Este fue un fanfic que me topé por casualidad mientras buscaba entre los fanfics en inglés algo novedoso y diferente qué leer, hasta antes de leer esta historia jamás se me había pasado por la cabeza la pareja VaaZel, y creo que no habría llegado a gustarme tanto si no hubiera sido por fleets y su gran habilidad para manejar a los personajes, pues esta no es una historia donde Vaati al final se convertirá en un hombre dulce y amoroso del que cualquiera se enamoraría, no señor, mantendrá su esencia propia de villano que lo caracteriza, pero con un toque muy humano e interesante que hace comprender un poco su psicología, eso fue lo que me enamoró de esta historia y que a su vez me hizo querer compartirla con los demás, hasta al punto de pedirle al autor que me dejara traducirla, por supuesto me dijo que sí, por eso les presento esta obra ahora.

Espero que también les guste esta historia y que mi traducción haya quedado bien, es mi primera vez haciendo esto.


—Vaati.

La princesa Zelda extendió su mano hacia el hechicero que en aquel momento se preparaba para dejar el palacio de los vientos. Su capa ondeaba detrás de él, había llegado a comprender que la brisa nunca se apartaba de su lado, por ello siempre había algún movimiento en la tela. El brujo giró su rostro levemente hacia ella para dejarle saber que la había escuchado.

Dudó un momento bajando su mano sin estar realmente segura de qué es lo que quería decir. ¿En qué momento se había vuelto tan… Tímida? Aún podía recordar claramente cuando la había llevado… No, ese término era demasiado amable. Cuando había sido secuestrada por el brujo de los vientos, en aquel entonces había dado cada onza de fuerza en su cuerpo para resistirse a él. Ella era la regidora de Hyrule, la campeona de una de las tres deidades: Poseía la fiereza y la determinación que conllevaba ser la poseedora se semejantes títulos. Pero ahora…

¿Cuándo se volvió tan tímida?

—¿Sí princesa?

Las palabras de Vaati resonaron a través del aire con aquel tono de molestia característico de su voz. Pero Zelda podía reconocer que no era la molestia que causaba un enemigo, sino más bien la molestia que venía del hecho de no saber qué era lo que le molestaba a ella. Ese chico a veces podía ser bastante sobreprotector, aun recordaba la semana que pasó a su lado castigando a cada monstruo que osaba acercarse demasiado. Luego de eso ningún monstruo volvió a molestarla otra vez.

Zelda elevó su mirada hacia el rostro del brujo, su flequillo lavanda caía por su rostro curvándose de forma sutil hacia su barbilla, ocultando uno de sus ojos color rubí, a veces le avergonzaba darse cuenta de cuántos detalles de él conocía ahora.

—Te vas —Dijo la princesa.

—Obviamente — Vaati esbozó una ligera sonrisa y carcajeó con un cierto tono de maldad— ¿Qué pasa? ¿Acaso mi presencia es tan choqueante que hasta la sabiduría se vuelve tonta?

Ah, ese irritante descaro, irritante y entrañable a veces, pero irritante al fin y al cabo. Su timidez temporal se desvaneció y regresó a su usual personalidad fuerte

—Tú sabes de lo que estoy hablando Vaati. —Retiró algo de su cabello rojo de su hombro de forma casual, aunque aquello no le podría importar menos— Este es el fin del juego ¿No es así? Tú vas a… —Hizo una pausa y luego suspiró. Trataba de hacerlo, pero no era fácil, este era uno de esos momentos en los que no era capaz de mantener su actitud fuerte—. Vas a morir — dijo suavemente.

Vaati ahora giró su rostro por completo hacia ella y la observó por unos minutos sin decir una palabra. Acaso aquella era una mirada de… ¿Dolor? Fue tan solo un instante fugaz de debilidad antes de que su expresión volviera a ser dura como el hierro, pero Zelda sabía lo que había visto. Durante el transcurso de varias semanas se había dado cuenta de que Vaati escondía mucho de sí mismo bajo una máscara de hielo, quizás por orgullo o por temor al ridículo.

Pero ella sabía la verdad: No quería parecer débil ante nadie, incuso ante ella, sobre todo ante ella.

El hechicero estalló en risa escondiendo toda la inseguridad que pudiera estar sintiendo

—¡Ahahaha! ¿Qué? ¿Acaso no crees que mi poder sea suficiente para derrotar al héroe? Sabes de lo que soy capaz, deberías saber que ese tal héroe está más que acabado.

Caminó hasta Zelda con paso confiado y colocó su brazo sobre los hombros de ella con gentileza, pero la princesa lo empujó lejos, aunque la realidad era que lo único que deseaba era mantenerlo abrazado y creer que todo estaría bien, pero no podía permitirse eso ¡No podía creer en él! Es cierto que ahora confiaba un poco más que al inicio, pero en esta ocasión no podía hacerlo.

—¡No! —Gritó sorprendiendo a Vaati por la fuerza que mostró— ¡Eso no es verdad! ¡Él te derrotará y no volverás de esta lucha vivo!

—¿Es esa una amenaza princesa?

Arqueó una de sus cejas y dio un paso hacia atrás. Entonces observó su muñeca la cual aún estaba siendo agarrada por la princesa, quien parecía haber olvidado dejarlo ir luego del empujón.

—¡No! ¡No lo entiendes Vaati! ¡Link va a derrotarte y no regresarás más!— Continuó finalmente dejándolo ir mientras pequeñas arrugas de preocupación asomaron en su frente donde estaba la tensión.

La expresión de Vaati se relajó. Una vez hace tiempo atrás había escuchado esas mismas palabras de la fiera princesa de Hyrule y en aquella ocasión la había despreciado. Quizás le había dicho que terminaría olvidando la esperanza de ser rescatada, o alguna cosa horrible de ese tipo para que perdiera la determinación. En ese entonces según recordaba, solo deseaba a la princesa porque sería un lindo trofeo para tener en el palacio, junto a las otras doncellas que decoraban el lugar.

Ahora era un poco diferente, a él realmente le preocupaba su determinación. Después de todo, el palacio sería terriblemente aburrido sin su actitud fiera la cual ya no le interesaba aplastar. Y le había tomado bastante tiempo admitir eso.

Por eso, cuando escuchó el mismo mensaje de aquel entonces, no la despreció como en el pasado, pero aún si hubiera querido ¿Cómo podría hacerlo cuando las mismas palabras sonaban tan diferentes? En lugar de un tono rebelde que lo condenaba a la derrota, la voz de Zelda parecía una súplica para que se mantuviera a salvo.

¿O quizás lo era? Nunca se podía decir con la princesa, y por lo que él sabía seguramente estaría imaginando cosas. Pero ese era uno de los puntos que le gustaban de ella: Siempre lo mantenía a la expectativa.

—¿Y cómo puedes estar tan segura? —Preguntó con molestia en su voz. Aunque sonrió de forma amplia cuando vio a Zelda mirarlo directo a los ojos, con una expresión que decía que quería golpearlo por tomar todo tan a la ligera.

—Sé que será así, porque eres arrogante, e impaciente y nunca piensas tus planes bien.

El labio inferior de Zelda se curvó, quizás de rabia supuso Vaati. Se había acostumbrado bastante a la princesa enfadada durante las primeras semanas, aunque al final terminó por calmarse luego de un tiempo. El hechicero le mostró una sonrisa maliciosa.

—Entonces tú y yo hacemos la pareja perfecta ¿No lo crees? Tu sabiduría y mi poder. Arrasaremos Hyrule como una tormenta… Literalmente. —Comenzó a reír a carcajadas pero se detuvo al sentir que Zelda había dicho algo, ella casi lo había susurrado— ¿Qué fue eso?

La princesa mordió sus labios hasta casi hacerlos sangrar

—No. —Dijo finalmente.

Cuando lo miró, Vaati estaba sorprendido por las lágrimas que rodaban por el rostro de la noble, quien también parecía sorprendida, pero a la vez avergonzada, por lo que rápidamente las limpió. Odiaba la forma en la que estaba llorando, era tonto llorar porque estaba enojada con él. Vaati era tan estúpido y eso la ponía molesta, furiosa.

—¡No! ¡Porque eres tan arrogante e impaciente que de todas formas no me escucharías —Dijo dejando que sus manos cayeron a sus lados mientras se rendía en sus intentos por secar sus lágrimas.

Finalmente, ya no siendo capaz de soportar estar frente al hechicero mientras lloraba, la princesa giró sobre sus talones y rápidamente se retiró hacia las profundidades del palacio de los vientos, alejándose de Vaati con pasos fríos.

El brujo la observó alejarse en shock, jamás le había pasado algo así antes. Bueno, la parte del llanto sí, pero nunca en ese contexto. Ella lo miraba con esos profundos ojos azules y sus labios contraídos en una expresión que enseñaba cuánto lo odiaba, pero ese no era odio de verdad, la expresión que ella tenía era un odio nacido de la frustración de que él no la escucharía, no haría caso de sus advertencias de que iba a morir. Era la primera vez que alguien lloraba por él porque estaba preocupada, y era… Raro.

Acaso a ella… ¿Realmente le importaba lo que le sucediera? Bajó su mirada hacia sus manos, vio los restos de cabello rubio rojizo que habían quedado atorados entre sus dedos

—Hey princesa Zelda —sonrió hacia la pieza de cabello y la dejó caer suavemente—. Supongo que eso fue como un "Te amo".

Su sonrisa se manchó con una incipiente tristeza, la cual persistió aun cuando se alejó hacia los balcones donde su lucha final lo aguardaba.

Con cada paso recordaba como había ocurrido todo, había jugado el rol del poderoso secuestrador, nunca tomando en cuenta lo que la princesa sentía, solo pensando en su propio deseo de casarse con ella. Realizarían el matrimonio y eso sería todo. Ella sería el símbolo visible de que Hyrule le pertenecía. Los sentimientos nunca entraron en su esfera de prioridades.

Entonces ¿Cuándo fue que todo cambió? Se preguntaba. Mientras daba el último paso que lo separaba del borde del balcón hacía el cielo abierto. Aquel sentimiento se había escabullido dentro de ellos antes de que pudieran darse cuenta de qué estaba pasando. Había sido tan repentino, escalofriante e inesperado.

El amor es una tormenta ¿No es así?

¡Ha! Que tonto, amor es una palabra idiota.

Vaati flotó hacia donde los cuatro links lo esperaban con sus espadas desenfundadas. Con una risa burlesca invocó un tornado causando que el cielo se oscureciera y los relámpagos cruzaran el cielo.

"Solo espera princesa Zelda". Pensó mientras su magia transformaba su cuerpo en un monstruo, en un ojo negro con alas. "Cuando regrese con la victoria sobre esos héroes…."

Cuando eso pase yo…

Quiero escuchar esas dos palabras una vez más.


Como hay cuatro links supongo que se asume que esto está ubicado en el four swords. Ahora, si nunca pudieron jugar ese juego o el minish cap les recomiendo mucho los mangas, son cortitos, entretenidos y explican todo de las mil maravillas.

Como podrán ver esto funciona bastante bien como oneshot y creo que originalmente fleets lo pensó de esa forma, pero luego decidió alargar esto y crear una historia completa. Así que habrán más capítulos, son 22 exactamente, puede que me demore en traducir porque no siempre tengo tiempo, pero definitivamente terminaré con esta obra, créanme que lo haré, tengo mucha determinación, si dediqué 7 años a la traducción de un manga de 144 capítulos, seguro que puedo con un pequeño fanfic de 22 capítulos.