1.- Caos.
Francia, 1927
Se describe al caos como el desorden o confusión absolutos. Desconcierto. Algo que es un caos carece de estructura, de lógica o de criterios que le permitan una disposición adecuada
Bien, pues Newt Scamander se encontraba en una situación extremadamente caótica. Se encontraba al lado de Tina, en medio de los archiveros del ministerio de magia francés. Buscaban la historia de la familia Lestrange, y nunca se les ocurrió que la propia Leta Lestrange también compartiría su idea.
Filas interminables de almacenes dorados se extendían en el lugar; probablemente todos ellos tuvieran encima encantamientos de expansión, para guardar el enjambre de secretos que se escondían entre sus cajones garigoleados; tenían detalles excesivos que se extendían más allá de sus cabezas. Probablemente todos fueran exactamente iguales. Súbitamente, todos comenzaron a intercambiar posiciones; se elevaban, giraban y arremolinaban contra los dos magos, que intentaban no resbalar con los mosaicos turquesa y absurdamente lisos del suelo. Esto sólo podía significar que alguien estaba solicitando algún tipo de información, más allá del barandal que separaba a los archiveros del público.
Todo estaba sucediendo demasiado rápido, así que después de voltear un par de veces a los lados y deducir que no había escapatoria, casi de manera coordinada, Newt y Tina saltaron para asirse a una de las barras ornamentales que aderezaba a una de las atezadas gavetas, cuya dirección estaba fijada directo a ellos, sin detenerse. Incluso les dio la impresión de que aceleraba.
A Newt Scamander, nervioso de por sí, le sudaban las manos de una manera incontrolable, mientras divisaba el suelo muy por debajo de sus pies. Sólo Merlín sabe qué hubiera pasado si, entre su torpeza, él no hubiera abierto fortuitamente uno de los cajones, con el codo, ya que su postura era del todo incómoda: Tenía que aferrarse al metal dorado con una mano, y con la otra, tomar con fuerza su maleta. Además, el espacio entre Tina y él era minúscula, y estaba determinado a no golpearle sin querer. Fue pura obra del destino que aquél archivero que habían elegido fuera precisamente el que era requerido. Estaban a nada de llegar a lo más alto, a encontrarse con el dueño de la gaveta en la que viajaban tan incómodamente. Ambos se olvidaron de respirar durante unos instantes. Tina divisó algo dorado en el cajoncillo que el mago a su lado había abierto. Ese en especial, era muy pequeño, y por dentro estaba forrado de terciopelo color verde olivo. Se confundía entre los adornos de la gaveta. Quizás, dentro estuviera su salvación. Todo el ministerio les estaría buscando ahora, después de dejar a Theseus inmovilizado en una silla, a medio pasillo. Si lo pensaba con claridad, tenían de testigos a los dos maleteros que atravesaron momentos antes su campo de batalla.
La pelinegra se decidió a alcanzar el artefacto, que yacía a su flanco derecho, un poco más abajo de su cadera. Asegurando bien su zurda a las trabas decorativas, llevó su diestra hacia aquel objeto tan curioso. Lo logró de manera rápida y ágil. Enviándole una mirada a Newt y después de que éste asintiera, depositando su confianza en la chica, envolvió el cuello propio y también el contrario, con la cadena que pendía del armatoste ese.
Sólo una vuelta bastará, para hacerlo bien desde el principio. Ganaremos tiempo si vamos desde otra entrada, y saldremos de aquí rápido. No habrá ningún problema. Además, no tenemos escapatoria. Porpentina Goldstein nunca había pensado nada tan erróneo en su vida.
Pasaron dos cosas al mismo tiempo. Tina daba una vuelta a un giratiempo robado, y el archivero llegaba a su destino, con una sacudida agitada. Como resultado, las yemas de los dedos de la bruja bailaron graciosamente sobre las pequeñas barritas que sobresalían a los lados del colgante, esas que permitían dar las vueltas, y que la magia comenzara. Dieron un par de peligrosas vueltas inversas, y unos sutiles, pero existentes, giros, a tal velocidad, que llegaba a marear. Los intensos ojos azules de Newt brillando con terror fue lo último que Tina presenció, antes de desaparecer de esa línea temporal.