No tengo derechos sobre Coco ni mucho menos Bleach... que decir de la Catrina del libro de la vida.

Prologo: La invitación

En el distrito 80, Rukongai Norte amaneció con un rastro de misteriosos pétalos dorados en la calle principal visibles para quienes madrugaron, envolviéndolos con un aroma dulce.

Los curiosos tomaron dichos pétalos tan pequeños, brillantes con un envolvente aroma… pero aun los que trabajaban las tierras descubrieron que era difícil ubicarlo con alguna planta silvestre de la región.

Cuando más gente se acercaba curiosa, aun los hambrientos y criminales trataron de darle seguimiento a lo que obviamente era un camino pero en cierto momento esas hermosas hojillas fueron levantadas por el viento dispersándolas por todo el lugar.

No solo el aroma aumento considerablemente cubriendo aun las pestes de la basura sino que trajo una emoción que muchos marginados tenían sin sentir y eso era paz… una tranquilidad que dibujo sonrisas aun en el mas rígido rostro.

Para el mediodía los rumores en todo el Rukongai se dispersaron rápidamente provocando que aquel suceso fuera codiciado, la división de investigación capitaneada por Kurotsuchi Mayuri había ordenado prontamente la recolección para su análisis con el temor de prevenir alguna epidemia entre los civiles.

También el capitán estaba aburrido.

Desde la residencia Kuchiki hasta la onceava división tenían rastros de tales pétalos invasores naturales, para Ukitake fue tranquilidad para Hitsugaya una molestia constante cuando sus patios se abarrotaron y Yachiru salto en alegría infantil.

A pesar de lo relajante que pudiera ser, cada capitán o teniente como militares no sofocaron el sentimiento sospechoso… no era necesario acudir a la doceava para saber que dicho cabecilla ya estaba trabajando para resolver el misterio.

¿Quizás una habilidad de algún enemigo? O ¿Byakuya desato su bankai que muto de rosa al amarillo? Lo último era ilógico, pero había personas que lo consideraron.

Cuando la tarde cayo en el corazón de la sociedad de almas, las divisiones aguardaban cualquier evento bélico que trajeran los hermosos pétalos al ya señalarlos como algún método de ataque biológico… fue un alivio que las mariposas infernales ya estuvieran convocando una reunión de emergencia.

Hasta el momento habían esperado el llamado.

Desde el edificio de la treceava, Ukitake salía de su más reciente enfermedad con un aliento contenido de las incesantes preguntas de sus dos cuartos asientos, adoraba a esos niños pero eran tan sobreprotectores que lo abrumaban.

Aprovechaba esta oportunidad para escapar de sus acosadores, tranquilamente llego a la primera división con un gesto sereno mientras sus ojos se percataban de los diversos pétalos tendidos en el pasto de los jardines del edificio principal.

Sonrió imperceptible pero también paranoico ante la paz que lo embargaba con el suave aroma de esta anomalía, negó para sí mismo confiando en la doceava división para aclarar la situación, abriendo la gran puerta… justo debajo del marco se tensó, una rigidez invisible en sus hombros mientras la sospecha plagaba sus emociones confusas.

Alguien estaba en la habitación aparentemente solitaria, vigilante de sus movimientos pero Jushiro siguió con su camino al ser el primero simplemente se colocó en su lugar… aunque aún mantenía la postura para fácil acceso a su espada.

El siguiente en llegar en pasos silenciosos era Byakuya, cuyos ojos acerados escanearon el área en rutina para terminar en acariciar la culata de su zanpakuto, compartió una mirada cómplice con el otro capitán de cabello blanco para afirmar en confabulación.

Renji aun en sus nulas percepciones podía leer el ambiente precavido de sus superiores, siendo el único teniente en instalarse en el área apartada en completa guardia.

Hitsugaya sacudió su hombro en completo fastidio de uno de esos pétalos dorados que siempre parecían hacer su camino a su persona, enfoco sus penetrantes ojos al entorno para caer en sus colegas que le dieron una afirmación seca.

Matsumoto sonrió como los miles de soles, pero la arruga al filo de sus ojos delataba su aire profesional.

"Entra y espera" estándar para este tipo de situaciones desconocidas.

Aizen Sosuke fue el siguiente en llegar realizando el mismo análisis que cada uno ha hecho a su llegada, sin mostrar más que su amabilidad al empujar a Momo en la dirección al resto de los tenientes.

Ichimaru tuvo el descaro de silbar ocultando una ligera carcajada al incitar a su teniente a su lugar.

Sucesivamente fueron llegando los capitanes en un imperceptible sentimiento de alerta que ocultaron en conversaciones cordiales y actitudes despreocupadas, los tenientes solo susurraban entre ellos avisando a cualquiera que no se haya dado cuenta de estar siendo observados.

Al final sin un atisbo de culpa por ser el último, Kenpachi Zaraki se instaló en la hilera de capitanes sin mostrar educación alguna… Yachiru salto de su hombro para brincotear en dirección al área de tenientes sin preocupaciones.

Cuando su líder, Genryusai Yamamoto se instaló delante de los presentes se ordenó el silencio con un golpe de su bastón, un manto disciplinado se extendió por todos los ramos.

Todos en la sala no evitaron pensar, que no hubo alerta por parte de su líder referente al invasor oculto.

-La reunión inicia- su tono era grave en completa autoridad, sus ojos avejentados oculto detrás de sus cejas eran severos en un barrido a los invitados -los he convocado con una única razón…- su tono podía no ser diferente para oídos no acostumbrados, pero los antiguos discípulos se percataron de un timbre cansado.

Como si hubiera perdido una discusión.

-Los pétalos en los diferentes distritos- declaro con gravedad, alzando la mano para acallar las quejas del capitán encargado del área de investigación o cualquiera que quisiera cuestionarlo -no estoy explicando sobre el asunto, no soy yo quien deben cuestionar- advirtió con un retumbar en la sala.

Los capitanes reinaron en su neutralidad pero aun hubo un intercambio silencioso junto con un murmurar inquieto de Mayuri por tanto misterio de su líder, este a su vez tenso sus hombros y apretó su bastón como si tratara de ordenar sus ideas para expresarlas.

Los capitanes no irían en pánico ante la anormal actitud del siempre regio comandante, pero entre la inquietud el ambiente se tensó ante la anticipación de la batalla cuando más de ese aroma de los pétalos dorados se fortalecía.

Entonces se escuchó, suave y melodioso… un suspiro burbujeo en la amplia sala como si estuviera en todas partes tan cálida que de alguna forma gobernó en las almas de los más antiguos.

Yamamoto abandono su propio conflicto para relajar sus hombros engarrotados, solo por años de práctica no mostro la mueca irritada en su rostro.

-¿Solo dirás eso?- la voz femenina silbo con seriedad, la presencia aún seguía oculta a los ojos entrenados de los testigos líderes del gotei 13 quienes disimuladamente ya tenían sus espadas listas para desenfundar… solo Yamamoto parecía cerrar sus ojos en un gruñido terco - Genryusai, es en estas ocasiones que no aprecio la dirección en que has llevado este mundo- amonesto -eres muy serio para tu propio bien- añadió casual.

Hitsugaya le fue arrebatado el aliento al igual que Soifon y Komamura por la grave falta de respeto a su líder, pero la mano avejentada impidió cualquier movimiento agresivo de su parte… ocasionando más misterio ante los ojos del resto de los capitanes.

-Solo demuestran la excelente disciplina de mi gente- defendió el viejo líder con aspereza.

-Pero esto es una reunión casual, Genryusai- regaño una voz femenina con informalidad, como una madre a un hijo testarudo -me haces sonar como un invasor- dijo airada pero divertida de alguna forma.

Yamamoto lanzo un suspiro exasperado, casi rendido a que no entendieran sus maneras de manejar su sociedad -es la formalidad Mictecacihuatl-hime-

-Oh no me llames así, Genryusai…- apareciendo en un brote de pétalos amarillos, una figura aterrizo al costado del comandante con gracia e inocencia, como si su sola presencia no hubiera puesto en alerta a los capitanes -He usado el nombre de Catrina casi doscientos años- su risa vibro en los oídos de los testigos.

Era un personaje colorido en el mejor de los términos, su atuendo era un vestido rojo ajustando una figura de reloj tan delicadamente bordada en tonos más oscuros, flores amarillas de gran tamaño sobresalían en su cabello negro oculto bajo un sombrero de un ala extremadamente ancha para ser imposible equilibrar adornado de flores, cráneos y plumas rosadas con veladoras encendidas en la parte de arriba al igual que en la estela de su falda.

Piel pálida pintada en intrincados colores, sus ojos sombreados en tonalidades verdes, azules con orillas rojas en forma de semicírculos… el iris en tonos dorados y rojo con una profundidad benevolente… unos labios carnosos en rojo les sonreía serenamente.

Su cabello rizado en las puntas tan largo que podía llegar a sus rodillas, con una presencia que expedía calma y sabiduría tan alta como Yamamoto a quien miraba con paciencia cálida.

Era bella aun a pesar de todo esto, los capitanes expresivos se quedaron con la boca abierta mientras los más pasibles tuvieron un brillo peculiar en sus gestos… pero también tomando nota de que a pesar del aroma fuerte entre flores y dulce, no había reiatsu que rastrear.

Kurotsuchi nunca en su vida había estado avergonzado de su maquillaje hasta que llego alguien que rivalizaba, pero se abstuvo de comentar su total envidia aun cuando se percató que muchos capitanes y tenientes le lanzaron miradas como diciendo "le queda mejor" o "aprende"

Yamamoto le lanzo un desplante a esta peculiar presencia reusando en reconocerla con ese nombre - Mictecacihuatl-hime…- la mano bondadosa con pulseras de flores se alzó para interrumpirlo, no evito lanzarle una mirada irritada que parecía divertir al invitado.

-vamos, pruébalo… aun en tu idioma, es un buen nombre… más fácil que el original- alentó con una sonrisa maternal la ahora nombrada Catrina -no seas terco, niño- regaño con un brillo divertido en sus peculiares ojos.

Kenpachi no evito soltar una carcajada que fue callada por una mirada airada de Jushiro, el silencio fue tenso en la espera del desarrollo pues su líder estaba siendo tratado como un mocoso y esta figura misteriosa se estaba saliendo con la suya.

Yamamoto en su aire dictador apretó la mandíbula, pero alivio sus hombros -Catrina-hime…- se apegó al honorifico provocando un puchero del invitado -ella es la razón de todos los pétalos…- explico con aire serio -escuchamos tus motivos, Catrina-hime- dio un paso al costado, en único indicativo de dar la autoridad de su escuadrón.

Que decir que los capitanes estaban aún más intrigados por esta mujer capaz de hablarle de esa manera a su líder y cederle la jurisdicción.

La catrina dio un suspiro rendida a que obtendría solo esto de informalidad, para mirar al resto de los capitanes con sus peculiares ojos que hicieron enderezarse aún al vago de Kyoraku, Kenpachi e Ichimaru -bueno… bueno… si son un montón de niños educados- una sonrisa se estiro de sus carnosos labios.

Kuchiki, Hitsugaya, Soifon y Kurotsuchi estaban indignados por la mención, pero se abstuvieron de decir algo en contra del comentario.

Con el sonido de tacones ando por las hileras de capitanes hasta detenerse enfrente de Hitsugaya quien solo levanto la vista para coincidir con la del visitante tensándose cuando una de esas manos delgadas toco su mejilla en consuelo, dándole calidez junto con un ronroneo de Hyorinmaru.

La catrina ofreció una sonrisa indulgente para levantarse en su altura, buscando al líder anciano -tan joven, Genryusai ¿sigues reclutando a los niños?- su tono era un engañoso casual.

Yamamoto no se inmuto pero se negó a replicar nada de su ingenio, no cuando la Catrina observo a Yachiru en el área de tenientes con el mismo aire decepcionado.

Quería replicar, ofenderse por sus palabras que podían leerse como subestimación… Pero Toshiro no pudo, era como ir en contra de una fuerte marea a pesar de no sentir pizca de reiatsu en la mujer que continuo en su caminata entre las hileras de los capitanes hasta detenerse al final, para mirar directamente a Yamamoto al otro lado.

-Bueno…- su tono se volvió jovial-mi visita hoy no solo fue para ver el avance… Genryusai, hiciste un buen trabajo pero abandonaste las áreas más lejanas del corazón del Seireitei- reflexiono ausente pero esos ojos peculiares tenían un filo oculto.

Si los rumores eran ciertos para tenientes y capitanes, esa presencia había viajado a través de lo más lejano del Rukongai por lo cual debió de haber visto las carencias… no pudieron evitar tragar un nudo, era una emoción avergonzada que recorrió a todos en la sala.

Era tonto sentirse de esa manera pero aun los más antiguos en las hileras no evitaron la emoción de castigo.

-Se hace lo que se puede, Catrina-hime- dijo con diplomacia Yamamoto, tan firme como la montaña en sus acciones negando que le afectara su desplante defraudado bien oculto en sus peculiares ojos, algo que sabe inicio en el momento en que dejo en claro su desaprobación en Hitsugaya.

Un arqueo de ceja pintada, la negación para volver a la jovialidad de su presencia -Mi intención es la siguiente, algo que ya discutí con Genryusai- evidencio poniendo ambas manos entrelazadas delante mirando a todos los capitanes con serenidad -extenderé una invitación a la tierra de los muertos sobre todo ahora que se acerca un día festivo tan importante para mi propia gente-

Lanzo como si todos debieran saber a lo que se refería.

Jushiro dudo, pero levanto la mano como un estudiante pidiendo la voz… los ojos cálidos de la mujer le afirmaron en autorización -Disculpe mi intromisión, Catrina-hime…- un "solo catrina" lo interrumpió ganándole una sonrisa serena -¿Tierra de los muertos?- pregunto con un hilo de voz.

Fue como una bofetada para la colorida visitante que abrió su boca en un grito mudo, para cerrarla de golpe con la recriminación brillando en sus ojos profundos -¡no les has dicho!- acuso entre ofendida o sorprendida.

Los capitanes, aun los menos expresivos sintieron un atisbo de culpa aun cuando ellos mismos no tenían idea de cómo reaccionar.

Pero la colorida catrina, agitada miro el entorno como si por primera vez considerara su existencia -ustedes… ¿no saben ni quién soy?- pidió indecisa mirando al más cercano por respuesta.

-Lo lamento, pero tampoco- canturreo Ichimaru con su sonrisa extendiéndose al ver el completo shock de la catrina que como látigo volvió su atención al comandante con nueva reprimenda en sus penetrantes ojos.

Yamamoto se mantuvo firme ante la aguda mirada, golpeo el bastón para traer la atención -Lo siento, Catrina-hime- asevero con austeridad, no había tono de arrepentimiento -no sentí prudente informar nada, después de su última visita me asegure que no hubiera nada escrito sobre sus tierras- alego en un recuerdo hosco por su tensar de hombros.

Los labios carnosos se apretaron fuertemente, esos afilados rasgos se acrecentaron con ligeras sombras de indignación -Por lo menos me hubieras informado- recrimino al cruzarse los brazos, golpeando el suelo con su zapato -estoy aquí tratando a todos como si me conocieran- lanzo un bufido.

-Me disculpo nuevamente- Yamamoto alego sin comprometerse, sus discípulos así como Retsu se miraron por el nulo arrepentimiento de su superior -así que escuchen bien- llamo la atención del entorno -la tierra de los muertos es la sociedad de almas para cierta región….-

-Latinoamérica en su mayoría… aunque aún acepto uno que otro extranjero que muere en mis tierras- guiño un ojo la catrina regresando a su personalidad bulliciosa.

Todos miraron a la tercera división, que era la encargada de esta zona pero aun Kira dio un gesto perdido… Ichimaru borro un poco su sonrisa, aun con sus ojos entrecerrados se veía claramente que trataba de encontrar algún punto que respaldara la aparente revelación.

Pero la colorida visitante continua en sus divagaciones ajena al shock de los capitanes y tenientes -claro que cada latino en el mundo puede caer en mis dominios- completó con una sencilla sonrisa.

Como si no hubiera sido interrumpido, el líder afirmo ante la complementación ignorando el claro conflicto entre sus capitanes por el claro romper del equilibrio universal al que estaban acostumbrados -Ella es su líder, Catrina-hime ha gobernado mucho antes de la estabilidad del Seireitei…-

-Desde la época prehispánica- volvió a agregar con cierta gracia la mujer -nací a base de creencias, separándonos del resto de las almas- agrego en un suspiro de anhelo, sus ojos se volvieron distantes en recuerdos felices.

Era mucho tiempo si los más agudos de mente hicieron los cálculos necesarios para cuadrar eras, entonces vinieron las comparaciones entre los dos líderes, por la manera en que trata a Yamamoto y su propia manera de actuar… era difícil saber el rango de experiencia de la Catrina.

Kyoraku se ajustó el sombrero de paja ensombreciendo medio semblante, no pudo soportar la intriga al ver la exquisita figura de reloj que opacaba la avejentada apariencia de su sensei -Disculpe… me está diciendo que es más viejo que…- su imprudente comentario murió cuando el rostro blanco de adornos tornasoles estaba a escasos centímetros de sí mismo… en otra ocasión estaría halagado de la cercanía de una hermosa mujer pero esos ojos peculiares le veían hasta el fondo de su alma y un temor primario exploto en su regio porte congelándolo.

Ningún capitán la vio moverse.

-Nadie es viejo, Niño… solo sabio… recuerda eso- regaño airada la catrina con las llamas de las velas en su vestimenta creciendo amenazantes, para retroceder y dar una palmadita en la mejilla del helado capitán en consuelo.

Kenpachi fue retenido por Hitsugaya e Ichimaru cuando dio la finta de moverse deseoso de tomar esta oportunidad de luchar.

Si alguien dudaba que esta persona era indigna del aparente título que Yamamoto adjunta, murieron con esta muestra de habilidad sin explicaciones… Mayuri sintió las ganas de diseccionar en el instante sucumbiendo por el sentido de preservación que no sabía que tenía.

La catrina retrocedió de la sombra del octavo capitán caminando pausado al frente junto con el viejo comandante sin las preocupaciones de hostilidades -ahora… nos desviamos mucho ¿no?- rio divertida al aplaudir maternalmente al entorno.

-Por supuesto, Catrina-hime- estuvo de acuerdo Yamamoto dando miradas lacerantes al entorno, aun envolviendo en promesa de una discusión con uno de sus pupilos… Jushiro solo negó a la boca floja de su amigo mientras Retsu trataba de darle palmadas de consuelo al inestable Syunsui.

La catrina sonrió brillante, ojos chispearon en anticipación -y ahí regresamos al tema inicial… mi invitación a mis tierras- amplio sus brazos en una cálida presentación -aunque esperaba llevar a cada uno de ustedes-dijo con tristeza mirando implorante a Genryusai.

-Pero no se puede, Catrina-hime… hay responsabilidades- replico Yamamoto dando un aspecto cansado, después de todo la discusión que había perdido fue referente a lo irresponsable de darle vacaciones a sus capitanes… no cedió del todo -puedo permitirte a tres capitanes y dos tenientes- explico al resto.

La Catrina sabía que no podía pedir más, sobretodo porque al parecer tenía que ser permitido por un montón de nobles -Esa cámara de los 46 son una molestia- replico airada provocando una ronda de risitas entre los capitanes, aun el recuperado Kyoraku vibro por su comentario.

-Catrina-hime- amonesto severamente el comandante.

Espanto como una mosca -como decía- reinicio la conversación con optimismo miro con una llama serena a los capitanes en nuevo enfoque -Empezaremos con El…- señalo a Hitsugaya con un dedo pálido -también el…-Jushiro salto en su lugar -para finalizar con el- Aizen arqueo la ceja -los tenientes los dejo a su criterio- ofreció con una sonrisa.

Aizen se aclaró la garganta, enfocando sus ojos cálidos a la hermosa Catrina -¿somos los electos?- lanzo para confirmar.

-Por supuesto- le sonrió la dulce mujer en rojo, dando una inclinación con ese sombrero enorme -cada uno de ustedes vendrá conmigo al final de la semana, será justo el tiempo perfecto…- chillo en estasis jovial -deseo que este viaje les muestre lo que tanto Genryusai junto con esa cámara 46 ha oculto- recordó lanzando un vistazo acusador al líder de esa sección de almas.

Yamamoto suspiro en completo desacuerdo -Catrina-hime… usted sabe…-

-No importa, ya no… vine a tiempo para resolver esto a ustedes… para los más jóvenes- despidió sin interés en el conflicto, la Catrina era paciente y se esmeró en tratar de saldar este gran distanciamiento entre sus mundos… esos que tratan con almas deben mantenerse juntos.

Como agudas mentes militares, los capitanes no sabían que pensar ante esta oportunidad de actualizar una parte de su mundo que no sabían existía… era una fortuna que los electos eran capitanes observadores que seguro traerán un sinfín de información exquisita para sus expedientes.

Era una vergüenza enterarse hasta el momento, algo que no admitirían ante Yamamoto y sus razones para ocultar la existencia de una contra parte de la sociedad de almas.

-Perdone ¿pero qué festividad se celebrara?-Ukitake levanto la cuestión al meditar que nadie les dijo que ceremonia era tan importante para venir, después de todo ese tiempo, a considerarlos.

La catrina le mando otra mirada puntiaguda a Yamamoto por lo ignorante que estaba esta región de su contraparte, pero sonrió emocionada para contestarle a uno de sus elegidos -por supuesto, es el día de los muertos-

XXXXX

En una cierta tienda entre los suburbios de una ciudad, un tendero miraba al gato que aterrizaba en su mostrador en ese maravilloso día… se ajustó el sombrero de rayas y escucho cada palabra dicha por el aparente animal negro, el brillo se despertó en sus ojos cenizas al finalizar.

-¿Tierra de los muertos?- saboreo las palabras reconociendo el idioma en español, frunció la nariz un poco golpeado con la revelación… su mundo de conocimiento de repente tenían otra variable que nunca se consideró, cuantas posibilidades se abrían ante sus ojos y el tan lejos de poder investigarlos hasta saciarse.

Escucho en su existencia entre los vivos de dichos festejos, pero casi nunca era importante en Karakura… eso era más para las principales ciudades con poblaciones más variadas.

Pero ahora que dicha costumbre en verdad existía era una bofetada a su inteligencia ¿Porque Yamamoto-soutaicho lo escondió? o mejor ¿como en toda su existencia encontró evidencia? existirían en paralelo, trabajarían otro tipo de almas, el tipo de reishi, calidad de no vida... esa y muchas interrogantes se amontonaban en su ágil mente.

Lavándose su pata ajena a los agudos pensamientos de un científico natural como lo era Urahara Kisuke, penetrantes ojos amarillos fijaron su atención en su amigo cuando era obvio que se estaban desviando del problema principal -Aizen Sosuke es uno de los electos para ir a ese mundo- recordó con una profunda voz de recriminación.

Oculto su rostro detrás de un abanico saliendo de sus divagaciones de choques culturales y excéntricas costumbres fuera del país, solo el brillo de sus ojos entre las sombras en una nueva seriedad -que el rey alma este con ellos… entonces- fue su única oración.

Era mejor prevenir que tipo de armas nuevas le daría esta oportunidad al capitán Aizen.

XXXXX

Continuara….

Hola a todos, este es solo el prólogo de mi mini fic especial del día de los muertos.

Sé que es un festejo que ya es muy popular entorno del mundo, pero comúnmente empieza desde el 1 de noviembre (se celebran a todos los niños fallecidos) para finalizar el 2 de noviembre (que es la fecha oficial).

Para los que vivimos en el norte es un poco más light, visitas al panteón junto con un altar a las personas que fallecieron sencillo… pero en el sur se pone más interesante además que es festivo para esos lugares (a nosotros no nos dieron el día y estoy escribiendo en el trabajo).

Bueno esta historia se me ocurrió un día al ver Coco después de leer Bleach... y no merecía morir como otras tantas que tengo en obra negra.

originalmente era un oneshot, pero se extenderá otro capitulo que estaré subiendo el día de mañana en conmemoración al 2 de noviembre (si lo termino antes mejor) donde ahora si se centraran en Coco.

Por nuestros muertos que siempre recordaremos.

Neah20 fuera...