Disclaimer. La Trilogía "Los Juegos del Hambre" y sus personajes no me pertenecen, ni gano un centavo al escribir esto, solo soy una fan con suficiente imaginación como para inventar locuras.


.Chapter I.

Katniss Everdeen. Cabello castaño y ondulado, no muy alta pero si esbelta y con curvas pronunciadas. Ojos del color de las tormentas y unos labios rosados que invitan a cualquiera a besarlos. Estudiante de diseño gráfico, segundo año, en la universidad de Panem, donde se encuentra ahora, esperando. Dueña de una muy corta paciencia si le preguntas a cualquiera. Él ya debería estar aquí piensa mientras mueve su pie exasperada, últimamente hace mucho eso. Demora en contestar sus mensajes, en ir a por ella a la Universidad, en decirle algo bonito, en llevarle a su casa y pasar la noche acurrucados.

Está apoyada sobre una enorme columna de concreto, la brisa primaveral mueve su melena y le da un aire soñador. Juega con su tableta gráfica, acabando el boceto del hermoso pájaro con el que soñó la noche anterior. Cada pocos trazos alza la mirada esperando verle, pero no. Tampoco ha sonado su móvil y eso ya le extraña. Lo revisa de nuevo y por enésima vez, no está en silencio, no hay mensajes. Con la vista aun en el aparato electrónico decide moverse a donde haya sombra porque la luz le impide ver correctamente la pantalla, no nota al chico con el que inevitablemente acaba chocando.

— Lo siento — musita alzando la vista para encontrarse con el azul más intenso que ha visto en un par de ojos— iba distraída…

— También yo — el desconocido sonríe y un hoyuelo se forma en su mejilla, le enseña una enorme cámara fotográfica — Peeta Mellark — extiende la mano y ella también, es un apretón suave pero firme que le transmite seguridad.

— Katniss — musita con algo de esfuerzo, no es del tipo de persona que hace amigos con facilidad, no le gusta presentarse, ni generar un vínculo con nadie, es algo arisca según su madre — Everdeen — agrega observándole mejor, facciones perfectas, cabello rubio dorado y barba de algunos días que le da un aire galante.

— Un nombre interesante — no ha soltado su mano, ella dedica una mirada al agarre y acaba soltándose como si le hubiera dado corriente — No creo haberte visto en clases, Katniss Everdeen.

— Yo… — ve que algunas personas se han detenido a unos pasos de ellos, todas llevan cámaras que lucen profesionales y les miran — no estudio fotografía.

— Supongo que no — tiene una carcajada varonil — solo es un curso extracurricular — afirma saludando a los otros — estudio artes…

— Diseño gráfico — exclama con rapidez para no seguir viéndose como una tonta, escucha el estridente y familiar sonido de la motocicleta de su novio y voltea, puede verle desde allí con su casco a juego con la motocicleta rojo fuego — lo siento debo irme.

— Un gusto haberte conocido Katniss — vuelve a sonreír y la chica no entiende porque le agrada tanto esa mueca en el desconocido.

— Igual — baja corriendo las escaleras y se aposta al lado del vehículo — tardaste demasiado.

— Hola cariño, ¿Cómo has estado? — La castaña le fulmina con la mirada y solo atina a enseñarle la pantalla del móvil, el chico llevaba una hora de retraso— Mucho tráfico preciosa — se quita el casco y la melena pelirroja reluce al sol del atardecer — ¿Cómo estás? — le sonríe con dulzura e incluso acaricia la mejilla de la chica con la yema de sus dedos.

— Harta de esperar Darius — se cruza de brazos.

— Lo sé, lo siento — le roba un beso de los labios y le entrega el segundo casco— arriba Katt no hay mucho tiempo.

Va a replicar que si él hubiera llegado a tiempo no estarían atrasados pero no tiene ganas de pelear. Pone el casco en su sitio y se sienta detrás de él aferrándose a su cintura. Darius le dedica una caricia a sus manos y emprende la vuelta. Están en casa de Katniss en 20 minutos. Se despiden un largo rato besándose más de lo que debieran en público. Él promete estar en su puerta en dos horas y se va a su departamento, a seis cuadras de la de ella.

Al entrar en casa le recibe su hermana. La joven Prim y su amigo Rory hacen deberes en la mesa de la cocina. Su madre aún está en el hospital y pasaran otras seis horas antes de que regrese. Sube a su habitación y observa cada pared llena de dibujos de Darius, Prim y su amiga Madge. También hay bocetos de la ciudad y de lugares que no ha visitado o que siquiera existen. Los observa con orgullo mientras se desnuda. Se ducha con rapidez y demora casi el doble en secar su montón de cabello. Mira su armario en busca de un atuendo aunque sea presentable. Acaba con toda su ropa sobre la cama mirándolo todo con el ceño fruncido.

No puede llevar cualquier cosa, es el cumpleaños de Madge. Ella tiene mucho más dinero que su familia y aun así es su mejor amiga. Pero su fiesta será a toda pompa por sus veintiuno, no puede ir de jeans. Tiene pocos vestidos, no le gusta usarlos de cualquier forma, aunque sabe que en está ocasión sería necesario. Frunce aún más el ceño y se muerde el labio, pensativa.

— Lleva el celeste — su hermana aparece en el umbral de su puerta, le asusta y da un pequeño brinco dedicándole una mirada.

— ¿Rory ya se fue? — consulta mirando el vestido en cuestión, es delicado pero quizás demasiado corto.

— Tenia una cita con Rue — masculla su quinceañera hermana rodando los ojos— el celeste estará bien para el cumpleaños de tu amiga… A Darius le será fácil quitártelo.

— Primrose — chilla la castaña poniéndose roja como un tomate, desde que la rubia les encontró a medio desnudar en una ocasión siempre halla la oportunidad para burlarse de ella, aunque lo cierto es que espera que aquella afirmación sea cierta.

— Te prestaré tacones — canturrea yéndose de la habitación.

Dear D: Me atrasaré media hora bonita.

Katniss: De nuevo?

Dear D. Si…

— Mierda — maldice en voz alta, soltando el aparato sobre la cama, rebota y va a parar al lado de un cojín.

— ¿Darius de nuevo? — La rubia le mira apenada, Katniss lleva más de un mes soportando la aparente lejanía de su novio — tacones negros.

— ¿De dónde sacaste tu esos? — los observa fijamente y parecen más una máquina de tortura que simples zapatos.

— Un regalo — miente muy mal, pero no le dirá nada, ella jamás ha reprendido a su pequeño patito— ¿Qué pasa con D ahora?

— Sigue tardándose… hace semanas que no voy a su casa porque siempre hay una excusa, siempre llega tarde… hace tiempo que no me dice que me quiere Prim…

— Quizás le están machacando en el trabajo — Darius es policía, es un trabajo difícil, pero desde hace dos años que salen y este último mes ha cambiado mucho— sabes que no es mi persona favorita en el mundo, pero es una posibilidad.

— No lo sé…

— Da igual, pruébatelo todo.

— ¿Qué tal? — da una vuelta sobre sí misma y acaba viéndose en el espejo, el vestido celeste resalta con el color de su piel, acaba a mitad de sus muslos y los altos zapatos le dan una buena estatura, el único problema restante es su melena.

— ¡Preciosa! Yo te peino — chilla emocionada su hermana obligándole a sentarse en la cama.

Acaba con un trenzado elegante y el cabello completamente recogido, lo que deja su espalda al descubierto haciéndole ver muy sensual. Toma su chaqueta de cuero negro para cortar con tanta elegancia y su hermana hace una mueca. Le da igual, lo más seguro es que acabe con frio si no lleva alguna clase de abrigo. El reloj marca las ocho, la fiesta empieza a las nueve y hay media hora desde su casa en los suburbios hasta la bonita casa de campo de su rubia amiga.

Katniss: Darius? Son las 8.50 estarás aquí pronto?

Dear D: No bonita. Al menos otra media hora…

Katniss: De verdad D? Llamaré a un taxi.

Dear D: lo que creas conveniente Katniss.

Emite un bufido y marca frustrada el número del taxi. Serán otros 10 minutos de espera pero al menos llegará, lo que con su novio parece que no ocurrirá. Se mira en el espejo y se pregunta porque ira a esa fiesta de todos modos. Odia la música de moda y más a todo volumen. La gente no es lo suyo desde que está en el kínder y Madge ha invitado a casi toda la universidad. Bufa de nuevo, va porque es su mejor amiga y porque se suponía que pasaría la noche con Darius luego de la fiesta. Extraña estar con él en la soledad de su piso de soltero.

Mira con impaciencia el reloj en su móvil. Llega a la casa de Madge pasadas las nueve y media y se lamenta. Odia llegar tarde a cualquier sitio, menos en una ocasión que se supone es especial, aunque duda que su querida amiga lo note con tantos invitados revoloteándole. Un hombre corpulento y de traje le recibe en la entrada, revisa su identificación y busca su nombre en una larga lista. El padre de Madge es el alcalde de la ciudad así que cualquier medida de seguridad es poca para su florecita. Madge debe estar ofuscada, no le gusta ostentar con el poder de su familia, lo que hace que a Katniss le agrade más.

Cinco minutos después está recorriendo el largo camino desde la entrada a la puerta de casa. La música se oye a todo volumen y la castaña piensa en huir. Sigue caminando y cruza la cerca, la fiesta es en el patio trasero de todas formas. Busca a su amiga con la mirada y le encuentra rodeada de gente, algo que es usual para alguien tan popular, aunque a Madge no le gusta en absoluto serlo. Esperará a que tenga menos compañía se dice y aun sosteniendo la bolsa en la que tiene el regalo se pasea por la mesa de comida. Lleva quince minutos viendo que comer y aún no ha tocado bocado, sigue pensando en Darius, en porque no le ha llamado, en porque aún no ha llegado.

— ¿Sin apetito? — oye su voz y luego una luz le ciega — lo siento, es un flash algo fuerte.

— No me agradan las fotos — musita algo cohibida, es el chico de la universidad, con el que chocó en la tarde y ya ha olvidado su nombre.

— Algo extraño…

— ¿Por qué?

— Sales muy bien en ellas — le enseña la pantalla y una Katniss pensativa se aparece, realmente es una buena foto — muy bonita.

— Gracias — musita acomodando un mechón detrás de su oreja, además de su novio y su hermana nadie le ha dicho que sea bonita y eso le desconcierta — ¿Co-conoces a Madge?

— No realmente.

— ¿Te has colado a su fiesta?

— Blanco o negro ¿verdad? — Ríe con ganas y a ella vuelve a parecerle una excelente risa — soy el fotógrafo…

— Oh, ya, lo siento — toma una copa al azar que un mozo está ofreciendo y le da un sorbo, grave error, el Martini le quema la garganta y aunque lo intenta la mueca en su rostro no se ve bien, abandona la copa en la mesa dedicándole una mirada de odio.

—Seguiré tomando fotos — toma su mano y le besa el dorso — un gusto verte Katniss.

Se aleja de ella para reunirse con otros dos hombres, claramente mayores que él, pero muy similares. Uno voltea y puede ver en su espalda un logo. Una cámara y unas letras que citan M&M fotografías. No le da mayor importancia y vuelve a buscar a su amiga.

— Kitty Kat — Katniss chilla por el susto, Madge se ha aparecido detrás de ella y le ha hecho cosquillas en las costillas — tardaste en aparecer amiga mía.

— Cielos Madge me vas a infartar —le abraza levemente — para ti…

— ¿Lo terminaste? — Los ojos color cielo se iluminan mientras se acerca a una mesa y quita la bolsa — por cierto, luces fenomenal — le guiña un ojo con picardía y la castaña nota la sangre volando a sus mejillas.

— Si… a pesar de que odio pintar — masculla contrariada viendo a su amiga desgarrar el papel de regalo — gracias, también te ves genial — repasa el vestuario de su amiga, un vestido blanco con mucho tul y vuelo, su melena rubia en rizos que le llegan apenas por debajo de los hombros.

— No sé por qué, si eres buenísima.

— Porque para algo está la tecnología, para no ensuciar mis manos.

— Es perfecto… — es una foto, literalmente lo era, una foto de ellas dos en las montañas del Siete, Katniss bocetó la imagen y luego la pintó con oleos sobre tela— muchas gracias — le abraza con fuerza y la castaña corresponde.

— Feliz cumpleaños — de nuevo ve la luz blanca y voltea al origen, el hoyuelo es lo primero que ve, sin embargo él no se acerca, sigue sacando fotos.

— ¿Qué miras? — pregunta curiosa la rubia viendo en su dirección.

— A nadie — exclama muy rápido viendo hacia otro lado — intentaba ver si Darius había llegado.

— Tienes que dejar a ese tipo Katniss…

— ¿Solo porque tu no lo quieres?

— Es cinco años mayor, tienes que buscarte alguien mejor, con cerebro — rueda los ojos acomodándose los rizos.

— Le quiero Madge… tu no lo entenderías porque disfrutas estar con uno y otro…

— Gracias por llamarme…

— No te llame nada, te gusta la adrenalina, a mí la calidez de un novio, ¿ya?

— Prefiero mis muchas noches ¿Vale? — ríen con ganas.

La hija del alcalde obliga a Katniss a bailar con su grupo de amigas de clase. Se lo pasa bien, al menos un buen rato, también bebe algunos tragos y come lo que sea que Madge pone en sus manos. Cuando hace demasiado calor para su chaqueta decide ir al cuarto de Madge a resguardarla, odiaría perderla, es el último regalo que le dio su padre antes de dejarlas. Se encuentra con varias parejas besándose, en las escaleras, en uno de los baños con la puerta entornada, en el pasillo que lleva al cuarto de su amiga.

Entra sin llamar porque no esperaba encontrar a nadie. Lo primero que reconoce, aun en la penumbra reinante de la habitación, es la chaqueta verde militar con una enorme estampa de motocicletas, ella le regaló esa prenda a una persona en particular. Alzar la vista le duele en el alma, la corta melena pelirroja cuidadosamente peinada en algún momento yace despeinada por las manos de una rubia que lleva mucho maquillaje. Los ojos verdes se posan en ella y su nombre muere en los labios del hombre. Cierra de un portazo pensando que quizás se le subió el alcohol a la cabeza. Darius no estaba morreándose con otra chica, esa chica no estaba en brasier y él no tenía esa mirada de excitación que a ella le hacía sentir en las nubes. Eran otros, él era otro.

Respira agitada, aun con la mano en la perilla que se mueve en el sentido contrario a las agujas del reloj. De repente está frente a Darius que le mira compungido, como si hubiese roto algún objeto de herencia familiar. Le zumban los oídos y aunque ve la boca del pelirrojo moverse no alcanza a captar las palabras. Le da la espalda, se pone su chaqueta y tambaleándose vuelve por donde ha venido. Sale por la puerta principal de la casa, intenta calmarse, respirar con normalidad, escuchar algo más que las pulsaciones en sus oídos. En algún punto empieza a correr, pero los tacones de su hermana no fueron hechos para el ejercicio y acaba sobre los mosaicos del camino de entrada, a escasos metros del guardia que le dejo entrar.

— Katniss… Katniss — le escucha llegar hasta ella, le levanta de un movimiento — lo siento bonita, yo…

— ¿Quién es? — él apenas puede oírle por sobre el volumen de la música — ¿Quién es ella Darius? — señala a la casa posando sus ojos plateados en los de él, de un verde oscuro y sin brillo.

— Delly…

— Si sabes su nombre al menos — suspira.

— Katty — le sujeta del brazo, ella quería volver a caminar — solo fue un desliz, te quiero a ti.

— ¿Llamas desliz a algo que lleva pasando un mes…o más? — chilla por sobre la música y golpea con su pequeña bolsa en el pecho de él.

— ¿Lo sabías? — esa pregunta es como una puñalada, una confirmación de algo que ella esperaba que fuera una paranoia.

— Por eso estabas distante… llegabas tarde, no querías que fuera a tu casa…

— Katty… te quiero a ti…

— Vete al diablo Darius, yo te quería…

Odia llorar, mucho menos en público. Esperaba que estuviera en algo raro, quería creer que tenía mucho trabajo, lo que sea, no eso. No quería creer que las manos que con tanto ímpetu acariciaban a otra también se posaban sobre ella. Arregla su vestido y nota que una de sus rodillas sangra y el tobillo le duele muchísimo. Él insiste en llevarla a casa, a su casa para que hablen. Katniss simplemente se mueve hasta la entrada y le pide al hombre que la custodia que aleje a Darius de ella. Por suerte un taxi pasa por allí, se sube intentando borrar se su memoria como su hombre deslizaba sus manos por las costillas de la chica subiendo hasta sus pechos justo cuando ella abrió la puerta.

Katniss: Me fui ¿Vale? Disfruta la fiesta, te quiero, feliz cumple.

Madge: COMO?

Katniss: Larga historia…

Pone el móvil en silencio y lo guarda en su bolso. Le indica al chofer a donde ir y se dedica a observar el paisaje correr a su lado. No esperaba que algo así le pasara a ella. Siempre fue buena. Cuido de su hermana desde que ambas fueron muy pequeñas para que su madre trabajara en dos empleos y así suplir el sueldo de su padre que murió cuando Katniss tenía trece. Acabó la prepa en el cuadro de honor y trabajando logra pagar su carrera. Siempre dijo que tuvo suerte de hallar a Darius, que alguien como él se fijara en ella, tan insignificante y mediocre. Ahora sabía que en realidad era el destino lo que le impedía ser feliz.

El chofer lleva más de cinco minutos intentando llamar la atención de la chica. Finalmente le grita que debe bajarse, ella suelta un billete y se baja sin escuchar que es demasiado por el viaje. Azota la puerta y espera que el carro se vaya para derrumbarse frente al jardín delantero de su casa. Llora con ganas arrancando parte del césped y haciéndolo volar. Golpea el suelo y solloza por un rato más antes de ponerse en pie. Observa el cielo negro y cubierto de estrellas brillantes. Respira profundo un par de veces y quitándose los tacones camina hasta el hall de entrada. Pasan de las tres de la mañana cuando se adentra en el oscuro hall. No espera que Prim esté despierta y lo más seguro es que su madre esté durmiendo en el sofá. Camina en silencio hasta su cuarto y el perfil de Darius le recibe desde su puerta. Debería arrancarlo, destrozarlo en mil pedazos y quemarlo pero no lo hace, acaricia el dibujo y entra en la habitación donde otros cinco pares de ojos verdes le observan, le hacen sentir pequeña e insignificante. Aún de vestido y chaqueta de cuero se oculta bajo las sábanas y se duerme hecha un ovillo pensando en el pelirrojo.

Observa a Madge maltratando el teclado de su laptop. Le hace muecas a la pantalla y está segura que la tecla de borrar deberá ser cambiada cuando su amiga acabe con lo que sea que esté haciendo. Le divierte ver a la rubia en acción, escribe, borra, farfulla y exclama de emoción en un tiempo record de diez minutos. Katniss sonríe y dibuja. Debe entregar un logotipo el lunes y estando a domingo en la tarde, es muy probable que repruebe pero no podía negar que necesitaba la visita de su amiga. Otra media hora más tarde vuelve a fijarse en su amiga que mira con detenimiento la pantalla del ordenador frunciendo el ceño.

— ¡Está listo! Lo he repasado varias veces pero será suficiente hasta que te dignes a echarle un ojo.

— ¿Ya has fundido mi laptop? — Los ojos celestes se posan en ella sin entenderle— has aporreado mi teclado como nunca, si no funciona el alcalde deberá comprarme una nueva — la castaña ríe, Madge frunce aún más las cejas rubias.

—He terminado tu perfil en LovelyDate —suelta una carcajada al ver la expresión de terror de Katniss.

— ¿Te has vuelto loca? Bórralo, elimínalo, lo que sea — intenta llegar a su ordenador pero la rubia lo corre a tiempo.

— ¡No! Es tiempo de avanzar Kitty Kat — ahora suena preocupada, a Katniss no le agrada preocupar a su única amiga con su estúpida depresión post ruptura por cuernos de alce— han pasado tres meses y aun sigues prendada de ese tipo.

— No es cierto — acota rápidamente.

— Los dibujos del malnacido siguen en tus paredes, solo has quitado el de la puerta de tu cuarto y creo que ni siquiera fuiste tú.

— Prim lo quito — sincera la castaña — es que son muy buenos dibujos — se excusa.

— Tienes suerte de que no me meta con los objetos de otras personas o los habría arrancado y quemado yo misma… frente a su casa o en su puerta — ríe macabramente, sacándole una sonrisa a su amiga que observa con nostalgia las imágenes de su ex.

— Ya los quitare… algún día.

— Espero que no traigas a nadie aquí a tener tema sabes…

— Madge — espeta con vergüenza.

— Es muy morboso que tu hermana, tu ex y yo estemos viéndote mientras estás con un tipo o una chica lo que sea que te interese.

— Madge Undersee — un cojín en forma de corazón acaba en el rostro de la rubia que no deja de reír.

— No, es un buen punto… ¿Qué te apetece? Debo agregarlo al perfil — hace algunos clics — ¡Ya! ¿Hombres o damas?

— ¡Hombres Madge! — Contesta con rapidez — no alto, nada no quiero citas Mad…

— Tarde — acota sorprendida — alguien le ha dado match a tu perfil — Katniss suelta la enorme carpeta en la que estaba trazando y se aposta a un lado de su amiga — que envidia no llevas ni cuarenta minutos en el sitio.

— Seguro tuviste el doble en apenas unos minutos más.

— Cierto — la humildad a veces no caracteriza a su amiga.

— ¿Quién es? No, mejor muéstrame que has puesto de mi Madge — dos clics más y un perfil en rosa surge en la pantalla — Sinsajo451, ¿qué clase de nombre es ese?

— Es el nombre que aparece en el ave que tienes en tu escritorio, lo puse de avatar.

— Ya…

Sinsajo451 alias Kitty Kat. Estudiante de diseño gráfico y artista de medio tiempo. Amante de los paisajes y los rostros perfectos como el de mi mejor amiga M. Gustos: chocolate caliente y tardes de lluvia, colores vivos y largos paseos a la luz de la luna. Fanática de los deportes al aire libre y de la arquería. 21 años. Aspecto físico: Ojos grises y cabello castaño, estatura mediana, capaz de comer lo necesario sin engordar.

Me interesan: hombres.

— Ha excepción de tu rostro perfecto en medio de mi descripción creo que está bien… supongo — relee una vez más toda la página — y poner delgada bastaba.

— Es envidia ¿Vale? — Ríen ambas y Madge vuelve a golpear su teclado cambiando lo que a la chica no le gusta — ¿Lo apruebas?

— No — acota confundida — pero ya lo has hecho y… ¿dijiste que alguien había dado match?

— Leamos el perfil — da pequeños saltitos aun sentada.

Polaroid12 alias Peeta. Estudiante de artes. Gustos: chocolate caliente y noches tranquilas. Paisajes llenos de colores y el naranja. Fanático de la pintura, la fotografía y la buena música. 25 años. Aspecto físico: altura mediana, ojos azules y cabello rubio.

Le interesan: mujeres.

— Es extraño, me suena ese nombre…

— Mmmm a mí no y dado que además de tus clases en la facultad solo te codeas conmigo y Gale no es como si conocieras a un estudiante de artes llamado Peeta… además quizás ni siquiera asista a la UPanem…

— Cierto será un déjà vu o algo así — se echa en la cama — ¿Por qué no tiene un avatar suyo?

— Por la misma razón que tú… es política del sitio, citas a ciega — le guiña un ojo con picardía.

— No aceptaré…

— No tienes que aceptar nada, solo tienes que hablarle Katniss…

— Y que si no quiero un nuevo novio Madge…

— Cariño lo dijiste en mi fiesta… prefieres el calor y la constancia de una pareja… — le imita horriblemente haciendo gestos y muecas extrañas —estás apagándote y me preocupas — de pronto el pálido rostro de su amiga se pone serio y termina acostada a su lado viéndole fijamente.

— Tengo que ir a entrenar…

— Mentirosa — exclama cruzándose de brazos — te iras a llorar a los brazos de tu amiguito.

— No entiendo porque odias a Gale, es un buen chico.

— Siempre me molestó, desde niñas — chilla con voz infantil acomodándose el pomposo vestido que lleva hoy.

— Sabes lo que dicen ¿verdad? — busca el arco y su carcaj de flechas dentro del armario.

— ¿Qué?

— Los que se pelean se aman — sonríe con picardía y su rubia amiga se torna del color del granate.

— ¡Nunca! Gale está lejos de ser mi tipo — chilla poniéndose en pie — me voy — acota enfurruñada.

Gale Hawthorne ha sido vecino de Katniss desde que tiene memoria. El chico es el mayor de cuatro hermanos y no la ha tenido fácil. Sus padres se divorciaron y el hombre nunca más volvió a verles. Gale decidió dejar la arquería como deporte profesional porque insumía mucho tiempo y se metió a la policía para ayudar a su madre con los gastos. Es un tipo confiable pero con cara de pocos amigos, por eso Katniss y él se llevan tan bien.

Katniss es algo así como la pupila de Gale. Son amigos, él le enseña a tirar y ella le habla sobre Madge. Porque aunque la rubia no parezca interesada, el poli está más que prendado por la hija del alcalde.


¡Por fin algo sobre Katniss y Peeta!

Prometo que este será el fanfic más dramático y empalagoso que voy a escribir en la vida jaja o eso creo XD.

Los capítulos ya están escritos, subiré uno por semana asi que dale a follow!

Como siempre, se aprecian las opiniones y sugerencias así que no olvides tu review porfa please!

Gracias por leer y nos vemos cuando sea :D.

Con cariño atentamente, Ana Scheler.