Fairy Tail y sus personajes no me pertenecen. Escribo esto solo por diversión.

AN: Contiene escenas Lemon en futuros capítulos. No soy de describir demasiado detalle, pero quiero sentirme libre de escribirlo lo mejor que pueda llegado el momento adecuado.

AN2: Esta historia está situada luego de Avatar, sin tener en cuenta la saga de Alvarez.

Presente y Pasado
-Ikhny Shy

Tiró de la sábana húmeda con un movimiento violento, el objeto se enredaba entre las piernas desnudas de ambos desconcentrándolo de su intensa actividad. Al arrojarla al suelo deshaciéndose de la tela, sus manos volvieron a aferrarse con firmeza a las caderas de su compañera y arremetió con ferocidad continuando con el fervor que había sido interrumpido. Ella dejó escapar un gemido de placer cuando lo sintió entrar en su cuerpo y las exclamaciones se incrementaron al tiempo que él aceleraba sus embistes cada vez más potentes.

— Oh, sí! Gray… — Jadeó ella, con las mejillas enrojecidas y un hilo de saliva escapando de sus labios. Él se inclinó hacia delante, acercando su boca al oído de ella. Su aliento cálido acariciando el cuello de la mujer de largos cabellos rubios.

— Dime, Gray-sama… — Le demandó con un susurro grave, al tiempo que sus uñas se clavaban en la piel de sus muslos y se aseguraba de entrar con fuerza en ella haciéndole sentir su presencia en todo su interior.

— Gray-samaaaaaah…


Despertó sintiendo su cuerpo mojado de transpiración. Se movió hasta quedar sentado y descubrió que no estaba solo en la cama. A su lado, un manto de cabellos dorados se esparcían desordenados sobre la almohada, tapando el rostro de la chica que reposaba de espaldas a él. Chasqueó la lengua y dejó escapar un largo suspiro. Gray no tenía idea de quién era ella, ni le importaba.

Se levantó y caminó hacia la cocina, sin molestarse por ponerse al menos ropa interior. Estaba en su casa y allí podía pasearse desnudo todo lo que quisiera, aún con la presencia de alguien desconocido. Bebió leche directamente del cartón y luego se dirigió al living para recostarse en el sillón. Sus ojos oscuros se posaron en el techo blanco y frunció el ceño enojado.

Su mente vagaba hacia los agitados momentos que habían transpirado en su habitación, no era la primera vez que una extraña invadía sus sábanas. Gray era un hombre apuesto y muy reconocido gracias a su estatus de Mago Clase S del gremio más fuerte de todo Fiore. Muchas mujeres lo deseaban y él no se hacía rogar demasiado, había Fullbuster para todas las que lo quisieran.

Pero solo por una noche. Él era muy claro y directo en ese punto. Si ellas aceptaban esa condición, se aseguraría de hacerla inolvidable. Sin embargo, él no las recordaría nunca. Su cuerpo respondía a las caricias y suspiros de sus ocasionales acompañantes, mas su conciencia lo abandonaba, dejándolo con el recuerdo de una noche perdida en el fondo de su memoria, cuando su piel disfrutaba del tacto, sabor y besos de la única mujer que amó.

La maga de cabellos color de cielo inquietaba sus pensamientos. Su imagen llegaba a su mente llenándola de sensaciones contradictorias, era su oscuridad y su luz a la vez. Quien alguna vez lo había perseguido por doquier y le profesara su amor cada vez que la oportunidad se presentaba, tenía una herida tan profunda en su interior que ya no podía ni mirarlo a los ojos. Una herida que él mismo se encargó de marcar en sus sentimientos, arruinando todo lo que tenían, destruyendo la relación que en ese tiempo lo hizo tan feliz que terminó por asustarlo.

18 mese antes

Veía su casa a la distancia y el camino le parecía mucho más largo de lo que en realidad era. Sus pasos cansinos y el dolor en cada músculo de su cuerpo hacían que la marcha le resultara más tortuosa. Gray suspiró, dejando caer su bolsa de viaje y la arrastró los metros que lo separaban de su vivienda…

— Comeré algo, me daré un baño y me iré a dormir. — Murmuró para sí mismo, dándose ánimos para avanzar. — Creo que dormiré toda la noche y todo el día de mañana. — Sonrió, pensando en cómo iba a disfrutar su descanso.

Pero no contaba que al llegar las cosas no serían como él lo venía imaginando.

Percibió algo extraño apenas dió el primer paso en el umbral de la puerta. Su casa olía deliciosamente bien. Frunció el ceño y avanzó el resto del camino, abandonando su bolsa en la entrada luego de haberla cerrado delicadamente para no hacer ruido. Con cautela, se dirigió hacia la cocina, desde allí provenía ese aroma exquisito que le hacía rugir el estómago, pero antes que su mano empujara la puerta, ésta se abrió revelando la intrusa en su casa…

— ¡Gray-sama! — Exclamó felizmente la maga de agua al encontrarse de frente con él — ¡Ya regresó ! — Y se lanzó con los brazos extendidos. Gray no tuvo tiempo ni energía para reaccionar, por lo que no pudo detenerla cuando ella se apretó contra su pecho, rodeando su torso en un abrazo.

— ¡Juvia! — Colocó sus manos en los hombros de ella y la apartó un poco para mirarla a los ojos — ¡¿Qué rayos haces en mi casa?! — Juvia le devolvió una sonrisa.

— Juvia lo estaba esperando, Gray-sama.

— ¿Cómo entraste? — Le preguntó con algo de desconfianza, no muy seguro de querer saber aquello.

— Juvia convirtió su cuerpo en agua y pasó por debajo de la puerta. — Le respondió con simpleza y volteó para revisar lo que sea que tenía en el horno. Gray suspiró resignado.

— Oye… — Le dijo con tono severo. — No es correcto que hagas eso.

— ¿Está enojado, Gray-sama? — El mago de hielo se cruzó de brazos, muy seguro de decir que sí, pero Juvia sacaba del horno una bandeja de carne humeante que se veía mejor de lo que olía. Gray sintió que se le aguaba la boca, al tiempo que su estómago rugió desesperado por tener esa deliciosa comida dentro. — Parece que tiene hambre. — Le dijo ella luego de una risilla, dejando la bandeja de carne encima de la mesada. — Sería mejor si Gray-sama se diera una ducha rápida mientras Juvia termina de preparar la cena.

Tenía demasiada hambre, pero era cierto que apestaba. Maldijo a Natsu por lo bajo y se dirigió al baño para asearse, tratando de no pensar demasiado en por qué Juvia estaba en su casa.

Al salir de la ducha no se molestó en ponerse algo más que sólo ropa interior, pues sabía que, aunque se vistiera por completo, terminaría quitándose cualquier prenda extra que tuviera encima. Se acercó al comedor, donde Juvia le había preparado la mesa con mucho detalle y prolijidad; la carne asada en medio, dos fuentones con ensaladas, los utensillos para ellos dos dispuestos en lugares contiguos e incluso había un florero como centro de mesa con hermosas flores rojas que al usuario de hielo no le importaron demasiado.

La maga de agua regresó de la cocina, en sus manos llevaba una pequeña bandeja con pan, pero se detuvo a mitad de camino, una expresión sorprendida en sus ojos por encontrarlo casi desnudo. Gray se encogió de hombros, ignorándola y se acercó a la mesa, Juvia despertó del trance, moviendo levemente la cabeza y terminó su trayecto hacia su silla. Quizás (razonó él) en sus pequeñas fantasías, Juvia no contaba con que estaría desnudo en esa especie de cena romántica que había preparado, pero el mago nunca le había dicho que cenarían juntos al volver, de hecho, no le había mencionado cuando regresaría de la misión.

— ¿Cómo supiste que regresaría hoy? — Preguntó, mientras ella comenzaba a cortar la carne. Gray no podía quitar la vista de la comida, la textura era tan suave que el cuchillo resbalaba por la superficie cortando con facilidad, la salsa deslizándose por los costados de lo que sería su platillo. El estómago de Gray se agitaba ansioso, el vergonzoso sonido llenando el silencio entre ellos.

— Juvia solo adivinó. — Respondió ella y le entregó su platillo. Él asintió con la cabeza, sin decir más. — Espero le guste, Gray-sama

Mientras cenaban, le dirigió pequeñas y sutiles miradas. Notaba la sonrisa radiante en sus labios y sus mejillas coloreadas, conociéndola esa cena estaba alimentando su (muy activa) imaginación. Por su parte, admitía que su presencia le traía cierta paz, y apreciaba la compañía tranquila luego de una larga semana en una misión asfixiante con su equipo. Además, la comida estaba exquisita, si él se hubiera cocinado algo al llegar no habría sido ni la mitad de bueno de lo que Juvia preparó para él.

Creo que podría acostumbrarme a una vida así. — El pensamiento cruzó su mente fugazmente, pero la sorpresa de haberlo tenido hizo que se atorara con la comida, haciéndole toser de pronto.

— ¡Gray-sama! — Juvia se levantó de un salto y le dio pequeñas palmadas en la espalda, mientras Gray luchaba con la comida desviada. Al lograr retornarla a su curso natural, se incorporó lentamente en su asiento. Las palmadas en su espalda se convirtieron en suaves caricias sobre su piel desnuda, que solo buscaban calmar su arrebato. Él giró la cabeza, encontrando la intensa mirada de su compañera y se aclaró la garganta, desviando sus ojos hacia la superficie de la mesa.

— Lo siento. — Le dijo con voz ronca. Luego movió los hombros, reincorporándose, como mudo mensaje para que dejara de acariciarlo. Aunque comprendìa la buena acción de ella, sentir sus manos sobre su piel estaba poniéndolo algo nervioso.

— ¿Se encuentra bien, Gray-sama?

— Sí, sí. Estoy bien — Juvia volvió a su lugar y ambos continuaron su cena en un silencio.

El placentero gusto de la comida pronto lo distrajo de la incomodidad que se había instalado entre ellos y la paz volvió a rodearlos, llenando el ambiente con la armonía que tanto necesitaba. Recuerdos vagos de la convivencia anterior, antes de su infiltración en Avatar, invadieron su mente, recordándole que esa sensación de calma ya lo había abrazado tiempo atrás.

Al terminar la cena, dividieron la tarea de guardar todo lo utilizado (luego que Gray tuviera que insistir para que Juvia no acabara ocupándose de todo sola) Ella lavaba los utensilios, mientras él los secaba a su lado. La escena le resultaba cotidiana, y se sentía cómodo haciéndolo, como si hubieran hecho eso mismo todas las noches de sus vidas, como si todavía vivieran juntos, solos en una cabaña de un pueblo abandonado…

— Es muy tarde. — Dijo él, cuando terminaron de guardar las cosas.

— No es problema, Gray-sama. Fairy Hills no está lejos. — Respondió ella y le sonrió. Él la miró serio y suspiró

— No puedo dejarte ir sola a esta hora y realmente estoy muy cansado para acompañarte.

— No se preocupe, Juvia puede-

— Te quedarás aquí. — La cortó, ya impaciente. Caminando hacia la habitación para buscar algunas mantas. — ¡No, no dormiremos juntos! — Exclamó cuando la oyó acercarse y al voltear comprobó la sonrisa entusiasmada que se desvanecía en el rostro de la maga. — Yo dormiré en el sillón y tú puedes quedarte en la cama.

— Pero Gray-sama está muy cansado. Juvia dormirá en el sillón. — Replicó ella tercamente.

— No discutamos esto. De verdad necesito descansar…

— Por eso Juvia dormirá en el sillón y Gray-sama se repondrá de su misión durmiendo en la cama. Le hará bien, es realmente muy cómoda.

— ¿Cómo sabes… ? — Volvió a suspirar resignado al verle la expresión en los ojos y supo que no quería su respuesta. Sacó de su armario un juego de sábanas y una manta para luego dirigirse al living. Juvia le quitó las prendas de las manos, su mirada insistente le dijo que no aceptaría que él durmiera allí. — ¡Bien, tu ganas! — Se rindió.

— ¡Buenas noches, Gray-sama! — Lo saludó ella, su voz suave y cálida.

— Buenas noches, Juvia. — Respondió él, volteando a verla antes de abrir su puerta. Involuntariamente, una sonrisa se dibujó en sus labios, mientras la miraba preparándose para dormir.

Ya en su habitación, cerró la puerta tras de sí, sin molestarse en encender la luz. Cansado, dejó salir otro suspiro y caminó hacia su cama. Sentía el peso de la misión en su cuerpo, por lo que se desplomó sobre el colchón, apoyando la cabeza en la almohada. Podía percibir el sueño queriendo apagar su conciencia, sus músculos comenzaron a relajarse y su mente se aligeró, quedando casi en blanco, rindiéndose al cansancio. Pero antes de entregarse al descanso, un aroma particular inundó su olfato desde la almohada. Curioso, hundió su nariz en ella y descubrió un perfume muy particular impregnado allí…

Juvia… ¿Cuántas veces dormiste en mi cama mientras no estuve aquí?

Sonrió para sí mismo e inconscientemente, su rostro volvió a hundirse en la suave almohada, quedándose dormido rodeado del dulce olor del shampoo de Juvia.

CONTINUARÁ…

AN: Gracias por haber leído hasta acá! Espero les haya gustado.

Hace mucho tiempo que quiero escribir una historia así y ha sido difícil solo con los borradores, hasta tuve que hacer una línea de tiempo para mantener la coherencia de las cosas que irán pasando!

Para que tengan en mente cómo vendrá esto… Se contará la historia del pasado, pero el presente seguirá corriendo, así que también cuenta una historia…Básicamente son 2 historias en 1, pero entrelazadas. Estoy muy ansiosa por cómo resultará el desarrollo de esto, porque es complicado (puede salir muy bien o ser un desastre!)

La mitad del fic estará con la perspectiva de Gray, luego cambiaré a Juvia y el final… bueno ese no lo planeé todavía…

Como es difícil, todos los comentarios me vendrán muy bien! Ya sea para dar ánimos o para puntualizar algún error, o advertirme que es un desastre, todo servirá si es para ayudar a mejorar!

Saludos!

Ikhny