Con la llegada de la primavera, los pétalos de los arboles de Cerezo se esparcían por las calles dándole a Yagi una sensación de paz. La primavera y el verano lo hacían sentirse feliz, en este tiempo su jardín volvería a florecer, llenando nuevamente de color su casa.
Miro con cariño los girasoles de su patio, estaban floreciendo en todo su esplendor. Amaba a todas sus flores pero sin duda amaba quizás un poco más sus girasoles.
Se paso la mano por la frente cuando termino de plantar el ultimo tulipán. Mirándolo de reojo el color amarillo le hacia acordar a Yamada.
"Los tulipanes son símbolos de amistad si no me equivoco" La voz de Aizawa hizo que el rubio alzara su cabeza, viendo al pelinegro en la entrada a su patio.
Toshinori no pudo evitar sonreír, sus ojos brillando de curiosidad al ver que el pelinegro sabia de jardinería. También vio la bolsa con comida que traía en su mano, entonces hoy cenarían juntos.
Era una buena forma de empezar el sábado.
"Así que sabes de flores, estoy sorprendido" Dándole una leve sonrisa Aizawa avanzo hasta donde estaba él, observando los tulipanes con interés.
"Me contabas mucho de flores, sus nombres, significados, como crecían, eras todo un viejo" Toshinori solo suspiro divertido pero sin interrumpir al pelinegro, le gustaba que le contara sobre el pasado "Aunque en ese entonces no tenias un jardín, siempre quisiste uno y veo que lo obtuviste"
"Imagino que tener que ser el héroe numero uno no daba tiempo para cuidar pacientemente de las plantas"
"Eso decías, pero aun así, tenias un par en dentro de tu casa"
Y así quedaron, en un silencio pacifico, sentados en el bien cuidado pasto. El viento corría suavemente dando una sensación de frescura. En ese momento Yagi se tomo la libertad de mirar a Aizawa, sus mejillas estaban rosadas por la frescura del día, la piel blanca contrastando con el negro de sus cabellos y sus ojos, normalmente cansados, contenían una chispa de alegría que a Toshinori le gustaría conservar para siempre.
Entonces fue que amplio un poco más su vista, detrás de el pelinegro se asomaban sus violetas. Aquellas que había plantado con dedicación, eran una de las primeras flores que había conseguido. Se había emocionado tanto con ellas que una generosa parte de su jardín estaba lleno de ellas.
Podían crecer en casi cualquier parte, mucho más en la sombra. Eran un tipo de flor medicinal, siendo un excelente té para conciliar el sueño. Y a penas el invierno se iba, florecían como si nada hubiese pasado.
Eran flores hermosas y eficientes.
Y ahora viendo al pelinegro junto con ellas no pudo evitar verlos como iguales.
"¿Qué tanto miras Yagi?" Con una ceja alzada, Aizawa no pudo evitar soltar un bufido divertido al ver la cara del rubio. Los ojos azules miraban más allá de su rostro, estaba totalmente perdido en sus pensamientos.
"Oh, lo siento, no era mi intención incomodar, simplemente pienso que tu y las violetas se parecen" Dando un vistazo a las violetas y a los ojos oscuros de Aizawa, Toshinori no pudo más que asentir con energía, confirmando lo dicho "Me recuerdan a ti"
"¿Me comparas con las flores que se suponen representan la sangre derramada de soldados en batalla? Vaya manera de recodarme, y yo que pensaba que por fin alguien me compararía con rosa roja o un tulipán" Con el sarcasmo e ironía derramándose en cada palabra del pelinegro, Yagi solo rio ligeramente.
"Me sorprende jardinero Aizawa, su conocimiento sobre las flores es casi impecable pero…" Recostándose en el pasto el rubio miro las nubes pasar frente a sus ojos, disfrutando del intenso celeste que el cielo le estaba regalando ese día "No es lo quiero decir"
"Entonces ilumíname All Might" Recostándose a su lado, quizás disfrutando de la vista del cielo también, Aizawa no escondió la leve curiosidad que le daba saber por que esa flores y él eran iguales para el rubio.
"Lenguaje de las flores joven Aizawa, tu dices lo que representaban en esa época, pero yo hablo de lo que comunicaba"
"Me hablabas de eso, se algunos significados pero no el de las violetas"
Girando la cabeza para ver al pelinegro Yagi vio la mueca de extrañes e interés que tenia Aizawa, mas a pesar de la curiosidad él simplemente esperaba, paciente. Él siempre era paciente, incluso podía verse como indiferencia para algunas personas pero esa era la verdad, el pelinegro solo esperaba tranquilo las respuestas.
Sus ojos negros siempre lograban darle paz.
"Las violetas transmiten la calma que te trae una persona" Huyendo de la mirada del pelinegro, quizás por vergüenza de decir algo así o por miedo de que lo dicho pusiese incomodo a Aizawa, Yagi se levanto, listo para ir dentro de la casa "Representan también simplicidad, tu no complicas las cosas, tratas de ver el lado más eficiente y vas por ese camino. Eso también me hace acordar a ti"
Al no obtener ninguna respuesta de parte de Aizawa, Toshinori miro hacia abajo, viendo que los ojos negros no lo miraban a él, sino a las flores con las que lo había comparado.
"Ya veo" Fue lo único que salió de Aizawa para luego pararse y simplemente sacudir la tierra de su pantalón "Vamos dentro, tengo hambre"
Caminando hacia la casa Toshinori solo pudo quedarse mirando tontamente la espalda del pelinegro. Para cuando Aizawa estuvo frente a la puerta se volteo a ver al rubio.
Quizás esa era una de las pocas veces en las que el rubio no pudo decir nada, ni pensar nada, ni si quiera mover un solo musculo. Podía sentir su corazón latir alterado dentro de su pecho, su cara debía estar bastante roja en ese momento
Los ojos negros de Shouta reflejaban una tranquilidad infinita, destellando un cariño que le recordaban a las estrellas en una noche de campo, pero definitivamente lo que le quito el aire, era la sonrisa. No era sarcástica, no era una desafiante, no era burlona, no era nada que Toshinori hubiese visto antes.
Era una relajada y cariñosa sonrisa.
"¿No vas a entrar Yagi?" Y dejando atrás a un shockeado y avergonzado Toshinori, Aizawa entro a la casa "Por cierto, tu me recuerdas a los girasoles"
Llevando una mano a su sonrojado rostro, Yagi simplemente soltó un suspiro tambaleante
"Quien dijo que las violetas solo traen calma" Y sin más tratando de calmarse entro el rubio entro a la casa, esperando que la vergüenza se pasara luego de una buena comida.
Una vez dentro, con Aizawa en la mesa corrigiendo unas tareas en silencio, Yagi pudo relajarse mientras cocinaba. Eso si había sido vergonzoso, de verdad debía empezar a meditar lo que salía de su boca, aunque la sonrisa del pelinegro seria algo atesoraría en su memoria por mucho tiempo, no sabia si iba a poder comportarse como normalmente lo hace si la viese seguido.
Aun si fue tan encantadora. Tosiendo un poco avergonzado por sus pensamientos, Toshinori decidió que lo mejor seria hablar, sus pensamientos no le estaban ayudando para nada.
"Y dime Aizawa-kun ¿Cómo esta el joven Midoriya?" Desde que habían sacado el tema de su heredero Toshinori preguntaba bastante por él y por los otros niños. Había un cariño latente por esos niños dentro suyo, él quería recordarlos tanto, mas por ahora se conformaba con lo que el pelinegro le contaba de ellos.
"Murmurando el clases como siempre, todavía esta determinado a estudiar criminología. Recientemente tuvo una pelea con Bakugou, obtuvo una semana de suspensión" Suspirando al escuchar eso, Yagi solo se resigno a cortar los tomates con una mueca de disgusto.
"Me gustaría poder ayudarlos, estos jóvenes nunca aprenden…aunque me dijiste que incluso en nuestra vida pasada también eran así ¿Cuál fue el motivo de la pelea esta vez?"
Sin obtener respuesta por varios minutos, Yagi volteo extrañado a ver al profesor. Entonces lo supo, Aizawa no era de los que hablara pero su mirada y lenguaje corporal hablaban por él. Tarareando una canción y decidiendo ignorar el tema por ahora, Toshinori saco la carne del horno.
"Huele bien" Fue el comentario de Aizawa cuando la mesa estaba servida.
"Esperemos que el sabor coincida con el olor" Con el ruido de los cubiertos llenando el ambiente, el rubio intento que la culpa no subiera a su cabeza, era un reto importante teniendo en el tipo de persona que era, pero era lo único que podía hacer.
"No puedo comer si tienes esa expresión, ya hablamos de esto Yagi, no es tu culpa lo que esta pasando" Esperando ya ese tipo de comentario, el rubio solo asintió sin ganas.
"Lo lamento Aizawa-kun" Cortando un poco de la carne, Toshinori intento concentrarse en el sabor, lamentablemente la comida esta vez no aliviano para nada su culpa.
Era un tema casi tabú para ambos. Había sido un accidente, no se supone que el rubio debía haber escuchado aquella llamada. Sucedió una noche donde Toshinori salió tarde del trabajo, pero no tan tarde como otros días. Cuando ya había llegado a casa, vio las luces prendidas.
Aizawa estaba en la casa. Eso era una buena noticia, ambos habían salido relativamente temprano de sus trabajos.
Entrando a la casa, sin querer hacer mucho ruido, fue donde escucho a Aizawa hablando por teléfono. Estaba hablando de los niños, específicamente de Midoriya y Bakugou. Toshinori sabia de ambos gracias a todo lo que le decía el pelinegro y sabia que aunque en su ex vida arreglaron sus diferencias, todavía seguían peleando.
Los motivos siempre eran tontos según lo que le contaba Shouta. No es que todas las cosas que le conto fueran mentiras, ellos si peleaban por estupideces como que borrador era mejor o quien corría más rápido, pero poco sabia Toshinori que había un motivo más profundo para sus peleas hasta esa noche.
Estaban peleando por su culpa.
Sin realmente querer espiar, se había detenido cuando escucho a Shouta decir su nombre en la conversación. Entonces descubrió que Midoriya todavía lo seguía buscando, el niño se sentía culpable por su muerte en su vida anterior tratando de encontrarlo con fervor. Por otra parte Bakugou intentaba detener y hacerle entender que si no apareció en estas instancias de su vida, como los otros, entonces Toshinori no existía en esta vida, que no podía quedarse toda su vida estancado en el pasado.
Bakugou había perdido las esperanzas en encontrarlo hace mucho tiempo al parecer pero Midoriya aun insistiendo hacían que a pesar de tener todo en contra siguiera creyendo que estaba ahí.
Se había quedado tanto en sus pensamientos que a penas noto cuando la llamada termino y tenia un par de ojos negros mirarlo con sorpresa.
Culpable, él era culpable de esas peleas.
Luego de esa noche, en la que Shouta le explico mejor la situación, pidiéndole que no actuara impulsivamente y fuese a buscar a los niños. Al parecer el director Nedzu había predicho que si el llegase a encontrarse con ellos, sufriría un colapso, eran factores importantes de su ex vida pero a diferencia de Aizawa, no llegarían a controlar la familiaridad y solo harían que Toshinori sufriera.
Su cerebro no lo soportaría.
"No es tu culpa" Escucho nuevamente a Aizawa decirle, como si diciendo la palabra lograría que le entrara en la cabeza al rubio.
"Si lo es, lo se, mi mente creo esta barrera a base de culpa y no puedo derribarla por más que quiero"
"Lo estas intentando, lo intentas con todas tus fuerzas, no seas impaciente" Ante esas palabras Toshinori no pudo evitar apretar sus puños impotente.
"¿Qué no lo entiendes Aizawa-kun? Les estoy haciendo daño, hago sufrir a los niños incluso en esta vida, soy una molestia, no puedo recordar a mis amigos, no puedo recordarte a ti, todo hubiese estado mejor si yo no hubiese existido en esta vid-"
Entonces el puño del pelinegro golpeo con fuerza la mesa, tanto que los platos y cubiertos se movieron de su lugar.
"¿¡Por qué siempre piensas que la mejor solución es alejarte de todos!? En primer lugar, el hecho de que estés en esta situación es que también quisiste alejarnos a todos antes, siempre eres así, deja a la gente tomar sus malditas putas decisiones"
"¿Cómo sabes eso? Yo solo se que es culpa pero-" Antes de que el rubio pudiese seguir hablando tenia un par de furiosos ojos negros mirándolo.
"Porque te conozco Toshinori" Ante la mención de su nombre Yagi sintió un escalofrió recorrerle la espalda "Quisiste hacer lo mismo conmigo, pero no te deje y no lo voy a hacer tampoco en esta vida"
Entonces un tenso silencio se formo entre ambos. La comida estaba casi sin tocar, la incomodidad aumentando pasando los minutos. Con un suspiro tembloroso, Toshinori decidió que lo mejor seria que hubiese espacio entre ambos.
Quizás dar una caminata por la ciudad, dándole tiempo a Aizawa para que pudiese decidir si quedara o irse, o que se tranquilizase o lo que le sirviera al pelinegro para estar mejor.
Entonces cuando Toshinori estaba a punto de irse, Shouta soltó un largo y pesado suspiro haciendo que los ojos azules se alzaran y lo mirasen con cuidado.
"¿Sabes? En ese tiempo odiaba tu forma gigante, tampoco se me simpatizaba tu otra forma, me parecías falso" Las palabras salían amargas y pesadas de parte de Shouta haciendo que Yagi se empezase a preocupar "Pase mucho tiempo aferrándome a la idea de que eras un imbécil"
Parpadeando un poco confundido por el tema ya hablado, Toshinori solo asintió
"Es lo normal Aizawa-kun, no somos precisamente un par que a simple vista la gente diga que se pueden llevar bien y tienen razón"
"No lo entiendes, ese tiempo odiándote podría haberlo aprovechado de otra forma" La mirada de Aizawa estaba dolida, su pecho se contraía angustiado al ver la expresión del pelinegro "Ese tiempo, lo desperdicie de la peor forma, fui cruel muchas veces y aun así tu, tu eras amable"
Sin realmente saber como responder Toshinori solo callo, sabiendo que Aizawa todavía no había terminado.
"Es por eso que te pido, que no desees no existir, ni intentes alejarnos, no eres el único que acarrea culpas desde su vida pasada, no eres el único con arrepentimientos"
Un silencio pesado inundo el ambiente.
Entonces una de las manos del rubio toco la de Aizawa haciendo que este alzara un poco los ojos, recibiendo una sonrisa suave de Toshinori, era raro tocar al pelinegro, el rubio sabia bien que no le gustaba que lo tocaran mucho, pero en este caso era necesario, una excepción solo por hoy.
"Valió la pena ser amable contigo a pesar de todo lo que dices" Dándole un suave apretón a la pálida mano debajo de la suya, Yagi intento transmitir la sinceridad de sus palabras "Lamento lo que dije antes, tienes razón, fue cobarde de mi parte solo querer desaparecer, vamos a solucionar esto juntos"
Levantando su puño en alto, animado y determinado, Toshinori sonrió feliz. Aizawa solo lo miro sorprendido, para luego simplemente sonreír levemente negando ligeramente con la cabeza.
"Ugh, tan asquerosamente positivo, come tu carne o me la comeré yo" Y sin si quiera dejarle tiempo, Aizawa pincho con su tenedor la carne, llevándosela a su plato.
"¡Aizawa-kun! Hay más en la bandeja, además ¡Eso ya esta frio! Tienes que calentarlo"
"No me importa, esta carne es mía, sabe mejor cuando te lo robo, incluso fría"
"Oh vamos, no seas tan duro conmigo Aizawa-kun"
"Eso es lo que ella dijo"
"¡Aizawa-kun!
Y luego de una larga y para nada justa discusión en la cual Toshinori perdió su comida, ambos terminaron en el sillón mirando una película.
"Oh vamos Yagi, no puedes llegar a creer esto" Recostado justo en el apoya brazos, Aizawa rodo los ojos al ver al hombre de la película correr a través del aeropuerto, buscando con desesperación a la mujer a punto de abordar "Él le dijo que se fuera y ahora justo cuando se va, se da cuenta de cuanto la ama"
"El amor funciona de distinta manera en las personas Aizawa-kun" El rubio dio un suspiro suave al ver como los personajes se encontraban y empezaban a decir lo que sentían en realidad.
"No es lógico lo que hizo"
"El amor no es lógico"
"Tiene que tener lógica en algún sentido, si la amaba tanto no fue nada razonable decirle que se vaya en primer lugar"
"Tú mismo dijiste que cuando se fue, se dio cuenta de cuanto la amaba" Viendo con un gesto cariñoso el beso que compartirán los amantes Toshinori no pudo evitar sonreír, el deseaba eso también.
Aizawa solo miro hacia un costado, un tanto irritado por los tontos personajes y sus tontas reconciliaciones fantasiosas. ¿Era poco razonable de su parte quejarse de una película que no tenia nada que ver con la realidad? Si, definitivamente lógico no era.
¿Por qué estaba soportando esta tortuosa película?
Nuevamente su vista fue a la pantalla, en la cual ahora mostraba el epilogo después de 4 años juntos. Y justo cuando estaba por volver a mirar al costado, aburrido, escucho a Yagi suspirar e inevitablemente su mirada se suavizo ante la vista frente a él.
Aquellos ojos celeste resplandecían con cariño y ternura por lo que pasaba en la pantalla. Una sonrisa risueña nacía en los labios finos del rubio ante cada acción romántica que sucedía.
Ahí estaba su respuesta. Valía la pena mirar aquella cursi película si podía ver esas expresiones. Una lastima solo poder mirar. Era una lastima no poder acariciar la piel sonrojada en las mejillas. Una lastima no poder mirar más de cerca los brillantes ojos azules. Una lastima no poder rozar en cabello rubio detrás de su nuca y atraerlo más cerca de él.
Una verdadera lastima.
"Yo no necesite que te fueras a un aeropuerto para darme cuenta de lo obvio" Sus palabras eran suaves, tan suaves que era imposible que el rubio pudiese oírlo, Shouta lo sabia y aun así una parte de él deseaba tanto una respuesta a lo que dijo.
Pero Toshinori solo se levanto, estirándose y dándole una sonrisa tranquila.
"Ese fue un buen final, hace mucho no veía algo con final feliz" Yendo hacia la cocina a buscar un poco de té Toshinori escucho a Aizawa hacer un sonido de molestia, haciendo que se riera "Se que no te gustan estas películas, si quieres ahora vemos algo de terror o acción para quitarte el sabor dulce que te dejo ver a personas felices"
"Gracias por la piedad, te juro que se me picaron varias muelas por tu culpa, voy a morir por tanta cursilería dramática" Soltando un bufido el rubio solo negó con la cabeza divertido.
Poniendo el agua a hervir, Yagi no pudo evitar tararear la canción que apareció al final de la película. Realmente le gustaba ver y leer ese tipo de tramas, sabia bien que esas cosas parecían poco probables o demasiado fantasiosas.
Pero eso no era lo que le interesaba a él. Le gustaban las pequeñas partes de las películas donde demostraban lo que era el amor. Fuera del dramatismo que había en ellas, el mensaje de amor se repetía en varias ocasiones, disfrazándolo de diferentes maneras.
El amor significaba sacrificios. El hombre de la película había sacrificado su orgullo al admitir que se equivoco e ir tras lo que amaba, incluso con la posibilidad de ser rechazado.
Ese era uno de los significados del amor para Toshinori.
Si Aizawa lo escuchara decir eso definitivamente pondría una cara de escepticismo mezclado con claro disgusto. Solo pensarlo daba risa. Aun riendo un poco llevo su ya listo té verde a la sala, preparado para otra película.
"Aizawa-kun, vas a quedarte hoy o te llevo a-" A penas su mirada se dirigió al sillón el rubio suspiro divertido al ver al pelinegro totalmente acurrucado entre las sabanas, respirando suavemente "Supongo que te quedaras"
Tomando un sorbo de su té, Toshinori decidió quedarse un poco más en la sala, leer un poco no haría ningún mal. Por lo que agarrando la novela del mes se fue a sentar a uno de los sillones más pequeños.
Era una grata compañía.
La presencia de Aizawa se convirtió en algo cercano a él, más de lo que el podría describir. Se sentía cálido y cómodo, como si el pelinegro estuviese destinado a hacer presencia en su vida desde hace mucho tiempo.
Lo cual en cierta parte no era erróneo.
El destino o la vida habían decidido que podían conservar sus recuerdos y tener oportunidad de ¿Conocerse en mejores circunstancias? ¿Tener mejores recuerdos de los que tenían? ¿Aprovechar oportunidades? ¿Decir cosas que en otro momento no dijo por ciertas razones?
Había muchas respuestas para el por qué de los recuerdos de otra vida.
"Como hacerlo si no se que aprovechar y que decir" La amargura de sus palabras hacían eco en la cabeza de Toshinori.
Por supuesto que había recordado parte de su vida. Pudo ver como se convirtió en un héroe y salvo a millones de personas. Pudo encontrarse con Gran Torino luego de una gran búsqueda en la que sus compañeros de trabajo ayudaron.
Ayudo bastante el hecho de que su maestro ahora fuese un entrenador de boxeo y hubiese conservado su nombre de héroe. Cuando lo había encontrado, Toshinori no pudo más que sonreír feliz, sobretodo por el hecho de que Gran Torino lo recordaba también.
Intercambiaron su números de teléfono y Yagi se había ido con la promesa de que cada mes visitaría en algún fin de semana aquella ciudad a tres horas de su actual ciudad. Si lloro o no cuando volvía a casa ese día, nadie podía corroborarlo.
Eso había sido un gran paso en su vida. Ambos habían dicho las cosas que se guardaron, ambos habían confesado miedos y dolores que nunca se habían atrevido a decir.
Ambos tuvieron su oportunidad.
Y ese día llegando a casa con el corazón ligero y la conciencia tranquila recordó, en la noche cuando estaba por dormir, como a veces Aizawa lo miraba cuando pensaba que Toshinori estaba lo suficientemente distraído para notarlo.
No lo entendió en su momento. Lo confundía con el hecho de que el pelinegro estaba acostumbrado a mirar a la gente. Lo confundía con el hecho de que el pelinegro solo miraba lo que hacia, quizás entretenido o lo suficientemente aburrido para observarlo limpiar, cocinar o leer. Lo confundía con el hecho de que Aizawa estaba esperando que terminara de hacer lo que estaba haciendo para decirle algo.
Pero eso nunca había pasado.
Y esa noche había entendido que Shouta nunca tuvo su oportunidad. Toshinori había recordado todas las palabras que quemaban su garganta al ver a Gran Torino, todas las cosas que tenia que decir, todas las cosas que explicar, todos los sentimientos guardados.
Aizawa no podía decirle de que se arrepentía, no realmente, no cuando el rubio no podría responder a lo que decía, no cuando no entendía lo que pudo haber pasado, no cuando no sabia lo que había hecho.
No cuando su maldita cabeza podía romperse si sus recuerdos salían de golpe.
Esas miradas eran de una persona que quería decir mucho pero sin la posibilidad de hacerlo. Y no solo era Aizawa, todas las personas con las que había interactuado tenían algo que decirle y no tenían la oportunidad.
Midoriya tenia cosas que decirle y no tenia la oportunidad. Bakugou tenia cosas que decirle y no tenia la oportunidad. Yamada tenia cosas que decirle y no tenia la oportunidad. Nemuri tenia cosas que decirle y no tenia la oportunidad. Aizawa tenia cosas que decirle y no tenia la oportunidad.
Había mucha gente con palabras quemando sus gargantas pero sin la oportunidad de hablar.
"¿Qué clase de oportunidad la vida me esta dando, si no puedo recordar y los demás si?" Apretando el libro contra su pecho, Toshinori intento controlar el enojo formándose en su pecho, no había caso en dejarse llevar por la ira. Eso no solucionaría nada.
Dirigió su mirada al pelinegro, durmiendo pacíficamente. Los cabellos negros cubrían su cara casi por completo, aun así podía ver su boca semi abierta apretada contra la almohada, ahora levemente húmeda por la saliva.
Yagi no pudo más que reír suavemente. Aizawa era un desastre cuando dormía, las sabanas siempre terminaban o totalmente pegadas a su cuerpo haciéndolo parecer un capullo o tiradas en el piso. Loa cabellos negros se enredaban y se esparcían por toda su cara llegando a parecer una de esas estrellas de Rock de los tiempos de antes.
Toshinori pensaba que era adorable. Incluso si Yamada decía que estaba mal de la cabeza cuando se lo había dicho una noche en el bar junto a los otros profesores.
Decidiendo que ya había pasado demasiado tiempo deambulando por sus pensamientos Toshinori dejo el libro, el cual ni siquiera había abierto, en la mesa y se dispuso a dejar su vacía taza en el fregadero de la cocina.
Hasta que escucho al pelinegro murmurar algo. Mirándolo confundido el rubio se acerco ¿Se habría despertado? ¿Había hecho más ruido del que pensó?. Sus dudas se esfumaron cuando escucho un suave ronquido de parte de Aizawa quien al parecer había decidido que ya había pasado mucho tiempo aplastando un lado de su cara, ahora quedando derecho o algo parecido si solo contabas su cabeza.
Suspirando divertido Yagi se acerco, acomodando los cabellos negros detrás de las orejas. No era una solución duradera pero era una costumbre, todos estos meses, cada vez tenia la oportunidad sentía la necesidad de acomodarlos, era un gesto algo intimo, no solía tocar mucho al pelinegro, no solo porque Aizawa fuese alguien que no apreciaba que invadieran su espacio personal si no que cada vez que sus dedos rozaban la piel de Shouta algo se removía inquieto en su interior.
Culpa, temor, arrepentimiento y nervios se agolpaban en la boca de su estomago y quemaban como si hubiese un incendio en su interior.
Sabia bien que tenia que ver con su pasado ya que sentido no tenia sentir eso de la nada. Y si tuviese que arriesgarse a buscar un fundamento diría que era su propia alma la que le trasmitía esa sensación. La culpa se expandía a través de él como si fuese su propia sangre e incluso sentía que su interior quería decirle algo.
Pero los toques no duraban tanto como para que eso pudiese realmente causar algo en él o llegar a decirle algo. Quería hablar de esto con Aizawa pero no sabia exactamente como sacar el tema, y en parte, un miedo existía en explicar y entender esta situación.
Si el hecho de que Toshinori tocara al pelinegro más tiempo resultase en que tuviese una consecuencia en sus recuerdos, temía que Shouta decidiese alejarse o peor aun, no solo seria cuidadoso en lo que decía acerca del pasado si no que seria cuidadoso en lo tocarlo.
Ya no habría esa libertad entre ellos, esa comodidad a la que el rubio se había acostumbrado tanto desaparecería. De verdad no deseaba perder eso que había entre ellos.
Suspirando cansado, mirando su mano, Yagi todavía podía sentir el hormigueo de haber apretado la mano del pelinegro, una parte de él deseaba poder tocarlo un poco más, ser más cercanos, tener derecho a ser intimo.
Pero no podía. No solo por su sensación que le daba tocarlo si no también porque sentía que Shouta merecía más que esto, que esta inmunda situación en la que debía tragar mil y un palabras por temor a que su mente se quebrara.
Por eso necesitaba recordar. Eso solucionaría la inquietud que le causaba tocarlo y también ya no habría posibilidad de que sufriera una migraña eterna.
Mirando los ojos cerrados de Aizawa, Toshinori solo sonrió con cariño, no era estúpido, sabia bien que el pelinegro era especial, fue especial en esa vida y en esta también lo era. Y por ser especial quería esforzarse tanto como pudiera para que todo se solucionase cuanto antes y ya no preocuparlo más.
"Necesito encontrar una manera más efectiva y rápida de recordar" Y así mirando por ultima vez al pelinegro, Toshinori decidió que era hora de ir a dormir.
Mañana pensaría más profundamente en una solución. No pensaba quedarse esperando con los brazos cruzados a que la vida o el destino o algún Dios decidiese mágicamente devolverle lo que debería tener desde el principio. Más aun cuando parte de él estaba seguro de que la culpa de no recordar era suya.
Y él siempre asumía las consecuencias de sus actos.