—Pero él es un hombre, eso es imposible—esgrimió Harry sorprendido.

—El hijo que lleva dentro Draco es suyo, Señor Potter—le cortó Snape—. Asuma su responsabilidad.

Disclaimer: el mundo de Harry Potter es de J.K. Rowling, yo solo juego con sus personajes.

Advertencias:

*Sirius no muere en el Departamento de Misterios.

*No existen los Horrocruxes.

*Lucius es tan malo como Voldemort.

*Ginny y Harry están saliendo.

*Relación chicoXchico.

*Mpreg

*Violación

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Prólogo

—Pero él es un hombre, eso es imposible—esgrimió Harry sorprendido.

—El hijo que lleva dentro Draco, es suyo, Señor Potter—le cortó Snape—. Asuma su responsabilidad.

Harry estaba viviendo una de las experiencias más extrañas de su vida en el despacho de Dumbledore. Éste observaba al grupo, por un lado Sirius y Remus a su lado, en frente Draco, Snape y Narcisa Malfoy.

Harry miraba a Draco completamente sorprendido, el rubio tan solo fijaba su vista en un punto indefinido de la sala.

Necesitaba que le mirara, que le dijera que todo aquello era una broma cruel.

Cuando sus miradas se encontraron vio como el menor de los Malfoy se avergonzaba y eludía de nuevo su mirada.

Aquello era una locura, Draco Malfoy embarazado, aquella noche de hacía tres meses era un recuerdo difuso para Harry. Ellos solo lo habían hecho una vez, aquella vez.

Harry miró el vientre plano de Draco, ¿podía ser cierto? ¿Un hombre podía quedar embarazado? ¿Qué esperaban que hiciera él al respecto?

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Tres meses antes

Estaban en sexto curso y la amenaza de Voldemort y los Mortífagos les respiraban a todos ya tras el cogote. El ejercito de Dumbledore se había vuelto a unir una vez más, un grupo más numeroso.

En ese entorno de tensión Hermione había sugerido organizar una pequeña fiesta tras las sesiones de entrenamiento.

El ánimo debía estar francamente bajo para que la chica más responsable y seria del grupo propusiera tal cosa. Pero tuvo una aceptación más rápida que la mecha de un cartucho de dinamita. Todos estaban animados pensando en qué podrían hacer, qué llevar, cómo ir vestidos, qué música poner.

Y sin saber muy bien cómo Harry estaba prácticamente borracho, contento y ligero como hacía tiempo que no se sentía. Quizás ese fue el error, contento como estaba no lo vio venir cuando iba andando solo hacia su sala común.

Una figura que el podría asegurar que brillaba en mitad de la noche.

Quizás sí que había bebido demasiado.

Un destello plateado le hizo levantar la vista, el pasillo parecía en penumbras escasamente iluminado por las luces de las velas, pero el motivo del destello era una cabellera tan pálida que parecían hilos de plata.

Draco Malfoy, nadie era tan condenadamente rubio como él, un nuevo destello salió de las penumbras. Nunca erraba con él, y venía directo hacia donde estaba. Para su asombro venía solo. Miró hacia atrás, no podías darle la espalda a esas serpientes. Pero allí no había nadie. ¿Podía estar sucediendo todo a cámara lenta? ¿O era el alcohol que había ingerido?

Draco Malfoy caminaba hacia él de un modo lento y parsimonioso, el pelo se movía a cada paso, era realmente bonito sin toda esa mugre de gomina que se ponía. Sus ojos tan grises y brillantes estaban clavados en él ¿Estaría tratando de hipnotizarle para burlarse de él? ¿Por qué le miraba tan fijo? Como acto reflejo llevó su mano a la varita, pero no llegó a desenfundarla. Malfoy venía con sus manos libres a la vista.

No era la primera vez que pensaba que el Slytherin era hermoso, a un nivel que no llegaba a comprender. Ginny era bonita y sus labios eran dulces, su cuerpo cuando se apretaba contra él le hacía sentir la sangre arder. Aquello era lo que pensaba que a todos los chicos les gustaba, nada que ver con el cuerpo delgado, lo anguloso de su rostro, los labios finos y fríos, y aquella deplorable actitud de Malfoy.

Pero aún así, a pesar de todo aquel odio que los conectaba, había sentido en más de una ocasión un tirón en su entrepierna cuando la disputa les había llevado a confrontarse de cerca. Había podido llegar a oler el aroma del rubio, y le había sorprendido cuanto le había gustado.

Malfoy debía haberse dado cuenta, era el favorito de Snape, seguro era un legeremente, iba diciendo querer ser parte de aquellos locos mortífagos. Él sabía que se le había puesto dura con él, y esta era su burla. Un grado más en su enemistad.

Pero en su rostro no había esa mueca desagradable con la que siempre le miraba, exento de esta se sintió aún más atraído hacia él. Estaba mal que alguien tan odioso fuera tan atractivo, que a él le resultara atractivo.

Sabía que estaba un poco ebrio, que su mente no funcionaba como solía hacerlo, pero cuando tuvo a Malfoy a tan solo un palmo de su rostro, deseo que no estuviera allí para burlarse, deseo que no fueran enemigos, deseo aquellos finos labios, quizás no fueran fríos.

Su cerebro dejó de funcionar, Malfoy cerró el espacio entre ellos y besó sus labios, no eran fríos, eran cálidos, eran de fuego si alguien le preguntaba, un fuego que le estaba bajando por la garganta quemándole a su paso.

Harry le devolvía el beso de un modo hambriento, agarrándolo por la cintura, sintió como el rubio elevaba sus brazos para pasarlos por su cuello.

Aquel beso nada tenía que ver con lo que él conocía, era abrasador, pero no tenía suficiente. Lo pegó contra la pared más cercana, y Malfoy le dio más acceso a su boca. Quizás solo fuera el sueño de un borracho, no se fiaba nada de Finnigan y su ponche mejorado, quizás había introducido alguna hierba alucinógena.

Fuera como fuere Draco estaba acariciándole el pelo de un modo muy placentero, y a Harry le quemaba el cuerpo por dentro y por fuera.

Un instante para mirarlo, con sus labios rojos por la fricción, si antes pensaba que Draco Malfoy era atractivo ahora era un puro dios.

La boca entreabierta y húmeda por la saliva compartida, sus ojos nublados, las mejillas rosadas le daban un aire más humano.

—¿Qué...?—comenzó a preguntarle Harry.

—Bésame—le cortó Draco—. Bésame, Harry.

Harry ni lo cuestionó volvió a besarle, mientras pegaba su cuerpo al del rubio, este le acogió suspirando dentro de su boca. El beso en ese punto fue más salvaje, la boca de Ginny nunca reaccionaba de ese modo. Y a pesar de realizar la comparación, Harry no tuvo en cuenta a su novia, que estaba besando a otra persona y que aún quería más de él.

Las manos recorrieron el cuerpo de Draco, delgado y duro, su vientre firme y sus piernas abiertas dándole cabida al cuerpo de Harry un poco más bajo y robusto.

Sus entrepiernas estaban despiertas, y Harry solo pensó que quería frotarse contra él, que quería clavarse aún más en su cuerpo. Una de las manos de Draco abandonó su cabello y fue descendiendo por su espalda hasta agarrar con fuerza una de las nalgas de Harry empujándolo más contra él.

Harry gimió, y miró a Draco, sin dejar de embestir lo que la mano de este le sugería hacer.

Draco lo separó de él, Harry iba a protestar, no quería dejar de besarlo y tocarlo. Pero este agarró su mano y comenzó a andar.

El cerebro de Harry no daba para más que seguirle a donde quisiera que le llevara. Que fue un aula vacía, estaba llena de polvo por lo que debía ser una en desuso.

Aún unidos por sus manos, Harry quería volver a besarlo. Quería tocarlo y a poder ser directamente sobre su piel sin todas esas capas de tela que ambos llevaban.

Draco sacó su varita y por un momento Harry pensó que aquello era una trampa, pero cuando el rubio transformó un par de mesas en una cama se le pegó por la espalda. Besó su largo cuello, sabía demasiado bien para ser cierto. Las lamidas y mordidas que le prodigó dejarían marcas sobre su blanca piel. Y algo de aquello le satisfacía profundamente, su marca sobre Draco.

Los gemidos que salían del Slytherin le estaban encendiendo muchísimo. Y más cuando este le pegó su trasero frotándose contra su entrepierna.

Fue el turno de gemir para Harry, que agarró por las delgadas caderas a Draco. Aquello era lo más excitante que había experimentado en su vida y no quería parar. Una de sus manos fue directo a la entrepierna de Draco acariciándola. Ambos estaban a mano en cuanto excitación y de ese modo comenzaron a frotarse Harry con su mano y Draco con su trasero.

El moreno buscó los labios del otro en aquella postura extraña, y este se los dio con calidez. El ritmo de sus caderas era automático y ambos sabían qué querían cuando Harry lo dejó caer en la misma postura sobre la cama.

Sobre las caderas de Draco las embestidas eran más fuertes, y Harry sabía que aquello no era suficiente.

—Te quiero desnudo—le dijo al oído a Draco. La contestación de este fue subir sus caderas, dejando espacio para que le quitara los pantalones.

Escasamente separados lo hizo, con una mano mientras con la otra se apoyaba contra el colchón . Fueron apareciendo las blancas nalgas del Slytherin.

Las acarició avaramente, era una vista demasiado buena para no darle otra mirada. Con el pantalón a media pierna, los dos pequeños montículos pálidos le llamaban a estrujarlo y eso hizo levantándose de la cama para quitar su propia ropa después, en lo que aprovechó el otro para deslizarlos al suelo y abrir un poco las piernas.

Verlo de ese modo y sin ropa de por medio llevó a Harry a masajearse su propio pene mientras Draco lo miraba con el cuello torcido. La visión era maravillosa y más cuando Draco agarró su propia erección para masturbarse. Dándole una buena visión de su rosado ano.

Harry podría correrse tan solo mirándolo pero llegados a ese punto quería más, y se aproximó de nuevo a él cuando este le llamó con una de sus manos, haciendo que su cara quedara completamente pegada a la cama y su trasero levantado.

Hermoso y sumiso, aquella combinación con la idea que tenía de Draco cortocircuitaban, pero no podía gustarle más. Sus pupilas dilatas y su boca abierta mientras seguía masturbándose bocabajo.

Harry lo cubrió, le buscó la boca mientras su pene se frotaba entre sus nalgas abiertas. Ambos gemían ahogadamente y se miraban.

Estaba claro lo que querían hacer, pero Harry quería estar completamente seguro.

—¿Quieres que lo hagamos?—le preguntó sin dejar de frotarse.

Draco gimió fuerte ante sus palabras pero Harry quería un sí claro.

—Draco, ¿quieres o no? Tienes que decírmelo—le sostuvo la barbilla mientras le miraba.

—Sí—Oh gracias a Merlín—Hechizo—jadeó.

—¿Qué?—le preguntó Harry con la cabeza de su pene posicionada contra su entrada.

—Usa un hechizo de lubricación—le dijo Draco.

—No conozco ninguno—dijo con algo de apuro Harry, aquella era su primera vez y estaba un poco perdido, sabía que quería meterla pero no había caído en que tuviera que lubricarlo.

—Dame mi varita—dijo Draco incorporándose un poco.

Harry la buscó ansioso, encontrándola entre las ropas de Draco, dándosela impaciente.

Vio como este apuntaba directo a su entrada y un suave hilo de plata hacía contacto contra la piel fruncida. El gemido de Draco le hizo entender que aquello era algo placentero y verla lubricada e incitadora le hizo la boca agua a Harry.

—Estoy listo—dijo Draco.

Harry lo miró, de nuevo sorprendido, pero sin mucha capacidad de razonar más allá de que aquello era lo que quería. Entrar dentro de Draco, frotarse en su interior y escucharle disfrutar.

Se alineó a su altura, y Draco se estremeció cuando Harry introdujo el inicio de su glande. El moreno le acarició.

—¿Estás bien?—preguntó.

—Sí, sigue—fueron las palabras de Draco entre dientes, no sabía si estaba sintiendo dolor o placer en esos momentos, pero su invitación a seguir le hizo pensar que era lo segundo.

Entrar fue como ser absorbido por una calidez resbaladiza, aprisionado en sus apretadas paredes hasta llegar a pegar su pelvis contra las nalgas de Draco.

Iba a comenzar a moverse cuando una mano del rubio en su cadera le frenó, Harry se inclinó a mirarlo, quería ver su cara mientras estaba dentro de él. Sus ojos cerrados y gotas de sudor en sus sienes le preocuparon.

—Draco...

—Solo dame un momento—pidió el rubio.

Harry no sabía qué hacer, su pene zumbaba dentro del interior de Draco, pero hacía todo lo posible por no moverse, comenzó a acariciar el cabello de su compañero. Lo unió a besos en su nunca y su mejilla, no quería hacerle daño.

Draco buscó sus labios, y Harry se los dio con gusto, fue el momento en el que notó como Draco se hacía hacia adelante sacándose parte del pene de Harry en el proceso. Creyó que se apartaría pero lo sorprendió al volver a chocar contra su cadera haciendo ver a Harry un punto de placer que no conocía hasta entonces.

Sin soltarlo, besándolo fue Harry el que se movió esta vez, iniciando un movimiento continuo que rápidamente los tuvo a ambos jadeando y pidiendo por más.

Harry buscó la entrepierna de Draco, la encontró menos dura que al inicio y comenzó a masajearla de nuevo volviendo loco a Draco que se levantó en ese momento para apoyarse en el pecho de Harry dándole vía libre para que lo tocara mientras el moreno movía sus caderas en el poco espacio que le quedaba.

La penetración era más corta pero más profunda y Harry rozaba una y otra vez algún punto que hacía a Draco gimotear. Estaba al borde, no iba a aguantar más.

—Me voy a correr Draco—dijo este advirtiéndole.

—Oh, sí, hazlo dentro de mí—aquellas palabras hicieron que Harry dejara de ver, pensar y casi sentir, todo estaba enfocado en su pene derramándose en el interior de Draco mientras este lo hacía en la mano de Harry.

Ambos se dejaron caer hacia delante, a su postura inicial, cuando Harry iba a salirse del rubio y situarse a su lado, este le retuvo.

—No, aún no—pidió y Harry exhausto no se movió de su compañero, tan solo enterró su rostro entre su cabello y su cuello, aspirando su olor.

Pero el momento pasó y ambos se separaron. Para Harry los efectos del alcohol se habían pasado completamente, y se daba plena cuenta de lo que acaban de hacer.

Ambos se miraron, y Harry tuvo el presentimiento de que todo estaba cambiando, para él y para Draco.

Este se levantó y comenzó a vestirse, Harry se sentía demasiado cansado para hacer lo mismo, pero se incorporó al menos.

Draco se iba a ir, y a Harry no le gustó la idea, no sabía qué hacer o qué decir, todo aquello no tenía sentido.

Justo cuando el rubio iba a abandonar el aula, Harry lo sostuvo, y buscó sus labios, al principio Draco no respondió, pero acarició sus labios de nuevo y estos se movieron tímidamente devolviéndole el beso.

En cuanto lo soltó, Draco desapareció en la noche.

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Bueno, pues este es el inicio de la nueva historia, ¿qué os ha parecido?

Esto es como llegar y daros con el lemon en la frente (jijijiji), la historia va a ser menos "fluffly" de los que suelo escribir, pero como los que ya me habéis leído en otras historias no concibo la vida sin finales felices.

Me gustan los miércoles para actualizar esta historia, así que con esto nos vemos el miércoles que viene.

Besos.

Shimi.