El Símbolo de la Paz y la Justicia

Escrito por TheGodfather93, traducido por Fox McCloude

Disclaimer: Dragon Ball, My Hero Academia y todos sus personajes respectivos son propiedad de Akira Toriyama y Kouhei Horikoshi. Todos los derechos reservados.


Capítulo 17: La voluntad para sobrevivir.

- Bueno, eso fue condenadamente espantoso. – dijo secamente Kaminari.

- Tú lo dijiste, Pikachu. – chirrió Satou bajándose su tercera lata de Red Bull.

Bakugou se carcajeó sardónicamente. – Se los dije, idiotas. Les dije que se iban a decepcionar, ¿no?

- Bueno, sí, pero no fue culpa de Midoriya. – replicó Kirishima frunciendo el cejo.

Bakugou resopló. – Si Deku no fuese un debilucho tan patético, ¡podría haber terminado con esto al inicio y ahorrarnos a todos este espectáculo de mierda!

Gohan suspiró cansinamente y se rascó detrás de la cabeza. La pelea, si se le pudiera llamar así, no fue exactamente horrenda… pero tampoco fue buena. La mejor manera de describirla sería "poco convencional", con muy pocos momentos interesantes esparcidos en lo que duró. En serio, lo más positivo que salió de todo ello fue que rompió el patrón de que cada encuentro terminaba con al menos uno de los participantes enviado a la enfermería.

Empezó con una nota más o menos alta cuando Present Mic anunció que Hatsume pertenecía al curso de soporte. Eso despertó el interés de Gohan, pues sentía genuina curiosidad de ver lo que alguien con un trasfondo que no se enfocaba tradicionalmente a los combates sería capaz de hacer en una pelea uno a uno. Y además, dada la variedad de artilugios de soporte de aspecto estrafalario que llevaba encima, sus esperanzas de un gran espectáculo eran muy altas.

La verdadera pelea empezó bastante normal, con Midoriya cargando contra Hatsume, que rápidamente despegó hacia el aire con un par de botas cohete. Sin embargo, en vez de montar un contraataque, aterrizó tranquilamente en el suelo y comenzó a explicar con voz dramática las propiedades exactas de sus botas cohete.

Luego de que Midoriya superó su sorpresa inicial, se lanzó otra vez contra Hatsume, solo para que ella se le escapara con un artefacto parecido a un pogo saltarín que surgió de su mochila, que también describió con gran lujo de detalles para la audiencia.

Ahora visiblemente frustrado, Midoriya procedió a perseguirla por todo el ring, pero fue incapaz de seguirle el paso debido a unos propulsores en sus piernas que le daban una velocidad de la cual Iida se habría sentido orgulloso. Hasta habría sido cómico de ver, si no fuera tan exasperante.

Los siguientes diez minutos de la pelea siguieron de la misma manera, con Midoriya tratando inútilmente de atrapar a su oponente, y Hatsume constantemente quedándose a un paso fuera de su alcance mientras promocionaba su equipamiento. Definitivamente era impresionante, y su dedicación a sus productos ciertamente era admirable, pero no era el tipo de encuentro emocionante que la gran mayoría de los espectadores esperaban.

Afortunadamente, cuando se le acabaron sus artilugios para publicitar, Hatsume se rindió, y con eso todo volvió a la normalidad…

Bueno, aparte del hecho de que Satou ya se había bajado cuatro latas de Red Bull sin hacer pausa. Eso era más que medianamente preocupante. El escenario de las peleas también estaba repleto de toda clase de cosas, desde bolitas de picos y minas terrestres, hasta un charco de aceite y cáscaras de banana artificiales (todo ello cortesía del genio de Hatsume), pero eso solo era ligeramente más inusual que el tipo de daño que el ring había sufrido hasta ahora durante el torneo.

También significaba que habría otro retraso antes del siguiente encuentro, pues Midnight y Cementoss tuvieron que barrer meticulosamente cada centímetro del ring para deshacerse de cualquier residuo dejado atrás por los trucos de Hatsume. Para sorpresa de nadie, ninguno de los dos profesores se veía feliz por ello.

Kirishima se levantó de su asiento y golpeó su palma con el puño. – ¡Bueno, yo me voy a hacer algo de calentamiento de último momento! – anunció antes de lanzarle una sonrisa feroz a Satou. – ¡Te sugieron que hagas lo mismo, grandulón! ¡Necesitarás toda la ayuda posible!

La respuesta de Satou fue una amplia sonrisa mientras abría su quinta lata de Red Bull, que al abrirse y sisear asustó al siempre callado Koda. Kirishima se rio al verlo, y se marchó.

Ya cuando el pelirrojo estuvo fuera del radio de escucha, Gohan miró enfurruñado a su mejor amigo. – ¿Te parece bien seguir haciendo eso? – le preguntó, señalando la pila de latas comprimidas que tenía al lado. – ¿No crees que te estás excediendo un poco?

Satou se encogió de hombros. – Mi cuerpo está mejor equipado para manejar el azúcar que la gente normal. Lo peor que me puede pasar es que me mande al baño por horas después, pero vale la pena si puedo darle a Kirishima la paliza que se merece.

- ¡Eww! – exclamó Ashido.

- ¿Qué quieres decir con "eww"? ¡Es una función de fluidos corporales naturales! – se defendió Satou.

- ¡No quiere decir que debas hablar de ella tan abiertamente! – espetó Ashido.

Gohan suspiró y se frotó las sienes. – Si estás tan seguro.

- Lo estoy. – declaró Satou, terminándose la bebida y aplastando la lata entre sus dedos pulgar e índice.

Fue entonces que Midoriya puso un pie en la cabina y reocupó su viejo asiento, con un gesto fruncido y exagerado adornándole su cara pecosa. Era una reacción comprensible; a pesar del hecho de que técnicamente fue el ganador, que lo tuvieran correteando por todo el ring como un pobre cachorrito al que le jalaban la cadena debió ser una experiencia increíblemente frustrante.

Ashido alargó la mano y le dio unas palmaditas al chico en la espalda. – Arriba ese ánimo, Midori. Ya tendrás tu oportunidad de lucirte en el siguiente encuentro.

- Sí, ¿verdad? – murmuró Midoriya con una risa nerviosa, echándole una mirada tentativa a Todoroki, que ni siquiera la registró.

- ¿Cómo está Uraraka? – preguntó Gohan, imaginando que su amigo peliverde apreciaría que se cambiara el tema.

Funcionó, ya que Midoriya al instante se animó. – Está bien. – le dijo mientras le sonreía al híbrido saiyajin. – Cuando recuperó el sentido, estaba más molesta porque perdió que por ser electrocutada.

- Le dije que lo sentía, pero no quiso aceptarlo. – intercedió Kaminari.

- Porque no quería tu simpatía ni tu lástima. Se alegró de que la tomaras con seriedad para irte con todo. – replicó Midoriya, cuya expresión se endureció ligeramente.

Kaminari retrocedió, adoptando una expresión nerviosa. – S-supongo que eso es justo.

- ¿Quieren por favor Satou Rikido y Kirishima Eijiro dirigirse al ring? – solicitó Present Mic, recibiendo un rugido de entusiasmo de la multitud.

- ¡Diablos, ya era tiempo! – exclamó Satou, levantándose de un salto de su asiento. Movió el cuello y estiró los dedos, para luego abandonar la cabina.

Unos segundos después, Ashido arqueó una ceja en la dirección de Gohan. – ¿No le vas a dar a tu mejor amigo algún consejo de último minuto?

- No hace falta. – replicó Gohan. – Ya hicimos un plan durante el intermedio. Ahora depende de él ejecutarlo.

- ¿Acaso ese plan involucra que Satou consuma un litro de azúcar con cafeína? – preguntó Ashido, señalando las cinco latas de bebida energética que ahora parecían un juego de frisbees de aluminio.

Gohan frunció el cejo. – Nah, eso ya fue improvisación de parte de él. Solo espero que sepa lo que hace. – Se rascó detrás de la cabeza, ligeramente perturbado. – He sido amigo de ese cabeza dura por cinco años, y todavía sigo sin saber con exactitud cómo funciona su Sugar Rush. Lo único que sé es que es muy, muy raro.

Ashido se rio. – El Endurecimiento de Kirishima es muy sencillo, pero sabe usarlo bien. ¿Quién crees que vaya a ganar entre los dos?"

- Honestamente, no tengo idea. – admitió Gohan suspirando. – Satou tiene la ventaja en fuerza, pero Kirishima le supera en velocidad y durabilidad. Están muy igualados para saberlo.

- Ya te oí. – dijo Ashido estando de acuerdo. – Pero eso solo lo hace más emocionante, ¿verdad?

- Definitivamente será uno que va a destacar. – señaló Gohan, cuyos labios se curvaron ante el pensamiento.

Mientras esperaban, Ashido empezó a conversar con Tsuyu sobre dietas basadas en Quirks, dejando a Gohan con sus propios pensamientos. Para pasar el tiempo, cogió su teléfono y empezó a pasar página con las noticias recientes, solo para darse cuenta que Midoriya se inclinaba por la esquina del ojo, con la boca curvada en un gesto de estar deprimido.

Preocupado, Gohan dejó su teléfono de vuelta en el bolsillo y se le acercó a su amigo peliverde. – ¿Estás bien, colega? – inquirió quedamente.

- Para ser honesto, Uraraka-san se sintió devastada tras la pelea. – murmuró Midoriya, con la voz algo ahogada. – Dio todo lo que tenía allá afuera, y haber perdido de la forma que lo hizo, luego de todo su esfuerzo… fue un golpe muy duro para ella.

- Apuesto a que sí. – murmuró Gohan. – ¿Le dijiste lo que te dije?

Midoriya asintió. – Sí, le dije que estuvo asombrosa, y que cualquier héroe profesional en el público se sentiría impresionado con su desempeño.

Gohan sonrió. – Exactamente. El punto del festival deportivo es impresionar a los profesionales, y hablando de estrategias, ella dio un mejor espectáculo que Kaminari.

- Sip. Y eso la animó bastante. Pero lo que de verdad funcionó fue la llamada que recibió de sus padres. – reveló Midoriya, para sorpresa del híbrido saiyajin.

- ¿Oh?

- Sí. Salí de la habitación para darles algo de privacidad, y cuando volví, se veía mucho más feliz. Aunque todavía seguía algo molesta por perder.

Gohan se volvió a apoyar en su asiento, y suspiró de alivio. – Eso me alegra.

- A mí también. – agregó Midoriya, entrecerrando los ojos.

Gohan no tenía más nada que agregar, así que volvió su atención hacia el escenario de las peleas. Aunque a él también le preocupaba Uraraka, la relación entre ella y Midoriya estaba en un nivel completamente diferente, y ver esos gestos solo reforzaban ese hecho. Era muy dulce, y esperaba con todo su corazón que dejaran de andarse con rodeos y se juntaran de verdad. Les haría un mundo de bien a los dos.

Otro rugido de la multitud le alertó de la aparición de Satou y Kirishima, que rápidamente tomaron posiciones en los extremos opuestos del ring. Igual que cuando se anunció su encuentro, un par de sonrisas idénticas adornaron sus rostros mientras sus ojos ardían con el fuego de la competición.

Gohan se puso a jugar con los dedos, sintiendo que su emoción aumentaba al ritmo de la ruidosa multitud. Sabía lo mucho que este encuentro significaba para Satou, y aunque no había hablado con Kirishima al respecto, la sonrisa del pelirrojo le decía todo lo que necesitaba saber.

- ¡Espero que todos ustedes, gente bella, estén listos para levantar el techo con sus voces, porque este siguiente encuentro promete ser un verdadero festín de golpes, protagonizado por dos de los golpeadores más fuertes del curso de héroes! – anunció Present Mic para recibir aplausos atronadores. – ¡Eso es lo que quiero escuchar! YEAH!

»¡Nuestro primer concursante proviene de la prodigiosa Clase 1-A! ¡Con un físico que podría haber sido esculpido en mármol, y un pavoneo digno de luchadores profesionales, todos denle un aplauso a Satou Rikido!

El ojo de Gohan adquirió un tic cuando la audiencia empezó a vitorear, y la figura a quien adoraba se puso la mano sobre el corazón y se limpió una lágrima invisible. Ese pequeño gesto sirvió para hacerlos emocionarse todavía más, para exasperación del híbrido saiyajin.

Aunque le alegraba ver que su mejor amigo recibiera algo de atención positiva, no tenía duda de que todas las alabanzas se le iban a subir a la cabeza, lo que lo dejaría a él de tener que lidiar con las consecuencias. Ya se imaginaba que andaría acicalándose de manera incesante y caminando para presumir por al menos una quincena. Sería igual que aquella vez en la secundaria cuando Satou de alguna manera se las arregló para engañar a una chica para que saliera con él, aunque la relación duró menos de una semana y no fue absolutamente a ninguna parte.

- Su oponente, que también viene de la Clase 1-A, es un peleador duro de roer cuya determinación es sólida como roca, y con el corazón de un guerrero, ¡Kirishima Eijiro! – continuó Present Mic, sacándole una sonrisita tímida al pelirrojo y arrancándole otra ronda de vítores a la multitud.

Ashido soltó un resoplido medio burlándose, pero no había malicia en ello. – Ese payaso… la pelea ni siquiera empieza y ya se lo está gozando. – dijo divertida.

- ¡Comiencen!

Kirishima se lanzó en carrera, pero cuando repentinamente Satou levantó la mano, se detuvo en el acto. Con el cejo fruncido, le echó una mirada de cuestionamiento a su oponente. – ¿A qué juegas, hermano?

Los labios de Satou se curvaron en una sonrisa. – Antes de que comience a apalearte, solo quiero recordarte que estamos en televisión en vivo, y que millones de personas por todo el mundo nos observan ahora. – proclamó, adoptando un tono dramático.

Kirishima ladeó la cabeza. – Ya lo sé… ¿y eso qué tiene que ver aquí?

- Solo tómate un momento para asimilarlo. – añadió Satou amablemente, como si le hablara a un niño. – Está bien, puedo esperar.

Kirishima cruzó los brazos, como si considerase la petición, y tras unos segundos, sonrió de igual manera. – ¡Si crees que por eso voy a ser suave contigo, estás muy equivocado, mi amigo! ¡Voy a dar todo lo que tengo, y si eso significa avergonzarte delante de millones de personas, que así sea!

- Oh, créeme me, me sentiría muy ofendido si no me das nada que no sea lo mejor de ti, pero todavía no ves lo que intento decirte. – lo regañó Satou.

- ¿Me estás llamando tonto, hermano? – espetó Kirishima, con cierta dureza en su voz.

Satou alzó las manos con gesto de querer aplacar. – ¡Por supuesto que no! ¡Si fueras tonto jamás habrías entrado a la U.A.! – Suspiró melodramáticamente. – Muy bien, dejaré los rodeos: ahora que tenemos a una audiencia de millones de personas, finalmente tenemos una oportunidad de arreglar nuestras cuentas de una vez por todas. – exclamó, apretando un puño para enfatizar.

Kirishima alzó una ceja solitaria. – Continúa.

- Tal vez me hayas superado en el entrenamiento de batallas, pero yo te aplasté en el encuentro de vencidas. – declaró Satou.

- ¡¿Qué quieres decir con que me "aplastaste"?! ¡Fue un empate, rompimos la mesa! – replicó Kirishima.

- Vamos, hermano, ya deja de mentirte. – lo regañó Satou, moviendo el dedo índice. – Nunca pensé que fueras el tipo de sujeto que se enorgullecería de un triunfo falso. Creí que eras mejor que eso.

- Fa… qué… tú… – Kirishima aspiró profundamente, y luego exhaló con fuerza. Sus ojos carmesís se entrecerraron. – Satou… me caes bien, y te considero como un hermano… pero si estás tratando de provocarme, te espera una golpiza tamaño mundial.

- ¡Bueno, amigos, parece que empezamos el encuentro con un poco de combate verbal! – comentó Present Mic, tan jovial como siempre. – ¡No es el comportamiento más heroico, pero hey, algo de variedad viene bien de vez en cuando! ¡¿Tengo razón?!

Para sorpresa de nadie, los espectadores rugieron estando de acuerdo.

- ¿Por qué Satou está tratando de hacer enojar a Kirishima? – le preguntó Ashido a Gohan, sin sonar muy feliz de lo que estaba pasando.

- Solo observa. – respondió él, dándole a la chica una sonrisa. Esta frunció el cejo, pero le hizo caso.

- ¿Escuchas eso? – preguntó Satou, señalando hacia la audiencia que seguía vitoreando con los brazos abiertos. – Esta gente quiere un espectáculo.

- ¡Y claro que lo tendrán, cuando hunda tu rostro en la tierra! – gruñó Kirishima.

Satou se rio. – Muy bien, primero que nada, estamos parados en cemento. Y segundo… si crees que me ganaste en vencidas antes… demuéstralo.

Para acompañar su provocación, levantó su mano izquierda y la sostuvo en alto, con el brazo inclinado al frente y los dedos moviéndose a manera de invitación.

Los ojos de Kirishima se salieron y la boca le quedó colgando abierta, pero rápidamente se recuperó, sacudiendo la cabeza. – Así que ese es tu juego, ¿eh? – Su sonrisa de tiburón regresó con toda su fuerza. – ¡Si lo que querías era una prueba de fuerza, lo único que tenías que hacer era pedirlo!

El labio de Satou se curvó. – Cierto, ¿pero qué habría de divertido en eso?

Kirishima soltó una carcajada. – ¡Astuto bastardo! ¡Vamos pues!

Ya dejando atrás las cortesías, el pelirrojo se lanzó de frente y sujetó con su mano derecha la izquierda de Satou, entrelazando los dedos. Comenzó a apretar con fuerza y trató de empujarlo, solo para encontrarse con una gran resistencia. Sonriéndole, Satou se mantuvo firme, haciendo un espectáculo al fingir que no le afectaba. Hasta fingió bostezar y murmuró algo que los micrófonos no lograron captar.

Lo que fuera que dijo, bastó para que Kirishima apretara los dientes y alzara la mano izquierda. Aceptando la invitación, Satou la sujetó con su propia mano libre; y en el momento en que sus dedos se entrelazaron, apretó más su agarre y empujó hacia abajo, arrancándole a Kirishima una mueca de incomodidad y forzando al chico más bajo a perder el equilibrio.

Satou entonces se soltó de su oponente y maniobró alrededor de su oponente con una rapidez que no iba con su tamaño, atrapó a Kirishima con sus corpulentos brazos por el estómago, y ejecutó un perfecto súplex que enterró su cabeza de color carmesí en el suelo con un doloroso crujido del suelo.

Una ronda de gritos ahogados resonó por todo el estadio, pero Gohan no estaba demasiado preocupado. Logró ver que Kirishima activó su Endurecimiento justo antes del impacto, lo que significaba que el grotesco sonido fue el resultado de que la cabeza del pelirrojo, dura como la roca, taladró un agujero en el suelo. El hecho de que pudiera hacer eso con solo fuerza bruta era algo preocupante, pero el híbrido saiyajin sabía que su amigo era demasiado duro para permitir que eso lo pusiera fuera de combate.

Mientras Kirishima se apresuraba a sacar su cabeza del agujero en una escena digna de las caricaturas de los Looney Tunes, Satou corrió hacia una esquina del ring y se agachó, asumiendo la misma posición que un corredor olímpico a punto de explotar hacia la acción.

- ¡Whoa! ¡Hablando de un inicio explosivo! – exclamó Present Mic. – ¡¿Acaso este encuentro habrá terminado antes de empezar?! ¡¿O podrá Kirishima excavar para salir de este predicamento?!"

Tras unos segundos de forcejear y un impresionante despliegue de fuerza en la parte superior del cuerpo, Kirishima logró liberar su cabeza y se llevó la mano al cuello, jadeando fuertemente mientras intentaba recuperar el aliento. Esto también lo dejó ciego a los movimientos de Satou, y como resultado el pelirrojo se vio indefenso cuando su oponente más grande cargó contra él como un toro y lo embistió con fuerza que lo hizo volver a caer al suelo.

Sin cesar su asalto, Satou se le fue encima a Kirishima similar a como Bakugou se lo hizo Iida, y comenzó a lloverle una ráfaga de puñetazos dirigidos a su cara.

Golpe tras golpe llovió sobre la cabeza indefensa de Kirishima, mientras los grandes puños carnosos de Satou golpeaban su blanco con precisión practicada. Si no fuera porque el Quirk del pelirrojo potenciaba su durabilidad, no habría duda de que ahora tendría las luces apagadas.

Gohan vio a Ashido tomar una expresión sombría por la esquina del ojo, pero para darle crédito, no desviaba la mirada. – ¡Ugh, ese idiota! ¿Cómo pudo dejarse atrapar así? – gimió.

Él le habría respondido, pero se contuvo su lengua al notar que Kirishima comenzaba a esquivar. Impresionado por la resistencia del pelirrojo, comenzó a poner atención a su compañero mientras trataba de montar un contraataque.

Kirishima todavía estaba siendo apaleado sin piedad, pero demostró suficiente agilidad para colar un puñetazo aquí y allá, y tras varias esquivadas consecutivas, logró conectar uno propio, enterrando sus propios nudillos endurecidos directo en la nariz de Satou. Tambaleándose ligeramente por el golpe, Satou enfurruñó la cara con irritación, y juntó las manos antes de alzarlas para soltarle un golpe de martillo al objeto de su ira.

Desafortunadamente, ya que este ataque fue más lento que los puños que lo precedieron, Kirishima no tuvo mucha dificultad para desviar su cabeza hacia la izquierda y evitarlo. En cuanto el golpe perdido de Satou impactó en el suelo haciendo grietas en el cemento, Kirishima tomó represalia con un gancho directo a la sien del chico más grande, doblándole con fuerza el cuello hacia un lado.

Satou soltó un rugido salvaje y continuó atacando, pero el intercambio en ese momento fue más igualado, con Kirishima logrando conectar un número igual de golpes. Ambos peleadores sangraban por la nariz, pero ninguno cedía terreno, y pronto la velocidad superior de Kirishima le dio la ventaja, permitiéndole acertar golpes más precisos que hacían tambalear a su oponente.

Tras un particularmente violento uppercut que hizo que a Satou le dieran vueltas la cabeza, Kirishima alargó los brazos, agarró a su oponente por las orejas, y estampó sus frentes una contra la otra.

Los dos se quejaron por el impacto, pero Satou recibió la peor parte del daño, y se llevó las manos al instante a su nuevo chichón. Esto le dio a Kirishima suficiente espacio para librarse y estamparle los pies en el pecho a Satou, y quitarse de encima al chico más grande con un empujón forzado.

Ahora que los dos estaban separados, los combatientes se apresuraron a levantarse, siendo Kirishima el más rápido de los dos. Para cuando logró levantarse del suelo, el pelirrojo logró poner algo de distancia entre los dos, dándole la libertad para correr hacia Satou con el brazo derecho estirado… solo para que este rebotara fuera del corpulento pecho.

Kirishima parecía estupefacto, y después que Satou tomó conciencia de lo que pasó, el peleador más grande gruñó y se lanzó de frente con ambas manos, solo para que objetivo pelirrojo y más ágil saltara fuera del camino. Kirishima se retiró unos pocos metros, y luego se lanzó de nuevo contra Satou, propulsándose en el aire con una patada, de todas las cosas.

Justo cuando estaba a punto de colisionar con el pecho de Satou, el peleador más grande lo agarró por los pies con una enorme mano, y antes de que Kirishima pudiese siquiera registrar su fracaso, comenzó a azotarlo contra el suelo como un herrero martilleando sobre un yunque.

Mientras los micrófonos registraban los estallidos del cuerpo de Kirishima golpeando contra el cemento repetidamente, se escucharon ruidos de respingos en la cabina de la Clase 1-A.

- ¿Esto es un encuentro de luchas o una pelea callejera? – tartamudeó Kaminari.

- ¿Eso importa? ¡Esto está resultando épico! – celebró Sero.

- Satou puede ser realmente aterrador al enfurecerse. – observó Tokoyami, cuya calma natural contrastaba totalmente con sus dos compañeros de clase.

Abajo, Kirishima parecía haberse cansado de que lo usaran como martillo humano, y de alguna manera logró retorcer su cuerpo para agarrarse del brazo de Satou, rehusándose a soltarse. Enfurruñándose todavía más, Satou frenéticamente agitó el susodicho brazo, pero sus intentos por zafarse al indeseado pasajero resultaban inútiles.

Esto le dio a Kirishima la oportunidad de jalar el brazo hacia el suelo, arruinándole completamente el equilibrio a Satou. Entonces, tomando ventaja de su impulso hacia abajo, el pelirrojo ejecutó un tomoe-nage limpio que lanzó al chico más grande de espaldas con un golpe duro y notable, y siguiéndolo se impulsó sobre sus pies y aterrizó dándole un codazo en el pecho a Satou.

Gohan no pudo evitar dar un respingo; eso tuvo que dolerle.

Sorprendentemente (y a la vez impresionantemente) Satou todavía tuvo suficiente fuerza para quitarse a Kirishima de encima, y volverse a poner de pie con dificultad. Kirishima hizo lo propio, y los dos hicieron una pausa por un momento para recobrar el aliento, mirándose desafiantemente.

Kirishima fue el primero en romper el cese al fuego, exhalando profundamente antes de cargar contra Satou y descargarle una ráfaga de puños violentos pero poco coordinados. Manteniendo su sangre fría, Satou bloqueó o desvió la mayoría, y después que Kirishima se excedió con un golpe cruzado de izquierda, el peleador más grande dobló la muñeca ofensiva hacia un lado, se lanzó de frente, y le enterró un devastador puñetazo de izquierda en el estómago al pelirrojo.

Con los ojos saliéndose y la boca muy abierta, Kirishima se inclinó de frente con una clara agonía, solo para que Satou le estampara un uppercut de derecha en la barbilla, levantando al peleador más pequeño de sus pies y haciéndolo caer de espaldas al cemento, donde permaneció inmóvil.

- ¡Oh diablos! ¡Ese último impacto sí que llevaba… impacto! – bromeó Present Mic, aunque hubo menos risas de lo usual. – ¿Será este el final para Kirishima? ¿O acaso… pero qué diablos? ¡¿De qué está hecho este niño, Eraser?!

- Sesenta por ciento de agua. – gruñó Aizawa.

En una asombrosa demostración de resistencia, Kirishima dio tumbos sobre sus pies como un zombi levantándose de la tumba. – ¿E-eso es todo lo que tienes? – dijo provocando a un estupefacto Satou, lanzándole al peleador más grande una sonrisa ensangrentada.

Satou, que había utilizado el breve momento de inacción para tratar de recuperar su energía, sacudió la cabeza y le ofreció una sonrisa confiada. – ¡Ven pues! – declaró, indicándole a su oponente golpeado y amoratado que viniera por él.

Más que feliz de obedecer, Kirishima corrió hacia Satou se trabó con él en otro intercambio de golpes a quemarropa. Esta vez, luego de bloquear exitosamente algunos ataques, Satou atrapó a Kirishima por los brazos y jaló al pelirrojo en un abrazo de oso triturador.

Mientras los gritos de dolor de Kirishima llenaban los altavoces, Gohan se mordió los labios. Esperaba que esto no fuese a morderle después en el trasero a su mejor amigo.

Mientras Satou apretaba su agarre y sacudía a su prisionero de lado a lado, Kirishima retorcía su cuerpo como un gusano, apretando los dientes con el esfuerzo mientras trataba de liberarse.

Entretanto, Gohan puso atención a la cara de Kirishima, y cuando logró ver señales de que el pelirrojo estaba poniéndose más desesperado (venas brotándole, temblores más pronunciados, los puños tan apretados que le salía sangre), su propio cejo se enfurruñó con preocupación. Y entonces, en una escena que hizo que los brazos del híbrido saiyajin se ensancharan del shock, la ya endurecida cabeza de Kirishima se volvió aún más picuda y aserrada.

Ya que Satou no vio venir esto, fue tomado desprevenido cuando Kirishima echó atrás la cabeza y la asestó contra la suya. El abrazo de oso se debilitó como resultado, y el peleador atrapado logró conectar otro cabezazo, y luego un tercero, haciendo que Gohan se diera una palmada en la cara por la irritación.

Absolutamente, la última cosa que el tarado de su mejor amigo necesitaba era más daño cerebral.

Satou quedó mareado tras el salvaje asalto a su cráneo, aflojando el agarre lo suficiente para que Kirishima lograra librarse, se agachara y lo tirara al suelo con un barrido limpio hacia sus talones. Como un árbol cortado con un tajo limpio, el peleador más grande aterrizó de espaldas, mientras su oponente más pequeño se alejaba para recobrar el sentido.

Gruñendo audiblemente y con una mano frotándose el cráneo, Satou trató de levantarse del suelo solo para que Kirishima caminara hacia él como un borracho y lo pateara en la cara como a un balón de fútbol. Antes que el pelirrojo pudiera seguir con otro ataque, su cansancio finalmente lo alcanzó y colapsó, con su propia cara estampándose en el cemento.

Toda la multitud se puso en silencio.

Cuando ninguno de los dos caídos movió un músculo, Present Mic se aclaró la garganta. – ¡En el evento de que haya un doble nocaut, el primer combatiente que se ponga de pie antes de la cuenta de diez será declarado el ganador! ¡Si ninguno de los dos logra ponerse de pie, el ganador será decidido por un encuentro de vencidas una vez que los dos despierten! ¡El pase para ti, Midnight!

- ¡Cuatro! – continuó Midnight, que ya había empezado a contar. – ¡Cinco! ¡Seis! ¡Sie…!

La audiencia estalló cuando ambos peleadores se pusieron de pie de un salto. Obviamente, ambos estaban corriendo únicamente en adrenalina. Los dos fijaron la mirada en el otro, sonriendo de maneras idénticas a pesar del daño que habían recibido; la nariz de Satou estaba totalmente quebrada, mientras que la cara de Kirishima estaba tan amoratada que se veía azul y negra.

- Oh my goodness! – exclamó Present Mic. – ¿Qué les parece eso, amigos? ¡¿Qué les parece ESO?! ¡¿Me pueden conceder un "HELL YEAH!" por ese inmenso despliegue de determinación?!

- HELL YEAH! – gritó la multitud con júbilo.

Los dos chocaron de nuevo para una tercera ronda de puñetazos, solo que esta vez Kirishima era quien tenía la ventaja. El pelirrojo ponía a buen uso su tamaño más pequeño para colarse entre algunos golpes pesados y conectar algunos propios: dos jabs a la cabeza, un gancho a los riñones, y un uppercut a la barbilla.

Retrocediendo algunos metros mientras su oponente mareado se recuperaba, Kirishima corrió al frente, con su brazo derecho preparado para soltarle un golpe con él. Satou lo vio venir, y dobló los pies hacia adentro mientras tensaba sus muslos (una técnica usada por los karatekas para resistir más), pero Kirishima retrajo su brazo estirado en el último momento, y en vez de eso le hundió la cabeza en el esternón al chico más grande.

Lanzando un escupitajo de saliva, Satou se inclinó por el dolor, y sus ojos parecían a punto de salirse de sus cuencas. Desafortunadamente, esta posición lo dejó extremadamente vulnerable, y Kirishima rápidamente capitalizó en ello: pudo asegurar el cuello de Satou en la curva de su codo, y luego se dejó caer en el suelo, enterrando la cabeza atrapada en el duro y frío concreto.

- ¡Y Kirishima conecta con un endiablado DDT! – gritó Present Mic.

Sin mostrar ninguna piedad, Kirishima al instante se montó en la espalda de Satou y le atrapó la cabeza en un candado básico pero efectivo.

Gohan sintió que se le revolvía el estómago por la preocupación. – "Vamos, hermano, tú puedes."

Kirishima no iba a ceder, pero para darle crédito, tampoco lo haría Satou. El peleador más grande agitaba las manos mientras le cortaban el flujo de aire a sus pulmones, pero la luz en sus ojos todavía no se apagaba, y rápidamente refutó a Midnight cuando le preguntó si quería rendirse.

Gohan se inclinó más cerca para intentar conseguir una idea exacta de lo que pasaba, y notó que su mejor amigo había logrado atravesar parte de su barbilla entre su cuello y el brazo de Kirishima. No era mucho, pero le ofreció una barrera suficiente para que el pelirrojo no pudiera mantener un agarre limpio. También, no hizo mucho para aliviar las preocupaciones del híbrido saiyajin, pero al menos era algo.

Mientras continuaba el forcejeo, la resistencia de Satou gradualmente fue disminuyendo, llegando al punto en que sus brazos ya no se sacudían, sino que temblaban contra el suelo. Un dolor atravesó entonces el pecho de Gohan.

Midnight levantó su látigo para declarar el final del encuentro, pero un sacudón repentino de las manos de Satou hizo que ella (y todos los presentes) pausaran por un momento. Los ojos de Gohan lentamente se abrieron al ser testigo de su mejor amigo levantándose del suelo, y con su corpulenta figura temblando por el esfuerzo.

Entretanto, Kirishima movía la cabeza a todos lados con los ojos y la boca muy abiertos. Entre más se acercaba Satou a ponerse de pie, más frenéticos se volvían los intentos del pelirrojo por volver a aplicar su agarre, pero era un esfuerzo infructuoso; el peleador más grande logró meter una de sus manos frente a su cuello, proveyendo otra capa de protección.

Tras sobrepasar la monumental valla de ponerse de pie mientras llevaba la carga de una mochila humana, Satou simplemente se dejó caer, aplastando a Kirishima con su pesado cuerpo y dejando a los espectadores sin habla.

Fue un esfuerzo crudo pero maravilloso demostrando su fortaleza, y Gohan no pudo suprimir una sonrisa mientras veía a su mejor amigo rodar fuera de su oponente, y luego volverse a poner de pie y alejarse dando tumbos para recuperar el aliento.

Midnight acercó el micrófono a su boca. – Kirishima-kun, ¿puedes seguir peleando? – El combatiente en cuestión gruñó algo ininteligible, causando que la mujer asintiera. – Kirishima es incapaz de continuar. Satou-kun ava…

- ¡Dije que todavía puedo! – rugió Kirishima, arrastrándose para volver a ponerse de pie, aunque parecía que acababa de salir de una moledora de carne.

Satou adoptó una expresión incrédula, con aspecto de estar tan cansado que apenas podía mover su boca. Lo único que pudo hacer fue alzar sus manos temblorosas y colocarlas en una rudimentaria guardia de boxeador, y asentirle a su oponente.

- ¡Continúen! – ordenó Midnight.

Manteniéndose consistente con su enfoque anterior, Kirishima cerró la distancia tan rápido como pudo y tacleó a Satou con su hombro, tirándolos a ambos al suelo. Al chocar contra el cemento, su intercambio descendió en una paliza poco coordinada que los mantuvo a los dos rodando por todo el ring como un par de personajes caricaturescos. Puñetazos salvajes y patadas torpes se lanzaban por ambos lados, pero pocos daban en el blanco.

Mientras Gohan observaba quedamente el desorden, su ceño volvió a fruncirse de preocupación. Con lo cerca que estaban Satou y Kirishima uno del otro, la ventaja del primero en fuerza había sido completamente negada. De hecho, gracias a sus miembros más pequeños, constitución más delgada y velocidad superior, Kirishima podía conectar cinco golpes por cada uno que Satou le daba a él, y ese escenario exacto era el que estaba en curso justo ahora.

Luego de medio minuto de golpizas, los dos se pusieron de pie, y en ese momento Satou le asestó un cruzado de derecha agonizantemente lento. Kirishima desvió el puño a un lado con la mano derecha, agarró la muñeca de Satou con ambas, y le hizo una llave de judo al peleador más grande, volviéndolo a tirar sobre su espalda.

Sin embargo, Satou reaccionó lo suficiente para agarrarle a Kirishima el tobillo y darle un jalón, haciendo caer también al pelirrojo. Sin perder ni un segundo, Satou volvió a incorporarse y dejó caer todo su cuerpo sobre su oponente caído, pero Kirishima se apartó rodando en el último momento, haciendo que se estampara de cara en el suelo.

La multitud soltó un grito ahogado colectivo, mientras Kirishima se alejaba gateando de la carnicería, jadeando en busca de aire.

Gohan no podía creer lo que estaba viendo, y si las expresiones estupefactas de sus compañeros eran algún indicio, tampoco ellos. Tenía la seguridad de que todos estaban pensando lo mismo: ¿cuánto más castigo podrían soportar esos dos?

- Satou-kun, ¿puedes seguir peleando? – inquirió Midnight. Esta vez, esperó unos segundos antes de continuar. – Satou-kun es incapaz de…

- ¡Awooza!

- Oh, por el amor de… ¡ugh! – Midnight gruñó, dándose una palmada en la cara al ver que Satou volvía a incorporarse rápidamente.

- ¡Habazza! – Satou volvió a gritar una vez que se puso de pie. Se agarró de la cabeza con ambas manos y se tambaleó dónde estaba por un rato, antes de soltarse y señalar con un dedo tembloroso a Kirishima. – ¡Krombla!

Ashido se inclinó cerca de Gohan. – ¿A-acaso sabes lo que está diciendo? – le preguntó, con un ligero deje de miedo en su tono.

El híbrido saiyajin dejó salir un suspiro resignado y sacudió la cabeza. – No creo que ni Dios pueda descifrar eso. – concedió con el cejo fruncido.

- ¡Continúen! – gruñó Midnight.

Los dos guerreros avanzaron cojeando, y al ponerse a distancia de contacto, Kirishima descargó un torpe golpe cruzado de derecha a la cabeza de su oponente. Satou atrapó el puño con la mano izquierda, jaló a Kirishima más cerca, y le mandó un gancho de derecha al hígado del pelirrojo. Para contrarrestar, Kirishima movió su brazo libre más cerca de su cuerpo, posicionándolo en el camino del puñetazo de Satou.

Gohan sintió que se le hundía el corazón. – ¡No!

Un grotesco crujido emanó de los altoparlantes cuando los nudillos de Satou se quebraron contra el codo endurecido de Kirishima. Causando que el peleador más grande se tambaleara y dejara salir un aullido de agonía. Riachuelos de sangre brotaron de su mano ahora rota, pero al mismo tiempo, Kirishima soltó un grito de dolor propio; su defensa desesperada quizás le hubiera salvado a su hígado de ser pulverizado, pero a costa de su brazo izquierdo, que quedó colgando junto a su costado.

Independientemente de sus despliegues de resistencia, dignos de otro mundo, claramente esta pelea no iba a durar mucho más.

Con un grito de batalla que hizo hervir la sangre, Satou se movió a distancia para golpear a su oponente, soltándose con una ráfaga de puñetazos salvajes con la izquierda, ninguno de los cuales dio en el blanco. A pesar de su estado agotado, Kirishima se las arregló para maniobrar entre los ataques lentos y torpes, y le asestó a Satou en la barbilla un débil uppercut que no tenía su impulso usual, pero aun así logró desviar la cabeza del chico más grande hacia arriba.

Como película en cámara lenta, los ojos inyectados en sangre de Satou se fijaron en su objetivo, su mano izquierda se alzó para agarrar a Kirishima por el hombro, arrancándole un gemido al chico más pequeño. Kirishima trató de liberar su brazo, pero Satou le asestó un golpe con la frente directo en la suya.

Y luego otra vez. Y otra.

Y otra vez, y tras la cuarta colisión, ambos peleadores dieron tumbos hacia atrás y se desplomaron en el cemento, inmóviles.

Un silencio sepulcral reinaba por todo el estadio.

- ¡Mismas reglas que antes, amigos! – les recordó Present Mic a toda la estupefacta audiencia. – ¡Si ninguno se levanta a la cuenta de diez, el ganador será decidido en un encuentro de vencidas!

- ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! – contaba Midnight.

El corazón de Gohan latía tan rápido que una parte de él temía que se le fuera a salir del pecho, mientras que sus manos se agarraban de su asiento con tanta fuerza, que podía sentir los huecos que sus dedos hicieron en el plástico.

- ¡Seis! – Kirishima comenzó a temblar. – ¡Siete! ¡Ocho!

- ¡Uwaaaaahh! – rugió el pelirrojo, levantándose como un montañista que acababa de subir hasta la cima del Everest y alzando su mano derecha, con una espesa capa carmesí cubriéndole la frente.

Gohan sintió que se le salían los ojos.

- ¡Nueve! ¡Diez! Satou-kun es incapaz de continuar! ¡Kirishima-kun avanza a la siguiente ronda!

La multitud explotó en vítores, mientras Gohan se dejaba caer sobre su asiento. Exhalando profundamente de resignación, abrió los ojos justo a tiempo para ver que Kirishima colapsaba justo donde estaba. Cualquier energía que el pelirrojo hubiera usado para ponerse de pie antes del conteo se había evaporado, dejándolo totalmente deshecho y molido.

- ¡Wow! – celebró Present Mic mientras el grupo de médicos subía al ring para atender a los guerreros heridos. – ¡¿Tenía yo razón sobre este encuentro, o TENÍA RAZÓN?!

- ¡Tenías razón! – exclamó la audiencia.

- ¡Diablos que sí la tenía! ¡Ahora, denles un fuerte aplauso a este par de campeones, que dieron absolutamente todo lo que tenían, y hasta un poco más! – les ordenó.

Los espectadores estuvieron felices de obedecer, y toda la excitación se extendió a muchos en la Clase 1-A. Gohan no fue capaz de darle importancia, y simplemente decidió apagarlo todo.

Salió de su estupor cuando una suave mano se apoyó en la suya. Sorprendido, miró hacia su lado derecho, donde se encontró con un par de irises amarillos que lo veían con preocupación. – Oye, tu muchacho dio una buena pelea. – dijo Ashido suavemente.

Gohan se esforzó por sonreírle. – El tuyo también. – Por mucho que le doliera ver perder a Satou, Kirishima también era su amigo, y aunque parte de él estaba feliz por el pelirrojo… la preocupación por su mejor amigo sobrepasó todo eso.

- Sí, de verdad lo hizo. – remarcó Ashido cálidamente, con un cariño en su voz casi tangible. – Estoy muy orgullosa de él.

- Los voy a visitar en la enfermería. ¿Vienes conmigo? – preguntó Gohan.

La sonrisa de Ashido desapareció, y en respuesta negó con la cabeza. – Me encantaría, pero mi encuentro va a empezar pronto, y no sé cuánto tardará el siguiente, y no sé si tendré suficiente tiempo para prepararme… – dijo mientras se perdía hablando.

- No te preocupes. No creo que nadie te vaya a guardar rencor por eso. – dijo Gohan para consolarla.

Después de respirar profundo, Ashido asintió. – Asegúrate de decirle a Kirishima que estoy orgullosa de él, ¿bien? – le pidió.

- Por supuesto. – replicó Gohan levantándose de su asiento, cogiendo las latas aplastadas de Red Bull que Satou había dejado atrás.

Estuvo a punto de irse, pero la voz de Ashido lo detuvo. – Oh, ¿y Son?

- ¿Sí? – preguntó él, volteando a ver a la chica.

- Más te vale que no te pierdas mi encuentro.

Gohan ladeó la cabeza, preguntándose si se acababa de imaginar esa corriente helada que salía de su voz. A pesar de todo, asintió. – Ni se me pasaría por la cabeza.

Ashido sonrió. – ¡Grandioso! ¡Nos vemos luego!

Asintiendo de nuevo, Gohan se marchó, dejando la cabina y dirigiéndose al túnel. Mientras caminaba por los pasillos iluminados, trató de ahogar el sonido de los vítores de la multitud; sus voces atronadoras y entusiastas le asaltaban sus poco interesados oídos como las olas golpeando contra un risco.

Poco le importaba su entrenamiento en general y en este momento, menos le importaba. Lo único que le importaba era saber si su mejor amigo se encontraba bien. Eventualmente pasó junto a una papelera y depositó la basura que llevaba, antes de continuar.

No era una larga caminata hasta la enfermería gracias a las direcciones colocadas en las paredes, y al llegar a su destino, Gohan fue recibido por una puerta de metal con un letrero decorado como para niños encima de ella, denotándola como la oficina temporal de Recovery Girl.

Rápidamente cogió la manija y la giró, pero se detuvo a medio camino y rápidamente retrajo su mano. Su expresión se tornó sombría; estaba impacientándose. Sería inapropiado y descortés entrar de golpe en una enfermería de ese modo, sin mencionar una invasión a la privacidad.

Tomando un respiro profundo, tocó a la puerta y esperó, con la preocupación en su estómago siempre presente. A los pocos segundos escuchó pisadas de pies pequeños, y la puerta se abrió revelando a una enfurruñada Recovery Girl, con los ojos en rendijas. A pesar de su diminuto tamaño, el aura que proyectaba era bastante intimidatoria.

Gohan tragó saliva. – Eh, perdón por…

- ¿Vienes a ver a esos dos que acaban de traer aquí? – le preguntó.

- Sí. – respondió él.

- Lo siento, pero no te puedo dejar pasar. – declaró Recovery Girl. – Ninguno de los dos está en condiciones para hablar en este momento.

Gohan sintió que le colgaba la quijada. – ¿Van a estar bien?

Recovery Girl suavizó su mirada. – No te preocupes, hijito, estarán bien. Curar heridas físicas como las suyas es juego de niños para mí.

Gohan soltó un suspiro de alivio y se pasó la mano por sus mechones levantados. – Gracias al cielo.

- Si todavía quieres verlos, puedes esperar afuera. No creo que me tarde mucho. – reveló Recovery Girl.

Gohan asintió. – Eso suena bien.

- ¿Quieres algún caramelo mientras esperas? – ofreció Recovery Girl, sonriéndole. – Me parece recordar que tenías un gusto particular por las gomitas.

Gohan negó con la cabeza. – No gracias.

La enfermera enfurruñó los labios, pero aceptó su decisión. – Muy bien entonces. Te llamaré cuando termine.

Y con eso, cerró la puerta, dejando a Gohan a solas con sus pensamientos. No había sillas cerca, así que optó por apoyarse contra la pared y cruzar los brazos. Cerró los ojos para concentrarse y respirando de manera controlada, reprodujo el encuentro que acababa de ver en su cabeza, tratando de analizarlo desde una perspectiva imparcial.


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- Ya puedes pasar.

Los ojos de Gohan se abrieron de golpe al oír la voz de Recovery Girl. Parpadeando algunas veces para recuperar su visión, pudo ver a la anciana enfermera de pie en la puerta abierta, dándole una sonrisa arrugada. Se hizo a un lado mientras le indicaba que podía entrar.

Sin que se lo dijeran dos veces, Gohan entró a la enfermería y echó un vistazo rápido al lugar. Era más grande que la oficina usual de Recovery Girl, con el piso cubierto de baldosas azules y dos filas completas de camas en los lados opuestos de la sala, separadas una de la otra por enormes cortinas azules. Actualmente solo había tres cortinas cerradas.

Volteó a ver a la enfermera, que andaba tecleando algo en su escritorio, que estaba justo al lado de la puerta. – ¿Uraraka ya se fue? – preguntó.

- Se fue hace un rato. – replicó Recovery Girl sin levantar la vista de su computadora.

- Ya veo. – murmuró Gohan, algo sorprendido de eso. De nuevo, no podía culpar a Uraraka si quería algo de tiempo para sí misma. – ¿Iida se encuentra bien?

- Está en condición estable. – le dijo Recover Girl. – Ya hice todo lo que podía por él. Ahora lo que necesita es descanso.

Gohan asintió, feliz de escuchar eso. – ¿En qué cubículos están Satou y Kirishima?

- Satou está en el del fondo a la izquierda, y Kirishima unos pocos más abajo.

- Muy bien, gracias. – replicó Gohan.

Respirando profundo para poner sus nervios bajo control, caminó hacia la cortina que cubría a su mejor amigo y colocó una mano en la suave tela. Una sensación trepidante lo asaltó, pero él la suprimió sacudiendo la cabeza antes de deslizarla.

Como esperaba, Satou estaba adentro, tendido en la cama y mirando con rabia a un pequeño televisor que tenía en la mesita de al lado. Un grueso vendaje le rodeaba toda la frente, y tenía varios más pequeños cubriéndole los puños, con el derecho rodeándole una capa más gruesa de gasa alrededor de los nudillos.

En general, Satou lucía como un soldado recién rescatado vía aérea del campo de batalla y que había recibido primeros auxilios rudimentarios.

- ¿Cómo te encuentras, Rambo? – bromeó Gohan, forzando una sonrisa.

Satou cansinamente movió el cuello para encarar al híbrido saiyajin mientras levantaba un brazo tembloroso al ponerse en posición sentada. – S-Son… dame… la mano… – dijo con voz entrecortada.

Inseguro de a qué jugaba su mejor amigo, pero dispuesto a complacerlo, Gohan tragó saliva e hizo lo que le pidieron, solo para que la mano vendada lo agarrara de la muñeca, apretándola.

- No me… queda mucho en este mundo… dile a mi madre… que… la… quiero. – continuó Satou.

Gohan rodó los ojos. – No te estás muriendo, Satou.

- Eso no… lo sabes…

- No, estoy seguro de que sí. – lo corrigió Gohan, tratando de sonar casual, aunque por dentro estaba confundido (y preocupado) de los mil demonios. – Además, si te murieras, puedo traerte de vuelta a la vida.

Satou se enfurruñó. – No… me lo… merezco.

Sintiendo que el corazón se le apretaba con esas palabras, Gohan le dio lo que esperaba fuese una sonrisa de consuelo. Fuese humor de auto-depreciación o no, era algo horrible de decir. – Para lo que vale, realmente pateaste traseros allá afuera. – le ofreció amablemente. – Al final podría haber resultado para cualquiera de los dos.

- No es que importe, porque perdí. – gruñó Satou soltándose, ya dejando cualquier pretensa de broma en su tono de voz.

Gohan se tragó soltar una maldición, dándose cuenta que eligió las palabras equivocadas. – Lo siento. Sé que no es ningún consuelo.

- Está bien. – Ahora Satou sí que sonaba totalmente decepcionado.

- Sé que quizás no fuera lo que querías oír, pero si realmente querías derrotar tanto a Kirishima, intenta consolarte con el hecho de que puedes intentarlo tantas veces como quieras. – sugirió Gohan. – Si no es en el festival deportivo del próximo año, seguro podrás durante alguna de nuestras clases. No creo que los profesores tengan objeciones en permitir algunas peleas amistosas de entrenamiento en un ambiente controlado.

La expresión deprimida de Satou se iluminó ligeramente, para alivio de Gohan. – La vida… puede ser cruel e injusta de muchas maneras – continuó el híbrido saiyajin – y no es realista esperar que ganes todo el tiempo. Hasta yo he tenido mi cuota de derrotas. – Ante esto, la mirada de su mejor amigo se transformó en una de tristeza y… ¿simpatía? Gohan dio un respingo; lo último que necesitaba era que le tuvieran lástima. – Como sea, el punto al que quiero llegar es: son las derrotas las que nos ayudan a crecer más, mientras estemos dispuestos a aprender de nuestros errores.

El silencio reinó durante varios, muy tensos segundos. Dichos segundos rápidamente se estiraron a medio minuto.

En el televisor, Sero y Tetsutetsu se estaban dirigiendo al ring, mostrándole a Gohan que hubo un intermedio entre esta pelea y la siguiente. Parecía que la U.A. conocía el valor de ir al ritmo apropiado.

Para su preocupación, Satou permaneció callado, causando que Gohan se rascara detrás de la cabeza. ¿Habría metido la pata? Hablarle a la gente en esta capacidad era algo con lo que él tenía cero experiencia. La culpa empezó a carcomerlo por dentro.

¿Por qué a veces tenía que ser un inepto social? ¿Por qué no pudo haber heredado el carisma natural de su padre junto con sus genes alienígenas? Quizás Mari tuviera algún libro sobre…

- Entréname. – pidió Satou, sacando al híbrido saiyajin de su ensimismamiento.

Gohan parpadeó. ¿Eso era todo? – De acuerdo.

- Pero no hablo de esas tonterías para pelmazos. – elaboró Satou, con la voz temblorosa. – ¡Quiero todo el paquete de entrenamiento infernal que te convirtió en esta bestia!

Gohan sintió que se le ensanchaban los ojos. – ¿Quieres sufrir traumas mentales? Porque así es como terminas mentalmente traumatizado.

- ¡Puedo aguantarlo! – protestó Satou.

Gohan soltó un suspiro cansado y se frotó las sienes con el pulgar y el dedo del medio. – Aunque pudieras, no querrías hacerlo. Confía en mí. El entrenamiento por el que yo pasé… solo funciona en un mundo de fantasía, o si eres mitad alienígena o un fenómeno de la naturaleza.

- ¿Entonces qué demonios debo hacer? – suplicó Satou, bajando la voz hasta casi lloriquear. – ¡Ya estoy harto y cansado de ser un maldito perdedor! ¡No me importa que tú seas el mejor, ya que eres, bueno, tú, pero diablos, quiero al menos estar al nivel de los demás! ¡¿Es mucho pedir, maldita sea?!

Gohan hizo una pausa para reflexionar en esa repentina confesión. Nunca había visto a su amigo, siempre confiado y testarudo sonar tan derrotado antes. Eso le movió las fibras del corazón, y no fue de buena manera.

Cuando él se sentía desanimado, el primer método de Satou para animarlo era empezar a hacer bromas con la esperanza de que eso le levantara el humor. No siempre funcionaba, pero él apreciaba el gesto. ¿Tal vez le respondería bien al mismo método?

- ¿Y qué pasó con tu plan de pegarte a mi éxito? – le preguntó eventualmente Gohan, agregando un tono de provocación a su voz.

Satou resopló. – Vete al diablo. También tengo mi orgullo, ¿sabes?

- Ya lo sé. – replicó Gohan con suavidad. Volvió a suspirar. Ahora era tiempo de atacar el problema de raíz. – ¿Sabes por qué perdiste?

- Porque fui muy impaciente. – espetó Satou, con la cara enfurruñada de irritación. – Quise compensar la diferencia de velocidad con fuerza, así que me excedí con el azúcar. No es que viera a Kirishima por encima del hombro o algo (sé que es una bestia), pero no me esperaba que pudiera soportar mis golpes tan bien.

Gohan asintió, feliz de que su amigo tuviera suficiente conciencia de sí mismo para reconocer sus fallos. – Probablemente podrías haber acabado con cualquiera de los demás, pero Kirishima es mucho más duro que la mayoría de la gente.

La expresión de Satou se ensombreció. – Estaba muy concentrado en tratar de noquearlo de manera espectacular. No… no estaba pensando con claridad. Todavía tenía el control sobre mis acciones, solo que…

- No peleaste de la manera más inteligente que pudiste haberlo hecho. – razonó Gohan.

Satou apretó los dientes y cerró los ojos con fuerza. – Sí.

Gohan permitió que el silencio se estirara por unos segundos antes de hablarle. – Entonces, trabajaremos en mejorar tu Quirk. Generalmente así es como funcionan este tipo de cosas.

Satou se animó ligeramente. – ¿Sabes cómo hacerlo?

- Tengo algunas ideas. Podemos averiguarlo sobre la marcha. – Gohan se frotó la barbilla, más para efecto dramático que otra cosa. – Quizás, si podemos aumentar tu tolerancia, puedas literalmente convertirte en Hulk sin que pierdas la razón.

Los ojos de Satou se iluminaron como los de un niño que encontraba Narnia por primera vez. – ¡No voy a mentirte, eso suena condenadamente genial! – exclamó.

Gohan sonrió. – ¿Verdad?

Satou relajó su expresión. – Gracias, hermano. Eres una leyenda.

Gohan abrió la boca para responderle, pero la cerró de inmediato. – "¡Ah, qué diablos!" – En vez de hablar, levantó la mano derecha, con el brazo inclinado hacia arriba y la palma medio abierta. – Cobra Kai…

- ¡Nunca muere! – completó Satou, chocando su propia mano en la de Gohan, y dejándolos entrelazados en un agarre de vencidas, con sus enormes labios abiertos en una alegre sonrisa.

En vez de soltarse, Gohan sutilmente apretó su agarre, haciendo que su mejor amigo ensanchara los ojos ligeramente. Luego de unos segundos, sintió que Satou trataba de empujarle contra su mano, solo que era inútil. Fue entonces que el híbrido saiyajin sonrió. – ¿Qué te pasa? ¿La CIA te pone a afilar muchos lápices?

Satou se congeló, abriendo los ojos lentamente, y entonces estalló en un ataque de carcajadas. – ¡No puedes mezclar dos franquicias de ese modo! ¡Así no es cómo funcionan las referencias! – exclamó entre risas.

- No sabía que hubiera un libro de reglas para estas cosas. – remarcó Gohan encogiéndose de hombros mientras lo soltaba, sintiéndose muy satisfecho consigo mismo a pesar de su "fracaso".

- ¡Eso es porque eres mitad cavernícola! – replicó Satou, aunque se le escaparon algunas risitas por lo bajo.

- Lo que tú digas, compañero. – replicó Gohan alejándose de la cama. – Como sea, ya me tengo que ir. ¿Vas a estar bien?

Satou finalmente dejó de reírse. – Sí, estaré bien. Tengo algunas cosas en qué pensar, pero estaré fuera de aquí a tiempo para tu encuentro.

- No te lastimes pensando muy fuerte. – bromeó Gohan.

Satou resopló y le sacó el dedo, a lo cual Gohan se rio y le respondió con un pulgar arriba. Dejó entonces el cubículo y cerró la cortina, dándole a su mejor amigo algo de privacidad.

Con eso fuera del camino, se acercó hacia el cubículo de Kirishima y abrió la cortina, solo para ver al pelirrojo con la vista fija en su propio televisor. Al igual que Satou, Kirishima llevaba una enorme venda alrededor de su frente, y tenía el brazo izquierdo en cabestrillo. A diferencia de Satou, la expresión de Kirishima era decididamente más calmada.

Al darse cuenta que tenía un visitante, Kirishima se volteó a ver a Gohan y sonrió. – ¡Son! ¡Gracias por pasarte! – le saludó. Su sonrisa de pronto se puso extrañamente tímida. – Umm, ¿cómo está el grandulón?

- ¿Satou? Ya está bien. – respondió Gohan.

- Ya veo. Eso es bueno. Yo, ahh, sé lo mucho que apesta perder de ese modo. – murmuró Kirishima antes de desviar la mirada, para confusión del híbrido saiyajin.

- Sí… – Gohan se aclaró la garganta y se rascó la mejilla. De pronto la timidez repentina del pelirrojo se le empezó a contagiar. – ¿Cómo te encuentras?

- ¿Yo? Estoy bien. El cuerpo me duele de los mil demonios, pero estoy bien. – respondió Kirishima, abriendo y cerrando el puño que tenía libre. También se mordió el labio inferior.

Gohan le ofreció una sonrisa amable. – Qué bueno. Por cierto, Ashido me pidió que te dijera que está orgullosa de ti.

Como si le hubieran pulsado un interruptor, Kirishima giró la cabeza hacia Gohan a una velocidad sorprendente. – ¿De verdad dijo eso? – le preguntó, diciendo cada palabra en voz alta.

- Sip.

- Eso… ¡wow, eso es grandioso! – exclamó Kirishima, con una sonrisa de tonto apareciendo en su rostro mientras un ligero tono rosa teñía sus mejillas. – Eso es de verdad grandioso.

Gohan no supo qué decir a eso, así que simplemente asintió estando de acuerdo.

Kirishima aclaró su garganta y se volvió hacia el híbrido saiyajin, endureciendo su cara. Fue como si los halagos de Ashido le hubiesen echado un aliento de vida. – Sabes, probablemente habría perdido si no fuera por ti, Son. – admitió.

Gohan ladeó la cabeza. ¿Escuchó bien eso? – ¿Huh?

- Al verlos a ti y a All Might aniquilar a ese monstruo en el U.S.J… eso despertó algo dentro de mí, hermano. – confesó Kirishima, cuyos intensos irises carmesís ardían directo hacia los ojos ónix de Gohan. – Eso me demostró lo largo que me queda por recorrer, y me hizo querer empujarme a mí mismo para ir más lejos. Así que lo hice.

»Empecé a levantarme como a las seis de la mañana para ir a correr, hice horas extras en el gimnasio hasta que mi cuerpo no daba más, vi clips de Pumping Iron todas las noches antes de irme a dormir. – Cerró entonces su puño y lo endureció. – Me empujé a mí mismo hasta los límites absolutos, Son… y seguiré haciéndolo, porque no quiero quedarme todavía más atrás de ti.

Gohan se sintió sorprendido. No tenía idea de que su amigo pelirrojo albergara semejantes pensamientos. – Cielos, Kirishima, no sé qué decir… supongo que me siento halagado por eso. – murmuró tímidamente.

Kirishima se rio. – Pues acostúmbrate, hermano. La mitad de la clase ya te tenía en la mira, y después de hoy, la mitad de la escuela también lo hará. Si quieres ser el mejor, tienes que vencer a los mejores.

- Huh. – fue todo lo que Gohan pudo decir. Para ser honesto, ya se imaginaba que esto iba a pasar en el momento en que decidió tomar parte en el festival deportivo. Solo que no se esperaba que sus compañeros ya hubieran decidido hacerlo con anticipación- En retrospectiva, probablemente debió haberlo hecho.

Aun así, recibir la confirmación era un cierto choque a su sistema. Durante cinco años había estado haciendo su mejor esfuerzo para mantener un bajo perfil, tanto como Son Gohan como la Mancha Dorada. Ahora era tiempo de anunciarse ante el mundo, y prepararse para cualquier obstáculo que decidiera lanzarle. Una mezcla de ansiedad con paranoia lo recorrió, pero logró aguantarla.

Esto era inevitable. Lo era desde que había decidido entrar a la principal escuela de héroes del país. Solo que fue un poco antes de lo que esperaba.

De nuevo, ¿sería realmente algo malo? Entre más esfuerzo invirtieran sus compañeros tratando de superarlo, más tiempo pasarían…

- ¿Estás bien, hermano? – preguntó Kirishima, sacando a Gohan de su trance. – Parecías estar totalmente perdido ahora. Perdón si te asusté, no fue mi intención.

- 'Huh? Oh, no, está bien. De verdad. Es solo que me sorprendió, ¿sabes? – replicó Gohan, rascándose detrás de la cabeza.

Kirishima asintió con simpatía. – Apuesto a que sí. Pero estoy seguro que puedes manejarlo.

- Aprecio el voto de confianza. – murmuró Gohan, aunque logró sonreír a pesar de todo. – Como sea, te dejaré para que…

- Antes que te vayas, hermano, ¿te importaría, ahh, decirme qué clase de plan tenían tú y Satou para usar contra mí? – pidió Kirishima, sonando algo avergonzado de hacer dicha pregunta. – Ustedes dos tenían un plan, ¿verdad?

Tomado por sorpresa, Gohan no pudo evitar echarle a su amigo una sonrisa tímida. – Sí, teníamos un plan. Pensamos en herirte en el orgullo lo suficiente para que aceptaras una prueba de fuerza, donde Satou tendría la ventaja. Para eso eran todos los insultos antes del encuentro. – Hizo una pausa, dándose cuenta de lo ofensivo que eso podría parecer para alguien tan honorable como Kirishima. – Perdón por eso, por cierto. – añadió de inmediato.

El pelirrojo se rio de su disculpa. – Nah, hombre, está bien. Los respeto por pensar en un buen plan, ¡y de verdad me hicieron caer redondito! ¡Satou golpea como un maldito Monster Truck con esteroides! Pero sí, gracias por decírmelo. Ahora tengo algo más en qué trabajar.

- Bueno, te deseo la mejor de las suertes con eso. – dijo Gohan, poniendo la mano en la cortina.

- Salud, hermano. La voy a necesitar. Este negocio de los héroes no es broma, ¿eh? – musitó Kirishima.

Gohan solo se rio estando de acuerdo y dejó a su amigo con sus propios pensamientos, cerrando la cortina al salir. Se dirigió entonces hacia Recovery Girl, que seguía en su computadora, e hizo una reverencia. – Gracias por su tiempo, y perdón por las molestias.

La pequeña y anciana enfermera volteó a verlo y sonrió. – ¡No fuiste ninguna molestia, querido! ¡Al contrario, me encanta que la gente venga a verme por voluntad propia, y no porque necesiten tratamiento médico! – le dijo.

- Recordaré eso. – le prometió Gohan.

Despidiéndose con la mano, ya se iba. Luego de cerrar la puerta de la enfermería, se detuvo momentáneamente en el corredor para considerar su siguiente curso de acción.

Sero estaba peleando contra Tetsutetsu en este momento, pero para ser perfectamente honesto, no tenía mucho interés en ese encuentro; la montaña rusa emocional de la pelea de Satou contra Kirishima lo dejó mentalmente exhausto. Tampoco tenía muchas ganas de volver a la cabina de la Clase 1-A y potencialmente ser interrogado sobre lo que pasó en la enfermería.

Pasar el rato con Uraraka estaba fuera de discusión. Le agradaba la alegre chica y la consideraba su amiga, pero si quería ser social, seguramente ya habría regresado con el resto de la clase a ver el torneo, en vez de irse a alguna parte a estar sola. Él respetaba su deseo de privacidad.

Eso dejaba a Yaoyorozu, que había estado desaparecida desde que perdió contra Todoroki... pero ir tras ella también estaba fuera de discusión…

¿O no era así?

Yaoyorozu estaba sola en este momento, y probablemente no habría quien fuese a molestar.

La última vez que la vio se veía totalmente devastada, y la memoria le hizo sentir de tripas corazón.

Apenas acababa de subirle el ánimo a Satou, y tuvo una conversación positiva con la persona responsable de patearle el trasero a su mejor amigo.

Fuese por la arrogancia de su éxito anterior, o la revelación de Kirishima que logró envalentonarlo para salir de su zona de confort, Gohan no lo sabía… pero en este momento, buscar a Yaoyorozu no parecía la misma tarea imposible de antes.

El corazón se le aceleró, posiblemente por la adrenalina o las hormonas, o una peligrosa mezcla de ambas, pero no le puso atención. Eventualmente se controlaría. Además, ese subidón que experimentaba se sentía bastante agradable.

Luego de chequear de izquierda a derecha para estar seguro de que no lo observaban, Gohan usó su supervelocidad y atravesó los pasillos. No llegaba al nivel de velocidad de la Mancha (ni de cerca) pero se movía bastante más rápido que en el curso de obstáculos.

Verificó el vestidor de su clase, pero Uraraka estaba allí tomando una siesta. Luego vio en los vestidores de las otras clases, pero estaban desocupados. Siguió asomando la cabeza por varias puertas, pero estaban completamente vacías. Los baños para mujeres fueron descartados de inmediato; no era ningún degenerado.

Avanzó rápidamente por los pasillos y corredores, teniendo cuidado extra de no chocarse contra nadie, pero no vio ni una sola alma.

Luego de registrar cada locación y no encontrar nada, masculló una maldición y dejó de buscar. Sacudiendo la cabeza con fastidio y suspirando de resignación, se acercó a una máquina expendedora que vio en la distancia y sacó algo de cambio que le sobraba en su bolsillo. Una vez que tuvo suficiente, lo echó en la máquina y se compró una lata de refresco.

Una vez que la máquina escupió la bebida carbonatada, la agarró, le pasó la manga por encima para limpiarla y procedió a abrirla con un dedo tembloroso.

- ¿Son-san?

Sorprendido, los reflejos de Gohan entraron en acción, y automáticamente cerró las manos en puños. Desafortunadamente, ya que una de dichas manos sujetaba una lata de refresco, el frágil aluminio quedó aplastado por su agarre.

- ¡Gah! – jadeó, saltando hacia atrás justo cuando una catarata de líquido endulzado salpicaba el suelo.

- ¡Oh no! ¡Lo siento tanto! ¡No fue mi intención sorprenderte! – exclamó la voz femenina.

Gohan giró la cabeza hacia la fuente, y sus ojos se ensancharon ligeramente al ver a la persona que estaba buscando antes. – ¡Yaoyorozu! ¿Estás aquí? – dijo incrédulo.

En efecto, su linda compañera de pelo negro estaba sentada al pie de unas escaleras, viendo una televisión portátil y con su propia lata de refresco al lado. En ese momento levantó un brazo e hizo brotar algo de la palma de su mano.

- Ten. Déjame ayudarte a limpiar eso. – le ofreció una vez que tomó forma, poniéndose de pie y caminando hacia él. – Siempre puedes contar con las toallas de papel Burly, o eso me dice siempre el personal de limpieza.

Mientras Yaoyorozu se arrodillaba para limpiar el derrame, Gohan también hizo lo propio junto a ella y cogió algunas toallas de papel para él. – No hace falta que te molestes; yo fui el que lo derramó. – murmuró. – Aunque gracias de todos modos, de verdad lo aprecio.

Yaoyorozu apenas asintió, y mientras seguían limpiando, Gohan no pudo evitar echar un vistazo a la chica por la esquina del ojo. No estaba llorando, pero el tinte rojo de sus escleróticas mostraba que había estado haciéndolo.

Terminado el trabajo, Gohan recogió las toallas de papel y su lata aplastada, y las desintegró con una bola de ki ya que no había papeleras cerca. Volteó a ver a su compañera y se inclinó con gratitud. – Gracias de nuevo, eres una salvavidas.

Yaoyorozu parpadeó de nuevo al ver lo rápido que se deshizo de la basura, antes que sus ojos color ónix se fijaran en los de él. – No fue nada.

Por incómodo que se sintiera, Gohan no se atrevió a romper el contacto visual. – Y bien… – dijo distraídamente.

- Si no te molesta que te pregunte, Son-san, ¿exactamente qué estabas haciendo por aquí? – inquirió Yaoyorozu, sin andarse con rodeos.

Gohan tragó saliva contra su voluntad, y se rascó detrás de la cabeza, con la mente a toda prisa en busca de una salida de este predicamento.

Consideró brevemente mentir sobre sus intenciones, pero la parte racional de su cerebro rápidamente apagó esa idea. Dejando de lado la posibilidad muy real de que fuera lo bastante inteligente para ver a través de ello, Yaoyorozu estaba muy lejos del camino como para que su encuentro fuera casualidad. Además, mentir de esa manera no iba con él.

Sintiendo algo de su valor anterior resurgir, mordió la bala y le sonrió a la chica algo tembloroso. – Para ser honesto, te estaba buscando. – confesó.

- ¿Estabas buscándome? – repitió Yaoyorozu, claramente sorprendida.

- Sí. – asintió Gohan. – Estaba preocupado por ti, y quería ver si estabas bien. – elaboró. Cuando la chica abrió la boca de sorpresa y dio un paso atrás, rápidamente él evitó su mirada. – Siento mucho haberme entrometido. Puedo irme si lo prefieres.

- ¡No! ¡No, está bien! ¡De verdad! Es solo que no me esperaba eso. – admitió Yaoyorozu. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. – Eso fue increíblemente amable de tu parte, Son-san. Aprecio mucho el gesto.

- ¡Ahh, no es nada! – Gohan sintió que su propia sonrisa volvía con toda su fuerza mientras su corazón se aceleraba. – Solo trataba de ser un buen amigo, ya sabes.

- Lo sé.

Gohan desvió la mirada hacia el pie de las escaleras. – ¿Deberíamos sentarnos? – le preguntó.

- Claro. – replicó Yaoyorozu, retomando su lugar anterior.

Gohan dudó un momento antes de hacer lo propio y sentarse junto a ella. No demasiado cerca, eso sí; no quería incomodarla.

Pasaron unos segundos de silencio, y parecía que Yaoyorozu no tenía mucha intención de hablar. Eso hizo que Gohan frunciera el cejo mientras se ajustaba el cuello de la chaqueta, solo para ocupar sus manos en algo. – Sabes, umm, si quieres hablar al respecto, soy todo oídos. Hablar es de ayuda. – le ofreció con sinceridad.

Yaoyorozu se tensó ligeramente, pero no dijo nada, y eso preocupó a Gohan. Tragando saliva, volvió su atención al televisor, donde Sero y Tetsutetsu estaban como en una competencia de jalar la cuerda: el primero tenía al segundo amarrado en su cinta, y trataba de arrojar al chico metálico fuera del escenario, pero no tenía la fuerza para hacerlo.

- No quiero molestarte con mis problemas, Son-san. – murmuró Yaoyorozu, finalmente rompiendo el silencio. – Sé que me estoy portando como tonta, pero ya lo superaré. Además, tú tienes cosas mucho más importantes de qué preocuparte, como prepararte para tu propio encuentro.

- No digas eso. – la regañó Gohan amablemente, echándole un ojo a la deprimida chica. – Ser un héroe no se trata solo de darles una paliza a los malos y salvar a gente inocente de salir lastimada. También se trata de cosas pequeñas, como animar a alguien que se siente deprimido.

De nuevo, Yaoyorozu se mantuvo callada, y su expresión no dejaba entrever ninguna emoción discernible. Suspirando internamente, el híbrido saiyajin volvió a ver hacia el televisor.

Tetsutetsu había salido vencedor en el tirón de cuerda, jalando a Sero hacia él y dándole un rodillazo en el estómago, causando que el usuario de cinta se doblara del dolor. Tetsutetsu tomó ventaja de esto asestándole un doble golpe de martillo en la espalda, dejando a su oponente en el suelo, y lo siguió hundiéndole otra rodilla en la espina a Sero mientras le jalaba los brazos, como si amenazara arrancárselos.

Para sorpresa de nadie, Sero inmediatamente se rindió.

Yaoyorozu suspiró audiblemente. – Sabía… sabía que Todoroki-san estaba un paso por delante de mí, pero no creí que la diferencia entre ambos fuese tan enorme. – murmuró. – Ambos entramos por recomendaciones y ambos venimos de familias prominentes de héroes, así que técnicamente ambos deberíamos estar a un nivel similar. Y aun así… fui incapaz de hacer nada contra él.

Gohan suavizó su expresión. Se imaginaba que el problema era algo por esa línea. – Todos somos diferentes. Todos tenemos algo único que nos distingue de los demás. – dijo tratando de consolarla. – Eso es especialmente prevalente en la sociedad de hoy. – Omitió mencionar que la percepción pública de dichas cualidades no siempre era justa, pero el pensamiento bastó para arrancarle un gesto enfurruñado. – Como sea, lo que te hace especial a ti es tu inteligencia. Todoroki… bueno, él tiene un Quirk obscenamente poderoso y no muchos pueden hacerle frente cuando va con todo. Es más, podría apostar a que vencería a algunos héroes profesionales si los logra atrapar con la guardia baja, como hizo contigo.

- Tienes un excelente argumento, y estoy consciente de ello. – respondió Yaoyorozu. – Pero esta derrota me dejó pensando: si requiero de varios segundos para poner en acción el plan que haya formulado, ¿cómo voy a enfrentarme a oponentes que me sobrepasan en fuerza el momento en que inicia la pelea?

Gohan se mordió los labios, pensando duramente en qué decir ahora. Era un problema legítimo, y le alegraba que tuviera conciencia de sí misma para reconocerlo. Desafortunadamente, tuvo la sensación de que el enfoque humorístico que tomó con Satou sería poco efectivo aquí. – ¿Has leído a Batman? – le preguntó finalmente.

- No lo he hecho. – replicó Yaoyorozu.

- ¿Has visto algunas de las películas de Batman? – se aventuró después. – Son muy viejas, pero hay un montón de ellas.

Yaoyorozu negó con la cabeza. – No.

Gohan frunció el cejo, pero no se rindió. – ¿Conoces algo sobre Batman, al menos?

- Puedo asumir que se trata de alguien mitad hombre, mitad murciélago, o un hombre que se viste como un murciélago, pero eso es todo. – replicó Yaoyorozu, dándole una mirada inquisitiva. – ¿Debería saber sobre Batman?

- No, no, está bien. – replicó Gohan rápidamente, no queriendo ofenderla. – Es uno de los superhéroes de cómics más famosos de todos los tiempos, pero es de una época antes que existieran los Quirks, así que creo que es otro tipo de nicho, supongo. – Bueno hasta cierto punto.

- Oh. – dijo Yaoyorozu suavemente, desviando la mirada al frente y colocando sus manos en el regazo. – No leo libros de cómics ni veo películas de ese tipo. Mi madre me dice que son una pérdida de tiempo, y que debería leer libros educativos y ver documentales, como preparación para hacerme cargo del negocio familiar.

Gohan tuvo que contener un respingo. Ese estilo de vida sonaba sofocante, y aun así hablaba de él como si fuera lo más normal del mundo. – Bueno, una de las razones por las que Batman es tan popular es porque no tiene ningún superpoder en sus genes; solo es extremadamente rico, y extremadamente inteligente. – le explicó.

- ¿Entonces tú crees que yo soy como Batman? - inquirió Yaoyorozu, ahora sonando bastante perpleja.

- ¡No! ¡Quiero decir sí! ¡Quiero decir, no de esa forma! Yo solo… – Gohan arrugó la cara y suspiró de exasperación, sacándole una risita melódica a la muchacha. – Perdón. Déjame empezar de nuevo. No estoy diciendo que seas como Batman. Solo decía que es alguien de quien podrías inspirarte.

- ¿Quieres que me vista como murciélago? Porque eso sería contraproducente para mi Quirk. – razonó Yaoyorozu.

Gohan casi se ahogó con la imagen mental que hizo que sus mejillas se acaloraran, pero rápidamente sacudió el pensamiento de su cabeza. – Aunque no tengo dudas de que te saldría muy bien la apariencia de Batgirl, hablaba, ahh, sobre tus habilidades. – murmuró, no queriendo mirarla a los ojos, por si su mente volvía a conjurar algo inapropiado. – Verás, Batman es uno de los líderes de este grupo de superhéroes llamado la Liga de la Justicia, a pesar de que no tiene ningún superpoder. A pesar de que suele brillar en la sala de guerra, también es uno de los peleadores más formidables del equipo.

Yaoyorozu se veía sorprendida. – ¿Gracias a su fortuna e inteligencia?

- Sip. – respondió Gohan asintiendo. – Si le dan tiempo, Batman es lo bastante inteligente como para formar un plan para contrarrestar cualquier cosa, y tiene los recursos para llevarlo a cabo. Ya sea que se trate de algo tan simple como crear un arma que aproveche la debilidad de un villano, o construir un supertraje de armadura para luchar contra el villano él mismo, Batman lo hace. Gracias a su fortuna e inteligencia, es capaz de enfrentarse a seres con el poder de destruir planetas enteros y salir victorioso. – Hizo una breve pausa para rascarse la mejilla. – Obviamente todo es situacional, pero el potencial está allí.

- Creo que entiendo lo que implicas, y genuinamente me siento halagada por la comparación, pero estas situaciones que me describes suenan increíblemente improbables. – musitó Yaoyorozu.

Gohan se rio. – Sí, los cómics pueden ser bastante locos, pero es divertido leerlos. Deberías darles una oportunidad. Te sorprendería lo que podrían enseñarte.

- Es una idea interesante, pero dudo que mi madre lo apruebe. – declaró Yaoyorozu, sonando algo triste. – Probablemente creería que es algo muy infantil.

La sonrisa de Gohan desapareció. La madre de Yaoyorozu sonaba como alguien increíblemente dominante, y él genuinamente simpatizaba con la muchacha. Le recordaba un poco a su propia crianza, aunque sus situaciones no eran exactamente comparables. Para empezar, su propia madre era mucho más razonable.

A pesar de ser estricta, nunca le prohibió las actividades que cualquier niño normal querría hacer. Ciertamente lo puso a estudiar mucho, pero jamás lo encerró en su cuarto para obligarlo a hacerlo. Le dejaba leer libros de dibujos, ver caricaturas, ir a molestar a Piccoro, visitar a Bulma para ayudarle con experimentos científicos, e ir a acampar con su padre y sus amigos, entre otras cosas. Su método de parentesco podría haber sido algo exagerado a veces, pero ella solo quería lo mejor para él.

Aun cuando la Tierra estuviera bajo amenaza de exterminación, y Goku le hiciera a su mujer las peticiones más irracionales, siempre terminó cediendo a pesar de sus protestas iniciales y sus inevitables dolores de corazón… porque ella sabía que era lo correcto, independientemente de lo cruel e injusto que fuera.

Viendo en retrospectiva con una mentalidad más madura, Gohan nunca, jamás, podría culpar a su madre por actuar como cualquiera que se preocupaba por la seguridad y el bienestar de su hijo.

La extrañaba mucho, y no pasaba un día en que la ausencia no le doliera como una estaca en el pecho. Pero había aprendido hacía mucho que lamentarse por eso no haría sino traerle más dolor.

Reprimiendo esas memorias, respiró de manera larga y melancólica, y volteó a ver a una confundida Yaoyorozu con la mejor sonrisa que pudo darle. – Como anécdota, el primer concepto que tuve para mi identidad de héroe lo tomé inspirándome en los Super Sentai. – admitió suavemente.

Yaoyorozu parpadeó, claramente sin esperarse eso. – ¿De verdad? ¿Pero ese no es un show para niños?

- Si lo es, ¿pero qué con eso? – dijo Gohan encogiéndose de hombros. – Me encantaba cuando era niño, e incluso ahora sigo pensando que sus elementos son geniales. Brillantes, coloridos, divertidos, chistosos… el tipo de cosas que este mundo más necesita.

- ¿Y qué te hizo cambiar de parecer?

Gohan se pasó una mano por sus mechones. – Por mucho que me encanten los Super Sentai y lo que representan, sé que no a todos les parece igual. El mensaje que quiero enviar como un héroe… necesita llegar a tantas personas como sea posible, tan rápido como sea posible, y eso será mucho más difícil si mis mayores fans son niños pequeños y tipos raros con gustos cuestionables. – reveló con una risa algo seca. Rápidamente su sonrisa se apagó. – También, quería pagar tributo a dos de las personas más importantes de mi vida.

- Ya veo. – dijo Yaoyorozu quedamente. Un silencio cómodo envolvió a la pareja por espacio de medio minuto, hasta que ella vio conveniente romperlo. – ¿De verdad piensas que leer comics de Batman me hará una mejor heroína?

- Honestamente, creo que leer libros de comics ayudaría a cualquiera a ser un mejor héroe. – respondió Gohan, antes de frotarse pensativamente el mentón. – Bueno, excepto tal vez a All Might. Él es prácticamente un Superman en la vida real.

- ¡Oh, he oído sobre Superman! – exclamó Yaoyorozu, de pronto animándose. – Recuerdo haber visto un texto académico sobre su influencia en el apogeo norteamericano durante la aparición de los Quirks, pero no lo leí ya que estaba estudiando historia asiática moderna en ese momento. No tenía idea de que fuese un personaje de los comics.

Gohan no pudo evitar reírse, sin sorprenderse en absoluto. – ¿Ya ves a lo que me refiero? ¡Hasta los eruditos están de acuerdo conmigo!

- Así parece. – concedió Yaoyorozu con una risita propia. – No voy a mentirte, Son-san, ciertamente has captado mi curiosidad.

- Tengo una montaña de comics de Batman en mi casa, si quieres que te los preste. – confesó Gohan, sintiendo que su corazón se aceleraba.

- Creo que aceptaré esa oferta. – reveló Yaoyorozu, haciendo que sus ojos se ensancharan. – Mi madre frecuentemente sale en viajes de negocios, pero si me llega a preguntar, puedo decirle que son para propósitos de investigación. – Levantó ligeramente su puño, y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. – Sí, eso funcionara.

Gohan tuvo que morderse el interior de sus mejillas para no sonreír como un lunático. – ¡Grandioso! ¡Mañana mismo te los traigo!

- ¡Lo esperaré con ansias! Nunca creí que…

- Ahí estás. – sonó de pronto la voz de Jirou interrumpiéndolos. – Te he estado buscando por todos… ¿Son? ¿Tú qué estás haciendo aquí?

Gohan sintió que la sangre se le helaba por la interrupción, pero se rehusó a sucumbir ante la mirada penetrante de Jirou. – ¡Nada! ¡Solo estábamos hablando!

- Son-san simplemente notó que me sentía deprimida después de mi derrota, así que vino a animarme. – agregó Yaoyorozu para su gran ayuda.

- ¿Ya lo sabía? – preguntó Jirou, arqueando una ceja en dirección al chico. – Qué amable de su parte.

- Lo sé, ¿verdad? – exclamó Yaoyorozu.

- Claro… – replicó Jirou lentamente, sin dejar su mirada acusadora.

Gohan tragó en seco y le echó un vistazo a Yaoyorozu. – Bueno, umm, creo que es mejor que me vaya a prepararme para mi encuentro. Espero que nuestra charla te haya ayudado a sentirte mejor.

- Claro que lo hizo. Son-san. Gracias. Eres un buen amigo. – le dijo.

El estómago de Gohan se llenó de mariposas ante el cumplido, y se las arregló para sonreír aunque la cara le temblaba. – Claro. Me alegro de haber ayudado. – Se puso de pie y se dispuso a marcharse. – Yo, uhh, mejor me voy y las dejo para que hablen. ¡Nos vemos!

- Nos vemos más tarde, Son-san. Buena suerte en tu encuentro. – ofreció Yaoyorozu, lanzándole una agradable sonrisa.

- Sí, buena suerte en tu encuentro. – agregó Jirou, con un tono mucho más tajante.

Gohan se despidió de ambas con la mano, y salió de ahí tratando de no salir corriendo. Unos corredores más abajo, se detuvo y apoyó su espalda contra la pared, dejando salir un suspiro y pellizcándose el puente de la nariz. Un gesto fruncido se formó en su rostro.

Bueno, eso fue molesto. Las cosas iban tan bien entre él y Yaoyorozu, y se estaban conectando en un nivel más profundo que en sus reuniones como representantes de la clase… aunque dichas reuniones resultaran píldoras amargas y aburridas desde el inicio. Y entonces tuvo que aparecerse Jirou sin invitación y arruinar el momento como la aguafiestas que era.

Dándose cuenta de lo cruel que sonó eso, aflojó la cara. Eso no era justo de su parte. La única razón por la que Jirou apareció fue porque ella también estaba preocupada por su amiga, y no podía culparla por eso. Solo que él habría deseado que no fuera tan inoportuna. Además, Gohan no estaba seguro de que hubiera dejado de pensar que él era un pervertido luego de aquel infortunado incidente en el U.S.J., y siendo ese el caso odiaría darle más munición para reforzar esa creencia infundada.

Dejando de lado esos pensamientos, se echó las manos a los bolsillos y caminó hacia el escenario de los combates. Lo único positivo de esa debacle era que ahora podía dedicar toda su atención al encuentro de Ashido.

Al llegar al final del túnel, pero manteniéndose fuera de la vista de los espectadores, vio a su amiga de piel rosa dando volteretas entre una maraña de vides verdes, que se extendían del cabello de Shiozaki. Los proyectiles espinosos tenían suficiente fuerza para taladrar el piso de cemento como si fuera de cartón.

A partir de ahí, Ashido generó algunos globos de ácido por debajo de sus zapatos, y se lanzó contra Shiozaki velozmente como una patinadora artística deslizándose por el hielo. En el momento que cerró la distancia, formó dos enormes bolas de ácido en sus palmas y las arrojó contra su oponente.

En vez de esquivarlos, parte del cabello de Shiozaki se transfiguró en la forma de un bate de béisbol, golpeando los proyectiles corrosivos fuera del aire. Interesantemente, las partes del cabello que hicieron contacto con el ácido se desintegraron en cuestión de segundos.

Ashido sonrió triunfante y se preparó para lanzar algunos ataques más a distancia, pero Gohan frunció el cejo; las vides del ataque anterior de Shiozaki de pronto cobraron vida y haciendo un giro en U cerrado, se lanzaron contra su desprevenido objetivo.

Afortunadamente, Ashido notó el movimiento y miró por encima de su hombro, soltando un grito ahogado cuando vio lo que venía hacia ella.

Gohan apretó el puño con preocupación al ver las vides acercándose más y más. Debido al impulso hacia adelante que llevaba su amiga, tendría muy difícil maniobrar a la derecha o izquierda lo bastante rápido como para esquivar el ataque. Aun así, tenía fe en ella. No era la persona más inteligente en los estudios por allí, pero era una peleadora astuta, especialmente al tratarse de usar su Quirk.

Ashido se movió hacia la izquierda lejos de Shiozaki, pero las vides también lo hicieron, persiguiéndola como un grupo de misiles teledirigidos. Ella era rápida, pero las vides lo eran más, y justo cuando sus hilos espinosos procedieron a atrapar sus tobillos, deslizó un pie hacia el aire y ejecutó una acrobática voltereta hacia atrás que le arrancó una ronda de gritos de asombro a la audiencia.

Y entonces, en un despliegue aún más impresionante, arrojó una oleada de bombas de ácido en miniatura a las vides a mitad del giro, y para cuando aterrizó sobre sus pies, la porción del cabello de Shiozaki que la había atacado estaba llena de agujeros que siseaban y ya no era una amenaza.

Frunciendo ante el resultado, Shiozaki de alguna manera obligó a las vides dañadas a que se soltaran del resto de su cabello. Al mismo tiempo, Ashido empezó a patinar alrededor del ring a un ritmo relajado, con una mirada de determinación en sus hermosas facciones.

- ¡Wow! ¡Después de un inicio con alto octanaje de estas dos señoritas, ahora nos encontramos en un punto muerto! – aulló Present Mic. – ¿Acaso Ashido tendrá lo que hace falta para asestar un golpe mortal? ¿O acaso Shiozaki se robará el show con su defensa vorpal?

Aunque varios espectadores se rieron por lo bajo ante las rimas del comentarista, Ashido siguió atacando, incrementando su velocidad y soltando proyectiles de ácido contra su oponente. En respuesta, la todavía inmóvil Shiozaki alargó su cabello, ampliándolo, y se envolvió todo su cuerpo en él, formando una capa protectora tan enorme que la que la ocultaba de la vista.

El ácido de Ashido aun así dio en el blanco, logrando corroer la masa de cabello de vides, pero estas se regeneraban demasiado rápido y protegían a Shiozaki de recibir daño.

Gohan se frotó el mentón mientras contemplaba en silencio, sin gustarle nada ese giro de eventos. La regeneración de Shiozaki era una sorpresa desagradable (siempre un enemigo capaz de regenerarse era un dolor colosal en el trasero por principio), y lo que lo hacía más molesto era que restringía enormemente las opciones de Ashido para atacar.

Su amiga de piel rosa se dio cuenta de esto también, si el suspiro que se le escapó de los labios era un indicio. Aun así, sus ojos amarillos se endurecieron demostrando una gran determinación, y puso algo de distancia entre ella y su oponente.

Dejando salir un adorable grito de batalla, Ashido cargó directamente contra Shiozaki, haciendo que la usuaria de vides levantara una ceja, y simplemente le arrojara otra ronda de proyectiles en su dirección. Ashido se agachó, se hizo a un lado y saltó sobre las vides que le pasaron de largo, logrando esquivarlas todas, hasta que cerró la distancia y alargó los brazos, apretando los dientes con clara concentración.

Los ojos de Shiozaki se ensancharon por una fracción de segundo al ver que dos globos espesos de ácido se formaban en las palmas de Ashido, y luego casi se le salen cuando la chica de piel rosa saltó, estirando las manos mientras volaba directo hacia su rostro.

A pocos centímetros de que el ataque de Ashido diera en el blanco, Shiozaki inclinó su cabeza hacia atrás, y dos gruesas tiras de cabello brotaron por encima de sus orejas, atrapando las muñecas de su ágil oponente. La chica de piel rosa jadeó cuando su impulso fue detenido bruscamente, y luego gritó cuando Shiozaki expandió su cabello y envolvió todo su cuerpo hasta el cuello.

Gohan maldijo entre dientes. – "¡Maldición! ¡Estaba muy cerca!"

- No tengo deseos de lastimarte muy severamente, así que por favor ríndete mientras aún sigues consciente. – pidió Shiozaki ante su rival, que seguía forcejeando.

- C-c-cómo te… g-gustaría eso… ¿verdad? – espetó Ashido, antes de gritar de nuevo cuando el agarre de las vides se apretó.

- Entré a esta hermosa escuela porque quiero ayudar a las personas, no lastimarlas; y mi única meta en este torneo es lograr la victoria, no herir a mis adversarios… pero si insistes en resistirte, no tendré más opción que dejarte fuera de combate. – amenazó Shiozaki, con un deje de acero en su voz.

- Yo… – Los ojos de Ashido se aflojaron, y su respiración comenzó a flaquear. El cuerpo comenzaba a temblarle. – Me… me… me… ¡niego! ¡RRAAAAHHH!

Una oleada de ácido gris de pronto explotó desde dentro de la prisión de espinas, envolviendo la masa de vides y corroyéndolas casi al instante.

Shiozaki lanzó un chillido cuando parte del líquido le salpicó su piel haciéndole aflojar su agarre, dejando caer a Ashido en el suelo y revelando que una porción considerable de las ropas de la chica se había disuelto en la explosión: entre los restos destrozados de su chaqueta, pantalones y camiseta, un sostén deportivo negro y pantaloncillos a juego quedaban expuestos a los elementos.

Si se sentía incómoda por haber perdido su ropa, Ashido no lo demostró. En lugar de eso, su expresión se transfiguró en una de absoluta furia, y con un indescifrable rugido, arrojó un par de bolas de ácido directo al rostro de sorpresa de Shiozaki, que entró en pánico.

La usuaria de vides soltó un grito desgarrador mientras se llevaba las manos hacia sus heridas, pero Ashido no había terminado. Con los ojos ardiendo deseosos de venganza, apretó su puño derecho, se lanzó contra su oponente y le descargó un potente uppercut que sacudió el cerebro de Shiozaki, noqueándola de espaldas.

Toda la multitud se quedó en silencio.

- Shiozaki-kun, ¿puedes continuar? – preguntó Midnight.

No hubo respuesta. Diablos, ni siquiera se movía.

- ¡Shiozaki-kun es incapaz de continuar! ¡Ashido-kun avanza a la siguiente ronda!

As como si una bomba acabara de explotar, la multitud estalló en vítores, incluyendo algunos rechifles que le hicieron a Gohan poner los ojos en rendijas. Con la cara sonrojada, Ashido sonrió nerviosa y saludó con la mano a la audiencia.

- ¡Pero qué impresionante despliegue de coraje, determinación y corazón! – exclamó Present Mic, cuya voz atronadora rápidamente ahogaba los rugidos de las masas. – ¡Enorgullécete de ese desempeño, jovencita, porque estuviste ESPECTACULAR!

Mientras el rubor de la ganadora se intensificaba, un grupo de médicos subió al ring y rápidamente colocaron a Shiozaki en una camilla. Ashido le echó una mirada a su oponente derrotada brevemente mientras la sacaban del escenario, antes de sacudir su cabeza y dirigirse hacia las escaleras.

Gohan se apartó para hacerles sitio a los médicos, y logró echar un vistazo rápido a Shiozaki mientras pasaban. La usuaria de vides estaba totalmente inconsciente, pero a pesar de ello, tenía una expresión sorprendentemente serena en su rostro. Con suerte, eso significaría que no estaba tan malherida.

En cuanto los médicos desaparecieron de la vista, Gohan volvió su atención hacia el ring, solo para ver a Ashido trotando en dirección hacia él. Iba sonriendo con una timidez poco característica suya, así que él le respondió sonriendo con lo que esperaba fuese motivación mientras alzaba una mano para chocar con la de ella.

Los labios de la chica se abrieron en una sonrisa decididamente más alegre, y aceptando la oferta chocó su mano contra la de él. – ¿Cómo estuve?

- ¡Fantástica! – le dijo Gohan, sacándole algo de rubor a la chica. – ¡Y ese último uppercut fue devastador!

- Me alegra que lo pienses. – murmuró Ashido tímidamente.

- ¡Oh! ¡Toma! – Gohan se quitó su chaqueta y se la entregó, quedándose él en una camiseta apretada de color negro. – Solo para que no atraigas, umm, atención indeseada. Nunca se sabe quién podría andar acechando a la vuelta de la esquina. – agregó con el cejo fruncido.

Ashido ensanchó los ojos, pero rápidamente aceptó la prenda que le ofrecían. – Gracias, Son. Eres un verdadero caballero. – lo halagó, con un tono repentinamente suave.

Gohan desvió la mirada y se rascó detrás de la cabeza. – ¡Ahh, no es nada!

- No, claro que sí es algo. – replicó Ashido quedamente, colocándose la chaqueta sobre la suya destrozada, y cerrándola. Sus pantalones seguían hechos jirones, pero afortunadamente la nueva era lo bastante grande para cubrirla hasta los muslos.

- ¿Quieren por favor Shinsou Hitoshi y Son Gohan presentarse en el ring? – solicitó Present Mic.

La expresión de Gohan se endureció. – ¿Ya? Bueno, allá voy entonces.

Se sorprendió cuando un par de brazos delgados pero bien definidos lo sujetaron por la cintura. Su instinto le gritó que lanzara a su asaltante hacia la estratósfera, pero los mantuvo a raya lo suficiente como para que lograra ver la silueta familiar de su amiga de piel rosa. Su quijada quedó colgando.

- ¡¿A-Ashido?! ¡¿Q-q-q-q-qué estás haciendo?! – tartamudeó, con sus mejillas tiñéndose de un ligero escarlata.

La chica se rio y apretó su abrazo. – Solo algo para la buena suerte. – murmuró, sujetándose por unos segundos más antes de soltarlo. Mientras él tartamudeaba incontrolablemente, incapaz de formar pensamientos u oraciones coherentes, ella le lanzó una sonrisa de triunfo. – Quiero verte en la próxima ronda, Son. ¡Más te vale no decepcionarme!

Despidiéndose con un guiño, ya se había ido, dejándolo plantado en el lugar mientras se esforzaba por asimilar el hecho de que acababa de abrazarlo un miembro del sexo opuesto. Bueno, su madre ya lo había abrazado antes, también Bulma y la madre de esta última cuando era pequeño, pero esto era diferente. No sabía qué pensar del abrazo de Ashido. Lo único que sabía era que se sentía muy, muy bien, y que definitivamente no le molestaría recibir otro. Quizás debía consultar el libro para más información.

Entretanto, tenía un asunto mucho más urgente que atender. Inhalando por la nariz y exhalando por la boca, se palmeó las mejillas, endureció sus facciones una vez más, y salió del túnel. En el momento en el que su pie tocó la hierba, toda la multitud estalló, y una cacofonía de rugidos de emoción asaltó sus poco preparados oídos.

El enorme volumen del ruido le hizo dar un paso en falso, pero fue marginal, y una repetición más sutil de sus ejercicios respiratorios le ayudó a recuperar la compostura.

Su siguiente curso de acción fue erigir una barrera invisible a su alrededor. No había nada de ki involucrado, todo era mental, pero le permitió imaginarse que los gritos de los espectadores rebotaban fuera de él como balas contra vidrio blindado.

Mientras caminaba, fijó la mirada en el escenario de los combates, primero los escalones, luego en la superficie blanca y lisa del ring. Al llegar a su punto designado, abrió los pies a la anchura de los hombros y dejó que sus brazos descansaran colgando a sus lados, apretando los puños y manteniendo una postura fuerte.

Shinsou apareció no mucho después y se colocó en el extremo opuesto de Gohan, con su cara fantasmal demostrando un claro desdén por el híbrido saiyajin. Sus ojos se encontraron.

- En el principio, tuvimos a David contra Goliat… y ahora, ¡es tiempo para su anticipada revancha! – exclamó Present Mic. – ¡De un lado del ring tenemos a Shinsou Hitoshi, el orgullo del curso de estudios generales! ¡Con el resto de su clase habiéndose quedado fuera de la competencia, depende de él cargar su bandera hacia la victoria y la gloria! ¡Desafortunadamente para el joven Shinsou, los obstáculos en el camino no vienen más formidables que esto!

»Pues del otro lado del ring se encuentra el indiscutible, el invicto, el número uno del curso de héroes… ¡SON GOHAN! Bendecido con la fuerza de Hércules, la velocidad de Hermes, y la sabiduría de Atenea… claramente es el favorito para ganar este torneo. ¡Y NO CABE DUDA DE QUE HA COLMADO NUESTRAS EXPECTATIVAS!

»¡Sin embargo! ¡Ninguna batalla está escrita en piedra, y como la historia lo ha demostrado una y otra vez, los de abajo siempre tienen la oportunidad de ascender! ¡Damas y caballeros, les sugiero fuertemente que observen este espectáculo con una mente abierta, porque cualquier cosa, y digo CUALQUIER COSA, puede suceder!

- Empiezo a ver un patrón con los amigos que tienes, Son. – dijo Shinsou repentinamente. – El mono cobarde, el idiota cuyo Quirk lo hace todavía más idiota, esa exhibicionista cabeza hueca…

- ¡En sus marcas! – exclamó Present Mic.

- ¿Acaso te rodeas de perdedores solo para ponerte en un pedestal? – continuó Shinsou.

- ¡Listos!

- ¿O es que ser huérfano de ha hecho tan socialmente inepto, que ellos son lo mejor que tienes?

- ¡FUERA!

- ¿Qué…?

Una fuerte ráfaga de viento golpeó a Shinsou como un tren expreso, levantándolo del suelo y sacándolo a volar fuera del ring, donde su cuerpo débil se estrelló contra la hierba con un golpe seco claramente audible. Un silencio ensordecedor se apoderó de toda la multitud, mientras Gohan retraía su puño y dejaba que su brazo quedara colgando a su lado, con sus facciones demostrando una máscara de sombría indiferencia.

- ¡Sh-Shinsou Hitoshi está fuera de los límites! ¡Son Gohan avanza a la siguiente ronda!

Esta historia continuará…


Notas del traductor:

Bueno, ya estamos de vuelta. Primero que nada, sé que les dije que me habían prometido un tributo para Luis Alfonso Mendoza en este cap, pero debido a complicaciones mayores, el autor original no pudo incluirlo (en parte por la situación actual), y me dijo que quedaría pospuesto para más adelante. Yo decidí no darle la lata con eso, así que les pido a ustedes que tampoco lo hagan. También, aunque el cap original fue posteado hace dos días, tardé más en traducirlo por lo largo, y porque tengo otros proyectos en paralelo. Ahora sí, vamos al capítulo.

Bien, no creo que nadie tenga objeciones en que la historia se haya salteado el combate de Izuku contra Mei, sobre todo porque no había que ser un genio para predecir el resultado. Bueno, viendo el lado positivo al menos no tuvo que partirse los dedos para ganar en esta ocasión. Curioso, entre mis predicciones solo fallé una igual que en el capítulo anterior. Pero quizás esta derrota le sirva a Satou para que aprenda más y se ponga un poco más serio (si ya recuerdan que algo similar le pasó en el examen contra Cementoss en canon), y tal vez también a Kirishima, que a veces más vale maña que fuerza. El de Sero y Tetsutetsu… bueno, ya me imaginaba yo que la cinta adhesiva de poco iba a servir para levantar el acero. Y con las chicas… no puedo evitar preguntarme si Mineta andaba dándose el festín por verle los calzones a Mina, o estaría enojado porque no le hizo lo mismo a Ibara (conociéndolo, seguramente ambas cosas). Y por último, en el de Gohan vs Shinsou, aunque ahí me abstuve de predecir, debo admitir que en el escenario de que Gohan ganara esta parecía la opción más obvia para terminar rápido. De tal palo tal astilla. Ya con eso el resultado del torneo queda cantado, pues con Shinsou fuera no queda absolutamente nadie que pueda ganarle de tú a tú.

Por otra parte, las escenas con los demás también me agradaron bastante, es bueno ver a Gohan charlando con sus otros compañeros de clase como buenos amigos. Aunque esté suplantando a Izuku como el "corazón" del salón no me molesta para nada, ya que puede sacar todavía más de ellos. Quizás con eso la clase 1-A se integre todavía más. Ya por fin tuvo chance de acercarse un poco más a Momo también, aunque lástima que tenía que llegar Jirou a interrumpirlos. Y si no fuera porque el autor claramente suelta hints de que algo hay entre Kirishima y Mina, ya creería yo que entre ella y Gohan podría haber algo, y no me molestaría que así fuera. Pero bueno, eso no lo decido yo (aunque siga habiendo quienes no lo entiendan).

En fin, si se avanzan las llaves del torneo, creo que con esto determinamos los encuentros para la próxima ronda. En el Bakugou vs. Kaminari, predigo que el chispitas ya valió, porque el petardo no se va a andar con rodeos. En el siguiente, igual que en canon tendremos el Todoroki vs Midoriya. Aquí es más difícil predecir el resultado ya que con Todoroki más perturbado a causa de Gohan, y sin que sepamos con exactitud qué tanto le habrá mejorado a Izuku su entrenamiento, no creo que resulte igual que en canon. Con Kirishima vs Tetsutetsu, en canon estaban igualados, pero después de como molieron a Kirishima aquí, yo diría que Tetsutetsu tendrá la ventaja ya que al no recibir daños no tiene la fatiga de la recuperación que tendrá Kirishima. Y por último… solo espero que Gohan no sea tan cruel como para hacerle a Mina lo que le hizo a Shinsou. Conociéndolo, seguramente se la pasará esquivando un rato solo para que ella pueda lucirse antes de decidir sacarla del ring, o darle un toquecito por detrás para que caiga inconsciente. ¿Ustedes qué creen?

Ya, suficiente de notas. Gracias por los reviews a BRANDON369, Kisame Hoshigaki, Igniz17 y taro0305. Como siempre, cuídense afuera durante esta cincuentena, y recuerden, ¡superen los límites, PLUS ULTRA!

P.D: En unos días tendré que corregir caps pasados, ya que el autor modificó la línea temporal para que Gohan haya estado en el mundo de MHA durante cinco y no seis años, por si las dudas.