Izuku se llevó ambas manos a la boca para taparla cuando se dio cuenta de que había hablado en voz alta, pero se tranquilizó cuando el rubio le quito la vista de encima y los demás ni se inmutaron. "Bien, no me escucho". Pensó, pero aún tenía mucha confusión. Él era el niño que soñaba, pero, ¿porque?

Todoroki se inclinó ante el joven rubio que acababa de bajar de su dragón, sin haber evitado alzar una ceja por ver la entrada tan extravagante del que sería su esposo. Pero su entrada complementaba su vestimenta. Presentarse ante la familia real sin camisa no era nada usual, era una grosería incluso. Pero observando a su gente, supuso que tendría que acostumbrarse, al menos por un tiempo en lo que eran educados.

-Es un placer conocerlo, soy Todoroki Shoto, príncipe del reino. -Se presentó con una reverencia, algo que el rubio observo extrañado, levantando una ceja.

-¿Que mierda se supone que estás haciendo? -Alzo la voz, hablando por primera vez y haciendo que su voz estremezca a Izuku, que solo podía verlo un poco asustado. - ¿Eh? Tú mitad y mi...-Pero antes de que terminara de hablar, su madre le había empujado la cabeza hacia abajo.

-Disculpen los modales de mi hijo.-Comentó entre risas.-Aun le falta domesticarse, ¿no es así Katsuki? -Le sonrió cínicamente mientras le volteaba verle la cabeza a ella y le apretaba las mejillas. -Ahora preséntate bien, como practicaste. -Y ya por fin lo soltó, para el alivio de Katsuki y de todos los presentes que miraban la escena con vergüenza ajena.

-Soy Bakugou Katsuki, el mejor guerrero que matara a todos sus enemigos. -No se reverencio cuando se presentó ante el rey y el príncipe, pero si ordeno a uno de sus acompañantes que le trajera una caja mediana de metal, pesada, adornada con detalles de oro.

La tomo y la coloco de frente al príncipe, abriéndola delicadamente hasta revelar un huevo de dragón, completamente lleno de escamas azules tan obscuras que se miraban negras hasta que las golpeaba la luz del sol. Todos los presentes se sorprendieron ante este hecho, incluso el rey Endeavor alzo las cejas en señal de asombro.

El príncipe tomo el huevo entre sus brazos y lo observo con detalle, sintiendo las duras y rugosas escamas bajo el tacto de sus dedos. La abrazo contra su pecho y sinceramente sonrió ante Bakugou por el regalo, quien no se inmuto. Si ese huevo eclosionaba, sería el primer dragón que el clan de los draconianos no posea.

-Los dragones solo obedecen a una persona. -Katsuki hablo y el príncipe por fin pudo despejar su mirada del huevo para verlo.-Espero que lo cuides bien, bastardo. -Después de semejante regalo, ni Enji podía protestar por la manera de referirse a su hijo.

-...Entonces, si los dragones solo obedecen a una persona, una persona en toda su vida solo podrá poseer el mismo dragón a menos que este muera, pero se supone que los dragones viven más años que un humano, bueno también depende que tipo de dragón sea, por lo tanto, ¿un dragón podría obedecer a alguien más después de que su amo muera o se volverá salvaje?-Izuku murmuraba para sí mismo mientras apuntaba cosas en una libreta que nadie sabía nunca de donde sacaba pero siempre la tenía.

Claramente él no se dio cuenta de este hecho hasta que sintió como se le arrebataba la libreta de sus manos y, para sorpresa de él, todos le estaban observando con extrañes, pues fue el mismo Katsuki el que se acercó a arrebatarle la libreta.

-¿Que se supone que haces, pequeño bastardo? -Le grito, observo la libreta, y se la volvió a aventar. -No puedes ignorarme en mi presencia. -Sonrió. -Voy a matarte. -Dictamino e Izuku lo miro con horror.

-¿¡Qu-Que!? -Retrocedió, pero Mitsuki decidió acabar con todo ese espectáculo porque estaba harta, al igual que el rey y todos los presentes.

-¡Deja de amenazar a todos Bakugou, acabas de llegar! -Le golpeo en la cabeza y se dirigió a Izuku, asustado e intentando desaparecer. -No te preocupes, así es. -Rio-Pero es inofensivo-Y antes de que su hijo pudiera quejarse, lo tomo del brazo y lo llevo adentro del castillo, siguiendo a los demás.

El rey entro primero, seguida de Mitsuki, Bakugou y Todoroki, y después ya fueron entrando los demás de la corte real, los nobles y los sirvientes, acompañados de los nuevos draconianos con cargos importantes, cargos de guerreros.

Izuku se quedó fuera, aun recuperándose del susto. Lo que decían los rumores era real, eran unos salvajes. Tenía un poco de miedo por el futuro que le deparaba al reino, pues no solo era una alianza, ellos iban a quedarse ahí. Estaban uniéndose al reino, literalmente. Ambos estaban en desventaja, el reino de Endeavor estaba amenazado con una guerra que no podría ganar solo, y los draconianos de Mitsuki cada vez corrían mas peligro en sus tierras lejanas, al ser nómadas y ganando grandes enemigos cada vez más. El reino de Endeavor era grande y prosperando, había lugar para todos, que llegarían gradualmente y las siguientes semanas se le irían asignando sus lugares y trabajos.

-Bakugou realmente te asusto, ¿uh? -Se acercó un joven pelirrojo a Izuku que se había dejado caer al piso y aun temblaba. Le tendió una mano para ayudar a levantarse, cosa que el otro joven acepto. -Soy Kirishima. -Le sonrió, pero esta era una sonrisa sincera, no cínica como la de Mitsuki y Bakugou.

-A-ah, tengo que admitir que sí, no estaba acostumbrado a ver tanta... Hostilidad. -Se avergonzó, observando al otro quien también iba sin camisa, solo unas mangas negras cubriéndole los brazos y una especie de armadura cubriendo sus hombros. -Soy Izuku, mucho gusto. -Y se reverencio, algo que igualmente extraño al draconiano.

-Ah, nosotros no hace...-Fue interrumpido.

-¡Oi! ¡Kirishima! -Ambos voltearon al joven rubio de donde provenía esa voz, venia corriendo en su dirección con pequeño dragón amarillo entre sus brazos. -Ayúdame a llevar a todos los dragones a los establos. Ni si quiera sé que son. -Ambos draconianos miraron al sirviente que se encontraba fascinado viendo pequeño dragón, era adorable. Hasta que sintió el peso de las miradas y sonrió.

-Les enseñare donde están. -El rubio le palmeo la espalda.

-Muchas gracias, soy Denki por cierto. -Le apretó el hombro y luego lo soltó.

-Izuku. -Se presentó con una sonrisa. Eran personas muy amables. Tal vez solo Bakugou resultaba ser tan... Volátil.

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-Son pequeños pero corren rápido y algunos están muy pesados. -Comento Izuku mientras se limpiaba el sudor de la frente con su camisa arremangada.

-Te acostumbras. -Comento Denki mientras se sacudía la mano para que un dragón dejara de morderlo.

-Que dicen, son como gatitos. -Kirishima abrazaba a su propio dragón, que tenia de hecho el tamaño de un gato, uno muy gordo. - ¿Verdad que si bebe? -Le hizo cariños mientras lo dejaba en una jaula junto con los demás.

-Tendrán que construirse más jaulas. -Comento al ver como tuvieron que usar algunas de las jaulas que eran para los sabuesos del reino y los lobos del rey.

-Al menos no nos tocó guardar al dragón de Mitsuki en las mazmorras, podríamos estar muertos, o peor, el de Baku. -Denki se estremeció de miedo al escuchar al pelirrojo. -Por cierto, gracias por ayudarnos Izuku, lamento como te trato Bakugou antes, realmente puede ser muy enfadoso, pero no te mataría. -Kirishima le animo e Izuku se relajó.

-Aunque tampoco te confíes. -Bromeo Denki y rio al ver como Izuku volvía a tensarse.

-¡Izuku! -Los tres voltearon a ver a la mujer castaña que se acercaba a ellos.-Te estaba buscando. -Observo a los otros y los saludo, sonrojándose un poco pues no era normal ver hombres sin camisa caminando libremente. -Ya empezó la celebración. -Sonrió, al igual que Izuku.

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-¿¡Donde habían estado, pedazos de mierda!? -Grito Bakugou hasta el otro lado del salón apenas vio a sus amigos entrar por la gran puerta.

Izuku observo con detalle el salón cuando sus dos nuevos acompañantes se fueron con el rubio enojado. El salón se encontraba lleno de nobles y draconianos conviviendo bien, nada salvaje como lo imaginaba. O no tanto al menos, pensó al ver los modales de los invitados.

El salón era enorme, completamente de piedra con candelabros enormes colgando, iluminándolo completamente, además de todas las velas en las paredes. El centro se encontraba libre adornado por alfombras y telas colgando. Las mesas se encontraban alrededor de la pista central, estando justo al medio y al fondo de la habitación. En esa mesa se encontraba el rey, sus nobles de confianza, Mitsuki y sus guerreros de alto mando, sin olvidar a los prometidos, Katsuki y Shoto. Era su celebración después de todo, aunque Izuku rio cuando miro la mirada que tenía su amigo en la cara mirando como comía su futuro esposo, sus amigos y la madre de él. Parecían unos dragones, casi deshuesando un pollo entero cada uno.

A pesar de ser mejor amigo del príncipe, no dejaba de ser un simple sirviente para el rey, por lo tanto no tenía lugar en esa mesa ni en ninguna, pero aun así podían estar ahí. Era algo que no le molestaba. Miro a Uraraka que aun seguía a lado de él y ambos sonrieron, alejándose del salón rápidamente y yendo a la cocina del castillo, donde la mayoría se movía ajetreadamente de aquí para allá, preparando los platillos y dejándolos listos para que otros se los llevaran al banquete.

-¡Mamá! -Grito Izuku llegando con su mamá, quien les sonrió a pesar de estar ajetreada y le entrego un plato de comida a cada uno. -Creo que es él, mamá, la persona de mis sueños. -Uraraka casi escupe su comida.

-¿¡Te enamoraste de Bakugou Katsuki!? -Izuku se puso rojo inmediatamente y empezó a negar fervientemente con la cabeza. Su mama solo les regalo una sonrisa.

-Izuku antes soñaba mucho con un niño rubio de ojos rojos. -Le acaricio el cabello a su hijo mientras le explicaba a su amiga. -Pero es imposible Izuku, jamás lo habías visto hasta hoy. -Esas palabras le dolieron a su hijo y ella se dio cuenta, pero no podía hacer mucho más que verlo con compasión. -Lo que deberían estar haciendo ustedes dos, es que una vez que terminen de comer irse al festejo y encontrar un alfa para desposar. -Empezó a alejarse. -Al menos a Todoroki le toco un alfa muy apuesto. -Uraraka asintió con ella.

E Izuku.

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Poco después volvió a entrar al gran salón, esta vez solo dado que su amiga se había quedado conversando con Iida. Y al parecer Izuku llegaba en buen momento para ver a todos bailar, pero él solo se quedó a un lado de la pista, tomando una copa de vino de los que los sirvientes ofrecían.

Las parejas bailaban con gracia, tomados de las manos, dando vueltas alrededor del otro y terminando con una reverencia antes de cambiar de compañero de baile si lo deseaban. Era un baile muy sencillo, pero rápidamente distinguió a Todoroki y noto la vergüenza en su cara mientras intentaba explicarle a Bakugou como mover los pies y colocar las manos, algo que sin duda, no le salía para nada bien.

-Oh, Izuku. -Hablo el príncipe al verlo acercarse y soltó entonces la mano del draconiano quien resoplo con fastidio, cruzándose de brazos y observando al par. -Baila conmigo para mostrarle. -El omega no pudo evitar sonrojarse intercalando su mirada con el otro omega y el alfa frente a él, pero aun así le dio la mano.

Todoroki lo llevo hasta la pista, pegándolo a él, pecho a pecho, ganándose las miradas de varios presentes pues no era común ver al príncipe bailar con su sirviente, ni ver a dos omegas juntos tampoco. Bakugou solo observaba como Todoroki guiaba completamente al omega mas pequeño, como lo tomaba de la cintura, lo giraba, le decía a donde y como seguir el baile.

-Oí, mitad y mitad, ese es el problema. -Exclamo Bakugou acercándose hasta la pareja, interrumpiendo su baile. -Yo quiero ser el que guía.

-Ni siquiera puedes cruzar un pie con otro sin caerte, ¿y así pretendes guiarme? -Le desafío el príncipe.

Izuku podía sentir la tensión entre ellos dos, viendo cómo se miraban desafiantes. Al parecer estaban sacando su negación a casarse con una discusión tan trivial como ser quien guie un simple baile. El omega se llevó la mano a la cien, sin poder creer lo que su amigo, príncipe de un reino, estaba peleándose ahí, con el heredero de un clan de dragones, sobre quien mueve a quien en un baile.

-...Si quieres guiar entonces tal vez deberías bailar con Izuku, solo espero que no le muelas los pies. -Todoroki exclamo exasperado y ambos voltearon a ver al pequeño omega, quien asustado solo comenzó a retroceder hasta chocar con alguien.

-¡Ah! ¡S-Shinso! -Izuku alzo las manos en señal de rendición frente al alfa de cabello guinda. -L-Lo siento, solo estaba tratando de...-Shinso rio.

-No te preocupes, Midoriya. Te estaba buscando de hecho. -El omega se sorprendió, pero el alfa le tendió una mano. - ¿Quieres bailar? -Izuku se sorprendió, pero a lo lejos escucho un suspiro de exclamación y logro ver a su madre de reojo sonriéndole y saliendo rápidamente del salón después de dejar un gran pastel. Shinso era un noble después de todo.

-Sí, pero no soy tan bueno. -Se disculpó, pero Shinso negó con la cabeza e Izuku acepto su mano.

El alfa lo llevo hasta el centro del salón, de la pista de baile, y lo tomo con delicadez de la cintura, alzando su brazo con su mano fija y comenzando a bailar al compás de la música. Izuku podía sentir su cara enrojecer al sentir como su pecho tocaba el del alfa. Tenía que voltear arriba para verlo a los ojos, pero era algo que no podría hacer, ciertamente le daría mucha vergüenza. Era diferente bailar con él a con Todoroki; Shinso lo movía con más delicadeza y le daba vuelta por la pista, como exhibiéndolo e Izuku se sentía extrañamente bien con eso, además cada que regresaba a su pecho su esencia de alfa inundaba sus sentidos. Era una verdadera esencia de alfa, más potente, más adictiva. La extraña esencia de Todoroki no se comparaba en nada, pero aun así el aroma que Izuku mas detectaba en esa habitación llena de Betas y Alfas, era la de Katsuki Bakugou, quien lo tomo por el brazo y lo atrajo a él.

-Me parece que este omega iba a bailar conmigo, bastardo. -Gruñó Katsuki, mirando retadoramente los ojos del otro alfa mientras el ambiente se llenaba de tensión.

Tal vez Inko tenía razón y no solo los alfas en el mercado se fijaban en él.