Hoy a la lucha empieza esa es la misión

Niñas me mandaron para tal acción

Es la chusma peor que eh visto aquí

Entenderán lo que es virtud

Hombres fuertes de acción serán hoy

No me culpen, me metí mucho en Disney


Hasta hace unos años, era común que los tributos formaran parte de una fiesta post desfile donde conocerían a futuros patrocinadores. Para mi desgracia, esto ya no se realiza. Con lo mucho que necesito una fiesta para recuperarme de fracaso que fue mi desfile. Siendo realistas, necesitaría mínimo una semana para recuperarme del estrés que es ser vigilante en jefe pero unas horas no harían mal. Tan solo recordar el desfile y la mirada de la presidenta me dan escalofríos.

Pensándolo mejor quizás no hubiera sido tan buena idea una fiesta con este grupo de tributos.

Como sea, me siento en mi silla especial junto a mi café de Starbucks en una mano y una libreta en la otra y concentro mi mayor atención en estos jóvenes.


Esmeraldo Rubí Lapislázuli Flor del Mediodía no negaría que estaba nervioso. Él no era precisamente material de tributo. Verán, Esmeraldo había sido un niño probeta concebido en un tubo con incrustaciones de diamantes gracias al poder de la luz de una estrella. Desde su más tierna infancia había sido alimentado con leche de unicornio y caviar beluga. Sus almohadas estaban rellenas con plumas de dodo y sus abrigos eran de piel de mamuth, pues eran estos los privilegios de un niño de las estrellas. Como no notarlo si hasta brillaba cuando había oscuridad. Era tan bello e inteligente que, sin dudarlo un segundo, había sido inscrito en una escuela de superdotados. No la Academia de profesionales, nadie podría soportar que fuera manchado por los horrores de la arena; sino a una academia incluso más de élite.

Pero no todo había sido color de rosa en su vida. Era tan bello que los niños normales no podían sacarle las manos de encima, lo que hacía que su piel se desgastara. Cuando se puso crema para tratarlo, lo empeoró ya que su piel se volvía suave como bebé e incluso más brillante. Esto provocaba que aún más gente lo tocara y el ciclo continuara. No obstante, la más grande de sus desgracias fue el asunto de los mellizos.

Un día, a sus trece años, una de sus criadas domésticas tuvo el atrevimiento de disciplinarlo. Él, en su defensa, uso su luz y ella quedo embarazada por la gracia de las estrellas; dando a luz a unos trillizos. Pero, oh tragedia, ella no quiso hacerse cargo y huyo, dejándolo solo con sus otros 3000 sirvientes para criarlos.

Tal vez por eso se había ofrecido como tributo sin siquiera tener experiencia. Y se había arrepentido desde el minuto uno en el que subió al tren. Tanto como sus mentores como el escolta y hasta los avoxs se pasaron el viaje al Capitolio babeando por él. La misma historia se repitió con los estilistas en el desfile. No le había costado entender que a su compañera, Luna Silverlock, la hermana de uno de sus mentores, no le gustaba un pelo la atención que recibía. Tanto así que le había dejado vidrio roto en su habitación y, durante el desfile, había intentado tirarlo del carro a base de sentones.

En esa situación se encontraba cuando se dio por comenzada la primera reunión de profesionales. Además de su compañera, estaban los del ambos del Dos y Amazonia del Cuatro. Una chica un tanto peculiar, teniendo en cuenta que no podía descifrar si estaba vestida o no, pues su larga cabellera envolvía todo su cuerpo. Su compañero, Nemo, se había perdido.

-Mejor- pensó para sí- era muy niño.

Brutus, el chico del Dos, se aclara la garganta para llamar nuestra atención.

-Amaya y yo hemos decidido que no va a haber Alianza profesional este año- dijo sin siquiera titubear.

-Osea ¿qué?- pregunto Luna.

-Lo que escuchaste fresita, no nos vamos a unir a la alianza. Así que no va a haber alianza- salió a responder Amaya del Dos. Amazonia intento abrir un poco la boca, probablemente para preguntar los motivos de esa decisión; pero fue interrumpida por Luna.

-¡¿Disculpa?! ¡Solo porque ustedes no quieran estar con nosotros, no significa que no haya alianza!

Los del Dos solo se le rieron en la cara.

-Claro que sí ¿Qué van a hacer ustedes sin nosotros? Todos saben que los tributos del Distrito 2 son quienes lideran las alianzas y los que realmente importan- dijo Brutus.

Desesperados, Esmeraldo y Amazonia intercambiaron miradas. La verdad, era que Amazonia no era una profesional; solo era bonita y se había colado al grupo esperando protección.

-Creo que se están olvidando de un detalle importante:la razón de las alianzas. - dijo de repente Esmeraldo. El resto del grupo lo miraron confusos- La verdadera razón de la Alianza profesional es inculcarle temor a los otros tributos y aumentar nuestras chances de supervivencia ¡somos los populares de la escuela!

-Estoy entrenado para ganar estos juegos por mi cuenta.-dijo Brutus.

-Ninguno de ustedes cumple con mi estética.-dijo Amaya.

-¿Y si entrenamos juntos y nos separamos en la arena? Los otros tributos pensarán que somos una alianza y no nos buscaran- se atrevió a sugerir Amazonia. Los para nada sociopatas del Dos realmente consideraron por unos segundos esta proposición; probablemente atónitos de que a otras personas se les pudieran ocurrir buenas ideas. No obstante, no tuvieron la oportunidad de comunicar su decisión, ya que Luna se encargo de exclamar a los cuatro vientos:

-¡NO HAY ALIANZA PROFESIONAL! ¡¿QUIÉN ME QUIERE EN SU GRUPO?!

Y, así como así, Luna había matado cualquier discusión con un tiro en el pie. Secretamente, Amaya hizo un pacto mental con todos ellos de matarla primero. Sin más palabra, el grupo se disolvió entre los demás tributos ansiosos por tomar parte de algo.

No le quedo otra que ir a distintos puestos por su cuenta. En cada uno de ellos demostró destreza con apenas ver a los instructores, pese a que en la mayoría de ellos no tenía manera de saber como. Al final se rindió y se dedicó a observar al resto en busca de aliados.

Luna estaba en un puesto de muñecos junto a la chica del Cinco, colgando uno muy parecido a él.

Amaya había por fin encontrado un compañero que cumpliera su estética en Gary del Doce. Le enseñaba a lanzar cuchillos a una figura de cartón de la hermana de Luna.

El pequeño Nemo había aparecido, resulta que estaba perdido entre el pelo de Amazonia. Ella le ofreció aliarse, lo cual acepto. Para su desgracia, volvió a tragárselo el pelo.

Brutus seguía solo; todos se apartaban de su camino. La verdad no tenía sentido que practicara nada pues, como él, era perfecto en todo. El único que se atrevió a acercarsele fue Pastor del Diez, y solo porque era el único que lo igualaba en tamaño. De hecho ¡se había atrevido a abrazarlo! Y no parecía ser uno que Brutus disfrutara. Tuvieron que ser separados por ocho instructores. Ahora nadie quería meterse con ninguno de los dos. Esto pareció deprimir a Pastor, quien fue a sentarse a su rincón emo.

-¿Cómo es que una criatura como tú esta tan sola?

Esmeraldo giró dramáticamente para enfrentarse a esa voz. Reconoció a su dueño como el chico del Tres, Roseido, quién estaba parado a su lado, jugando con su mal teñido pelo y una sonrisa boba. Sin embargo, su característica más notoria era su panza de embarazado.

-Mi alianza...me ha dejado, como todos en mi vida.- respondió, enjuagándose una lágrima.

-Debe ser muy injusto para tí, sobretodo por que te esforzaste tanto en esa fantabulosa actuación en el desfile.- comento Roseido- Osea, eso trajes eran de locura.

-El tuyo no estaba nada mal.

-No sabes la suerte que tuve. Mis estilistas querían ponerme en un microondas ¡Un microondas! ¡¿Entiendes?!. Entonces apareció el Vigilante en Jefe como caído del cielo y me lo cambió por algo mejor...¡Mira, ahí esta!- dijo Roseido mientras saludaba a un hombre rubio con corte taza sentado arriba con los vigilantes. Para no quedar mal, Esmeraldo saludo también. El vigilante les devolvió el saludo.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Lo que quieras papi.

-¿Cómo quedaste embarazado?- Roseido parecía fastidiado por la pregunta.

-Mis padres me obligaron como parte de un castigo.- Luego de pensarlo unos segundos, agrego- Espero que no pienses nada raro de mí.

-Para nada, a mí también la vida me impuso el deber de ser padre.

De este modo, el par se la paso junto todo el día y, para el final de la jornada, era claro que eran aliados. Esmeraldo sin saberlo, se había jurado defender a este encantador sujeto y a la vida que crecía en el. Por su parte, lo primero que hizo Roseido al llegar a su planta, fue dar vueltas en la cama aferrado a su almohada.

-¡OH PRECIOSA VIDA CAPITOLINA!


Oh no. OH NO. ¿Por qué le tocaba de nuevo unos profesionales estúpidos? Todavía tenía recuerdos del año anterior en los que no fueron capaces de siquiera matar unas simples ratas. Uno esperaría que dándoles las mejores armas (admito, no eran las ideales, pero esta es gente entrenada) deberían arreglárselas por su cuenta. Es como si hubieran reemplazado toda la información de su cerebro con técnicas de matar. Estoy seguro de que si les preguntara a cualquiera de ellos por alguna otra cosa, entrarían en corto circuito.

¿Cómo lo sé? Paso literalmente en las entrevistas del año pasado con la chica del Dos. Ceasar le pregunto por sus hobbies por fuera de combate y le empezó a sangrar la nariz.

Como virtud, he de admitir que son bien entretenidos; lo cual hace que esta situación sea aún más estresante. Pues claro, ¡son una de las pocas variables estables en los Juegos maldita sea!

Calma, calma, el año pasado nos las arreglamos sin depender de ellos.

Creo que esto amerita una reunión.


¿Cuenta esto como un especial del Día del Padre?

En un principio tenía planeado un capítulo de fiesta pero decidí descartarlo. Pero eso no significa que no haya ninguna.

Próximamente: Una velada de vencedores.