Hola de nuevo gente, ¿me extrañaron? bien, aquí les traigo otra historia inspirada en otro de los trabajos de Martín Hsu. Si, pienso hacer mas como estas si se lo están preguntando. Pero basta de eso, como lo dije esta historia es una continuación de la Rosa Violeta pero descuiden, me centrare en otros aspectos para variar este pequeño universo en el que estoy trabajando.

Sin mas aquí les entrego otra historia mal escrita sobre esta serie. Ruby Gloom le pertenece a Nelvana, esta historia solo esta escrita en orden de entretener sin la intención de sacar lucro u otro beneficio.


Capitulo 1

Marea Negra

Gloomsville estaba sufriendo de un gran temporal de tormentas pero en la vieja mansión nada de eso parecía afectar las rutinas diarias de sus habitantes. Eran cerca de las once de las noche y todo el mundo se encontraba abajo en la sala de estar escuchando una transmisión de radio muy atentamente mientras disfrutaban de una ración de palomitas de maíz.

- "Entonces el cazador se adentró en la capilla de sanación tras derrotar a esa extraña criatura alienígena que salió de los jardines, con la duda de que nuevo horror podría encontrarse en este lugar. La oscuridad al igual que las visiones de todas esa cosas horribles que se había encontrado a lo largo de su cacería lo invadían y le hacían dudar cada vez más sobre si lo que hacía lo llevarían a alguna parte. Al bajar por un elevador que lo dejo en la parte más profunda de la capilla se encontró… se encontró con… el cazador no podía creerlo. Era… era…"

La transmisión de la radio se cortó dejando escapar más de un suspiro de decepción por no decir lo que iba a ocurrir a continuación. El locutor dijo que la transmisión continuaría la próxima semana llenando a los jóvenes con las dudas y expectativas de que podría seguir en la historia.

- Debo decir de nuevo Desgracia que esta historia realmente te atrapa por completo. – Menciono Ruby al apagar la radio.

- Lo sé, Mi prima Migraña me lo recomendó y desde entonces comencé a oírlo durante la excursión que tuvimos, sabía que les encantaría.

- Pero no creo que a Miedoso le gusto. – Dijo Poe que estaba sentado en la parte superior del asiento de Ruby.

Como de costumbre Miedoso se encontraba escondido debajo de uno de los asientos temblando por lo que le pareció la historia más terrorífica que había oído hasta ahora. Ruby intento calmarlo pero fue en vano pues el murciélago no la escuchaba.

- Tranquilo Miedoso, es solo una historia. No es real.

- Hasta donde sabemos. – Señalo Desgracia.

- Desgracia…

- Ups… lo siento Ruby.

- De todas formas Ruby. – Dijo Chico Calavera al bostezar. – Deberíamos irnos a la cama. Ha sido un día muy largo y debo continuar trabajando n mi nuevo invento.

- Has estado trabajando en esa cosa desde que Frank y yo regresamos Chico Calavera. – Dijo Len al levantarse junto a Frank.

- Cierto. Pero si necesitas ayuda podemos ayudarte cuando sea, solo di la palabra y estaremos hay. – Dijo Frank.

- Gracias por la oferta pero es un trabajo muy delicado chicos. Tal vez les pida la ayuda con algo no tan delicado. – Contesto al rascarse la nuca algo nervioso.

Todo el mundo se fue a sus respectivas habitaciones para descansar. Ruby ayudo a Miedoso a volver a la cama. Pero antes de dormir Desgracia le dio una visita a la joven.

-Ruby… ¿estas despiertas?

- Claro que si Desgracia, entra.

La joven entro la habitación donde su amiga estaba sentada en la cama escribiendo en su diario con la única luz de una vela en su velador y los rayos de la luna que entraban por su ventana.

- Ruby, te quería pedir un favor. Es algo personal.

- ¿Sucede algo malo? Porque si es así puedo ayudarte con lo que sea.

- No es nada malo Ruby. Me gustaría que me acompañaras mañana al pueblo, tengo unas cosas que tengo que recoger de una farmacia y algo del correo.

- Umm… no veo como eso pueda ser muy personal pero muy bien. Te acompañare si eso quieres. – Termino la joven al cerrar el diario y al soplar la vela dejando la habitación a oscuras.

Temprano por la mañana Ruby preparo el desayuno y atendió las necesidades de Charlotte que se había vuelto amiga de Desgracia. El primer contacto entre ambas fue algo… explosivo. Fue básicamente el de dos fuerzas de la naturaleza y por algún extraño motivo la mansión se sentía ahora como en el ojo de un huracán por algún balance extraño. En el jardín se encontraba también Iris que estaba dando brincos como de costumbre montada en su canguro. La música se podía sentir a lo lejos en el garaje de Frank y Len con su práctica matutina y Chico Calavera no se le había visto pues seguía ocupado en su misterioso proyecto.

- Estoy lista Ruby.

- Ya voy.

La joven pelirroja vio cómo su amiga cargaba un pequeño bolso a su lado y también se fijó como guardaba unas cartas en su interior junto a unos pañuelos antes de partir.

- ¿Qué es lo primero que quieres hacer Desgracia? – Pregunto Ruby al avanzar hacia la entrada de los terrenos.

- Primero quiero ir a la farmacia. Se me termino el suero y las vendas para las quemaduras.

- ¿Quemaduras?

- Fue algo que sucedió durante el viaje, tenía tanto frio una noche que mientras dormía me acerque demasiado a la fogata. – Dijo al mirar hacia otra parte.

- Eso debió doler.

- No me dolió tanto como crees. Pero al menos no me quede dormida en mitad de una tormenta de nieve como Caos.

El viaje hasta el pueblo fue corto y al llegar se encontraron con el mismo ambiente monótono de siempre con la única diferencia que ahora estaba lleno de turistas de todo tipo. Parecía ser que eran las vacaciones en varios partes por lo que algunos de ellos llegaron hasta el pueblo ya sea para divertirse o relajarse en su tiempo libre.

A Ruby esto le causaba un gran interés puesto que Gloomsville nunca había recibido a tantos turistas antes. Solo podía imaginarse el tipo de personas y las historias que podrían contarle sobre los lugares más allá del pueblo. Lo que también le planteaba la pregunta de que por qué motivo nunca se había tomado la molestia de ir de viaje a un lugar remoto, tal vez porque sabía que todos el mundo en la mansión y se refería a todo el mundo eran muy dependientes de ella. No le molestaba ser necesitada pero quizás un descanso le vendría muy bien.

Mientras caminaba Desgracia le conto más detalles sobre el viaje como las cosa se vio. Entre las cuales les menciono que había visto la aurora boreal, aunque por lastima las fotos que había tomado se prendieron fuego en mitad de una tormenta de nieve. Al seguir avanzando Ruby recordó que la farmacia no se encontraba demasiado lejos de la tienda de la señorita Rosaría por lo que decidió darle una visita a su amiga antes de seguir.

- Esta es la tienda de la que te hable Desgracia. – Señalo la joven.

- Se ve bien pero es mejor que no entre. No quiero tener una alergia al entrar Ruby. – Dijo la joven al dar un paso hacia atrás.

- Puedo pedirle que salga para que te salude.

- Bueno, aquí te espero. – Contesto al quedarse cerca de la mesa donde estaban las otras flores.

La joven pelirroja abrió la puerta y se encontró con que no había rastro alguno de la señorita, solo estaba Verónica detrás del mostrador totalmente dormida y roncando muy fuete, lentamente Ruby se acercó a la joven y le toco con cuidado el hombro.

- ¿Verónica? Despierta, soy yo Ruby.

La joven levanto la cabeza mirando a todas partes balbuceando hasta que finalmente se dio cuenta de la presencia de la joven a la que miro de forma molesta. – Solo eres tu niña tonta, vuelve más tarde que estoy en mi descanso.

Nuevamente la joven volvió a apoyar sus brazos y su cabezas en el mostrados dejando a Ruby escapar un suspiro. – Solo quiero saber dónde se encuentra la señorita Rosaría, es para presentarle a una de mis amigas.

- Pues no está aquí. – Dijo sin levantar la cabeza de la mesa. – Se fue de viaje y regresara la próxima semana. Tenía que ver algo con una reunión o algo parecido, no lo sé… no le preste mucha atención en realidad.

- ¿De viaje? – Dijo muy sorprendida. – Pero la tienda…

- Yo me encuentro a cargo de momento. Sé cómo cuidar de las plantas y los precios. Así que si necesitas algo solo pídelo, pero ahora no, prueba más tarde niña.

- "¿De viaje?" – Pensó Ruby. – "Todo el mundo sale de viaje y yo sigo aquí. Me gustaría también irme lejos al menos durante unos días".

- Si no necesitas nada niña es mejor que te vayas. Luego de mi descanso tengo muchas cosas de la cuales ocuparme.

- Oh lo lamento mucho haberte molestado, ya me voy. – Dijo la joven al dar media vuelta algo desanimada.

- Espera un segundo niña. – Dijo la joven antes de que Ruby llegara a la puerta. – Si quieres dejarle un mensaje dímelo y lo anotare.

- No es necesario, solo quería presentarle a alguien Verónica. – Contesto al darle una pequeña sonrisa.

- Muy bien. Ten un buen día niña tonta.

Saliendo de la tienda Ruby vio que Desgracia tenía la cara hinchada y totalmente roja alarmando enormemente a la pelirroja

- ¡Desgracia! ¿Te encuentras bien?

- No realmente Ruby, parece que soy alérgica a las flores que hay aquí afuera. – Respondió la joven al sonarse la nariz. – Creo que me pondré mejor si voy a la farmacia.

- Muy bien, vamos. No estamos demasiado lejos.

Sin perder tiempo la jovencita llevo a su amiga hasta el negocio que parecía una antigua tienda de boticario muy descuidada para ser tratada como tal donde el encargado reconoció de forma inmediata a Desgracia y la atendió de inmediato curando su hinchazón. Después de unos minutos lograron salir con todo el equipo médico y partieron directamente hasta la estación de correo.

- Ruby ¿te pasa algo? Te he visto algo distraída desde que partimos.

- No es nada, es solo que pensaba que…

- ¿Si?

- Sabes que, olvídalo. No es de importancia.

- Bueno, si tú lo dices…

Al llegar a la estación de correos no se encontraron con ninguna fila como de costumbre, solo con un joven que había tomado una bicicleta para entregar algunos paquetes. En el interior solo encontraron a un encargado que parecía haberse quedado dormido con un sándwich a medio comer en su escritorio.

- Señor, me gustaría enviar unas cartas. Es un poco urgente pero lo entenderé si está ocupado. – Dijo la joven al sacar las numerosas cartas de su bolso.

Casi por inercia el hombre aun dormido tomo las cartas y las dejo al otro extremo de su escritorio junto a muchas otras cartas.

- ¿Crees que este bien dejarlas solo así Ruby?

- No lo creo Desgracia, será mucho mejor despertarlo. – Dijo Ruby al acercársele con toda la intención de sacarlo del sueño. – ¡Señor, despierte!

Dando un brinco en su asiento el hombre despertó mirando a todas partes hasta que sus ojos se posaron en ambas jóvenes. – Niñas, no deberían despertar a una persona de esa manera. Pero qué más da, ¿en qué puedo ayudarlas? – Dijo al acomodarse en su silla.

- Solo quería enviar algunas cartas a unos parientes si es que fuera posible.

- Muy bien, solo déjame comprobar las estampillas, las direcciones y las enviare a la parte de atrás para su envió exprés, las cartas después se llevaran a la estación de trenes donde se asegurara sus destinos.

- Muchas gracias, pero de casualidad ¿no tendrá cartas para mi cierto? – Pregunto Desgracia al acercarse al escritorio.

- Necesito su nombre y dirección jovencita.

- Me llamo Desgracia y vivo en la mansión.

- Déjame ver… Desgracia, Desgracia. Aquí esta. Tienes tres cartas a tu nombre y un paquete.

- Gracias señor – Dijo la joven al recibir los objetos.

- De nada, que tengan un buen día. – Dijo el hombre al acomodarse de nuevo en su silla para echarse otra siesta.

Saliendo de la estación y aun con mucho tiempo antes del mediodía las jóvenes fueron y se dieron una vuelta por la nueva plaza. Pero Desgracia estaba notando algo extraño en Ruby, algo que nunca había sentido antes en su querida amiga.

- ¿Estas segura de que te encuentras bien Ruby?

- Estoy bien, solo un poco cansada.

- Mmm… ¿sabes Ruby? Todavía tenemos mucho tiempo antes de volver a la mansión, ¿por qué no vamos a comer algo?

- Es una buena idea, vamos. – Dijo Ruby al adelantar el paso dejando a Desgracia detrás no muy conforme con la poca sinceridad de su amiga.

La cafetería a la que fueron parecía sacada de alguna película de esas de los años ochenta, incluso una de la camareras que las atendieron se vestía con ropa de la época y las levo a una mesa desocupada en el interior con vista… hacia el pueblo. Al poco tiempo les trajo su orden de un trozo de pastel de chocolate y una taza de té, pero tampoco paso demasiado tiempo hasta que Desgracia finalmente se cansó del silencio de su amiga y le pregunto con mucha más insistencia que antes.

- Muy bien, ¿Qué te pasa?

A esa pregunta Ruby hizo algo que no había hecho antes, ignorar la pregunta y servirse una cucharada de pastel.

- Ruby, sé que no soy muy buena para levantarle el ánimo a las personas. Ese es tu trabajo. – Dijo la joven al bajar la cuchara aun con pastel en ella. – Pero me gustaría ayudarte con lo que sea que te moleste, solo dímelo.

- Tienes razón Desgracia, te lo diré. – Contesto dejando de lado su pastel. – No es nada serio en realidad pero me encantaría salir de viaje a alguna parte. He vivido en Gloomsville toda mi vida y la única vez que salí fue cuando fuimos por Doom al spa.

- Oh, ¿es todo?

- Si, sé que no es nada importante pero es algo que me gustaría hacer.

La joven pelirroja se apoyó en su asiento mientras que Desgracia se llevó otro bocado a la boca pensando en lo que su amiga le dijo. Si hay alguien que se merecía un descanso, era ella. Después de un largo descanso las jóvenes se dirigieron a la mansión donde pasaron otra velada escuchando la radio para la repetición del programa y después se dispusieron a dormir. Solo que Ruby como siempre era la última en dormirse. Durante la mañana Chico Calavera preparo el desayuno pues no quería estar demasiado tiempo aislado en su cuarto preparando quien sabe qué. Frank y Len se sentaron al lado de Ruby que parecía estar aún bajo los efectos del sueño.

- Hey Ruby, ¿piensas comerte eso? – Pregunto Len al señalar el plato.

- No, creo que solo me serviré algo de cereal y luego iré al patio un rato.

- ¿No quieres que te hagamos un poco de compañía? Nos gustaría tu opinión sobre una canción que estuvimos componiendo la otra noche. – Dijo Frank.

- Claro chico.

Unos minutos más tarde los tres amigos se encontraron en el patio mientras se escuchaba el sonido de la guitarra. La melodía tenía un muy buen ritmo y a Ruby le gusto la letra que le dieron, sin duda Frank y Len siempre encontraban alguna forma de sorprenderla con su música y no solo a ella, a todo el mundo por igual.

- Ruby, ¿estás aquí? – Llamo Desgracia que avanzaba por el jardín.

- ¿Qué sucede Desgracia? ¿Necesitas ayuda con algo?

- Más bien es al revés Ruby

Esas palabras confundieron un poco a Ruby por lo que podría estar refiriéndose su amiga hasta que noto una que sostenía una carta arrugada en su mano. – ¿Recuerdas lo que hablamos en esa cafetería?

- ¿Sobre lo de viajar?

- Si, y creo que encontré la solución a tu problema. Una de las cartas que recibí era de una de mis primas que me invito a quedarme en su casa en la playa de Marea Negra. Así que… me preguntaba sí...

- ¿Si quiero ir contigo?

- Sí. Ya sabes, para salir.

- ¡Por supuesto que quiero acompañarte Desgracia! – Contesto alegremente la joven. – No sé cómo agradecértelo.

- Bueno, podrías ayudarme con el equipaje. Necesito llevar demasiadas cosas y no sé por dónde empezar.

- Claro.

- ¿Podemos ir con ustedes? – Peguntaron los hermanos igual de entusiasmados.

- No veo problemas en que vengan, pero no tengo idea si la casa será lo suficientemente grande para todos. – Dijo Desgracia al tocarse el mentón pensativamente.

- No te preocupes por eso, Frank y yo no ocupamos demasiado espacio.

- Es cierto, vivimos en el garaje y dormimos en el sofá. – Apunto Frank.

- Y debo decir que es el sofá más cómodo del mundo. – Dijo Len al con una sonrisa.

- Dame los cinco por eso hermano.

- Oh si hermano.

- Bien… creo que no habrá problemas si vienes. Creo…

- ¡Muy bien! iremos por nuestras cosas y podremos irnos. – En un instante Frank y Len se dirigieron a su cobertizo a para prepararse para el viaje.

- Creo que debí haberles dicho que todavía debo enviarle una carta a mi prima para decirle que si iremos.

- Se los diré en la cena Desgracia, ahora mismo debo ver cómo le va a Charlotte, me dijo que quería aprender a tocar el piano pero todavía no sé cómo llevar el piano hasta ella.

- Muy bien, iré a escribir la carta, hasta luego Ruby.

- Bien, nos vemos después.

El día nuevamente transcurrió con la misma normalidad que el día anterior y el anterior y el anterior y el anterior y el anterior y el anterior… hasta que en menos de tres días Desgracia recibió la respuesta de su prima.

- ¿Qué dice la carta? – Pregunto Iris que se encontraba inquieta en su asiento en el comedor.

- Bueno, mi prima me dijo que no hay problemas en que Ruby, Frank y Len me acompañen. Solo pide que tengamos cuidado porque en unos días vendrán los vendedores de bienes raíces para ver el estado del lugar.

- ¿Nada más?

- No… nada más. Oh sí hay algo más. Escribió algo sobre no acercarse al mar durante la noche.

- Eso parece importante. – Señalo Chico Calavera.

- Si, pero la carta se me cayó y la parte donde me decía sobe eso se borró, y era una carta muy larga. Oh, también me envió las llaves de la casa por el correo. – Dijo al mostrarle una gran llave de bronce atada a una cuerda negra.

- Muy bien. – Dijo Ruby que había sacado una libreta en la que empezó a escribir. – Entonces, durante nuestra ausencia deberán ocuparse de la mansión. Chico calavera. – Dijo al señalarlo con su bolígrafo.

- Me ocupare de la cena y de mantener todo limpio.

- Iris.

- Debo comprar los víveres y cuidar a Charlotte.

- Miedoso.

- Bueno, pensaba en ir con ustedes pero me ocupare de que nadie se meta en problemas.

- Ese no es una tarea de verdad Miedoso. – Señalo Boo Boo que flotaba por encima de su cabeza.

- Bien, yo preparare la cena, solo si Poe me ayuda.

- Espera un segundo Miedoso yo soy el que se ocupara de la cena, no cambies las tares.

- Creo que sería mejor si yo hago la cena. – Dijo iris.

- Iris… - Contesto Chico Calavera al recargarse en su asiento frustrado.

Tras una larga espera lograron ponerse de acuerdo en las tareas a realizar. Como lo había prometido Ruby ayudo a su amiga a empacar todo lo necesario para el viaje. Durante ese rato Desgracia parecía estar feliz como preocupada al salir, la razón era porque le encantaban ir de viaje pero también significaba tener que lidiar con alguna enfermedad o un nuevo malestar del que no sabía que podía padecer. Ruby le prometió que no la dejaría sola al igual que ella le prometió que no la molestaría demasiado con sus malestares.

En la habitación Ruby se encontraba separando la ropa de su amiga mientras que Desgracia separaba sus medicamentos, cuando ya se encontraba por doblar los velos de su amiga se le vino una pequeña duda al respecto sobre la carta.

- Oye Desgracia, ¿Por qué tu prima piensa vender la casa?

- Déjame recordar. Según lo que decía la carta es a causa de la brisa marina. Ella sufre de alergias y los médicos le recomendaron mudarse a la costa, solo que parece ser que el aire del mar también le causa alergias.

- Pobrecilla, ¿se encontrara bien?

- Eso creo, se va a quedar con otra de mis primas hasta que encuentre un lugar donde quedarse.

- Si no tiene donde quedarse le puedes pedir que se quede aquí, tenemos cuartos de sobra en la mansión. – Señalo la joven al sentarse en la maleta para cerrarla.

- Puede que acepte si la invito, pero ahora es mejor que no Ruby.

- De acuerdo Desgracia, por ahora terminemos de empacar y luego podrías ayúdame a preparar la cena.

- ¿Estas segura de eso?

- Claro que sí Desgracia.

Durante la cena Iris tuvo la idea de que Ruby debería llevarse a Squig con ella para que lo montara en la playa pero, Ruby rechazo la oferta de su amiga diciendo que realmente no era necesario llevarlo consigo. Chico Calavera por otra parte le pidió a las dos si podían traerle recuerdos de su viaje y Desgracia les dijo que pensaba traerles regalos como la última vez. Así estuvieron conversando un buen tiempo hasta dirigirse a la cama para descansar y estar listas y llenas de energía para su viaje.


A eso de la nueve y media de la mañana fueron acompañadas por todo el mundo con la excepción de Charlotte que le dio a su madre unas flores para que se llevara consigo, Ruby pensó en dejarlas en algún florero al llegar allí. Frank y Len fueron los que más estaban entusiasmados por el viaje diciendo cosas como que la inspiración les llegara una vez leguen a la playa y que tal vez encuentren a un caza talentos que los descubra finalmente, aunque muchos de ellos pensaban de por qué buscar uno si ellos ya eran la mejor banda de Gloomsville y sus alrededores. La única vez que perdieron fue durante un viaje a otro pueblo donde una banda de chicas les gano y por mucho, Ruby no podía recordar bien el nombre, era algo como Hex o algo por el estilo. De todas formas, al llegar a la estación se encontraron de que estaba más concurrida de lo usual por los turistas que se ya se marchaban y los que llegaban.

- ¿Llevan todo lo necesario?

- Si Poe.

- ¿No se olvidan de nada?

- No, Poe.

- ¿llevan…?

- Poe… Revisamos las cosas tres veces antes de salir de la mansión y tenemos todo lo necesario y el dinero con nosotras. – Contesto Ruby al rodar los ojos.

- Perdóname por mi preocupación pero es la primera vez que te vas tan lejos, solo quiero que tengas cuidado Ruby.

- Descuida Poe, estaremos bien además ¿Qué podría salir mal?

- Todo podría salir mal.

- Miedoso… - Dijo Chico Clavera al mirar al murciélago algo molesto.

- Solo digo, dicen que el mar es muy peligroso. – Menciono al sacar una revista que llevaba consigo.

- Puede serlo. – Dijo Desgracia al detenerse al sentir la mirada de todos en especial la de Chico Calavera y Poe al recordar su viaje por el tiempo al llegar al Titanic. – Pero claro esa es mi opinión debido a mi experiencia personal.

- Ejem, como decía. Si ocurre cualquier cosa no duden en tomar el primer tren de regreso. Las estaremos esperando chicas. – Volvió a recalcar el cuervo que ya parecía un padre consternado.

- Poe te prometo que si ocurre algo serán los primeros en enterarse. – Dijo Ruby al inclinarse para reconfortar a su amigo.

- Es cierto, pero el tren realizara unas cuantas paradas antes de que nos deje en nuestro destino. – Dijo Desgracia al abrir su bolso para sacar una caja de pañuelos. – Deberíamos llegar al atardecer a más tarda Ruby.

- Que suerte que traje unos cuantos libros y mi diario.

- ¿Me prestas uno?, yo solo traje a María Antonieta para que me hiciera compañía.

- Por supuesto.

- Todo el mundo, el tren con el destino terminal a Marea Negra llegara a la hora programada de la diez en punto. Por favor tengan sus boletos a mano para no tener problemas. – Se escuchó desde los altavoces de la estación llamando la atención de todo el mundo.

- Bien, todavía queda un rato, ¿por qué no comemos algo antes de partir? – Dijo Len.

- Pero acaban de desayunar chicos. – Contesto Miedoso.

- ¿Qué pasa, nunca oíste de que el segundo desayuno es el más importante alimento del día Miedoso?

- Creo que ese dicho no existe Frank, además podrán comer en el tren. – Dijo el murciélago al ver por el andén si se acercaba la locomotora.

- Oye Ruby, ten mucho cuidado. – Dijo Chico Calavera al ayudarla al cargar su equipaje.

- Tu también ten cuidado, recuerda que debes cuidar el jardín y no te quedes tanto tiempo encerrado en tu habitación. No es bueno para tu salud.

- Lo sé Ruby, es solo que estoy cerca de un gran descubrimiento y no puedo detenerme ahora. Debo terminarlo mientras la ideas y la inspiración invaden cada hueso de mi cuerpo, oh algo así. – Dijo al ponerse en una pose muy parecida a la de Shakespeare al sostener un cráneo.

- No creo poder disuadirte de lo contrario Chico Calavera, solo no te sobreexcedas. Debes descansar y comer apropiadamente.

- Creo que nos preocupamos más por el otro de lo que lo hacemos por nosotros mismos.

- Lo se…

Antes de poder siquiera decir otra palabra se sintió el sonido de los rieles del tren que ingresaba a la estación además de las personas que empezaron a moverse por el andén empujado por accidente a los jóvenes.

- Creo que podemos dejarlo para después Ruby. – Dijo al intentar avanzar por la concurrida estación.

Pasando los minutos Ruby junto con el resto se subieron al tren y se dirigieron hasta su cabina mientras que Chico Calavera junto a los otros se despedían de sus amigos a medida que el tren se alejaba y ganaba más velocidad. Al quedarse solos junto a algunas otras personas que también se despedían Iris fue la primera en notar algo raro.

- Oigan, ¿Dónde está Boo Boo?

- Dijo que tenía una reunión con el señor blanco y el señor blanco.

- ¿Fue lo que te dijo Chico Calavera? él no tiene ninguna reunión de ningún tipo.

- Como lo sabes Miedoso.

- Bien, quitando el hecho de que siempre me asusta pasamos mucho tiempo conversado y me conto muchas cosas sobre sus reuniones y esta semana ni tiene ninguna. – Dijo al mover la cabeza de lado a lado hasta que Iris pregunto.

- ¿Por qué nos mintió?

- Tal vez tenga sus motivos. – Respondió Poe. – Ahora jóvenes, ¿Qué tal si vamos a comer algo?

A media que abandonaban la estación nuestra atención se centra en lo que Ruby y el resto se encontraban haciendo al interior de la locomotora. La cabina que tenían era amplia pero Frank y Len tuvieron que ir a otra por un error en su número de asientos dejando a Ruby y a Desgracia solas con dos asientos extras y con la vista hacia los desolados campos de Gloomsville mientras se encontraban una frente a la otra. Al menos tenían privacidad gracias a la puerta y las cortinas de esta.

- Sabes que Desgracia, me encuentro algo nerviosa.

- Es tu primer viaje lejos de casa, yo me sentí así la primera vez que viaje.

- ¿No extrañas tu hogar?

- A veces pero sigo viviendo en la mansión hasta ahora. Además, mi familia no puede estar junta tanto tiempo en un solo lugar. Y… ahora que recuero me dijiste que me prestarías uno de tus libros.

- Casi se me olvida, solo déjame abrir mi bolso y…

Cuando Ruby tenía la mano en el interior sintió algo suave y una pequeña risa hasta que al tomarlo con firmeza saco a alguien que no esperaba ver en el tren.

- ¿Boo Boo, que hacer aquí? – Pregunto sorprendida al soltar al fantasma que dio un gran estirón.

- Hola Ruby, Desgracia. – Dijo el pequeño algo apenado al mirarlas con una sonrisa nerviosa. – Perdónenme pero no pude resistirlo. Ustedes se iban de viaje y el señor Blanco junto al señor Blanco hace que me quiera volver loco con lo que dicen de ser un verdadero fantasma todo el tiempo. Solo quería un descanso por unos días.

- Boo Boo, no tenías que venir de polizón, pudiste preguntarnos. – Dijo Desgracia sin mostrarse alterada por el asunto.

- ¡Pero iba a preguntarles! Solo que cuando iba a hacerlo Frank y Len ya se habían sumado a la fiesta, por eso me dio algo de pena en preguntarles y por eso…

- Pensaste que sería buena idea colarte y preguntarnos luego, ¿oh me equivoco? – Dijo Ruby al cruzar los brazos, cosa que altero al fantasma pues era raro ver a Ruby molesta por algo.

- Lo siento mucho, pero realmente quería salir de la mansión, no sabes lo duro que es la vida de los fantasmas.

- Yo no tengo problemas en que vengas Boo Boo. – Dijo Desgracia al mover la cabeza de lado a lado. – Solo que ahora podrías tener problemas si encuentran que no tienes boletos.

- Lo sé, solo déjeme en el interior del bolso y saldré cuando lleguemos y les prometo que no hare bromas durante todo el viaje. – Contesto al hace la marca de la cruz en su pecho mientras tenía la otra mano en la espalda.

- Bien, pero la próxima vez debes preguntarnos. – Dijo Ruby.

- Lo juro.

Ruby pensó en que hacer ahora que eran más mientras que Desgracia tenía toda su atención en el libro que le entrego su amiga. Mientras que Ruby observaba por la ventana se percató como poco a poco el paisaje daba a paso a campos y a granjas mientras que las densas nubes de Gloomsville se perdían en el horizonte. Pasada dos horas las jóvenes se sirvieron unos sándwiches y Boo Boo empezaba a sentirse un poco incómodo por estar solamente en el bolso por lo que salió para estirarse un poco a lo que Ruby recordó que Frank y Len no tenían su comida con ellos y se levantó para llevárselas.

El tren era por mucho más un poco más amplio que los que había usado antiguamente debido a las cabinas privadas y gracias a uno de los encargados pudo ubicar el paradero de Frank y Len sin contrariedades.

- ¿Chicos? Les traje su comida, ¿hola?

La joven llamo a la habitación de los jóvenes pero lo único que se lograba escuchar del otro lado eran unas risas. Cosa que la confundió un poco, ¿acaso estarían con alguien? Volviendo a llamar con aun más insistencia sintió el abrir de la puerta donde la recibieron los hermanos.

- Hey Ruby, ¿pasa algo? – Pregunto Len.

- No, es solo que quería entregarle sus almuerzos.

- No te hubieras molestado Ruby. – Contesto Frank al recibirlos. – Teníamos pensado pasar al comedor del tren para servirnos algo.

- Chicos, no hay un comedor en este tren. – Dijo la joven al mirarlos.

- ¿Segura?

- Totalmente segura.

- Rayos… - Dijeron a la vez al bajar la cabeza.

- Descuiden, y… ¿cómo les va? Pensé que se sentirían algo aburridos al estar solos.

- Algo, uno de los encargados nos quitó nuestra guitarra por que podríamos terminar por molestar a los pasajeros.

- Si, pensábamos tocar muy bajo.

La joven solo sonrió por la respuesta y se quedó con ellos unos minutos para platicar y decirles sobre la sorpresa que se encontró dentro de su bolso, dejándolos sorprendidos pero felices por tener más compañía durante su estancia en la costa.

Pasando un rato los jóvenes vieron por la ventana y notaron que se acercaban a un pueblo por lo que Ruby tuvo que despedirse y volver con Desgracia diciéndoles que los vería pronto. Al llegar a su cabina vio a Desgracia totalmente dormida con el libro en su pecho y a Boo Boo llenándole la mano con crema mientras sostenía una pluma riéndose a lo bajo.

- Esto será genial.

- Boo Boo…

Esas palabras hicieron al fantasma dar un brinco por el susto que Ruby le dio y más aún por la mirada severa que tenía.

- Boo Boo. Lo prometiste.

- Lo siento mucho pero no pude evitarlo, cuando la vi dormida sentí que algo me pedía a gritos que le hiciera una broma.

Ruby suspiro y le dijo calmadamente. – Muy bien, lo dejare pasar por esta vez. Pero debes prometerlo Boo Boo, no más bromas.

. Lo prometo.

- Bien, ahora deberíamos sentarnos y tú debes esconderte, estamos por llegar a una estación y no creo que todo el mundo este acostumbrado a ver fantasmas.

Con esa orden Boo Boo se metió al bolso a la vez que se sentía como el tren perdía velocidad hasta que llegaron a una nueva estación. Nuevamente al mirar por la venta Ruby vio que la estación solo tenía un gran andén y un pequeño y v kiosco de boletos muy viejo cerca de la entrada y una gran multitud de persona que se hacían a un lado a medida que los pasajeros bajaban para darle pasó a los nuevos que subían al tren. Pasando unos pocos segundos sintieron el tocar de la puerta de su cabina a la vez que uno de los encargados la abría y miro al interior mirando a todas partes.

- ¿Hay algún problema señor? – Pregunto Ruby al mirar al hombre.

- Nada de lo que debas preocuparte pequeña, solo tuvimos un problema y nos faltan algunos asientos, ¿no le molestaría recibir a unos pasajeros con ustedes?

- Para nada señor.

- Muy bien jovencita. Volveré en unos momentos. – Dijo el hombre al irse por la puerta.

- Desgracia, despierta.

- ¿Qué… ya llegamos? – Dijo al dar un gran bostezo dejando caer el libro al suelo

- No, pero tendremos compañía por un rato antes de llegar.

- Oh, bueno.

- Y tu Boo Boo.

- Debo quedarme callado y quieto, lo se Ruby. – Contesto al estar dentro del bolso. – Ya empiezo a arrepentirme de haber venido con ustedes chicas.

- Pues debiste haber preguntado antes Boo Boo. – Respondió Ruby al cruzar los brazos mientras sonreía.

- Lamento la espera jovencita, por aquí señora.

- Gracias joven, eres muy amable, vamos Tanis, por aquí.

La mujer que entro era una señora de mediana edad bajita y con la nariz aplastada con el cabello de color negro. Llevaba puesto un vestido rosa y una capa roja sostenida por dos broches en forma de cráneos y un pañuelo rojo que le sostenía en cabello. La niña que la acompañaba debía ser al menos un año menor que Ruby y para sorpresa de ella era una momia, muy pequeña con un enorme moño rosa en la cabeza con unos ojos azules y con algunas de sus vendas que arrastraba por el suelo.

Ruby le dio paso a la señora y la joven momia sentándose junto a Desgracia al cederles los asientos delanteros y la señora se mostró muy complacida por la amabilidad de la joven.

- Hola niñas ¿no creen que es un lindo día para salir de viaje en tren? – Pregunto la mujer al cerrar los ojos al sonreír.

- Claro que sí. – Respondió Ruby con una sonrisa a lo que Desgracia miro por la ventana como el tren empezó su salida a medida que las nubes de tormenta se avecinaban por el horizonte.

- Es verdad, ¿pero dónde están mis modales? Llámenme señora Grimwood niña y esta pequeña de aquí es Tanis. Salúdalas querida.

- Hola, mucho gusto en conocerlas. – Dijo la pequeña que inmediatamente puso su pulgar en su boca.

- Gusto en conocerlas señora Grimwood y Tanis, yo soy Ruby, Ruby Gloom y ella es Desgracia. – Dijo al a la vez que Desgracia alzaba ligeramente la mano al decir hola. – Perdónenme por mi curiosidad pero ¿a dónde se dirigen?

- Solo vamos a casa, tuve que llevar a Tanis por un cambio de vendaje y este pueblo era el único lugar con la tienda. Si tan solo hubiera más lugares para poder llevar a mis chicas conmigo. – Dijo al acariciar la cabeza de la pequeña momia.

- Se a lo que se refiere, muchas de los medicamentos de mi caja de primeros auxilios son a pedido y los otros son muy caros. – Respondió la joven.

- Pobrecilla. – Contesto la señora Grimwood. – Las Banshees siempre tiene problemas en sus vidas pero de alguna forma siempre logran salir a adelante, solo lo tienen difícil si están por su cuenta.

- Es verdad… espere un segundo, ¿usted sabe que Desgracia es una Banshee? – Pregunto la joven al mirarla sorprendida.

- Claro que sí, he conocido a muchas de ellas en mi vida, incluso más de una se quedó en mi escuela para chicas. Y ustedes, ¿de dónde viene?

- Vivimos en Gloomsville. – Respondió Ruby.

- Ah, Gloomsville, han pasado años desde la última vez que estuve allí, la mansión era tan espeluznante que daba gusto solo verla.

- Bien, nosotras vivimos en la mansión.

- ¿No me digan? que emocionante, estoy segura que tiene más de una historia que contar.

- Puede que tengamos una o dos historias que contar. – Dijo Ruby la mover los hombros.

- ¿Y a donde se dirigen si puede saberse?

- Nos dirigimos a la playa de Marea Negra por una semana entera. – Respondió Desgracia mientras que Tanis la miraba con interés.

- Lamento decir que no sé nada de esa playa. – Respondió al mover la cabeza de lado a lado

- Nosotras tampoco pero mi prima nos invitó a quedarnos unos días. Además Ruby nunca ha salido de Gloomsville hasta ahora.

- ¿Es cierto eso jovencita?

- Si, pero hey. Soy todavía muy joven, solo quería salir al menos un tiempo.

- Cierto, en especial cuando todo el mundo es muy dependiente de ti, no sé cómo lo haces Ruby para no perder la paciencia, yo me hubiera vuelto loca hace mucho tiempo con toda esa presión.

- No es muy difícil, Poe me enseño mucho y el resto lo aprendí por mi cuenta. – Dijo con sinceridad.

- ¿Cómo estarán las demás? – Pregunto Tanis al mirar a la señora Grimwood.

- Estoy segura de que se encuentran bien, deje a Sibella a cargo y ella sabe qué hacer.

- ¿Cómo crees que le vayas a los chicos Ruby?

- De seguro están bien, solo han pasado dos horas desde que partimos. No es como que fueran y prendieran fuego a la mansión Ruby.

- Tienes razón Desgracia.

Ruby y la señora Grimwood estuvieron conversando un largo rato a medida que la lluvia caía nublado la visión de a fuera del tren. Desgracia nuevamente había caído dormida junto a Tanis que se acurruco junto a Grimwood dejándola sola con Ruby por lo que aprovecharon el tiempo para conocerse mejor. Ruby conoció muchos detalles sobe la escuela que la señora Grimwood dirigía, cosa que llamo bastante la atención de la jovencita, al igual que Grimwood sintió curiosidad al saber que Ruby vivía en la mansión de Gloomsville

La lluvia seguía cayendo con fuerza y el viento aullaba pero nada de eso molestaba a las dos damas que continuaron su conversación, hasta que el mismo encargado que había venido antes entro a su cabina y le aviso a la señora Grimwood que pronto llegarían a su destino.

- Bien, será mejor que nos preparemos.

- Me hubiera gustado que se quedara un poco más con nosotras.

- A mí también Ruby, pero no puedo dejar a mis chicas solas por mucho tiempo en especial este día.

- ¿Tienen visitas?

- Algo así, esta noche deberían llegar los nuevos profesores y de seguro se encontraran fatigados por el viaje.

- Ya veo, aun así fue un gusto conocerla señora Grimwood.

- El gusto también fue mío Ruby, espero que tengas suerte en tu viaje. Tanis, despierta, ya caso llegamos a casa.

La pequeña momia se despertó a duras penas hasta que a poco a poco el tren perdía velocidad revelando por la ventana un lugar de lo más desolado lleno de pantanos y un pequeño poblado que parecía haber sido olvidado por el tiempo mismo. Desgracia también despertó a tiempo para despedirse dejándolas solas nuevamente hasta que el tren inicio nuevamente su marcha.

- Que mujer tan agradable. – Le dijo Ruby a Desgracia.

- Si, me recuerda a alguien que conozco.

- ¿A quién?

- A ti.

- ¿A mí? – Pregunto muy sorprendida.

- Claro que sí. Creo que ella es casi como una visión a futuro de ti.

Todo lo que su amiga le dijo le causo una enorme gracia a Ruby hasta que contesto. – Puede que tengas razón Desgracia, un día puede que decida abrir mi propia escuela en la mansión.

Tras unas cuantas horas y dejando la nube de tormenta detrás el tren se acercaba lentamente a su destino mientras que por la ventana se podía ver el cambio de paisaje a uno lleno de colinas de u color verde lleno de árboles de pino que cubrían todo el panorama. Ruby estaba impaciente por conocer el lugar al que iban y de todas las cosas que podrían hacer durante su estadía.

- ¿Ya llegamos? – Pregunto el pequeño fantasma.

- Ya casi llegamos Boo Boo, solo espera un poco más. – Contesto Ruby al recoger el bolso. – Desgracia, ¿tienes la dirección?

- Si, espera. No, no la tengo. – Dijo al revisar uno de sus bolsillos.

- ¿No la tienes? Pensé que te había dado la dirección.

- Lo hizo, pero esa parte estaba en la parte de la carta que se arruino, lo siento. – Contesto al bajar un poco la cabeza.

- Hey, descuida, solo tendremos que preguntarles a alguien sobre tu prima. Debe haber alguien que la conozca. Espero.

- Sera lo mejor. Lo siento.

- No te disculpes, será mejor decirles a Frank y a Len para que os ayuden.

En los pasillos se encontraron nuevamente con Frank y Len que se veían de muy buen humor por algún motivo. Ruby estaba aliviada de dejar el tren puesto que ya se había cansado de estar sentada durante tantas horas al igual que ahora tenían la urgencia de encontrar la casa.

Cuando el tren se detuvo los jóvenes se bajaron con solo una media docena de personas y se encontraron con el cielo nublado y un aire que Ruby nunca había sentido antes, el aire del mar. La estación estaba casi vacía con solo unas cuantas personas que se subieron a la locomotora, al salir se encontraron con un ambiente bastante vivo. Las casas se encontraban bastante lejos de la costa dejando una gran zona abierta en la cual se encontraban algunos restaurantes y unos cuantos bares cerrados, de seguro no muchas personas venían de vacaciones por el clima pensó Ruby que esperaba encontrar más personas de vacaciones. Oh bueno, al menos no habría nada que los molestara durante su estadía.

- ¿Ahora puedo salir?

- Lo siento Boo Boo, por poco se me olvidaba.

La joven pelirroja abrió el bolso con cuidado dejando salió al fantasma que dio un gran estirón para aflojarse por completo. – Al fin, sabes, por un momento pensé que nunca saldría de ahí pero me alegra equivocarme.

- Nunca te dejaríamos detrás pequeño amigo. – Dijo Frank.

- Cierto, ¿pero no hubiera sido mejor que nos preguntaras si podáis venir? – Dijo Len al rascarse la cabeza.

- ¿Por qué siento que no es la última vez que me recordaran esto? – Contesto algo molesto al cruzar sus brazos.

- Solo es una broma Boo Boo. – Dijo Ruby al intentar tranquilizarlo. – Ahora será mejor que busquemos a alguna persona que conozca a tu prima Desgracia, ¿alguna idea de dónde empezar?

- Sí, creo saber dónde podemos empezar, debemos buscar una enfermería. – Contesto al ponerse por delante del grupo.

La marcha por la costa no fue demasiado larga gracias a unas persona muy amables que les indicaron donde estaba la enfermería, solo que parecía ser que el mismo doctor que la atendía se había accidentado tras recibir a un paciente por una alergia, cosa que Desgracia reconoció inmediatamente como su prima. Sin la ayuda del doctor dieron tumbos por las calles hasta que se encontraron en una zona donde había varios domicilios con pequeñas casas de un piso y con unos cercados muy destartalados hasta que se toparon con un anciano sentado fuera de su hogar en una silla reclinable disfrutando el clima.

- Puede que él sepa algo. – Dijo Ruby al acercarse. – Señor, hola, me gustaría saber si conoce a una chica llamada, hay ¿cuál era su nombre? Espere, se parece a mi amiga y no sabemos dónde vive.

- La joven de las alergias, la conozco. Vive en la casa más grande cerca de la playa jovencita.

- ¿La conoce? – Pregunto Desgracia al acercarse también.

- Si, una joven muy rara pero compartía de sus medicinas para el insomnio con mi esposa, la pobre no ha dormido desde que se enteró de lo que le paso a esos jóvenes en la playa.

- ¿Qué sucedió? – Pregunto Ruby.

- Un puñado de muchachos locos que venían divertirse terminaron en el hospital del otro pueblo por quien sabe qué. Pero podrían preguntarle a la joven que buscan, ella fue la que los encontró.

Desgracia ahora tenía una mirada pensativa al igual que Ruby por lo que el anciano les decía pero ahora tenían otras preocupaciones de momento. Como encontrar la casa.

- Dijo que la casa de mi prima estaba cerca de la costa, ¿verdad?

- Ah sí, es inconfundible, es la casa de tres pisos de color azul y el tejado color ocre, sin duda es una de las casa más viejas de todo el poblado.

- Muchas gracias señor. – Dijo Ruby al bajar la cabeza. – No sabíamos que hacer.

- Descuiden, pero recuerden. – Dijo el hombre al señalarlas con el dedo. – No se acerquen a la playa de noche, es muy peligroso en especial para las niñas jóvenes como ustedes.

- No acercarnos a la playa de noche, entendido.

- Bien, buena suerte.

De nuevo en marcha por el camino arenoso que llevaba a la costa los jóvenes buscaron la casa que les menciono el hombre. Boo Boo estaba bastante confundido puesto que las personas parecían no molestarles que fuera un fantasma, pero mientras avanzaban Ruby pensaba en lo que el anciano menciono. La carta mencionaba que no debían acercarse a la playa de noche y el hombre menciono un accidente de noche pero no los detalles detrás de este. Había algo extraño es todo esto pero no podía definir que precisamente.

- Puede que esa sea chicos. – Señalo Desgracia.

La casa era en efecto como el hombre la describió, solo que para sorpresa de todos estaba muy cuidada y recién pintada con las ventanas del piso superior redondas y las del primer piso con cortinas blancas y con rejas. La puerta también tenía una reja que fue abierta por Desgracia gracias a la llave que le envió su prima. Antes de entrar Ruby dio un vistazo y se encontraban a no más de cien metros de la playa. Era raro pero sentía una paz enorme al solo mirar las suaves olas y el graznar de las gaviotas.

La casa estaba a oscuras por lo que tuvieron que abrir las cortinas para ver mejor el interior. Al hacerlo vieron dos sillones negros con una pequeña mesa llena de revistas viejas y una taza rota. La cocina se encontraba en la habitación de atrás y era algo pequeña con una estufa con un poco de óxido en ella y unos muebles blancos donde Ruby esperaba encontrar los utensilios para preparar la cena.

- ¿Podrían revisar el segundo piso Frank y Len? – Pregunto Ruby que empezó a revisar los muebles de la cocina.

- ¡Estamos en ello Ruby!

- Veamos. – Dijo Desgracia al sacar la carta para examinarla de nuevo. – Según mi prima los fusibles se encuentran en el sótano, la puerta que lleva hasta ahí está debajo de la escalera. – No suena difícil, hasta yo puedo hacerlo.

La joven Banshee abrió la puerta y con el mayor cuidado posible bajo las escaleras hasta que se tropezó y cayó de cabeza hasta llegar al final. Ruby apenas tomo en cuenta este accidente pues estaba pensando si es que o preparaba una sopa cacera con los pocos ingredientes que había o si tendría que ir a comprar para la cena.

Los hermanos tuvieron mayor suerte que Ruby y Desgracia. Encontraron el baño, una habitación con una cama matrimonial, el cuarto de invitados con dos camas y un closet. Pero lo que más destacaba era una pequeña escalera de madera en espirar que llevaba al último piso. Al subir se encontraron con una puerta de madera firmemente cerrada, Len se fijó bien y noto que había una tenue luz que salía por debajo de la puerta. A esa señal los hermanos se preocuparon de que tal vez se hubiera producido un fuego y con aun más fuerza lograron forzar la puerta.

Pero para su mala suerte solo encontraron con algo muy aburrido. Una única habitación que ocupaba todo el piso con olor a viejo y una tapicería igual de vieja de color azul con cinco muebles que tenía los libros más gruesos que habían visto, con unos candeleros en cada esquina y un gran candelabro de araña en el teco que parecía que se caería en cualquier momento.

- Juraría que vi una luz Frank.

- Yo también la vi Len, pero parece que solo hay libros.

- Guau… libros fosforescentes.

- No creo que exista tal cosa como los libros fosforescentes Len, pero escuche por ahí que alguien está trabajando en una guitarra que brilla en la oscuridad.

-No…

-Sí.

- Genial, pero ahora deberíamos decirle a Ruby que encontramos los cuartos.

- Vamos, luego de eso podemos darle un vistazo a la playa.

-Tienes razón Frank.

Sin más los hermanos salieron de la tercera planta al cerrar la puerta tras de ellos. El silencio se apodero nuevamente de la habitación solo que al hacerlo unas pequeñas velas que se encontraba en los muros se prendieron con unas inofensivas flamas azules que danzaban lentamente debido a una brisa de la pequeña ventana circular que daba directamente a la playa.

Las luces de la casa se prendieron haciendo que Ruby soltar un suspiro de alivio al ver que no estarían a oscuras después de todo.

-Tenemos luz, tenemos agua, tenemos calefacción pero no tenemos comida. Supongo que tendré que preparar esa sopa y a primera hora de la mañana tendré que ir por los víveres. – Se dijo al sacudirse las manos. – Solo nos queda desempacar.

En la sala de estar Boo Boo se encontraba flotando de espadas descansando después del incomodo viaje mientras que Desgracia había salido del sótano con el vestido lleno de polvo y tosiendo por ello. Los hermanos regresaron y les contaron a Ruby y al resto de las habitaciones sin decirles de la habitación del último piso, más que anda por que la falta de interés por la biblioteca.

El orden de la habitaciones fue el siguiente, Frank, Len y Boo Boo se quedaron en la habitación con la cama matrimonia y Ruby y Desgracia se quedaron en la de invitados y desempacaron. Un poco más tarde cuando el reloj marco las siete de la tarde se sentaron en la mesa de la cocina y se sirvieron un poco de la sopa que Ruby preparo.

Después de la cena Ruby salió al patio delantero y se sentó en uno de los peldaños de madera que se encontraban hay para admirar el paisaje. Había oído hablar y leído sobre la playa pero nunca se imaginó que fuera tan hermosa, el aire de mar la hacía sentirse muy bien y ahora le gustaría que todos sus amigos estuvieran aquí para compartir esta experiencia con ella. Bueno, lo único negativo era el calor que sintió incluso con el cielo nublado, por suerte había traído consigo algunas ropas para la ocasión y estaba lista para ir a primera hora de la mañana al mercado y explorar el pueblo.

- Espero que Chico Calavera y los demás estén bien. – Dijo La joven al levantarse. – Bien, será mejor preparar todo antes de ir a la cama.

Sin más que hacer por ahora Ruby se fue a dormir junto a sus amigos esperando el día de mañana, sintiendo que tal vez podría conocer algo nuevo en su estadía.


¿Cuantas referencias soy capaz de usar en un solo capitulo? realmente espero que mas de uno las haya captado. pero sigamos, espero que haya sido de su agrado. Como siempre les deseo mucha suerte con sus historias y proyectos.

Atentamente Lucky Ted.