LA OSCURIDAD EN TI
Prólogo
Buenas! Aquí me tenéis con una historia nueva, aprovechando que Kitsune no kibo, mi obra más grande, ya ha acabado y tengo hueco para un nuevo fic. El protagonista será Naruto, comosuelo hacer, el villano será Sasuke uchiha (explicaciones tras el capítulo xD), el género será Drama/romance y el pairing será NaruKarin.
Y si, para los que ya me han leído, es un NaruKarin. "Por favor, Angron11 haciendo un NaruKarin? Quién eres tú y dónde está ese escritorzuelo?". Me explicaré: Siempre he visto a la pelirroja como una prima de Naruto, como esa familia y nexo con su clan que le queda al rubio. Es mi forma de hacerla especial, ninguna otra mujer puede cumplir ese papel. Pero la idea de este fic parecía estar hecha para ella. En serio, intente encajarla como un naruino incluso, pero tenía que ser con la pelirroja de lentes. Sin contar que en Kitsune no kibo vi que me gustaba escribir sobre ella y desarrollar su personalidad, me parece un pj agradecido y poco desarrollado en la comunidad. Así que aquí tenéis, un NaruKarin.
Os confesaré un temor: tengo miedo que leáis este capítulo y lo dejes a mitad creyendo que os estoy engañando con el pairing. Nada más lejos de la realidad, nunca he mentido mi mentiré con los pairing, y puedo enorgullecerme de no haber cambiado ni un solo pairing a mitad de obra. Leed hasta el final y entenderéis esto, espero que os guste, un saludo!
-aaaaaaaaaaa- personaje hablando
-aaaaaaaaaaa- personaje pensando
-aaaaaaaaaaa- Ser sobrenatural, dios, invocación hablando
-aaaaaaaaaaa- Ser sobrenatural, dios, invocación pensando.
RENUNCIA DE DERECHOS: Desde luego, no soy masashi kishimoto camuflado. Lo siento. El mundo Naruto le pertenece y se lo vende a quien quiera, actualmente está con boruto buscando algo de originalidad mientras plagia el argumento del Naruto original. Yo solo pongo esta historia en circulación, sin ánimo de lucro.
En el interior del continente shinobi, concretamente en el frío y duro país del hierro, la nieve caía con parsimonia sobre su escarpado paisaje montañoso, adornando los bellos edificios de corte tradicional japonés que pueblan la orgullosa nación de tradición samurai. Y, cerca de uno de sus caminos de la región oriental del país, lindando con el país de las sombras, una apartada y solitaria posada de madera tratada acogía a un grupo de ilustres invitados. Por un lado, el capitán anbu Tenzo, alias Yamato, el único usuario del planeta del elemento mokuton (madera), y capaz de doblegar a un jinchuriki con su poder; y a su lado el célebre hijo del colmillo blanco, el ninja copia Kakashi no sharingan (Kakashi del sharingan), candidato incluso a ocupar temporalmente el puesto de hokage de la nación del fuego ante el coma sufrido recientemente por la godaime hokage, aunque finalmente se le otorgase ese honor a Danzo, el anciano tuerto denominado "Shinobi en las sombras". Pero, junto a ellos, se podía ver una nueva estrella, una que con solo diecisiete años estaba ya opacando a sus dos compañeros sin problemas: Naruto uzumaki. El niño zorro. El jinchuriki del temido kiuby, el demonio de las nueve colas y encarnación del odio. El destructor de pain. El salvador de konoha. Y, aunque nadie más lo supiese, el hijo del relámpago amarillo, Minato namikaze, yondaime hokage de konoha. Su importancia era tal que los otros dos shinobi estaban asignados como su escolta, aunque en ese momento otras cuatro figuras y un can se hubiesen mezclado con su comitiva.
-Qu… ¿Qué, Sakura chan?- preguntó un totalmente impactado Naruto, con una expresión de total confusión, no muy diferente de la de kiba inuzuka, rock lee o Yamato. Sólo Sai, que había hablado antes con la fémina, y Kakashi, que tenía un gran olfato para estas situaciones heredado curiosamente de sus lecturas nada recomendables, mantenían un mutismo y gesto serio, sabiendo leer entre líneas.- Po… ¿Podrías repetírmelo?
-Naruto…- contestó la kunoichi con un fino sonrojo, apartando un segundo su mirada del rubio para luego continuar.- He dicho… he dicho que te amo. Que Sasuke kun ya no significa nada para mí, que debo de estar loca por haberme preocupado por él todo este tiempo. Deberías de estar más atento cuando una mujer te confiesa sus sentimientos.- le regañó Sakura, aumentando aún más la confusión de Naruto. Pero algo en la mente del rubio le hizo tornar esa expresión de confusión en una más seria. Naruto era calificado a menudo como un estúpido, pero el uzumaki era de todo menos eso. Cierto era que pecaba a menudo de ingenuidad, pero no era estúpido. Y tenía además una extraordinaria habilidad para detectar segundas intenciones en la gente, desarrollada para sobrevivir sus años de niñez, cuando era perseguido a menudo por aldeanos sedientos de venganza contra el kiuby y el peligro acechaba en cada amable invitación a ir a lugares apartados. Ese instinto le había salvado la vida mil veces, y ahora había saltado con fuerza en cuanto Sakura haruno, el amor eterno de su vida, le había confesado su amor.
-Pero… ¿Por qué? ¿Para qué? Este no es momento para bromear, Sakura chan…- repuso Naruto, intentando averiguar qué tramaba de verdad la ojijade. Conocía esos ojos como si fuesen suyos, siempre tenían un brillo único, pero esta vez era distinto… era… forzado. Las técnicas de seducción kunoichi incluían esas argucias, como les había explicado en su época de equipo gennin Kakashi. Era como ver una imitación imperfecta de algo único y perfecto, simplemente no engañaba a nadie. Fuese cual fuese el motivo de la haruno, Naruto iba a averiguarlo, así que decidió ser directo.- ¿Qué ocurre?
-nos ha calado Sakura…- advirtió inner Sakura desde la mente de Sakura, obligándola a redoblar sus esfuerzos. Sakura no sólo luchaba contra las dudas del rubio, también contra las suyas, una amalgama de sentimientos que la tenía confusa, incapaz de saber qué sentía, qué quería. Un sentimiento que se había instalado en su pecho desde hace mucho, pero que se fortaleció cuando gritó el nombre de Naruto en lugar del de Sasuke cuando se vio en peligro. Si su amor por Sasuke era tan fuerte… ¿Por qué pensó en el rubio en lugar de en él cuando necesitó un salvador?
-¡No es nada!- negó con un gesto serio la kunoichi, para continuar al ver que no se borraba ese gesto de enfado de Naruto. Conocía a la perfección ese rostro, sabía que su plan no estaba funcionando, y eso la estaba haciendo latir el corazón a mil por hora por la angustia. Debía de ser más agresiva.- Es que acabo de darme cuenta… ¿Por qué esperar a un ninja renegado que además es un criminal buscado? Ya no soy una niña, puedo entender la realidad. Por eso puedes olvidarte de la promesa que me hiciste…- sentenció, sosteniéndole la mirada a Naruto con una sonrisa forzada. Una que por supuesto no engañó a Naruto, en todo el continente no había mayor experto en esa sonrisa que el ojiazul. Su mente no tardó ni un segundo en centrarse en esa última frase de la pelirrosada, encajando cada pieza, y una fría sensación que nunca creyó que sentiría por culpa de la ojijade invadió su pecho, una sensación de… ira. De dolor. Tuvo que apretar los dientes para no gritarla mientras la kunoichi seguía hablando… todo era un engaño. Un cruel engaño.- Ya puedes dejar de perseguir a Sasuke kun…
-Te dije que no era buena idea…- comentó su inner con duda, mirando al rubio. Naruto se quedó observándola con un gesto enojado, conteniendo su ira. Era Sakura, no la gritaría jamás, jamás la haría llorar, debía de serenarse. Incluso Yamato, lee y kiba comprendieron que algo no andaba bien, el capitán anbu intentó intervenir pero fue frenado de inmediato por kakashi, que no perdía detalle del momento, interesado en sus dos alumnos. Su instinto le decía que no era lo que parecía, en ninguno de los dos bandos. Con un tono neutro, Naruto volvió a hablar.
-Sakura chan… ¿Ha pasado algo? Todo esto es muy repentino…- preguntó, deseando que la pelirrosada le dijese la razón de todo, y que fuese una razón comprensible. Necesitaba que ella apartarse esa sospecha que crecía con fuerza en su interior… la sospecha de que estaban jugando con sus sentimientos y su principal aspiración en la vida junto a ser hokage.
-No ocurrió nada, es obvio porque me enamoré de ti.- continuó la haruno con esa mentira que, obviamente, no estaba funcionando. Sakura sabía que Naruto no se había tragado ese batiburrillo de razones lógicas pero carentes de sentimiento, ese discurso que llevaba ensayando todo el viaje para repetirlo como un mantra. Sentía ganas de llorar por ver que no estaba funcionando, de abrazarlo con fuerza y gritarle, pero debía de disciplinarse. Si lo hacía, Naruto descubriría todo definitivamente y no podría lograr su objetivo, lo único que la importaba en ese momento. Tragó imperceptiblemente, aunando sus fuerzas como pudo para continuar
-Sakura, dile la verdad. Antes de que sea tarde.- reclamó su inner, temiéndose lo peor, pero Sakura decidió ignorarla. Mientras tanto, por la mente de Naruto pasaban la infinidad de imágenes de Sakura llorando desconsolada por Sasuke, incluido el momento en el que hizo la promesa más difícil y dolorosa de su vida, y su ira creció aún más. Demonios, si no fuese Sakura ya habría respondido con un insulto hace mucho... Notándole temblar por esos sentimientos, y creyendo que quizás era una señal de que el rubio estaba cediendo, la kunoichi se abrazó contra él, buscando ablandarlo. Pero supo de inmediato que algo no iba bien…- No está respondiendo al abrazo…- declaró con miedo inner, mientras Sakura hizo un esfuerzo por controlar sus nervios y decidió seguir con su plan.
- Sasuke kun se aleja cada vez más de mi, pero tú Naruto siempre has estado ahí, dándome ánimos. Naruto, por fin me he dado cuenta de quien eres en realidad: en el ataque de pain regresaste cuando… más te necesitábamos.- enunció, aunque en su mente no vino la imagen de Naruto luchando… vino el momento de su grito al cielo llamando al rubio, y de cómo mágicamente apareció el uzumaki, dispuesto a defenderla como uno de esos príncipes de los cuentos que le leía su padre de niña, y su corazón por un segundo se desacompasó, queriendo rebelarse y gritar al cielo la verdad como le reclamaba su inner, que no dejaba de ser ella misma. Pero el miedo se volvió a imponer junto con su discurso preparado.- El héroe de la aldea, ahora todos te admiramos. Y yo soy una más.- su mente volvió a traicionarla, trayendo de su memoria la imagen de ella abrazando al rubio. Volvió a sentir ese alivio, esa alegría, esa extraña sensación en el pecho que experimentó cuando su Naruto apareció de entre los árboles sano y salvo, como se dejó embriagar por ese aroma a roble que la calmó cada célula del cuerpo y la hizo olvidar hasta la vergüenza de estar rodeada de gente observándoles. En ese momento agradecía no estar mintiendo.- Solías ser un bromista bueno para nada, pero te has convertido en un héroe. Y yo he sido testigo de ese cambio: mientras Sasuke kun sigue cometiendo crímenes y destrozando mi corazón, alejándose cada vez más, siempre he podido estar cerca de ti Naruto.- sintió los brazos de Naruto moverse, y vio que su plan estaba funcionando. Le estaba diciendo lo que sabía que quería oír, remarcando su victoria sobre Sasuke, alimentando su amor… aunque se sentía horrible al hacerlo, y no sabía porque era. Cuando lo planeó también sintió esa sensación, e incluso llegó a la conclusión de que no era un sentimiento de traición hacia el uchiha, ¿Qué le importaba el pelinegro cuando estaba en juego la seguridad de Naruto? Pero decidió ignorar ese sentimiento y seguir, estaba a punto…- Naruto, tú me importas, desde el fondo de mi…- las palabras se atascaron en su garganta cuando vio el rostro de Naruto. No veía alegría, ni felicidad… ni tan siquiera confusión. Veía algo que la hizo incluso temblar. Veía ira. Odio. Esos rubíes rojos de pupila negra rasgada la miraban de cerca.
-Sakura…- el que omitiese el chan la hizo temblar ligeramente, más que ese tono gutural que el uzumaki sólo desarrollaba cuando la ira que le invadía era tan grande que era incapaz de retener el chakra rojo del kiuby en su sello. Yamato se tensó a su espalda, dispuesto a actuar. Se imaginaba que esto podía acabar así cuando empezó, pero pudo tranquilizarse cuando sintió esa sensación de frío antinatural que provocaba el chakra rojo disiparse con un parpadeo lento del ahora de nuevo ojiazul.- ya basta, no tiene ni puta gracia…- El labio inferior de Sakura tembló ligeramente al dirigirse Naruto a ella de esa manera, nunca antes lo había hecho. Invocó la poca fuerza que la quedaba.
-Por… ¿Por qué estás tan molesto? Te estoy diciendo que me gustas tú y no…
-Porque odio a la gente que se miente a sí misma, y a ti se te da fatal mentir.- sentenció con crueldad e ira contenida Naruto, arrancándole una mueca de sorpresa a Sakura. Su plan había fracasado de forma definitiva, y había salido estrepitosamente mal además: Naruto estaba furioso con ella. Su corazón martilleó a mil por hora, su mente entró en cortocircuito… no, Naruto odiándola no… eso no por favor… y, guiada por el instinto, decidió actuar como ella hacia siempre que tenía miedo, o se sentía nerviosa… atacando.
-¿que me miento a mí misma?- preguntó con ira, intentando vencer al uzumaki con carácter, y el que Naruto la respondiese con un asentimiento y la mandíbula apretada, como si fuese lo más obvio del mundo, la hizo enfadarse aún más.- ¿Qué sabrás sobre cómo me siento? ¡Si no te gusto dímelo y ya, y no inventes putas excusas!- espetó con rabia Sakura, sintiendo un aguijonazo en el pecho ante la posibilidad de que esa última acusación fuese cierta…
-Ya, y viniste hasta aquí sólo por esto, ¿no?- preguntó Naruto con ironía, al borde de estallar. Pero, lejos de calmarla, está frase la encendió aún más.
-¿Sólo para esto? ¿SÓLO PARA ESTO?- preguntó con furia, encarándose al jinchuriki.- ¿No te parece importante que haya reunido el valor de venir aquí a confesarte mi amor?- en ese momento, cualquier guión que la haruno tuviese pensado había desaparecido, y ya no sabía si fingía una declaración, si la hacia… había dicho mil mentiras, pero sentía el dolor del rechazo como si hubiese dicho la verdad… y esa angustia por pensar que Naruto la odiase la ponía frenética, histérica por el dolor.- ¿Crees que no vendría hasta aquí para decírtelo? ¡POR SUPUESTO QUE LO HARÍA! Sólo piensas en Sasuke kun, y te pones en peligro… ¡eres el jodido jinchuriki del kiuby y akatsuki te persigue, piensa en ti! ¡Deja de ponerte en peligro por esa estúpida promesa y ponte a salvo! ¡Quiero que regreses a la aldea ahora, conmigo, por eso estoy aquí!- ordenó la kunoichi, dejándose llevar por el miedo y revelando su gran anhelo y temor de golpe. Naruto la observó con esa misma expresión de furia, aunque en su interior hubiese un momento de duda dentro de su ira. Conocía perfectamente a Sakura haruno, había mentido la mayor parte del tiempo, siguiendo un discurso predefinido seguramente… pero desde hacía unos segundos, no le daba esa sensación. Era como si de verdad estuviese preocupada, como si de verdad le importase hasta ese extremo de amarle… Pero la lógica le reveló lo obvio al uzumaki: si había mentido al principio, no tenía porque ser diferente al final. La kunoichi tenía una agenda oculta y estaba jugando con sus sentimientos, no era digna en ese momento de su confianza. Y le había hecho muchísimo daño, más que el peor ataque de pain. Normalmente habría dialogado con ella, pero su corazón había dicho basta. Su reacción ante esa confesión falsa fue una moneda al aire, podía haber salido cara y haberlo dejado pasar… pero salió cruz.
-Sakura…- su tono revelaba tal dolor que la ira de Sakura se esfumó de golpe. Incluso en los ojos de Naruto se veían acumulándose lágrimas. Y sus ojos también se comenzaron a aguar en consecuencia, ver esos zafiros nublándose la hizo un daño inmenso, y acabar de comprender su inmenso error.-…puedo entender que no me ames, ni que lo vayas a hacer nunca. No se puede engañar al corazón, y yo no te merecería ni en mil vidas.- declaró apretando los puños de frustración el rubio, mientras en la cara de Sakura se dibujaba una expresión de congoja, de puro dolor. Eso… eso no era cierto… era ella la que no le merecía a él…- Soy un imbécil hiperactivo, ruidoso y maleducado, no soy lo que se dice el hombre ideal…- Sakura negó en su mente, el uzumaki estaba equivocado… joder, era leal, valiente, honesto, divertido, generoso… se lo quería decir, su inner la gritaba que hablase, pero esos zafiros azules aguados la habían dejado paralizada.- Pero creo que, como mínimo, me merezco que me trates con respeto. Es lo único que te he pedido desde niño a cambio de todo lo demás… no es mucho, joder, acepté a cambio incluso no intervenir cuando el subnormal profundo de Sasuke te despreciaba delante de mí… si fuese por mí, le habría partido la mandíbula a todo aquel que se atreviese a insultarte, te mereces tener el mundo entero a tus pies…- esa confesión hizo desacompasarse al corazón de Sakura… ¿en serio sentía algo tan intenso por ella Naruto? Iba a contestar cuando Naruto tornó su expresión de dolor a una de… odio.- Y hoy me has demostrado que no me tienes ni el más mínimo.- acusó con tal rabia que la kunoichi tembló. Y absolutamente cualquier defensa, cualquier atisbo de contraataque, de orgullo incluso, desapareció. El uzumaki tenía razón, había cometido un terrible error. Su plan no valía eso. No valía romper el corazón del ojiazul en mil pedazos. No valía arrancarse su propio corazón en el proceso. No valía perderlo. Nada valdría perderlo, nada en el mundo.
-Na… Naruto…- lo llamó en voz baja, inundada por el miedo, con sus ojos llorando como nunca. Pero el uzumaki le dio la espalda, decidido a evitar sufrir más daño de su amor no correspondido. A cortar por lo sano.- Naruto…- lo llamó más fuerte, obteniendo un paso del ojiazul alejándose. La kunoichi entró en pánico, sintió su cerebro trabajar a mil por hora, su corazón removerse, y lo siguió. Puso su mano en su hombro y literalmente lo obligó a darse la vuelta. Naruto reaccionó mirando a un lado con la mandíbula apretada, intentando zafarse sin dañarla.- Naruto, mírame por favor.- le rogó Sakura con la voz temblorosa, pero Naruto no hizo amago de obedecerla.- ¡MÍRAME NARUTO!- le espetó con tal necesidad que Naruto no pudo hacer otra cosa que obedecer, incluso abandonando ese brillo furioso sus zafiros unos segundos.- Pe… perdón… perdón, perdón, he cometido un error, no quería… ¡no quería esto! Por favor, déjame explicártelo, por favor…- le pidió la haruno con los ojos inundados por las lágrimas. Pero todavía veía duda en el uzumaki, así que decidió darlo todo.- No… no me hagas suplicártelo… onegai…- le rogó la haruno, dispuesta a tirar su inmenso orgullo si hacía falta. Naruto apretó con más fuerza sus dientes. Realmente, no tenía oportunidad, esa batalla la tenía pérdida. Jamás, JAMÁS, permitiría a Sakura suplicar delante de él. Estaba enamorado totalmente de esa mujer, y eso incluía que nunca tendría que pedir nada si él podía dárselo sin más. Subiría al mismo cielo nocturno y la bajaría el corazón de la estrella más brillante si ella simplemente se lo dejase caer como una sugerencia. Miró a su alrededor dispuesto a hablar pero vio a sus dos escoltas y los de la haruno mirarles con una expresión incómoda. No era el lugar para hablar de esas cosas como debía de ser.
-Pasa dentro.- indicó, señalando la puerta de la posada. Y la haruno, por un momento, pudo recobrar la compostura, y accedió de inmediato a la orden. Tenía una oportunidad de no perderlo, no iba a dejarla pasar. Una mirada de Naruto al resto bastó para indicarles que no quería interrupciones ni hacía falta que se preocupasen, por lo que los cinco se quedaron fuera, mirándose en silencio.
Naruto guió a Sakura a través de la posada hasta su habitación, situada en el segundo piso. La posada se encontraba vacía, puesto que Konoha había reservado cada habitación del lugar para facilitar la protección de Naruto y evitar daños colaterales en caso de emboscada de akatsuki. Y esas sospechas habían sido fundadas, puesto que, la noche anterior, uchiha madara, vestido con su túnica negra de flores rojas y su máscara naranja, había hecho acto de presencia. Sólo fue a hablar, pero sus palabras hicieron más daño a Naruto que cualquier técnica: el uchiha le reveló el pasado del clan de Sasuke, su razón para unirse a Akatsuki y su plan de destruir Konoha. Y, a pesar de que entendía esas razones, su corazón se negaba a creer que su mejor amigo había caído en la oscuridad. No, todavía había esperanza, todavía no había hecho nada irreversible… todavía había salvación para él. Entró junto a la kunoichi en su cuarto, uno sencillo sin muebles, con su saco de dormir extendido en medio, un farol que le daba luz en mitad de la noche y una ventana que daba vistas a las blancas montañas. Era una estancia de paso rumbo a su objetivo, pero no dejaba de ser mil veces mejor que acampar en medio de la nieve, y mucho más grande de las que hacía Yamato con su mokuton. Cerró la puerta para ganar privacidad, aunque sabía que estaban solos, y miró a Sakura con severidad.
-Tienes cinco minutos para explicar lo que ha pasado ahí fuera.- sentenció Naruto con una tensa calma. Por dentro se sentía hervir, sentía ira, resentimiento, odio, pero no iba a ceder a esos sentimientos. No, no sólo aborrecía esas sensaciones y las apartaba de sí de forma automática, además ella era Sakura. Su Sakura chan. La amaba, la adoraba, era incapaz de sentir nada más que felicidad a su lado. Se merecía el beneficio de la duda, poder explicarse. Porque si había jugado con sus sentimientos por diversión, Naruto lo tenía claro: su amistad con esa mujer se habría muerto… para siempre.
-Naruto…- comenzó a hablar tenuemente la kunoichi. En su mente surgían mil palabras, expresiones, mil cosas que quería decirle, y todas se entorpecían unas con otras, impidiéndola hablar. Pero no podía quedarse callada, esos zafiros de Naruto la estaban escrutando el alma… finalmente optó por abandonar cualquier plan, cualquier intención oculta, y decir la verdad. Como debía de haber hecho desde el principio. Si la odiaba después, ella lo asumiría. La rompería por dentro irremediablemente, pero lo asumiría.- Pe… perdón por lo que te he dicho ahí fuera. No… no he sido justa, y he jugado con… con tus sentimientos. No era mi intención, te lo juro…
-Jiji Sarutobi me solía decir que "mejor que pedir perdón, no lo hagas".- respondió secamente Naruto, aunque en su mente se tuvo que corregir. Era cierto que le había dicho eso muchas veces… en el despacho, delante de sus anbu y testigos… pero en privado le decía algo bien distinto. "Mejor pedir perdón, que permiso". Quizás por eso la había dado esa oportunidad, quién sabe…- Así que mejor explícame qué es lo que quieres…
-Naruto, yo… quiero… quiero que abandones la promesa que me hiciste.- Naruto arqueó la ceja ante esa petición, mientras la kunoichi miraba al suelo con vergüenza.- Esa promesa ha sido el peor error de mi vida… no… no pensé en lo que te pedía… era ingenua, y te cargué con algo que no te merecías… no quiero que gastes tu vida en eso, no quiero que lo hagas… por eso… por eso he venido.
-Sakura chan…- contestó Naruto, aliviando un poco el dolor de la haruno al no omitir el chan. El rubio comenzaba a calmarse, entendiendo que la joven no había jugado con sus sentimientos… al menos no de forma perversa. Detrás de su forma de actuar había una motivación diferente, una que, según le gritaba su instinto, iba más allá de un sentimiento de culpa por una promesa.- Lo entiendo. Asumí esa promesa entendiendo lo que implicaba, no te sientas culpable por ello… no… no me hubiese negado jamás a cumplirlo, no… no me gusta verte llorar.- reconoció el rubio, mientras Sakura dejaba asomar una imperceptible sonrisa y un suave sonrojo y se extrañaba. ¿Por qué sus nervios la traicionaban y la hacían actuar así? Es más, ¿Por qué estaba tan nerviosa? Pero era oír esas palabras de Naruto y en serio sonreír. Eso inspiraba en ella, sonrisas. Que contraste con lo que provocaba en ella Sasuke… La época posterior a la deserción del pelinegro habría sido insoportable si no hubiese tenido su propio sol particular.- Pero no quiero que te sigas sintiendo mal por ello. No lo buscaré por la promesa que te hice Sakura chan… lo haré por mi propia voluntad.- declaró el uzumaki, mientras la ojijade apretaba los puños por rabia, gesto que captó de inmediato Naruto.- Sakura chan, voy a ir tras él. Debo de hacerlo, ¿Qué clase de persona sería si no puedo salvar a un amigo que me necesita? Sasuke todavía puede salvarse, todavía tiene opción. Todo puede arreglarse…
-Joder Naruto… ¿Cómo que tiene salvación? Ha asesinado a su hermano y no ha vuelto, no le impulsa una venganza justificada… ha atentado contra el hermano del raikage, ¡Se ha unido a akatsuki, cuyo objetivo es matarte! Le damos igual, ahora sólo le mueve el odio…- expuso con furia la kunoichi, acercándose a Naruto con una mueca de preocupación.- Por favor Naruto, abandona eso. No le persigas más.- le pidió la ojijade, tomándole incluso la mano sin despegar su mirada de la de Naruto. Jade contra zafiro se vieron atraídos como si la gravedad también les afectase, ambos tuvieron que hacer un esfuerzo para no descentrarse. Nunca habían estado tan cerca.
-Sakura chan… estoy convencido de que puedo salvarle. Sé que está a punto de caer para siempre, y por eso estoy yendo ahora a por él. Debo de actuar antes de que haga algo que no tenga perdón. No ha matado a nadie inocente, sólo a orochimaru… y lo de su hermano tiene sus razones, no implica que ahora sea un monstruo. Incluso resultó que bee no estaba realmente capturado. Se puede arreglar…
-¡MALDITA SEA NARUTO!- le gritó una totalmente atacada de los nervios Sakura.- ¿Por qué no atiendes a razones? Eres un maldito cabezota…- insultó la ojijade, dejándose llevar por el miedo que sentía. Ella era así, cuando era niña y tenía miedo o vergüenza reaccionaba callando y llorando, y con el tiempo vio que no funcionaba, por lo que cambió de táctica. Ya le ocurría con Naruto cuando la pedía citas y la llevaba flores, su reacción natural cuando algo la ponía tan nerviosa era cerrar el puño y golpear. Era miedo, no odio o crueldad gratuita, pero decidió aprovecharlo: Entrenó hasta ser capaz de demoler un edificio de un puñetazo, para poder usar esa reacción para defenderse. La mejor defensa es un buen ataque. Lástima que frente a ella tuviese al único hombre que no se amedrentaba jamás, y que había hecho de ese lema un doctorado.
-Hablaste tú de tercos, dattebayo.- repuso Naruto, sin alejarse ni un metro, quedando sus rostros a centímetros y sus manos todavía entrelazadas.- ¿Se puede saber por qué estás tan obsesionada con que vuelva a la aldea? Si temes por mi seguridad, voy con Kakashi y Yamato taichou, y ya he vencido al más fuerte de los akatsuki…
-¡Joder Naruto, lo hago porque me preocupo por ti! ¡Porque no quiero que te ocurra nada malo!- le espetó la pelirrosada con visceralidad, dejando salir todo lo que llevaba dentro. El dique con el que contenía sus emociones había caído hace mucho, ahora sólo la guiaba un sentimiento, un anhelo, incluso su inner había parado de hablar, lo que indicaba que no tenía la más mínima duda. En su frenético discurso, se quedó a centímetros de Naruto, completamente roja, y ya decidió dejar de ocultar lo que sentía.-¡PORQUE TE QUIERO Y NO QUIERO PERDERTE, ESTÚPIDO BAKA!- le gritó, quedándose inmediatamente en silencio.
Respiraba con pesadez, esa última exclamación había reclamado todo su aire, pero en ese momento no la importaba. Sus ojos chocaron con fuerza contra los de Naruto, que la miraba con una expresión de total sorpresa. ¿Qué acababa de decir? ¿En serio había dicho eso? Eso parecía haber oído, ¡como para olvidarlo! ¿Estaría mintiendo de nuevo? Si era así, Sakura haruno era la mejor actriz del mundo. Sólo tuvo que contrastar ese "te quiero" con el que le dio bajo la nieve y podía ver que eran radicalmente diferentes. Miles de preguntas gritaban en su mente, miles de emociones, de pensamientos… pero ninguna le importaba en ese momento. Sólo estaba su corazón, martilleando tan fuerte que su rostro enrojeció de inmediato… esa suave mano entrelazada con la suya, dejándose incluso acariciar por el pulgar del uzumaki… el rostro de la ojijade, sonrojado pero expectante, sin dar muestras de duda… y esos ojos verdes, mirándole fijamente. Sólo pudo hacer una cosa, aquello que su instinto le gritaba hacer: mejor pedir perdón, que permiso. Tomó ese rostro con ambas manos, posándolas con suavidad en sus mejillas, y reclamó esos labios. Juntó esos labios rosados de la kunoichi con los suyos, y su corazón latió aún más deprisa cuando ella le correspondió con ansia. Sakura no entendía nada, sólo disfrutaba. Su primer beso… las circunstancias no se parecían en absoluto a como las había imaginado, pero no se iba a quejar. En absoluto. Para su sorpresa, la estaba encantando. Incluso sus pómulos enrojecieron aún más y rodeó al shinobi con sus brazos. Se separaron cuando les faltó el aire, y volvieron a mirarse a los ojos, sin comprender todavía la situación en plenitud.
-Sakura chan…- pronunció Naruto, sonriendo como nunca, mientras la kunoichi seguía enrojecida e incapaz de pensar con claridad. El beso de Naruto la había elevado a lo más alto, tardaría días en volver… pero Naruto aún reservaba una sorpresa. Tomó el mentón de la kunoichi con suavidad, y la bajó ligeramente el rostro para besar su frente. Sakura cerró los ojos, disfrutando del momento, de ese gesto tan tierno, destinado específicamente a arrancarla una sonrisa. Un gesto que la recordaba a su infancia y la tranquilizaba. Y nada más terminar ese ligero ósculo, la volvió a mirar con esa sonrisa única.- Tienes una frente tan bonita que sólo quiero besarla.- Sakura abrió los ojos con sorpresa al reconocer esa frase. La había oído antes, ¡como para olvidar el momento más feliz de su infancia! Fue la frase que Sasuke le dijo al día siguiente de saber que harían equipo juntos, el único gesto amable y tierno de verdad que había recibido del uchiha. La extrañó que viniese del frío Sasuke, y que repentinamente el pelinegro huyese de ahí con una mano en el estómago, pero no impidió que la haruno no pudiese dejar de sonreír en toda la semana. Esa frase le había eliminado todas sus inseguridades de golpe, le había hecho inmensamente feliz, y dado fuerzas para continuar en su asalto al uchiha. En otras circunstancias, tras los mil desprecios del pelinegro, habría acabado desistiendo y fijándose en otro, pero no tras oír esa frase. Era lo más bonito que le habían dicho en su vida, aunque chocase con la forma de actuar de su emisor… y ahora entendía quién era el autor realmente.
-Fu… fuiste tú…- declaró con los ojos inundados en lágrimas, aunque esta vez fuesen las dulces lágrimas de la alegría en lugar de las amargas de la tristeza. Y, cuando el uzumaki respondió con un asentimiento leve, ya fue incapaz de pensar en otra cosa más que en lo estúpida que era. ¡Claro que había sido Naruto! ¿Quién si no iba a decir algo tan bonito con una frase tan simple? Toda su vida enamorada de una imagen, de un gesto y de una frase… y resultaba que su autor era Naruto.
(Lemmon inicia)
La kunoichi se abalanzó sobre el rubio, esta vez reclamando ella esos labios, y lo hizo con tanta fiereza que saltó sobre el y lo envolvió con sus brazos y piernas. Suerte que Naruto era alguien fuerte, si no la ojijade lo habría tirado al suelo. Sobreponiéndose a la sorpresa, Naruto la sostuvo con sus brazos, y camino sin despegarse de esos labios hasta su saco de dormir. Adoraba el sabor de esos labios, sabían a fresa, eran suaves… perfectos. Como ella. La tumbó con gentileza en su saco de dormir, sin interrumpir el ósculo, guiándose más por su instinto y lo que había leído en las novelas de ero Sannin que por conocimiento propio. Joder, ahora le encontraba sentido a esa retahíla de mujeres gimiendo en situaciones emocionalmente absurdas que le fascinaba escribir a su padrino… Fue acariciando esa suave piel con ternura, sólo interrumpiendo el ósculo para deshacerse de esas prendas que ahora le hacían morirse de calor. Y si Naruto estaba entregado al momento, Sakura lo estaba aún más. Esa confesión de Naruto había despertado en ella una reacción casi animal, un fuego imposible de apagar. Literalmente se había lanzado sobre Naruto como una depredadora, aunándose en su forma de actuar su explosivo carácter y su sensibilidad emotiva. Toda necesidad de reír, llorar, gritar… se había sustituido por la de reclamar esos labios. Toda duda ahuyentada por el tacto de esos dedos acariciando su piel.
Eso no eliminaba los nervios de ninguno de los dos, por supuesto. Nunca habían estado así con otra persona nunca, no habían recibido una preparación para esto, por lo que debían de improvisar. En el caso del uzumaki, se dejó guiar por su instinto, por lo que le pedía la sangre, y a su vez por lo que había hablado con su difunto padrino en charlas que ahora lamentaba que hubiesen sido tan cortas por su propia vergüenza… En el caso de la haruno, las clases de seducción de kunoichi habían tratado ese momento… pero de forma teórica. No es que se lamentase de ello, si algún hombre hubiese intentado tocarla sin su consentimiento le habría partido el brazo, pero eso provocaba que ahora no supiese exactamente qué hacer… o más bien cómo hacerlo. Sólo se dejaba guiar por las manos de Naruto, y empleaba las suyas en hacer lo que el cuerpo la pedía. Pronto ambos estuvieron desnudos, abrazándose. Sakura se sonrojó al notar la hombría del uzumaki, era la primera vez que sentía algo así, y sin saber qué la impulsaba su mano se deslizó a lo largo del miembro, arrancándole un gemido a Naruto. Gemido respondido de inmediato por Sakura cuando sintió las manos de Naruto tocar su sexo con suavidad en movimientos circulares. Ninguno de los dos sabía que estaba haciendo el otro, ni les importaba: sólo se dejaban llevar por lo que el otro les expresaba. Pasión. Color. Fuego.
-Naruto…- gimió la haruno con una mezcla de ansia y miedo cuando sintió al ojiazul acomodarse entre sus piernas, dispuesto a dar el paso definitivo. Naruto se detuvo y la miró con esos brillantes zafiros azules, una mirada que la dio la calma suficiente como para decir sin miedo lo que la preocupaba.- sé gentil… es… es mi primera…
-Sakura chan…- contestó con ternura el uzumaki, acariciando su piel con suavidad. Sakura no pudo evitar lanzar un suave gemido cuando sintió ponerse su dermis de gallina al paso de la mano de Naruto, como si el rubio tuviese un total control de su cuerpo, como si su piel se levantase a saludar a su nuevo propietario. La besó de nuevo, un beso cargado de sentimiento, sin brusquedad, con calma, un contraste total con la forma de actuar del rubio en todos los demás actos de la vida. Y, al finalizar, ambos se quedaron mirándose con una sonrisa, diciéndose todo y a la vez sin hablar, hasta que Naruto confirmó lo evidente.- …no haré nada que te haga daño. Te lo prometo.- y, con estas palabras, el uzumaki selló la unión de los dos compañeros de equipo, del chico que nunca se rindió en perseguir al amor de su vida, y de la chica que se enamoró de un gesto y se equivocó de autor. El rubio había alcanzado sus dos grandes metas: ser respetado por su aldea… y ganarse el corazón de su cerezo.
(Lemmon fin)
Karin miró al cielo, intentando calmar el dolor que sentía, pero escupió sangre casi de inmediato y tuvo que girarse para no ahogarse. Esa herida de su pecho ardía, clamaba con furia, y no sólo por el dolor físico… también por el emocional. Sasuke uchiha, la persona de quien estaba enamorada, la única persona que la había defendido en su vida, la había roto el corazón. Y casi por partida doble si hubiese apuntado unos milímetros más abajo. Toda su vida, tras la muerte de su madre, que literalmente había sido mordida por ninjas de Kusagakure hasta quedarse sin chakra ni sangre, había desconfiado del mundo, y con razón: tras morir su madre, Kusa la utilizó también como banco de chakra a base de mordiscos, dejándola cientos de feas cicatrices en brazos, piernas y torso… sin contar cosas muchísimo peores que esos individuos sin corazón le hicieron a una chica con el incipiente atractivo de Karin; y posteriormente fue "rescatada" por el sannin serpiente, orochimaru. Rescatada entre comillas porque no fue un cambio a mejor: era cierto que ya no era objeto de abusos colectivos, ni era mordida… al menos no continuamente… pero el sannin, y su perverso asistente que parecía obsesionado con ella, la obligaron a participar en esos aborrecibles experimentos, pruebas cargadas de sufrimiento de inocentes y faltas de la más mínima moral, que la hacían ahogar sus penas entre lágrimas en su cama cada noche.
Fruto de esas experiencias había levantado un muro de frialdad entre ella y el mundo. No confiaba en nadie, no sonreía a nadie, no cruzaba más palabras que las necesarias. Un muro que la defendió de muchos peligros… pero no del mayor. Sasuke uchiha. Ese rostro de facciones armoniosas y varoniles, esos ojos negros que escondían una historia que la intrigaba hasta el extremo de la obsesión, ese poder que desprendía dentro de ese cuerpo alto y musculoso… Le conoció por primera vez en el bosque de la muerte durante los exámenes chunnin, cuando el uchiha la salvó del ataque de un gigantesco oso, y desde ese día creyó haber encontrado a su príncipe azul. Incluso se fue a dormir con una sonrisa y un sonrojo a su cama por primera vez desde que llegó a la base del sannin cuando descubrió que Sasuke uchiha sería el nuevo aprendiz de orochimaru y que podría conocerle. Esa frialdad con la que la trataba la hizo dudar sobre si el sentimiento era mutuo, pero, cuando volvió a por ella tras la muerte de orochimaru, lo vio claro: la amaba. Y puso todo su empeño en convertirse en la futura mujer de Sasuke uchiha. Lo siguió a todas partes, obedeció sus órdenes por terribles que fuesen, curó sus heridas cuando la necesitó… habría dado hasta la ultima gota de su sangre por él. Por eso su herida dolía tanto, no era sólo física… también era en el alma.
Porque el declarado como "amor de su vida" había resultado ser el mayor enemigo de todos. Porque esos ojos oscuros no ocultaban a un joven atormentado necesitado de una mujer que le sacase de la oscuridad. Ocultaban a un monstruo carente de empatía y lealtad. Su ojo de Kagura, capaz de detectar emociones y la naturaleza de una persona al instante, se lo gritó con fuerza justo antes de que el pelinegro la atravesase el pecho con una técnica de raiton para matar a Danzo Shimura mientras la usaba como escudo humano. Y, por si su habilidad sensora no la había aportado pruebas suficientes, el que obedeciese la orden de madara y avanzase hacia ella para rematarla en el suelo fue la sentencia definitiva. No sabía si por suerte o por desgracia, vista la historia de su vida, esa kunoichi de pelo rosado había aparecido en ese instante, evitando el fatal desenlace para la pelirroja. Su ojo de Kagura le reveló una fuerte convicción en la mujer y una intención bondadosa con respecto al uchiha, pero también una férrea determinación para luchar si era necesario. Su bondad se evaporó de inmediato en cuanto Sasuke la ordenó matar a la uzumaki si quería ser digna de él, sustituida por una intensa pena, un gran dolor… y una enorme decepción. Estuvo tranquila con respecto a la kunoichi, ni por un segundo pasó por su cabeza la idea de matarla… pero no tanto por el pelinegro.
Sasuke, percibiendo que la mujer no iba a satisfacer su deseo, cargó un chidori e intentó asesinarla a ella también. La suerte se volvió a alinear con ellas, y un cuarto guerrero, un hombre de pelo gris claro y con la cara tapada por una máscara, apareció justo a tiempo para evitar que Sasuke matase a la desprevenida chica por la espalda. Ambos combatieron mientras la mujer de ojos jade se dedicó a estabilizar su herida, mortal de necesidad si no se la aplicaban primeros auxilios. Karin contempló a su salvadora con confusión, ¿Por qué lo hacía? Eran enemigas, debería de rematarla y luchar contra Sasuke. Pero, lo más importante… ¿Por qué lloraba? Notaba en ella un inmenso dolor, como si fuese a hacer algo que no deseaba hacer. Sintió como fue combatiendo ese dolor, como lo fue enterrando en su ser con una intención clara. Iba a enfrentarse a Sasuke uchiha. Karin intentó impedírselo, avisarla. El uchiha era inmensamente poderoso, ningún shinobi del mundo podría vencerle. La tomó de la mano cuanto se levantó tras acabar, y la dijo con una voz trémula que Sasuke uchiha no era el mismo. Que su chakra era más denso y oscuro. Pero la joven kunoichi de konoha la dirigió un simple asentimiento y continuó su camino hacia el combate.
La uzumaki sólo oía explosiones, ruido de armas chocando y gritos de técnicas desde su posición, así que, venciendo al dolor y a punto de caer inconsciente, se arrastró como pudo hasta el borde del alto puente. Desde allí pudo observar esa batalla en su punto álgido: en la orilla del río, con heridas superficiales en el pecho y su chakra prácticamente agotado, descansaba ese guerrero de la máscara. A la uzumaki ya le pareció un milagro que hubiese aguantado con vida, sobre todo porque Sasuke habría usado su susanoo para vencerle, como revelaban los escombros del lugar. Pero lo que más la sorprendió fue que esa kunoichi siguiese en pie, dandole guerra al uchiha como una igual. Si alguien le hubiese explicado a Karin que esa mujer era Sakura haruno, ex compañera de equipo de Sasuke, alumna de la sannin Tsunade Senju y prodigio del ninjutsu médico, quizás la sorpresa hubiese sido menor. Sakura conocía los movimientos del estilo de combate del uchiha, el puño interceptor, al dedillo gracias a su época haciendo equipo con Sasuke, y a eso le añadía una descomunal fuerza, un taijutsu muy refinado que ya mostró a su máximo nivel en la lucha contra Sasori, y una determinación implacable. Karin analizó con admiración los sentimientos de la mujer de pelo rosado desde la distancia: notaba en ella concentración, aunque ese atisbo de duda que a veces la asaltaba la entorpecía en su batalla. Pero, cada vez que sucedía, notaba de nuevo como la kunoichi vencía ese dolor y volvía a la carga. Era como si pensase en algo que le daba fuerzas cada vez que notaba su poder flaquear.
Frente a ella, Sasuke se encontraba a la defensiva. A plenitud de fuerza seguramente no habría sido complicado para el pelinegro enfrentarse a su ex sensei y ex compañera, pero Sasuke venía de combatir contra Danzo Shimura. Eso sin contar el efecto secundario de su sharingan, esa ceguera progresiva que sufría cada vez que usaba el mangekyo. Karin ya había tenido que atenderle previamente, mitigando ese dolor, pero ahora el uchiha se estaba forzando claramente. Esquivó de milagro un puñetazo de su rival, mientras intentaba cortar en un tajo lateral a la kunoichi con su katana. Sakura lo bloqueó con un kunai y, para sorpresa del uchiha, le dio un fuerte cabezazo, alejándolo. Sasuke se llevó una mano a la cabeza, conmocionado, pero cuando abrió los ojos ya tenía a la haruno encima, dispuesta a darle uno de sus puñetazos. De puro milagro consiguió emplear un kawarimi con una roca cercana, piedra que se redujo a polvo cuando recibió el impacto de la ojijade. Sakura se giró por puro instinto, esquivando un chidori del pelinegro directamente a su pecho, pero recibiendo un tajo bastante feo en su vientre de su katana envenenada. Sakura se alejó renqueante de Sasuke mientras este dibujaba una sonrisa sádica en su rostro. No sólo porque el combate estaba acabado, viendo la abundante sangre que salía del corte y el veneno que seguramente estaba ya haciendo mella en su organismo. No.
Lo había vuelto a sentir, y Karin lo estaba también percibiendo. La pelirroja y el uchiha ya lo habían notado al matar el pelinegro a Danzo: el poder de Sasuke había aumentado repentinamente. Era algo que carecía de explicación, como si una fuente externa dotase de mayor poder, y a su vez volviese su chakra más frío y cruel. Y, con esa herida en el vientre de la kunoichi, esa sensación había vuelto. Sakura pareció también percibirlo, una sensación parecida a la que sintió cuando Naruto desarrollo su cuarta cola mientras luchaba contra orochimaru, un chakra cruel. Se deshizo de esa mirada de incredulidad que le había dirigido a su ex compañero al sufrir esa herida, una herida que revelaba cuán sumido en la oscuridad estaba el uchiha. Esa herida iba a matar, no a incapacitar. Sasuke no tenía salvación. El poder comenzó a acumularse alrededor de Sasuke, mientras sus ojos volvían a dibujar el mangekyo sharingan de nuevo. Las piedras del suelo y el agua que rodeaba al uchiha se elevaron, como si todo fuese a cámara lenta, mientras un aura púrpura le cubría, formando una gigantesca figura espectral. El susanoo, la armadura uchiha definitiva. Su simple visión era aterradora, y por lo que veía Karin, no estaba todavía completa: el cansancio y la inexperiencia le hacían aparecer con un torso esquelético y dos brazos con los músculos a medio formar, no como el legendario guerrero samurai alado que Karin vio en los libros de la guarida de orochimaru.
Era un milagro que Sasuke todavía pudiese convocar esa figura estando en ese estado, pero Sakura también sorprendió a la uzumaki. Una marca de color azul turquesa en su frente comenzó a brillar con fuerza, mientras líneas negras con formas fluidas, parecidas a raíces de un árbol, comenzaron a dibujarse en la piel de la kunoichi. Su chakra aumentó, el agua y los escombros de su alrededor también comenzaron a flotar y, para sorpresa no sólo de Karin sino también de Sasuke, la herida de su vientre se cerró de golpe. Cualquier uzumaki que se precie conocía esa técnica: el byakugou no in, o sello de la fuerza de un centenar, técnica de fuinjutsu uzumaki definitiva desarrollada por la legendaria Mito uzumaki y que daba al usuario una fuerza sobrehumana, una regeneración instantánea y disparaba sus reservas de chakra hasta el nivel de un biju sin cola. Su poder iba parejo a su dificultad, requería un control de chakra inmenso y una paciencia infinita para ir destinando cada día chakra propio al sello a modo de almacenamiento, esa chica pelirrosada debía de ser muy poderosa. Aunque el ojo de Kagura le reveló a la pelirroja que la técnica estaba inmadura todavía, requería más tiempo almacenando y refinando el chakra. Era una lástima, calculaba que, si le hubiesen dado un par de semanas más a esa ninja médico, podría haberlo usado de forma plena, ahora a lo sumo tenía para unos minutos, y luego tendría que estar meses de nuevo acumulando energía.
Sasuke ignoró ese poder repentino ganado por la kunoichi e intentó aplastarla con su puño, pero la ojijade se movió con una rapidez inmensa. Sasuke notó repentinamente un golpe en el costado de su armadura espectral, y sintió como su cubierta sufría grietas, rápidamente reparadas con su chakra. Joder, su velocidad y fuerza habían aumentado. El susanoo invocó una inmensa bola de fuego al grito de Katon: gokayu no jutsu, buscando eliminar a la haruno con ese ataque de área. El fuego envolvió a la kunoichi mientras cargaba contra el uchiha, haciéndole a Karin temer lo peor, pero de entre el humo salió de nuevo la ojijade. Tenía la ropa chamuscada, y quemaduras graves, pero todas ellas se repararon al instante antes de que la joven saltase y golpease al espectro en el rostro de una patada ascendente. La cabeza del susanoo fue arrancada de cuajo, mientras Sasuke caía de espaldas y la kunoichi se volvía a alejar de un salto. No la quedaba mucho tiempo, a pesar de que llevaba ventaja, su byakugou inmaduro no duraría mucho más, y el susanoo de Sasuke se estaba regenerando, aunque la sangre cayendo por el sharingan izquierdo del uchiha le reveló a Sakura que su rival también estaba débil. No podía seguir optando por su táctica de ataques quirúrgicos y controlados por falta de tiempo, debía de poner fin a esa pelea con su puñetazo más fuerte, y rezar para colapsar la defensa del pelinegro.
Al grito de Shannaro, la pelirrosada cargó de frente contra Sasuke, que se preparó para dar un potente puñetazo contra ella y aplastarla. Pero, cuando su puño iba a hacer contacto, desapareció de pronto. Sasuke giró su rostro hacia donde yacía su ex sensei, y pudo ver cómo Kakashi, sudando como nunca, había activado su Kamui con sus últimas reservas de chakra, desmontando el ataque del uchiha. Y, cuando volvió a mirar a la kunoichi, ya la tenía encima. El golpe resonó con fuerza en el lugar, seguido del ruido de cristal romperse junto a una gigantesca onda de viento. Sasuke grito de dolor cuando su ojo fue incapaz de canalizar más chakra hacia su armadura, y salió volando con la consecuente explosión de su espectro al colapsar. Impactó con fuerza contra una pared, y cayó al suelo mientras escupía sangre. Su vista estaba nublada, tuvo que hacer un esfuerzo para enfocar bien mientras posaba las manos en el suelo para levantarse, y entonces localizó a Sakura. Se levantaba entre una lluvia de cristales morados provenientes de su susanoo, mientras sus marcas del byakugou desaparecían lentamente y la joven respiraba con dificultad. Había puesto todas sus reservas en ese golpe, y había dado resultado. Dirigió su mirada al uchiha, que se levantaba torpemente, y corrió a dar el golpe final. Y con cualquier otro rival habría vencido, pero no es lo mismo atacar libre de ataduras que hacerlo con un mínimo de miedos y preocupaciones. Nunca había matado a nadie, y además… estaba él, y cómo reaccionaría ante este ataque… no se lo perdonaría jamás… Y esa imperceptible duda la hizo no concentrarse en el golpe.
Sasuke movió su torso lo justo para dejar pasar el puñetazo de la pelirrosada y, empleando las fuerzas que da el verte acorralado y luchando por tu vida, tomó del cuello con fuerza a la haruno. Sakura intentó revolverse, faltándole el aire, pero era incapaz, ella también estaba agotada, y Sasuke estaba recuperando más de ese chakra oscuro y frío por segundos. El uchiha miró con una sonrisa arrogante a la kunoichi para luego decir algo, y esta, superando la asfixia, le contestó algo conciso que pareció enfadar de verdad al pelinegro. Karin en ese momento intentó oír lo que decían, pero la inconsciencia la comenzó a reclamar. Había perdido mucha sangre ese día, y sus reservas de chakra estaban secas tras ayudar a Sasuke en la cumbre de kage. Pudo oír el grito de Kakashi, rogando a Sasuke que no lo hiciese, y entonces lo vio. Sasuke tomó su katana con su mano libre, y sin más miramientos atravesó el pecho de la kunoichi de lado a lado. Mientras el uchiha la miraba con ira y odio, Sakura intentó gritar, pero la faltó el aire. Sólo pudo escupir una gran cantidad de sangre por su boca, mientras sus energías la abandonaban. Pronto cerró los ojos, y Sasuke la dejó caer como un fardo al suelo. Lo último que vio Karin antes de cerrar sus ojos fueron los de la kunoichi, esos dos ojos jade. Inertes. Mirando a un lugar indeterminado. Sin vida.
Naruto se revolvió en la cama, desperezándose. Bostezó con los ojos cerrados, intentando habituarse a dónde se encontraba. Y, cuando lo hizo, sonrió. Y lo hizo como nunca. A su mente vinieron los recuerdos de la mañana, recuerdos del amor de su vida. Sakura chan. Recordó cada caricia, cada beso, cada gemido diciendo su nombre, y se preguntó si todo fue un sueño. Si fuese así, no captaría su olor impregnando la habitación, ese olor a cerezo que siempre desprendía la haruno y que Naruto era capaz de distinguir al nivel incluso del del ramen, lo cual era muchísimo, Naruto era como un perro rastreador cuando se trataba de su comida favorita. Su último recuerdo fue dormirse con ella abrazada a su torso, y decirse a sí mismo que era en serio feliz. Las vueltas que da la vida, de casi odiarla a disfrutar del mejor momento de su existencia. Y recordarlo sólo le hacía querer volver a abrazarla y besarla. Darle todo el cariño que merecía a su flor de cerezo para que nunca perdiese su color. Extendió la mano, pero, para su desconcierto, no encontró nada. Abrió un ojo y vio que estaba sólo, la kunoichi no estaba. ¿Habría sido de verdad un sueño? No, recordaba todo vívidamente, y estaba el detalle del olor… ¿Habría ido al baño justo en ese instante? El rubio examinó la habitación, y vio que el equipaje de la ojijade no estaba. Ni tan siquiera su capa. Pero, junto al farol de su cuarto, pudo ver una nota. La abrió y reconoció de inmediato la letra de Sakura, ventajas de haber pasado toda su vida académica con ella. Sólo había una palabra, escrita apresuradamente con un lápiz. "Perdóname"
-¿Perdóname? ¿Por qué debería de perdonarla dattebayo?- pensó el uzumaki rascándose la cabeza y poniendo su mente a pensar. ¿A qué venía esa nota? ¿Por qué la haruno se había separado de él tras ese momento? Para él fue uno único, habría hecho falta una espátula para alejarle de la pelirrosada… En su interior, una sombra de dudas comenzó a extenderse, mientras el rubio fruncía el ceño.- Habré… ¿habré estado mal? Quizás… quizás ella todavía no estaba preparada, o yo no fui cuidadoso…- pensó, sintiendo culpa. Él había procurado ser cariñoso, y se había preocupado de veras porque ella se sintiese cómoda, y en ese momento le pareció que lo había logrado, pero… ¿Y si no había sido así? El sonido de alguien tocando la puerta le sacó de sus teorías, siendo seguido por la voz del capitán Yamato.
-Naruto, debes de prepararte ya. Salimos enseguida, ha ocurrido algo muy grave…- anunció el usuario del mokuton, mientras, en el corazón de Naruto, algo se revolvía. Volvía a sentir la sensación de que algo terrible había pasado.
Mientras, en un lugar olvidado, dos figuras entraban en una cueva oscura. Una de ellas portaba una camiseta gris de escote abierto completamente raída y destrozada y unos pantalones anbu negros en un estado similar, y andaba renqueante apoyándose en la otra figura, un hombre de su estatura, pelo negro corto y revuelto, una capa negra con flores rojas y una máscara naranja que sólo dejaba asomar un ojo. Una máscara que ocultaba su enorme sonrisa. El uchiha lo había hecho. Cuando lo reclutó, lo hizo no sólo por su enorme poder y potencial, sino también por el factor Naruto: el rubio era un elemento impredecible, y muy poderoso si había derrotado a pain con su rinnegan. Sasuke estaba destinado a ser su escudo frente a Naruto, su arma que haría al uzumaki cometer errores y le daría la victoria al líder de akatsuki. En un principio creyó que bastaría con su reclutamiento para atraerlo, pero el pelinegro menor había dado un paso más allá. Había matado al amor confeso de Naruto a sangre fría. Ni en sus mejores sueños habría imaginado esa maniobra de Sasuke. El enmascarado conocía perfectamente lo que siente alguien cuando pierde al amor de su vida, demasiado bien para su desgracia como reconoció mientras recordaba el cadáver inerte de Rin entre sus brazos. Naruto iría a ellos, vaya que si lo haría. Cruzaría el mismo infierno si fuese necesario, tal sería su ansia de venganza. Sasuke le había puesto en bandeja al nueve colas.
El uchiha menor, mientras tanto, pensaba en otro asunto. No analizaba la muerte de ese estorbo, de esa niñata molesta que se atrevió a desafiarle. No, analizaba lo que sintió durante esa pelea, concretamente al final de la misma. Recordaba que sus fuerzas no habrían bastado para vencer ese duelo contra Sakura, estaba medio ciego y agotado tras enfrentarse primero a Danzo y luego a Kakashi. Pero entonces vino a su mente esa sensación. Llegó ligeramente cuando casi destripa a Sakura con su katana, ese poder emanando de sus ojos, esa fuerza oscura y fría, pero extremadamente intensa. Una sensación similar a la que sintió con Itachi, pero ahora más fuerte. Sobre todo cuando atravesó el corazón de la pelirrosada con su katana. Sintió como sus ojos evolucionaban, como le daban aún más chakra. Como su susanoo se fortaleció, como su tsukuyomi se fortaleció. En definitiva, como su poder dio en un segundo un paso al frente que en otras circunstancias habría tardado años. La auténtica fuerza, el arma que le permitiría alcanzar sus metas… Pero esa ceguera era un problema. Su visión estaba limitada en ese momento a un mínimo punto al frente, de ahí que necesitase apoyarse en su aliado, si no se habría caído en cuanto hubiese puesto un pie en la cueva. Necesitaba arreglar ese problema para cumplir con su objetivo, con ese plan que tenía en mente, y tenía la solución perfecta ahí mismo.
-Madara…- el enmascarado paró de andar y giró su rostro hacia el casi invidente Sasuke, que dibujó una sonrisa cruel en su cara.- Quiero que me transplantes los ojos de mi hermano.
Y fin, ya tenemos el prólogo de este nuevo fic. Tengo que admitir que e,pieza pisando fuerte, muy al contrario de mi estilo. Suelo ser progresivo, empiezo con una introducción suave y luego voy creciendo, pero aquí quiero probar algo diferente. Empezar fuerte desde el principio e intentar mantenerme los diez capítulos que preveo que dure esta obra. Veremos si soy capaz, es un reto.
Comentando el capítulo, me sorprendo a mí mismo: odio la escena de la confesión en el país del hierro. En serio, el diálogo (no hay por donde cogerlo, esa clase de momentos hay que prepararlos o sucede lo que sucedió joder...), lo que trajo consigo (el declive de la serie) y hasta su animación (al borde del ataque epiléptico me dejaron con todos los brillos que le pusieron a Sakura...). Y, contra mi propio criterio, YA VOY USANDO ESE MOMENTO EN MIS FICS TRES VECES CON ESTA. Y, en este fic, me he obligado a verlo entero y transcribir el diálogo. En muchas fases es idéntico. La razón es simple: ese enorme fallo generó en mi una sensación de "si se hubiese hecho mejor y no intentando modificar todo lo anterior en dos capitulos, habría sido muy bueno". Así que, si os fijáis, lo voy cambiando lentamente hasta dar ese giró de 180 grados con la confesión auténtica de Sakura. Espero que os haya gustado, y que os haya parecido bien hilado tanto las motivaciones y pensamientos de Sakura como las reacciones de Naruto (incluyendo ese arranque de ira con kiuby que tuvo).
Y viendo que lo habéis leído entero, ¿entendéis mi temor y por qué os pedí que aguantaseis hasta el final? Ahora entendéis lo trágico de que Naruto haya alcanzado sus metas en la vida. En la pelea final, siento si es corta o un poco parca en detalles, lo importante ahí era Karin, ese chakra oscuro de Sasuke y la muerte de Sakura, no la lucha en si. La muerte de Sakura afectará a Naruto como no os imagináis y eso le mezclara con Karin, dadme tiempo, quiero hacer también una historia en torno a la venganza. Y si, el villano será Sasuke, y veis que empieza pisando fuerte. Estoy harto de medias tintas, en mi opinión Naruto tenía el villano perfecto en Sasuke uchiha, uno que podía haber soñado el papel de óbito, madara y Kaguya además de su pelea final. En esta historia, Sasuke dejará de dar tumbos y se centrará en las motivaciones que le hicieron desertar: el poder y la venganza. ¿Creéis que tiene salvación?
Señalo aquí el vídeo de YouTube PERFECTO para entender este capítulo, da gusto cuando escribes, buscas algún vídeo en el que finjan la muerte de Sakura o Naruto hable de esa posibilidad para tener ideas, y encuentres justo lo que quieres escribir animado, con una BSO perfecta (NO TENDRÁ EL MISMO FINAL NECESARIAMENTE XD). Al final mi padre va a tener razón y toda idea que tengas la habrá tenido otro antes... el vídeo es el primero que sale si pones en YouTube "Sakura dies, Naruto cries". Alucinante, os animo a verlo.
Publicare cuando pueda el siguiente, depende de cómo ande de ocupación. Se titulará "Dolor". Hasta entonces!