Soul Eater y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos autores y yo los uso para entretener a mis lectores. Disfruten su lectura. *Advertencia: Situaciones y lenguaje fuerte.

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¿Who will be the first to fall?

- ¿Te acostaste con él?- Eso fue la primero que escuchó cuando entró a su cuarto. Eran las cinco de la mañana y acababa de entrar a escondidas a su casa. Estaba cansada y algo ebria, sentía los parpados pesados y un poco de nauseas. Cometió un error al mezclar tanto alcohol.

-¿Qué haces despierta tan temprano?- Le preguntó a su hermanastra, quien había estado esperando toda la noche a que llegara. La verdad no fue tan glamoroso ni misterioso como le había hecho creer, se quedó dormida en varias ocasiones y se despertó cuando escuchó el motor del automóvil. Se preparó y acomodó la cama para que todo luciera perfecto, como de película, como todo en sus vidas.

-¿Qué no es obvio? Estoy esperando a que me cuentes todo. ¿Qué tan bien lo hace? – Le lanzó una almohada y sonrió descaradamente.

-Eres una tonta, Crona. - Le lanzó el proyectil de regreso. – No pasó nada, solamente hablamos. –

-¿Hablar? Eso no es mucho tu estilo. – Se burló de ella. – El castigo que va a ponerte Spirit por no llegar en toda la noche no valdrá la pena. –

-¿Castigo? – Dijo Maka con ironía. - ¿Desde cuándo a Spirit le importa si vivo en esta casa? -

-Anoche estuvo buscándote como loco, incluso envió a Ragnarok por ti. Tal vez no deberías ser tan cruel con él. – Dudó al decir la última oración.

-Sí. Hay muchas cosas que no debería hacer, pero no quiero hablar de eso. – Dijo con fastidio y se tiró en la cama al lado de Crona y suspiró. – Siento como si hubiera envejecido diez años en los últimos meses. En ocasiones quisiera desaparecer y olvidarme de todo. -

- ¿Y por qué no lo haces? –

-Huir tampoco es mi estilo. –

- ¿Y ser feliz tampoco lo es? – Después de ese comentario la risa de Maka se escuchó por toda la habitación.

-¡Vaya! Que profunda eres. – Se burló. Maka no estaba 100% segura de si debía confiar en Crona, a fin de cuentas era la hija de Medusa, la mujer que quería destruirla. Hasta el momento toda la información que la chica le había proporcionado resultó ser cierta, tal vez era un doble agente o algo por el estilo. Estaba consciente de que eso no tenía ningún sentido, pero últimamente nada lo tenía. Sin embargo, la idea de que podía traicionarla nunca dejaba su cabeza. Su hermanastra le agradaba, era una chica tímida e insegura, aunque también era bastante linda. En momentos como ese, en el que ambas se quedaban en silencio una junto a la otra, sentía que era realmente su hermana mayor.

-Escuché todo el drama del baile escolar. - Comentó Crona en un susurro.

-Son tonterías. Que me molesten en la escuela es el menor de mis problemas. Debo enfocarme en terminar la escuela, en Medusa y ahora también en arreglar las cosas con… alguien. - Nadie sabía de su relación con Stein, ni siquiera su hermanastra, y así debía permanecer, oculto. Había ocasiones en las que sentía la necesidad de contarle a alguien, incluso a un desconocido. Soltar al aire la frase "tengo sexo con el mejor amigo de mi padre, quien por cierto es mi profesor". A veces creía que Marie, la esposa de Stein, sospechaba que había algo entre ellos, pero las pruebas no existen.

-Te peleaste con Kid. – Kid, por alguna razón todos creían que ella y el moreno estaban enamorados. Ciertamente tenían sexo muy seguido y estaba segura que algún día estarían juntos, pero ese momento todavía no llegaba. Una parte de ella anhelaba ese día, siempre imaginaba que se casarían y se irían a vivir lejos a una casa al sur de Francia, tendrían un hijo y una vida tranquila, empezarían de cero. Por otra parte, sentía que no podría vivir así, con el sentimiento de traición siempre en el aire, con los recuerdos de lo que habían hecho siempre en su cabeza.

-No hay nada con Kid. No hay nada con nadie. – Al menos no por ahora.

- ¿Ni siquiera con Soul? –

- ¿Soul? ¿El amante de Medusa que la ayuda a fastidiarme? No lo creo. –

- Sabes, no estoy tan segura que sean amantes. –

-Yo los vi, los vi teniendo sexo. -

-Sí, yo estaba ahí. Gracias por meter esa asquerosa imagen en mi cabeza de nuevo. – Reclamó Crona. - ¿Crees que sea él quien hizo las modificaciones al video? – Dijo como si hubiera tenido una revelación.

-No creo que sea lo suficientemente inteligente como para editar un video. –

-Lo menosprecias, grave error. –

-Tienes razón. Aunque ahora que hablé con él no me pareció que fuese una mente maestra del crimen. –

- Porque él no es la mente maestra detrás de todo esto, es un simple peón. No olvides quien mueve los hilos. – De nuevo su hermanastra tenía razón, Soul era un títere de Medusa que solamente seguía órdenes.

- Lo he estado pensando mucho. Las razones por las que un chico como él se metería con Medusa y la única cosa que se me ocurre es…-

-¿Dinero?- La interrumpió su hermanastra con timidez.

-Exacto, y si se trata de eso yo puedo ofrecerle mucho más. - Las chicas se vieron a los ojos y sonrieron con complicidad. Solamente era cuestión de tiempo para que esta guerra familiar terminara. O al menos eso creían. Que equivocadas estaban.

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Las lágrimas no dejaban de salir, no podía controlarse. Su pierna derecha se movía de arriba abajo con desesperación, estaba a punto de tener un ataque de ansiedad. El tranquilizante que le había dado la enfermera todavía no surtía efecto y empezaba a creer que nunca lo haría. Tenía la nariz irritada por todas las veces que había limpiado la mucosidad que salía de ella con la manga de su suéter. Podía ver como cierto chico moreno caminaba con desesperación de un lado al otro, pero no le prestaba atención. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató cuando la enfermera se acercó a ellos y les hizo una pregunta.

-¿Disculpe?- Preguntó después de que notara la mirada preocupada de la enfermera.

-¿Los familiares de la señorita Thompson?- Repitió la pregunta y ambos adolescentes se apresuraron a la pequeña enfermera.

-Yo… yo soy su hermana. - Dijo nerviosa la rubia mientras la veía a los ojos.

- ¿Hay algún padre o tutor presente? - Preguntó la chica mientras miraba alrededor.

Demonios, no lo había. Cuando la ambulancia llegó por Liz no pensó en llamar a alguien y después, una vez que estuvieron en el hospital, sintió miedo y pena de contactar a Kid. El padre del chico las acogió y les dio un hogar cuando quedaron huérfanas, siempre se esforzaron por no darle problemas y hacer que se sintiera orgulloso de ellas, que sintiera que su inversión había dado frutos. Pero ahora, tenía una terrible vergüenza por lo que había ocurrido. Aunque no les hubieran dado un diagnostico todavía la menor de las hermanas sabía que eran drogas. Desde que comenzó a salir con Kilik la chica se fue por mal camino. Por parecían una pareja feliz y sana, pero en realidad, cuando estaban juntos, eran personas horribles. ¿Cómo podría llamar al actual presidente del país y decirle que una de las chicas a las que crío había sufrido una sobredosis? Esa no era una opción.

-No creo que sea necesario un tutor. – Dijo el chico y le ofreció unos cuantos billetes a la enfermera, quien aceptó el obsequio discretamente. Patty no estaba segura de la cantidad de dinero que había ahí, pero alcanzó a ver uno de 100.

La enfermera comenzó a darles todos los detalles que tenía sobre la salud de la chica, pero Patty no la escuchaba. Estaba asqueada por lo que ocurrió frente a sus ojos. Lo odiaba. Siempre que tuvo problemas salió de ellos por sus propios medios. ¿Inteligencia? ¿Astucia? No lo sabía, lo que sí sabía era que nunca necesitó dinero para salir de ellos. En momentos como ese quería creer que todos los ricos eran iguales, que solucionaban sus problemas con poder, pero no sería justo para sus amigos y para él tampoco, no sería nada justo para Hero.

-…la administraremos suero por unas horas más y veremos cómo reacciona. – Eso fue lo único que alcanzó a oír.

- ¿Qué fue lo que dijo? – Le preguntó a Kilik cuando se fue la enfermera.

- Nada. No tienes que preocuparte por nada. Todo está bien. – El chico la abrazó intentando consolarla, pero ella se quitó de inmediato.

-Todo esto es tu culpa. – Le recriminó en cuanto se soltó. –Si no fuera por ti mi hermana no estaría aquí. –

-Patty, pequeña Patty. Si no quieres que todo mundo se entere de lo que ocurrió te recomiendo que guardes silencio. – Sintió que la tomó del brazo con fuerza y acercó su cara a la suya. - ¿O crees que no me doy cuenta que estas evitando llamar a Kid? Pues te recomiendo que no lo hagas, ese niño insignificante no podrá resolver tus problemas tan rápido como yo. –

-Suéltame, Kilik. No tienes ningún derecho. – Logró soltarse de su agarre, pero no se alejó. – Y estas muy equivocado, voy a llamar a Kid en este momento. – Se dio la vuelta y caminó sin dirección aparente. En cuanto vio la puerta de un baño entró sin pensarlo dos veces. Para ese momento sus lágrimas corrían de nuevo por sus mejillas.

Kilik tenía razón, no iba a llamar a Kid. La única persona que podía hacerla sentir mejor se había ido para siempre.

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Veía la pantalla de su teléfono sin poder dar crédito a lo que ahí se proyectaba. Cuando le llegó una notificación avisándole que lo habían mencionado en una publicación decidió ignorarlo, pero en estos momentos deseaba haberla visto en el momento. Tal vez así podría haber hecho algo. Ahora era muy tarde. La publicación ya era viral, la habían compartido miles de veces y probablemente toda la escuela ya la había visto. Por un demonio, los medios de comunicación ya comenzaban a realizar notas al respecto. Se podía leer "Escandalo de drogas en el Shibusen" en todos los encabezados.

La publicación era un video que mostraba a Liz convulsionándose en el suelo. En las imágenes se podía ver como Patty intentaba reanimarla y a Kilik llamando a una ambulancia. Eran imágenes fuertes, al menos sí lo eran para él. Lo que más llamó la atención del chico fue el texto de la descripción.

"Las ratas callejeras siempre caen. No importa que tan elegante y decente luzca la basura, al final siempre sale a relucir su verdadera naturaleza. Con solo ver a esta adicta podemos comprobar que es cierto. ¿No les dije que uno a uno caerían? El infierno en la tierra se ha desatado, si no tienes nada que temer entonces puedes dormir tranquilo, al menos por ahora."

Adicta. De nuevo es palabra, justo la que habían usado para etiquetar a Liz la noche anterior. Por lo visto ambos hechos tenían relación, inclusive pudiera tratarse de la misma persona. Cuando se dio cuenta de quien había publicado el video se puso pálido. No podía ser posible. Todo provenía de una antigua página que se dedicaba a publicar chismes, consejos de amor y confesiones de los chicos del Shibusen, pagina que por cierto tenía más de un año inactiva. Después de un incidente el año en el que se vieron involucrados algunos maestros los directivos amenazaron con correr a los administradores de la página si no la eliminaban. Como era de esperarse los creadores no borraron la página ni el contenido, pero sí la dejaron en abandono. Hasta hoy, cuando oficialmente la versión barata de Gossip girl había regresado. Por suerte él sabía quién estaba detrás de la página "Le mercurial".

Dejó de lado su desayuno y llamó al teléfono de Patty, pero lo chica no le contestó, así que decidió marcar el primer número en su lista de emergencias, Kid. Al segundo timbre de la llamada el chico respondió, era curioso como solamente respondía cuando la cantidad de veces que había timbrado el teléfono era par.

-Black, este no es un buen momento. Llama más tarde. – El moreno estaba a punto de colgar, pero el peliazul lo detuvo.

- ¿Es por Liz y el video? ¿Estas con ellas? ¿Se encuentran bien? – Comenzó a lanzarle tantas preguntas que no logró retener ninguna, solamente quedó en su cabeza la palabra video, probablemente era debido a que últimamente los videos le habían traído muchos problemas.

- ¿De qué video hablas? - Preguntó con temor.

-Oh, hermano. Tienes que verlo por ti mismo, es un video de Liz. – La voz de Black Star temblaba, se escuchaba asustado.

-¿Puedes enviármelo? O dime, ¿Dónde puedo encontrarlo? –

- En todos lados, el video está por toda la Internet. Es algo terrible y Liz luce muy mal. – Kid sudó frío. Cuando Patty lo llamó para contarle lo que había ocurrido sintió miedo, mucho miedo por todo, pero la idea de que sería un accidente discreto lo tranquilizó. Ahora ya no lo era, su padre vería el video y lo sabría todo, aun peor los opositores de su padre lo sabrían y lo utilizarían en su contra. La carrera política de su padre estaría arruinada y sería culpa de ellos. ¿Qué tipo de presidente es si no puede cuidar a su hijo y sus amigos? Uno que, probablemente, no puede hacerse cargo del país - ¿Qué vamos a hacer Kid?-

-No lo sé. –Su voz fue apenas un susurro. Esto no debería estar pasando. – Por ahora debemos enfocarnos en Liz, sigue en terapia intensiva. –

-¿Esta grave?- En el fondo temía la respuesta a esa pregunta.

-Sí, sufrió una sobredosis. Puede que…- Su voz se cortó. No podía decirlo. No podía entender como algo así había ocurrido. Liz, su amiga Liz con la que había crecido podía morir y si despertaba ya no volvería a ser ella misma.

-Entiendo. – Contestó Black, no había de necesidad de decir más.

-Hablamos más tarde, debo arreglar unos papeles. – Después de eso colgó. Black se quedó uno segundos más con el teléfono pegado al odio. No lo podía creer.

-Hablaste con Kid. – Una voz se hizo presente detrás de él, pero ni siquiera se inmutó o se preguntó cómo había entrado. Ya sabía quién era.

-Sí. – Suspiró y dejo su teléfono en la mesa. – Dice que Liz esta grave. –

-Lo sé, hablé con Patty. – Sintió unos brazos deslizándose por sus hombros para después abrazar su cuello. El solamente sujetó los brazos de la chica con sus manos y le dio un pequeño beso en una de las muñecas.

-Maka, no entiendo cómo fue que ocurrió algo así. Todo esto parece una pesadilla. –

-Lo sé, por más que le dé vueltas al asunto no le encuentro lógica. ¿Por qué Liz consumiría drogas? Siempre ha sido una chica muy sana. – Black Star deshizo el abrazo y se giró para hablar con la rubia, pero lo que vio no lo gustó nada, en realidad le hizo hervir la sangre.

-¿Qué carajo te ocurrió? – Su mano se dirigió inmediatamente a su mejilla, exactamente en el pómulo izquierdo se encontraba una escandalosa herida que, según su criterio, necesitaría unas puntadas. El corte ya no sangraba, pero se podía ver el camino que ésta había dejado.

-No tiene importancia. No es nada. – Intentó alejar su cara de las manos del chico. Él fue más rápido y tomó a la chica por la nuca.

-¿Qué no es nada? Ese es un corte horrible, va a dejarte cicatriz. – Se acercó un poco más y examinó mejor la herida. En ese momento se dio cuenta de lo cerca que estaba de sus labios rojos. Podría aprovechar esa oportunidad y cumplir una de sus fantasías. Podría besarla y entonces una cosa llevaría a la otra y en menos de cinco minutos estaría haciéndole el amor contra la pared, como siempre había imaginado. El sexo sería tan bueno que la rubia gritaría su nombre sin parar y rasguñaría su espalda con tanta fuerza que las marcas se quedarían ahí por semanas. No entendía porque Maka lo excitaba de esa manera, ella nunca le había dado una señal ni tampoco le había coqueteado. No la amaba, no quería ser su pareja ni pasar el resto de su vida con ella, solamente necesitaba estar dentro de ella, sentir como su cálida vagina apretaba su pene. Quería hacerlo, en verdad debía hacerlo.

No lo pensó más y estrelló sus labios contra los de ella. La empujó hasta chocar con la pared y con una de sus manos comenzó a masajear uno de sus pechos. La chica lo empujó y despegó sus labios de los de él por un segundo, abrió la boca para protestar, pero el chico aprovechó el momento para volver a besarla e introducir su lengua. El la besaba con pasión, no recordaba haber besado a alguien de esa manera, en cambio ella parecía ser víctima de las circunstancias, no correspondía sus besos, solamente estaba ahí. No era participe, pero tampoco se sentía ajena a la situación. Dejó los hinchados labios de su amiga y comenzó a besar su cuello dejando marcas nada discretas en él.

-Black Star, basta. – Susurró la rubia cuando sintió las manos del peliazul levantar su falda y tocar su trasero. – Esto no está bien.

-Shhh. – Puso un dedo sobre sus labios. – Déjame tener esto. No tienes idea de por cuanto tiempo lo he deseado. – Volvió a besarla. Sus palabras sorprendieron a Maka. No tenía idea de que estaba hablando ni que estaba haciendo. Nunca había imaginado que su mejor amigo tuviera ese tipo de pensamientos sobre ella y menos cuando siempre lo vio como un hermano menor a pesar de ser él dos años mayor que ella. Todavía recordaba el día que lo conoció. Su padre lo llevo a casa y le dijo que quería presentarle a un nuevo amigo que, al igual que ella, había perdido a su madre. De manera casi inmediata se odiaron, peleaban todo el tiempo y se hacían bromas pesadas. Kid siempre quedaba en medio de ellos sin tomar partido, se limitaba a verlos sin ayudar a nadie. No fue hasta que Medusa llegó a sus vidas que comenzaron a llevarse bien, y todo fue porque Black Star no soportaba ver que alguien más tratara mal a Maka. Ahora la tenía acorralada contra la pared y le había bajado los tirantes de la blusa dejando al descubierto su sostén. Con una mano desabrochó la prenda íntima, la lanzó lejos y volvió a masajear su seno izquierdo, pellizcando su pezón. Eso la trajo de vuelta a la realidad.

-Detente…detente. – Pronunciaba entre besos. – Black, por favor. – Pero el chico parecía en trance, ahora se encontraba besando y mordisqueando sus pechos. El chico era rudo y pasional, no se comparaba a Kid. ¿Por qué pensaba ahora en él? Sentía culpa y no entendía porque si el moreno no era el único hombre en su vida. – Estoy saliendo con Kid. – Gritó al aire cuando el chico metió sus dedos bajo sus bragas. Inmediatamente se detuvo y Maka sintió tranquilidad.

-¿Qué? ¿Desde cuándo? – Black Star se separó de ella y por fin le puso atención. La herida de su mejilla había vuelto a sangran y gruesas lagrimas caían de sus ojos. Se sintió terrible, no entendía que le había pasado. – Por Dios, Maka. Lo siento. – Intentó tocar su rostro de nuevo pero ella se alejó.

-¿Qué carajo pasa contigo? – Grito. Estaba asustada, pero a ojos de él parecía molesta. –Nuestra amiga está muriendo y tu solo piensas en coger, en coger conmigo sin mi autorización. – Se quedó congelado, se limitó a ver como la chica acomodaba su ropa y salía corriendo del departamento.

-Eres un gran imbécil, Black Star. – Se dijo para sí mismo mientras recogía el sostén rosa de encaje que la rubia había olvidado.

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Un sonido que parecía muy lejos lo molestaba de sobremanera. Quería detenerlo, pero no entendía de dónde provenía. Que cosa tan molesta. Poco a poco el sonido fue haciéndose más fuerte y desesperante. Abrió los ojos y los cerró inmediatamente, la luz del sol entraba con fuerza a su sala. Cuando estuvo consiente de donde estaba notó que el sonido provenía de su teléfono. Era una llamada.

Tomó aquel aparato del demonio dispuesto a ponerlo en silencio cuando se percató que eran las tres de la tarde del sábado. Sin mencionar que Medusa era quien le llamaba. ¿Ahora que quería esa bruja? Sin muchos ánimos deslizó su dedo por la pantalla y respondió.

-¿Qué?- Respondió adormilado.

-¿Por qué mierda no me contestas? Te he llamado miles de veces. – La bruja estaba furiosa.

-Estaba durmiendo. ¿Qué quieres ahora? -

-Necesito que busques a Maka…-

-Pero...- Intentó interrumpirla.

-Dije que la busques, la encuentres y la consueles. Tuvimos una pelea y huyo como la cobarde que es, eso significa que en este momento está vulnerable. Te mandaré la ubicación de su celular. - Después de eso Medusa colgó y el chico resopló.

Se levantó del sofá y vio que había muchas botellas de alcohol vacías. Sonrió al recordar la noche que había pasado con Maka, quien por cierto se fue sin despedirse. Era una chica divertida y bastante atrevida cuando se le pasaban las copas. Tal vez en otras circunstancias pudieran haber sido buenos amigos, pero en esta vida cada quien tenía que ver por su propio beneficio.

Se dio una ducha y se arregló para salir. Revisó el último mensaje de Medusa. Según el GPS Maka se encontraba en la escuela, perfecto. Podía ir al instituto a buscar su motocicleta y "encontrarla" por casualidad. Sonrió de nuevo, es curioso como en ocasiones las estrellas, la luna y los planetas se alinean para hacer que las cosas coincidan. Después de ese pensamiento salió en busca de su presa.

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Han pasado 84 años.

¡Hola, amigos! Estoy muy feliz de poder traerles otro capítulo de esta historia. Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última actualización y no tengo excusas (sin mencionar que se me dificultó encontrar un nombre decente para la página de chismes). En realidad, había escrito la primera parte del capítulo desde hace mucho tiempo, pero después tuve un bloqueo en el que sabía que quería hacer, pero no sabía cómo desarrollarlo.

Este capítulo en particular me gusta demasiado porque en él se refleja que en este mundo nadie es completamente bueno o malo (excepto Medusa), además de que podemos apreciar cómo se perciben los personajes entre sí.

Espero que lo disfruten mucho y si es así dejen un review.

Nos leemos pronto. Besos.