Bueno bueno. Sucede que he creado otra historia.
El nuevo personaje de MLB me ha atrapado por completo. So... aquí estoy de vuelta con ships para nada cannon... aunque nada está dicho aún sobre esto asdfghjk jaja
No me odien.
Minna daisuki,
Qiutuvampire
Capitulo#1 El mundo se tiñó de azul.
Se encontraba recostada en el césped después de concluir otra exitosa misión. La fresca brisa de la tarde chocaba contra su rostro mientras observaba frente a ella a la, majestuosa, torre Eiffel.
Era el escenario perfecto. Su corazón adolescente retumbaba en su pecho, recordando románticas historias de amor que alguna vez leyó en clases. Sus pensamientos iban de un lado al otro con lo eventos recientes.
De repente, se detuvo, sentándose velozmente. Restregó con fuerza sus ojos una y otra vez, confundida, casi desesperada ¿Acaso era obra de otro akuma? ¿Había caído bajo el efecto de otro villano sin darse cuenta?
Observó a su alrededor. Las personas parecían encontrarse bien, no había signo de que estuviera llevándose a cabo otro ataque. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué su vista se encontraba nublada?
Porque no importaba hacia dónde mirara, todo era azul. Un vibrante y fascinante azul. Engullendo su ser por completo sin dar lugar a nada más, apoderándose de pronto de su mente, de su corazón y de su alma.
Se tiró con brusquedad sobre el césped y cubrió sus ojos con uno de sus brazos, dejando salir un largo suspiro. Escuchó pasos en su dirección, casi que podía sentir la vibración en el suelo. Algo totalmente nuevo para ella. Su corazón estaba latiendo al ritmo de las pisadas. Retiró su brazo e inclinó su cabeza hacia atrás, curiosa.
Los pasos se detuvieron y, por supuesto, su corazón lo hizo también, así de bien estaban sincronizados. Él retomó su rumbo en dirección a ella, permitiéndole al órgano cardiaco no ocasionarle a su dueña una muerte fulminante.
-Ese suspiro sonó doloroso- dijo, acercándose a ella con una sonrisa.
Lo miró confundida, intentando analizar si no había caído dormida unos momentos atrás o si la batalla con el akumatizado habría terminado mal y ella ya no estaba viva. Detuvo sus pensamientos cuando él se detuvo a escasos centímetros de su cabeza.
-Estás bien?- preguntó preocupado.
Sus ojos se encontraron y ella juró que emanaban fuego, un cálido fuego azul. Pestañeó lentamente mientras observaba al mundo retomar su color, como si aquellas orbes absorbieran el hechizo azul que colocó sobre ella cuando lo conoció por primera vez.
-Luka- susurró.
Él cruzó la distancia, tomando asiento a su lado.
-Si sigues mirando hacia arriba, te va a doler el cuello mañana, Ma-ma-marinette- dijo con una pequeña sonrisa burlona.
La chica frunció el ceño y arrugó la nariz, logrando arrancarle una carcajada a su acompañante.
Ambos se quedaron admirando en silencio el paisaje. Sumiéndose en el atardecer parisino y su belleza, dedicándose fugaces miradas cuando pensaban que el otro estaba distraído. Las luces de las lámparas en las calles se encendieron secuencialmente, indicando que pronto anochecería. Finalmente, después de ese momento disfrutando de la compañía mutua, sus miradas se encontraron.
-U...uhm- balbuceó Marinette en un vano intento de alargar su encuentro.
-Puedo escoltarte a casa?- preguntó Luka, descansando su mejilla sobre su rodilla flexionada y dirigiéndole una dulce mirada.
Ella lo miró sorprendida ¿Cómo hacia eso con su rodilla?
Se detuvo a observar la anatomía del chico que se encontraba frente suyo. Sus piernas eran largas, casi como las de ella. Flexionó una de sus rodillas y trató de colocar su mejilla sobre ella. Lo logró en el primer intento, sin embargo, se preguntaba si se vería tan provocativa como él haciéndolo. Regresó a mirarlo y la mueca en su rostro claramente le indicaba que no.
-¿Estás bien?- preguntó confundido.
Marinette analizó sus acciones y se abofeteó mentalmente ¿En qué rayos estaba pensando? ¿Acaso se había vuelto loca?
-Eso debió haberle parecido tan raro a Luka- pensó.
Trató de explicarse mientras hacia posiciones raras con sus manos. Si ya no le había dado la impresión equivocada al chico, de seguro estaba a punto de lograrlo.
Contrario a sus expectativas, Luka rió nuevamente.
-Eres una chica graciosa- dijo con un tono que a la chica graciosa le pareció encantador. Después de dedicarle otra de esas sonrisas de ensueño, se levantó y le tendió su mano -Vamos, te llevaré a casa-
Ella tomó la mano ofrecida, clavando sus ojos en los de él. Una sensación burbujeante se abrió paso desde su estómago hacia su garganta. Ella era familiar a ese sentimiento, lo había experimentado muchas veces junto a Adrien.
Al entender lo que estaba ocurriéndole, alejó su mano rápidamente, tambaleándose con torpeza hasta lograr reincorporarse.
- L-lo siento. Y-yo... e-este. Oh no- dijo, cubriendo su rostro avergonzada.
La sonrisa de Luka desapareció por un segundo, algo que ella no pudo notar pues aún se escondía tras sus manos.
-Tal vez me apresuré un poco, lo siento- dijo apenado -Entiendo si te incomodé, apenas nos conocimos hace una semana y no hemos hablado desde ese día...-
-No!- lo interrumpió- E-esto no es culpa tuya. Yo soy quien debe d- disculparse. Fui muy grosera y sigo haciendo cosas extrañas-
-Cosas extrañas?- preguntó entre risas.
Marinette agachó la mirada. Verlo reír con tanta libertad le aceleraba el corazón.
-Discúlpame, no me estaba burlando- se apresuró a decir.
Ella sonrió, levantando su cabeza para mirarlo. Y Luka juró que el corazón se le detuvo por un instante, colocó su mano sobre su pecho, pensándose extraño al nuevo sentimiento.
-Estás bien?- preguntó preocupada.
-Lo estoy- respondió él con una sonrisa -Mi oferta de escoltarte a casa sigue en pie. No habrá resentimientos si decides rechazarla, promesa de marinero- dijo levantando su mano frente a ella en señal de juramento.
-Que acaso las promesas de los marineros no se las lleva el viento?- rió Marinette, divertida.
-Que bueno que lo hayas comprendido- respondió él, guiñándole el ojo -No me lo perdonaría si no logro convencerte de dejarme llevarte a tu casa-
El rostro de la chica se encendió, haciéndole competencia al rojizo sol que se ocultaba. Un minuto después, el cielo se oscureció, dándole más protagonismo al sonrojo de Marinette.
Ambos caminaron por las concurridas calles, con dirección a la panadería Dupain-Cheng. Durante todo el camino, ella no se atrevió a dirigirle la mirada, su mente se encontraba inundada con pensamientos sobre él y sobre la forma en la que debía actuar estando juntos. Por otra parte, el chico no podía despegar la mirada de ella; encontraba fascinante como su rostro podría generar tantas expresiones de un segundo a otro.
Después de unos minutos más se encontraron parados frente a la fachada del negocio propiedad de los padres de la chica. Se miraron sin saber cómo continuar.
-B-bueno. Supongo que aquí nos separamos- dijo nerviosa -Gracias por acompañarme. Nos besos... vemos! Nos vemos!- repitió avergonzada.
Luka aguantó la risa y la detuvo de la muñeca.
-Espera Ma-marinette- ella lo miró disgustada. El se golpeó mentalmente -No me estoy burlando. Lo juro!- dijo avergonzado -Lo de hoy fue gran suerte para mí. No sabía cómo contactarte, pensé que no te volvería a ver hasta el siguiente festival-
Marinette abrió sus ojos, sorprendida.
-Si te parece bien, ¿te gustaría intercambiar números?- dijo él, sacando su celular del bolsillo.
-S-su! Digo si!- ella se recriminó mentalmente mientras abría su pequeño bolso. Dentro, Tikki trataba de colocar el dispositivo en el camino para evitar ser vista. Marinette sacó rápidamente el aparato y algo cayó al piso.
Ambos bajaron la mirada hacia el lugar en donde reposaba la púa de Jagged Stone que le había sido obsequiada. En el rostro de Luka se dibujó una gran sonrisa, mientras que en el de Marinette una mueca nerviosa.
-Va-vaya. Me pregunto c-cómo llegó esto aquí- se agachó velozmente y la tomó, empuñándola con fuerza.
Luka la miró aún sonriente.
-Me alegro que cuides de ella- dijo contento.
-N-no... digo si. Es decir yo también me alegro. No, espera...agh-
Luka rió entre dientes y tomó el aparato de su mano, tecleó velozmente y un segundo después se iluminó la pantalla de su propio celular. Le colocó en la mano el teléfono a la chica, cerrándole el puño y dándole un ligero apretón
para finalmente soltarla y dedicarle otra de sus encantadoras sonrisas.
-Espero que nos veamos pronto- le susurró cerca del oído -Adiós.
Marinette lo vió marchar, sin poder despegar la mirada de su espalda. Su madre se asomó por la puerta invitándola a entrar. Sin poder recordar cómo, se encontró sentada en su cama. Tomó su celular y revisó la última llamada realizada. Sus ojos se abrieron en sorpresa y sus mejillas se tiñeron de un rojo brillante cuando lo vio.
Junto al nombre del chico se encontraba un corazón rojo.