OAH-- Alexander Rybak.
I will return
with gold and treasures for you
from all the world...
Astrid hizo un puchero, mientras trataba de tomar una bandeja. Hizo un esfuerzo enorme para no tirarla mientras la canción estaba sonando. Quiso romper la radio, porque esta era la tercera vez en el día que ponían esa dolorosa canción. Al principio era fácil ignorarla, pero ahora...
...But you hurt my feelings
'Cause everything I do
You know, I do it just for you
"¡No es cierto! ¡No es verdad!", obvio no iba a gritar eso en medio del restaurante, eso era claro. Dejó los platos en la mesa requerida,con tal vez más fuerza de la necesario.
--Gracias-- mustio el cliente, sin entender porque la rubia estaba tan molesta.
Hiccup Haddock seguía sonando por el radio de Tuffnut. La canción la había lanzado hacia cinco años, justamente la vez que se fue para no volver.
O por lo menos, no había pisado Berk desde su única y última confrontación. Recordó que al día siguiente que buscaba disculparse, se había ido.
Así, sin más. Esta vez se había ido en serio. No le había agarrado la depresión y se había quedado en Berk. Esta vez se fue de verdad.
And so, I hope our love will last forever
Just give me 5 to 7 years and I'll be yours
¿Qué todo lo tenía que hacer canción? ¿Qué nada se lo tomaba en serio? ¿Por qué todo lo hacía tan... público?
Because I know that we belong together
No, definitivamente no. Ella en ese tiempo era una niña y el prácticamente un adulto...
I just need 5 to 7 years and I'll be yours
Si regresa...
¿Pero que estaba diciendo? Claro que no iba a regresar. Lo dejó muy en claro cuando se fue sin decirle nada. O a alguien en especifico...
¿¡A quien quería engañar!? ¡Ella era la razón por la que se había ido!
¿Pero que no ella era la que lo había rechazado? Sí...
Pero vamos, nunca tuvieron nada. Ni un romance, ni un beso, ni nada de nada; solo caras de disgusto por su parte, miradas que no se despegaban de ella casi en ningún momento, chocolates, notitas de escolar, pedazos de canciones cursis, que no se atrevía a cantarle por que tenía la mentalidad de un escolar...
Las cuales aún tenía en sus cajones. Sí, las conservaba aún, no tenía el valor de tirarlas; sentía que algo se iría si las quemaba o si se deshacía de ellas.
Que él se iría para siempre si las quemaba.
Yes, I'll be yours
And our love will last forever
Just give me 5 to 7 years and I'll be yours
Oh, because I know that we belong together
I just need 5 to 7 years
Ahora tenía veinte años. Casi veintiuno. Era más madura, sabía lo mal que se había portado con él muchacho. Pero... ahora...
No tenía ninguna forma para comunicarse con él.
¿Y que le diría si la tuviera?¿Qué le extrañaba? ¿Qué no pasaba un día en el que no pensará en él? ¿Qué se esforzaba mucho para no decir su nombre en cada conversación? ¿Qué estando sola cantaba sus canciones (incluso las tristes y las que estaban en ruso) a todo pulmón? ¿Qué a veces soñaba que le veía de nuevo? ¿Qué a veces anhelaba su amaderado olor y que giraba la cabeza cuando alguien tenía uno parecido (no vaya a ser que haya cambiado con el paso del tiempo)? ¿Qué a veces se sentía tan culpable como ahora? ¿Qué tenía miedo de ver en los periódicos que por fin había encontrado esposa? ¿O que tenía ya hijos? ¿Qué le deseaba feliz cumpleaños aún sabiendo que estaba a millas de distancia? ¿Qué quería verle? ¿Para qué? ¿Qué aun mantenía la vista fija en la puerta con la ilusión de verle atravesarla, con su violín aun en el estuche, todo desalineado, con el cabello hecho una maraña, los ojos encendidos de felicidad al verle porque él ya sabía ciencia cierta lo que sentía por ella...?
¿Qué... tal vez...?
No. Ella no era de esas. Ella no iba a irse arrastrando a sus brazos, ella podía vivir sin él, ella podía soportar todo aquello. Ya lo había hecho todo este tiempo.
Y él también. No era ninguna especie de niño.
Only 5 to 7 years
Please, give me 5 to 7 years
And I'll be yours...
La puerta del Den Store Salen se abrió de par en par, con mucha fuerza de por medio y ella se giró, casi por inercia, como lo había hecho estos últimos cinco años.
Abrió los ojos de golpe, casi casi como si se le salieran de sus órbitas. Sintió como todo su cuerpo era recorrido por una descarga eléctrica, como la vez en que Tuffnut había tocado una parte del motor de su tío que brindaba la chispa para encenderle. Incluso pudo sentir los pelos de punta, las mejillas inyectandosele en sangre, el aire que le faltaba, el como su cuerpo dejaba de responder.
Se le cayó un vaso de vidrio al suelo, haciendo un estruendo terrible.
Tragó saliva.
.
El coche iba a buena velocidad por la carretera casi abandonada que llevaba a Berk. Hookan miraba por la ventana del copiloto el paisaje que no había visto en años; su hermano, Tannalaus iba conduciendo y le miraba de reojo de vez en cuando. Su hermano había cambiado un poco en su estancia por Europa. Ahora tenía veinticinco y la barba le empezaba a crecer sin cuidado, supuso que mientras estaba en el barco que lo traía de regreso no había tocado ninguna navaja ni mucho menos la espuma de afeitar. Casi no había dicho nada, solo se limitaba a mirar por la ventana, con el puño apretado, como buscando...
Tannalaus se aclaró la garganta, como siempre hacía cuando quería iniciar una conversación. Hiccup giro su cuello y los músculos de este se quejaron al grado de parecer que iban a rechinar.
--Mamá te ha hechado demasiado de menos-- comentó su hermano con una sonrisa nostálgica. Hiccup sonrió de la misma forma.-- Papá también, solo que... ya sabes como es-- dijo medio riéndose. Hiccup asintió.
--¿Como va la hacienda desde que papá termino su mandato?
--Bien, como siempre. El próximo año me postuló yo, ¿te dije?
--Me parece que lo mencionaste en una de tus cartas-- Hiccup volvió a asentir, esta vez, más por tratar de dejar de sentir el cuello tieso.-- ¿Qué hay del otro Hiccup?
--También te extraña horrores-- contesto el pelinegro sin quitar la mirada del camino-- Se consiguió una lagartija que tiene a todas las señoras de servicios vueltas locas. Lo tiene todo el tiempo en su hombro... ah y le pareció gracioso llamarlo "Chimuelo", por que dice que es igual que yo.
--¿Tiene la actitud de un niño?
--Muy gracioso.-- replicó, en tono sarcástico-- No, el reptil no tiene dientes. Ni uno solo.
Hiccup soltó una carcajada.
Al llegar al pueblo y posteriormente a su casa. Todo se veía casi igual, hacia sol, el jardín tenía un hermoso color verde, las flores estaban floreciendo. Claro, la casa ya requería una mano de pintura, se veía evidentemente más vieja y mucho más pequeña. Le pasaba siempre al regresar. La casa siempre era más pequeña.
Al bajar, Tannalaus le ayudó con sus cosas. La verdad, las pertenecias de él no eran mucho, un par de maletas nada más; lo que de verdad era demasiado eran los violines y sus respectivos equipos. Un hombre que trabajaba para su padre les ayudo también.
Valka recibió a su hijo prácticamente tacleandolo con todo y cosas. Le extrañaba a pesar de solo verle en algunas ocasiones en navidad. Su padre casi le rompe la columna y Holgan le dio un abrazo más delicado, el reptil, sin embargo, intento morderle.
--Le agradas-- sonrió su hermano menor. Hiccup asintió, notando que lo que había dicho su hermano era verdad. El reptil volvió a refugiarse en el hombro del pequeño de once años y pareció acurrucarse con mimo sobre él-- Se llama Chimuelo igual que...
--¡Holgan! ¿Qué te he dicho de llamar a tu hermano Chimuelo?-- lo rependio Valka. Holgan soltó un reproche.
Hiccup sintió como alguien le daba un manotazo bastante pesado en la espalda, se giró, esperando encontrarse con Gobber, sin embargo, el General Eret le devolvió la mirada.
--¿Qué hay, chico violín?-- le saludó con una sonrisa burlona. Hiccup se alegró de verle, pero igual se sentía confundido de verle en su casa todavía.
--¿Como es que...?
--¿...Sigo aquí?-- le interrumpió Eret, completando la frase-- Adivina quien es el carpintero familiar.
Hiccup amplio su sonrisa, al tiempo que estrechaba su mano con calidez.
--Y, por lo que veo-- continuó Eret-- No seguiste mi consejo.
Hiccup dejo de sonreír al instante. La familia se dirigía ahora en dirección a la cocina, al parecer habían armado una comida. Valka regañaba a Holgan por llevar su largatija a la mesa, Stoick y Tannalaus se reían por lo bajo.
El castaño pasó una mano por su abundante cabello castaño, también le hacía falta un corte de cabello decente (eso decía su representante, pero a él le gustaba así), viéndose nervioso por el tema.
Termino por hacer una cara que denotaba que le daba poca importancia, al tiempo que encogia los hombros.
--Necesitaba tiempo... para pensar-- dijo al fin y Eret alzó una ceja.-- Para quitarme esa idea de la cabeza.
--¿Por qué hacer eso?
Hiccup volvió a encogerse de hombros. Se le estaba volviendo un tic nervioso.
--Me di cuenta de que era imposible-- admitió, en su voz no había ni una gota de dolor. Sólo despreocupación y tal vez un toque de resignación; sus ojos, sin embargo, no se veían de la misma forma.-- Ella era una niña, después de todo. Sólo me estaba lastimando a mi mismo todo este tiempo. Estaba siendo un tonto.
Eret asintió lentamente, sin creer en la veracidad de las palabras del muchacho. El violinista soltó un suspiro.
--¿Eso significa que la has superado?
Esa era una buena pregunta, porque ni siquiera Hiccup lo sabía. ¿La había superado ya? Durante sus giras había estado con mujeres, pero nunca pasaba de la primera cita, aunque no le preocupaba demasiado. Le importaba más su carrera. Hacer música, componer... No una chiquilla en un restaurante, que no le quería ni esperaba su regreso, que le despreciaba todo el tiempo y que...
Que se sonrojaba siempre que el de daba un cumplido, cada que ella adivinaba que estaba tocando para ella. Pensar en ella todavía le generaba la sensación de tener un animales atrapados en su estómago, dragones pequeños atacandole con sus dientecitos. Todavía algo crecía en su pecho cuando la recordaba.
Pero ya no le quería. Eso era claro. No le quería porque, de quererla de verdad, hubiese vuelto inmediatamente. No la quería por que, de lo contrario, no se avergonzaria de lo había hecho, o se daba topes en la pared, o se sentiría tan incomodo al recordarlo o al cantar "Kotik". No le quería, ya no. No después de todo.
Ella tenía razón. Sólo era un sentimiento pasajero. En el fondo, tal vez quería jugar con ella. Tal vez le daba cuAstririosidad sus sonrojos y su mirada de hielo, que se descongelaba apenas le mirase. Tal vez le gustaba su juventud, tal vez no se valoraba lo suficiente y por ello aguantaba sus gestos de desagrado.
Hiccup terminó por asentir.
Lloriqueos que provenían del piso de arriba y una Ruffnut tratando de calmarlos con un poco menos de paciencia requerida era lo único que se escuchaba en el restaurante. Eso y el típico murmullo de la gente que hablaba, ya fuese que estuviese soprendida o que no se había dado cuenta de quien estaba en la puerta.
Los murmullos fueron disminuyendo, aquello era algo que definitivamente debía verse.
Camicazi, quien había cumplido los once años ese mismo noviembre, asomó su cabecita por el hueco que daba a la cocina, seguida de Tuffnut. Ambos abrieron los ojos como platos. No hizo falta para que, Ruffnut bajará las escaleras en busca de su marido, Snotlout (al darse por vencido con Astrid, se decidió por Ruffnut y esta, dándose cuenta de que él era algo atractivo, aceptó salir con él. Se casaron el año pasado y ahora tenían un sano bebé de tres meses), pero también se quedó pasmada, con el bebé en brazos, que se quedó sospechosamente callado. Como si también supiera lo que significaba todo aquello.
Hacía ya algún tiempo, cuando Ruffnut anunció su compromiso, las mujeres empezaban a murmurar sobre Astrid y el hecho de que se le estaba pasando la edad casandera, que al final se iba al quedar sola como castigo por haberle roto el corazón al mejor violinista de Europa. Que se iba a hacer vieja, sin esposo y viviendo como arrimada en casa de Finn Hofferson. Que, ¿como se iba al casar? Si no sabía ni coser una papa o cocinar un botón, (algo así habían dicho), lo más seguro es que no supiera ni atender un marido ni los hijos. Que, era muy flaca, y que lo más seguro es que no pudiese dar ni un hijo.
Las mujeres pueden ser sumamente crueles con las propias mujeres. Eso le quedaba claro a Astrid.
Siendo honesta, nunca se había fijado en eso de casarse. Sentía que no necesitaba que un hombre la mantuviera, ella siempre había ganado su propio dinero. Además, Camicazi todavía la necesitaba. Y respecto a todo lo demás, no sentía que fuera demasiado importante; siempre podrían comer la comida de Tuffnut y Camicazi no era tan mala remandando ropa.
No necesitaban mucho más.
Pero los murmullos ahora se enfocaban en el recién llegado. Astrid le miró fijamente, tomando nota de la barba creciente, el cabello mucho más largo de lo que recordaba, sin embargo estaba igual de revuelto. Estaba igual de desalineado que siempre, con la camisa arrugada, desfajado. No llevaba chaleco, por lo que podía ver con total claridad sus tirantes.
Tenía el ceño fruncido, asfixiando sus pecas en el proceso. La miraba fijamente y no lo había notado hasta ahora, sus ojos aceituna parecían evaluar sus escasos movimientos.
Dejó de mirarle cuando se dio cuenta de que empezaba a hiperventilar, sintió, que sus mejillas estaban tiñendose de rojo, la cara se le hichaba y estaba mordiéndose sus labios. El chico no parecía tener ese mismo efecto, puesto que seguía viéndose inflexible.
--Bueno-- el señor Finn estaba en el mostrador de la barra, viendo la escena y denotando aburrimiento. Astrid giro su cuello de tal forma que parecía que iba a romperlo.-- ¿Qué nadie va a decir nada?-- nadie le contesto, y Astrid no sentía que su tío estuviera salvando la situación. El señor solo soltó un gruñido-- Esta bien-- se dirigió hacia la puerta-- Buenas tardes, Hiccup, cuanto tiempo. ¿Vienes a comer?
Hiccup salió de su ensoñación, no había dejado de ver a la chica mientras mentalmente hacia los cálculos sobre su edad, ¿cuantos años debía tener ahora? ¿Veinte? ¿Veintiuno? Tenía el cabello más largo, recogido solamente en dos trenzas que sostenían media melena, su piel parecía más suave y lechosa que antes, sus pestañas eran, sin duda las más largas que había visto el en su vida.
El rosa de sus labios no había cambiado para nada, tampoco el ultramar de sus ojos, quienes le miraban de una forma extraña que no supo descifrar, ¿era sorpresa? ¿Era horror? Por que se veía asustada, intimidada, se le veía...
Sonrojada. Rayos, el color carmín le sentaba tan bien que se había permitido usar un atuendo de ese color. Hiccup parpadeo un par de veces cuando se dio cuenta de que estaba prestando mucha atención a su vestido y a los visibles cambios físicos de la muchacha.
Casi nadie había reparado en Eret y en Tannalaus, quienes estaban detrás de Hiccup. Tannalaus era el más preocupado al respecto, pero no sabia exactamente a lo que le temía.
--Sí-- habló Hiccup por primera vez e hizo que Astrid temblará de pies a cabeza. Había extrañado tanto su voz que su sonido le había atravesado el cuerpo como una corriente eléctrica. A pesar del temblor, anhelo escucharle de nuevo, saborear sus palabras.
--Te buscaré una mesa, entonces-- respondió Finn, tomó a su sobrina por los hombros y le dio un pequeño achuchon.-- Astrid, ¿Por qué no atiendes la mesa de los Nicholson? A puesto a que esta hambrientos.
La chica asintió, aun sintiéndose en las nubes. Se alejó sintiendo que no podría caminar en línea recta, poniendo en peligro su dignidad. Seguía temblando, y todavía sentía la mirada de Hiccup atravesandole el cuerpo, como si este pudiera ver a través de su ropa, incluso a través de la piel y los huesos.
Hiccup, en cambio, soltó un suspiro despacio, soltando todo el aire de sus pulmones. Caminó hasta una mesa, dispuesto a ordenar algo al azar, no tenía hambre, debió a la comida familiar de hacia un rato.
--¿Y que tal?-- cuestionó Eret, sentándose a su lado. Hiccup todavía tenia la mirada perdida.
--Es una mala idea-- susurró Tannalaus-- Me hubiera gustado no venir aquí hasta que...
--¿Hasta que se afeitara un poco?-- bromeó Eret-- Es lo que hace un hombre, afrontar sus problemas.
--Me gustaría que mi hermano no los afrontará en este momento-- Tannalaus se veía un poco molesto.
--Hombre, ¿que es lo peor que podría pasar?
Buena pregunta.
Hiccup tomó la carta, con evidente desinterés. Nada había cambiado, ni siquiera las cartas; repasó las bebidas y entradas, incluso los precios. Se preguntó, aun sabiendo, que era lo que ordenaba anteriormente. Recordó al gemelo que cocinaba sus almuerzos y que conoció durante su estadía en Berk. Cocinaba bien...
--¿...están listos para ordenar?-- Hiccup también extrañaba su voz, le gustaba que fuera fuerte y suave al mismo tiempo. Por lo menos ya no le intimidaba tanto como cuando tenía dieciocho o veinte.
Sonrió al pensar que tal vez, ella no había olvidado la costumbre de siempre atender su mesa. Se lo agradeció mentalmente, provocando que no pudiese escuchar algo por parte de Erer y Tannalaus cuando ordenaron. Cuando llegó su turno, tuvo un sobresalto.
--Café-- mustio, entregándole la carta. Ella la tomó y Hiccup tuvo el extraño deseo de tomarla de la mano; se dio cuenta de que ni siquiera se había preguntado si la chica tenia novio... o esposo. A esta edad las chicas ya estaban casadas, ¿no?
¿No?
La idea le borró la sonrisa del rostro. Le llenó de plomo el estómago, pero lo sentía vacío. La culpabilidad podía ser pesada, pero, ¿por qué lo sería? Él no tenia la culpa de nada, salvo de que ella se casará... bueno, de que ella.
La sola idea de verla con alguien le revolvió el estomago.
Eso sólo podía significar una cosa.
Echó hacía atrás su cabeza, cerrando los ojos. Todavía sentía al restaurante entero mirándole, así como a su hermano.
--Sí, todavía la quiero-- admitió.
.
Hiccup se encontraba en su cuarto, era tarde, no podía dormir. Dio otra vuelta en su cama, sin poder encontrar una posición cómoda para dormir; no podía creer que después de todo este tiempo, de toda esta abstinencia hacia ella, a sus ojos, a su todo, no la haya olvidado. O que por lo menos le pareciese más hermosa que antes.
Se sentó en su cama. Seguía enamorado y eso le provocaba un poco de enfado, pero hasta cierto punto, le alegraba un poco; era como recuperar una parte de él que pensó que se había perdido. En su mente sonó de nuevo Fairytale, la canción que lo llevo al éxito, ¿quien diría que ahora se encontraba en tan penosa situación? ¿quien diría que, después de todo ese tiempo, aun no hubiese superado a la rubia y que no le importaba si se volvía loco o si le dolía?
I'm already cursed...
Empezó a tararear la melodía, cada vez más fuerte. Hasta que empezó A deformarla, creando otra completamente diferente, más rítmica, más...
--Oah...-- dijo mientras tarareaba, se preguntó si era muy tarde como para tomar su violín y practicar. Encendió la luz de su mesita de noche para luego buscar su diario de hojas pautadas. No debía perder la inspiración.
--Eres muy joven para mi, pero no me importa-- canturreo, sin pensar mientras anotaba las notas básicas. Le gustaba como sonaba en inglés más que en nórdico-- Y canto Oah...
Cause I love you, Astrid...
Sonrió. No era una canción que él quisiese publicar, o que sonará en todos los radios de cada una de las casas; la verdad era que quería que ella la escuchará primero que nadie. Gobber le había dicho que a veces los hombres llevaban música a sus enamoradas. Era la excusa perfecta.
Empezó a fantasear. A planear y a seguir armando la canción, como se la mostraría, en que momento, si lo haría de día o de noche, en algún cumpleaños, o...
Pero no se podía rendir, ya lo había intentado antes. Estaba jodido hasta los huesos, hasta las pestañas. Cada parte de su cuerpo lo estaba.
Y no se iba a rendir hasta que ella le diera una respuesta clara.
.
Hiccup llegó al restaurante a eso de las diez de la mañana, si no es que antes. Astrid estaba en la cocina, o por lo menos eso pensó, por que no la vio rondando por ahí; solo vio a su amiga con un bebé, unas ojeras ligeras y atendiendo la caja. Vio a Finn Hofferson junto a ella, atendiendo la barra y caminó hasta él. No quería que Astrid le viera...
--¡Hiccup!-- exclamó el hombre al verla. Hiccup hizo una mueca, si la rubia estaba en la cocina, definitivamente había escuchado eso.-- ¿Qué te trae por acá? ¿Tienes hambre, muchacho?
--No en realidad-- respondió el violinista en un tono mucho más abajo. Finn le miró un tanto desconcertado-- Escuche, tengo una buena idea en mente.
Finn seguía desconcertado, y ahora se le unía la gemela Thorton.
Hiccup continuo con su propuesta.
--¿Ha pensado en poner una tarima?-- cuestionó Hiccup sin siquiera pensarlo-- como un pequeño escenario donde se toque música a la hora de la cena?
Finn asintió una vez, lentamente.
--Honestamente, nunca se me había cruzado por la mente-- Respondió el hombre, encogiendo los hombros-- Pero dudo que sea una buena idea, los músicos son algo caros, y no creo que la gente le guste tan tarde.
--¿Y si fuera yo...?-- respondió Hiccup, era su último argumento, el único que le brindaba esperanza-- No cobraría ni un solo centavo. Y tocaría todas las horas que usted considere. Si a nadie le gusta, o si cree que hay demasiado ruido...
--¿Harías eso por este lugar?-- le interrumpió el señor Hofferson, en un tono que en vez de sonar dubitativo, sino más con aire de sospecha-- ¿Solo por que si?
Hiccup sintió que había pasado una barrera, pero aún estaba caminando sobre hielo muy delgado.
--Mi padre adora este lugar-- fue lo único que Hiccup considero apropiado para contestar.
--¿Y ese hecho no tiene nada que ver con que el cumpleaños de mi sobrina sea en unos días?-- ah, con que eso era. Eso tomó por sorpresa al castaño, si el señor Hofferson aceptaba, sería una gran oportunidad.
--No... tenía ni idea-- admitió Hiccup, rascándose la nuca con una mano. Le apenaba estar enamorado de alguien de quien no tenia ni idea de cuando era su cumpleaños. Ahora sabía que era en noviembre.
--Me lo imaginaba-- el señor Hofferson sonrió con amabilidad-- Escucha, mis dos niñas son lo más importante para mi. Prácticamente yo soy su padre.
--Lo sé, señor-- asintió Hiccup, en el fondo estaba aceptando su derrota. Era un plan muy bueno para ser cierto.
--Y Astrid..., me preocupa que no encuentre a nadie-- añadió en un tono mucho más serio e íntimo. Ruffnut, quien estaba callada, asintió; el bebé dormía-- Aún es muy pequeña, me refiero para ti.
Hiccup hizo una mueca.
--Quiero decir, Hiccup-- añadió el hombre, medio disculpadose-- Estas en edad casandera. Y ella, yo sé que muchas se casan a su edad pero...
--¿Quieres cantarle, verdad?-- Ruffnut les interrumpió, con voz un poco alta. Hiccup sonrió de lado y asintió, dándole la razón-- ¿Como la primera vez que lo hiciste?
--Más íntimo que eso.
--Respondeme algo, Hiccup-- Finn tenía el rostro serio-- ¿Realmente quieres casarte con Astrid?
Esa pregunta era sencilla. Sabia la respuesta desde hacía cinco años.
--Sí-- dijo respondió con voz fuerte y decidida. Ruffnut sonrió de felicidad, así como emoción.-- La quiero, vaya, desde la primera vez que la vi. La he querido tanto durante todo ese tiempo que no he parado de escribirle canciones; le he dedicado cada nota y...
"Tengo la esperanza, ¿sabe? Siento que lo que siento por ella no se quita ni llendome al otro lado del globo. No me sirvieron estos años para olvidarla y...-- Hiccup hizo una pausa, suspiró y meditó algunas otras palabras-- Créame que si ella me quiere de la misma forma en la que yo lo hago, y nos casamos, no habrá una mujer, no, no habrá dos personas más felices que nosotros.
--¡Awwwwwwwwww!-- exclamó Ruffnut, con las mejillas sonrosadas. Finn sonreía.
--Veré que el coronel Eret pueda hacer la cabina.-- resolvió, convencido.
Hiccup sonrió.
--Creo que eso no es necesario-- contradijo.
--Pero muchacho...
Sus palabras fueron opacadas por la voz del Coronel Eret, quien era ayudado por unos cuantos hombres. Cargaban una tarima lo suficientemente grande como para que Hiccup y algunos músicos tocarán sin problemas.
--¡Chico violín! ¿Donde quieres tu tarima?
.
Lo demás son solo planificación. El colmo el violinista hizo que un grupo de cantantes se aprendieran la canción, así como un grupo de músicos; la insistencia de Ruffnut de que Astrid comprara un vestido nuevo para ese día, el como Tuffnut terminó confesandole el plan a Heather y de paso, que estaba enamorado de ella. Heather accedió ir... y los sentimientos de Tuffnut.
También los otros dos días en los que Hiccup le enseñó la canción a su hermano y a Camicazi. El Astrid preguntandose a donde iba, así como también el asunto de la tarima.
Preparativos, preparativos, detalles, detalles. Incluso Hiccup llamó a Finley Ingerman, su representante para que viniera.
Finley pensó que o vería como su amigo se comprometía o como caía monumentalmente.
Valka ya miraba que plantas sembraria unos días antes de la boda, así como buscaba su vestido de novia. Stoick hacía lugares en su agenda y buscaba las argollas. Eret les diseñaba una mesa comedor para la casa de ambos, Tannalaus buscaba regalos...
Todo para llegar hasta aquí.
.
Todos, una vez entró al Den Store Salen, comenzaron a cantar:
Singing oah
I love you Astrid...
You're way too young for me
But I don't mind...
Y liderados por Hiccup. Astrid entrecerro los ojos.
--¡Hiccup!-- le dijo por su nombre, olvidando la formalidad. Parecía enojada-- Ya te he dicho que no me interesa lo que tu...
--Pero por lo menos dame una oportunidad-- respondió automáticamente Hiccup.
--Escucha, ¡no quiero salir contigo!
--Bien, ¿pero, que tal si nosotros...?
--¡Para de hacer esto!
Pero no paró.
Se giro para seguir escuchando su voz y su estúpido violín.
Never mind what your girlfriends say
Deep inside I'm quite okay
I may have fooled around once or twice
But I really need you!-- Canto, pareciendo desesperado. Astrid rodó los ojos, enfadada con todos los que participaban en aquello.
And it's not like I'm the only guy
I know how you make them cry-- Confesó, pensando en Snotlout.
So let's start by being friends-- canto en tono razonable.
And let this friendship never end...
I knew you years ago-- Eso sonó mal.
When I was... I don't know!
But let you say it's love!
Y nuevamente Hiccup, acompañado con otros:
Singing oah
I love you Astrid!
You're way too young for me
But I don't mind
Don't say maybe
Just be my lady!
No need to hesitate
'Cause you'll be fine!
Yeah!-- Hiccup tomó su violín e hizo un solo bastante animado mientras todos bailaban al ritmo de la música.
Hasta Heather... ¡vamos, hasta Camicazi! ¡Su propia hermana!
So tell me what I want to hear-- eso sonó peor, tanto que buscó corregirlo.
No wait...! let's just leave it there...
You know I'm not good for you...
God... I don't know what to do!-- admitió desesperado.
I liked you from the start
You melt my icy heart...
Tuffnut abrazo a Hiccup por los hombros, balanceándose junto con Eret y Tannalaus. Los tres cantaron a coro:
And now it's burning out!
Astrid resoplo, rodando los ojos. Con evidente disgusto.
Singing oah
I love you Astrid!
You're way too young for me
But I don't mind!
Don't say maybe
Just be my lady!
No need to hesitate
'Cause you'll be fine...
Astrid se acercó a él. Si el no iba a callarse, ella lo haría. Le quito el violín de un tirón y le tomó del brazo, Hiccup la sostuvo de la cintura, bailando con ella. Cantándole mientras le miraba a los ojos.
Don't go away...
All what's left of me
I once believed you was in my soul...-- Le tomó del mentón, obligándole a que le mirará.
But if you saw me now... crying secretly-- admitió
Would you hold my hand and never let it go?
Y la música paró. Todos esperaron la respuesta.
Vale, si, tenia que admitirlo, aquello era un gran detalle. Era hermoso. La canción era lindisima...
¿y si le decía que si?
Pero... No estaba segura...
--No...-- susurró, haciendo que el semblante de Hiccup se cayera. Su corazón le dolió de sobremanera-- No lo sé-- añadió, para luego soltarle e irse en dirección al su cuarto.
Corrió en dirección hacia su habitación. Entró en ella y la cerró, ahogó un sollozo en su garganta, ¿por qué él le hacía eso? ¿Y por qué a ella le costaba tanto aceptarlo?
Se recargo en la puerta de la habitación. Recargando su peso en ella y apoyando la cabeza; necesitaba pensar, necesitaba meditarlo.
Pero vamos, ella nunca lo hacía. Siempre decía que lo haría pero terminaba no haciéndolo y eso era.. era...
Sintió un par de golpecitos en su espalda. Alguien estaba tocando la puerta, resoplo, pero no tuvo la valentía de contestar.
--¿Astrid?-- la voz de Hiccup atravesó la puerta, se oía comprensivo.
--No quiero hablar con usted-- le respondió Astrid. A decir verdad, no quería tener que verle y darse cuenta de le necesitaba.
--Escuche, no, escúchame-- Hiccup parecía más determinado que antes. Astrid soltó un suspiro-- Por favor, solo pido que esta vez me escuches, ¿Podrías darme mínimo una oportunidad en eso?
Astrid no respondió, pero tampoco abrió la puerta.
--Bien, lo haré...
En un tono más bajo, Astrid escucho la voz baja de Hiccup cantando el coro de la canción.
I'm singing oah
I love you Astrid...
You're way too young for me
But I don't mind...
Astrid soltó un suspiro. Estaba lista para confrontarle; abrió la puerta de su cuarto, tratando de limpiar los surcos de las lágrimas que había soltado.
Abrió los ojos de sobremanera, Hiccup no estaba solo. Vio a prácticamente al restaurante entero en el pasillo, con Hiccup en el centro. Soltó un suspiro mirándolos derrotada.
Don't say maybe
Just be my lady!
No need to hesitate
'Cause you'll be fine...
Astrid suspiro, sonriendo al final.
I'm singing oah
'Cause I love you Astrid...
You're way too young for me
But I don't mind
Don't say maybe
Just be my lady
No need to hesitate
'Cause you'll be fine
Hey!
La música inundó el pasillo, luego el restaurante. Hiccup bailó con la camarera toda la noche, hubo incluso tragos gratis, pastel y cerveza.
La boda no fue tan rápida como uno pensaría, pero igual todo estaba listo. La primera vez que Hiccup salió con Astrid ambos acordaron no ir a comer.
Y que ella se casaría con el si la dejaba seguir trabajando. Ah, y si se reía de como expresaba sus sentimientos, ella le golpearia tan fuerte que no podría tocar un violín el resto de su vida.
No hubo ninguna objeción por parte de él.
Fuera de eso, y la sorpresiva noticia para la prensa, todo marchaba sobre ruedas. Hiccup se estaba preparando para sacar un nuevo sencillo, esta vez con el concentimiento de Astrid y, aunque pareciera mentira, su ayuda.
--No tengo idea de como se componen canciones-- Astrid se encogió de hombros detrás de la barra. Hiccup solo sonrió divertido-- Ni siquiera sé si realmente te estoy ayudando.
--Lo haces, créeme-- respondió Hiccup con una sonrisa coqueta. Estaba sentado del otro lado de la barra, con una libreta abierta, la cual tenía montones de rayones, dibujos y oraciones.
--¿Como es que haces eso?
--¿Qué cosa?
--Convertir tu vida amorosa en un nuevo éxito-- se burló Astrid.
--Es nuestra.
--Lo que sea.
Hiccup soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza.
--No lo sé, es fácil hacer una canción basada en lo que más te gusta en el mundo-- Admitió Hiccup, haciendo sonrojar a Astrid.-- ¿Eso te convence?
--Por el momento.
El castaño río con suavidad.
--¿No crees que genial que por fin, me estas tratando como un chico... y que yo te trato como una chica?
Astrid, se giro, mirándole con el ceño fruncido. Para luego reír.
--En este pequeño y loco mundo, todo se puede.
--Te cambio el loco por divertido, ¿te parece?
Astrid se acercó hacía él para darle un corto beso en los labios. Sonrió después de habérselo dado y se sintió sorpresivamente feliz. Como si su sangre fuera más ligera de lo usual.
--¿Así se escribe una canción?
Fin.¡Mil perdones por no haberlo subido antes! Tuve muchos asuntos pendientes. Espero puedan comprender.¡Gracias por el apoyo! ¡Los quiero!