Disclaimer: Five nights at Freddy's es propiedad de Scott Cawthon. Las versiones humanizadas pertenecen a Pole–bear. Lo único mío aquí son los OCs y las tramas sin sentido de cada una de las historias que iré publicando durante todo este mes de Octubre.
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Día 1: "Flores"
El cumple mes de su relación estaba prácticamente a la vuelta de la esquina y él no sabía a ciencia cierta qué regalarle a su novia. Había estado la noche anterior pensando qué obsequiarle y hasta ese momento no se le había caído una idea de la cabeza.
Si, sabía que a ella si bien le gustaba que fuera romántico, eso no significaba que fuera como las demás chicas. Un ejemplo claro de ello era que odiaba los cumple meses. Para ella era totalmente innecesario y estúpido el regalarle a una pareja algo cada mes cuando en realidad valían más los años. En otras palabras, lo veía demasiado cursi para su gusto.
Foxy resopló. Sabía que Isabella se enfadaría en cuanto supiera que él tenía pensado regalarle algo, pero de todas maneras había tomado la decisión de jugársela. Pues era el primer cumple mes de ambos y para el pirata eso era muy importante.
—¡Hola Foxy!
El pelirrojo bajó la cabeza, posando sus ojos en el rostro feliz de la pequeña zanahoria pecosa con patas que, según él, parecía una mini versión de su novia.
—¿Qué hay de nuevo, pequeña marinera Bev?
—Nada, mi mamá acaba de traernos a mí y a mis hermanos del kinder y... —Beverly arqueó una ceja al ver que Foxy parecía distraído—. ¿Ocurre algo?
Foxy sacudió la cabeza.
—¿Qué? —vio como la niña cambió su expresión a una de fastidio, el pirata sonrió nervioso—. Lo lamento, he estado algo preocupado con un asunto.
La pequeña zanahoria sonrió, dejando ver el hueco que había dejado el diente de leche que se le había caído no hace mucho.
—Ya sé, mañana o más bien esta medianoche es su cumple mes y aún no sabes qué darle, ¿o me equivoco?
Foxy alzó las cejas con sorpresa.
—¿Cómo es que lo sabes?
—Somos sus hermanos, sabemos todo de ella. —el pequeño castaño de nombre Oliver se adelantó a responder, el mismo traía la cara llena de chocolate.
—¡Y eso incluye el entrar a su habitación e investigar entre sus cosas, como su diario íntimo por ejem...—los otros dos trillizos en un acto de desesperación, se arrojaron sobre Kirian, quien sólo apenas pudo dejar salir un quejido de dolor al sentir el peso de sus dos hermanos.
Foxy simplemente negó con la cabeza. Seguidamente se acercó a ellos, tomó con su garfio a Oliver y con la mano a Beverly, sacando a ambos de encima del de cabello castaño oscuro.
—¿Van a ayudarme o no? —dijo poniéndose a la altura de ellos.
Los tres se miraron entre sí y se señalaron.
—¿Nosotros? —dijeron al unísono, al ver que el pelirrojo daba un movimiento afirmativo con la cabeza, Beverly fue la que continuó hablando—: Para empezar, en ningún momento dijiste que querías ayuda —dijo con aire de diva echando su cabello hacia atrás.
—¿Eh? Pero creí que... —fue callado por la niña quien le había puesto el dedo índice en los labios de manera graciosa.
—Shhh, cierre la boca, corsario. Estoy hablando yo —dijo mientras lo agarraba de las orejas—. Vamos a ayudarte, pero tienes que prometer que no le dirás que nosotros fuimos los que te vinimos con el chisme.
—¿Y qué pasa si se lo digo? —preguntó con una sonrisa de lado. Grave error.
—Vete despidiéndote de tus hermosas y suaves orejas, entonces.
—No de nuevo. —Oliver y Kirian pusieron los ojos en blanco. Sabían que cuando su trilliza amenazaba al pirata y éste levantaba su parche, una competencia de miradas protagonizada por ambos se aproximaba. Sólo que está vez no había durado mucho; pues el zorro había perdido debido a que la niña había puesto sus ojos viscos, haciendo que a éste le causara gracia.
—De acuerdo, ustedes ganan. —acomodándose el parche en su lugar—. ¿Y de qué manera me ayudarán?
Los tres volvieron a mirarse, ésta vez con expresión maléfica.
—¿Tienes tu camuflaje para el mundo exterior?
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La noche había llegado, faltaban apenas unos minutos para la medianoche y la mayoría de los empleados ya se habían marchado hacia sus casas. Chica y Toy Chica habían decidido ayudarle, por lo que se habían puesto manos a la obra para cocinar algo especial para la guardia, hasta se habían querido tomar la molestia de adornar la pizzería para que quedara más romántico el ambiente; sin embargo, Foxy se negó amablemente, pues aquello ya sería demasiado cursi para el gusto de la castaña.
Caminó de un lado a otro, totalmente nervioso. Por poco y casi lo descubren durante el paseo diurno que había dado con los pequeños diablillos por las calles del pueblo, en busca del regalo para su novia. A pesar de que se preguntaba de dónde habían sacado el dinero para ayudarle a comprarlo, se sintió un mal novio por un momento; pues de todas las cosas que a ella le gustaba, nunca se había percatado de preguntarle por sus flores favoritas. ¿Cómo es que no lo recordó?
—Si, definitivamente soy un mal novio. —habló para sí mismo.
—¿Foxy? —aquella voz dulce se escuchó detrás de su espalda e inmediatamente sus servomotores reaccionaron. Volteó a verla encontrándose con aquel par de ojos miel que tanto adoraba, mirándole con ternura.
—Bella —acarició su mejilla con delicadeza y se acercó con intenciones de besarla, para luego echarse atrás inmediatamente—. ¡Sorpresa! —dijo extendiendo el garfio hacia la bandeja de cupcakes que estaba sobre la mesa, con una expresión nerviosa en su rostro.
Isabella alzó las cejas con sorpresa.
—¿Qué...?
—Feliz cumple mes —al ver que su novia comenzaba a fruncir el ceño y abrir sus labios para decir algo, se apresuró a continuar—. Sé que detestas los cumple meses y cualquier cosa que sobrepase los límites de la cursilería, pero quiero recordarte que es nuestro primer mes como novios y como tal pensé que había que celebrarlo, ya que por ser el primero... —vio como Isabella alzaba una ceja, poniéndose más nervioso aún— debíamos considerarlo especial.
Su novia seguía allí parada de brazos cruzados, sin emitir palabra alguna. Foxy sonrió con expresión de "por favor, no me mates", aunque ya llevaba muerto un buen tiempo, por lo que matarlo ya no era una opción.
Luego de aquel "microsegundo" de silencio, mismo que a él se le había hecho interminable, Isabella dió un suspiro mientras dejaba caer sus brazos a cada lado de su cuerpo, para luego dirigirse hacia la mesa dulce sin decir una sola palabra. Tomó un cupcake y antes de devorarlo, se percató de algo que hizo que sus ojos se abrieran de la sorpresa.
—No puede ser. —murmuró con voz casi inaudible.
Foxy bajó las orejas con pena.
—Lo sabía. Sabía que no te gustaría. Soy un completo i...
—¡No puede ser! —exclamó la humana con euforia, ignorando lo que su novio estaba diciendo.
—¿Perdón? —el pirata no comprendió el porqué de su reacción.
—¡Las flores! —tomó la maceta con forma de unicornio de la mesa y volteó a verle—. ¿Cómo sabías que me gustaban las gerberas?
—¿Las qué?
—Margaritas africanas, también se les llaman gerberas. —abrazó la planta repleta de aquellas coloridas flores (más bien la maceta) como niña cuando le regalan un juguete nuevo en Navidad.
—Vaya, y yo que creí que eran girasoles arcoiris. —se rascó la cabeza con el garfio, Isabella se carcajeó.
—Es que no puedo entender cómo es que supiste lo de estas flores —dijo acariciando con delicadeza sus pétalos, contemplando su belleza—. Que yo recuerde, nunca te lo he dicho —le miró de repente—. ¿Quién te lo dijo?
Foxy maldijo en su pensamiento. Le había prometido a los enanos que no le diría nada a su hermana mayor, de lo contrario tendría que vivir por el resto de su robótica existencia sin sus orejas.
—¿Conexión mental? —respondió lo primero que se le vino a la mente, su novia volvió a arquear una ceja, señal de que no le creía para nada. Sin embargo, sonrió de lado ante la sorpresa del pelirrojo.
—Fueron mis hermanitos, ¿verdad? —el zorro miró para todos lados, como asegurándose que nadie ni nada los estuviesen espiando, y asintió bajando las orejas como cachorro regañado—. Debí suponerlo.
—No les harás nada, ¿oh si? —preguntó con preocupación.
Isabella chasqueó la lengua luego de unos segundos—: Nah, por esta vez se los dejaré pasar —Foxy la miró con curiosidad—. Pero la próxima vez juro que los mataré. —dicho esto le sonrió con ternura, luego volvió a dejar las flores sobre la mesa y regresó hacia él.
—Lo lamento mucho, prometo que esperaré a que cumplamos el año y... —Isabella lo tomó por la ropa y tiró de él, callándolo con un beso.
—Feliz cumple mes, capitán —murmuró cerca de su rostro, rodeándole ahora el cuello—. Te amo.
—Y yo a tí, preciosa.
Quedaron abrazados por un instante, hasta que...
—Ahora que lo recuerdo... —la castaña se apartó por un segundo, recordando algo.
—¿Si?
—Hoy en la tarde me faltaba dinero en la billetera y que yo sepa no recuerdo haberlo gastado.
Fue entonces que Foxy cayó en la cuenta de dónde había salido el dinero para las flores.
—Uh... —comenzó a titubear—, ¿por qué no mejor disfrutamos este momento? Ya mañana podrás dedicarte a buscar el dinero más tranquila.
Isabella asintió con la cabeza luego de pensarlo.
—Si, creo que tienes razón.