Los personajes no me pertenecen, hago esto sin fines de lucro.

Espero lo disfruten.

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¿Desde cuándo lo hacía? ¿Uno, dos meses? Tal vez tres… no importaba mucho, lo que era interesante es que no podía dejar de hacerlo y cada vez era más osada.

Cada mañana ella era la responsable de ir a despertar al perezoso de Ranma que dormía como una roca, por lo que le era muy difícil la tarea, había veces que necesitaba gritarle al oído, en otras le vaciaba una palangana con agua fría, en otras iba prevenida y llevaba un sartén con una cuchara de madera a fin de utilizarlo de gong, en fin, cada día se las tenía que arreglar para cumplir su cometido.

Pero fue precisamente el pesado sueño del muchacho lo que la animó a hacerlo.

La primera vez solo acercó un poco su rostro al de él, algo leve, sutil, necesitaba asegurarse que realmente no despertaría y la encontraría a centímetros de su cara porque no tendría explicación que dar ni tampoco le daría la satisfacción de llamarla pervertida por aprovecharse de la situación, así que solo acarició con la punta de su índice la mejilla del chico.

Poco a poco se volvió más osada, aventurándose a tocarlo cada vez más y por un mayor tiempo, incluso llegó a delinear los labios masculinos con sus dedos varias veces en una misma mañana antes de dar el siguiente paso; después de eso se arriesgó a aproximar su rostro al de él, cerca, muy cerca, sus narices estuvieron a punto de tocarse, pero el chico se movió para susto de ella, reaccionando volcándole la palangana con agua fría encima.

-¿¡Qué te pasa?!- gritó una menuda mujer furiosa.

-Llevaba un rato llamándote y no hacías caso, si no te gusta bien puedes intentar levantarte solo- dijo como si nada la chica Tendo disimulando bastante bien el sobresalto que acababa de pasar.

Pasó una semana tranquila sin hacer otra cosa más que despertarlo, pero cada día le costaba más trabajo controlarse, se le había hecho una necesidad poder tocarlo aunque el aludido no lo supiera.

Comenzando temprano el día, acudió religiosamente al cuarto de su prometido para "solo despertarlo", aunque no había nadie más en casa le había prometido a Kasumi que lo haría para que comieran juntos el desayuno caliente, más su fuerza de voluntad se quebró y en un arrebato le acomodó con suavidad el cabello que cubría su rostro, inesperadamente, la mano de Ranma se movió con rapidez capturando con firmeza la femenina, el chico abrió lentamente los ojos y la miró directa y profundamente; la chica Tendo no atinó a reaccionar al saberse descubierta.

-Otra vez estoy soñando contigo, Akane- dijo adormecido- que valga la pena el despertar.

Mientras decía lo último jaló hacia sí a la chica para que quedara recostada junto a él, la abrazó posesivamente pegándola a su cuerpo y volvió a quedarse dormido profundamente.

Akane estaba petrificada de la impresión, no solo estuvo a punto de ser descubierta por Ranma, si no que él confesó que soñaba con ella y además la había abrazado para dormir junto a él; sin embargo, ahora estaba atrapada, si se quedaba ahí hasta que él despertara sería muy difícil de explicar por qué no se fue, pero si se movía y lo despertaba sería mucho más difícil de explicar el por qué permitió llegar a esa situación.

Estaba cavilando cuál sería la mejor salida hasta que las palabras de Ranma dichas junto a su oído la pusieron aún más nerviosa.

-Akane, hueles tan bien- dijo en un tono tan grave que la aludida sintió un agradable cosquilleo recorrerla desde su espalda baja.

Entonces fue que sintió la mano del chico palpándola atrevidamente, recorrió su abdomen y subió hasta sus pechos, los que comenzó a masajear sin tapujos.

-¡Qué bien se sienten! Mejor que otra veces- siguió mascullando el joven.

El sonrojó se apoderó de Akane.

-¿Otras veces?- pensó avergonzada.

Una de las manos del chico descendió hasta las caderas de la mujer y las apretó con lujuria.

-Las mejores caderas de Japón- siguió hablando en sueños.

Acarició sin recato el trasero femenino para luego deslizar su mano a la entrepierna de la muchacha mientras él acomodaba su ya erecto miembro entre las nalgas de ella.

Una parte de Akane le decía que debía despertarlo inmediatamente y salir de ahí corriendo lejos de sus atrevidos toques, pero otra parte estaba gozando sobremanera saberse protagonista de los sueños húmedos del joven además de estar disfrutando de las ardientes caricias que el durmiente le estaba prodigando.

Su mente no pudo seguir discutiendo ya que el atrevido joven comenzó a acariciar de tal manera su entrepierna que ligeros espasmos se apoderaron de ella. La chica colocó su propia mano encima de su boca para evitar que fueran audibles los gemidos que Ranma estaba logrando que exhalara.

-Akane – murmuraba guturalmente el joven mientras se frotaba contra el trasero femenino y continuaba acariciándola.

La chica seguía dejándose hacer, cada vez más extasiada por los ardientes toques del atrevido chico Saotome, jamás había experimentado tal sensación, se sintió invadida por un calor que emanaba de su bajo vientre hasta que fue sumergida por una ola de placer que le envolvió, provocando que su dulce néctar fuera liberado en su ropa alcanzando incluso la mano de Ranma.

Él seguía frotándose compulsivamente contra ella, sujetando con tal fuerza la cadera del lado izquierdo de Akane que seguramente dejaría sus dedos marcados, continuó hasta que el paroxismo orgásmico lo dominó. Fue hasta ese momento que liberó a la chica de su agarre y con una gran sonrisa en su rostro pronunció

-Akane, te amo-

La confesión, el nerviosismo, la culpabilidad, la felicidad, muchos sentimientos se apoderaron a la vez de la menor de las Tendo, que solo atinó a separarse lo más sutilmente posible del joven.

Con sus habilidades de artista marcial se retiró del cuarto, tal vez sería bueno dejar dormir al chico un poco más, al fin que era día de descanso y ella necesitaba un largo baño de agua fría antes de poder encararlo.

En cuanto cerró la puerta, el joven se desperezó lentamente, percatándose inmediatamente de las húmedas consecuencias de su agradable sueño.

-¡Qué bueno que desperté antes de que Akane entrara! Moriría de vergüenza si me encuentra así… si supiera que ella es la causante de esto- dijo al tiempo que limpiaba la evidencia.

También se percató que había algo diferente en el ambiente, el perfume de su prometida se percibía fuertemente en el aire, además que su mano derecha emanaba un aroma particular que nunca antes había detectado, algo dulce.

-¿Habrá estado aquí?... No creo, si hubiera visto a "La Bestia" en acción inmediatamente hubiera amanecido a kilómetros de aquí- rio divertido de su propio comentario y volvió a cerrar los ojos dispuesto a dormir.