Capítulo 3: un espejo que puede mostrar una linda realidad
Anna seguía arrodillada sobre el pecho de su prometido, las lágrimas parecía no querer cesar y eso que se estaba esforzando por pararlas, ya se había humillado mucho al llorar frente de su prometido, a parte le dolía su mano, Yoh la estaba agarrando muy fuerte, mientras la abrazaba, para detener la hemorragia que ella sola se había provocado.
La pregunta que le hizo el castaño minutos después de un leve silencio no la sorprendió, sabía que en algún momento esto tenía que pasar, lo que ella no se imaginaba fuera que la encuentra en semejante estado, haciendo algo que nunca creyó hacer…. La pregunta volvió a sonar, pero a ella no salía la voz como para responderle tal pregunta la cual tenía una respuesta mucho más profunda y larga de lo que él seguramente se imaginaba.
Un suspiro de resignación se escuchó cortando el silencio, un suspiro que no era de ella claramente, cuando quiso ver al chico por primera vez en michos minutos el castaño la alzó en brazos y la llevó a su futón la recostó y, sin decir nada, miró su mano y la limpió dándose con que no había ningún corte en ella, entonces sin siquiera preguntarle le desprendió el pijama y observó atentamente encontrando un pequeño corte en la panza, no muy profundas, pero estaban sangrando.
Yoh la miró con una seriedad que jamás ella pensó que la miraría, salió un momento del lugar y cuando menos se lo esperaba estaba siendo llevada a en una ambulancia con un respirador y un suero.
Desde el momento que los médicos se fueron con Anna a la sala de internación, habían pasado una hora más o menos…. Desde ese momento y durante todo ese tiempo Yoh estaba sentado completamente en silencio y con la cara tapada. Aunque su cara no se mostraba a la gente todos los allí presentes sabía que Yoh era el que peor estaba, es más podían jurar todos que se culpaba por toda esta situación.
Idiota…. Un idiota había sido, se supone que él debía proteger a la rubia y ahora, bajo sus cuidados estaba en peligro ella y el/la bebé/beba, o al menos eso había podido escuchar de las enfermeras antes de llevarla a esa condenada sala.
¿Cómo no se pudo haber dado cuenta de tales actitudes? Él por confiar en ella y en su "fortaleza". Era un imbécil ella es una persona como cualquier otra, algo como esto podía pasar.
Pero… ¿cuál es el motivo? Eso era lo único que lo atormentaba puesto que Anna no le había contestado esa pregunta. ¿Qué era eso que tanto atormentaba a Anna? ¿Será él el problema? Si algo de culpa tenía por ser tan imbécil.
- "Jóven Yoh" –llamó la peli-rosa al verlo palidecer tan bruscamente, y logró su atención- "No se culpe de esto joven. Usted y yo sabemos cómo es la señorita"
- "Pe-pero Tamao…."
- "¿Yoh Asakura?" –llamó un hombre cortando la conversación-
- "S-si soy yo" –levantándose rápidamente al reconocer que la persona que le hablaba era el doctor-
- "Hemos llegado a tiempo, gracias a usted"
- "¿A qué se refiere?" –el médico estaba sonriendo, pero el castaño estaba lejos de estar feliz, tenía un mal presentimiento hace un rato-
- "Pues… el bebé está a salvo, en el momento que hemos internado a la madre empezamos con la cesárea, puesto que ya estaba en fecha de tenerlo y porque había perdido mucha sangre, por suerte el bebé no se vio tan afectado, creemos que con unos días en la incubadora estará todo bien" –explicó el doctor-
- "¿Y la madre?" –siguió el shaman-
- "Pues… está muy delicada, pero fuera de peligro. Es un milagro, tratar de sacar ella misma a su propio hijo es algo muy peligroso, ¿nunca han lei…" –pero al ver la cara de desconcierto del chico paró- "veo que no lo sabía, pues por la forma del corte parece que ella quería sacar al bebé por ella misma, de hecho me atravería a decir que quiso matarlo ella misma"
- "MENTIRA" –gritó asustando al hombre- "ELLA NO ES UNA ASESINA"
Y volvió a sentarse donde estaba, para esperar que le digan cuándo podía ir a ver a la rubia.
No pasó mucho para cuando le dijeron que Anna ya estaba en la habitación y el bebé estaba en la incubadora. El castaño y la peli-rosa optaron primero por conocer al pequeño que Asakura primero.
Era un niño hermoso, es decir que Anna había ganado la apuesta. Era parecido a ella… justo como él pensaba. Era un ángel rubio con tez blanca justo como ella. Él pensaba que el amor a primera vista nunca más lo iba a experimentar, cuan equivocado estaba, pero este amor era muy distinto, sentía que podía darlo todo por esa criaturita que dormía plácidamente conectado a un respirador, hasta su propia vida.
¿Por qué Anna haría algo como matarlo? No, ella no mataría él estaba seguro de ello, entonces ¿por qué hizo lo que hizo? Ante esto salió corriendo hasta la habitación en donde estaba Anna, y sin siquiera tocar abrió encontrándose con la rubia acostada tocándose su panza recién operada.
- "Anna" –la chica se giró para verlo-
- "Yoh… yo"
- "Cuéntame todo, por favor"
Un suspiro por parte de ella reinó la habitación.
No pasó ni una hora que todo el calvario que la rubia había vivido esos últimos dos meses de embarazos salió a la luz.
- "Tenía miedo" –concluyó-
- "¿De qué?" –preguntó Yoh, luego de un silencio sepulcral para escuchar el relato de la Itako-
- "De que el bebé salga parecido a mí y por lo tanto salga parecido a ese odioso ser, por eso quise tenerlo solo y darlo a…."
- "CLARO QUE SALIO PARECIDO A VOS" -el grito la asustó – "y por lo tanto, es obvio que salió parecido a tu padre, si ustedes tanto se parecen, pero eso no te da derecho de alejarlo de mí, ni de vos Anna" –la rubia no levantó su rostro acto que lo hizo enojar aún más a joven shaman- "¿acaso te das una idea lo inconsciente que fuiste, pudieron haber….." –pero al ver que lágrimas salía por los ojos de la chica trató de calmarse-
Se acercó a su prometida y dulcemente le tomó de la mano.
- "Annita, nuestro hijo es parecido a vos, justo como yo quería" –Anna ante esto lo miró sorprendida- "y eso no quiere decir que sea cruel como lo fue tu padre con vos, de hecho vos no sos cruel, como lo que me has contado de ese ser que tanto daño te ha hecho"
- "Pero Yoh, yo me veo al espejo y lo veo" –respondió la itako-
- "Puede que físicamente se parezcan, pero lo que importa es lo que está acá" –y le puso su mano en el pecho- "tu corazón está lejos de ser de alguien cruel, Annita"
- "¿Y si lo veo al bebé y lo desprecio?"
- "Eso no va a pasar" –sonrió con ternura-
- "¿Cómo estás tan seguro de eso?"
- "Antes de ir a verlo, yo también estaba despreciando a ese bebé porque creía que estabas arrepentida de tenerlo o algo y por eso hiciste lo que hiciste. Es decir infantilmente estaba culpando a un niño que no tenía nada que ver. Y al verlo todo ese desprecio y enojo se esfumó siendo reemplazado por…." –y tocaron la puerta, siendo luego abierta por la enfermera que llevaba al niño a que tome leche de su madre-
Anna vio al niño en brazos y un aura de suma dulzura y amor la invadió, sin poder evitar sonreír, sonrisa que no pasó por alto al shaman que también sonrió con amor.
- "Es hermoso"-felicitó la chica-"Lo que no me han confirmado es el nombre del pequeño"
- "Hanna" –dijo el castaño-
- "Hanna Asakura" –completó la rubia-
- "Con que Hanna Asakura, muy bien" –dijo anotando en su libreta y se llevó nuevamente a Hanna cuando terminó su comida-
La puerta se cerró y los dos nuevos padres miraron con suma ternura cómo su pequeño se iba nuevamente a descansar.
- "¿Eso sentiste al verlo?" –preguntó la itako-
- "¿Qué cosa?"
- "Amor ¿no?"
Ante esto el castaño solo asintió levemente y sonrió su sonrisa.
- "Discúlpame por todo esto" –soltó la rubia-
- "No, discúlpame a mí, por no haberme dado cuenta"
Ninguno de los dos dijo más, no tenían muchas ganas de cortar la atmósfera peleando, ya que ambos en parte sabían que tenían culpa. Yoh luego se fue tras órdenes del doctor.
Tres días después los dos padres y el niño volvían a su hogar luego de recibir un temprano alta por las mejoras tanto de la chica como de su hijos.
- "Yoh ¿por qué tanta prisa?" –preguntó fastidiada al ser levemente apurada por su prometido-
- "Es que te tengo una sorpresa Annita" –y rió con su característica sonrisa-
Sin decir más abrió la puerta encontrándose en la sala de estar con el objeto que la había estado torturando esos meses, el espejo cubierto con una sábana amarilla.
- "¿Qu-qué hace eso aquí?" –sentí un poco de temor, no lo iba a negar-
- "Tranquila Annita, lo he remodelado un poco, pero primero, agarra a Hanna" –y le entregó al chico que estaba en sus brazos- "Ahora ubícate aquí" –dijo mientras la ubicaba frente al espejo- "Y…"
- "Espera Yoh, no me siento capaz…"
- "Tranquila, todo va a estar bien" –y ante esa frase tan suya dejó de insistir-
El castaño sacó la sábana de un tirón y se pudo ver el espejo pintado con pintura roja nuevamente, pero el mensaje era completamente diferente, este relataba:
Yo soy parecido a mi mami :) … Hanna Asakura
Anna no daba crédito a lo que leía y las lágrimas querían salir nuevamente.
- "Ahora ya no sos parecida a tu padre Annita, ahora Hanna es parecido a vos" –la rubia se giró para verlo cara a cara- "¿ves? Los espejos pueden mostrar también lindas realidades"
Y ante esto la rubia lo abrazó permitiéndose llorar nuevamente en el cuerpo de ese hombre que tanto amaba. No miento… de esos dos hombres que más amaban en la vida.
Fin
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Bueno, espero que les haya gustado este fic de tres partes. La verdad mientras escribía esta parte yo misma me conmoví espero que uds también lo hagan.
Un saludo. Nos leemos