Despertó mucho antes que Félix, lo que le dejó un buen margen para tranquilizarse, pues inevitablemente cada vez que recordaba los sucesos de la noche pasada enrojecía hasta las orejas. Salió de la habitación silenciosamente, su reloj interno le decía que eran al rededor de la ocho de la mañana, pero allí dentro no había manera de saberlo, ese sitio estaba diseñado para alejar las distracciones, todo tipo de distracciones.
Se acercó a la cocina e ignorando al Shen Qi que se ofrecía a preparar el mismo la comida se dispuso a cocinar el desayuno. Sabía de buena tela que el Shen Qi estaba perfectamente automatizado y era más capaz en la cocina que cualquier otro pero nunca le había gustado aquello de depender de alguien, cuando era pequeña lo dejaba pasar, en esos momentos era una intrusa, no podía poner en duda las creencias del lugar, o sabía la jerarquía, era todo muy confuso para ella y su único punto de referencia era Fu, lo que él hacía ella lo hacía también, era el único que de verdad veía algo en ella. En ese momento quería encajar pero ahora ya nada importaba.
Alzó la mirada y la pared se volvió transparente, la tormenta seguía en auge y parecía más furiosa si podía darse el caso. Miró a la zanahoria que cortaba nerviosa, y ahora que se suponía que debía hacer, sabía cómo era Félix, no pararía hasta saberlo todo, con todo lo que conllevaba.
Si lo contaba algo estaría rompiendo muchas por no decir todas las normas de...
De repente se dio cuenta, y su pecho se sintió como un ancla que la arrastraba. Se apoyó en la barra mientras sonreía amargamente conteniendo las lágrimas, qué importaba si incumplía las normas, ya no había nadie que la pudiera castigar, ella era la única. La superviviente, pensó haciendo una mueca de asco, no le gustaba para nada esa palabra.
Abandonó la cocina y se dirigió al ascensor. Iba a revisar sus heridas, con los movimientos bruscos de la noche anterior a lo mejor se había soltado algún punto, lo mejor era estar seguros.
El ascensor se abrió, pero no estaba en el área de curas.
Tragó saliva y miró al suelo, incómoda.
Debería haberse dado cuenta, pero al fin y al cabo nunca había podido terminar su adiestramiento, pensó con un poco de remordimiento mientras alzaba la mirada lentamente.
La habitación estaba iluminada por la suave luz que emitían los distintos cilindros que contenían las reliquias, y en el centro de la sala una destacaba más que las otras.
No se había percatado pero cuando se ponía a pensar en ello, el Shen Qi había estado reaccionando sin necesidad de dar órdenes desde anoche.
— Así que eras tú Tikki — dijo más para si misma que para nadie.
Las reliquias como esas poseían alma, y a veces eran capaces de materializarse en forma de kwami, sin embargo hacía mucho tiempo que aquello no ocurría, ella nunca pudo verlo con sus propios ojos solo le habían contado su nombre. Su relación siempre fue un poco incómoda. Desde anoche cuando había escuchado Félix a través de las paredes, había estado en conexión con su miraculous, al ser la fuente principal de energía de lugar, la conexión era más fuerte cuánto más estuviera allí pero ya no lo podía evitar, ya no lo quería renegar.
Ella era la responsable y tendría que vivir con las consecuencias.
— Lo siento — dijo la chica con la voz entrecortada. Respiró y lo intentó de nuevo — siento mucho no haber cumplido mi misión, siento haberos abandonado, yo lo siento tanto — sus rodillas cedieron y se vio a sí misma de de rodillas llorando frente a una vitrina tal y como había sucedido 10 años atrás — no volveré a huir, esta vez cumpliré con mi deber, seré la guardiana y protectora del Shen Qi y todos sus tesoros hasta el día de mi muerte, no pienso abandonar el legado que me ha sido entregado y ilustraré a todo el que quiera ser enseñado, yo seré el pilar que sustente nuestro futuro, yo seré la guardiana del miraculous — esta vez finalizó su juramento ante las reliquias. Y pudo sentir su gratitud irradiando de ellas, por primera vez en muchos años se sentía en paz consigo misma, sonrió con tristeza y agachó la cabeza haciendo una pequeña reverencia.
El que Bridgette no estuviera a su lado al despertar le dio una excusa para pensar que se lo había inventado todo. Duró a penas unos segundos pero durante ese tiempo se sintió aliviado, después la verdad, junto con la vergüenza, lo arrollaron como un tren.
Sus recuerdos eran claros, lúcidos, aún podía sentir el calor de su abrazo a su alrededor, y el olor de su cabello. Se cubrió la cara con sus manos y tuvo unos inmensos deseos de gritar, pero no cedió. En esa relación él era el adulto, tenía que comportarse como tal.
Respiró hondo y se preparó mentalmente para verla.
"Buenos días, Bridgette, ¿has dormido bien?" Negó con la cabeza, eso podría dar lugar a malentendidos, no. Mantenerlo simple, esa era la clave.
Se tomó su tiempo para relajarse y salió por la puerta antes de poderse arrepentir.
El olor a café recién hecho inundaba toda la habitación y la verdad es que tenía un poco de hambre pero no dejó que eso le distrajera miró a su alrededor Pero no había nadie, por lo menos en el salón principal. Quizá estaba en su habitación, quizá lo estaba evitando.
— ¿Y Bridgette? — dijo con más seriedad de la que tenía intención de proyectar.
"La, guardiana, está actualmente en la sala de las reliquias" contestó la voz robótica.
Félix frunció el ceño, ¿guardiana?, ¿qué se suponía que significaba eso? Hasta hace poco la voz la llamaba señorita Cheng.
— ¿Dónde está eso? — preguntó curioso mirando a su alrededor buscando puertas espontáneas.
"En el nivel, -25"
El rubio volvió a sorprenderse, —¿-25?¿Cuántos pisos tiene este lugar?
"El Shen Qi tiene un total de, 50 niveles, actualmente, sin contar las galerías"
— ¿5..50? — preguntó sorprendido. El edificio no tenía mas de diez pisos, ¿eso quería decir que tenía 45 pisos bajo tierra?¿Para qué se necesitaban 50 pisos? ¿Qué demonios era ese lugar?
La puerta del ascensor se abrió y de este salió Bridgette, se había cambiado, ahora tenía un hanfu rojo con exquisitas decoraciones en negro, su pelo seguía suelto y su mirada estaba un tanto perdida, salió del ascensor regía como nunca antes y apenas se percató de la pretendía de Félix sonrió, un poco forzada, fue entonces cuando pudo apreciar sus ojos hinchados, y su nariz roja, ¿había estado llorando?
— Buenos días Félix ¿has dormido bien?—estuvo a punto de recriminar que aquella era su frase, pero supo contenerse.
— Si, bastante — contestó un poco incómodo.
— Me alegro, ¿te apetece desayunar? — dijo intentando ignorar su mirada.
Félix la detuvo, no valía la pena esconderse, después de todo estaban ellos dos solos y nadie más.
— ¿Qué te ha pasado?
— Oh, nada — le restó importancia con un gesto mientras sonreía incómoda — solo, me acordé de algo muy triste — dijo mirándolo a los ojos, con tal sinceridad que casi sintió como si pudiera leerle la mente — y me puse sensible. Ya sabes cómo soy.
Ojalá lo supiera.
Bridgette se libró de su mirada y se dirigío a la cocina a servir una taza de café que le ofreció a Félix. Después se dio la vuelta y se sirvió a sí misma un tazón con frutas variadas.
— ¿Qué fue lo que recordaste? — continuó el rubio después de tomar un sorbo de café.
La chica se metió un trozo de manzana en la boca debatiendo si contestar o no, realmente sabía que por mucho que quisiera él no se iba a rendir hasta saciar su curiosidad de una manera o de otra. Así que soltó aire y contestó simplemente: — es una larga historia. Lo que importa es que he hecho una promesa, y por ello estoy ligada a este sitio, soy lo único que queda. Así que no lo intentes. — contestó un tanto cortante mientras comía. — tu y yo somos grandes personas —dijo tras un momento de silencio — tu tienes un gran sentido de la responsabilidad y yo lo tengo de la empatía. Pero ahora mismo yo necesito se responsable de mis actos y tu necesitas saber reconocer los sentimientos, y no los de los demás, sino los tuyos — dijo estirándose sobre la delgada mesa para poner la mano en el pecho de Félix.
Ante el acercamiento Félix se apartó un poco por inercia, no lo suficiente sin embargo si su intención era no ser tocado, fielmente Bridgette colocó la mano en su pecho y mientras él intentaba por todos los medios no sonrojarse por el ligero roce su corazón se dedicó a correr una maratón. Respiró hondo intentando tranquilizarse mientras ignoraba la mirada de Bridgette. Quien sonrió al ver que podía provocar alguna clase de reacción en él.
— No puedes trabajar con personas, sino te conoces a ti mismo, y la base de ello es saber como te sientes y admitirlo sin temor — suspiró retirándose, pero antes de que quitara la mano del todo Félix la volvió a presionar contra su pecho.
— ¿Quieres saber como me siento? — dijo un tanto agresivo.
— Félix, eso no es a lo que me referí... — el chico presionó su mano contra su pecho lo suficiente como para sentir el ritmo de su corazón bailar en el. Entonces fue ella quien se sonrojó. — yo...
— Nunca lo había sentido antes — la interrumpió — jamás había sentido algo tan fuerte, y es completamente imposible de controlar, cada vez que haces cualquier tontería de las tuyas... cada vez que dices que me quieres como si fuera los más fácil del mundo, y me enoja — hablaba en tono alto casi violento pero ella sabía que no estaba enojado con ella, los percibía — no puedo controlar absolutamente nada cuando se trata de ti y eso, eso es solo frustrante. ¿¡Lo que sentiste ayer!? Eso es solo una pequeña parte de toda mi vida, imagínate vivir constantemente con una tormenta en el pecho que no para de tronar cuando te ve — soltó y comenzó a hiperventilar.
Bridgette estaba sin habla, nunca había esperado ese tipo de confesión por su parte, se levantó de la silla y rodeó la mesa, sin soltar su mano y cuando se encontró en frente pudor ver bien como sus mejillas estaban rojas, su mirada era esquiva, y su respiración era fuerte, estaba nervioso. Su mano había bajado de su pecho pero seguía sosteniéndola con fuerza, inconscientemente quizá, por un segundo lo miró y disfrutó de esa imagen.
Se sentía tan conmovida por sus palabras, por su valentía, sonrío llena de alegría y se acercó aún más para abrazarlo, el chico se sobresaltó al sentir de repente el contacto.
— Gracias — dijo la chica — eso es lo más bonito que has hecho por mi — confesó la chica con una sonrisa. — ¿Cómo se siente esto? — preguntó curiosa, el chico resopló ante la pregunta sin embargo aún así contestó.
— Es agradable, es muy agradable — Félix se acurrucó entre sus brazos y pudo escuchar su corazón. No pudo sentirse mejor cuando descubrió que no era el único cuyo corazón parecía desbocado.
Félix se levantó de la silla y la diferencia de altura se invirtió, la volvió a abrazar y entonces la felicidad se convirtió en tristeza. Ella estaba tan cómoda entre sus brazos, intentaba por todos los medios concentrase en la situación, para poder recordarla con todo detalle cuando estuviera sola, el olor de su piel, el dolor de los puntos, el latido de su corazón, el olor del café, la tormenta.
Antes de que pudiera evitarlo una lágrima salió de sus ojos y comenzó a sollozar en silencio.
— Hey, ¿qué ocurre? ¿Hice algo mal? ¿Dije algo malo? — Bridgette intento tragarse sus lágrimas pero la preocupación de Félix era tan adorable, lo iba a extrañar tanto y ahora era tan consciente de ello que en vez de parar el llanto se hizo más fuerte, lo cual era incluso cómico. Ella llorando a mares mientras negaba con la cabeza ante Félix quien no paraba de preguntar si era su culpa.
— No, no ... ..yo solo — lo miró a los ojos, él estaba allí estaba abriéndose a ella, de una forma a la que nunca antes se había abierto, el estaba allí por ella.
Le miró a los ojos, antes de tomarlo de la cara para unir sus labios en un beso desesperado. Al principio ambos estaban sorprendidos, y ambos estaban un poco cortados pues la inexperiencia jugaba un gran papel en ello, pero no tardaron mucho en amoldarse al otro. Bridgette dejó que su contacto expresara sus sentimientos, la sensación agridulce de poder tenerle pero tener que abandonarle, la melancolía que sentía nada más pensar en estar sin él. Y la impotencia de no poder hacer nada al respecto. Y aunque finalmente se separaron nunca se llegaron a separar del todo.
— Lo siento — dijo la chica contra su pecho, sin mirarle a la cara, en ese momento solo se sentía culpable.
— Encontraremos la forma — susurró el chico con una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo.
— Pero yo...
— No me rendiré — el rubio buscó su mirada, una mirada asustada que se resguardaba en el calor de su pecho — nunca me había sentido así Bridgette, la tormenta continua pero ya no tengo miedo...
— El viento se llevo mi paraguas... — Bridgette continuó con su metáfora.
— Compartiremos el mio — sonrió Félix acunando su cara con las manos — o nos mojaremos juntos. Siempre hay una manera, no dejaré que esto se me escape entre los dedos — la chica puso tomo su mano, aún en su cara y asintió sintiendo como el peso en su pecho se aligeraba.
Miró hacia la pared y vio como la lluvia se estrellaba contra ella con fuerza. Encontrarían la forma, estaba segura, pero mientras esa tormenta durase estarían juntos. Aún tenían mucho tiempo.
Estoy pensando en hacer como un epilogo contando el contexto del ShenQi, el porqué solo queda Bridgette y por qué Félix tienen el anillo si todas las reliquias están en el ShenQi, porque Bridgette pudo escuchar a Félix a pesar de que las paredes están insonorizadas, etc. aquí lo explico vagamente pero en realidad tengo una explicación bastante trabajada la verdad
Pero eso no sería parte de la historia, solo sería para que se comprenda mejor el contexto, les gustaría?
P,.D: esto es el final por si no había quedado claro.