Disclaimer: El tío Mickey me prestó sus personajes para jugar un ratito, con la condición de que se los devolviera tal y como me los dejó. ¡Qué ratón tan simpático! :D

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Ganar el concurso de baile parecía un desafío sencillo para los reyes de la disco, por más que apenas se toleraran entre ellos. Pero esa noche, bajo las luces del club, algo más que la victoria del campeonato estaba en juego: sus propios sentimientos.

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Bonus - Día 31

Prompt: 70's AU

Género: Romance

Palabras: 999

Rating: T

Propuesta de: A Frozen Fan

Acompañamiento musical: watch?v=fy0rYUvn7To


Fiebre de Sábado por la Noche


Oslo, 1977

Las luces inundaban la discoteca, creando un juego de colores en la pista que fascinaba a los jóvenes concurridos alrededor. La música disco, la suave risa de las chicas envueltas en vaporosos vestidos de colores y los pantalones acampanados de los muchachos abundaban en derredor, pero sobre todo la excitación por saber el desenlace del campeonato de baile que allí se llevaba a cabo esa noche.

Hans Westergaard sonrió socarronamente y tomó de la mano a su pareja de baile, convertida en toda una visión celestial a su lado. El vestido de gasa azul celeste insinuaba un cuerpo esbelto y de formas agradables, con un talle diminuto, caderas sensuales y pechos redondos. Su melena platinada acariciaba el pronunciado escote en su espalda, enmarcándole el rostro frío pero angelical con suaves ondas; era la primera ocasión en la que se dejaba ver con aquel peinado y podía decir que el cambio no le sentaba mal.

Si tan solo no fuera tan orgullosa podrían hacer algo más que enseñarle a esos niñatos como se bailaba.

—Parece como si esta noche la ciudad entera se hubiera levantado con ganas de bailar. ¿Estás segura de que podrás manejar esto, copo de nieve?

Elsa sonrió arrogantemente y clavó sus ojos en la pista.

—Solo trata de seguirme el paso y todo estará bien —se atrevió a decirle con suficiencia.

La muy cretina. Aun no entendía que estaba ni más ni menos que con el rey de la disco. Claro que había sido Hans quien se había acercado a ella, después de mirar con éxtasis la manera en la que movía ese bello cuerpecito al ritmo de la música y sin desistir hasta convencerla de ser su compañera. Pero eso no cambiaba el estatus de las cosas.

Elsa era quien tenía el privilegio de bailar con él.

—Y ahora amigos míos, tenemos con nosotros a Elsa Sorensen y Hans Westergaard.

El sonido de los aplausos inundó los oídos de la pareja, que avanzó con elegancia hasta su lugar designado.

Elsa suspiró y miró de reojo al colorado. Tal vez por fuera pareciera una chica impenetrable, pero en el interior estaba muerta de miedo. Era difícil no sentirse cohibida con una pareja de baile como Hans y no se trataba tan solo de su desempeño en la pista.

Cada vez que ese hombre se le acercaba, ocurría algo que amenazaba con derribar todas sus barreras.

Dejó que la llevara al centro entre la multitud, intentando no pensar en la manera en que los pantalones se ceñían a sus caderas, en el inicio de su pecho torneado, levemente expuesto a través de la abertura de su camisa estampada y en la manera en que su cabello de fuego brillaba bajo las luces del club.

Nunca antes había estado en un concurso de baile, ni nada que se le pareciera. Bailar por diversión estaba bien, ¿pero hacerlo frente a decenas de personas que te juzgaban? Menos mal que sabía como encubrir sus sentimientos.

Solo a ella se le ocurría dejarse engatusar para formar parte de algo así.

—¡Vamos, Elsa! ¡Tú puedes! —la exclamación emocionada de su hermana, de pie en un extremo de la pista junto a su rubio novio, le dio fuerzas para soportar las ganas repentinas que tenía de salir corriendo.

Y la música comenzó…

Hans la sostuvo por la cintura y se inclinó lentamente con ella entre sus brazos, ambos mirándose a los ojos con expresión turbada. Luego se incorporaron, le tomó una mano y la hizo girar junto a él, antes de que se movieran simultáneamente, en sincronía con aquella canción de los Bee Gees.

Mientras se desplazaban sobre las losetas de neón, Elsa se dejó llevar por la melodía y fue como si la multitud su alrededor se desvaneciera.

Hans colocó una mano en su cintura y elevó una de sus piernas con la otra, alzándola en el aire y girando ante la admiración de los asistentes. Quizá todavía estaban lejos de acabar con las miradas de aversión y los comentarios mordaces para con el otro, pero nadie podía negar la química que existía entre ambos cuando bailaban.

Como un vistazo fugaz, Elsa vio los rostros animados del resto de la gente y se sintió libre. Recordó las palabras que el bermejo le había dedicado días atrás en medio de un ensayo, (con cierto deje de ironía, por supuesto) y sintió como si ahora más que nunca cobraran sentido.

Realmente era la reina de la disco.

Fue depositada en el suelo una vez más y miró hacia las verdes pupilas de su compañero, deseando más que nunca poder descifrar su expresión. Estas se oscurecieron cuando Hans volvió a sujetarla por la cintura para inclinarse una vez más. El instante en que se quedaron en aquella posición pareció durar una pequeña eternidad.

Volvieron a su postura inicial y el pelirrojo la tomó del talle para levantarla, mientras Elsa le envolvía el cuello con sus manos.

Allí, girando en medio de los brazos del joven, el tiempo parecía algo ajeno a sus sentidos. Fue por eso que no pudo determinar el momento exacto en el que sus labios se encontraron, ni los segundos que transcurrieron en tanto su boca era retenida por la de Hans, sino hasta que se despegaron sin aliento y sus pies volvieron a tocar el piso.

Por un instante se quedaron inmóviles, asombrados por lo que acababa de pasar. La luz de la discoteca se tornó de un azul medianoche, envolviéndolos en una atmósfera de ensueño.

Entonces, una sonrisa amplia y carente de ironía se deslizó por el rostro de Hans, quien miraba a su compañera con embeleso. Elsa le devolvió el gesto con lentitud.

El público ya había vuelto a aplaudir antes de que cerraran su número, con él moviéndose rítmicamente para salir de la pista y la rubia a sus espaldas, siguiendo los pasos que le marcaba.

Fuera cual fuera el resultado del concurso, esa noche ya había marcado el inicio de algo nuevo para los dos.


Nota de autor:

¡Ahora sí, la última y nos vamos!

Quiero pensar que hicieron caso de la recomendación musical que puse al principio y crearon el ambiente perfecto para leer esta viñeta, escuchando esa canción de los Bee Gees. No vale la lectura si no la escucharon, si no lo hicieron, ¡les exijo que vayan ahora mismo a escucharla y vuelvan a leer, maldita sea! ò.ó

Sí, la otra vez estaba viendo "Fiebre de Sábado por la Noche" y me di cuenta de que nunca había escrito ningún fic retro. Así que me dije a mí misma: ha llegado el momento. Imaginar a mis pajaritos en la pista de baile al más puro estilo de los años 70, es algo que me llena de emoción. Puedo visualizarlos con la ropa de la época mientras bailan mirándose a los ojos de manera seductora. Ahhhh. *-*

Ahora, un discurso de la tía Frozen *se para solemne frente a las lectoras, con micrófono en mano*.

Desde su publicación en el 2015, "30 días de Helsa" ha sido más que una excusa para spammear el fandom con todo tipo de historias de nuestro incomprendido ship. Ha sido un desafío para que tú, admiradora del Iceburns, demuestres de lo que eres capaz. Varias han sido las que se han animado ha decir: yo acepto el reto pero muy pocas las que realmente lo han llevado a cabo. Wildy, Anielha, The Lonely Frozen Wolf, ustedes son leyendas por haber llevado a cabo estos 30 días. Así que quiero saber, ¿quién de ustedes tiene los ovarios suficientes para llenar otro mes de Helsosidad? ¿Quién de ustedes se va a animar a completar el desafío o va a decir: no gracias tía Frozen, mis ovarios son como gatitos asustados y frágiles, y pues, la verdad prefiero quedarme solo a leer, sin ni siquiera actualizar mis propios fics o subir nada nuevo?! ¡¿Quieeeeeeén?!

...

Bueno, aparte de balconearlas un poquito, también me gustaría agradecer a quienes hicieron posible este bello mes. n.n

¡Gracias a todas por tanto, gracias totales! *Se inclina de manera teatral* Gracias a quienes me enviaron sus prompts, a quienes leyeron a lo largo del mes, a quienes se pasaron a comentar y sobre todo, a esas panquecitas constantes que todos los días o casi a diario se daban sus vueltecitas: Miss Karo, Pazhita714, C.G.G.T., Ydna. Westergaard (¡actualiza UPI, por Dios!), Wildest Stories and my very dear reader from the comments in english, nunca faltó su presencia durante todo Agosto. ¡Lo logramos, los 30 días se completaron una vez más! *Cae confeti en forma de copos de nieve*.

Yo me despido una vez más criaturas, hasta nuestra siguiente aventura Helsa. Ahora es su turno de avivar el fandom. ;)