Los personajes de esta historia no son míos, pertenecen a Rumiko Takahashi.
No escribo esto con animo de lucro, sólo para divertirme y matar el tiempo.
Notas:
-Rrrrrrrr- los personajes hablan.
-"Rrrrrrrr"- los personajes piensan.
-RRRR o Rrrrr o rrrr-los personajes gritan
-PROLOGO.-
Desde hacía medio mes el sueño se repetía cada noche, siempre igual. Sostenía a su prometida, como había hecho en realidad, lloraba y la llamaba, pero su prometida no despertaba, se quedaba fría y moría.
Se despertó, sudaba a pesar del frio, Empezó a tener esa pesadilla al cabo de unas semanas de regresar de China. Al principio fue algunas pocas veces por mes. Pero durante el último mes empezaron a repetirse con frecuencia. Hasta tenerla cada noche.
Nadie en su familia sabía nada, aunque sospechaba que tanto su madre como Kasumi se olían algo. En cuanto a su prometida estaba seguro que ella ya sabía que a él le pasaba algo.
Se acostó le quedaban algunas pocas horas para levantarse. Y se durmió, aunque no descansó lo bastante.
Akane se levantó y se vistió. Bajó al baño y se lavó. Ahora tendría que despertar a su prometido. No tenía ganas de hacerlo el día anterior habían discutido por una tontería. No lograba recordar el porqué de la disputa. Ni quien era el vencedor ni el vencido, ni siquiera recordaba si hubo un vencedor. Estaba harta de esas peleas, siempre por tonterías. Por qué ella no sabía cocinar, que era verdad. Que si se acercaban las otras prometidas de él, el chico se defendía que no era él quien las buscaba, cosa que ella sabía que era verdad.
-Akane, ¿Puedes despertar a Ranma?
- ¿Por qué yo? -preguntó ella, aunque sabía la respuesta.
-Es tu prometido y siempre lo despiertas tú. No dejas a nadie que lo haga por ti.
Subió a la habitación del chico, y entró en ella de forma brusca.
-Levante de una vez –dijo la chica de mala forma, gritando, a veces lo despertaba con suavidad, pero hoy se había levantado de mal humor. -Llegaremos tarde a la escuela por tu culpa.
- ¿No puedes ser más amable? -le respondió el chico-Podrías dejar de estar siempre de mal humor. Cuando estas alegre tienes la cara muy maja.
Ella se quedó parada, el chico parecía sincero; pero siempre la engañaba con esta artimaña. Pero esta vez él no continúo, y ella sintió que faltaba algo en esa conversación, faltaban los insultos de él.
-Akane, me voy a cambiar, ¿puedes salir? -dijo Ranma con calma- No es que me importe si quieres quedarte o no, pero prefiero que salgas.
Ella salió de la habitación y cerró la puerta. Estaba colorada, no se esperaba esa aclaración del chico. No era la primera vez que lo veía desnudo. Pero le daba vergüenza verlo así y a él que lo viese desnudo. Se apoyó en la pared sofocada.
Al poco tiempo salió el chico cambiado. Y ella lo miró, hacía días que estaba extraño. No la provocaba tan a menudo como antes, evitaba a sus otras prometidas. Parecía más amable, y menos irritante. Pero todo eso la ponía nerviosa. No parecía el Ranma de siempre.
-Bueno. Vamos o llegaremos tarde-comentó el chico sin demostrar enfado.
- ¿Y de quien es la culpa? -replicó ella.
-Akane, ¿No te cansa que siempre nos peleemos? -preguntó el chico dejándola asombrada-Pues a mí sí. ¿Por qué no firmamos una tregua o la paz y dejamos de peleanos? Sé que está en nuestra naturaleza, que es algo que los dos necesitamos, que es un juego. Pero estaría bien dejar de hacerlo… al menos tan a menudo.
Ella se lo quedó mirando y él empezó a bajar las escaleras, se detuvo a la mitad y se giró y mirándola le dijo.
- ¡Vamos nena!, o llegaremos tarde- y sonrió.
Esa sonrisa y que la llamase nena la desarmó, la dejó anonadada. Cuando salieron del dojo en dirección a la escuela ella iba pensando en lo que le dijo el chico. Ranma tuvo que volverse atrás varias veces y empujarla. Ella no le golpeó y él se sorprendió, al final la cogió de la mano y la llevó casi arrastras a la escuela. Al entrar la dejó al cargo de sus amigas y él se fue con sus amigos.
A la hora de almorzar ella lo buscó y lo encontró en la azotea. Y se le acercó y se asentó frente a él.
-Ranma, ¿podemos hablar? -Preguntó nerviosa y se lo quedó mirando.
- ¿Qué quieres? -Le contestó él. No demostraba estar enfadado por ser interrumpido.
- ¿Nadie te ha dicho que es de mala educación, responder una pregunta con otra pregunta? -respondió ella.
-Tú acabas de hacer lo mismo- dijo el chico riendo-Vamos Akane, ¿qué te pasa?
-No, ¿Qué te pasa a ti? Te he sentido chillar en sueños y llamarme. Te he visto salir de tu habitación con los ojos llorosos. Sé que no duermes bien, estás muy extraño.
-Nada, Akane, nada… Tengo un sueño... un sueño horroroso. -dijo el joven-No te lo puedo contar, no me atrevo-movía la cabeza como si quisiera mandar esos sueños lejos de él.
- ¿Por qué no? Creía que tenías más confianza conmigo. Seguro que es con una de tus prometidas-dijo ella irritada.
-Sí, con una de ella-le contestó él enfadándose-Con la mejor de ellas… ¡CONTIGO! ¡Tengo pesadillas en las que apareces tú! Y si tengo confianza en ti… mucha. ¡Eres la persona en quien más confío!.
Ella lo miró asombrada y asustada, pero también emocionada, Ranma la consideraba la mejor de sus prometidas y fue entonces cuando el chico le explicó sus temores.
-A las pocas semanas de regresar de Jusenkyo. Empecé a tener una pesadilla. Al principio la tenía de vez en cuando. Pero conforme fue avanzando el tiempo se volvió cada vez más frecuente, siempre la misma pesadilla. Desde hace cosa de medio mes la tengo cada noche.
-Venga Ranma, no será tan terrible. -lo animó ella.
-Para mí si lo es-dijo el chico bajando la cabeza y con pena-Volvía estar en Jusenkyo, tú estabas inconsciente y no despertabas…y morías, yo no podía aguantar el dolor de tu muerte. Y entonces despierto asustado y con un dolor en el pecho. A veces entró a tu habitación para asegurarme que tú estás en ella. Y me alegro que sigas aquí. Pero ya no aguanto más, parece un presagio.
La chica lo miró y notó que a él se le escapaban las lágrimas. Y aunque ella lo miraba él no se giró para que no lo viese llorar...
-No quiero que te pase nada, siempre te pongo en peligro. -dijo él.
-No me pasará nada. Nunca me ha pasado. Hemos tenido enemigos muy fuertes y estoy aquí. -comentó ella, estaba intentando animarlo. Notaba que él pensaba en huir para alejar el peligro de ella. No quería que se fuese por un estúpido sueño. Aunque era verdad que había estado a punto de morir por culpa del chico. Y él también por culpa de ella.
Los dos se quedaron callados. Y se sentaron muy juntos, pegados, ninguno de dio cuenta de esto. Pero los dos, aunque no lo confesaría, necesitaban notar al otro cerca suyo.
Acabaron de almorzar y sonó la sirena de vuelta a clase.
-No temas. No voy a huir… esta vez no-dijo él-Akane… gracias por escucharme.
Ella lo miró, este nuevo Ranma la dejaba anonadada. Le gustaba, pero echaba de menos al otro al antipático y creído. Y deseaba que no hubiese desaparecido... del todo.
-Volvamos a clase-le dijo él.
Se levantó y le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Ella lo miró asombrada y casi sin darse cuenta extendió su mano. Él la cogió y la levantó. Y sin soltarle la mano la agarró por cintura con la otra mano. Él no sabía cómo se había atrevido a tener tanta confianza con ella.
Al estar en pie se quedaron mirando a los ojos durante un rato, los dos tuvieron el deseo de besarse, pero los detuvo la obligación de volver a clase.
- ¡Ranma!, Debemos ir a clase. - dijo ella, lo decía sin convicción, no deseaba ir. Quería alargar ese momento todo lo más posible.
-Si… ya vamos- contesto él. A la chica no le paso por alto la desgana con que lo dijo él. Como si no quisiera ir. Y fue entonces cuando el chico la tentó. - Podíamos saltarnos las clases y… quedarnos aquí disfrutando del día…
-No, no podemos- le cortó ella, lo dijo con suavidad. Aunque deseaba hacer lo que él le proponía. -Debemos volver a clase.
-Tienes razón. Pero eso no te librara de salir un día a tomar algo conmigo o al cine o algún sitio. Hace tiempo que no nos divertimos. Últimamente Siempre estamos entrenando o estudiando.
-De acuerdo. Yo también quiero salir a distráeme contigo- dijo ella
Bajaron las escaleras cogidos de la mano Durante el resto del horario escolar, dos jóvenes odiaron ese horario, que les había impedido hacer lo que más querían hacer y no se atrevían, besarse.
Una chica subía las escaleras de la azotea. Buscaba a un chico, sabía que se encontraba allí. Pero lo que vio no le gustó, no le gustó nada. Vio a ese chico con su prometida oficial. Estaban de pie y mirándose de forma arrebatadora, algo le decía que estaban a punto de besarse. La odió, siempre a lado de su Ranchan. Se escondió para espiarlos sin que ellos se dieran cuenta.
-No aguanto verlos así-dijo ella. - Cada vez están más unidos, aunque ellos digan lo contario. Tengo que hablar con las otras dos.
Pero cuando se quedó de una pieza fue cuando ellos se cogieron de las manos y bajaron las escaleras.
- "No me gustan como se tratan desde que regresaron de China. Parece que han hecho un avance entre ellos. Creo que como esta siga así acabaran siendo pareja, no puedo consentirlo, debo evitarlo a toda costa. Ranma debe ser mío. Si lo montó bien y me aprovecho de Kodachi y Shampoo, puedo destrozar esta relación. Pero debo tener cuidado, últimamente está muy pendiente de Akane, la vigila y la protege mucho. Si me equivoco atraeré la ira de Ranma sobre mí. Hoy hablaré con esas dos y veremos lo que podemos hacer contra, no puedo consentir que sigan juntos"- pensó la chica.
Cuando acabaron las clases los dos prometidos se separaron y cuando Akane volvió al dojo su prometido aún no había vuelto. Pasaron las horas y ella se empezó a preocupar. A la hora de cenar él seguía sin aparecer. Estaban acabando de cenar cuando Ranma llegó a casa., vestido con un traje de novio.
Akane se lanzó sobre él y lo abrazó llorando, era un comportamiento extraño en ella, lo normal era que se hubiese enfadado.
- ¿Dónde te habías metido? - dijo ella alterada-Me tenías muy preocupada.
-Estoy bien. No hace falta que llores-le respondió acariciándole la cabeza para calmarla.
- ¿Qué te ha pasado? - Le preguntó la chica sin soltarlo y sin parar de llorar. Tenía miedo a la respuesta que él le diese. Estaba muy asustada y no podía controlar su nerviosismo.
- ¡Shampoo y la bruja de su bisabuela! -dijo él con una rabia infinita- Me han querido casar con esa…- Akane lo miró a los ojos y se asustó. Vio rabia y cólera, Shampoo tenía un nuevo enemigo, Ranma. - Gracias a Mousse me he escapado. Esas dos arpías lo castigaran, no se lo merece.
Akane no lo soltaba, cada vez más asustada. Pensaba que si lo soltaba desaparecería.
-Pero, ¿No te has casado? - le preguntó ella asustada, mirándolo a los ojos.
-No te preocupes, sigo soltero. –La tranquilizó el chico. - Me voy a tomar un baño quiero quitarme de encima la peste a la colonia de Shampoo y del apestoso traje este. Después quemaré este maldito traje, no quiero volver a verlo nunca más.
Minutos después estaba en el jardín delante de una hoguera, en ella ardían el traje y la ropa interior e incluso los zapatos. No quería volver a ponerse ni ver nada de lo que llevaba a la hora de ese intento de casarlo. Quería olvidarlo como si no hubiese ocurrido jamás, como una mala pesadilla. A su lado estaba Akane y entonces fue cuando apareció Shampoo.
-Aireen, vuelve conmigo y sigamos con la boda- pidió Shampoo. Después de que Ukyo le habló a ella y a Kodachi, decidió actuar y no dejar que Akane le quitase su Airen, bueno ni Akane nadie, Ranma sería suyo a cualquier precio.
-Shampoo no voy a casarme contigo. Ni ahora… ni nunca. -contesto Ranma furioso.
-Mis leyes…-dijo la amazona.
-¡A la mierda tus leyes, o cualquier ley de donde sea!. Yo elegiré mi esposa, si alguna vez me quiero casar. Tú eres hoy por hoy la candidata menos indicada para ser mi esposa. Sal de aquí y no vuelvas a tenderme una trampa para casarme. Y una cosa más…- y puso la cara más siniestra que nunca nadie le había visto- No intentes vengarte en Akane, o juro que te mato. No dudaré en arrancarte la cabeza.
-Akane sufrirá mi venganza, es esa chica poco atractiva la que me aleja de ti-diciendo esto desapareció.
-Creo que te he buscado otro problema, lo siento Akane. -estaba deprimido. Pero tuvo una idea-Cámbiate y ponte el kimono vamos a entrenar.
- ¿Entrenar? -preguntó ella. - ¿A estás horas?
-Si. Eres las más débil de las cuatro-dijo él. Ella se empezó a enfurecer- y tu debilidad no decide ni en tu fuerza, ni en tu técnica, si no aquí-y le tocó con un dedo la cabeza. -En el fondo no quieres hacer daño a nadie y por eso te contienes. –Y la miró serio-Ellas no piensan como tú. Van a por ti, a hacerte daño sea como sea. Debes atacar a fondo, como haces conmigo cuando te hago enfurecer.
Unos minutos después estaban los dos en el dojo.
-Lo ideal sería irnos a la montaña a entrenar, sin interrupciones de la familia, amigos u otros pajarracos de lo que tú y yo sabemos. Pero en pocos días tenemos exámenes y vamos a tener que combinar las dos clases de entrenamiento.
Ella se había dado cuenta que Ranma era un genio. Podía aprender en poco tiempo una técnica nueva y si lo quería con estudiar un poco también sacaba buenas notas, de las mejores de su clase, pero Ranma se aburría en clase, el bajo nivel de los profesores lo hacían aburrirse en clase, pero si encontraba una asignatura atractiva y bien explicada el chico podía dar lo mejor de él.
Y durante semanas Ranma sometió a su prometida a un entrenamiento muy fuerte. Acababan los dos con heridas y recibiendo alguna reprimenda enorme por parte Kasumi o de Nodoka o de ambas, pero los dos seguían entrenando al máximo.
-No podéis seguir este entrenamiento o uno de los dos o los dos acabareis mal heridos.
- ¿Quieres que "mis otras prometidas" hieran a tu hermana? -preguntó con rabia Ranma, mirando a Kasumi- ¡Pues yo no! Si dejamos las cosas como están, algún día la herirán. Y lo montaran de tal forma que yo no esté cerca para ayudarla. Debe defenderse ella sola, y ganarlas, debe ser muy superior a ella.
-Ranma yo… pienso…- empezó a hablar Kasumi, pero se calló, se lo pensó mejor- el entrenamiento no debe seguir. Hoy ha sido el último día, de ahora en adelante vuestros entrenamientos serán como lo habéis hecho siempre.
-No estoy de acuerdo-dijo el chico- esas tres no dejaran a tu hermana en paz hasta que yo me comprometa con una de ellas, cosa que no haré.
-Yo tampoco estoy de acuerdo-dijo Akane-no quiero que vuelvan a ganarme. Seguiremos con este entrenamiento.
-De acuerdo. Pero bajareis el nivel. Si volvéis con una herida como la que habéis tenido, os prohibiré entrenaros durante un mes-dijo Nodoka.
Desde aquel día entrenaron bajando el nivel, pero un poco más fuerte que lo normal. Pero los dos se dieron cuenta de algo muy raro, cuando entrenaban juntos contra sus padres, por parejas, no necesitaban hablar para saber lo que hacía o quería hacer el otro, y ayudarle de la forma adecuada. Tenían una especie de conexión, también se dieron cuenta que en estas peleas cada vez les costaba menos vencer a los dos hombres.
Hacía un mes que habían empezado a entrenar, Ranma se había dado cuenta que su prometida se había vuelto más fuerte y hábil. Y ella que él también era más fuerte. Los dos habían descubierto que les gustaba entrenar juntos, se divertían entrenando los dos solos, cosa que no pasaba cuando entrenaban con sus padres.
Se peleaban con menos frecuencia y bromeaban continuamente entre ellos. Ranma ya no tenía tan frecuentemente la pesadilla de la muerte de Akane, pero ahora tenía a su lado a la chica que lo animaba cuando la tenía, ella con solo con mirarlo sabía si la había tenido. Se habían vuelto a un más inseparable de lo que eran. Aun así, cuando sus padres querían casarlos ellos se ponían a insultarse entre ellos, pero nadie se daba cuenta que no lo hacían en serio, que los dos bromeaban para quitarse los dos viejos de encima.
Una tarde Akane había salido con sus amigas. Quería comprarle algo a Ranma para agradecerle que la entrenarse. Y al volver a casa tuvo un desagradable encuentro.
-Mira quien tenemos aquí-dijo Kodachi-la sucia plebeya que quiere quitarme a mi Ranma.
- ¿Desde cuándo Ranma es tuyo? -le contestó Akane-No es un objeto, jamás le has preguntado su opinión. Ranma es libre de elegir a quien quiere.
-Ranma es mío. Nuestras leyes son obligatorias. Él debe casarse conmigo-dijo Shampoo convencida que las otras renunciarían a su favor. -Su opinión no cuenta. -acabó con desprecio y soberbia.
-Él no puede que no opine lo que tú-le respondió – No puedes obligarle a que se case contigo en contra de su voluntad.
-Eso lo dirás tú. Primero se casa conmigo y con el roce llegará el amor. -comentó Ukyo...
-No lo conocéis. No vais a poder imponer vuestra voluntad, es muy rebelde. No podéis obligarlo a casarse con vosotras. Él no aceptará. "Ni yo tampoco"-pensó.
-Pareces conocerlo bien, o eso tú crees. Ranma no te quiere, ¿Cómo puede querer a alguien tan poco femenina y tan fea como tú? Me tiene a mí que soy más mujer de lo que tú serás. - dijo una creída y orgullosa Shampoo.
-Ahora te quitaremos del medio- siguió Kodachi-Después podrá elegir entre las tres mejores. Tú no tenías nada que hacer desde el principio.
-Me estáis desafiando. Cuando se entere Ranma se enfadará, con vosotras e incluso conmigo.
-Ranchan estará agradecido de librase de ti-dijo Ukyo- "Akane tiene razón. No le va gustar nada que hayamos desafiado a Akane. Si sufre algún daño no quiero saber cómo se pondrá. Tengo mucho miedo, pero debo seguir"-pensó la chica.
Y empezó el ataque. Las tres aliadas se pensaban que a ser más estarían en ventaja. Pero se vieron superadas por una chica muy diferente a la que ellas conocían, si seguían así las derrotaría a las tres sin despeinarse.
En el dojo Tendo. Un chico estaba tomando un té. No le hacía gracia que Akane se hubiera ido con sus amigas, algo le decía que las otras tres planeaban algo contra su prometida. Estaba tranquilo y relajado, cuando lo dejó en la mesa y se levantó. De pronto sintió una inquietud muy grande y empezó a andar por el comedor de un lado al otro sin poder contener los nervios.
-¿Qué te pasa Ranma?, parece que te preocupa algo- dijo Kasumi. Ella y Nodoka lo miraban preocupadas y espantadas.
-No sé, de golpe me ha venido una inquietud muy grande… es como si alguien tuviese problem… ¡Akane!
Salió corriendo debía llegar pronto donde estaba su prometida. Lo necesitaba, lo estaba llamando.
Akane estaba herida, tenía una herida en la pierna. La habían herido a traición, por la espaldas, mientras se enfrentaba a Kodachi, Shampoo la atacó por la espalda. Hasta entonces aunque las tres la atacaban a la vez ella se defendía y tenía incluso cierta ventaja.
-Traidoras, no peleáis con limpieza-dijo ella. Había perdido la ventaja. No las ganaría, pero al menos una o dos se llevarían una lección. Ukyo estaba en el suelo y aunque intentaba levantarse no podía, y las otras dos estaban muy heridas.
Akane fue sorprendida con la cinta de la gimnasta, que se le enganchó en el cuello y la asfixiaba y entonces Shampoo se preparó para dar el golpe de gracia. Lanzó el bombori hacía la chica de pelo corto.
"Estoy vencida. ¡RANMA AYUDAME, SOCORROO!"- Pensó, aunque sabía que él no iría. No podía saber que la atacaban, ni sabía dónde estaba. Cerró los ojos y esperó el golpe.
El bombori de Shampoo se dirigía hacia ella y de golpe algo se interpuso entre él y su objetivo y lo detuvo. El bombori cayó al suelo y un pie lo pisó y lo rompió. La dueña del objeto maldijo y miró al causante del estropicio y dio un paso atrás asustada. Nunca le había visto esa cara. No había amistad en esa cara, y si odio y rabia, era una cara que la aterrorizaba.
-Akane, ¿estás bien? -preguntó el chico con amabilidad y preocupación y un poco severo. No le perdonaría que entrase en el juego de sus rivales.
-Lo siento Ranma he perdido-dijo ella entristecida y con lágrimas en los ojos-No he logrado ganarles y he acabado haciendo lo que ellas querían.
-No estoy enfadado contigo, ni por eso-dijo un Ranma enfurecido mirándola-Estoy enfadado, por qué han jugado sucio, muy sucio. Estoy contento por qué has logrado superarlas. Y ahora te temerán, pero eso de luchar con poca nobleza no se los perdono.
Ukyo volvía a estar de pie y Ranma se las quedó mirando.
-No puedes querer a una plebeya tan torpe como ¡esa ramera!-dijo Kodachi.
-Le tengo más aprecio que ti-contestó el chico orgulloso y con mucho desprecio y mucha rabia- Bastante más. Y como vuelvas a llamar a "mi prometida" de esa forma, el idiota de tu hermano no te reconocerá cuando yo acabe contigo-la rabia lo dominaba, le costaba mantenerse sereno y no destrozar a la gimnasta, y de paso a las otras dos.
-Kodachi tener razón-dijo Shampoo. El miedo que sentía por la hostilidad de Ranma le hizo olvidar que ya sabía hablar perfectamente el japonés. -Akane… no… no se… no ser tu prometida. Tu prometida ser… ser y… y… yo.
-Oír bien por qué solo lo diré una vez. No volváis atacar a Akane u os juro que os arrepentiréis. Si atacáis a ¡mi prometida!, olvidaré que sois mujeres y os matare. No quiero ni que os acerquéis a ella. Por vuestro bien manteneos alejados de ella. -había ignorado el comentario de Shampoo.
Las estaba amenazando y encima estaba nombrado a Akane como su prometida. Algo había pasado entre ellos. y a ninguna de las tres le gustaba, pero se dieron cuenta que el chico había cambiado. No iba a tener piedad de ellas si Akane era atacada.
Desde que regresó de China y la fallida boda se había vuelto más protector con la chica y a ellas las miraba con algo de rabia, como si les echara algo en cara. La verdad era que así era, no les perdonaba que echaran a perder su boda con Akane. Y aunque él no lo sabía aun, se enteraría poco tiempo después, su prometida tampoco les perdonaba eso. Pero había otra persona a la que no perdonaban que se metiese por medio ese día nefato, y esa persona también sufriría, algún día, la venganza de los dos prometidos.
-Esto no ha acabado, Akane-le chilló Kodachi-Mi Ranma volverá a mí…
- ¿Desde cuándo soy tu Ranma? -dijo el chico enfadado-Soy el prometido de Akane, pero no soy de su propiedad ni la de nadie. Ella es mi prometida, pero tampoco es de mi propiedad. No somos objetos para tener dueños. No soy tuyo ni lo seré. ¡Soy una persona libre!, ¡NO UN JUGETE!. Iros olvidando de mí como propiedad. El tiempo de la esclavitud por suerte es cosa de pasado.
-Y tanto que ha acabado. El tiempo de la Akane buena, es cosa del pasado. De ahora en adelante haré igual que vosotras, no me detendré por miedo de haceros daño. No os dejare lesionadas, pero no podéis conmigo. Soy una Tendo y nuestro orgullo no es menor que él de los Saotome. Y tengo un buen maestro. -dijo Akane con confianza.
Las tres chicas la miraron y supieron que su antigua rival débil, las había superado. Que siempre fue más fuerte que ellas. Pero que siempre se había controlado para no hacerles daño.
-Nos volveremos a ver Akane- dijo Shampoo-y no estará Airen para defenderte.
-Yo estaré SIEMPRE cerca de ella. Hacerle daño y os mataré-dijo Ranma con odio.
Las chicas se fueron y sólo quedaron los dos prometidos.
-Estas enfadado conmigo. Por no ganarles o por seguir su juego-dijo ella triste.
-No lo estoy Akane, te has defendido bien. Tus heridas no son peores que las suyas. Las cuatros vais a tener que curaros vuestras heridas. Pero las suyas van a ser peores. No han logrado ganarte limpiamente y jugando con ventaja, al ser tres contra una. De jugar con limpieza habrías ganado tú. Eres muy superior a ellas.
-No me hables así, que me volveré tan orgullosa como tú. -dijo ella riendo.
-No lo harás, eres demasiado buena para hacerlo. Bueno volvamos a casa. ¿Puede ir tú sola o te llevo a caballito?
-Puedo andar sin ayuda, gracias-y le sonrió. Le vinieron ganas de abrazarlo. -Gracias por venir a ayudarme y defenderme.
-Eres mi prometida-dijo en él y se puso rojo-es mi deber y aunque no lo fueses. No quiero que te hagan daño por mi culpa, por vivir contigo o por cualquier tontería relacionada conmigo.
Ella lo miró y sonrió. El chico se dio cuenta que cada vez tenía menos ganas de hacerla enfadar y que no quería volver a pelearse con ella, al menos quería dejar de hacerlo. Él también sonrió.
-Te había comprado un regalo, era algo que me ha costado encontrarlo, sé que tú lo ibas buscando de hace tiempo. -Y le enseño la figura, estaba rota. -Lo siento, yo quería agradecerte que me…- se puso a llorar.
-No deberías haberlo hecho, tú querías comparte un vestido. Cuando pasábamos por la tienda lo mirabas con ilusión. -dijo el chico, aunque siempre que veía a su prometida mirar ese vestido se reía de ella- Me da igual que está rota. Ningún regalo que me hagas me importa-ella se empezó a enfadar-Ya sé que lo haces de corazón y te tengo que está agradecido, pero…- paró de hablar, Akane vio que estaba nervioso y que no sabía cómo seguir. El enfado de la chica desapareció-Ningún regalo me… compensaría si tú sufres daño. Tú me... me importas más que… que todos los regalos que… que puedas hacerme.
Ella se quedó congelada y sintió muchas emociones. A él le importaba, estaba muy contenta.
-Di la verdad-dijo ella divertida- Tú me quieres.
-Yo…yo no… he dicho eso- estaba nervioso y muy rojo.
-Entonces, no me aprecias-dijo ella simulando tristeza.
-Tampoco… he dicho eso-cada vez más nervioso- Me caes muy bien… y te tengo mucho aprecio….
-Pero, ¿Qué? -preguntó un poco enfadada ella.
-Es mejor que nada cambie. Ya has visto lo que te ha pasado hoy-dijo Ranma tristón- No quiero que esas locas te ataquen. Si decidiese cambiar nuestra relación… intentarían matarte, mientras ese problema exista yo jamás podrá formalizar ningún compromiso.
-Además hay dos o tres locos que van detrás de mí y te atacarían a ti-dijo ella.
-Si. ¿Por qué no se van todos a una isla desierta y nos dejan en paz? -preguntó él. No esperaba respuesta. Se miraron y se rieron-Debemos estar malditos, no nos dejaran en paz y tranquilos.
Ella lo miró. Sabía que él poco o mucho, aunque creía que era mucho, la quería.
-Vamos para casa-dijo ella- intentaremos reparar la figura.
-Si-dijo él más animado.
Iban andando para el dojo, cuando ella se paró y se giró y lo miró extrañada.
-¡Ranma!, ¿Cómo has sabido donde estaba?-preguntó ella.
El chico la miró.
-¡No lo sé!. dijo él sorprendido-Algo me llevó hacía donde tú estabas. Parecía que algo me guio hasta tu lado.
Los dos prometidos se miraron, y decidieron seguir. No volvieron a preguntarse por eso, pero desde ese día los dos sabían cuando el otro estaba en problemas y donde estaba. Fue como si un sexto sentido despertarse en ellos.
Una Semana después, un domingo muy temprano, los dos prometidos habían mejorado en el entrenamiento se coordinaban mejor en los ataques. Ranma sabía que ahora sólo tenía un rival de nivel, su prometida, aunque no se lo dijo. No quería que se volviese soberbia como él, ni que se confiase.
Él estaba estudiando tenía un examen en dos días, aunque Akane le ayudó, debía aprender las fórmulas por él, podía sacar una buena nota y demostrar a su prometida que él también mejoraba, cuando ya le dolía la cabeza y los ojos, necesitaba parad unos minutos ella entró. Le había comprado el vestido que a ella tanto le gustaba, y se dio cuenta que con ese vestido estaba bellísima.
-No me mires así. Que me da vergüenza-dijo ella muy colorada.
-Es que con… ese vestido… estas… estas... muy guapa-le costó decirle eso.
-Gracias Ranma y gracias por este vestido-dijo ella sonrojada. No estaba habituada que el chico la piropease.
-Tú lo querías, me ha costado meses ahorrar para comprártelo. Pero ha sido el dinero que mejor me he gastado. No me arrepiento de habértelo comprado.
Ella sonrió, ahora sabía que el chico sentía algo por ella, y se sintió contenta. Se quedó mirando la estantería vio la figura. La habían reparado entre los dos, pero Ranma le hizo los últimos retoques. Se fijó en el pelo y en los ojos. Esos colores le sonaban. Y entonces se dio cuenta de que y sonrió.
-Has cambiado un poco a la figura-dijo ella.
- ¿Te parece mal? -Le preguntó él-La hemos reconstruido entre tú y yo. Ahora tiene más valor para mí que si no se hubiera roto. Por qué hemos empleado las dos horas de esfuerzo en repárala.
-Pero ese color de pelo y ese color de ojos son…- y se calló.
- ¿Tan feos te parecen? Por qué a mí me parecen muy hermosos. -dijo el chico sin mirarla.
Ella se puso roja, parecía que poco a poco el chico le abría su corazón.
-Parece que te hayas inspirado en…-se puso roja a mirarla.
-Sí, me he inspirado en ti-dijo él-Me ayudaste a volverla a montar, te lo mereces. Por eso le puse el color de tu pelo y él tus ojos.
-Pero si la ve alguien-dijo ella nerviosa- ¿No puede…?
- ¿Te preocupas por eso? -preguntó el chico-No pasará nada, yo no lo consentiré. ¿Qué tal si… vamos al dojo a entrenar? - pregunto con timidez y ella asintió.- necesito un descanso, llevo estudiando horas, me duelen la cabeza y los ojos, creo que puedo sacar una buena nota, pero ahora mismo necesito un descanso, después podemos estudiar juntos.
Unos minutos más tarde los dos estaban en el dojo y empezaron a entrenar. Estuvieron un par de horas. Cuando acabaron se ducharon y volvieron al dojo. Habían adquirido una nueva costumbre, escuchaban música para relajarse.
Se sentaron y Ranma puso en marcha el equipo de música y los dos se tumbaron cerca el uno de otro. En un momento dado se miraron y se sonrieron. Los dos cerraron los ojos y se relajaron. Pasaron varios minutos escuchando la música y lograron entrar en un estado de profundo relax y de calma que no lograban muy a menudo, sobre todo estando rodeados por la gente que conocían.
Al cabo de un tiempo ella se giró hacía él y lo miró.
- ¿Qué tal si salimos a tomar algo o al cine o algún sitio? -dijo ella, con esa sonrisa que a él lo dejaba sin defensas-Salgamos antes que venga algún conocido o nuestros padres a molestar. Invito yo.
-Estoy de acuerdo. Yo tampoco tengo gana que me alteren. Ahora estoy muy tranquilo, no me gustaría enfadarme y menos contigo por culpa de otros. Y además tengo ganas de divertirme un poco, que hace tiempo que no lo hacemos. -le contestó él y sonrió-Pero... pero... esta vez invito yo.
Los dos tenían el presentimiento que hoy tendrían visita y la querían evitar a toda costa.
Salieron los dos del dojo muy deprisa, sin decir nada a la familia, tan solo a Nodoka y Kasumi, no querían que les molestasen. Les faltó poco, a lo pocos minutos de salir llegaron los seis personajes que querían evitar, pero entre Kasumi y Nodoka los distrajeron durante horas.
Los dos prometidos se lo pasaban mientras muy bien. Cuando volviesen posiblemente los castigarían sus padres por saltarse el entreno, pero a ellos no les importaba eso. Solo querían divertirse juntos.
Continuará…
Nota del escritor:
Esta es la primera historia que escribí. Como algunas de las que ya he subido, está acabada, esta desde hace casi dos años. La he revisado varias veces y siempre le encuentro cosas que no me han gustado y las he cambiado o he añadido cosas, seguiré revisándola y cambiándola mientras la suba, incluso cambié gran parte del capitulo final de la historia, ese último capítulo alternativo también lo subiré. Los capítulo en donde hay cambios no los subiré, sólo cambian dos o tres líneas, que añadiré al final del final alternativo comparándolos con las líneas reales.