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Medicina para comunistas

"De la mayor importancia es la formación de la fuerza de voluntad y del poder de decisión, así como del placer de la responsabilidad"

El individuo, sumergido en la lucha diaria que es la vida, se ve ante la necesidad y obligación moral de tomar decisiones. Sin embargo, el calibre de esas decisiones es mayor o menor según la importancia de la que se ve revestido el individuo. Así, si una persona encarna el sentir de todo un pueblo, es acertado dilucidar que sus decisiones tengan un efecto colosal en el seno del pueblo que le dio alas, para elevarse por sobre todos los demás y decidir el destino de millones. Teníamos que invadir Polonia en 1939, alguien tenía que hacer oídos sordos a las amenazas francas y anglosajonas para que Alemania vuelva a tener dominio sobre tierras que jamás se le debieron arrebatar. Era menester atacar a la Unión Soviética en 1941, ese monstruo no podía seguir respirando para esparcir su purulento comunismo en las naciones civilizadas. Había que declararle la guerra a los Estados Unidos en ese mismo diciembre, puesto que resultaba intolerable que sus marinos y cruceros arremetieran contra nuestra Kriegmarine sin ninguna represalia. Tuve que enfrentar la vergonzosa posibilidad de la derrota, era mi misión domar los miedos humanos para convertirme en el Führer que los alemanes necesitaban y demandaban. El Tercer Reich tendría su lugar en la historia y en el mundo por medio de la guerra, la cual ennoblece el espíritu y abre las puertas del Valhalla a los caídos valerosamente en combate. No había ni un solo alemán que descartará la posibilidad de un conflicto a gran escala, donde la nación se vería forzada a usar todos sus recursos humanos y materiales en aras de la victoria total. Ya sea de una forma u otra, el pueblo estaba dispuesto a morir, así como yo.

No es de extrañar en lo absoluto, que tarde o temprano tuviese que volver a tomar una decisión a la altura de mi persona. En esta ocasión, viéndome en la obligación de decidir sobre la vida y la muerte de un caballito. En mi tierra los animales son criaturas que se dejan llevar por sus instintos, no hay malicia, como sí lo hay en el corazón de la humanidad, la cual, en virtud del libre albedrio que le brindó el todopoderoso, puede decidir si dejarse llevar por los vicios que corrompen el alma, o, en contraste, ser virtuoso. El máximo poni judío yace frente a mí, y yo no puedo sino sostener mi pistola Whalter apuntando a su nuca para darle su merecida muerte. Sin embargo, mi mano tiembla ante el derrumbe de mis principios básicos, ya que como vegetariano convencido me prometí no volverle a hacer daño a un animal. El poni gira su cabeza hacia mí y me mira sorprendido.

—¿Qué es lo que piensas hacer con eso, Hitler?

Lo siguiente que se escucha es el sonido del gatillo y la bala saliendo del cañón.


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Bienvenido, estimado lector, a la segunda parte de Hitler en Equestria.

Este fanfic está inspirado en el libro de Timur Vermes "Ha Vuelto" (en alemán Er Ist). Esta historia está a prueba, por lo que dependerá del nivel de visitas y reviews su continuación. De ahí que el primer capítulo sea tan corto, a manera de extender una invitación a todos ustedes, estimados lectores. Cada capítulo tendrá una frase del Mein Kampf. En este caso la frase de un principio pertenece a:

Mein Kampf. Volumen II. Capítulo II: El Estado. Página 323.

Siéntanse libres de corregir cualquier falta ortográfica, gramatical, coherencia o cohesión. Siempre será bien recibido de mi parte, además se los agradecería, así como agradezco profundamente a Sir Clemens por su colaboración.

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