Disclaimer: Naruto no me pertenece, y todo eso sobre la expiación de responsabilidad.
Genero: Indefinido, habrá un poco de romance más adelante, quizá.
Hinata y Sasuke tienen 18 y 19 años, respectivamente.
CAPÍTULO PILOTO.
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A lo largo de su carrera como shinobi a Hinata nunca antes se le asignaron misiones en solitario. Siempre estuvo acompañada de sus compañeros, Kiba y Shino, con quienes conformaba el equipo ocho y se especializaban en misiones de rastreo. En contadas ocasiones, también sirvió de apoyo a otros equipos, por lo que siempre contó con un camarada para cubrirse las espaldas mutuamente. Así que hasta ese momento no conocía lo que era estar en una situación de vida o muerte, sin contar con el respaldo de algún camarada y obligada a valerse tan sólo de sus habilidades individuales. Fue por eso que, en cuanto le asignaron su primera misión del tipo, se entusiasmó demasiado al pensar en llevarla a cabo con éxito, viéndolo como la oportunidad perfecta para probarse a sí misma y demostrar lo mucho que había avanzado con su entrenamiento a lo largo de esos años.
Pero, contrario a sus expectativas, las cosas no estaban yendo muy bien.
Hinata notó su pecho llenarse de angustia al sentir que su cuerpo empezaba a fallarle por momentos. Se encontraba maltrecha y herida, pero aún así se mantenía empujándose sobre las ramas, abriéndose paso a fuerza de voluntad y adrenalina al estar huyendo de una inminente muerte. Ese característico sabor metálico tan propio de la sangre que tenía en la boca se lo recordaba de forma constante.
Cerró los ojos un momento y se encontró deseando con fervor que sus compañeros estuvieran ahí para protegerla. Pero hacerlo sólo la llenó de impotencia al caer en cuenta de su infinita debilidad, reprochándose por depender de otros y nunca valerse por sí misma. Encontrarse en ese estado era recibir un duro golpe de realidad, saber que no había conseguido superarse aún, por mucho que se esforzó, que entrenó por horas hasta desfallecer, nada en ella había cambiado.
Odiaba reconocer que no había conseguido superarse todavía, pero se odiaba más a sí misma por ser débil.
Se le formó un nudo en la garganta ante esos pensamientos y tuvo que pestañear furiosamente para ahuyentar las lágrimas. Negando, optó por empujarlos lejos y enfocarse en idear alguna manera de salir con vida de aquella situación. Se negaba a rendirse. Pasó la vida aprendiendo de su modelo a seguir que siempre había que luchar hasta el final, por mucho que la causa pareciera perdida.
Mordió sus labios ahogando un gemido, estaba totalmente exhausta, cada musculo de su cuerpo gritaba en protesta siempre que debía saltar a una nueva rama. Sentía que no podía dar un paso más.
¿Cómo había podido terminar en aquella situación?
Se suponía que tan sólo debía viajar a Kirigakure para finalizar con los recientes asaltos que sufrían los viajeros y gente en aldeas vecinas. Tan sólo capturar a unos cuantos bandidos que atemorizaban los alrededores y entregarlos a las autoridades, muy simple. Por eso mismo la asignaron a ella, primeriza en ir a misiones en solitario desde que se convirtió en jounin. La cosa fue que nunca se mencionó en el informe que tenían en sus filas a shinobis entrenados, tampoco que no era sólo una pequeña banda sino una red delincuente con más de cincuenta hombres, involucrada en cosas más oscuras que simples atracos a mitad del camino. Al parecer se habían acuartelado ahí, y la gente temerosa de ellos y lo que hacían quiso sacarlos contratando los servicios de su aldea de forma bastante deshonesta.
Consiguió dejar fuera de combate al menos a la mitad de ellos antes de saltar a la rama del árbol más próxima y emprender la huida. Mandó su chakra restante a los pies para ganar velocidad y obtener algunos metros de ventaja. Siempre había sido rápida debido a su complexión menuda y flexible, así que utilizó eso a su favor dejándolos atrás rápidamente, consiente de que no podría hacerlo por mucho tiempo.
Hinata había perdido la noción del tiempo que llevaba huyendo, pero su cuerpo se negaba a responder sus ordenes correctamente. Se resbalaba cada vez con mayor frecuencia a causa de la nieve, tenía que hacer una pausa para recuperar el equilibrio con cada salto y no caer, señal inequívoca de que se había quedado sin chakra.
Por un segundo su mirada se nubló, cedieron sus fuerzas y resbaló ridículamente al dar el siguiente salto, provocando que cayera de mala forma contra el suelo. El impactó la dejó sin aire y tuvo que apretar los dientes para no gemir ante el dolor que sintió trepando desde su costado. La cálida sangre volvía a fluir de su herida y ahora traspasaba la tela de la capa, mojando sus dedos cuanto volvió a hacer presión intentando detenerla. No debía alarmarse, por mucho que le preocupara el tamaño que estaba tomando aquella mancha oscura en su ropa.
No supo cómo es que consiguió volver a levantarse, pero continuó abriéndose paso entre la nieve, decidida a no dejar de avanzar. El frío entorpecía sus movimientos, entumiendo su cuerpo afectado por el cansancio y dolor provocados en la pelea. Se reprochó por dejar que las cosas llegaran hasta ese punto. Podía sentirlos cada vez más cerca, en cosa de nada estarían sobre ella. Algo se apretó en su garganta al ver cómo la ventaja que ganó se le esfumaba entre los dedos.
Cerró los ojos con pesar y dejó de avanzar, dándose la vuelta para recargar su espalda contra el árbol más cercano y recuperar el aliento.
El primero de ellos cayó de entre las ramas a un par de metros. Tenía una socarrona sonrisa pintada en el rostro y balanceaba entre sus dedos algo que Hinata logró reconocer a la perfección. Lo miró con desafío, elevando el mentón para no mostrarse tan vulnerable como se sentía, agradeciendo el apoyo del árbol, porque en realidad no se sentía con suficiente fuerza para mantenerse en pie.
—Vaya que eres muy escurridiza —admitió él— Me costó bastante trabajo atraparte, ¿sabes? Nadie hubiera pensado que darías tantos problemas con esa apariencia de muñequita frágil que tienes —su tono era jovial, pero se contradecía con peligrosa irritación que reflejaban sus ojos—. Provocar bajas tan importantes en mis filas para después huir como si nada, ¿acaso no te enseñaron buenos modales? —como respuesta sólo obtuvo silencio.
Suspirando, el tipo atrapó el mango del kunai con el que jugaba y lo observó, cubierto de sangre. Hinata de forma inconsciente apretó la mano sobre su herida, encogiéndose. Él sonrió de nuevo al notarlo, deteniéndose a examinar la mancha roja que se filtraba por su blanca capa de viaje.
—Es una lástima que vayas a morir pronto —disfrutó la forma en que la chica se tensó al escucharlo—. Sí, seguramente hubiese valido mucho con esos ojos tan exóticos que tienes y... —la observó de arriba a abajo, evaluándola—. Definitivamente hubiésemos podido hacer bastante contigo. Pero qué más da: a fin de cuentas seguro que pagarán bien por tus ojos, ¿quieres que te ayude a sacarlos? —ofreció, apuntándola con el arma.
Hinata sintió un escalofrío.
—N-No creo que d-debas subestimarme —respondió, mostrándose más valiente de lo que sentía.
El tipo alzó ambas cejas y sonrió.
—Tendré que ver eso —dijo, acercándose para tomar su rostro con rudeza—. Demuéstrame lo que tienes para ofrecer, linda, adelante —incitó, apretando su agarre hasta que la hizo gemir de dolor. En un instinto de autoprotección, Hinata colocó su mano libre sobre la de su atacante, encajándole las uñas y tratando de alejarla, sentía que le iba romper la quijada. Aquello pareció divertirlo—. Ni siquiera puedes mantenerte en pie. ¿Y se suponía que no debía subestimarte? —se burló— Tan sólo eres una estúpida que quiso hacerse la valiente y ya no pude ni moverse —la miró con dureza—. Ahora, pon mucha atención. Esto va pasar: te pondrás de rodillas como buena chica y suplicarás perdón por cada uno de mis hombres a los que mataste y quizá, si me conmueves, seré clemente contigo y no te haré tanto daño.
Como respuesta, Hinata intentó golpearlo con su rodilla, pero él la detuvo sin dificultad con su mano libre, riendo.
— Oh, preciosa, no te lo recomiendo —dijo—. Mis hombres te tienen rodeada, si intentas algo no dudaran en aparecer. Y créeme cuando te digo, que lo que yo te pienso hacer no se acerca siquiera a lo que todos ellos quisieran hacerte —por su tono, Hinata no quiso ni pensar en lo que sería— ¿Qué te parece si mejor eres buena y cooperas conmigo? —preguntó, parándose demasiado cerca.
Hinata cerró los ojos con fuerza, utilizando la mano con que presionaba su costado para empezar a buscar en su porta armas con dedos temblorosos y conseguir un kunai. Rogaba por que no se diera cuenta, tener la velocidad suficiente y poder atacar antes que él, al mismo tiempo siquiera. Si iba morir ahí, no se lo pondría tan fácil. Con ese pensamiento afirmó la empuñadura del arma, esperando una oportunidad, pero esta ni siquiera llegó. En su lugar, Hinata quedó petrificada al escuchar el inconfundible sonido del metal atravesando la carne. El hombre tosió, haciendo un espantoso sonido estrangulado con la garganta y la morena se encogió entre sus hombros cuando sintió la sangre tibia salpicándole la cara.
La mano del hombre cayó, soltando su rostro.
Casi temerosa de lo que se pudiese encontrar, Hinata abrió los ojos muy despacio, elevando la mirada para toparse de frente con el rostro agonizante de su anterior atacante. Observó con incredulidad cómo de su pecho sobresalía una espada y contuvo el aliento al sentir el filo de la punta empujando contra su garganta; si se movía tan sólo un centímetro la atravesaría a ella también.
—Fue estúpido de tu parte bajar la guardia —dijo una voz seria y profunda. Hinata no pudo reconocerla, tenía el corazón latiéndole furiosamente en los oídos—. Patético, igual que tus hombres —soltó despectivo, retirando la espada.
El cuerpo sin vida del tipo cayó sobre la nieve con un golpe sordo, revelando la identidad de su atacante. Hinata se sintió más pequeña que nunca.
Ahí frente a ella, peligrosa e imponente, se alzaba la oscura figura de Sasuke Uchiha.
N/A:
Sé que es irresponsable iniciar una historia cuando las otras están estancadas, pero me he pasado horas y horas frente al ordenador intentando escribir los nuevos capítulos de TVAE y Rumors, sin conseguir nada. ¡Es muy frustrante! Así que me rendí por ahora y opté por dar rienda suelta a esta idea que lleva semanas rondando mi cabeza. Todo está trazado en mi mente, de principio a fin, y me persigue por las noches, tenía que hacerlo, hay demasiada inspiración, la musa llega tan, pero tan rara vez, que no quise desperdiciarla.
Quiero hacer de esta historia algo más ligero. No habrá muchos capítulos. Tan sólo espero crear un escenario en donde se muestre a Sasuke como el adolescente torpe e inexperto que es con respecto al sexo. Él jamás tuvo una guía, bases (o interés alguno) sobre ello. Así que a trompicones y con muchas situaciones vergonzosas es como pienso que le toca ir descubriendo los peligros que esconde el cuerpo femenino y lo que provocan en él.
¿Sasuke Uchiha ansioso y confundido? ¿Preguntándose por qué de repente aquella necesidad por averiguar cómo se sentiría tocar ciertas zonas del cuerpo de Hinata? ¿Cómo es que de pronto desea que ella también lo toque?
¡Descúbrelo y no dejes de leer!
Nos estaremos leyendo pronto, no te olvides dejar un review.