Disclaimer: Naruto y sus personajes correspondientes pertenence a Masashi Kishimoto.
Epílogo
Naruto
Hinata desapareció por dos semanas. Hasta que un día, cuando el sol estaba en su mayor auge, apareció en la puerta de la cabaña. Naruto se asustó al verla con la ropa cubierta de sangre y el rostro lleno de miedo.
No le preguntó qué había pasado, porque cuando ella le regresó la daga llena de sangre fresca, lo entendió.
Había tomado su decisión.
Un silencio lleno de entendimiento se formó entre ellos.
Ese día huyeron. Robaron un caballo del palacio de los Hyūga y cabalgaron hasta el puerto más cercano, donde Hinata intercambió al animal por dos asientos en un barco rumbo a las islas del este.
Las islas donde Naruto había nacido.
Durante los cinco días de viaje, no hablaron mucho. A veces, ella rompía en llanto en las noches o se despertaba gritando debido a las pesadillas. Él la abrazaba tratando de reconfortarla. La besaba y le susurraba palabras de aliento, tal y como su madre lo hacía cuando era pequeño.
—Esto es como un sueño —murmuró Hinata, mientras observan el cielo desde la proa. El barco era relativamente pequeño, no iban más de treinta personas a bordo.
El cielo estaba cubierto de estrellas, casi parecía que podían tocarlas.
Naruto asintió y la abrazó. Era extraño como ahora podía tocarla sin necesidad de reprimirse. Hinata se movía con facilidad en sus brazos, como si fuera algo a lo que estaba acostumbrada desde siempre.
—De ahora en adelante podremos ver las estrellas juntos —le dijo.
Ella asintió con una mirada melancólica. Era tiempo de dejar el pasado atrás y con él sus decisiones.
Naruto suspiró cansado, mientras caminaba rumbo a su casa.
Había sido un día largo. Los brazos aún le dolían de cargar tantos costales de arroz.
Sin embargo, sonrió casi inmediatamente al recordar que su esposa lo estaba esperando. Le hacía sentir que todo valía la pena.
Cuando entró a la cabaña, no se sorprendió de encontrarla llena de niños, había por lo menos ocho.
—Y entonces la chica decidió emprender un viaje para conocer el mundo y tener muchas aventuras —dijo Hinata con suavidad. Estaba sentada cómodamente sobre un cojín, con una manta en el regazo.
Una pequeña saltó emocionado desde su lugar.
—¡Yo también quiero tener muchas aventuras! —exclamó, pero niño mucho mayor bufó al escucharla.
—No seas tonta, Hikari, tú no eres una princesa.
Hinata sonrió con diversión.
—Nunca es tarde para tener aventuras, ¿saben? —enfocó su mirada en el niño aguafiestas—. ¿Cuáles son tus sueños, Hiroshi-kun?
El chico se ruborizó y miró al suelo, sin responder.
Naruto se quedó en silencio, mientras observaba la escena. Su corazón se llenó de un sentimiento tan cálido que parecía desbordarse.
Cuatro años. Habían pasado cuatro años desde que huyeron y cambiaron sus vidas. Se inventaron un pasado que no tenían, donde los dos eran iguales y no habían sufrido.
Vivir esa fantasía era mejor que aceptar todo lo que habían hecho para estar juntos.
—Bien, niños, es hora de regresar a sus casas. Hinata-sensei tiene que descansar —murmuró Naruto desde su lugar. Los chiquillos dieron un respingo al escucharlo.
—¡Pero, Naruto-san, aún es temprano! —exclamaron casi al unísono.
Hinata intervino.
—Les prometo que mañana les contaré otra historia, ¿de acuerdo?
Los pequeños asintieron sin muchas ganas. Naruto sonrió satisfecho mientras los observaba despedirse.
Cuando se fueron y la cabaña se quedó en silencio, dijo:
—Eres muy buena con ellos.
Ella se ruborizó.
—¿L-Lo crees?
Asintió.
—Les estás enseñando a leer y escribir —la miró orgulloso—. Les estás dando una oportunidad —explicó.
Hinata no respondió. Caminó hacia él y le dio un beso rápido en los labios.
—Bienvenido a casa —susurró.
El corazón de Naruto se expandió.
—Regresé —respondió, mirándola. Entonces, se agachó y la tocó en el vientre—. Regresé —repitió, esta vez dirigiéndose al bebé que crecía dentro de su esposa y por el que habían esperado por años.
No habían sido tiempos fáciles, llegaron a ese lugar con las manos vacías. Tuvieron que trabajar, pasar hambre y vivir en la pobreza para poder labrarse un futuro. Naruto trabajaba cargando mercancía en el puerto y Hinata pasaba su tiempo libre enseñándole a los niños de la villa.
Aún tenían metas y sueños. Muchísimas.
Pero el hecho de que estuvieran juntos en sí era un sueño hecho realidad.
—¿Crees que sea niño o niña? —dijo Hinata, mientras comían.
No le respondió. Era una pregunta ambigua.
—Lo que sea está bien, mientras nazca sano —le respondió con una sonrisa.
En ese momento, los ojos de su esposa se llenaron de melancolía. A veces, los monstruos del pasado regresaban. En ocasiones, Hinata se despertaba llorando después de una pesadilla. En otras, era Naruto quien duraba hasta dos días sin dormir debido a los recuerdos.
Ambos tenían heridas que, si bien, habían cicatrizado, ahí seguían.
Esa noche, mientras estaban acostados en el futon, con el sonido de la leña quemándose en el fuego, le preguntó:
—¿Por qué me elegiste a mí? —a veces, le parecía increíble que esa mujer tan maravillosa estuviera a su lado. Que alguien como ella sacrificara todo por seguirlo.
Hinata y sus ojos bellos
Hinata y su sonrisa amable.
Hinata, su esposa y la madre de su hijo.
—Porque tú me miras por quién soy —confesó casi en un susurro.
Naruto se giró a verla. A veces olvidaba que sus ojos perlados parecían como dos lagunas transparentes. Podía ver su reflejo en ellos.
Y pudo ver el mismo amor que él sentía.
Puso una mano en su mejilla y sonrió.
—Te amo.
Lo hacía. Con todo su corazón.
En esa villa, ella no era una Hyūga, no era la heredera desaparecida que había asesinado a su padre y prometido. En esa villa, Naruto no era el esclavo que había apuñalado a su dueño para después huir.
En esa villa no eran dos fugitivos.
No, ahí sólo eran un matrimonio joven en la espera de su primer hijo.
Y eso era suficiente.
Siempre sería suficiente.
¡Hola!
He aquí el final de esta corta historia. Este fanfic la escribí de una sentada, con todo y el epílogo, jamás pensé que me demoraría tanto en publicar el final.
Espero que les haya gustado como a mí. Gracias por acompañarme durante estos cuatro pequeños capítulos. Me gustó bastante escribir esto, fue algo diferente y refrescante.
Sé que quedaron varios cabos sueltos, pero es intencional, echen a volar su imaginación. Lo importante es que Naruto y Hinata terminaron felices y contentos 3
Gracias a todos por sus reviews y favoritos, no estamos leyendo por ahí.
Lizy.
04.05.19