VI. Bud

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La mejor muerte

no es la que está

inundada de lágrimas

ni adornada de flores.

No hay barcos sobre el río,

ni flechas con puntas de fuego

destinadas a encontrarse con nuestro cadáver.

.

La mejor muerte,

la que está llena de piedad,

la que brilla de pureza,

y te ahorra dolores y tristezas,

esa es la muerte que deseaba

para mí.

.

Esa muerte, la perfecta,

es aquella cálida,

cubierta con los líquidos

de nuestra madre.

Y dos bebés, gemelos,

uno que grita y llora

al enfrentar por primera vez la vida (tú)

y otro que nace

sin abrir los ojos nunca (yo).