Inolvidable
Resumen: Toda decisión en la vida tiene consecuencias, unas buenas, otras malas. Lo cierto es que hay personas que vas a querer toda la vida, estés o no con ellas. Son inolvidables. Naruto&Sakura.
Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto. La imagen que utilicé para portada tampoco. Créditos a su respectivo autor.
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Una de las cosas que Naruto Uzumaki le desagradan desde que era pequeño son las comparaciones. Vaya que hacen sentir mal. Él mejor que nadie lo sabe.
Cuando competía con Sasuke en el antiguo equipo siete, Sakura-chan le decía que no era rival para él-aunque la verdad era que aparte de su enamoramiento por el Uchiha, era porque en el fondo de su ser, ella se preocupaba por él- o aquel enfrentamiento que tuvo con el genio de los Hyuga, Neji. En aquellos momentos Neji tenía en su cabeza muy marcada la palabra destino, algo que el rubio cambió al ganarle en combate y en escuchar sus palabras.
Las personas a su alrededor se lo decían constantemente, que tenía ese don. No sabía bien de que se trataba, él únicamente decía lo que salía de su corazón. Así había sido siempre desde que tenía uso de razón. Tal vez por eso era algo imprudente y decía en ocasiones frases inconvenientes. Sakura la mayoría de las veces lo ponía en su lugar y le daba unos golpes para que se pusiera serio.
Que rápido pasaba el tiempo. Ahora había cumplido su sueño de ser Hokage, algo que en el pasado miraba lejano, pero no imposible. Porque él nunca se rendía hasta lograr su objetivo. Podía haber sido un cabeza hueca en su tiempo-todavía lo era algunas veces- que no se percataba de su verdadero potencial, pero eso poco importaba pues lo que para él era y es lo primordial: proteger a sus seres amados. Para él la aldea de la Hoja es más que su hogar, su vida entera y si de algo estaba seguro es que la protegería con ella de ser necesario. Tan seguro como que Sakura-chan había sido y sería su amor.
Y ahí radicaba el problema. Él estaba casado con Hyuga Hinata. Más bien, ella lleva su apellido ya, ahora era Uzumaki Hinata. La mujer con la que compartía estado civil y compartían cama todas las noches. Ella misma había estado enamorada de él desde niña. No que él estuviera enterado de mucho tiempo, sinceramente. Se percató de eso cuando ella se lo dijo, tiempo después de que empezaran a salir. Al principio él se había sorprendido, y luego se preguntó cómo es que no se había dado cuenta.
—Supongo que porque a ti te gustaba Sakura-san, Naruto-kun.— parecía más bien un susurro de Hinata. Aun ella no se creía estar saliendo con el rubio de ojos azules, si le decían que era un sueño, ella se aferraría para no despertar de el. La joven cada que mencionaba el nombre de la chica con fuerza descomunal, se le ponía un tono de voz más bajo y parecía que se le ensombrecía la mirada. A pesar de que era un poco despistado, a Naruto ese detalle no se le pasó desapercibido. No hizo comentario alguno acerca de lo anterior dicho de Hinata, más bien le dio otro giro a la conversación.
—¿Qué te parece si vamos a por ramen, Hinata?
—Vamos, Naruto-kun—y al escuchar aquella invitación, el semblante de la muchacha cambió. Porque si ella lo quería, ¿por qué él no podría quererla igual?
Después de lo de Pain y la Cuarta Guerra Ninja Mundial, la aldea de la Hoja gozaba de relativa paz. Hinata se había confesado a él hacía algo de tiempo y la verdad es que él también la quería, pero como amiga. Y ciertamente, no como una amiga cercana. Sakura se había encargado de seguir animando a Hinata y posteriormente a Naruto a que salieran a una cita ellos dos. El rubio aceptó. Aquello sólo significaba una cosa. Sakura lo quería de la misma forma que él a Hinata. Y dolía, claro que lo hacía. De hecho el dolor seguía ahí, pero él ya se había acostumbrado a éste. Única y definitivamente había que superar a Sakura-chan. Porque olvidarla… olvidarla no podría.
…
Se casó con Hinata Hyuuga.
La quería. Pasar tiempo con una persona y una tan dulce como lo es Hinata hacía fácil el tomarle cariño. Se preocupaba por él, sobre su estado de salud, en preparar rica comida y, aunque al principio era tímida, con el paso de los meses fue siendo un poco más cariñosa en su casa. A veces, cuando terminaba de comer, ella tomaba su mano y le daba un beso en la frente. Como queriendo comprobar que era verdad y aquello estaba sucediendo realmente. Naruto podía sentir ese cariño de ella hacia a él. Lo agradecía con su mirada y una caricia en su cabello oscuro.
Se convirtió en padre.
Primero llegó Boruto. Físicamente decían que se parecía a él, pero a pesar de que tenía su cabello rubio y ojos azules, Naruto podía ver ciertas facciones que no eran suyas en el rostro de su hijo, esas las había heredado de su esposa. A él, que siempre había soñado con tener una familia, lo hacía muy feliz el tener un hijo. Disfrutaba cargarlo entre sus brazos e intentar dormirlo, aunque fracasaba la mayoría de las veces. Luego llegó Himawari, para completar su existencia. Esa niña era y todavía lo es la ternura andando. La pequeña niña de papá. Los azules ojos como él, el cabello oscuro como su madre. Su familia estaba creciendo.
Se convirtió en Hokage.
Con un brazo rodeando Hinata estaba a su lado acompañándolo en el día de su nombramiento. Agradecía que ella estuviera a su lado. En aquella ocasión especial para él, esperaba verla también. Esperaba verla en el fondo de su ser, pero a la vez no. A la vez no porque no quería que su corazón lo traicionara y palpitara como lo hacía de niño y de adolescente por ella. Porque sabía de sus sentimientos y a pesar de que luchaba por mantenerlos en su lugar –sepultados muy profundo- estos podían emerger de lo fuertes que habían sido en su tiempo y sabía que aún lo eran. Porque él creía en la fidelidad, y no que fuera a hacer algo con ella, no, pero tampoco podía permitirse pensar en otra mujer que no fuera su esposa. Se obligaba constantemente a hacer eso. Sintió una mano en su hombro y un ligero apretón lo acompañó. El olor de flores impregnó sus fosas nasales. Era ella. No había otro aroma tan bonito como el que emanaba. Lo tenía desde niña.
—Sakura-chan, viniste. —murmuró, girando a verla. Los ojos azules esperando el momento en encontrarse con lo que vio por mucho tiempo en la realidad y en sueños también.
—¿Cómo podría perderme este evento tan importante en tu vida, Naruto? Nunca cambiarás—aquella voz, que sonaba con la confianza como si aún fueran el equipo siete liderado por Kakashi-sensei. —Tonto. —sabía que en otro momento quizás, sólo quizás le pudo haber dado un abrazo, pero Sakura también era conservadora y por respeto para él y su esposa se limitó a palmear su hombro y a sonreír. Aquella sonrisa que tanto le gustaba. —Sabía que lo lograrías, Naruto. Felicidades.—le tendió un pequeño detalle, el cual el rubio tomó entre sus manos, agradeciendo. Sakura se despidió, diciendo que tenía algunas cosas pendientes en el hospital y disculpándose por no poderse quedar más tiempo.
—Sería bueno organizarnos y hacer algo para festejar, Naruto, Hinata—dijo, ya alejándose.
—Sería bueno, Sakura-chan. —respondió, apretando un poco la envoltura del pequeño regalo. Hinata lo observó en silencio. Nunca se había caracterizado por ser una persona celosa ni nada por el estilo, pero para ella no pasaba desapercibido que para Naruto, Sakura sería siempre Sakura-chan, a pesar de que ya estuviera unida a Sasuke Uchiha —aunque no estuviera en la aldea la mayoría del tiempo—y tuviera una hija con él. Ella, su esposa, sería siempre Hinata, Hinata a secas. Pero estaba bien. Ella era su esposa, a pesar de todo. Y lo amaba.
…
Naruto evitaba cualquier encuentro con Sakura a menos de que fuera estrictamente necesario. Ella a veces iba a saludarlo y a preguntarle cómo estaba su familia, pero pronto dejó de hacerlo a menudo porque Shizune le decía que se encontraba muy ocupado con el papeleo. Aunque ese comportamiento de Naruto, el que la evitara, le molestaba, no podía reclamarle. La verdad es que ninguno de los dos debía tener un trato demasiado estrecho porque a pesar de que sus intenciones no fueran malas, las personas de la aldea pensaban lo contrario. Y había que aceptar que ellos no eran los mismos chiquillos de dieciséis años que se la vivían mucho tiempo juntos, ya fuera en misiones o pasando el rato por la aldea. Había que acostumbrarse a estar de cierta manera, alejados.
Porque cuando se unió a Uchiha Sasuke, a pesar de haber ganado a un esposo, a su primera ilusión de niña, el causante de varios desvelos tanto de ella como de Naruto en el pasado, había perdido a su mejor amigo, a la persona que siempre estaba con ella tanto en las buenas, las malas y las peores. En toda circunstancia, ahí estaba Naruto Uzumaki protegiendo su sonrisa. De niña no valoró mucho eso, pero conforme fue creciendo y madurando, supo que nadie más que él había estado con ella en todo momento, y fue así como fue tomándole aprecio paulatinamente, para después convertirse en un cariño muy grande y, posteriormente, sentirse confundida respecto a sus sentimientos.
Negó con la cabeza, intentando desviar esos pensamientos. Estaban yendo muy lejos. Lo cierto es que dolía que ya no pudiera ser como antes. Pero bueno, no todo es igual, el tiempo cambia en ocasiones algunas cosas, y en otras, todas.
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Nota de autor:
Hey, qué tal? Llevaba unas semanas con este escrito, la verdad es que tenía muchas ganas de hacer una historia con respecto a estos dos personajes. Me fascina la pareja. Así que les comparto ésta, que originalmente quería hacer como un capítulo, pero en mi mente pensé, da para más, no me gustaría dejarlo así. Así que ya lo decidí. Aparte ya tenía ganas de hacer también algo ambientado en el universo Naruto, aunque claro será un semi-AU
Sé que Naruto no pudo asistir a la ceremonia de Hokage, pero pues como ven, aquí es diferente, quería que estuviera en un día muy importante para él.
Nos leemos pronto.