Consentida
(Shido & Kurumi)
Kurumi y Shido al fin habían encontrado esa paz para el amor que los dos se habían confesado. Vivían juntos, creando más recuerdos juntos y mirando siempre hacia el futuro con sus corazones conectados.
― ¿Podemos adoptar un gato?
Pero una vida feliz no estaba exenta de discusiones.
―No―había respondido Shido por milésima ocasión.
―Vamos, tener un gato será la mejor forma de tener una familia a futuro si llegamos a desear tener hijos―comentaba Kurumi mientras abrazaba de forma afectuosa al chico―. Además, creo recordar que también te encantó ir al albergue conmigo a cuidarlos.
―Cuidarlos, sí―Shido la tomó de sus mejillas para darle un tierno beso en la frente―, pero no podemos tener uno por el momento―recalcó él mientras su novia hacía un puchero.
Shido no pudo evitar dar un suspiro al ver que Kurumi se encaprichaba por tener una mascota. Ella había usado el argumento de la familia nuevamente que era algo que él deseaba, pero se veía incapaz de verse a sí mismo con un gato en vez de un hijo. Una de las opciones era un perro como les recomendó Mana, pero un gato, aquello era simplemente ridículo.
Molesta y viendo que Shido no le iba a hacer caso, Kurumi decidió subir las escaleras a su habitación dejando atrás al chico quien se encontraba con un dilema.
―En verdad quiere un gato―murmuró él mientras se sentaba en el sofá contemplando la foto que se tomaron hace años en su cita―. No le puedo regalar un gato aún cuando ella los ama, pero debo encontrar algo―la mente del Itsuka era un caos siempre que pensaba en su novia.
Al tomar en las manos aquella fotografía no pudo evitar sonreír por la nostalgia que le provocaba ver a su novia en un vestido de novia en una boda falsa que ella misma logró crear para la cita de ambos. Ella se veía tan hermosa, más de lo que siempre se veía, pero aquella mirada, aquellos ojos lograron mostrar el fuerte sentimiento que ella sentía por él.
Shido sabía perfectamente que ella era un clon de la original, pero aquella ocasión logró salvarla y también logró salvar a la propia Kurumi con quien se enfrentó en el festival del Tanabata. Las palabras que se lanzaron, los sentimientos que mostraron y los miedos que enfrentaron; ambos habían cumplido con alguno de sus objetivos y al final, ella misma pudo besarlo sin temor a nada poniendo fin a una cadena de sufrimiento que llevaba cargando por mucho tiempo ella sola.
Tras recordar aquel bello día, Shido entendió lo que debía hacer a la perfección.
Al llegar a su habitación, se encontró a Kurumi sentada al borde de la cama con una mirada triste y con cierto pesar que no paso desapercibida por Shido quien tocó al marco de la puerta llamando la atención de ella.
― ¿Cómo te sientes? ―preguntó Shido sonriéndole.
―No debí haberme molestado contigo―dijo ella mientras se levantaba para así ir a abrazarlo―. No debo ser tan caprichosa.
―No, no debes―al escuchar eso Kurumi entristeció sin notar la mirada con la que Shido le miraba―, pero, aun así, siempre me encanta ver como amas ser consentida.
―Shido…
―Sé que me voy a arrepentir por esto, lo sé, pero creo que podemos intentarlo, ¿no?
―No me digas qué…
―Podemos adoptar un gato, solo uno, ¿de acuerdo?
Kurumi no necesitó más para estallar de alegría. Esas palabras habían sido música para sus oídos, una que alegraba su corazón.
Shido no sabía si había hecho lo correcto, pero al ver aquel rostro sonriente supo que tal vez tomó la mejor decisión, aun cuando en el fondo se regañaba a sí mismo por haber caído nuevamente ante el capricho de Tokisaki Kurumi quien posó sus labios en los de él como muestra de su gratitud por la decisión que él había tomado.
―Tendremos un gato―dijo él algo nervioso.
―Y después una hermosa familia, Shido―contestó Kurumi logrando que Shido riera.
Tal vez la decisión que él había tomado era la correcta para ambos.