La señorita Try, como se le conocía comúnmente los esperaba en la sala principal de la mansión Malfoy. Había desaparecido unos minutos antes de que Draco y ella de despidiesen de los Weasley.

Hermione se había negado rotundamente a vivir ahí, pero fue el mismo Draco quién la persuadio para ir, la promesa por qué lejos de ser un favor eso era para ambos sería que buscarían un lugar ajeno a aquella gran mansión que le traía amargos recuerdos. Sin decírselo abiertamente él tampoco se sentía muy contento de estar ahí de nuevo, había hecho un recuento de su vida y no había sido tan espléndida como hubiese deseado, por ello igual no se sentía confiado de estar ahí.

Su vida había sido una farsa pues no importaba mucho la pureza de su sangre ni el apellido con peso, ser parte de las filas de Lord Voldemort no era algo de que presumir actualmente, se sintió avergonzado por primera vez al saberse un Malfoy. Parte de su alma sedienta de resumirse estaba la ansia latente de limpiar su apellido, no por su padre ni por él mismo pero quizás en algún futuro si llegase a existir una desendencia deseaba no cargaran con los pecados de su pasado.

Y fue ahí donde otra dudo llegó a su cabeza. No había entablado un tema respecto a los hijos. ¿No habría fruto de esta mentira?

De inmediato negó, él y Granger jamás podrían unirse con un vínculo tan sagrado y fuerte como lo es un hijo.

Después de la boda y despedirse de la familia Weasley, escuchar atenta los consejos de Molly y recibir los regalos de Luna y Ginny, tomó la gélida mano de Draco y llegaron a la mansión.

Seguía viéndose tétrica, fría y obscura.

El pequeño elfo doméstico de la casa llamado Klaus los recibió con algarabía. —La señorita Try espera a los señores en la sala.

Draco observó que aun sujetaba la mano de Granger y esta seguía mirando con molestia la mansión, con cierta incomodidad.

Try traía un vestido exactamente idéntico al vestido que llevaba en la boda solo que ahora en un color anaranjado con toques negros que se confundían con sus cabellos rojizos con tonos naranjas.

—Se preguntaran que hago aquí— la mujer entregó a ambos una serie de pergaminos —aquí están algunas de las reglas y pautas que deberán seguir... Recuerden, un año, después deciden si prolongan el tiempo o dan terminado el matrimonio.

Draco examinó el pergamino mientras Granger lo metía dentro de su pequeño bolso de cuentas para leerlo más tarde con tranquilidad—Haremos esto bien, deben estar orgullosos... El mundo esta por cambiar.

Hermione sintió como una gran losa caía sobre sus hombros, era una gran responsabilidad lo que se venía encima. Draco vio esto como la más grande prueba de su vida, deseaba en el fondo que aquel año se pasara rápido.

Y sin más despareció. Por aquella chimenea del gran salón.

Seguían al elfo que los guiaba a su alcoba. Draco se sabía el camino evidentemente pero seguía sumergido en sus pensamientos, Klaus observó a la castaña y se notaba un poco de desconcierto ¿Cómo era posible aquella unión?

Las valijas aparecieron y ella observó el lugar. Había un gran escritorio tras el un gran ventanal que abarcaba del techo al suelo. —Dormiré en la habitación continua— Hermione lo observó con sigilo y negó.

—Esta es tu habitación— divisó en las pulcras paredes una pancarta de su casa, los tonos verdes en las sábanas y las pequeñas decoraciones relacionadas con trofeos, y algunas fotografías.

Podía percibir el aroma a menta, la gélida aura que entraba por la ventana y esa incitadora chimenea que le gritaba hiciera arder el fuego para entrar un poco en calor.

Draco negó ante el comentario de la castaña.

—El escritorio te vendrá muy bien, la luz es perfecta incluso en las noches para que puedas leer, y estudiar. Es la mejor habitación de la mansión debo agregar.

Granger por primera vez en la noche dentro de esa mansión sonrío realmente, era de alguna manera el modo que él tenía para decirle quizás que estaba consciente de lo difícil que era esto para ella. Salió de la habitación y Hermione se dispuso a desempacar sus cosas, deseando que este año se fuera lo mas rápido posible, sin saber que compartía ese deseo con su ahora esposo.

El tema sexual no había sido tocado en lo más mínimo. Ambos creían que si solo se limitaban a vivir bajo el mismo techo y respetar su matrimonio sin salir con otras personas ni tener contacto de otro índole con nadie, estaba demás decir que efectivamente estaban casados.

Ingenuos ante los designios del destino después de leer aquellas notas de Try, siguieron pasando por alto el tema de la intimidad, seguros de su madurez y nulo gusto entre ambos.

Hermione no veía necesario tocar el tema porque sabía que lo había deseo, atracción o algo que se pareciera. Pero tenía grabada la ferviente idea en la cabeza de que no podía traer al mundo un niño producto de una mentira, sería incorrecto e impropio.

Mientras se debatía en aquellos pensamientos su vecino de la habitación continua no lograba cerrar los ojos. Nolvió acomodarse entre las sábanas. Eran suaves y frescas pero debía admitir que esa cama no era ni la mitad de cómoda que la suya, bufó exasperado mientras sentía por primera vez el estrés de saber lo que se les venía encima. Un año de vivir una completa farsa y hacer acto de presencia en distintos lugares y reuniones.

Fingir cada movimiento, palabra y actitud. Hacer que eso resultara tan creíble que todos compraran la historia y la fueran haciendo parte de sus vidas, que poco a poco el apellido se limpiará y los intereses de Granger se cumplieran, que como en todo negocio ambas partes estuvieran satisfechas del trato acordado, aunque sonrío al recordar el besó que le dio al terminar la ceremonia. Del cual ella parecía estar realmente sorprendida.

El velo de Hermione hizo un escudo cubriendo sus rostros. Con su varita invocó que este se elevará un poco creando un manto que tapaba el rostro de ambos. --Será solo un año-- murmuró mientras Draco sonreía con malicia. Ella pensaba hacer creer que se daban un beso, Draco pensaba en darle un poco de realismo a todo.

--Quizás debamos darles lo que han venido a ver, Granger.

Dijo tajante ignorando el comentario de ella y restandole importancia a algo que ya sabía, que traía grabado en la memoria desde que comenzó la tetra.

Su rostro incrédulo ante aquellas palabras no comprendía la magnitud de las mismas. Draco Malfoy había visto una oportunidad para dar veracidad a esta boda. Un beso daría de que hablar y algún momento Potter y Weasley verían en algún titular de un diario mágico, y las palabras sobrarían. Todos debían saberlo ya, y sin titubear la besó.

Un beso lento, húmedo y que parecía un simple roce. El velo cayó y un pequeño murmullo se escuchó. Ginny abrió la boca formando una O y sonrío con diversión, pudo notar que su amiga ardía en nervios y sus mejillas se encendían más cuando Malfoy tomó fuertemente su cintura y dio por finalizado el beso con un susurro en los labios de ella, algo inaudible para los presentes pero claro y preciso para Hermione.

--Hagamos este año mas ameno.

Con ese recuerdo en la cabeza logro conciliar el sueño, al menos por esta noche quizás lograría dormir, colo cuando era un niño sin preocupaciones.

Lanzó los zapatos por la habitación y se deshizo de sus ropas. Amarro su cabello en una alta cola de caballo y se metió entre las sábanas de su cama. Tryggvason tomó el libro que tenía junto a la mesita de noche y comenzó a ojear las páginas. El bolso que había dejado en la silla junto a la ventana cayó de repente y curiosa se levantó a recogerle. Lo abrió y una rana de chocolate salió saltando por su habitación, sonrió sorprendida, esa noche soñó con un pelirrojo de sonrisa dulce.

Muchas gracias por leer. Pueden hacerme saber que tal les parece la historia, estoy trabajado en mas cosas de esta pareja, esperando algún día subirlas. Buenas noches, y gracias por darme una oportunidad