Secretos y Viaje en el tiempo
"…"
"El mundo Pokémon."
"…"
"Este es el hogar de innumerables y maravillosas criaturas"
"Cada una es poseedora de impresionantes y fantásticas habilidades; y algunos incluso pueden desafiar o reescribir las leyes fundamentales del universo."
"Desde hace millones de años, los Pokémon vivieron en paz y armonía; las riñas y pleitos existieron, sí, pero cada criatura comprendió, con el tiempo, que el mundo es lo bastante grande para dejarse consumir por el odio, lo cual les permitió prosperar y habitar cada rincón del planeta."
"…"
"Pero todo eso cambio cuando los humanos comenzamos a infectar este maravilloso mundo."
"Hace apenas miles de años que nuestra raza comenzó a cohabitar en este planeta junto a los Pokémon; y es ese poco tiempo trajimos la guerra y el conflicto. Todo por el egoísmo que nos consume e intenta que nos adueñemos de los misterios que este mundo esconde."
"…"
"Hicimos de este planeta nuestro hogar…"
"Pero no merecemos tal privilegio…"
"Ninguno de nosotros lo merece debido a la destrucción que nuestra existencia representa."
"Sin embargo, no todos los humanos muestran aquella conducta egoísta y malvada; mientras algunos destruyen sin control, otros intentar reparar el daño causado. Y es por eso, gracias a la bondad de los Pokémon, que continuamos infectando este mundo. Ellos esperan pacientemente el día en que avancemos como especie, dejemos de destruir el planeta, y nos unamos a ellos en paz…"
"Pero todos conocemos, en lo profundo de nuestro ser, que eso jamás sucederá."
"Y por eso, la única manera de salvar este mundo es asegurar que nuestra desastrosa especie sea erradicada de una vez por todas…"
"…"
"Prepárense para el final."
·◊×◊×◊×◊×◊×◊×◊×◊×◊·
Durante dos minutos, aquella inquietante transmisión invadió cada dispositivo electrónico y frecuencia conocida en todo el planeta. El mensaje de advertencia fue escuchado por cada ser humano en cada rincón del planeta y puso nerviosa a la mayoría de la gente. La razón se debía al más reciente ataque de una organización criminal contra una ciudad. No se trataba de otro ni más ni menos, que el reciente ataque orquestado por el Equipo Flare, quienes con ayuda de un Pokémon legendario al cual esclavizaron, trajeron una gran destrucción a Ciudad Luminose en la región Kalos. Y la posibilidad que otras grandes ciudades fueran el blanco de esta nueva organización criminal desataba un gran pánico.
A pesar de haber pasado dos semanas, las autoridades no lograban dar con el origen de la misteriosa transmisión y no lograban hallar pistas de algún movimiento criminal significativo. Era como si todo se tratara de una broma de mal gusto, sin embargo, tomarse tales problemas para dar tal mensaje ponía en alerta los instintos de peligro de los agentes del orden público en todas las regiones.
ΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞ
Sentado en una colina cerca al Laboratorio Pokémon de Pueblo Paleta, un muchacho de cabello color azabache observaba el paisaje perdido en sus pensamientos, mientras su mejor amigo Pikachu le hacia compañía.
Por una parte, al igual que todos, se encontraba intranquilo por aquella misteriosa transmisión, pero no se comparaba con la reacción de pánico que produjo en su madre, Delia, quien se desmayo en cuanto la trasmisión terminó. En toda su vida, Ash Ketchum, no recordaba haber visto a su madre tan nerviosa y preocupada; a lo largo de toda su vida Ash siempre la observo mostrando una sonrisa y una determinación inquebrantable; ella siempre fue su ejemplo y modelo a seguir, y verla en medio de tal crisis nerviosa sin poder ayudarla lo hacia sentir un inútil. El estado de su madre era tan delicado, que incluso tuvieron que cancelar el viaje a Alola y declinar las vacaciones que ganaron en una rifa. Y afortunadamente comenzó a mostrar mejoría en su salud.
Pero la preocupación por su madre, y las negativas de esta para explicarle lo ocurrido, no era lo único que rondaba la mente de Ash. En ese preciso momento su mente navegaba en recuerdos y lo llevaba al final de su viaje en Kalos, apenas siete semanas atrás, al momento de despedirse de sus amigos: Clemont, Bonnie y… Serena.
Recordar a su amiga de cabello color miel y el ligero rose de labios que le brindo al despedirse, todavía le causaban ese agradable efecto eléctrico por todo el cuerpo; luego de haber recibido infinidad de descargas eléctricas por parte de Pikachu, lograba reconocer que la sensación que despertó su amiga era diferente y, en mayor medida, mucho más poderosa. Cada vez que Ash recordaba las palabras de despedida de Serena, lograba darse cuenta del significado oculto entre las líneas y, con un creciente nudo en el estomago, finalmente lograba notar el cariño que su amiga desbordaba por él. Pero Serena no era la única que rondaba su mente, este nuevo sentimiento le abría los ojos y le hacia notar la belleza femenina de todas sus compañeras de viaje.
Quizás, solo quizás. De tratarse únicamente de Serena, Ash habría podido aclarar sus sentimientos de una vez por todas. Pero el rostro sonriente de cada una de sus antiguas compañeras de aventuras llegaba en estampida a su mente y aceleraban su corazón; no todas ellas desbordaban aquel cariño característico de la Performer, pero ahora se daba cuenta de que sí existía y él ciertamente era importante para todas ellas.
Ash se revolvió el cabello con fuerza utilizando ambas manos, preocupando a su compañero eléctrico, pero luego de tranquilizarse el entrenador acaricio la cabeza de Pikachu para calmarlo. La razón de ese arrebato de frustración se debía a los problemas que su nuevo instinto le trajo desde que despertó.
Hace semanas, en cuanto Ash regresó al anochecer a su hogar, tras regresar de Kalos, se encontró con la bienvenida y recibimiento característico de su madre; pero en esa ocasión no fue la única que lo recibió, en ese momento Misty, su primera compañera, que fue de visita por unos días, le brindo un simple abrazo que lo dejo paralizado y feliz, debido a aquellos nuevos sentimientos que empezaban a despertar en él. Ya antes le había extrañado el apego de su madre con la líder de gimnasio de Ciudad Celeste, pero al preguntar sobre ello siempre recibía la misma respuesta de su progenitora: "Me agrada, Misty. Y me encantan sus visitas". Y en aquella ocasión no fue la excepción, pero no discutió por tener a su amiga cerca. De hecho lo alegro bastante.
En el par de días que Misty se quedo de visita, Ash pudo, finalmente, darse cuenta de la belleza que irradiaba la amiga que lo acompaño por tres regiones. A veces se notaba a sí mismo concentrado observándola en silencio, admirándola; ese gesto los ponía nerviosos y sonrojados a ambos en cuanto Misty se daba cuenta y miraba en su dirección.
Luego del regreso de la entrenadora de Ciudad Celeste a su hogar, el entrenador de cabello color azabache no tardo en recibir una llamada de su segunda y tercera compañera de viaje. May y Dawn viajaban juntas por Hoenn y decidieron llamarlo para saludarlo, pero la reacción de Ash al verlas con sus nuevos ojos lo dejaron, literalmente, con la boca abierta y una gran frustración en el pecho por no poder verlas en persona. Y semanas después, mientras visitaba a Brock en Ciudad Plateada, se topo por pura casualidad con Iris, quien trataba de encontrar a Lance, un amigo y discípulo de su abuelo, para tener una batalla; y al notar también su belleza, no pudo resistir el impulso de acompañarla el mayor tiempo posible hasta que encontraron al miembro de la elite Pokémon.
Fueron semanas agobiantes para el entrenador de Pueblo Paleta. Su corazón se aceleraba enloquecidamente al recordar la belleza de sus amigas, anhelando tenerlas cerca simplemente para continuar observándolas, o escuchar sus voces. En esos momentos recordaba la plática que tuvo años atrás con Misty: "¿Crees que un beso puede cambiar a las personas…?". Y la respuesta era un rotundo "si", después de todo el beso que recibió de Serena lo había transformado, había despertado algo en su interior, un instinto que crecía con cada nuevo día y demostró ser demasiado peligroso.
Dos semanas atrás, luego de aquella intrigante transmisión de advertencia, recibió una llamada apremiante de parte de Misty preguntando si se encontraban bien. Apenas le dijo que su madre había colapsado por algún extraño motivo, la llamada se corto y un par de horas después la entrenadora de cabello color naranja entro como un vendaval a su casa exigiendo respuestas.
Para Ash fue un gusto tener la ayuda de Misty, ver a su madre en ese estado le drenaba su ánimo característico, pero no tenia tiempo de compadecerse gracias a todas las labores que su amiga le asigno mientras su madre descansaba. Fue durante la noche del tercer día, mientras su madre dormía plácidamente junto a Pikachu y ambos jóvenes charlaban tomando una taza de té, que Ash no pudo evitar que su instinto tomara el control y lo obligara a acercarse lo más posible al lado de Misty para apreciar más de cerca la belleza de aquella sirena.
El entrenador Pokémon se sintió poseído y acerco su mano al rostro de su amiga para tocarle la mejilla. La delicadeza del tacto de la piel femenina hizo que Ash temblara debido a la sensación eléctrica que lo abrumó; pudo observar como el rostro de Misty se sonrojaba alarmantemente, pero su mirada denotaba el enfado de aquel atrevimiento. La sirena de Ciudad Celeste alzo el puño, pero Ash estaba preparado y detuvo el ataque de la mujer frente a él; aquella acción pareció drenar toda la fuerza de la entrenadora de cabello naranja, la mirada apremiante de su amiga hizo que Ash redujera la distancia entre sus rostros rápidamente y se apresuro a unir sus labios a los de aquella hermosa mujer.
El inminente contacto de sus labios les quito a ambos el aliento y los lleno de euforia, pronto sus brazos cobraron vida e intentaron atraer al otro para acercarse todavía más, si eso fuera posible. Sus respiraciones agitadas apenas lograban mantenerlos conscientes mientras el oxigeno parecía escapar de sus pulmones; finalmente se separaron para no desmayarse, ambos con los ojos cerrados, avergonzados y felices por aquel beso, mientras intentaban recordar como respirar. Tras unos segundos, Ash se aventuro a observar el rostro de Misty, la entrenadora continuaba con los ojos cerrados, el rubor en sus mejillas se negaba a desaparecer, y aquellos hermosos y delicados labios abiertos lo tentaban a reanudar su labor. Pero esta vez Ash logro contenerse, un instante después Misty abrió los ojos, deslumbrando al entrenador con aquella mirada llena de felicidad que jamás había visto en ella, y ambos se perdieron en la mirada intensa que sus rostros expresaban. En un instante el recuerdo de todas las aventuras vividas junto a Misty invadieron la mente del entrenador, al igual que todas las aventuras que tuvo con todas sus compañeras, hasta el momento en que todo aquello comenzó luego de la despedida en Kalos. No pudo evitar que ese nuevo instinto comparara el beso de ese instante con el que recibió de Serena, tratando de notar las sutiles diferencias; y tampoco pudo evitar que su mente divagara en imaginar como se sentirían los labios de May, Dawn e Iris.
El tiempo perdió importancia mientras Ash acercaba su rostro al de Misty nuevamente, tratando de alejar su mente de distracciones y concentrarse en la hermosa mujer frente a él, que sonreía radiantemente; el entrenador de cabellos color azabache alguna vez intento pensar en el regalo perfecto para agradecerle a aquella hermosa líder de gimnasio por todo el apoyo que le brindo durante su viaje, y finalmente pareció encontrarlo. Los minutos confabularon en su contra y apresuraban su paso al observar a ambos jóvenes besándose con pasión, al menos eso les pareció cuando el reloj les anuncio que trascurrieron sesenta minutos en aquella burbuja de felicidad.
Cuando Ash le resto importancia a la hora y comenzó a sentir el cosquilleo de la respiración de Misty, tras acercarse nuevamente para continuar con aquel beso; las manos de su amiga lo detuvieron de golpe, y solo pudo observar confundido el sonrojado y sonriente rostro de Misty negándole continuar, por aquella noche.
Ash se levanto apresuradamente del césped dando un gruñido de frustración y enfado. Se puso de pie y comenzó a dar vueltas tratando de no recordar por enésima, la forma tan desastrosa como arruino su amistad con todas su compañeras de viaje; mientras una parte de él empezaba a desear jamás haber despertado aquel instinto y los sentimientos que lo llevaron por ese camino solitario en tan solo un par de semanas.
Después de todo Ash no lo planeó, no lo pidió, pero tampoco pudo resistirse. La culpa le obligo a recordar como May y Dawn llegaron de visita sorpresivamente un par de días después de aquella noche maravillosa, preocupadas por la salud de Delia. Y antes del anochecer de ese mismo día, Iris, que casualmente pasaba por ahí, se unió al grupo. A pesar de estar consciente de estar cometiendo una tremenda estupidez, un acto descarado, y una severa traición a la confianza de sus amigas; aquel nuevo instinto del entrenador se apodero de él, de la misma manera como lo hizo aquella noche con Misty, luego que cada una de sus ex compañeras le pidió un beso de despedida, ahora que conocían que había elegido a la entrenadora de cabello naranja como novia. Ash se sintió confundido por aquella afirmación general y no le permitieron contradecirla. May fue la primera que logro tentarlo bajo la sombra de un árbol antes del almuerzo. Iris no se quedo atrás y logro acorralarlo en el comedor antes de la cena. Y finalmente, Dawn logro escabullirse dentro su habitación para obtener un beso de buenas noches.
Si el beso con Misty fue maravilloso, sentir los labios de todas sus amigas fue algo indescriptible para Ash; cada una poseía un, por ponerlo de alguna forma, sabor único, una energía particular que le recorría el cuerpo y lo elevaba al cielo. Pero como ellas prometieron al inicio, solamente fue un beso de despedida.
El día en que May, Dawn e Iris regresarían a la rutina de sus vidas sin él, fue amargo, Ash deseaba detenerlas; después de todo, pudo sentir como todas ellas, sin excepción, se sintieron igual de bien como él al dejarse llevar por el deseo. Pero entendía que las reglas exigían que debía elegir solo a una de ellas, y ya que de alguna manera lograron mantener aquellos besos indiscretos lejos del conocimiento de la sirena de Ciudad Celeste, Ash no deseaba tentar su suerte.
Pero en el último instante, el destino demostró que le tenía preparado una sorpresa más al entrenador de Pueblo Paleta. Quien más que Serena en persona arribaba alegremente a la residencia Ketchum, y tras llevarse la agradable sorpresa de reencontrarse tan rápidamente con Ash; no dudo en saltar a sus brazos y plantarle un gran beso en los labios a pesar del público presente. Al sentir los labios de la Performer, Ash nuevamente no pudo evitar ser poseído por el monstruo que esa misma mujer había despertado; y bajo la atenta mirada de todas no hizo nada más que corresponder el beso, invocando un apocalipsis sin precedentes sobre su pacifica vida.
Pikachu salto sobre el hombro de su entrenador, hablándole para intentar tranquilizarlo pues este corría el riesgo de caer por la colina si continuaba dando vueltas de aquella manera brusca y descontrolada; afortunadamente logro sacar a su compañero humano de aquel trance maligno y recibió una caricia en la cabeza como agradecimiento. Los problemas humanos eran demasiado complicados para los Pokémon, pero Pikachu intentaba continuar al lado de su amigo para apoyarlo. Después de todo, en los últimos días, una desagradable sensación de peligro se extendía por todos lados y le instaba a no apartarse del lado de su entrenador.
Ash finalmente decidió dejar de pensar en lo regaños, las miradas de sorpresa e indignación que recibió de sus compañeras de viaje, incluso de Serena, una vez que se aclaró todo el asunto; las bofetadas que recibió aún ardían, pero Ash era consciente de que las merecía. Y con gusto recibiría la peor tortura imaginable, si con ello lograra que sus amigas le hablaran de nuevo. Estaba empezando a anochecer y Ash decidió regresar a casa, lo último que deseaba era preocupar m´sa a su madre; pero tarde o temprano se enteraría de la estupidez que cometió y no dudaba que la noticia le provocaría otra crisis nerviosa.
Apenas dio un par de pasos, antes de notar como Pikachu elevara las orejas sintiendo un peligro inminente. Desde su privilegiada posición, Ash escudriño los alrededores y pudo notar como una docena de automóviles negros se acercaban apresuradamente al laboratorio por el camino principal; Ash apenas tuvo tiempo de intentar descifrar el peligro que representaban, antes que media docena de helicópteros de color negro llegaran descontroladamente desde el bosque. Solo entonces, el entrenador de Pueblo Paleta fue capaz de notar el característico emblema perteneciente al Equipo Rocket adornando el costado de cada vehículo.
Los helicópteros se dirigieron a la reservación Pokémon, dejando caer a varios miembros de la organización criminal en los alrededores, quienes inmediatamente liberaron a sus Pokémon y comenzaron a capturar a todas las criaturas que jugaban en el rancho. Mientras tanto, los automóviles formaban una barricada en la puerta principal y otra docena de miembros del Equipo Rocket forzaban la puerta del laboratorio y entraban al interior; para luego dejar pasar, nada más y nada menos, que al líder de aquella organización criminal que asolaba Kanto.
Ash no podía creer que estaba presenciando tal ataque coordinado al laboratorio del Profesor Oak, el numero de enemigos era alarmante, no dudaba que tomarían a todos lo Pokémon y huirían antes que siquiera las autoridades fueran notificadas. Lo más sensato hubiese sido ir a buscar ayuda o, ya que él se encontraba más cerca, escabullirse en silencio para rescatar al Profesor Oak, a Gary, y a los Pokémon capturados.
Pero Ash simplemente perdió la cordura, toda la frustración que acumuló en esos días explotó en una ola de adrenalina y emoción por la inminente batalla que representaban todos esos enemigos juntos y la posibilidad de desquitarse con alguien que lo mereciera. Sin medir los riesgos o darle tiempo a Pikachu para sujetarse antes de casi caer de su hombro por el repentino impulso, Ash comenzó a correr gritando a todo pulmón, alertando a todo el laboratorio de su presencia.
Los ataques comenzaron a llegar por todas partes, pero Ash los esquivaba con facilidad mientras Pikachu utilizaba sus ataques eléctricos para desviar otros desde su hombro. Aquellos reflejos sobrehumanos eran el resultado de la sincronización que el entrenador de cabello color azabache perfecciono al lado de Greninja. Y con aquella descarga de adrenalina recorriendo su cuerpo, el muchacho lograba sentir que tenía a su compañero junto a él. Pero desafortunadamente, el único Pokémon que lo acompañaba en ese momento era su amigo eléctrico, e irónicamente el resto de sus Pokémon se encontraban siendo atacados por aquellos miembros del Equipo Rocket.
Sin embargo, a pesar de sus reflejos, la puntería de Pikachu, y su buena suerte, los ataques empezaban a ser cada vez más precisos, hasta que finalmente Ash fue mandado a volar por los aires debido a la explosión que provocó un rayo solar lanzado en su contra mientras intentaba esconderse tras uno de los automóviles. Ash logro recuperar un poco de cordura gracias a la sacudida y protegió a Pikachu para que no saliera lastimado en la dura caída que siguió a continuación. Las heridas eran superficiales, pero contundentes; el entrenador de Pueblo Paleta sentía el hombro derecho entumecido y la cabeza le daba vueltas, sin embargo, nuevamente gracias a la sincronización y sentir a través de ella el dolor de su compañero acuático, Ash logro adquirir cierta resistencia para este tipo de batallas. Los ataques continuaban llegando, cada vez con mayor fuerza y certeza, haciendo añicos el vehículo que los escudaba, denotando que en esta ocasión el Equipo Rocket no estaba jugando y estaban dispuestos a eliminar a los héroes y obstáculos que aparecieran en su camino.
Pero para su desgracia, Ash tampoco estaba jugando.
— ¡Pikachu! ¡Usa cola de hierro y manda a volar este auto contra ellos!— ordenó Ash, ganándose una mirada de reproche por parte de su compañero eléctrico— Lo esquivaran…— aclaró un tanto exasperado pues no era el momento para esas discusiones morales— ¡Esta bien! No golpees tan fuerte para asegurarnos de no herir a nadie ¿De acuerdo?— pronuncio derrotado.
El Pokémon eléctrico finalmente obedeció y lanzo el automóvil contra sus atacantes, logrando detener los ataques a su alrededor el tiempo suficiente para que su entrenador lo cargara y corriera en dirección a la zona de alimentación del laboratorio.
Los renovados ataques seguían de cerca al entrenador de Pueblo Paleta, hasta que finalmente logro ponerse a cubierto tras uno de los establos en los que se alimentaba a los Pokémon. Pero no tenia tiempo para descansar, busco alguna señal de sus compañeros en los alrededores y se llevo una grata sorpresa al divisar a sus Tauros corriendo en estampida contra los miembros del Equipo Rocket tratando de proteger a varios Pokémon demasiado lentos o heridos; desafortunadamente sus oponentes utilizaban Pokémon voladores para esquivar los ataques y así cansarlos para capturarlos con mayor facilidad. Aquello hizo enfurecer al entrenador de cabello color azabache y esta vez no recibió ninguna queja al ordenarle a Pikachu que lanzara un impact trueno contra sus enemigos.
— ¡Buen trabajo muchachos!— felicito Ash a sus Tauros, llenándolos de felicidad por el elogio y por haber ido a rescatarlos— Ahora lleven a esos Pokémon a un lugar seguro y protéjanlos hasta que pase el peligro— los Tauros dudaron un segundo, pero obedecieron mostrando una total determinación.
Mientras Ash los observaba alejarse no pudo evitar preguntarse si sus Pokémon se encontraban bien; una repentina ráfaga de aire lo puso en alerta, pero enseguida una gran sonrisa invadió su rostro al reconocer a Talonflame junto a Heracross aterrizando al lado suyo. Sin duda el ataque de Pikachu hizo que los reconocieran y fueran a su ubicación.
— ¡Muy bien, muchachos! ¡Es hora de terminar con esto!— anunció Ash con su típico ánimo para las batallas, al tiempo que sus perseguidores le daban alcance doblando la esquina.
La batalla dio comienzo, y aunque parecían estar sobrepasados en número, los refuerzos del entrenador de cabello color azabache no tardaron en llegar; Bayleef y Grovyle hicieron su entrada lanzando juntos una ráfaga de hojas navaja. Ash recibió el usual saludo cariñoso de la Pokémon tipo hierba, pero esta vez un ligero escalofrío le recorrió la espalda por el mal presentimiento que lo invadió. Totodile llegó en el momento preciso para detener un ataque lanzallamas que se dirigía a una desprevenida Bayleef, mientras Buizel atacaba a varios enemigos con un aquajet y Boldore conectaba varios golpe roca sin compasión. Sus oponentes cayeron uno tras otro hasta que finalmente todos fueron derrotados.
Pero la victoria se encontraba todavía bastante lejos, aquel brote de resistencia llamo la atención del resto de integrantes del Equipo Rocket, y Ash no tuvo otra opción que ordenar una retirada estratégica al interior del laboratorio. Pero no contaba con el repentino cambio de carácter de aquellos malhechores al entrar al edificio por el hueco que hizo Boldore, pues en cuanto lograron ponerse a resguardo sus oponentes dieron media vuelta y reanudaron sus labores de capturar a los Pokémon en el exterior.
Aquel repentino golpe de suerte debía significar un mal presagio, pero la preocupación por el Profesor Oak, Gary, y el resto de sus compañeros Pokémon fue más fuerte. En su mente se formuló la idea de que si derrotaba a Giovanni terminaría con esa lucha de una vez por todas. Observo a sus Pokémon y notó que la ultima pelea los dejo exhaustos, sin sus Pokéball para ponerlos a salvo y que descansaran tenía pocas opciones para intentar escabullirse en el laboratorio sin ser notado.
Pero todo su plan se fue al drenaje cuando una fría voz femenina resonó a su espalda.
— Disculpe, señor Giovanni. Tenemos un invitado imprevisto— anuncio por el comunicador en su oreja una mujer de cabello negro recogido en un moño, sentía como sus ojos gélidos lo escudriñaban tras unas gafas de media luna puesto sobre su serio y severo rostro, y el saco y falda de oficina de color lila que apreciaba terminaban de darle la apariencia de una directora de escuela bastante estricta— Si, se trata de un entrenador… Aja… Entiendo, señor— terminó de hablar y sin cambiar su expresión se inclino respetuosamente ante Ash y le indico la puerta por la que entró— Por aquí, por favor— lideró el camino sin molestarse en explicar nada más.
Ash no entendía nada y no se encontraba en posición de desafiar a una enemiga con sus compañeros debilitados, además todo parecía indicar que el líder del Equipo Rocket quería verlo en persona. Así que no tuvo más remedio que seguir a aquella mujer mientras era seguido de cerca por sus Pokémon.
Luego de lo que pareció un trayecto interminable llegaron frente al estudio del Profesor Oak, la mujer abrió la puerta y en ese preciso instante el grito de dolor del científico que le entrego su primer Pokémon resonó en los oídos de Ash.
La escena frente a él, enfado al entrenador de Pueblo Paleta a niveles que no creía capaz. Sentado en el escritorio se encontraba Giovanni; Gary, luciendo varios golpes en el rostro, se encontraba siendo sujetado por dos miembros del Equipo Rocket para observar el castigo de su abuelo. Y en el centro de la habitación, recibiendo una dolorosa descarga eléctrica de un Persian, el Profesor Samuel Oak se encontraba recostado en el suelo tratando de no gritar a causa del dolor. Con solo un chasquido de sus dedos, Giovanni puso fin al ataque de su Pokémon. Y acto seguido señalo una silla vacía apremiando a su nuevo invitado a sentarse.
Ash tuvo que luchar para no cometer una estupidez, estaba más que claro que si él o sus Pokémon intentaban algo, entonces el Profesor Oak pagaría las consecuencias.
— ¿Qué es lo que quiere?— pregunto Ash desbordando furia en la voz, si todo esto se trataba de un robo no tenían razón para torturar a nadie. Sus Pokémon notaron la perturbación en su entrenador y se pusieron rápidamente en guardia, pero la mano extendida de Ash les indico que debían quedarse quietos.
— Directo al punto. Eso me agrada— comento Giovanni sin apartar la mirada de Ash— Y la respuesta es simple, muchacho. Deseo vivir— explico sin dejar de observar las reacciones de aquel entrenador frente a él, y mostro una sonrisa de superioridad cuando recibió una mirada confusa en respuesta a su declaración— Te lo resumiré: El buen profesor, aquí presente, es miembro de una antigua sociedad secreta, quienes resguardan una increíble arma de destrucción. Y dicha organización secreta no dio un ultimátum hace apenas dos semanas— Giovanni continuó con su explicación provocando que Ash quedara más confundido con cada palabra— Como dije, solo deseo vivir. Y únicamente la investigación del buen profesor puede permitirme cumplir mi sueño. Pero se rehúsa a cooperar, parece no importarle la vida de su nieto o su propia vida, para mantener sus secretos ocultos— le dirigió una mirada de desagrado al hombre en el suelo, pero inmediatamente regreso su vista hacia Ash.
— ¿De que esta hablando?— pregunto Ash sin lograr entender lo que estaba ocurriendo— Este es un laboratorio Pokémon. Aquí solo estudian a lo Pokémon— exclamo con desesperación ante la posibilidad que todo fuera una alucinación del líder del Equipo Rocket.
— ¡JAJAJAJAJA! ¿En serio crees que un científico de renombre se asentaría en un pueblucho como este sin una razón justificada?— pregunto Giovanni dando una carcajada cruel y atemorizante— No, muchacho. Lo que se oculta enterrado en el fondo de este laboratorio es la clave del origen de los humanos y la única posibilidad de evitar que seamos exterminados— anuncio con una mirada maniática que asusto incluso a sus propios hombres— De hecho…— reanudo su platica recuperando la compostura— Según tengo entendido, solo disponemos de un par de horas antes que los humanos seamos destruidos. Y quisiera pedirte que hagas entrar en razón al buen profesor, antes que pierda la poca paciencia que me queda— se acomodo en su asiento giratorio y dio la vuelta para observar el paisaje por la ventana, en ese mismo instante los hombres que sujetaban a Gary lo dejaron libre.
Ash solo pudo dar un paso para intentar acercarse al Profesor Oak y ayudarlo, tal como lo hizo Gary; antes que sintiera como su cuerpo se paralizaba sin poder mover nada más que los ojos. Mientras tanto el resto de personas dentro la habitación comenzaban a convulsionar al mismo tiempo, como si una ráfaga eléctrica los recorriera, y tras unos segundos dejaban de moverse para siempre.
En ese punto, la mente de Ash no pudo procesar nada más debido a todos los acontecimientos y se desmayó mientras continuaba paralizado. No supo cuanto tiempo estuvo inconsciente, pero si estaba seguro que hace unos momentos se encontraba en el laboratorio del Profesor Oak y no en un lugar lleno de luz, que emanaba calidez y paz. El entrenador se incorporo con calma y entonces pudo reconocer y notar al majestuoso Pokémon frente a él.
— ¡Arceus!— exclamo Ash asombrado, el Dios Pokémon lucia demasiado diferente a cuando lo conoció por primera vez. El poder e imponencia que irradiaba daban a entender que a quien rescato solo fue una simple copia terrenal.
— Saludos, Ash—
— ¿Dónde estoy?— las preguntas zumbaban en la mente de Ash, pero inmediatamente la preocupación por sus amigos le hizo recordar el peligro en que se encontraban— ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo llegue a este lugar? ¿Dónde están los demás?— apremio las preguntas buscando alguna señal con la mirada que le indicara que todos se encontraban bien y que lo último que observo fue una alucinación.
— Me temo que todos perecieron, Ash. Lo que desataron en el mundo no afectó a mis hijos, pero su sufrimiento me obligo a actuar. Eres el último humano vivo que queda—
Aquellas palabras dejaron un hueco en el interior del entrenador, todo debía tratarse de un mal sueño, porque era imposible que algo así hubiese ocurrido. Era imposible que todos hubiesen muerto, Ash se golpeaba la cabeza con ambas manos para que su imaginación dejara de mostrarle a su madre y las mujeres que amaba convulsionando de aquella manera desagradable para luego dejar de moverse para siempre.
— ¿Qué? No… ¿Qué significa eso…? P-Pero… mi madre, mis amigos… Arceus debes dejarme ir a ayudarlos— imploró Ash tratando de moverse, pero era imposible.
— No puedo involucrarme más en los asuntos terrenales, Ash. Pero por el valor y generosidad que demostraste cuando nos conocimos, te permitiré tener una oportunidad de cambiar este futuro—
— ¿Cambiar el futuro? Pero no se que demonios sucedió… No tengo idea de lo que estaban hablando… ¿Cómo puedo cambiar el futuro si no se lo que lo provoco?— Ash no intentaba elevar la voz ni sonar desagradecido, pero la frustración lo agobiaba y no lo dejaba respirar.
— Se que hallaras el modo. Además no estarás solo, únicamente pude traer a los que te acompañaban en ese momento, pero ellos te guiaran—
En medio de aquella luz, ocho esferas hicieron su aparición conteniendo a Pikachu, Grovyle, Totodile, Bayleef, Heracross, Boldore, Buizel y Talonflame. Todos lo observaban con lágrimas en los ojos, pero casi inmediatamente volvieron a desaparecer.
— No puedo interferir más sin traer una desgracia al mundo, suerte Ash—
ΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞΞ
Ash despertó sobresaltado en medio de la noche dentro una habitación que le resultaba familiar, la calidez de una sabana sobre su cuerpo era inconfundible, un golpeteo constante en la ventana le indico que afuera estaba lloviendo vigorosamente. Mientras sus ojos se ajustaban a la falta de luz, logro reconocer ciertos detalles en la penumbra que le demostraron se encontraba recostado a salvo en su cuarto. A pesar del cansancio que invadía su cuerpo, el muchacho de cabellera color azabache intento levantarse un par de veces sin éxito, entonces pudo darse cuenta que su cuerpo era bastante más pequeño de lo que recordaba. No tuvo que hacer grandes esfuerzos para cerciorarse que en verdad era nuevamente un niño; pero en ese momento lo único que importaba en la mente de Ash era ver si su madre se encontraba bien. Y si todo resulto como Arceus le dijo incluso el Profesor Oak, Gary, Misty, May, Dawn, Iris, Serena, todos debían encontrarse a salvo.
Claro que eso también significaba que tenía la pesada misión de salvar a la humanidad sobre sus hombros. Pero nuevamente dejo todos esos pensamientos de lado para salir a toda prisa de su cuarto. Las luces en la sala y la voz de su madre le indicaron el camino; mientras se acercaba pudo notar la voz de un hombre extraño, pero no le presto atención, a pesar que si le preocupo notar que estaban discutiendo. Lo único que hizo fue entrar de golpe en la habitación, ubicar a su madre y lanzarse a abrazarla mientras un gran alivio y alegría recorrían su cuerpo.
— ¿Qué sucedió Ash? ¿Tuviste una pesadilla?— pregunto Delia amablemente mientras correspondía al abrazo de su hijo de cuatro años y lo arrullaba con ternura.
Ash deseaba afirmarle a su madre que todo fue una pesadilla, pero la voz de aquel misterioso hombre rompió el encanto.
— ¡Debes ser valiente, Campeón!— hablo con una confianza que Ash no creía ese extraño hombre se mereciera, y la caricia en la cabeza que le obsequio lo sentía totalmente inapropiado— Una simple tormenta no debería asustarte de esta manera. Después de todo eres nuestro hijo— aquella broma de mal gusto sobrepaso los limites que Ash podía soportar, pero fue el modo descarado en que ese hombre se acerco al lado de su madre para plantarle un beso en lo labios, lo que termino de enfurecerlo.