedo remendar unos cuantos agujeros.
—Mis bebés no van a ir con ropa remendada, muchas gracias.
Stiles suspiró, sabía que no iba a ganar esta discusión. Peter no iba a resistirse a la hora de comprar ropa o cualquier otra cosa para sus bebés. A los que todavía llamaba bebés porque no sabían si eran niños, niñas o la parejita. No era importante de todos modos, la ropa que compraba serviría para ambos (incluso los vestidos. Eran bebés, ¿a quién le importaba si iban con vestido? Y si a alguien le importaba peor para ellos), no pensaba llenar un armario de ropa rosa o azul, sus bebés vestirían como seres humanos normales (incluso si eran lobos, ese no era el tema). La habitación ya estaba preparada, con las paredes pintadas de un verde claro y todo lleno de dibujos de animales. Había más juguetes de los que jamás usarían y tenían listo todo lo que podrían necesitar. Aún faltaban un par de meses, pero no era raro que los embarazos de lobos se adelantaran.
Peter se terminó el donuts y se relamió los dedos. Acarició los cabellos de Stiles, que aún seguía con la oreja pegada a su vientre, y presionó suavemente su cabeza hacia abajo. El alfa sonrió, pillando la indirecta, y se arrodilló entre sus piernas. Peter se acomodó en el sofá mientras Stiles le quitaba los pantalones.
—Ngh... Alfa...
—Te tengo, cariño, voy a cuidar de ti.
Besó sus muslos y su vientre, acariciándolo con ternura, relajando su cuerpo tenso por el estrés de embarazo. Entonces, tomó el miembro en su boca y comenzó a chuparlo sin prisa. Peter gimió y prácticamente se derritió en el sofá. Stiles era un genio con su boca y podía seguir y seguir y seguir sin cansarse. Sintió el calor aumentar lentamente en su cuerpo mientras Stiles le acariciaba con su lengua en los lugares adecuados, consiguiendo arrancarle gemidos casi constantes. Sacudió las caderas cuando sintió un dedo acariciando su entrada húmeda.
—Alfa...—gimió necesitado.
Stiles tan solo murmuró sin sacar el miembro de su boca y las vibraciones recorrieron su cuerpo. Peter se corrió con tan solo un dedo presionando su entrada y le daría vergüenza de no ser por lo sensible que su cuerpo estaba últimamente. Observó a su alfa tragar cada gota con una expresión de deleite en su rostro. Le garró por la camisa y le hizo levantarse. Stiles rio y dejó que le bajara los pantalones mientras permanecía de pie donde él lo quería.
—Estoy cerca—le advirtió y Peter no lo dudaba. La primera vez que se la había chupado, el chico se había corrido en sus pantalones sin tan siquiera tocarse.
Tomó el duro miembro con sus manos y comenzó a lamerlo desde la base hasta la punta. Apenas podía meterse un tercio en la boca a pesar de todo lo que practicaba así que tenía que usar otras técnicas que Stiles disfrutaba del mismo modo. Su olor y sabor eran intensos y conseguían humedecerlo aún más. Probablemente volvería a estar duro para cuando terminara, pero Stiles tenía que estudiar y no podían pasarse la tarde follando como le gustaría.
—Peter—gimió con voz afectada, inclinándose hacia delante para sujetarse al respaldo del sofá.
Comenzó a chupar con más energía, metiéndolo cuanto podía en su boca y succionando. Stiles gimió profundamente y esa fue la única advertencia que le dio antes de correrse en su boca. Peter no se apartó hasta que hubo limpiado con su lengua hasta la última gota. Su alfa le miraba con esa expresión de adoración que no terminaba de comprender. Acarició su rostro suavemente y limpió la comisura de sus labios con el pulgar.
—Deja que me ocupe de eso—le pidió con un susurro mirando hacia abajo.
—No, tienes que estudiar. Ya me compensarás esta noche.
Stiles se inclinó y le besó profundo. El sabor de ambos se mezcló entre sus bocas y era abrumador. Quería ser egoísta y pedir que siguieran, pero no podía, tenía que respetar sus estudios.
—No sé si se puede llamar compensar cuando lo disfruto tanto—le dijo contra sus labios.
—Ambos lo disfrutamos. Ahora ve a hacer lo que tengas que hacer.
Esa noche Stiles le follaría y permanecería dentro de él durante el resto de la noche, haciéndole sentir lleno y satisfecho, proporcionándole el mejor sueño posible. Su alfa cuidaba bien de él, como no sabía hasta entonces que necesitaba, dentro y fuera del dormitorio. Antes no había creído que fuera posible sentirse tan seguro en un estado tan vulnerable y con no solo su propia vida de la que preocuparse, pero Stiles estaba allí y sabía que lucharía como el lobo más fiero para protegerlos. Nunca había estado tan seguro de haber tomado la decisión correcta.