Hola! este que es un pequeño regalo para mis bellas chicas de Team Sesshomaru & Rin, visitenlas, denle like y no se arrepentirán. Obvio no se olviden de las pioneras en nuestra pareja favorita, Elixir Plateado.
Un gusto escribir para ustedes, Yuki.
Propuesta.
Había sido una buena idea adelantarse.
Volverse una esfera de luz y alejarse rápidamente del renacuajo, daban a su persona, la tranquilidad necesaria para meditar sus futuras acciones.
Aunque, antes dar un paso más, la intención de preguntar volvió a ser incierta.
—Maldito Jacken—siseó entre dientes, nada sacaba con ocultar su molestia.
«Que bien le ha sentado a Rin vivir con humanos —comentó el fiel sirviente luego de su último encuentro— de ser una mocosa sucia, ahora es una bella señorita»
Sacudiendo esa irritante voz de su cabeza, el demonio blanco caminó rumbo a la aldea, a corta distancia, divisó el pozo devorador de huesos, ese que hace ya unos años, había permitido el regreso de la extraña humana, y que luego de su aparición, había vuelto a ser un pozo repugnante, lleno de aroma a muerte y derrota.
Estaba cerca de la aldea, podía oler a cada mediocre humano en el asqueroso pueblo que habitaba el hanyou. Desde el más anciano, hasta las mantas sucias de bebé; osaban pasearse por su olfato sin deferencia, el único que no percibía, era el aroma de ella.
Un extraño alivio terminó por acabar con su paciencia.
Iba a la aldea por una respuesta, ella debía decidir si seguir en el pueblo y morir irremediablemente como su mediocre especie, o vivir con él; experiencias que ningún humano podría llegar a imaginar…
Se reprendió a sí mismo por la inverosímil retorica que estaba usando. Él no era así, él no necesitaba desacreditar la vida humana para que ella permaneciera a su lado.
Promesas cómo "el mundo a tus pies" no iban con su carácter o su lógica. Además, la realidad era que los humanos se desprestigiaban solos, no requerían de su ayuda.
Rin no necesitaba más que su propia experiencia con ellos, para decidir dónde estaba su lugar.
Era por eso que la pregunta era simple y precisa.
« ¿Deseas estar a mi lado?»
Esperaba que la respuesta fuera igual de sencilla.
Desviando la mirada de los árboles que bordeaban el pueblo, su olfato lo guió por el sendero rumbo al lago, Inuyasha se encontraba ahí, y nadie más podía entregarle información del paradero de la joven.
—No puedes cuidar de ti mismo ¿y te dejan cuidando cachorros..?. —Y de entre los arbustos, la imponente imagen del Guerrero perro se hizo presente— Qué humanos tan ignorantes.
Inuyasha lo observó con hastío más no contestó, sabia de su llegada y adivinaba sus motivos, pero él estaba a cargo de los niños que jugaban divertidos en el agua, indiferentes a la visita del demonio.
—Gracias a Rin y sus historias, los niños no le temen a los demonios...—mencionó burlesco el hanyou, atento a los juegos bruscos de los pequeños.
—Me dirás donde está, o debo pedirlo "por favor" —y su sonrisa maquiavélica combinó sádicamente con el brillo verdoso de sus garras.
—Partió en viaje hace dos días, no sé cuándo regresará. — La suspicacia del demonio se hizo presente, la respuesta había sido entregada con demasiada facilidad. —Es una chica inquieta, cada vez es más difícil retenerla en la aldea. Supongo que por más tiempo que viva acá, su naturaleza siempre será nómada.
Sesshōmaru se mantuvo en silencio mientras Inuyasha secaba a los pequeños y preparaba para el regreso.
Unos pequeños reclamaron, otros con miradas furtivas detallaron al demonio blanco, lo único que ninguno hacía en ese momento, era objetar.
—Adelántense a la aldea, sabré si alguno desobedeció —de brazos cruzados y mirada seria, el hanyou espero que los niños avanzaran de regreso a sus casas. — ¿Cuánto tiempo más esperaras la decisión de Rin? —Y la pregunta salió directa,
—Sus decisiones deben ser guiadas por su madurez. —respondió Sesshōmaru distraído en la caída de la cascada.
—Si fuera por eso jamás se habría quedado —Inuyasha, al ver a su hermano sin ánimo de pelea, caminó hasta sentarse a un par de metros —, cuando llegó, era más madura que muchos de nosotros, incluso que tú. —Provocó el hanyou, sin saber que el demonio le encontraba la razón.
—Todo tiene su tiempo— expresó el demonio con cierto cansancio.
Inuyasha chasqueó la lengua en protesta, sin embargo su propia experiencia reafirmaban las palabras atendidas, no se deben apresurar las situaciones o a las personas.
— Rin dijo —Inuyasha prefirió cambiar el tema —, que el único que tenía tu aprobación para cuidarla era Kohaku….
—…—Sesshōmaru lo consideró. Si, el humano exterminador, al ganarse el aprecio de la joven, lo había obligado a permitir su compañía.
—Partieron juntos a una aldea vecina a dos días de acá, el terrateniente mandó a buscarlo a él, y ella se ofreció a acompañarlo.
—Ella no es exterminadora... —y el recelo de Sesshōmaru afloró.
—Y en esa aldea no hay peligro de monstruo —respondió de inmediato Inuyasha poniéndose de pie— Así que tu preocupación debería ser mayor.
El mayor dio media vuelta, la conversación había terminado.
—Está llamando la atención Sesshōmaru — El demonio detuvo su paso, atento al próximo comentario.
—Lo que tú de antes sabías, ya es notorio para todos...—y aquella ambigua frase demandó su atención, provocando que se girara para escuchar de frente. —Es joven, muy bella, inteligente, y ni hablar de su sonrisa.
El mayor afiló la mirada en advertencia, Inuyasha cruzaba los límites.
—A los 8 quizás era obvio para muy pocos, pero ahora a sus 16...— Y el cinismo de Inuyasha provocó que Sesshōmaru pusiera su mano en Bakusaiga.
—Por mi está bien — dijo él tomando a Tenseiga —pero recuerda, que el tiempo que perderás conmigo, será el tiempo que le regales a otro; de acompañar a Rin.
Sin interés de perder más tiempo, Sesshōmaru retiró la mano de la espada y dio media vuelta. —Que preparen sus cosas, ella las querrá llevar.
—Creo que esperaré su respuesta primero. —E Inuyasha también soltó su espada y acomodó su traje. —El terrateniente es un hombre joven, amable como ella y muy persuasivo, no me sorprendería que la llegara a convencer de... —Y al parpadear el demonio ya no estaba.
Inuyasha sonrió ante su irrefutable victoria y lleno de orgullo tomó el sendero a la aldea.
«Buena suerte Sesshōmaru…»