Ninguno de los personajes me pertenece, sólo la historia que vengo a compartirles sin fines de lucro.
—¿Qué es un "Cizadura"?— preguntó Daven extrañado.
—Shh… no dejas que el abuelo siga—le regañó Odina.
—Esta bien, es normal que tengan preguntas—sonrió Hipo paciente— Es "Cizalladura, y no es un "qué", sino un "quién". Era la dragona Látigo Afilado de una chica Berserker, amiga mía y de su abuela, en especial de su abuela, pero ella ya podrá contarles después algunas de las aventuras que tuvimos a su lado, ahora, continuemos...
Todo aquel que estaba incluso a punto de la inconsciencia a causa del alcohol entró increíblemente a un estado de sobriedad en aquel momento.
El mensaje había sido completamente claro: la isla Berserker estaba bajo ataque, y si Heather no había llegado junto a Cizalladura… Hipo no quería pensar en qué tan grave había sido.
Llevaron al lastimado Látigo Afilado a unos de los establos-enfermería, donde varios sanadores especializados se encargarían de su cuidado.
Todos en la isla se movieron rápidamente ante la orden de Hipo para salir lo antes posible a la isla aliada, en quince minutos 10 sanadores y 30 guerreros se hallaban listos en el puerto de salida, junto a varios dragones, tanto de ataque como rastreadores, cargando armas, medicinas y provisiones.
Chimuelo se hallaba al frente de los dragones, pareciendo más que nunca el alfa, daba gruñidos a modo de indicaciones para los suyos, viéndose firme y serio. Hipo se acercó a su dragón, mientras terminaba de ajustar su traje de batalla, no era muy diferente a sus ropas usuales, sólo contaba con más compartimentos para cuchillos y recargas para su espada, además de un nuevo diseño de sus alas.
—¿Has terminado, amigo?.— le preguntó el muchacho obteniendo un leve asentimiento como respuesta, Hipo se acomodó en su lomo, enganchando su pierna al pedal y haciendo algunos movimientos en este para confirmar que la aleta y el mecanismo estuviera en orden.
Estaba a punto de comenzar el vuelo cuando vio la llegada de un dragón a su lado, al voltear su sorpresa fue grande al encontrarse con Astrid montada en Tormenta.
—¿Qué?—exclamó sintiendo su mirada sobre ella, incluso llevaba su propio traje de batalla, una variación del suyo, lo vió necesario después varias caídas en pleno vuelo, y al seguir él mismo vivo después de varios años usando las alas no recibió ninguna objeción, incluso los otros jinetes se habían animado a intentar usarlo también.— ¿Acaso pensabas que me quedaría en casa como cualquier esposa? Sigo siendo tu primera guerrera, no lo olvides.
—Astrid…
—No, ni siquiera lo intentes, Abadejo— lo miró entrecerrando los ojos, completamente determinada— No pienso quedarme aquí, no importa qué digas, Heather es prácticamente mi hermana, y si está en peligro entonces iré, nada me hará cambiar de opinión. Sólo estaríamos perdiendo el tiempo discutiendo.
—Sólo… ten cuidado, ¿sí?—musitó suavemente, observando cómo ella relajaba su expresión.
—Siempre lo tengo.— le sonrió.
Partieron aun cobijados por la noche, muy pocos se animaban a hablar, ni siquiera los gemelos o matan se atrevían a hacerlo, sabiendo lo grave del asunto, siendo así los aleteos y el mar chocar entre sí su único consuelo de sonido. El viento golpeaba helado en el rostro de Hipo, pero él apenas era capaz de percibirlo ensimismado en su pensamientos, estaba al tanto que Berserker era una isla en donde todos eran guerreros, muchos llegaban a ser realmente sádicos, nada mas ver a su antiguo líder, Dagur el desquiciado, para notar eso. Por lo que simplemente no podía imaginar qué tan fuerte debió de ser el ataque como para que sólo un dragón sin su jinete pudiera haber salido para avisar, ni tampoco qué tan rápido debió de suceder, ya que no llegó ninguna alerta de ayuda.
Todas sus preocupaciones se hicieron a un lado cuando la isla comenzó a aparecer en el horizonte, cerca del alba. No era difícil de ubicar, ya que en ese momento se hallaba envuelta en llamas. No habían naves enemigas.
Todo el pelotón de ataque disminuyó la velocidad mientras se acercaban, hasta quedar solo sobrevolando a un rango seguro de la isla, esperando las indicaciones de Hipo, pero este no decía nada, sin poder salir de su estado de estupefacción, no había nadie, ni siquiera un solo dragón. No fue hasta que Chimuelo gruñó fuertemente que notó la mirada inquisidora de Astrid y de los demás, inhaló fuertemente, tragándose sus preocupaciones, giró con Chimuelo hacia los demás y comenzó, con expresión impasible.
—Exploradores: den una vuelta a la isla, busquen rastro de algún enemigo, Tropa contra incendios; apaguen el fuego de la aldea e impidan que llegue al bosque, localicen sobrevivientes y llévenlos a un lugar seguro, Sanadores: instálense donde puedan para tratar a los heridos.— finalizando con eso, todos salieron rápidamente a diferentes direcciones, realizando sus tareas asignadas, y quedando solo Hipo con sus Jinetes y Valka.— Mamá, necesito que busques un Terrible Terror, estoy seguro de que varios vinieron con nosotros, envía un aviso a Caldera Clay, si nosotros no sabíamos, dudo que Dagur lo haga, de lo contrario ya estaría aquí.— ella asintió, y junto a Brincanubes se dirigieron a la isla, para comenzar a buscar dicho dragón— Necesitamos encontrar a Heather, posiblemente estamos contra reloj, Astrid, ¿Crees que Tormenta pueda rastrearla?
—Claro, ella puede hacerlo—contestó ella palmeando el cuello de su dragona.
—Bien, entonces vamos, abran bien los ojos—todos asintieron, Astrid comandó el vuelo, dejando que Tormenta los guiara por la isla, justo al otro lado de esta.
Hipo observó a Patapez, quien tenía una expresión de preocupación mientras se acercaban a los acantilados.
—Supuse que irías con los sanadores—le dijo cuando se acercó a él y Albóndiga.
—Supusiste mal—repuso.
—Ella es fuerte, sabes que estará bien.— no era difícil saber lo que tanto atormentaba al rubio, todos recordaban la pequeña e informal relación que había mantenido con la Berserker años atrás, y por lo que sabía, seguían intercambiando correo.
—Nadie puede asegurarnos eso, Hipo, ni siquiera sabemos qué ocurrió aquí.
—Tal vez los Berserkers decidieron dejarse llevar por la locura e incendiaron la isla para luego huir—teorizó Brutacio obteniendo varias miradas fulminantes así como un golpe en la cabeza por parte de su gemela.
—Sólo nos queda esperar lo mejor Patapez—agregó Hipo tratando de tranquilizarlo e ignorando el comentario de Brutacio.
Llegaron rápidamente a una parte de los acantilados, donde se alzaban varias formaciones rocosas, pero no había nada más.
—Debe de ser un error—murmuró Astrid confundida— aquí no hay nada.
—Tal vez Tormenta se confundió—opinó Patán, comenzando a dar vuelta a Colmillo, pero fue interrumpido por el energético grito Patapez.
—¡No! ¡Ella está aquí!— enseguida el robusto vikingo avanzó con Albóndiga hacia la pared rocosa. Hipo estaba a punto de preguntarle a qué se refería, cuando Patapez desapareció entre las rocas.
Sorprendidos, los demás lo siguieron. Lo que parecía ser tan solo un acantilado, era en realidad rocas dando un efecto visual, que sólo dejarías de ver si te acercas lo suficiente. Pasando una inmensa pared se encontraba lo que parecía ser una inmensa cueva, en completa oscuridad, en la boca de esta se encontraba Patapez con los brazos cruzados, esperándolos.
—¿Cómo es que sabías que había una cueva? — sorprendentemente fue Brutacio el que se adelantó a preguntar cuando todos bajaron de sus dragones.
—Heather, ella me habló de este lugar en una de sus cartas, lo encontró por accidente cuando recién regresó a la isla— contestó Patapez con un toque de nostalgia.
—Bien, antes de entrar tenemos que asegurarnos que esté aquí realmente, Chimuelo...—el Furia nocturna lo miró, y sabiendo que hacer emitió un rugido, agudizando sus sentidos, segundos después levantó sus orejas, e inclinó la cabeza, justo antes de salir disparado dentro de la cueva.
Los demás se apresuraron a seguirlo- teniendo que quedarse Guacala, Eructo y Tormenta a causa de lo angosta que podía ponerse la cueva-, siendo iluminados por el plasma que Chimuelo emitía metros adelante, la cueva resultó ser más la entrada a un laberinto, giraron varias veces, y encontraron caminos que daban a más pasadizos, donde el dragón se detenía apenas un segundo antes de reanudar la búsqueda. Luego de unos minutos, donde no faltaron las constantes preguntas de Hipo hacia Astrid sobre su estado, llegaron a una inmensa caverna iluminada con un torpe fuego improvisado en el centro de esta, en donde más pasadizos se conectaban. Ahí no fue necesaria la ayuda de Chimuelo, Patapez rápidamente pudo ubicar a la chica de cabello negro en uno de los extremos de la caverna, sosteniendo firmemente su hacha doble, inconsciente. El rubio no tardó en arrodillarse a su lado para sostenerla, sin embargo, apenas la tocó Heather abrió los ojos y comenzó a balancear el filo de su arma, para defenderse de enemigos que realmente no estaban ahí.
—¡Heather! tranquila, somos nosotros—dijo Patapez suavemente alzando las manos.
—¿Patapez?—musitó cuando enfocó la vista en él, luego rápidamente se lanzó a sus brazos, comenzando a sollozar y a murmurar cosas. Los demás desviaron la mirada, incómodos ante el íntimo encuentro, los gemelos se hicieron a un lado, para echar un vistazo a la caverna. Heather de pronto notó la presencia de los Jinetes, observandolos con sorpresa sobre el hombro del vikingo.—¿Hipo, Astrid? ¿Qué hacen aquí? ¿Cómo…
—Cizalladura llegó a Berk herida, ella está bien, en Berk— informó Astrid, mirando con preocupación a su amiga y a las múltiples heridas que mostraba.— Llegamos no hace mucho a la isla, con la aldea envuelta en llamas.
—¿En llamas?—la cara de Heather era todo un dilema, se veía realmente confundida y con pánico se separó de Patapez para apoyarse en la pared ligeramente, a nadie se le escapó la expresión de dolor que puso cuando se tocó las costillas.
—Seh, por cierto, sería interesante saber cómo terminó así.— agregó Patán.— Parecía un segundo sol a lo lejos...
—Patán...— le reprendió Hipo con un tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad, hace unos años te enojabas cuando mentía, ¿ y ahora me regañas por se honesto? decídete...—iba a continuar con sus tonterías, cuando fue cortado por una exclamación de Heather, quien tenía los ojos abiertos con sorpresa e intentó levantarse con desespero, siendo únicamente detenida por Patapez.
—No te puedes levantar, tus costillas están muy lastimadas— el chico sostuvo sus brazos, en un intento de mantenerla quieta, ella, al volver a sentir el dolor punzante se detuvo, respirando pesadamente, luciendo de pronto agotada.
—Heather ¿Qué sucedió?—inquirió Astrid, preocupada ante el repentino arrebato de la pelinegra.
—Nos atacaron—informó ella, tratando recuperar el aliento— llegaron a la isla sin armas, y cuando menos lo esperábamos, ya estaban sobre nosotros con una gran ventaja.
—¿Quién los atacó?— Heather miró fijamente a Hipo cuando contestó.
—Ese hombre del que me contaste... Drago Manodura.
…..
Luego de la inesperada declaración, Heather cayó en la inconsciencia a causa de su deteriorado estado. Sin apenas decir nada, Patapez llevó a la chica a Albóndiga y todos salieron de ahí.
—Entonces…¿Drago regresó?—cuestionó incomoda Brutilda mientras volaban de vuelta a la aldea, donde el fuego ya había sido mayormente controlado.
—Aún no podemos estar seguros.— replicó Hipo negando levemente, Astrid lo miró consternada—Heather nunca vió a Drago, y él desapareció luego de la batalla en Berk, bien podría ser alguien más usando su nombre.
—O podría ser Drago...—las palabras de Brutacio quedaron en el aire, nadie quiso discutir nada más.
El fuego ya había sido controlado en el momento en el que llegaron al pueblo, quedado solo humo y cenizas. Llevaron a Heather a uno de los edificios que no fueron afectados por el fuego, donde los sanadores se habían instalado, ayudados por Valka. Al salir de la enfermería improvisada, -dejando ahí a Patapez, quien se negaba a alejarse de la chica-, Paton le informó que no había ningún enemigo en la isla. Al ver que ya no había peligro, varios Berserkers iban llegando desde las montañas, donde al parecer tenían un refugio, a pesar de esto, los dragones no aparecieron. Nadie pudo explicar a Hipo lo que pasó con exactitud, algunos sólo sabían que un barco había llegado al puerto, quienes lo tripulaban habían pedido hablar con la líder, Heather. Nadie más que ella podía completar la historia, por lo que tenían que esperar a que se recompusiera lo suficiente como para mantener la conversación. Por el momento, se dedicaron a ayudar en lo que podía, quitando escombros y buscando heridos, siendo ayudados en especial por Chimuelo y Tormenta.
No pasó mucho hasta que Dagur y Mala llegaron sobre Detectivador, aterrizando cerca de ellos en lo que alguna vez fue la plaza principal.
—Hipo, muchas gracias por venir.—Dagur bajó rápidamente del dragón, y se aproximó a donde Hipo y Astrid se hallaban descansando, abrazando con fuerza al castaño— ¿Mi hermana… ella está…
—Esta bien.—tranquilizó Hipo, separándose un poco mientras trataba de recuperar el aliento.— La encontramos en los túneles bajo la isla, ahora está en la enfermería siendo cuidada.
Hipo le dio al pelirrojo las indicaciones exactas de dónde se encontraba Heather, con esto y dando un rápido saludo a los demás Jinetes, salió en su búsqueda.
Mala se aproximó al vikingo de una pierna, con su tan característico semblante.
—Hipo y Astrid Abadejo, es grato verlos, aunque las circunstancias no sean las mejores— expresó la mujer.
—Es bueno verte a ti también, Mala—sonrió Hipo por ambos, sacudiendo las cenizas de sus manos.
—Entonces, ¿Alguna idea del origen del ataque? según tengo entendido la isla Berserker había estado realmente pacífica.
—No sé más de lo que Heather pudo decirme antes de desmayarse.— contestó el muchacho, mirando Astrid, quien tomó su mano suavemente.
—¿Y eso fue…
—Dijo que Drago Manodura los atacó.— esas palabras se le hicieron muy difícil a Hipo, sonaban tan extrañas.
—Oh.—exclamó con sorpresa la reina— Así que fue él, no creí que fuera verdad lo que decían.
—Un momento, ¿qué es lo que sabes?—Inquirió extrañado, la mujer suspiró antes de contestar.
—Desde hace un par de semanas hemos escuchado, de los mercaderes que arriban en la isla, sobre avistamientos de Drago, parece ser que estuvo en un lugar muy lejano, dado que los símbolos que cuelgan en velas de sus barcos no son de ninguna tribu de esta parte del mar.
—¿Qué es lo que hace aquí?—intervino Astrid, notando cómo la cara de su esposo se ponía cada vez más pálida.
—No se sabe realmente, sólo está por ahí, merodeando.
Hipo asintió ante la información, inexpresivo, se disculpó ante la reina, le dió un beso en la frente a Astrid y montó a Chimuelo, dejandolos atras. Necesitaba estar solo, pensar las cosas con claridad, por lo que casi sin esfuerzo encontró un lugar perfecto en uno de los acantilados, donde había un campo despejado, aterrizaron ahí sin ningún apuro, Hipo se bajó de Chimuelo y ambos se sentaron, observando el mar.
—No sé qué voy a hacer Chimuelo...—murmuró, el dragón lo observó dando un leve gorjeo— Antes ya era complicado, pero ahora, siento que estoy cayendo por un abismo
No supo cuánto tiempo estuvo así, simplemente viendo al mar, tal vez solo minutos, o tal vez incluso horas. Sólo supo cuando Astrid llegó, pero no parecía enojada, sólo se sentó a su lado y puso su sien sobre su hombro. Estuvieron en silencio un par de minutos, sólo escuchando sus respiraciones y el mar chocar contra las rocas varios metros más abajo, tal vez ella esperaba que él hablara primero, pero eso no pasó, Hipo no sabía ni siquiera cómo comenzar, por lo que Astrid eventualmente hizo la pregunta.
—¿Tienes miedo?
—Sí...— contestó sinceramente— Pero no de él, si no de lo que simboliza
—Explicate.—pidió mirandolo.
—Me asusta pensar en lo que su regreso podría significar—comenzó—Una vez nos enfrentamos a él, y perdí a mi padre, y casi destruye Berk. Sabía que un día iba a regresar, pero realmente no lo esperaba, no tan pronto… Aunque supongo que si me preguntaras, no podría decirte cuánto es el tiempo suficiente—rió sin ganas sacudiendo ligeramente los hombros y mirando al cielo.— Sé que suena infantil, pero no sé si esté listo para enfrentarlo.
—Lo estas.—afirmó Astrid decididamente— Lo conoces. Puede que en el pasado casi ganase, pero fue porque nos tomó por sorpresa, en lugares diferentes, esta vez es diferente; sabes que está aquí, y puede que no sepamos lo que quiere, pero sabemos que puede volver a atacar, y estaremos listos… Así que sólo queda decidir qué es lo que vas a hacer ahora.
Era increíble el poder que las palabras de Astrid tenían sobre él. Su efecto era casi inmediato, se sentía con más valor y tenacidad.
—Supongo que lo correcto será adelantar la Junta de Jefes—sonrió el muchacho, haciendo que ella le sonriera de vuelta.
...
Se acordó que una parte de los Berserkers -en su mayoría niños, mujeres y heridos- fueran trasladados a Caldera Clay, mientras que los otros se quedarían, dispuestos a restaurar la aldea. Pocas horas después de la llegada de Dagur y Mala, llegaron sus barcos tripulados por sus hombres, quienes se encargaron de transportar a las personas.
Hipo y Astrid apenas bajaron de sus dragones cuando vieron a Patapez salir de la enfermería mirando alrededor con avidez, hasta que los localizó y corrió hacia ellos.
—¿Patapez?—preguntó extrañado— ¿Qué ocu…
—Es Heather—interrumpió impaciente— despertó y dice que necesita hablar contigo.
Hipo no necesitó nada más, junto con Astrid, se dirigieron rápidamente a la "enfermería", dejando a Tormenta y Chimuelo afuera con los demás, dentro de esta encontró fácilmente a la Berserker, semi-acostada en un catre improvisado y cubierta con una manta, su hermano se hallaba a un lado de ella, recibiendo de su mano un vaso de agua ya vacío. Cerca, sentados en una mesa, estaban Patán y los gemelos, luciendo estos últimos aburridos, sólo fue necesaria una mirada interrogativa de Astrid para que Brutilda, alzando los hombros, comentara.
—Estamos esperando la historia de la batalla sangrienta entre Drago y los Berserkers.
Hipo rodó los ojos, más no ahondó en el asunto, dirigiéndose directamente a Heather, ella se veía mucho más limpia que horas atrás, habían vendado su brazo izquierdo y un pasta verdosa cubría las heridas de su rostro.
—Hola—les saludó cuando se ubicaron al otro lado de la cama.
—Hola—correspondió Astrid sonriendo suavemente a su amiga—¿Cómo te sientes?
—Un poco mejor. Todo está un poco más claro.
—Dijeron que querías hablar conmigo—comentó Hipo
—Sí, es sobre el ataque.—informó seriamente mirándolo fijamente para luego comenzar el relato— Ayer, poco después del mediodía, llegó un barco desconocido al puerto, se negaron a identificarse hasta que hablaran con el Jefe, por lo que los guardias llevaron a su líder conmigo, dejando vigilados a los demás tripulantes. El líder se sorprendió de que yo fuera una mujer, mas no preguntó por Dagur, y se presentó como Drago Manodura . Dijo que estaba interesado por hacer una alianza con nuestra isla, habló sobre una terrible guerra en la cual muy pocos sobrevivirían, dijo que sólo aquellos que se aliaran con él podrían ver el resurgir de una nueva era, y que las islas como Berk serían las primeras en caer, todo lo que tenía que hacer para garantizar la supervivencia de mi tribu era entregarle mis dragones. Yo me negué rotundamente, pero a él no pareció importarle, era como si lo esperara completamente. Se fue sonriendo, pareciendo satisfecho, subió a su barco y partió de la isla. Horas después, durante el nattveror, las casas comenzaron a ser bombardeadas con fuego que parecía venir de la nada. Casi no tuvimos tiempo de reaccionar, envié a cualquiera que no pudiera luchar a las montañas, los dragones que aquí residían volaban por todas partes alterados, y el pueblo parecía el mismo infierno. Todo era un caos—susurró esto último cerrando los ojos por un momento, volviendolos a abrir cuando sintió la mano de Patapez sobre la suya, dándole su apoyo para seguir.— Las cosas empeoraron cuando soldados comenzaron a invadir, pero no nos atacaban a nosotros, trataban de llevarse a los dragones, luchamos contra ellos por lo que parecieron horas, pero aparecían más y más, con cientos de redes y trampas, estaban capturando a todos los que podían. Me di cuenta de que un grupo trataba de meterse a nuestro salón de los tesoros, y fuí por ellos con algunos guerreros y con Cizalladura, logramos detenerlos, pero terminé bastante mal, por los que sin pensarselo dos veces, uno de mis soldados me subió a Cizalladura y le pidió que me pusiera a salvo, a pesar de mis replicas, ella me llevó a las cuevas, de las cuales pocos conocían sus accesos, apenas me dejó y prendió una fogata, salió a buscar ayuda, y yo me desmayé.
—Entonces quería a los dragones—declaró Astrid.
—No sólo eso— Heather dirigió su mirada a Dagur, quien tenía una expresión de angustia— Ellos trataron de entrar a la biblioteca.
—¿La- la biblioteca?—musitó—¿Esa biblioteca?
—Sí, Dagur, esa biblioteca.— ambos hermanos se miraron, compartiendo sus mismas preocupaciones.
—Ehh… disculpen— intervino Patán molestó—¿Alguien más entiende algo de esto? porque yo no… ¿Pueden explicarme de qué biblioteca están hablando? y ya sea de paso ¿Por qué alguien, en nombre de Thor, atacaría una isla solo para entrar a una?
—No es una biblioteca cualquiera, Patajinete— señaló Dagur cruzando los brazos, el vikingo mencionado ni siquiera en inmutó— Es "La biblioteca sagrada". Tiene libros de hace cientos de años, los cuales nuestros antepasados coleccionaron luego de invadir pueblo tras pueblo, en busca del saber, nadie tiene permitido entrar, ni siquiera nosotros.
—¿Por qué Drago querría algo como eso?— preguntó Brutacio sin entender.
—No lo sé—Heather sacudió la cabeza ligeramente.—Pero si se atrevió a atacarnos tan libremente, entonces debe de haber algo muy valioso para él ahí adentro.
Hola! de verdad esto es un milagro! Actualicé en menos de 24 horas! (son las 2:40 am del sabado 5 de enero) Me merezco un premio, no creen?
Me alegro por sus Reviews de apoyo, que aunque son pocos, lograron alegrarme el día.
Respecto al capitulo, como les dije; voy a hacer una mezcla de los trailers y mis ideas, y en mis ideas tenía muy presente que iba a incluir a los personajes de la serie, ademas de que el villano también será Drago.
Como pueden notar, no estoy poniendo mucho a Hipo mayor con sus nietos, eso sólo era una introducción, y recuerden, aunque pasen varios capítulos, en los cuales yo cuente todo a detalle, para Hipo no han pasado más que unos minutos. Es por eso que por el momento sólo lo voy a poner abriendo uno que otro capitulo.
Espero sus opiniones respecto a este capitulo, mañana no podre actualizar, ya que saldré, pero sí avanzare lo más que pueda en el 5to capitulo para tenerlo el lunes o el martes, sino es que antes.
Ciao!