Saludos. Realmente hace bastante tiempo que no escribía nada para este fandom. Bueno… para ninguno realmente. Los parones de un año no son nada buenos, me estoy dando recién cuenta de eso. Por suerte, la memoria muscular permanece intacta así que se hace lo que se puede.
Tras ver Infinity War me di cuenta de que me sería imposible resistirme a la tentación de regresar teniendo tanto para exponer y desarrollarme a raíz del trauma que sufrí con la película. De hecho, mi regreso estaba previsto para después de la película pero espero que comprendan que yo también necesité un pequeño lapso de tiempo para llorar. Y es de eso de lo que va a tratar este nuevo proyecto, consistirá en una serie de oneshots que estarán destinados a describir en forma de POV el luto que guarda cada uno de los personajes por sus camaradas caídos. No iré muy lejos y comenzaré por orden, así que hoy es el turno del Capi.
Espero que lo disfruten y me dejen reviews para que pueda saber qué opinión tienen acerca de esta nueva idea que he tenido.
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¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué? ¿Acaso no hemos dado ya suficiente? Setenta años de nuestras vidas. No. Todas nuestras vidas. Solíamos bromear con eso, pero no, Bucky y yo sabíamos perfectamente que en realidad nosotros no éramos más que un par de fósiles de museo. Este no era nuestro mundo. Nuestro mundo desapareció hace mucho tiempo. Luchamos en una guerra. Ahora mismo solo puedo recordar aquellas siniestras conversaciones que en ocasiones teníamos, nos preguntábamos si realmente teníamos miedo a morir, ¿qué actitud tendríamos cuándo llegará el momento? ¿Cómo la afrontaríamos? Nunca llegamos a tener una respuesta para ello, la verdad. Quizás fuese mejor así. Después de todo seguíamos en guerra y la guerra no cambiaría por nosotros o porque tuviéramos más o menos miedo.
Trato de aferrarme a esos recuerdos, los de una vida pasada. Los recuerdos de un hombre que ya no existe. El Doctor Eirskine, el coronel Philipps, Peggy, Bucky… Fantasmas del pasado.
Ya no soy el Capitán América. Me he hecho a la idea de eso. Renuncié a ese título en el momento en el que decidí apoyar a mi amigo y seguir por lo que yo creía que era el camino correcto. Lo que era correcto. Y eso me costó, me costó renunciar a la media vida que había conocido. Yo tuve parte de la culpa y fui yo quien tomó la decisión final. Fui egoísta al anteponer lo que yo quería a lo que realmente querían mis amigos. Antepuse la vida de mi amigo por las de todos a los que conocía. Lo acepté, y no tuve reparos en hacer lo que consideraba necesario. Conocía las consecuencias y lo que acarrearía y viviría feliz sabiendo que a pesar de que me encarcelasen lo habría intentado queriendo seguir la misma enseñanza que Peggy le enseñó en su momento a Sharon: "Incluso si todos te dicen que te muevas, si sabes que algo está mal, lo que debes hacer es dar un paso al frente y decir que no, que se muevan ellos". Di el paso al frente, y les dije que se movieran. Hubo consecuencias. Algunas irremediables y otras impensables.
Ya no soy un icono de la paz. Ya no soy el líder de los Vengadores. Ya he dejado de ser el hombre estrellado que siempre tenía un plan.
Es más... Incluso reo que he dejado de ser Steve Rogers.
Me miro al espejo y apenas soporto la cara del tipo al que contemplo. No quiero ver esa cara. Con esa barba poblada y ese pelo largo. ¿Quién es este hombre? ¿A dónde se han ido las últimas siete décadas?
Entonces me sigo mirando al espejo y finalmente lo entiendo. Ahora sí que lo he perdido todo. Mi país. Mi identidad. Y ahora a Bucky.
Ya no queda nada de aquel chico de Brooklyn que nunca rehusaba una pelea. Tan solo quedo yo. Un viejo estúpido. Una reliquia de museo que debería estar puesta en una vitrina qué dijese: romper solo en caso de guerra.
Sois lo que siempre he ido pero lo que nunca acepte: un anciano sin lugar en el mundo.
Steve Rogers ha muerto. Ha muerto hoy porque ha perdido lo último que le quedaba. Lo último que mantenía vivo a aquel chico.
Porque perder a Bucky ha sido cómo perder lo último que me quedaba de mi mundo.