Disclaimer: Donten ni Warau y sus personajes son propiedad de Kemuri Karakara
Hola, gracias por entrar n.n
Fiel a mi estilo de escribir aunque sea algo sencillo cada vez que termino de ver un animé, en la presente ocasión le ha tocado el turno a esta serie. Aunque no me haya "vuelo loca" por la historia, los personajes tienen lo suyo, sobre todo el mayor. Gustos son gustos XD
Disculpen por los posibles fallos que puedan encontrar y gracias por leer :D
Kyodai
A menudo observaba a sus hermanos menores y se preguntaba por qué ese destino, por qué ese trabajo ingrato e inquietante les había sido impuesto. Nadie elegía el signo de su nacimiento, simplemente se venía a este mundo a cumplir.
A ellos les había tocado, quizás, una de las tareas más desagradables. Contribuían, protegían, pero también lidiaban con toda clase de maldad. En sus momentos de mayor pesimismo, además, le parecía injusto. Sin embargo, sabía fortalecerse.
De su hermano menor aprendía el arte de la ingenuidad. Tenka apenas recordaba su propia infancia, en cambio en él recuperaba las primeras ilusiones, los primeros asombros, las sencillas alegrías de las pequeñas cosas. Una comida deliciosa, un ave de extraño colorido que se había aventurado en el alero del tejado, las carreras interminables a ninguna parte a través del bosque.
Su hermano menor… La sonrisa que solía dibujársele a Tenka, falsamente adjudicada a su buena personalidad, se debía en realidad a la inspirada por la inocencia de aquél, por su manera todavía cándida de entender la vida como un simple juego.
Del hermano del medio aprendía a ser responsable, a luchar por ser mejor. A Tenka no le resultaba fácil, pues su carácter más bien se inclinaba al relajo y al desapego, tal vez porque sabía ya cuán breve podía ser cada día, cada momento, cada instancia del acontecer... Aun así lo intentaba, asumía con impostado humor y con secreto afán la pelea consigo mismo para vencer su negligente conducta y su perezosa predisposición.
Su hermano del medio… Aunque se hiciera el distraído, en verdad quería ayudarlo, colmar sus expectativas, legarle lo mejor de sí mismo. Pero ya no le quedaba mucho tiempo.
Su propio destino urgía, el reloj marcaba el compás. El tiempo se desgajaba, lo alejaba de aquello que amaba en su impiadoso transcurrir.
Dentro de sí, la bestia crecía y se adueñaba poco a poco de sus sentidos. Ya no importaba. Lo único que importaba eran sus hermanos, la determinación que pretendía dejar en ellos, la fe que todavía conservaba.
Ojalá pudiera revelarles la verdad, atajarles el dolor, asegurarles una esperanza, pero hasta él en ciertos momentos flaqueaba. Sólo la fresca sonrisa del hermano menor lo salvaba, sólo la pujante resolución del hermano del medio lo mantenía enfocado. Su misión era su misión.
Nadie elegía el signo de su nacimiento, simplemente venía a este mundo a cumplir. Sin embargo, de haber tenido la oportunidad, ¿lo hubiera cambiado?
Con sólo observar a sus hermanos hallaba la respuesta. Entonces Tenka sonreía por sí mismo, y se burlaba de uno y jugueteaba con el otro. Más que hermanos, eran aliados. Aliados por la sangre, por el signo bajo el que habían nacido y por aquello inefable que los unía y que ninguno de los tres querría cambiar. Sólo por ellos aceptaba con alegría su destino.
Había nacido en esa familia, y por eso era quien era y haría lo que haría. Si era por sus hermanos, entonces estaba bien.