Notas de la autora: ¡Bienvenidos a todos! Para los que ya leyeron mi antiguo fic y también para los nuevos, esta es una historia que la publique hace muchos años y ahora lo volveré a subir para que tengan una lectura más digna, habrán más capítulos con más acción, suspenso y romance.

Disfrútenlo.

Capítulo 1: Volviste a mí.

KIKYO

"…En el lugar en el que estoy nada nace, nada muere. Ni siquiera el tiempo existe. Este es un lugar vacío de donde todos quieren escapar. Hay almas buenas pero están destinadas a seguir acá. Por alguna razón una alma en particular capta mi interés…"


¿Cuánto tiempo estoy acá? Es una pregunta que no puedo responder. Pero en este lugar hay algo que capta mi atención. Algo se acerca a mí.

¿Una luz? ¿Por qué me aleja? ¿Qué está pasándome?


-¿Un bosque? No encuentro razones del porque estoy acá. No recuerdo nada- pensó la sacerdotisa.

En ese instante se tuvo que agarrar del árbol más cercano, sus memorias volvían. Le dolía, lloraba y se mareaba pero todos sus recuerdos regresaron. Agarro el pasto, respiro profundamente el aire, fresco, limpio y frío. Ahora sentía las cosas diferentes, sus sentidos estaban volviendo a ella. Se sentía viva.

-Recuerdo haber lanzado la flecha a Naraku en este lugar- murmuró mientras caminaba por el gran bosque- ¿Qué hago aquí? Yo debería seguir en aquel lugar. ¿Por qué? ¿Por qué alguien lo haría?- dijo desesperándose mientras aceleraba el paso.

No tenía las respuestas para lo que estaba pasando, todo el mal ya había terminado, pero. ¿Qué es lo que le inquietaba tanto? Puede que no se haya dado cuenta pero sin saber algo la jalaba exactamente hacía un lugar…


Habían pasado ya varios meses desde que Kagome regreso a la época Sengoku, después de la destrucción de Naraku todo estaba pacifico, la paz reinaba en aquellas tierras donde vivían. Aunque las cosas no habían cambiado mucho.

-¡Qué gran noche!- mencionó Kagome mientras se estiraba y se echaba hacia atrás viendo las estrellas. Era cierto, esa noche las estrellas brillaban más que antes. Era una noche romántica.

-Es cierto Kagome, el ambiente esta ideal para una noche romántica- bufó Sango con segundas intenciones mientras reía

-Han pasado 3 años desde que volví e Inuyasha no había hablado de sus sentimientos hacia mí- se dijo a si misma Kagome mientras veía las estrellas e imaginaba un milagro.

De repente pararon las carcajadas de Sango, Miroku y Shipoo. Ella vio como Inuyasha se paró de inmediato y simplemente se fue de ahí, algo llamo su atención ¿Pero que fue?

-¿Qué le pasa a Inuyasha?- pregunto Miroku viendo a los otros presentes sin entender su comportamiento. Alzaron los brazos solo viendo la dirección hacia donde se dirigió.

-¿Algún monstro?- pensó Kagome. No eso es imposible, cuando se destruyó a Naraku los monstros se escondieron, incluso algunos se marcharon. Todo era extraño para ellos, pero una presencia aclaro sus dudas. Algo raro pero familiar se sentía

-Sera mejor seguirlo- sugirió Shippo. Todos se vieron, tenían el presentimiento que nada bueno saldría si lo seguían pero tenían que ir, por su amigo y por respuestas. Esa presencia perturbaba a todos.

-Vamos – dijo el monje levantándose.


-Ese aroma, ese aroma, ese aroma- era lo único que pensaba el hanyou mientras saltaba por los arboles con una velocidad increíble. A él no le importaba nada, no sentía nada, él solo tenía todos sus sentidos en aquel aroma que proviene de lo profundo del bosque. Al estar justo en el lugar no pudo moverse más, no podía cree lo que estaba a su delante. Era ella, sí, era Kikyo. Estaba viva, no pudo resistirlo y bajo de la rama del árbol. Su corazón latía rápido tan solo al verla de nuevo.

-Ki... Kikyo?- pregunto el peli plata aun sin poder creerlo lo que tenía al frente. Su corazón latía rápido tan solo al verla de nuevo.

-Inuyasha… - susurro la joven sacerdotisa. Lo único que pudo hacer fue aferrarse a él en un profundo abrazo. ¿Lo extrañó? Claro que sí. A fin de cuentas él es y seguirá siendo su más grande amor.

Continuará.