Parte 3:

Las luchas se veían por doquier al este, norte y oeste de las puertas encarnizadas batallas se vislumbraban; el choque de las espadas retumbaba sin parar, el tintineo de las armaduras y el sonido de la carne siendo cortada se oían cada vez menos. Los gritos empezaban a cesar y en su lugar dejaba tras de sí plegarias, suplicas y rezos a todos los dioses que podían recordar los hombres.

Los hombres que resguardaron tras los muros… los pocos que quedaban y aun con todas las bajas que tenían y aun con toda la posibilidad de perder se arraigaban a la inexistente victoria.

- ¡FUEGO!

Al grito del soldado, otra catapulta cargada con una roca ardiente salía disparada hacia el avance de los semihumanos por el prado.

- ¡FUEGO!

Le siguió otra voz a la lejanía - ¡FUEGO! ¡FUEGO! – Grito otras voces sin cesar y cada una de esas voces generaban dos rocas ardientes más.

- ¡VAMOS! ¡FUEGO, FUEGO, FUEGO! – Vocifero un hombre con sangre en el cuerpo al igual que su mandoble, a su lado entraban otros cientos más … heridos o muertos entraban hacia las puertas interiores de la fortaleza.

Los heridos tenían la respiración congestionada, las espadas bebían sangre y sus armaduras apestaban a muerte.

- ¡FLECHAS! – Grito un hombre en lo alto de las murallas, a su costado una cantidad inmensa de hombres congregados disparando flechas sin cesar.

- ¡MAS FLECHAS! – Le grito otro hombre a varios soldados que llegaban con flechas y se iban para traer más aún.

La cantidad de semihumanos que se veían era tan vasta que llegaban hasta donde la vista llegaba.

- ¡Los estamos repeliendo! ¡Sigan disparando! – Dijo el comandante a cargo viendo como los semihumanos restantes se escondían tras los muros de hielo formados a lo largo del prado.

- ¡OTRA OLEADA! – Vocifero y más de un millar de flechas oscurecieron el cielo, y tras esa otra y otra y otra…sin cesar, sin cuartel, sin respiro … siguieron bañando el cielo con oscuridad.

- ¡Seguid así! – El grito sonó con un atisbo de esperanza tras ver como disminuía su cantidad a medida que pasaba el tiempo.

Tras el ocaso, se permitió sonreír y sus hombres parecían querer hacer lo mismo.

El suelo bajo sus pies empezó a vibrar, casi pareció escuchar que el suelo empezaba a sonar a un tambor… era un sonido sin igual, era como si la tierra misma se empezara a partir en cien mil pedazos.

Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh, empezó a sonar un retumbar dos veces rápido y breve, y un último prolongado y profundo.

¿Era el sonido de un cuerno? No sabría poder decirlo, pero sonaba más como el gruñido de una bestia, de algo gigantesco, de decenas de miles.

Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh…Se volvió a escuchar de la misma manera

Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh Uohhhhh Uohhhhh Uuuohhhhhhh… Sonó una y otra voz retumbante al igual que el eco de una habitación desolada.

- …No puede estar pasando… - No pudo seguir conteniendo sus pensamientos.

La luz se fue, pero ahí estaban se veían unos cuantos primero, luego cien, luego mil, luego diez mil, las patas de millares y millares de centauros con armaduras negras y hachas enormes elevando en alto empezaron a retumbar por todo el prado.

- ¡FUEGO! – Grito un hombre al mismo tiempo que veía como se acercaba una marea de destrucción.

- ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! ¡FLECHAS! – Grito con desesperación el comandante.

- ¡FUEGO! ¡MAS ROCAS, MAS ROCAS! – Gritaron más de un millar de voces.

Los hombres detrás de ellos cargaron sus catapultas con rocas ardientes y flechas encantadas, todo el poderío de arsenal empezó a apuntar hacia la ola negruzca.

- ¡JORNATH! ¡ JORNATH! – El grito no provino de ellos sino de los centauros, de aquella ola de caos, y parecía ser un grito de guerra pues la tierra vibro descontroladamente. Movió las catapultas, hizo caer hombres, derrumbo edificios antiguos y moldeo por completo el suelo bajo sus pezuñas.

- ¡MARKNATH! ¡MARKNATH! – Se escucho con más fuerza que antes, y el suelo bajo las suelas de sus botas empezó a moverse bruscamente.

¡Uohhhh! ¡Uohhhh! ¡Uohhhh! ¡Uohhhh! ¡Uohhhh! ¡Uohhhh!

La tierra vibro y se descontrolo salvajemente bajo sus pies, "el sonido de la tierra" pensó… pues, sino que era esa bestia tan gigantesca que provocaba tal sonido.

- ¡YENFEHHISUAHHH! – Se escucho a todo pulmón, al unisonó y dicha en un dialecto que solo podría pertenecer a las lenguas ancestrales.

Y entonces la gran bestia engullo lo único que los separaba de los semihumanos. Las piedras puestas unas sobre otras cayeron como piezas de domino a lo largo de toda la ciudad, las puertas de acero se doblaron, las maderas que la reforzaba crujieron y se rompieron como una rama; las torres se partieron en dos, las casas se derrumbaron como piedras inestables y todo empezó a colapsar.


El choque de armas resonaba por toda la ciudad, los gritos se oían a leguas los gruñidos más aun y el choque de la roca contra roca retumbaba por toda el área que rodeaba a la Ciudad Fortaleza de Re – Asenaru. Ya era de noche, y mientras más pasaba el tiempo más peligroso y repugnante se volvía la ciudad, los enfrentamientos no eran más que una masacre, un holocausto era lo que veían los ojos de Climb.

"¡Maldición! Se supone que deberíamos haber ganado ¡Maldición!". Climb no dejaba de culparse a sí mismo y vociferar maldiciones mientras avanzaba apoyado en el bastón que era su espada por los callejones de la ciudad. Su armadura estaba demacrada con varias abolladuras, hendiduras y un agujero del tamaño de un palmo en el lado inferior izquierdo a tan solo unas cuantas pulgadas del corazón, la comisura de sus labios se empapaba de sangre y un poco de esta junto con sudor le cayó como cascada desde la frente hasta las mejillas.

Su cuerpo había llegado a un límite terrible, los dolores lo atormentaban y la herida lo hacía sentir cada vez más débil, con las pocas fuerzas que le quedaban lastimosamente se arrastraba hasta una montura.

"¡No puedo morir aquí! ¡Debo estar al lado de la Reina!"

Climb forzaba cada vez más a su cuerpo aun incluso cuando este le gritaba que ya no podía, pero eso no le importaba … su deber era con la Reina. ¿De que serviría si estaba muerto? Su vida le pertenecía a la Reina, debía llegar sea como fuese a la capital y preparar un nuevo ejército.

- …M-Maldición… Renner - sama… debo estar con ella…- Su voz no era más que un susurro tenue, casi como una plegaria.

La herida grave y aun así siguió maldiciéndose así mismo… "No debí apartar la mirada" …. Aun lo recordaba, recordaba la pelea con aquel gran mastodonte; con el mandoble en alto, las piernas firmes como las raíces de un árbol, la espalda recta como una espada, y la mirada centrada esperando la llegada de aquel semental.

- ...fuhh… – Un respiro profundo - ¡[Arte Marcial]! ¡[Fortaleza Total]! – Rugió y un aura tenue rojizo cubrió su cuerpo, los músculos se tensaron de tal manera que parecía que iban a reventar. Era un precio alto, pero nada era tan valioso como proteger el Reino.

- ¡VAMOS! – Bramo una bestia cuadrúpeda que se dirigía en embestida hacia Climb con el hacha de guerra en alto, listo para partir a un hombre en dos.

- ¡Ahhh! – Climb solo un rugido tan feroz como el cuadrúpedo; una velocidad sin igual lo acompaño al igual que la fuerza.

- …Im…posible – Consiguió decir el cuerpo del cuadrúpedo que se ahogaba en sangre y desesperadamente intentaba taparse el tajo profundo en su garganta.

- Once – Dijo Climb con cansancio, el sudor le corría por todo el cuerpo y una línea de sangre le recorría por algunas partes del cuerpo.

Al tiempo que veía los cuerpos sin vida de otros centauros, restauro su fuerza con una pócima de curación mayor que tenía en una bolsa cercana a una mesa.

- Debería dejar de usarlo tantas…- Climb no pudo visualizarlo bien, pero parecido ver una línea negra que se estrellaba contra su armadura. Al instante un dolor intenso lo invadió, se tocó donde parecía ser el origen y noto la cascada de sangre.

"Este es peligroso… mucho más que los otros" – Pensó al tiempo que se paraba con sumo esfuerzo lo más rápido que pudo, aguantando el dolor.

- ¿Eso dolió? Creí haber encontrado a alguien interesante – Consiguió decir el centauro ante sí que tenía un acento extraño.

- … [Arte Marcial] [Aumento de Resistencia] – Musito Climb al tiempo que disponía a ponerse en posición de combate.

"Busca el punto débil" Se dijo.

- Usar artes marciales es trampa – Se quejo bruscamente – No importa, todo acabara en un instante.

- …Inténtalo – Consiguió decir las palabras lo suficientemente alto para que el centauro se abalanzara y cociera.

"…Rápido como una flecha, Letal como el acero…" … Al tiempo en que se repetía las palabras el centauro no tardo en estar unos cuantos palmos de Climb.

Climb siguió el curso del hacha con la espada, agacho la cabeza junto con el cuerpo para mantenerse lejos de su alcance y volvió a plantarse como un árbol sobre sus suelas. Dejo que la hoja siguiera su curso hasta dejar de tocar el filo del hacha y en un movimiento tan veloz como le permitía su cuerpo incrusto el mandoble en el cuerpo sin protección del centauro.

- ¿Qué? – La incredulidad se apodero de Climb. "Le he dado en la carne" Se dijo.

- Buenos movimientos – Alabo el centauro que había logrado de una manera impresionante poner frente a su espada el filo del hacha.

Climb al instante retrocedió con un movimiento zigzagueante y se impulsó sobre sus dos piernas. "Busca el punto débil" Otra vez se dijo.

- Muy buenos instintos – Adulo nuevamente el centauro haciendo chocar el metal contra el metal.

- ¡AHHH! – Rugió Climb al tiempo que blandía su espada una, y otra, y otra, y otra vez mas contra el filo del hacha en una danza de acero que sonaba estruendosamente y aumentaba en intensidad.

- ¡SI! ¡SI! ¡SIGUE ASI! – Vocifero el Centauro con la sangre a tope de emoción, y al igual que Climb blandía una y otra vez el arma negra, danzaba al son de Climb con el estruendo del acero entrechocado como fondo y el grito de ambos como coro.

- ¡[ARTE MARCIAL]! ¡[CUATRO CORTES DE LUZ]! – Rugió fervorosamente Climb dibujando un arco al tiempo que la danza daba un descanso.

- ¡[Arte Marcial]! ¡[Fuerza Taurina]! – Grito en menor intensidad mas no la fuerza con la que blandía la gran arma oscura.

Las artes marciales chocaron entre sí y la velocidad de ambos parecía estar a la misma altura pues ya se encontraban otra vez danzando en la marea del sonido chocante del acero.

- ¡NO LO PERMITIRE!

- ¡Ja Ja Ja! – Se rio de manera poderosa al igual que la oscura.

La danza continua, se lanzaban miradas retadoras uno al otro, chocaban el acero contra el acero … las dos cuchillas chirriaban una, dos, tres, muchas más veces de lo que uno podría imaginar… pronto ya no eran dos, sino más de diez tal era la velocidad que ambos poseían.

"Ahí" Dijo Climb mentalmente. La danzaba se detuvo bruscamente en un silencio sepulcral, la música dejo de sonar al mismo tiempo que el coro jadeaba pesadamente y el sonido del cuerpo reemplazaba la música.

- Co…mo…- El centauro incrédulo miro al hombre de cabellera rubia, la barba abundante, los músculos a punto de estallar y la gran cascada roja que dejaba caer ahí en el lugar donde lo había cortado.

- Un…Hu…man…o… - Pronto se dejó caer sobre una rodilla, empezó a vomitar sangre y aunque con esfuerzo se alzó sobre su espada mientras se alejaba en la oscuridad de la ciudad - …No…

Destellos rojos y humos grises se levantaban por toda la ciudad, los gritos seguían aumentando entremezclado con el sonido de las rocas chocando entre sí.

- ¡Hey! ¡Hay alguien aquí!

Grito alguien con voz rasposa. Climb no podía distinguir quien era, pero sí pudo notar que eran humanos y más se unieron a aquella figura, la vista se le ennoblecía, las pocas fuerzas que le quedaban se iban desvaneciendo, la sangre lo ahogo, el calor era cada vez más escaso.

- …Renner – sama… - Dijo con odio a sí mismo.

Sintió como la vida lo abandonaba, los colores se desvanecían, el mundo se teñía de negro, el cuerpo se le estremeció, las voces junto con el ruido fueron silenciados y cayó sobre su espada.

Estaba allí en medio de la nada, en medio de una inmensa oscuridad que lo engullía, los sentidos se agudizaron al igual que su pavor por no saber dónde estaba.

"¿Dónde estoy?" Se pregunto sin saber qué otra cosa hacer.

Miro hacia atrás, derecha, izquierda, arriba y abajo sin encontrar nada más que un mundo negro, era tan silencioso el lugar que podía oír su respiración, los latidos de su corazón y el movimiento de sus ojos. Palpo sus manos, sus brazos, sus piernas, todo su cuerpo intacto sin ninguna herida, cicatriz o marca. Las preguntas no hacían más que acumularse en la mente de Climb, hasta que unos susurros le llegaron.

Lo sentía en su nuca, en sus oídos. Un siseo sin parar empezó a rodearlo, voces de hombres, mujeres y niños susurraban en la oscuridad.

…Climb…

Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame… Ayúdame…Climb

Por favor Climb… Por favor Climb …Por favor Climb…

El sonido fue tan fresco y nítido que hizo caso omiso de los susurros.

- ¿Quién está ahí? – Dijo sobresaltado dando media vuelta para buscar el origen del sonido, pero al voltear no vio más que solo oscuridad.

…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…

…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…

…Climb…Climb…Climb… Convierte en mi vasallo

…Climb…Climb…Climb…Climb…

…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…Climb…

Las voces aumentaban cada una distinta de las demás, pero la misma palabra una y otra vez.

- ¡¿Dónde están?! – Grito Climb con desesperación aquello le estaba llenado de pavor.

"Stronof – sama, Brain – san, Renner – sama, Eveliye – sama, Gagaran – san, Tia – sama, Tina – sama, Su Majestad…"

Cada una de las voces le era familiar o las había escuchado algunas veces, cada voz decía lo mismo "Climb" en un tono grisáceo y triste como si les hubieran arrebatado el alma.

Climb… veo que has mejorado mucho desde la última vez.

Climb volteo sobresaltado.

Stronof – sama

Pero no será suficiente

Climb aun tienes que reclamar tu recompensa

Brain – san

Oye niño cereza ¿Aun eres virgen?

Es más fuerte…

…Y veloz

Vaya, vaya sí que has crecido Climb – kun

Aun no estas listo…

Climb les quería responder con felicidad a todos, pero sus voces todas eran tristes y apagadas con nostalgia en ellas. Hablo, pero no lo escuchaban… corrió, pero no alcanzaba a las voces.

- ¡STRONOFF-SAMA!

El grito retumbo entre las paredes de la habitación y enseguida llegaron varias personas a atenderlo. El sudor le corría por la frente, tenía la respiración agitada, y el cuerpo le temblaba.

- Mi Señor por favor póstrese en la cama aún no ha sanado por completo.

La voz era la de una mujer, tenía la voz dulce y un rostro hermoso, aunque no tanto como su amada; en las manos llevaba varias mantas y detrás de ella había otras más llevando varias bandejas y otras algunas vasijas.

- ¿Dónde estoy? – Dijo sobresaltado, el lugar le era tan desconocido como la forma en la que llego ahí. Se palmo la parte de la herida y sintió un dolor intenso recorrer su cuerpo.

- Mi Señor aún no ha sanado por completo – Respondió nuevamente y esta vez poniéndole unos paños húmedos en la frente.

- ¿C-Como es que llegue aquí? ¿Q-Que…? – Dijo con voz adolorida.

- Frendys llama a la señorita – Ordeno la chica que le ponía los paños húmedos.

- ¿Qué es este lugar? – Dijo con una voz más fuerte y aguantando el dolor.

La sirvienta casi sobresaltada por la fuerza de su voz, empezó a contarle todo lo sucedido, la cantidad de días que había estado postrado, como llego, cuando, de donde y por supuesto el por qué aun no sanaba su herida.

- … ¿Magia?... Pero si es así un sacerdote podría haber intentado disiparlo…

- No, la magia por la que fue afectado es una que ni siquiera los pocos humanos que dominan grandes niveles pueden disipar según me dijeron.

- ¿Sexto Nivel? – Dijo incrédulo Climb, aquello era impensable no había humano o semihumano que pudiera dominar tal nivel e incluso si hubiera no estaría en la vanguardia malgastando un hechizo de tal poder en alguien como Climb.

- Eso no podemos asegurarlo, a decir verd…- Al tiempo que iba a terminar su frase la puerta se abrió con un "Clic".

Inmediatamente la sirvienta se puso de pie e hizo una reverencia.

- Vaya así que por fin despertó …Puedes retirarte Cass – Dijo la Señora con voz solemne y fría

Los ojos eran azules como zafiros hermosos y profundos, la cabellera dorada con rizos le caían sobre los blancos hombros desnudos; un collar de oro incrustado con varios zafiros destellaba con la luz de la luna; un vestido de terciopelo dorado con bordados negros exquisitos. Era tan hermosa como la misma Reina Renner o tal vez incluso la superaba; Climb conocía aquella figura la había visto algunas veces e incluso en un arrebato de locura intento ponerse a su servicio.

- Señorita Solution – Dijo con cortesía y aun con el dolor intento hacer una reverencia adecuada.

- Vaya así que todavía me recuerdas, veo que aun sientes dolor – Dijo con voz fría y ojos aún más fríos, aunque Climb percibió algo de ¿Satisfacción? En su mirada – No ese necesario tanta cordialidad.

- Entendido Mi Señora – Climb tenía que saber qué hacía ahí y al parecer ella tenía las respuestas, así que antes que dijera una palabra se sentó cerca de una silla ornamentada y …

- Supongo que mi sirvienta ya te habrá contado como has llegado acá y toda eso, bueno empecemos por lo crucial.

» Has estado mucho tiempo en este lugar. La guerra ha empezado a cobrar muchas vidas del Reino y casi ya han caído cuatro ciudades, su expansión se hace cada vez más grande. Dentro de unos pocos meses ya tendrán la mitad del Reino; La Reina ha declarado el estado de emergencia y el reclutamiento ha sido masivo, todos en la edad de combatir han sido reclutados y se enfrentan en cada pueblo, ciudad o paramo si es necesario, además de ello ha pedido ayuda a los demás países. La llamada de socorro solo fue oída por el Reino Hechicero, los demás países se centran en la defensa de sus fronteras ya que no solo fue el Reino Re – Estize el afectado también lo fueron : El Imperio Baharuth, La Teocracia Slane, El Reino Draconico, El Reino Enano, El Reino Santo del Roble, El Reino Élfico del Gran Bosque de Evasha, Las Colinas del Rey también han sido afectadas y cada uno de esos Reinos resiste aunque es cuestión de tiempo que cedan ante la cantidad de semihumanos que invaden todo el Continente Sur.

» Y por si te has estado preguntando, si, estas en la Teocracia Slane, aunque fue bautizada no hace muy poco como "El Protectorado Slane", el señor de estas tierras ya deberás imaginarlo,

- El Rey Hechicero – Respondió con frustración, pero no dejo que se mostrara.

- Si eso sería la respuesta correcta, pero las cosas han cambiado un poco – Dijo con una sonrisa melosa.

Aquello dejo perplejo a Climb. "Si no es el Rey Hechicero entonces ¿Quién es?".

- Lo sabrás a su debido tiempo – Dijo a la vez que se levantaba – Creo que ya conoces a mi mayordomo, te estará esperando en los jardines una vez que te hayas recuperado.

Solution salió por la puerta con paso lento, en cuanto se cerró la puerta un ceño fruncido se dibujó en su rostro. Camino hasta la estancia de Sebas con rigor, ignorando por completo a todas las sirvientas que se inclinaban o saludaban.

Pronto se encontró ante una puerta de madera con algunos grabados en la parte superior, los miro un momento y toco la puerta con unos tres golpes ligeros.

- Adelante Solution – Respondió desde dentro la voz anciana.

Entro y se encontró con Sebas escribiendo con una pluma algunos documentos.

- Sebas – sama … ¿Está bien que le digamos todo eso? – Dijo con firmeza, aquella idea de contarlo todo no le agradaba lo más mínimo y menos haberlo rescatado.

- Así es, tiene el derecho de estar informado sobre la situación es alguien muy valioso Solution - Respondió Sebas a la vez que enrollaba el papel.

- ¿De qué manera? – Exigió saber Solution mientras veía como Sebas vertía acre plateado encima del papel y cogía un sello de madera para darle forma.

- Ha adquirido algo que lo ha hecho más fuerte, algo que no imaginaba fuera posible – Respondió Sebas mientras repetía la acción con otras cartas y documentos.

- Sigue siendo igual de débil, no veo la necesidad de dejarlo vivo – Esputo con brusquedad.

- Si ahora es débil ante tus ojos, pero quien sabe lo fuerte que puede volverse en unos cuantos años. La fuerza que tenía cuando lo conocí era algo insignificante, sin embargo, ahora esa fuerza no es más que una fracción muy pequeña del poderío total.

Sebas al tiempo que hablaba termino de sellar la última carta y miro fijamente a Solution.

- Entonces es un peligro – Respondió bruscamente al tiempo que emitía su sed de sangre.

- Ni se te ocurra hacer algo – Dijo con frialdad absoluta y deteniendo en seco a Solution – Solution.

- Pero…

- …Por ese motivo necesitamos que sirva a nuestra causa voluntariamente – Dijo mirándola fijamente a los ojos – Alguien como él podría ser una amenaza sí, pero también un valioso guerrero. Antes dije que no tenía talento y era verdad – Sebas soltó un bufido cansado y miro hacia la ventana – No sé qué ha pasado, algo extraño está sucediendo… Ains – sama lo necesita tanto como yo… así que no harás nada a menos que te lo ordene.

La frialdad de las palabras de Sebas Tian dejo estremecida a Solution y no tuvo más remedio que asentir.

- Muy bien, ahora tengo que encargarme de algunos asuntos Solution … Entendido Sebas – sama – Respondió con suma cortesía y Sebas salió de la habitación con un portafolio de cuero en un brazo y en la otra un reloj de mano.

- Espero que te hagas cargo del lugar al igual que del muchacho.

La puerta se cerró con un crujido, al tiempo que el sonido del agua cayendo en pequeñas gotas tocaban las ventanas con unos tintineos seguido de más tintineos incesantes.

Solution caminando hacia la ventana vislumbro como el carruaje de Sebas Tian partía del palacio en medio de una tormenta que abundaba en truenos y gotas de agua.

Miro el carruaje con cierta penumbra hasta perderse en la oscuridad de la noche, al mismo tiempo pudo oír el sonido de unos toques en la puerta.

- Adelante – Dijo.

La puerta se abrió con crujido, una mujer con el vestido de terciopelo escarlata con bordados dorados le cubría el cuerpo esbelto a excepción de sus hombros blancos. En el cuello llevaba un collar dorado con varias gemas incrustadas y un rubí en medio de todas ellas. Unos aretes de al menos una pulgada colgaban de sus orejas con un pequeño rubí al final, el rostro fino y bien proporcionado le daban un aspecto señorial y lo resaltaba más su cabello dorado laceo con una parte que dibujaba una corona dorada alrededor de su cabeza; los ojos turquesa apenas y se notaban con las pocas luces de las velas aunque no por menos bellos; en los dedos delgados, blancos y suaves llevaba una que otra sortija, algunas con rocas preciosas de gran tamaño y otras con solo grabados en una lengua no legible, antigua, desconocida y arcana.

Los pasos de tacones se escucharon uno tras otro hasta estar a una distancia prudente de Solution.

- Señorita Solution – Dijo con voz delicada al tiempo que, hacia una reverencia cordial, digna de una noble.

Solution no respondió, en su lugar se limitó a seguir observando el paisaje fuera de las ventanas y haciendo un pequeño traqueteo con los dedos puestos en la ventana.

- …Sebas – sama ha salido y me ha pedido… - Empezó a musitar poco a poco en aquella habitación silenciosa.

- Lo se Tsuare – Dijo – Además no deberías hablarme de esa manera en este lugar ¿lo recuerdas?

Solution dejo de hacer el sonido tintineante y se volvió hacia Tsuare con una mirada fría. La pequeña humana no tuvo más remedio que asentir y recordar sus lecciones de cortesía junto con su tranquilidad.

- Así es – Respondió con firmeza – Aunque aún no me acostumbro a esto.

Tsuare agarro algunos pliegues de su vestido y se los enseño; Solution sin inmutarse de aquello tomo asiento en una silla de maderos ornamentada con joyas y bordados exquisitos.

- Se te dio una misión Tsuare – Dijo con reproche y frialdad – Y yo estoy a cargo de que lo cumplas como es debido.

Aquella voz hizo estremecer a Tsuare, pero no tanto como lo hacía antes; sin duda había ido acostumbrándose más a lo humanamente ajeno.

- Entendido Señ… Solution – Respondió con firme y solemne voz.

- Siéntate – Dijo – Deveras saber que aún hay muchas cosas por hacer, una de ellas es asegurarnos de que tu figura sea la de una noble de alta cuna.

Tsuare con movimientos impecables hizo lo que le decían y respondió con voz que correspondía a una gran señora.

- Tiene razón, aunque a decir verdad puede que haya personas que sientan curiosidad por mi origen.

- Si, y por eso se te ha sido asignado la marca entre las fronteras del Imperio Baharuth y El Reino Hechicero; tomaras el semblante y nobleza de la familia Rile.

La voz de Solution era clara, pero aquello confundió un poco a Tsuare. Había estudiado sobre leyes y varias cosas necesarias tanto para sirvienta como señora: el apellido Rile según se sabía estaba extinto y que no había familiar alguno del que se sepa su existencia después del suceso que estremeció al Imperio.

- Solution según recuerdo…

-…Así es esta extinta, los antiguos nobles están muertos: El Padre y La Madre fueron sentenciados a muerte; Sus hijas fueron vendidas como esclavas y la otra yace desaparecida mucho tiempo – Respondió con rapidez - …Aprovecharemos lo último y serás la última heredera de la casa, tienes el aspecto. Necesitas el carácter y …- Solution hizo un gesto con las manos y un portal apareció detrás de Tsuare – Sirvientes.

Del pequeño agujero negro ovalado salían varias criadas y algunos guardias que parecían humanos, pero Tsuare sabía que no. Eran más de esas criaturas a las que les decían Doppleganger.

- Si la chica es encontrada - Dijo titubeante.

- Sera eliminada – Respondió bruscamente.

- Entendido – Dijo – Entonces partiré de inmediato.

- Si … Sebas – sama pronto convocara a los vasallos e ira a tu encuentro una vez haya terminado los asuntos del Gobierno.

Tsuare se sonrojo y una muy predecible luz brillo en sus ojos. Solution se limitó a ignorar aquella luz, pues no le importaba solo tenía que cumplir con sus órdenes.

La pequeña humana se levantó con gracia, agradeció la oportunidad de servir a su señor Ains Ooal Gown y se retiró tras el portal oscuro.

Solution con el ceño fruncido y apretando los dientes espero un poco antes de atender el asunto que le era tan molesto como una mosca volando sobre su cabeza.

- Señorita Solution la comitiva real ha llegado.


El atardecer ya se hubo ido hace tiempo atrás, tras una marea de sangre y vísceras que se extendía por un inmenso océano de cadáveres. La encarnizada batalla se cobró un poco más de los ¾ del total de almas; no había un solo lugar a dos leguas a la redonda en la que no hubiera cadáveres ya sean: quemados, mutilados, degollados, aplastados, perforados, devorados, entre otros miles de cosas que uno nunca se atrevería a imaginar que se le podía hacer a un cuerpo. Y, aun así, todavía seguía viva la sed de sangre tanto de humanos como semihumanos era la guerra sí, pero para cualquiera que fuera ajeno a todo aquello; no era más que una carnicería.

Los humanos ya no eran humanos, según de definían así mismos; sino más bien bestias guiadas por el primitivo instinto de animales salvajes que luchan por la supervivencia aun a costa de la vida de otros; aun a costa de su propia extinción como especie.

Un soldado ondeaba su espada como si fuera un abanico sin objetivo alguno, pues que no más podría hacer el pobre desgraciado rodeado de tantos enemigos; antes había usado a otro hombre para usarlo como escudo de carne contra las flechas que caían como lluvia moja cual mundo entero. Buscando una salida a toda esa carnicería una vez dada la orden de una retirada dentro de los muros, en su mente patética pensaba que estaría a salvo dentro de aquellos fuertes y gruesos muros… Tal era la estupidez de los hombres en los momentos de desesperación. Los muros gruesos e imponentes fueron hecho añicos por titánicas rocas al igual que la bestia, tal cual cristal contra el piso, así era aquel muro al cual se habían aferrado.

- ¡Aléjense bestias! – Chillaba como si de cerdo se tratase- ¡Atrás! ¡Atrás!

El patético mandoble fue partido en dos por uno de los centauros como si de una rama se tratase; e incluyendo claro el cuerpo chillón.

- Son frágiles, cobardes e inútiles – Dijo con amargura y decepción uno de ellos- ¿Cómo es que estas patéticas criaturas aún existen?

- Estos son solo campesinos, ladrones y quien sabe que basura nos harán enviado los humanos de este Reino – Respondió con voz tranquila y frígida otro de ellos - Esto solo es una distracción, debe haber otra guarnición esperándonos para emboscarnos.

- ¿Emboscarnos? – Se escucho detrás del segundo con un tono burlón – Son solo humanos Capitán ¿Qué amenaza pueden representar esta basura?

Inmediatamente agarro con un brazo un cuerpo moribundo cercano del cual solo se podían susurros junto con una respiración trabajosa, le faltaba una pierna y medio estómago.

- Déjalo - Dijo - ya se han divertido lo suficiente, dejad descansar a los muertos

La voz cargada de frialdad resonó entre aquellos centauros, pero igualmente prosiguió el otro; arrancando el brazo del hombre con una fuerza tan poderosa que hizo retumbar el sonido del hueso quebrándose y el musculo desgarrado.

- ¡AHHH! – Chillo el cuerpo.

Mágicamente recobro fuerzas, el cuerpo moribundo dio un grito agudo tan horrendo y desgarrador que casi parecía que iba a destrozarse la garganta.

- Este no – Dijo con voz desafiante y una mueca llena de satisfacción.

La tensión se hizo presente inmediatamente, se escuchó un silbido y al instante se pudo divisar que el mandoble bebía sangre de su hoja.

- Dije que dejaran a los muertos descansar – Respondió con severidad sin dejar de apartar sus ojos.

- Si que eres aburrido "Capitán" – Dijo con una sonrisa, y dando medio vuelta llevándose consigo nada más que una cabeza cercenada.

Los ojos negros ónice no se apartaron del otro hasta que desapareció de su vista. La mirada que siempre le dedicaba era una de desprecio y asco; era cierto que los semihumanos valoraban la fuerza sobre todas las cosas.

Luchaban entre sí por ser los más temidos, y gritaban a los ocho vientos la cantidad de enemigos que habían matado y el testimonio de aquello eran las cabezas que colgaban de su cintura como si de trofeos se tratase. Sin embargo, esto no se aplicaba a todos al igual que no se aplica que todos los hombres sean menos bestias que las bestias.

- Ya os habéis divertido y llevado vuestros trofeos, reagrupaos con la vanguardia de la primera puerta – Dijo con voz aun tensa y fría a sus soldados a cargo – Dos vendrán conmigo – Miro de reojo rápidamente – Elotk y Hurreg.

Los centauros con temor obedecieron las ordenes de su capitán; Elotk y Hurreg acompañaron a su Capitán a los costados, derecha e izquierda respectivamente.

Los dos centauros llevaban armaduras de un color negro azabache, mientras que en sus reposaba una bandera de color escarlata con la figura de un dragón plateado en ella, eran sin duda una ornamentación de la más digna para un sequito real que no cuajaba con el ambiente, era una forma de distinción dijo su comandante. Y el que iba vestido de una manera más galante era su capitán: Una armadura negra azabache al igual que los otros dos solo que en esta se veían incrustaciones de rubíes en el pecho que dibujaban una cabeza de toro y al igual que los dos llevaba el mismo telar en el hombro, un hacha de guerra con una joya azulina incrustada en el mango destellaba una luz fantasmagórica y en su cabeza llevaba puesto un yelmo con cuernos en forma curvea que era tan larga como una espada corta. Su figura poderosa, imponente e intimidante hacía que muchos temblaran al verlo; y aun así había otros que tenían el valor o la estupidez para confrontarlo.

Las calles abundaban en dos cosas: Gritos y Sangre. Doramont que iba a la cabeza con dos de sus soldados miraba con ojos de indiferencia la masacre, no quedaba otra opción más que esa …" El Fuerte es el que sobrevive" Pensó para sus adentros mientras galopaba con fiereza por las calles abundantes de sangre.

Mientras seguía avanzando con paso veloz vio de reojo como unos humanos con espadas avanzaban con fuerza tras varias puertas de casas rocosas. Vio que varios tenían armaduras y armas que tenían incrustaciones de diferentes joyas: Rubíes, Zafiros, Esmeraldas, Ámbar…

"¿De dónde han salido?" Pensó sin dar crédito a lo que veía, no pareció sorprenderle los hombres sino el brillo de las espadas; el número de humanos supero al de semihumanos. Pronto fueron rodeados por un centenar de humanos, el numero estaba a favor de los humanos mas no la destreza y fortaleza de los centauros.

- ¡Mátenlos!¡Mátenlos a todos! – Grito uno de los humanos con ojos inyectados en sangre, pronto se le unieron más - ¡Bestias repugnante! – se convirtió en una muchedumbre sedienta de sangre.

Doramont miro con molestia, su sorpresa se desvaneció, su hacha ansiaba sangre y un bufido escapo de su boca; Un silbido como el de un proyectil a alta velocidad…

- Capitán debemos asegurarnos de que estén muertos – Dijo Elotk con decepción tras ver el patético espectáculo.

- No, dejen descansar a los muertos – Respondió con frialdad – "No, es algo imposible que algunos de ellos tengan esos encantamientos… No con ese nivel"

- Y si se levantan, dejen que mueran … no son una amenaza mientras estén heridos. ¡Vamos! – Bramo.

A la vez que terminaba de mirar algunos de los moribundos cuerpos y otros irreconocibles; miro asqueado la escena ante sus ojos.

- Gracias Mi Señor sin duda…

Ahórrese el aliento lagartija – Respondió con brusquedad.

- ¡Vamos!, no debemos perder el tiempo.

"Hombres – lagarto, ¿Quién tuvo la idea de traerlos?"

Chasqueo la lengua mientras un ceño fruncido se dibujaba en el rostro.

Avanzaron sin muchas molestias por algunos de las calles de la Ciudad de Re – Asenaru; algunos estaban atestados de fuertes olores de podredumbre junto con sus nuevos depredadores, aunque no se tratara más que solo de moscas y cuervos. En otros callejones aún se veían luchas, algunas más interesantes que otras; no obstante; carecía de cualquier entretenimiento.

"Esto no es una guerra, es una masacre" Pensó disgustado.

Doramont era alguien muy diestro a la hora de combatir cuerpo a cuerpo se jactaba de aquello, y algunos decían que su fuerza estaba al nivel de su testarudez.

» La batalla fue decidida una vez que llegaron ellos, no había raza presente en aquel campo de batalla que no fuera tan formidable, orgullosa y poderosa como los centauros. Basto con tan solo su oleada para hacer temblar la fortaleza entera, bajo sus pezuñas el suelo vibro como nunca lo había hecho; la sed de sangre sometió su razón, las hachas de guerra en alto sedientas de sangre, y la fuerza de millares y millares de rugidos atizaron el grito de guerra.

» El recuerdo tan glorioso de lo que alguna vez formo su pensamiento, no fue más que el furor de la batalla entorpeciendo su razón. Dejando de lado muchos de sus valores que parecían ya no tener sentido mientras más y más miraba por los callejones.

"No hay honor en masacrar a enemigos que no se pueden defender" Dijo a su comandante hace unas cuantas horas tratando de evitar que siguiera produciéndose aquel holocausto.

Capitán ha estado mucho tiempo recorriendo la ciudad debería tomar un descanso – Le dijo uno de sus acompañantes – La sangre …

Doramont no quería admitirlo y menos mostrarlo su honor fue mancillado, así que testarudo se limitó a replicar – Estoy bien, el piquete de una avispa no puede matarme.

Los dos soldados se limitaron a asentir. Y Doramont tuvo que tragarse el dolor que le quemaba y latía tal cual corazón bombea sangre, en todo el lado izquierdo de su lomo.

La herida era grande, del tamaño de una braza. Le discurría sangre, aunque era absorbida por algunos vendajes; "picadura de avispa" Pensó con amargura.

El orgullo no le dejaba descansar; y la "avispa" que le produjo aquella "picadura" había sido mucho mas de lo que quería admitir.

"Ese hombre…" Pensar en aquello lo molestaba, dejo los pensamientos para el tiempo y se centró en el lugar donde estaban. Sin haberse dado cuenta ya estaban ante los grandes arcos de piedra por donde un sequito extenso avanzaba con antorchas iluminando el camino.

"Ya veo, así que ya llegaron… Bueno no debo hacerlos esperar" Pensó mirando como un carromato parecido a una especie de casa hecha de madera, pintado con unos colores rojizos y unos matices azulinos con el dragón plateado tallado a los costados, entraba por las puertas o lo que podía llamarse puertas.

El carromato iba escoltado por hombres – bestia curtidos, corpulentos, fuertemente armados con espadas en la cintura y algún que otro puñal. Y en todos llevaban un cinto desde el hombro hasta la cintura en el que estaba bordado el dragón plateado como semblante. La columna avanzaba con paso lento como una procesión real, vio diferentes razas pasar por delante suyo.

El primer señor poderoso paso y fue reconocido rápidamente.

El yelmo, astado negro azabache, forma de toro, amatistas incrustadas como ojos; En la pechera un semblante de cabeza de toro, en los hombros una densa fina capa azul le cubría hasta medio lomo.

- Thoren Dormug El Semental Astado – Dijo con orgullo.

Detrás suyo, los otros diez comandantes del ejército de avanzadilla cada uno vestido de una manera distinta y no por ello eran despreciados o mal vistos, cada uno a su manera infundía miedo y cada uno tenía su propio sequito al igual que leyenda.

Vio a: TwerGuoth El Tuerto, Ransfalt Lanza veloz, Ealoth Sitnupm del Huerto de los Dioses, Farotdoktso El Manco, Gwullment Bebedor de Magia y muchos más que no reconocía o que había olvidado sus nombres

Eran seres poderosos capaces de destruir por sí solos ciudades enteras en un día, no eran los típicos seres que se dejaban llevar por sus instintos primitivos y cada uno era aterrador a su manera.

Doramont vio uno a uno detenidamente, contemplando las leyendas que pasaban frente a él, y cada vez que uno pasaba sentía como el alma se le escapaba del cuerpo, tambaleándose inconscientemente de un lado al otro como una tormenta sacude salvajemente las hojas.

"Así que estos son las leyendas de las que tanto se habla … no es de extrañar las exageraciones de los bardos" Al tiempo que pensaba aquello con asombro y el aire volvía en él, viendo carruajes inmensos pasar y otros semihumanos más, al tiempo que se acababa la columna interminable… casi al último… donde ya no había más que solo oscuridad, parecía haber una figura solitaria,

- Uhm – Gruño.

… Las patas empezaron a temblarle, su cuerpo cayó como una roca, el hacha se desprendió de las enormes brazas, el yelmo dibujaba tras de sí una cara retorcida, retorcida por el miedo.

- …A…Q-Qu… De… - No podía hacer otra cosa más que abrir y cerrar la boca sin poder articular una palabra, sintiendo como su vida era drenada, como las fuerzas le abandonaban, sintiéndose indefenso como un pequeño cachorro, temblándole el cuerpo, sintiendo el aire pesado, frio, mucho frio lo invadía, sentía demasiado frio, más de un millar de cuchillas frías le apuñalaron el cuerpo.

Un aire negro empezó a cubrir su visión, sus ojos completamente blancos se abrieron como platos intentando ver ¿Qué era eso? ¿Un demonio, monstruo, dragón, bestia, o cualquier otra cosa abominable? ¿Qué era lo que veía? ¿Qué era lo que escuchaba ¿Un centenar de voces salidas del abismo tal vez? ¿Un millar de almas pidiendo a gritos salvación? ¿Qué era lo que olía? ¿El miedo? ¿El miedo a su muerte? ¿El miedo a eso? ¿Qué era lo que sentía? "La muerte" le susurro una voz…

"¿Qué criatura es esta?"

Montando un corcel negro

- …Fuhh… - Soltó un bufido de aburrimiento mientras posaba la mirada en los cuerpos inertes.

La mirada fría exenta de compasión y piedad miraba de reojo a cada criatura cercana.

- …Esto es tan aburrido… - Dijo la figura buscando algo. Su atención se posó en él; con el ojo carmesí centellando como una llama.

- Tu… ¿Cómo te llamas?... – Dijo deteniendo su corcel.

Un balbuceo empezó a brotar de su boca.

- ...E…E… - Abría y cerraba la boca.

- ...Tu nombre – Ordeno con impaciencia.

- …E…E…os – No podía articular más de dos sonidos.

- …El miedo hiere más que mil cuchillas… – Dijo. Y su corcel volvió al trote, alejándose a paso lento.

- …El… …Os…

Aun abriendo y cerrando la boca, pudo notar como esa cosa se alejaba, su aliento volvió al igual que su voz y todos sus sentidos.

Aun recuperando lo poco de alma que le quedaba vio lo desolado del lugar junto con el silencio, aquel silencio espantoso.

El estómago se le revolvía, lo sentía dentro miles y miles de cosas que retumbaban en su estómago.

- ¿Q-Que … era…eso?... – Consiguió decir antes de vomitar todo lo que había comido. Al terminar se volvió a su entorno.

- … ¿…Que…?... – Los cuervos chillaban, y se juntaban alrededor del lugar como un enjambre de moscas - …A…A…

El horror transformo su rostro en algo retorcido...

- …Ah…

Y un terror indescriptible marco su ser.

- …Dioses… - Dijo, más que una palabra era una plegaria para su alma quebrada y las cientos y miles de almas que habían sido arrebatadas. Los cuervos graznaban en cantidades titánicas, se aglomeraban para su festín.


La ciudad era bulliciosa, los mercaderes gritaban a todo pulmón sus ofertas.

- ¡Pescado! ¡Pescado fresco!

- ¡Manzanas! ¡Naranjas! ¡Sandias! ¡Venga! ¡Venga! ¡Venga!

- ¡Los mejores vinos! ¡Cómprelos aquí! ¡Cómprelos aquí! ¡Cómprelos aquí!

Muchas otras voces más se entremezclaban entre el tumulto de gente que se congregaba en el gran mercado del Rey, las risas y los chismes iban de boca en boca y por cada uno que se decía aparecían unos dos más.

- Lis ¿Sabías sobre lo del Rey Draconico? – Dijo con voz chillona una chica

- Se dice que el Héroe va a casarse – Dijo con un suspiro su amiga que estaba caminando junto a ella.

- No me lo creo… ¿Con quién? – Pregunto una tercera con sorpresa.

- Los rumores dicen que será con la misma Reina – Dijo la primera orgullosa de estar al tanto de los chismes.

- ¿Enserio? – Dijo perpleja la segunda amiga.

- ¡Si! – Afirmo con fuerza la primera.

- No son más que rumores … No puede hacerlo mientras el Rey no lo permita ¿Recuerdan? – Dijo la tercera testaruda.

- ¿Quisieras que se case contigo, no es así? – Dijo la primera con chispas en los ojos.

- ¡Jamás podría hacerlo! – Dijo la tercera con la cara enrojecida.

- Tranquila, Tranquila – Le dijo la segunda con una sonrisa y palmeándole la espalda.

Las risas empezaron a brotar de sus labios y se rieron de corazón las tres amigas, delante de ellas otro grupo hablaba de otro chisme.

- Oigan… ¿Es cierto que los semihumanos están invadiendo el Reino? – Comento un hombre gordo, barbudo y con los signos de vejez en el rostro.

- Si, lo escuche de uno de los aventureros que vienen – Dijo un hombre joven que tomaba cerveza de una jarra a las afueras de una tienda.

- Bueno da igual, si llegan el Rey Hechicero los echara si es misericordioso o sino los matara a todos – Dijo otro hombre ebrio de aspecto feroz, un aventurero.

- ¡Oye! ¡No digas esas cosas en mi tienda! – Le grito con furia mientras golpeaba con fuerza la puerta de madera.

- Tranquilo viejo, su majestad solo los puso si hay disturbios – Dijo con señalando a un no – muerto que estaba en la esquina de calle - ¡Oye viejo dame otra!

- ¡Si sigues diciendo estupideces te botare a patadas! ¡Son un cobre! – Vocifero el anciano con mirada mortífera.

- Bien, bien – Respondió el aventurero beodo sacando una pequeña moneda de su bolsillo – Ahí tienes viejo.

- Bien ¡Ros! ¡Tráeme otra jarra! – Grito el viejo dentro de la taberna.

El aventurero beodo aun con el alcohol hasta la cabeza siguió hablando las mismas cosas y el viejo le gritaba como si fuera un niño. Cerca de ahí, a unos cuantos pasos una figura se acercaba con pasos lentos, viendo de reojo todo lo que podía comprar con el dinero que tenía en su bolsa.

"Comida, mucha comida, necesito mucha para la cena de esta noche" Pensó Enri mientras caminaba con un vestido apropiado para el lugar. No se había acostumbrado nunca a las ropas finas, pero se lo habían insistido tanto sus "asesores" que no tuvo más remedio que ponérselo y para sus adentros tuvo que guardarse la vergüenza de haber ido a la morada de Ains Ooal Gown con aquel vestido que comparado con el que tenía puesto era poco más que un harapo. La gente la miraba de reojo, algunos hombres no apartaban la mirada de ella, incluso hubo algunos mercaderes que le ofrecieron muestras de su mercancía pensando que era una noble.

"¿Por qué se comportan así? Solo estoy viniendo por algo de comida, siempre he venido a comprarlo aquí, ¿Por qué me miran así?" Pensó Enri a medida que caminaba por la transitada calle, aunque tras su aparición muchos se habían hecho a un lado.

- Debe acostumbrarse Señorita Emmot ya es alguien importante en el Reino – Le dijo una joven esbelta de cabello castaño oscuro, de ojos cafés y de cabello corto. Llevaba una armadura plateada y una espada en la cintura las cuales brillaban por sí solas, tendría la edad de Enri y un poco más. Y aunque Enri se había negado a la petición de llevar a una aventurera a comprar cosas, no pudo con la presión de sus "asesores".

- ¿De verdad estas bien así? Hace mucho calor – Dijo Enri preocupada de que su armadura le esté molestando.

- Si, estoy bien Señorita Emmot – Dijo con una sonrisa – Estoy acostumbrada, además debo estar lista para cualquier emergencia.

"Pero si en el Reino Hechicero ya no hay crímenes" Hubiera querido decir Enri, pero se limitó a asentir.

- ¡Mi Señora, por favor pruebe este gran regalo! – Dijo un hombre corpulento mostrándole una carne recién asada.

"Otra vez" Pensó cansada. A lo largo del camino ya le había ocurrido lo mismo y para su desgracia no tuvo la fuerza para negarlo, y eran tantas cosas que Enri sentía que se le iban a revolver el estómago.

- G-Gracias – Dijo mientras tomaba la carne crujiente.

Enri lo sintió en el paladar y le gusto el sabor que inmediatamente pidió como hacerlo, además de comprar de la misma carne.

- ¡Muchas gracias! ¡Mi Señora! – Dijo el hombre con una gran sonrisa en el rostro, después de todo le había comprado toda una carreta.

- ¿Podría por favor hacerla partir de inmediato? – Dijo Enri alegre y amargamente. "Ya es la décima vez".

- ¡Por supuesto Mi Señora! – Respondió alegremente el hombre - ¡Oye! ¡Rast! ¡La dama quiere que parta toda! ¡Apúrate o mi puño estará en tu cara!

De repente la voz cambio a una tosca, obviamente la avaricia lo había consumido.

- Bien, entonces pagaran el resto a su compañero – Dijo con una sonrisa Enri – Por favor.

- ¡Por supuesto! ¡Mi Señora! – Respondió fervientemente el hombre.

"Los hombres quieren tanto el oro como a las mujeres" Se dijo mentalmente, era un dicho que lo había escuchado muchas veces mientras compraba como Enri Emmot y no como la Señorita Emmot Alcaldesa de Carne.

- Oye … ¿Escuchaste eso? – Dijo un hombre de un puesto cercano.

- Si, si, le escuche de uno de los guardias – Le respondió otro hombre – dicen que vieron a cientos de dragones sobrevolando cerca de las montañas.

- ¿No serán los de su majestad? – Replico incrédulo otro hombre.

- No, no, no, dicen que estos son diferentes y son más grandes – Reafirmo el primer hombre – Al menos son tan grandes como islas.

- Eso es imposible, Su Majestad tiene los dragones más poderosos y no son tan grandes como una isla.

- Las voces de los hombres seguían discutiendo, pero Enri presto atención a lo que decían. Ciertamente Su Majestad El Rey Hechicero Ains Ooal Gown tenía a los seres más poderosos del mundo: Dragones, No – Muertos, Demonios, Ángeles y un sinfín de otras criaturas que Enri no recordaba.

En cierta medida le preocupaba, pero esa preocupación se esfumaba cada vez que recordaba lo poderoso que era Su Majestad.

"Ains Ooal Gown es el ser más poderoso, los dragones le obedecieron" Pensó con firmeza.

- Bien … por hoy creo que terminamos Ericka, deberíamos ir a tomar un descanso – Dijo Enri volviéndose a su compañera.

- Me parece bien Señorita Emmot – Dijo con firmeza la aventurera.

- Está bien – Dijo Enri con una sonrisa, al mismo tiempo que se despedía del mercader de ojos brillantes.

- ¡Vuelva pronto Mi Señora!

"Necesito un descanso de tanta cortesía" Pensó cansada mientras caminaba hacia delante con pasos rápidos. Su compañera no tardo en alcanzarla.

- Señorita Emmot conozco un buen lugar digna de su presencia – Le dijo la aventurera.

- E-Esta bien – Dijo Enri titubeando.

"De todas maneras no puedo negarme".

No tardaron en llegar al pabellón dorado, el lugar donde se quedarían las siguientes dos noches por el que habría pagado una cantidad considerable si seguía siendo Enri Emmot, pero ahora que era conocida por los administradores del lugar apenas y le cobraban la mitad de la tarifa.

La joven aventurera se sorprendió un poco, pero no tardo en asimilarlo. Después de todo, ella era una aventurera de Oricalco. Enri antes de entrar a su habitación, se sentó a beber unos jugos de lujo junto con su compañera a la que no se le notaba un rastro de cansancio.

"Desearía tener su fuerza" …

- Esta muy delicioso Señorita Emmot – Dijo mostrando una sonrisa brillante.

- ¿Verdad? – Dijo Enri devolviéndole la sonrisa, había estado feliz de que la acompañara una mujer y más aún que era alguien casi de su edad; en el camino al pabellón dorado intercambiaron muchas preguntas e irremediablemente Enri se hizo su amiga.

- Si, sí, he probado muchas cosas – Dijo – Pero nada como esto.

Siguieron intercambiando palabras y risas, hasta que la sala se volvió silenciosa como un cementerio. Inmediatamente Ericka puso su mano sobre su espada, y miro detenidamente a cada persona que pasaba.

Algunas de las personas llevaban armaduras blancas mientras que otras negras, una de las que llevaba armadura negra tenía una larga túnica que se extendía desde la cabeza con una capucha hasta tocar el suelo. En la armadura llevaba grabado un escudo de un Reino al igual que los demás y llevaba en su cintura una espada corta, tras la capa se podía ver débilmente lo que parecía ser un arco dorado junto con un carcaj.

La mirada que tenía aquella figura era amenazadora, ominosa y claramente hostil. La sala se había quedado en silencio por ella y por el hedor que despedía.

"Huele igual que un no – muerto, huele a muerte" Pensó Enri desconcertada, pues no se trataba de un no – muerto sino de un humano, alguien que despedía ese tipo de hedor era alguien peligroso.

Había visto a los demás que le seguían, pero ninguno tenía el mismo hedor y casi por instinto se limitó a observar de reojo.

- Lávense, limpien sus armaduras y descansen – Dijo la voz tan fría como el hielo – No tolerare que deshonren al Reino Santo ni a nuestra Fe.

"El Reino Santo" Repitió en su mente; según lo que Enri sabia sobre aquel Reino era que lo había salvado su majestad el Rey Hechicero, y que tanto como Ciudad Carne y El Reino Santo del Roble adoraban fervientemente a Ains Ooal Gown.

- ¡Entendido! – Respondieron firmemente los que le seguían. Enri noto que en su voz había un miedo infundado.

"Debe ser alguien muy malo" Se dijo para sus adentros.

- Muy bien – Dijo con voz solemne – vayan.

Inmediatamente se dirigieron a sus habitaciones tal cual perro castigado.

- Señorita Emmot por favor no la mire – Dijo Ericka con la voz tensa.

Enri sin saberlo había posado sus ojos en los de la chica.

- ¿Eh?

Enri incrédula se volvió hacia Ericka, sin poder evitarlo la que parecía ser la jefe de grupo se acercó con el sonido de su armadura hacia Enri y Ericka.

- Mantenga la calma Señorita Emmot – Dijo Ericka con voz tensa y temerosa.

Enri también sintió como el miedo la invadía, era casi tan parecido como lo que Expedia Lupus Regina.

"Solo trátala con cortesía" Se dijo.

- ¿Podría sentarme con ustedes? – Les dijo con voz monótona y gélida.

Ericka estuvo a punto de responder, pero fue interrumpida por Enri.

- Cl…

- Por supuesto, toma asiento por favor – Enri se obligó a sonreír, mientras que Ericka se tensaba más aún.

- Os lo agradezco – Dijo mientras se acomodaba en una tercera silla.

- ¿A que debemos el placer? – Dijo Enri con cortesía.

- Capitana de Paladines Neia Baraja a su servicio – Respondió rápidamente y poniéndose uno de los guanteletes metálicos en el lado izquierdo de su pecho.

- Veo que lleváis el colgante de nuestra Santa Fe Mi Señora…

- Enri Emmot y ella es Ericka una aventurera de rango oricalco – Dijo rápidamente con una sonrisa forzada y Ericka simplemente hizo una pequeña reverencia educada.

- Un placer, Mi Señora Emmot – Dijo cortésmente – y también a vos valiente aventurera, mi motivo es simple Mi Señora vengo a ofrecerles una invitación a nuestro templo en la Plaza del Héroe.

- Sera un gran placer asistir a vuestro templo Capitana Baraja – Dijo Ericka rápidamente – Pero Mi Señora tiene asuntos importantes por llevar a cabo.

Aquello pareció muy forzado y Enri casi la corrige hasta que se dio cuenta que una de las manos de Ericka que estaba bajo la mesa con la mano en la empuñadura de la espada le temblaba sin control.

- Entonces será un gran deleite teneros presente – Dijo La Capitana poniéndose de pie – Todos son bienvenidos, con su permiso Mi Señora y Valiente Aventurera.

Tras un rato Enri vio como su figura se adentraba hacia el piso superior, veía de reojo como el sudor le caía por las mejillas a Ericka.

Enri no estaba tan asustada, pero no tardo en darse cuenta que algo caliente le caía por la mejilla.

- Deberíamos descansar Señorita Emmot – Dijo cansada Ericka, que al parecer le había afectado en gran medida la presencia de la Capitana Neia Baraja.

- S-Si tienes razón – Dijo forzando una sonrisa, y subiendo los escalones en un silencio desesperante. Había sentido el miedo antes, cuando los ogros, trolls, goblins y hombres atacaban Villa Carne e incluso con Lupus Regina, pero aquello que sintió hizo que se le removiera el estómago.


Hola chicos ha pasado tiempo, pero aqui estoy... lamento el retraso tan largo... tenia mucho que hacer y me dejo muy poco tiempo para concluir esta historia aunque seguire continueandolo. Y tambien corregire algunos capitulos o los ampliare, estoy pensando en hacer otro volumen siguiente a este; Espero su apoyo :D. Gracias por leer y nuevamente disculpenme por tanto retraso.


Hello my English speaking friends for you I have a project so that they do not go translating part by part, in addition to that I plan to expand and correct the whole story because there are several things that are overlooked and others were very brief. Thanks for reading this fanfic that I really liked to start it and I plan to follow it a lot longer ...: D