Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi…
31 de julio de 2018
VAINILLA
Capítulo 1
"La llegada"
Era un día de otoño como cualquier otro. El aire frío arrancaba las últimas hojas verdes de los árboles dejándoles un aspecto triste, pero a la vez único, mostrando el alma desnuda de los troncos de los árboles que poco a poco se tornaban color terracota. La buena noticia es que para primavera, volverían a tener su follaje verde habitual y todo volvería a la normalidad.
Mientras tanto, en el mercado de Nerima, una mujer levantaba suspiros y atraía las miradas de varias personas que se encontraban en la calle. Era una mujer hermosa, que daba pasos firmes con un porte digno de la realeza. Emanaba un respeto tal que sus conocidos hacían una reverencia a modo de saludo, aunque no se dirigiera a ellos. Una dama sin igual.
Se acercó a un puesto donde vendían verduras y legumbres para solicitar una ración triple de lo que siempre acostumbraba.
—Bienvenida, señora Saotome. Hoy lleva comida para un banquete —le dijo el comerciante.
—Así es, tendremos invitados por lo que no debe faltar la comida —respondió la mujer en un tono amable.
—Entonces, lleve por favor estas manzanas de cortesía. Espero que tenga una velada excelente — el hombre colocó unas cuantas frutas en la bolsa, a lo que Nodoka Saotome agradeció con una profunda reverencia, que el comerciante imitó.
Nodoka se alejó caminando hacia otro puesto, pues sabía que todo sería enviado por un empleado a su domicilio. Era una mujer perfeccionista y a todos les agradaba servirla. Ella provenía de una honorable familia de samurais que habían servido al emperador desde hacía muchos años, por ello todos sentían que debían honrarla como a sus ancestros, a pesar de haberse unido a un hombre que no estaba a su nivel, pero que en sus años mozos había sido un artista marcial incomparable.
Genma Saotome era un hombre gordo, que se había quedado calvo muy joven, pero era fuerte y astuto. Estas últimas cualidades hicieron mella en el corazón de Nodoka y por eso se había fijado en él. Además de que tenía una gran personalidad era un hombre muy gracioso; pero sólo lo mostraba ante sus allegados.
El heredero de la dinastía Saotome, hijo de Nodoka y Genma, era un chico de 18 años, que había heredado lo mejor de ambos padres, los cuales estaban orgullosos de su magnífico retoño. Hacía honor a sus ancestros, ya que se estaba preparando para ser el mejor artista marcial que hubiera podido existir sobre la Tierra, entrenando a diario en el dojo de la familia, además de ser representante en la mayor parte de los equipos deportivos de la preparatoria Furinkan.
El dojo de la familia Saotome se ubicaba a unas cuantas calles de la preparatoria, así que el chico, llamado Ranma, salía a diario corriendo mientras faltaban pocos minutos para cerrar las puertas del plantel. Decía que salir a esa hora de casa era "parte del entrenamiento" para medir su velocidad y destreza aprendidos en su trabajo diario.
A pesar de que sus técnicas marciales eran inigualables, no podía decirse lo mismo de sus habilidades académicas. Gracias a su disciplina salía a flote en cada materia, pero siempre con riesgo a reprobar, además de que su naturaleza revoltosa y altanera lo hacían candidato a castigos por parte de todos los profesores.
Ningún día había excepción, y era enviado a ver al director, con quien se llevaba de las mil maravillas, puesto que gracias a él la escuela Furinkan recibía bastantes reconocimientos en el ámbito deportivo. Era la preparatoria número uno en todo el país en las disciplinas de kendo, basketball, lucha y karate, donde Ranma era experto.
Además de todo, Ranma poseía un físico cautivador. Cabello negro, ojos azules, tez aperlada, un cuerpo marcado por los músculos, una altura de 1.80 metros y una sonrisa enigmática. Todas las chicas de la escuela estaban locas por él y deseaban ser sus novias. El chico, siempre concentrado en sus objetivos se negaba a nombrar una novia oficial, pero salía con quien quería. Finalmente, a las chicas no les importaba más que salir con él y tener la esperanza de un día convertirse en la elegida que sería prometida del gran Ranma Saotome.
Y así transcurría la vida para los Saotome, en una grande y antigua pero bien conservada residencia, poseedora de un dojo y su respectivo estanque koi; era un hogar donde vivían tranquilos y felices.
Esa mañana, tres personas se presentaron en la puerta de la casa Saotome. Entraron y fueron recibidos por la misma Nodoka.
—Sean bienvenidos a nuestro hogar. Por favor, consideren esta su casa — Nodoka hizo una reverencia hincada con la frente sobre el suelo, a lo que el hombre y dos jóvenes replicaron de inmediato.
—Agradecemos infinitamente sus atenciones para nosotros, señora Saotome. Mis hijas y yo estamos muy conmovidos de que hayan aceptado alojarnos en su casa. Queremos servirles en lo que usted nos solicite para no ser una molestia.
Nodoka levantó el rostro y sonrió —Por favor, Soun, nos conocemos de años. Llámame Nodoka. También ustedes pueden hacerlo niñas, no me gustan las formalidades entre familia. ¡Es más, pueden decirme tía Nodoka!
—Muchas gracias, tía Nodoka — dijeron al unísono las dos hermanas.
—Pasen, por favor. Hemos preparado una habitación para ustedes y una para su padre. En cuanto se acomoden bajen a la sala, ahí los esperaremos Genma y yo.
Nuevamente, los tres miembros presentes de la familia Tendo se inclinaron poniendo su frente en el suelo y se levantaron para seguir a la dueña de la casa.
Kasumi, una chica hermosa, alta, con veintiún años y un semblante dulce, sonreía sujetando con las 2 manos un bolso que se veía lleno a rebosar; caminaba detrás de su padre, quien cargaba una mochila grande con sus pertenencias, al igual que Nabiki de diecinueve años, que inspeccionaba su camino de arriba abajo mientras con una mano cargaba una pequeña mochila al hombro.
Las chicas se quedaron en un cuarto amplio, con espacio suficiente para acomodar futones. Había un mueble de madera con varios cajones ubicado en una esquina y un clóset con puertas corredizas. Había un ventanal en una de las paredes, que daba a un balcón. Algo elegante para el cuarto que tenían en la modesta casa en la que vivían antes en Kakunodate, pueblo de Akita; de una sola planta y con solo dos recámaras, cocina, baño y un jardincito que su madre se había encargado de conservar.
Habían decidido irse del pueblo, dado que los acreedores los perseguían. Soun Tendo se había deprimido mucho al morir su esposa años atrás y no tomaba en cuenta lo que hacía, mucho menos ponía atención en lo que gastaba. Trabajaba como maestro de artes marciales en un dojo vecino, pero ante la baja de alumnado debido a la migración de los jóvenes a las grandes ciudades, el dojo cerró.
Kasumi había tomado el papel de señora de la casa y se encargaba de todos los quehaceres domésticos, además de preparar la comida para todos. Gracias a la belleza y nobleza de Kasumi, los comerciantes tenían lástima de ella y le ofrecían alimentos a precio de ganga. Muchas veces eran las sobras del día, frutos pasados o arroz quebrado, lo que ella recibía con gusto, preparando raciones pequeñas para la familia.
Nabiki, la hija de en medio, había terminado de estudiar la preparatoria, el problema fue que al no haber suficiente dinero ni para trasladarse en autobús, no pudo entrar a la universidad. Decía que conseguiría un trabajo temporal, aunque la vida sin estudiar era más entretenida, sobre todo cuando salía con chicos que le pagaban la comida y le hacían regalos. Si se aburría, los dejaba con el corazón roto mientras elegía a alguien más para salir. Y es que la chica además de bonita era muy inteligente y coqueta, por lo que tenía una gran cantidad de pretendientes. Esto le preocupaba a Soun Tendo, porque Nabiki no parecía tener intención de sentar cabeza y mucho menos de ayudar a su familia.
La menor de las Tendo, Akane, había decidido no presentarse en casa de los Saotome, porque tenía el firme propósito de terminar cuanto antes la escuela; así que se fue directo a la preparatoria Furinkan para inscribirse. Su padre trató de persuadirla para que asistiera al día siguiente mientras se acomodaban con sus amigos los Saotome, pero era muy testaruda y no la hizo cambiar de idea.
Después de dejar sus pertenencias en las respectivas habitaciones, Soun Tendo y sus dos hijas bajaron a la sala a tomar el té con Genma y Nodoka.
Tendo iba a arrodillarse nuevamente, pero su amigo lo sorprendió dándole un fuerte abrazo —¡Cuánto tiempo, Tendo! Sé bienvenido a tu casa, mi buen amigo — Genma lo abrazaba mientras un cohibido Soun sonreía nervioso.
—Muchas gracias, Saotome. Mis hijas y yo no tenemos palabras para agradecerte.
—¡Bah! Tonterías. Pueden quedarse el tiempo necesario. Para eso estamos los amigos. Por cierto, no me has presentado a tus hijas. Dejamos de vernos después de estudiar todos esos años con el maestro. Supe que te casaste justo después de que terminamos el entrenamiento — Genma se había sentado y sus invitados lo imitaron, acomodándose alrededor de una mesa baja. Nodoka servía el té para cada quien y todos tomaron sus vasos al mismo tiempo.
—Así es, Saotome, me casé hace ya veintidós años. Ella es mi hija mayor Kasumi y mi hija Nabiki. Mi hija menor, Akane llegará en un rato más.
—Tienes unas hijas muy lindas, Soun. Estoy segura de que nos llevaremos muy bien. Ya me hacía falta tener compañía femenina en casa. Estar con mi esposo y mi hijo todo el tiempo a veces me hace anhelar conversar con alguna mujer — Nodoka se dirigía hacia las chicas con una sonrisa, a lo que ellas también respondían.
—¿Tienes un hijo tía Nodoka? ¿qué edad tiene? — preguntó una curiosa Nabiki.
—Oh sí. Mi hijo Ranma, que además es muy guapo. Está entrenando artes marciales como sus ancestros, será el heredero de nuestra dinastía. Tiene dieciocho años. Sería bueno que se prometiera con alguna de ustedes.
En eso, Genma abrió mucho los ojos e hizo una mueca que pareció transformarse en una sonrisa —De hecho, querida, Soun está aquí precisamente por el trato que hicimos de jóvenes para unir ambas escuelas. Nuestro hijo se casará con alguna de las hijas de Tendo ¿No te parece buena idea?
—Pero por supuesto. Seguro Ranma aceptará de inmediato, ustedes son tan bellas. Aunque habrá que esperar a que Ranma termine su entrenamiento ¿no crees querido?
—Sí, aunque es lo de menos. Ya tiene dieciocho años, ya es un hombre —dijo Genma cruzado de brazos y cerrando los ojos.
—Todo un hombre entre los hombres. Ya lo conocerán, niñas.
—Muero por conocerlo tía Nodoka. ¿Y a que hora llega? — Nabiki era muy obvia mostrando su interés por el heredero de la residencia y el dojo. Eso siempre significaba dinero.
—Bueno, eso tendrá que ser más tarde. Ranma tiene clases extracurriculares en la preparatoria, practica lucha, basquetbol, kendo…y no sé que más. Hay días que los tiene libres pero esos días entrena junto a su padre en el dojo —dijo Nodoka pensativa.
—Bien. Nos dará gusto conocer a su hijo, Saotome. Espero que los chicos se lleven bien —dijo Soun, tratando de cubrir el comportamiento atrevido de su hija Nabiki.
—Así será, Tendo. Así será.
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Mientras tanto en la preparatoria Furinkan, una chica de largos y negros cabellos caminaba por uno de los pasillos que llevaban a los salones de tercer año, caminaba seria, buscando el número de aula que le habían indicado.
En ese preciso momento, en el salón de tercero "A", un profesor se levantaba irritado de su asiento —¡Saotome! ¡A la oficina del director!
Ranma, tratando de contener la risa, se levantó de forma ágil hacia la puerta, cerrando la puerta al salir. Unos cuantos segundos después giraba a su derecha para llegar a la oficina del director, por lo que no alcanzó a ver a la nueva alumna que abría la puerta del salón.
El profesor, pensando que era Ranma, lanzó el borrador con fuerza hacia la puerta —¡Le dije que se marchara a la oficina del director! — era tarde cuando se percató que había hecho el lanzamiento directo hacia una chica, pero ella con un reflejo inmediato, sujetó el objeto con una mano, provocando un general —"¡Ohhhhhh!" — de sus nuevos compañeros.
El profesor no daba crédito a lo que veía, se disculpó con una reverencia y la chica le entregó el borrador y una nota, que el hombre leyó. Aún nervioso por la escena, el profesor le dijo —Por favor, diga su nombre y de dónde viene.
—Mi nombre es Tendo Akane. Vengo de Kakunodate, Akita.
—Vaya, la tierra de los samurais. Bienvenida. Busque un asiento y siéntese — dijo el profesor.
Todos los estudiantes la miraban en silencio. Akane estaba temerosa, pero había aprendido a controlar sus nervios en su entrenamiento. Era la única hija de Soun Tendo que había decidido continuar la tradición como artista marcial. Buscaba con la vista un asiento disponible, pero había demasiados estudiantes. En su escuela, apenas había 15 personas en un grupo.
—¿Ya te diste cuenta? — dijo Hiroshi en voz baja a Daisuke.
—¿De qué? — dijo Hiroshi sin dejar de ver embobado a la chica.
—¡Saotome no está! — dijo Hiroshi con un hilo de voz, que escuchó todo el grupo. Y justo en ese momento, todos los chicos se levantaron de sus asientos y empezaron a gritarle a Akane.
¡AKANE QUIERES SALIR CONMIGO! … ¡YO LA VI PRIMERO!… ¿QUIERES SER MI NOVIA?... ¡MI FAMILIA TIENE UN ESTABLO!… ¡HARE LO QUE ME PIDAS, PERO SAL CONMIGO UNA VEZ! ¡MI MAMÁ COCINA DELICIOSO! ¿TIENES HERMANAS?... ¡ERES LA MUJER MÁS HERMOSA QUE HE VISTO!... ¡HEREDARÉ LA CASA DE MIS PADRES CUANDO MUERAN!...
El profesor intentaba en vano calmar a los chicos, pero sus voces apagaban la suya y solo parecía un gracioso títere moviendo la boca.
—¡BASTA! — gritó alguien sentado en las filas de atrás. Era un chico de cabello negro, con mirada penetrante, un colmillo se dejaba entrever saliendo de su boca al hablar. Todos callaron ante la potente voz del chico, Ryoga Hibiki, el representante de la clase y a quien todos respetaban, incluso Ranma, que era su mejor amigo, aunque al momento de combatir, se transformaban en verdaderos rivales.
Akane, quien estaba alterada y sonrojada al mismo tiempo, se sorprendió al notar que todos se callaron y sentaron de inmediato.
Ryoga se levantó y extendió su brazo izquierdo, mostrándole un lugar cerca de la ventana, junto al suyo —aquí hay un lugar libre, señorita Tendo.
Akane asintió algo confundida y se sentó al lado de Ryoga, quien le sonrió y volvió a mirar hacia el frente poniendo atención a la clase, que el maestro continuó antes de que el público masculino volviera a hacer de las suyas.
¿Qué había sido eso? Parecía como si los chicos no hubieran visto jamás una mujer, aunque lo más extraño es que había chicas en la clase. No entendía nada. La gente de la ciudad era demasiado extraña. Muy pronto, volvió la nostalgia y extrañó su casa.
Antes de que terminara la clase, Ryoga volvió a hablar a Akane, sin dejar de mirar al frente.
—Mi nombre es Hibiki Ryoga, soy el representante de la clase de tercero "A". Le prestaré mis apuntes de hoy para que se ponga al corriente con el resto de las clases y la acompañaré hasta la salida para asegurarme que los chicos no la molesten de nuevo.
—G-gracias Hibiki —dijo Akane, algo tímida.
—Puedes llamarme Ryoga. Debe ser difícil llegar a un lugar extraño, donde no conoces a nadie.
—Así es.
Al sonar la campanilla, todos se giraron para ver a Akane, quien se levantó junto con Ryoga y pasaron caminando entre las filas. Era extraño ser observados como si fueran la presa de animales salvajes a punto de atacar. Pero nadie se atrevió a decir palabra o acercarse.
—Has sido muy amable. No pensé que los estudiantes de esta escuela fueran tan lanzados —dijo Akane tratando de hacer plática con su nuevo compañero.
—Son así por causa de Ranma.
—¿Ranma? ¿Quién es Ranma?
—Alguien muy popular entre todas las chicas de la escuela. Todas caen rendidas cuando lo ven. Como él no estaba cuando llegaste, todos trataron de aprovechar la oportunidad antes de que fueras hechizada por el encanto de Ranma.
—¿Es en serio lo que dices? —preguntó Akane en tono burlón.
—Sí, lo es. ¿Ves ese montón de chicas cerca de la puerta? Están esperando a que él salga de clases para ver a quién elige para salir.
—¿Qué? ¡Debe ser el tipo más engreído del mundo! ¡Qué fastidio!
Ryoga rió un poco — pues sí, lo es. También es mi mejor amigo.
Akane se sonrojó, no sabía en dónde meterse.
—Discúlpame, no sabía que era tu amigo.
—No te disculpes, yo también lo creo. Nos deja muy pocas opciones para invitar a las chicas a salir. Tal vez cuando lo conozcas, también sucumbas ante él.
—Ja, lo dudo. No soy de esa clase de mujeres. Me interesa terminar pronto la escuela para poder entrar a la universidad y conseguir un buen trabajo.
—Me agrada tu espíritu de decisión, Akane Tendo.
En eso, una de las chicas que estaban junto al portón, gritó: —"Ahí viene"— y corrieron despavoridas hacia donde se encontraban Akane y Ryoga. El chico logró esquivarlas, pero Akane saltó demasiado tarde y fue alcanzada por la marabunta de chicas. Cayó tratando de equilibrarse en un pie, pero al no lograrlo se torció el tobillo. Ryoga alcanzó a jalarla antes de que la chica fuera aplastada. Ryoga la revisó y le dijo que tenía que ver un doctor, pero Akane se hizo la fuerte y dijo que no le pasaba nada.
A pesar de los intentos de Ryoga por acompañarla a casa, Akane no accedió y se dirigió cojeando ligeramente a la dirección que le había indicado su padre. Siendo que no estaba tan lejos, cada paso era más doloroso, así que caminó más lento. Pronto se encontró frente a la casa de la familia Saotome.
Kasumi salió a recibirla y la verla ligeramente despeinada y medio coja, se asustó y gritó a su padre.
—¡Papá, ven rápido! ¡Akane está herida!
—Kasumi, no es para tanto, estoy… ¡auch! — volvió a dolerse del tobillo y en eso salieron todos, preocupados.
—¡Mi hija está herida! ¡Y no llevamos un solo día aquí! ¡Es un mal augurio! — Soun Tendo derramaba lágrimas incesantes y se agarraba la cabeza.
—Papá, no es un mal augurio, seguro solo se cayó —dijo Nabiki, con fastidio. Odiaba que su padre las sobreprotegiera de ese modo.
—Hay que llevarla arriba. Genma, llama al doctor Tofú, ese tobillo está demasiado hinchado, esperemos que no haya ninguna fractura —Nodoka tomó el mando de la situación, mientras Akane era ayudada por sus hermanas a levantar el pie.
Como los futones estaban guardados, Nodoka decidió que lo mejor sería utilizar la habitación de Ranma. Había una cama alta y varias almohadas. Kasumi fue por hielo, mientras Nodoka acomodaba a Akane en la cama, poniendo su pie en alto, sobre un montón de cojines. Nabiki le llevó a su hermana un poco de té y fue todo lo que hizo. En unos minutos el doctor Tofú hizo acto de presencia en la habitación del heredero Saotome.
—Vaya, veo que esta vez no fue su hijo quien se lastimó señora Saotome. Es una chica muy linda — dijo el hombre sonriente. Akane se sonrojó y agachó la cabeza. Mientras el doctor examinaba a Akane, Nodoka estaba al pendiente de las indicaciones del doctor. Todos esperaban afuera de la habitación.
Cuando el doctor dijo que podían entrar, la primera en hacerlo fue Kasumi.
—No es nada. No hay fractura, el esguince debe ser muy pequeño. Con un poco de hielo y este ungüento se sentirá mejor para mañana.
—¿Quiere decir que mi hermanita está bien doctor? — Kasumi preguntó con su dulce voz.
Cuando el doctor se giró, creyó ver a un ser iluminado caído del cielo. Era la mujer más hermosa que hubiera visto en su vida. Se le nubló la vista y empezó a tartamudear y a reír nervioso.
—S-s-s-sííííí se-se-señorita hermanita, estar…per-perfectamente bella y hermosa.
—Tiene razón doctor, mi hermanita es muy bella.
—Nonononononononoooooo...usted, digo, ella, digo, el esguince… ¡sí! El esguince es muy bonito.
—Pero un esguince es doloroso, ¿porqué dice que es bonito?
—Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja…Perdón, es el pie feo…
—¡Oh! — Kasumi intentaba seguirle el hilo al doctor, pero era imposible. Nodoka al darse cuenta de los nervios del doctor Tofú, intentó mejorar la situación.
—Doctor, ella es Kasumi, es hija del señor Soun Tendo. Ellos son invitados nuestros. Kasumi, querida, es el doctor Tofú.
—Encantada de conocerlo. Gracias por revisar a mi hermanita.
—¡El placer es un placer! —dijo el hombre asintiendo y haciendo una pequeña reverencia. A Kasumi le pareció un hombre muy gracioso y sonrió.
Al ver Nodoka que el doctor no podía controlarse, decidió cortar la visita de tajo —Bien, Genma, querido, acompaña al doctor a la puerta. Mañana lo llamaremos de ser necesario. Ahora, sugiero que todos salgan del cuarto para que la niña descanse.
Soun dio un beso a su hija en la cabeza y salió entre sollozos. Kasumi y Nabiki le desearon un "que te mejores" a su hermana y Nodoka, comenzó a ordenar un poco la habitación.
—Tú debes ser Akane — le dijo Nodoka. Akane solo asintió tímidamente con la cabeza.
—Te pareces mucho a tu madre.
—¿Conoció a mi madre? —preguntó atenta Akane.
—Solo la vi una vez. Pero nunca olvido un rostro.
—Yo casi no la recuerdo, era muy pequeña cuando murió.
—Lo sé. Pero bueno, espero que te sientas cómoda aquí. Como se lo dije antes a tu padre y a tus hermanas, siéntanse como en casa. Para nosotros es como si fueran parte de la familia, mi esposo Genma y tu padre han sido siempre como hermanos, así que para lo que necesites, soy tu tía Nodoka. Pero ahora te dejo descansar; no te preocupes por nada, llámanos si ocupas algo — la mujer sonrió a la chica, quien tímida asentía a todo lo que le había dicho.
—Gracias, tía Nodoka — dijo Akane cuando la señora Saotome estaba por cerrar la puerta, a lo que asomó la cabeza y volvió a sonreír.
Akane decidió hacer lo que le ordenaron, dormir un poco. El té la había relajado del estrés del día, así que se dejó caer en la suave cama.
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Tres horas después, Akane despertó. Kasumi le había llevado algo de comer, acompañándola un rato.
—Y ¿cómo te fue hoy en la escuela?
—Bien Kasumi; salvo lo del incidente con mi pie, todo de maravilla. Conocí un chico muy amable, se llama Ryoga, es el representante del grupo que me tocó.
—Vaya, que bien. Es bueno que hagas amigos. Pero, no entendí muy bien como fue que te lastimaste.
—Uff, bueno— Akane resopló al recordar el absurdo incidente —un grupo de chicas que están enamoradas de un tipo que está en mi grupo se lanzaron hacia donde yo estaba, porque creyeron verlo.
—Debe ser muy guapo para tener un club de fans —preguntó Kasumi curiosa.
—Pues no lo sé. Yo no lo vi — Akane sentía una ligera aversión por ese tipo, que aunque no sabía ni como era, le había causado problemas desde su primer día en la escuela. Fue gracias a su ausencia que todos los chicos se fueron sobre ella como una presa y lo mismo pasó con las chicas del club de fans. Ese tal Ranma debería ser un verdadero imbécil por más atractivo que estuviera.
Prefirió no comentarle a Kasumi sobre el otro incidente con los chicos en el salón. Si su padre llegara a enterarse…buscaría comprometerla por enésima vez.
Desde que vivían en Akita, su padre se había encargado de prometerla con cuanto hombre se le cruzara en el camino. Era una buena opción, según él para aprovechar el dinero que pudiera sacar de su futuro yerno para pagar sus deudas. Pero Akane los ponía a prueba, luchaba contra ellos o hacía demostración de su mal carácter, a lo que todos salían huyendo.
Kasumi se levantó para llevarse los platos vacíos y dejó sola a Akane para que descansara otro rato.
Era muy aburrido estar así. El dolor había cesado un poco con la medicina y el tiempo de reposo, así que desde la cama comenzó a observar la habitación.
Pintada en un color blanco, con un escritorio frente a la ventana, un mueble lleno de libros de combate, mangas y uno que otro libro de la escuela de años anteriores. Un clóset de puertas corredizas que no abrió. Todo perfectamente pulcro y ordenado.
—"Siempre pensé que las habitaciones de los chicos eran más desordenadas, pero el hijo de los Saotome debe ser muy disciplinado. Seguro es por la crianza de su madre…a menos que…"— pensó Akane y formando en sus labios una sonrisa traviesa se asomó bajo la cama. Había un completo desorden, aunque a la vez se notaba que había intentado por lo menos clasificar todo en cajas de cartón, dobladas y golpeadas de la tapa o en las esquinas. A pesar de los calcetines sucios, secos y duros, estiró la mano para sacar una de las cajas. En uno de los lados y con una letra horrible en una nota adhesiva de color amarillo, rezaba: "Cartas No Leídas".
Nuevamente Akane sonrió, pero la cordura la hizo volver en sí y prefirió no abrir la caja para no leer alguna una carta, aunque las ganas le estuvieran comiendo.
Volvió a empujar la caja al fondo donde estaba y sacó otra caja más grande. En la nota adhesiva con letra horrible decía: "Cartas Para Quemar" y un dibujo de un diablillo sonriente que mostraba los colmillos hizo que Akane aguantara la risa.
De pronto escuchó que alguien giraba el pomo de la puerta y se enderezó rápidamente con el corazón palpitando a mil por hora por ser casi descubierta en su inocente delito. Era Kasumi.
—Akane, ya te levantaste ¿te sientes mejor?
—Sí, mucho mejor, ya casi no me duele al apoyar el pie.
—El doctor dijo que debes descansar y mañana seguro ya no te dolerá. Aún así creo que debes ir a verlo.
—Sí, lo haré.
—Toma — Kasumi le entregó a Akane un pijama doblado de color amarillo con holanes.
—¿Para qué me das esto Kasumi? Se supone que debo ir a dormir con ustedes.
—La señora Saotome, digo, tía Nodoka dijo que era mejor que durmieras aquí esta noche. El futón es muy bajo y no estarás cómoda. Acomodará a su hijo en otra habitación.
—Me da pena que se tomen estas molestias por mi culpa —dijo Akane, sonrojada.
—No te preocupes. Son personas muy amables, lo menos que podemos hacer es acatar sus órdenes y agradecerles lo que están haciendo por nosotros.
Akane asintió con la cabeza, tomando el pijama con ambas manos.
—Ahora cámbiate, has traído esa ropa todo el día. Vendré luego para traerte otro cambio para que lo uses por la mañana.
Kasumi dio la media vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta. Akane se sentó en la cama. Se seguía sintiendo triste por haber dejado su casa y a sus amigos en Akita. Era por eso su urgencia por perseverar en los estudios, conseguir un empleo y volver a su querida ciudad. Unas cuantas lágrimas cayeron sobre la tela de sus prendas. Sentía que no había un lugar para ella, que vagaba errante sin rumbo y que a pesar de estar en una casa tan grande y a pesar de estar junto a su familia, no había nada que llenara el vacío que sentía en su corazón.
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Pasaban ya de las seis de la tarde y Ranma Saotome llegaba a casa con el semblante de fastidio. Había tenido entrenamiento de kendo y basquetbol. Había tenido que poner orden con sus seguidoras porque querían salir con él incluso después de los entrenamientos, pero lo aclaró con la presidenta del club y asunto resuelto.
Entró a la casa y se sorprendió de que su madre no saliera a recibirlo. Se quitó los zapatos y entró descalzo. Se dirigió al baño, tomaría una ducha rápida, cenaría y después a dormir. Estaba tan hambriento que había empezado a quitarse la ropa antes de entrar al baño, acostumbrado a que sólo estaban él y sus padres en casa.
A lo lejos escuchó la voz de su madre, quien lo llamó desde la cocina.
—¿Ranma? ¿Eres tú hijo?
—Sí mamá, voy a ducharme.
—¡Oh! No uses el baño. Nuestros invitados están usándolo. Ven para presentártelos.
Ranma puso los ojos en blanco, el día del entrenamiento más pesado se le ocurría traer gente a la casa, él solo quería dormir —¡Maldita sea!
—¿Dijiste algo, Ranma? —la voz de su madre cambió a un tono severo.
—N-no mamá. Dije que voy en un minuto.
—Bien, no tardes.
Ranma pensó que era mejor cambiarse de ropa antes de conocer a los invitados de sus padres, así que solo tomó una toalla del clóset cercano al baño para cubrirse de la cintura hacia abajo, puesto que ya se había desnudado antes de intentar abrir la puerta del cuarto de baño.
Se dirigió a su habitación, envuelto en la toalla, con su ropa al hombro. Abrió la puerta, quitándose la toalla de la cintura y lanzándola a la cama, cerrando tras de sí. Justo frente a él, de pie, se encontraba una chica con el cabello largo, desnuda, con los senos al aire y sus partes íntimas expuestas de no ser porque sujetaba una prenda amarilla a la altura de sus piernas.
Hubo un silencio absoluto que duró cinco segundos, para después escuchar un fuerte grito que retumbó en toda la casa Saotome.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!— gritó Akane.
Ranma en un impulso, salió de su cuarto, dando un portazo, temblando de la impresión. Cuando reaccionó, frunció el ceño recordando que esa era su habitación y volvió a entrar. La chica desnuda seguía ahí… ¡desnuda! Solo que en esta ocasión, comenzó a lanzarle cosas.
—¡LARGO! —gritó Akane lanzándole la lámpara del escritorio.
—¡ESTA ES MI HABITACIÓN!
—CÚBRETE ¡DEGENERADO!
Ranma miró hacia abajó y notó que seguía en traje de Adán, por lo que del suelo tomó su ropa interior, que se le había caído junto con el resto de su atuendo y salió del cuarto.
—¡Ranma! ¡¿Qué sucede aquí?! —una alterada Nodoka pedía explicaciones a su hijo, mientras su padre Genma y Soun Tendo lo miraban fijamente.
—Mamá, no entres. Hay una loca desnuda en el cuarto. Seguro es parte del club de fans. Te juro que no tuve nada que ver. Ellas tienen prohibido acercarse a la casa, pero no te preocupes, mañana hablaré con Ukyo y se encargará de ponerle fin a esto. La chica tendrá que cambiar de escuela si se niega a dejar el club de admiradoras, es la regla.
—Esa no es una de tus seguidoras, es una de las hijas de nuestro invitado, el señor Tendo. ¡Ahora vístete y espero que te disculpes con la pobre chica! —gruñó Genma a su hijo.
—¿Pero por qué tengo que disculparme si esa es mi habitación? —Ranma seguía enfadado, más bien, asustado, pero era su forma de disimular los nervios que sentía en ese momento.
—Ranma Saotome, no me obligues a enseñarte como debe comportarse un hombre delante de nuestros invitados —de la nada, Nodoka había sacado una funda de donde comenzaba a desenvainar un filoso sable.
—¡No madre, lo haré! ¡Haré lo que me ordenas!
—Así me gusta. Y ahora, ponte la ropa para presentarte al resto de la familia Tendo.
Ranma comenzó a vestirse; no le gustaba disculparse con nadie porque él nunca se equivocaba. Había sido un simple malentendido con una vista memorable. Tuvo el presentimiento de que las cosas con los nuevos inquilinos no iban a empezar nada bien.
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AGRADECIMIENTOS:
¡HOLA DE NUEVO! GRACIAS POR LEERME OTRA VEZ, DESPUÉS DE LOS SENTIMIENTOS ENCONTRADOS QUE SURGIERON DESDE MI ÚLTIMO FIC: "SIN DAÑOS A TERCEROS". MUCHOS AÚN NO LO SUPERAN, ALGUNOS ME SIGUEN PIDIENDO MÁS DE LA HISTORIA, OTROS DECIDIERON NO VOLVER A LEER MIS FICS. PARA USTEDES QUE ESTÁN AQUÍ, UN MILLÓN DE GRACIAS.
Y BIEN, AHORA VAMOS A VAINILLA. ESTE FIC ESTÁ DEDICADO MUY EN ESPECIAL PARA MIS LOCAS POR EL DIOS GRIEGO, QUE SON QUIENES ME ANIMARON A SEGUIR ESCRIBIENDO Y ME AYUDAN A CONTINUAR UNA DE MIS PASIONES, QUE ES ESCRIBIR SOBRE OTRA DE MIS PASIONES: EL MUNDO DEL MANGA Y ANIME. CHICAS ESTE VA PARA USTEDES CON TODO MI CORAZÓN. GRACIAS POR ESTAR CADA DÍA. LAS QUIERO.
ANTES DE SEGUIR CON LA EXPLICACIÓN DE LA HISTORIA, AGRADEZCO INFINITAMENTE A MI BETA READER DE VAINILLA SakuraSaotome. GRACIAS, GUAPÍSIMA POR AYUDARME Y REGALARME UN POCO DE TU TIEMPO PARA PIMPEAR EL FIC.
LA HISTORIA ES UN UA, BASADO EN LA HISTORIA DE RANMA ½ UN POCO "AL REVÉS" PERO NO DEL TODO, PUESTO QUE RANMA NO TIENE LA MALDICIÓN…(POR AHORA) Y BUENO, EN MIS FICS NUNCA SE SABE LO QUE PUEDE PASAR; PERO MI INTENCIÓN ES QUE LES GUSTE, SE DIVIERTAN Y ME DEJEN MUCHOS REVIEWS, QUE ME ENCANTAN Y DE VERDAD ME ANIMAN A SEGUIR ESCRIBIENDO Y A CREAR UN MUNDO PARA COMPARTIR CON USTEDES.
DESDE AHORA LES ADELANTO QUE ACTUALIZARÉ CADA UNA O DOS SEMANAS. EN OCASIONES TENGO BASTANTE TRABAJO Y PUES DEJO EN PAUSA LA ESCRITURA, PERO ESO NO QUIERE DECIR QUE LAS IDEAS NO ESTÉN AHÍ, ASÍ QUE TENGAN POR SEGURO QUE ACTUALIZARÉ DE UNA U OTRA FORMA.
DE NUEVO GRACIAS POR LEER. COMPARTAN LA HISTORIA SI LES GUSTA Y SI NO LES GUSTA, TAMBIÉN. LOS LEO MUY PRONTO.
SusyChantilly