Bleach no me pertenece es propiedad de Tite Kubo, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

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Epilogo. Destinados a la soledad.

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"El impulso de sobrevivir cuando no se tiene ninguna esperanza aun me parece fascinante, quizá ese deseo de vida se manifiesta cuando se está al borde de la muerte, ese entusiasmo en sus miradas genera un brillo poderoso que a veces me ciega y al mismo tiempo me satisface saber que soy yo quien se encarga de apagar esa luz.

Pero sus ojos, esos ojos amatistas emitieron otro tipo de luz, una que nada tenía que ver con el conocimiento de su inminente fin… fue algo diferente. Pero incluso la dicha fue efímera, la oscuridad consumió cualquier brillo en ellos y dejó el vacío de su existencia al final, algo difícil de explicar incluso para mí y que sólo puedo comparar con el reflejo de los míos.

Llegué a la conclusión de que ella y yo no somos tan diferentes después de todo. Tuvo la determinación de querer vivir, algo que los cobardes no hicieron en el pasado, ellos simplemente aceptaron su destino y se entregaron a la muerte.

Tomé una decisión al respecto, pero es algo que no compartiré contigo… por ahora me dedicaré a terminar mis asuntos y sanar las heridas que me dejó. El dolor no es tan malo después de todo, es el recordatorio de que aún sigo con vida. Por desgracia.

La bestia necesita seguir alimentándose para estar tranquila, durante las noches la escucho gruñir y rascar a mí alrededor, su hambre se ha incrementado desde el incidente en el que Rukia me hirió. Está molesta por mi debilidad y le doy la razón siendo que hasta ahora nunca hice caso a mis necesidades básicas ¿Cuándo fue que cedí a mis impulsos viscerales?

Es algo que ya no me puedo permitir, la bestia no lo permitirá de nuevo y yo no quiero desatar su ira."

Ichigo repasó las líneas de su escrito para después anexarla a otra pila de papeles. Ignorando el dolor naciente en su espalda se levantó de su escritorio, sus piernas largas dieron grandes zancadas hasta una pared adyacente donde extendió las manos para descubrir un cuadro cubierto por una sucia manta.

— ¿Se ha secado? —curiosidad en su esencia pura.

El pelinaranja bajó la mirada al suelo buscando al dueño de dicha -y molesta- voz, vislumbró a Kon, el sucio muñeco con un agujero en el estómago. Él asintió ante su interrogante.

—Los colores se oscurecieron. Cambian y nunca se queda el tiempo suficiente.

Y cuando eso sucedía, Ichigo sabía que la bestia gruñiría en disconformidad pidiendo más.

"La sangre siempre cambia de color cuando se seca idiota". Masculló la mente de Ichigo.

—Tengo que mantener el cuadro húmedo —declaró con monotonía—, al menos tengo la ilusión de la productividad para dejar de pensar en el dolor de la carne.

El pelinaranja tomó a Kon de la cabeza y lo levantó del suelo.

— ¿Qué demonios haces Ichigo? —demandó alarmado el peluche.

—Voy a clavarte a la pared de la cocina de nuevo, tu presencia me irrita.

Al menos podía descargar su molestia con ese sucio peluche.

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Las paredes se cerraban a su alrededor y las sombras se estiraban tratando de acercarse a ella, el pitido exponencial del silencio era ensordecedor pero no tanto como los sonidos susurrantes de los espacios vacíos de su departamento.

Rukia se arrugó sobre el sofá de su estancia con la determinación de esconderse del mundo exterior, los mensajes en su contestadora eran ignorados así como los golpeteos en su puerta que le avisaban que Rangiku o cualquier conocido estaba ahí para saber sobre ella. No se había presentado a trabajar después del incidente en la casa de Ichigo y decir que siquiera salió de su departamento en esas dos semanas era poco.

La chica reportó el incidente a la policía pero a pesar de los alegatos de Rukia y de cuánto trató ella de explicar, lo único que obtuvo fue una mirada condescendiente y la falsa promesa de que tomarían el caso en sus manos.

Se estremeció cuando las imágenes golpearon su mente de nuevo y suspiró con cansancio ante la falta de sueño. Su suerte con los hombres no era la mejor, incidentes y desgracias pasadas siempre la acechaban ¿Por qué creyó que con Ichigo sería diferente?

"Quizá sea una maldición".Una voz le habló.

Rukia abrió los ojos al incorporarse abruptamente, aquella voz sonaba como ella. Imposible, la falta de sueño comenzaba a afectar sus sentidos.

"Podrías llamarlo karma también. Matar a un hombre es un asunto serio". Insistió la voz.

— ¡Yo no lo maté! Kaien… él fue sólo un accidente… yo no… —Se estremeció ante la mención de su nombre.

Ella no lo había matado, todo fue por un accidente ¿Cómo podría saber que el arma estaba cargada y se dispararía cuando la arrojara al suelo? ¡Ella no podía saberlo! Todo era una sucesión de eventos desafortunados.

"Cada hombre ha sido uno ¿no es así Rukia? Kaien, Grimmjow, Ashido y ahora Ichigo."

No se contuvo en debatir y estuvo a punto de hacerlo antes de que el teléfono de su departamento sonara anunciando la entrada de un mensaje de voz. ¿Sería Matsumoto de nuevo?

Dejó que el mensaje fluyera con la intención de ignorarlo como lo hizo con los primeros cien. En esos momentos no quería saber de nadie ni de nada, la bizarra experiencia seguía fresca y le creaba una creencia latente de peligro fuera de esas cuatro paredes. Rukia podía imaginar a Ichigo esperándola fuera de la biblioteca o en las cercanías ¿se atrevería incluso a rastrearla hasta ese departamento?

Su duda quedó resuelta en cuanto el mensaje comenzó.

"Quizá intentar asesinarte estuvo mal sé que lo ves de esta manera Rukia. Pero si estuvieras dentro de mi mente entenderías el por qué de mis acciones, el fin último no era arrebatarte la vida sino darnos a ambos un nuevo comienzo… tú y yo miramos de una manera diferente a este mundo, las cosas que para ti son malas para mí no lo son en absoluto, nuestro enfoque de lo bueno y malo simplemente es diferente.

Un juicio y la posibilidad de la satisfacción por la felicidad es algo a lo que no me puedo dar un lujo de tener en estos momentos, no los necesito, no si quiero seguir con mi propósito. Los sujetos como yo no perseguimos posibilidades que sabemos nos van a ser negadas por la sociedad corrupta en la que vivimos, es una pérdida de tiempo y paciencia.

Me atraes, me gustas de hecho y es por ello que tomé la decisión de dejarte en paz y volcar mi interés al único propósito en mi existencia. Será como si nunca te hubiese conocido, golpearé la cabeza contra la pared hasta el cansancio para borrarte de mis recuerdos porque es la única manera en la que no te haré daño, siendo una extraña como lo eras antes de conocerte.

No puedo lastimar aquello que no conozco.

Sé que la impresión que tienes de mí no va a cambiar y tampoco voy a disculparme por ello porque no es enteramente mi culpa, algo no anda bien en mi cabeza desde hace mucho tiempo. Sin embargo quiero pedirte algo, quiero que elimines esa imagen que tienes de mí y seamos simplemente dos desconocidos con un pasado extraño.

Acordemos que nada de esto ha ocurrido y si podemos, jamás nos volvamos a cruzar en nuestros caminos."

La grabación terminó y el silencio creció acallado simplemente por el sonido de la respiración de Rukia. ¿Olvidar? Los efectos traumáticos de su encuentro serían difícilmente ignorados y las pesadillas plagarían sus noches.

"Es espeluznante el hecho de que consiguiera tu número de teléfono". Habló la mente de Rukia "¿Estás segura de que podrías olvidar algo como esto?".

Imposible.

—Nunca —Se respondió a sí misma sin ser realmente consciente de ese pequeño detalle—. Tengo que irme cuanto antes.

"Un nuevo comienzo". Susurró de nuevo la voz.

—Tendremos un nuevo comienzo. —concedió Rukia abrazando su tembloroso cuerpo.

No podría sentirse más enferma en esos momentos.

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Fin.