El universo de InuYasha pertenece a Rumiko Takahashi
Los derechos de la imagen de portada no me pertenecen.
Nansei
«Suroeste»
Parte I. Relatos del Sur
¿Cómo puedo alejarte cuando estás tan dentro de mí?
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I. XIII Compañía
Con Kioshi sobre el lomo de Kirara, el traslado fue más sencillo, mientras Kagome se encargaba de seguir haciendo presión sobre la enorme herida.
El trozo de tela que había utilizado se tiñó rápidamente de un oscuro color rojo debido a la alarmante velocidad con la que estaba perdiendo sangre.
Afortunadamente la aldea no estaba tan lejos y pronto podría obtener asistencia en la curación del muchacho.
Era bastante obvio que necesitaría coser la herida, así que requeriría de bastante sake para el pobre muchacho.
Al llegar a la aldea y contemplar el rostro desfigurado por el horror de la señora Ruri al ver el estado tan deplorable de su hijo, Kagome odió aún más a Sesshōmaru.
La sacerdotisa estaba agotada, pues el estrés ante la curación de Kioshi había sido demasiado, afortunadamente la señora Ruri sabia bastante de plantas medicinales y entre ambas se habían asegurado de que el muchacho estuviera bien.
Mientras esperaban a que el joven despertara, Kagome se puso a contarle lo sucedido a la madre del chico, pues consideraba que esta merecía una explicación.
Omitió muchísimos detalles, pues a pesar de que se sentía en confianza con la señora Ruri, no podía ignorar el hecho de que acababa de conocerla y que había información demasiado sensible como para confiársela a cualquiera.
Se limitó a contar que había sido criada entre demonios debido a que su madre había muerto cuando ella era una bebé, que el demonio que había atacado a Kioshi era alguien que había estado con ella toda su vida y pensó que este quería atacarla.
Como era de esperarse, la mujer humana estaba conmocionada ante la historia de la chica, pues había temido de los demonios toda su vida, por lo que jamás consideró la posibilidad de que estos sintieran empatía por algún ser, ni siquiera entre ellos mismos.
Ruri pudo ver el amor que brillaba en los ojos de Kagome mientras hablaba sobre su padre y lo bueno que había sido con ella, también observó cómo estos se nublaban con tristeza al momento de decir que este había muerto no hacía mucho, motivo por el cual la agradable chica había iniciado su travesía fuera de todo lo que conocía.
Para cuando Kioshi despertó y tanto Kagome como Ruri estaban seguras que la herida estaría bien manteniéndola con los cuidados adecuados, la sacerdotisa se despidió del amable par.
Ambos le ofrecieron a la sacerdotisa que se quedara a descansar y pasar la noche, pero Kagome se negó, sabía que, si a algún demonio se le ocurría atacar, estaba demasiado agotada para poder defender la aldea, así que prefería marcharse y enfrentar lejos a lo que sea que se le ocurriera llegar.
Naturalmente, ella rogaba a todos los dioses por poder pasar una noche tranquila.
Abandonó la cabaña, por segunda vez en el día, se montó en Kirara quien le esperaba en su forma más grande para poder buscar un lugar agradable para dormir.
Una vez ambas se adentraron en el bosque, la fuerte energía demoniaca de Sesshōmaru la golpeó como un palpitar desde su interior, haciéndola fruncir el ceño.
¿Qué planeaba el demonio?
–Kirara –musitó Kagome como indicación y la nekomata entendió que debía seguir la poderosa energía que ambas conocían, que además parecía estarlas llamando con insistencia.
La sacerdotisa soltó una fuerte exhalación, sus ánimos para discutir se encontraban por los suelos. Lo único que quería hacer era encender un buen fuego y acomodarse sobre el cómodo lomo de Kirara para poder descansar de una vez por todas en ese día.
Al llegar frente al demonio, le encontraron recargado casualmente sobre el tronco de un árbol mientras observaba las llamas de la fogata que bailaba frente a él, cosa que la descolocó pues sabía que, al ser un demonio, Sesshōmaru no requería de esa clase de calor.
A Kagome le dolió reconocer la belleza y elegancia que exudaba. Se veía tan majestuoso con una pierna flexionada y la otra estirada, mientras descansaba casualmente su brazo sobre la pierna arqueada. Sin mencionar que la luz que brindaba el fuego le daba un toque salvaje pero atractivo a sus duras facciones.
La sacerdotisa no estaba segura si el aura tan solemne que desprendía toda su familia se debía a su condición como demonio perro o simplemente a ser ellos.
Apenas Kirara tocó tierra frente a Sesshōmaru, Kagome bajó de su lomo.
–¿Qué haces aún aquí? –se apresuró a cuestionar hacia el demonio.
Sesshōmaru le dedico una mirada fría a la chica, tomándose su tiempo antes de responder, provocando una inexplicable irritación en Kagome.
–Tardaste –expresó finalmente.
Kagome resopló.
–Sí, bueno, no es exactamente sencillo curar una enorme herida abierta…–comenzó a parlotear molesta, reprochándole nuevamente su inconsciente acto, deteniéndose abruptamente al darse cuenta que el demonio había evadido su pregunta inicial–pero ese no es el punto, te pregunté qué haces aquí.
Sesshōmaru cerró los ojos al tiempo que recargaba la cabeza sobre el tronco, ignorando a la chica.
–¡Sesshōmaru! –vociferó la humana molesta.
En su mente, el demonio reflexionaba sobre lo molesta y ruidosa que era la humana.
–Este Sesshōmaru puede estar donde le plazca.
Ah, Kagome realmente deseaba golpearlo en ese momento. Sabía que estaba jugando con ella, lo sabía y no lo toleraría. Ya vería ese demonio.
La chica entrecerró los ojos antes de decir:
–Bien, haz lo que se te plazca –dio media vuelta dispuesta a alejarse, para después llamar a su fiel compañera –Kirara, vamos.
Después de dar un par de pasos y darse cuenta que no había obtenido respuesta por parte de la nekomata, se giró contrariada.
–¿Kirara?
Observó a la pequeña demonio, hecha una bola junto al fuego y profundamente dormida, siendo visible en las tranquilas subidas y bajadas que daba su pecho al compás de su respiración.
La mirada de Kagome se suavizó ante esto, Kirara debía estar igual o más agotada que ella y ella no estaba siendo nada más que una egoísta.
Ella podía pasar una noche con Sesshōmaru, no permitiría que el demonio sintiera su incomodidad.
Se acercó lentamente al fuego de nueva cuenta, y se sentó abrazando sus piernas de frente al fuego, de lado contrario de Sesshōmaru.
–¿No ibas a marcharte? –la pregunta en medio del silencio la sobresaltó por un instante, pero rápidamente se tranquilizó al reconocer al dueño, dirigió su vista hacia el demonio de cabellos plata, quien continuaba en la misma posición en la que lo había encontrado, con los ojos aún cerrados.
Kagome solo exhalo, cansada.
–Cállate –murmuró sin ánimos, al tiempo que se recostaba sobre la tierra a una distancia segura del fuego.
Con Kirara dormida en su forma pequeña no podía recostarse sobre ella, así que debía dormir así por esa noche.
Observó de nueva cuenta a Sesshōmaru, deteniendo la mirada en su estola, sabiendo que otros tiempos fácilmente se habría acercado a dormir sobre ella, sintiéndose segura como no se sentía en ningún otro lugar en el mundo.
"No serás mi pareja ni nos relacionaremos de ninguna forma"
El amargo recuerdo de las palabras del demonio la hicieron volver abruptamente a la realidad, sintiendo como una daga le atravesaba el pecho al revivir el dolor de ese momento.
Suspiró y se giró sobre su otro costado, no tenía caso seguir añorando aquello que no volvería a tener jamás, pensó mientras cerraba los ojos.
Por su parte, Sesshōmaru se sentía en paz por primera vez en mucho tiempo, tener a Kagome a escasos metros de él y poder contemplarla respirar de tal forma en la que estaba seguro de que estaba viva llenaba su pecho de una emoción indescriptible.
Se quedó así toda la noche, perdiéndose en las largas hebras negras del cabello de la chica, siguiendo el patrón de estas al estar desplegadas en el suelo sin cuidado, analizando la forma en que se enredaban unas con otras.
Observó a la chica girar varias veces en sueños, la vio arrugar la cara y sonreír, haciéndolo preguntarse qué sería lo que ella estaba viendo en ese momento.
No entendía por qué, pero cada pequeña manía en Kagome le parecía interesante. La pequeña sacerdotisa del Sur lo tenía en sus manos, y lo más encantador era que ella ni siquiera lo sabía.
Lo que Kagome pensó sería solo una noche que soportar con Sesshōmaru, terminó convirtiéndose en el inicio de su viaje juntos.
Por muchos medios había intentado deshacerse de él, pues su mera presencia la ponía nerviosas en formas en que solo él podía hacerlo. La ponía más torpe y despistada de alguna forma.
Sin embargo, el demonio argumentaba que él podía ir a donde quisiera y que ella no tenía ninguna autoridad sobre él, cosa que dejaba a Kagome sin argumentos pues sabía que difícilmente alguien podría obligar a Sesshōmaru a hacer algo que él no quiere.
Eventualmente la sacerdotisa dejó de insistir, cansada de tener una y otra vez la misma discusión, pidiéndole únicamente que no interviniera en sus visitas a las aldeas pues no quería que los aldeanos entraran en pánico y no confiaran en ella.
Al demonio no le importó ese detalle en lo más mínimo y ni siquiera lo discutió, no era necesario que la chica pidiera tal cosa pues pocas eran sus ganas de involucrarse con humanos más allá de Kagome.
A pesar de haberse resignado a la presencia constante del demonio, la chica no terminaba de acostumbrarse de nuevo a él. Era extraño porque ni siquiera recordaba cómo actuar con naturalidad a su alrededor, no podía recordar cómo se comportaba a su lado antes de la muerte de Inu no Taisho.
Las cosas habían terminado demasiado incomodas y tensas entre ellos como para que pudieran volver a lo que eran.
Por lo menos por parte de ella, porque él parecía ser el mismo Sesshōmaru que había conocido toda su vida.
La mayoría de sus interacciones se basaban en discusiones, Kagome no recordaba que en el pasado el demonio tuviera una facilidad tan grande para irritarla.
Quizá era que, desde su enfrentamiento en el Sur, lo había bajado del altar de perfección en el que lo tenía, siendo capaz de ver que el demonio realmente no era tan maravilloso como su pequeño ser lo veía.
Fuera como fuera, una parte dentro de ella estaba realmente feliz por estar de nuevo a su lado, a pesar de todo.
Es por eso que se sorprendió, cuando después de un par de semanas Sesshōmaru dijo que debía volver al Sur a resolver unos asuntos pendientes.
–Sin un representante, las cosas han comenzado a agitarse –explicó el demonio.
Ante eso, una verdadera preocupación surcó el rostro de Kagome. Le era difícil el saber que su hogar estaba pasando un tiempo difícil, sobre todo porque amigos preciados para ella aún habitaban ahí y era el preciado legado que su padre había dejado para ella.
Se sentía como una verdadera malagradecida al haber abandonado el Sur como le había hecho, temía mucho que su padre estuviera decepcionado de ella por la decisión tan radical que había tomado de abandonar la preciada tierra de ambos.
Sesshōmaru, adivinando sus pensamientos, musitó:
–Aún puedes regresar.
La sacerdotisa le miró con sus enormes ojos azules, hipnotizándolo por un momento.
–Ambos sabemos que solo complicaría las cosas –suspiró–, además, la perla de Shikon…
Una pequeña molestia surgió en el interior del demonio, esa no era la Kagome que luchaba contra la adversidad que se le ponía enfrente.
–No puedes ocultarte bajo la responsabilidad de la perla para siempre –le reprendió Sesshōmaru.
Un cosquilleo brotó en el pecho de la chica, pues a pesar de que quiso replicar que no se trataba de eso, ella sabía que era así. Tenía miedo de enfrentar su posición como heredera humana, le causaba un enorme pavor el saber que de sus decisiones dependería todo el vasto territorio, sin mencionar que todos los demonios que estaban en su contra estarían al asecho de que ella cometiera el más mínimo error para ir por su cabeza y tomar su territorio. Era una presión a la que no estaba acostumbrada y le temía de sobremanera.
Por lo menos en sus viajes sabía que las decisiones que tomara le afectarían a ella y a nadie más.
–Todo es muy complicado, Sesshōmaru –confesó la chica.
El demonio no entendía a la sacerdotisa, no entendía por qué prefería ser un blanco andante, vagando sola y desprotegida, antes de estar en el Sur en el puesto que por derecho le correspondía. Y donde sobre todo podría estar bajo su protección constante.
–Procura mantenerte viva hasta mi regreso –indicó el demonio autoritario, deseando que la humana no se arriesgara de más en su ausencia.
Kagome, lejos de ofenderse solo soltó una pequeña sonrisa.
–No soy tan fácil de aniquilar, demonio.
Sesshōmaru sabía que sus palabras eran ciertas, siempre supo que Kagome era una poderosa sacerdotisa, y lo había reafirmado durante ese tiempo que había pasado con ella cada que algún demonio la atacaba, atraído por la perla, pocas fueron las veces en que él debió intervenir pues por lo regular dejaba a la chica apañárselas sola, ya que las luchas le servían como entrenamiento; sin embargo, había estado tan acostumbrado a protegerla toda su vida, que a pesar de reconocer el enorme poder que tenía, la ansiedad por su seguridad se hacía presente cada vez que él no estaba ahí para ver por ella.
–Hmm…–murmuró de pronto la chica con timidez, mientras frotaba su brazo izquierdo–¿puedes decirle a Chioko y Akira que estoy bien? Y…que las extraño mucho.
El demonio asintió, dándole tranquilidad a la sacerdotisa y palmeó su cabeza como lo hacía cuando era más pequeña, Kagome se sonrojó ante el acto y antes de que pudiera replicar Sesshōmaru ya se había convertido en una bola de luz. Voló lejos del lugar, dirigiéndose rápidamente al Sur, para calmar las cosas lo suficiente y así para poder regresar al lado de Kagome.
¡Hola! ¡Feliz 2019!
En serio, amo sus reviews T^T muchas gracias a las que se toman el tiempo de comentar.
Sé que esta historia tiene muchos detalles y que está lejos de ser perfecta, pues aún tengo mucho que mejorar, pero en verdad leer sus comentarios es una motivación enorme, gracias :') (Ando sentimental, no me juzguen)
Hoy quería hacer algo especial y responder sus reviews por ser el primer cap del año, pero acabo de terminar de escribir el capitulo y en mi país ya es de madrugada x'D
Sin embargo, en la siguiente actualización sí responderé sus reviews, así que siéntanse libres de dejarme preguntitas que tengan sobre la historia pues me encargaré de responderlas (sin spoilers eh)
¡Cuídense mucho y nos leemos el siguiente capitulo!