Nuevo Día
Aún con lo ajetreado que se había vuelto su día a día, seguía molesto. Pese a procurar sonar lo más neutro posible y desligado cuando habló con James en esa la que catalogó su despedida, por dentro hervía la furia en un descolocado y triste huracán de sensaciones que le hizo permanecer furioso por toda la semana que le siguió.
Malfoy Manor resultaba extrañamente fría tras su ausencia y demasiada soledad en cada rincón que nunca notó hasta ese momento, no había abrazos calidos recibiéndolo, ni palabras de aliento por su metida de pata. Su abuelo siguió sin dirigirle la palabra y su abuela solo pudo darle un apretón en el hombro.
Le resultó más difícil de lo que pensó, pero que al no tener otro lugar a donde ir, tomó el ofrecimiento de su padre de ayudarlo a cuidar del bebe por el tiempo que quisiera para continuar sus estudios.
Claro que perdió ese año por causas adversas, pero ni por la paternidad se iba a detener en su deseo de convertirse en un renombrado pocionista y estaba listo para las inscripciones del siguiente año y no se quedaría simplemente de brazos cruzados esperando a que la oportunidad y la suerte cayeran en su regazo. De todas maneras, él no era de esa clase de persona ni estaba pensado en volverse una.
"Aunque aún no encuentro mi libreta" se dijo frunciendo el ceño. Recordaba varias de sus pociones de su autoría, pero le parecía que empezar de 0 nuevamente era una muy pesada tarea para hacerla de buena gana. "Pero no hay de otra" bufó nuevamente sin saber cómo empezar su nuevo escrito.
Caelum en su cuna dormía aferrado con su puñito a su manta de estrellas blancas, ajeno a sus resoplidos irritados porque aunque quería evitarlo, sus pensamientos seguían recayendo una y otra vez en James.
No comprendía a auror en causa y dudaba hacerlo jamás. De su alta frustración incluso se negó a a recoger sus cosas a esa cabaña que fue su lugar de ocultamiento por esos largos cinco meses. Enviar a un elfo sería suficiente, pero nunca podía terminar la orden fuera de su mente.
Si lo quería tanto ¿Por qué lo dejaba ir tan fácil?, si le importaba ¿Por qué renunciaba a él? ¿Por orgullo? ¿Por desidia? ¿Por derrotismo? ¿Por pragmatismo? Y la lista se hacía más y más larga por la infinita cantidad de motivos y circunstancias que le impedían al alfa pelear por lo que decía sentir. "¿Qué acaso no lo merezco?" se preguntó a un segundo de explotar.
-¡Que te den, James Potter!- gruñó acomodando nuevamente las cosas en la estancia de su bebe.
Quería que la mecedora diera al sur y aun no sabía con qué distancia le gustaba de la ventana. Pese a que los elfos de la casa habían ordenado cada mueble y silla, sabía que no se sentiría tranquilo hasta que quedara exactamente como él quería.
"Dame tiempo" Fue lo que le dijo con tal expresión que no sabía cómo reaccionar. Suspiró cansado.
No sabía que realmente podía llegar a querer tanto a otra persona como lo sentía en su pecho, tan palpable sin ser solo hormonas, reacciones fisiológicas por el celo, erotismo por su galanura, sino un deseo honesto y sincero que fue ganando fuerza en su pecho hasta hincharse de tal forma que le generaba pensar tanto en él. Sabía que era algo nuevo para su persona y difícil de sobrellevar, pero nunca creyó tan hondo ni mucho menos que doliera tanto ser dejado de lado sin más.
Si quería ser caballeroso o atento, solo conseguía sacarlo de quicio.
-No sé por qué estoy tan enojado si siquiera se con exactitud qué es lo que espero o quiero de el- se dijo recargando su peso contra la pared. Caelum abrió sus ojitos de ámbar líquido y soltó un gorjeo llamando su atención.
James iba a visitarlo todos los días, pero él personalmente prefería sacarle la vuelta recluyéndose en sus pociones siempre listas para recibirlo. Quería gritarle que era un tonto por no luchar por él, reprocharle el pseudo gran amor que sentía por él de la escuela y lo hubiera hecho de no ser por él bebe que siempre mecía amorosamente en sus brazos.
En medio de las maldiciones que murmuraba entre dientes contra James, una lechuza real moteada entró volando, le era desconocida y frunció su ceño aún más. Depositó una carta en su regazo y salió por donde entró sin esperar respuesta.
-¿Y ahora esto que es?- examinó sorprendido apenas reconociendo sin creer que se trataba de la escuela de pociones donde estudiaron sus padres. Con precaución y apocada ilusión rompió el sobre para leer el contenido de la carta que iba dirigida a su nombre.
Entre más leía, menos podía creerlo de lo extraordinario que comenzaba a resultarle. Palabras como "excepcional", "estamos interesados", "aceptado" resaltaban entre todo el texto como burbujas brillantes que cual bloques se apilaban en su cerebro aturdiéndolo a gran velocidad.
Algo hizo clic en su mente produciendo que su mandíbula se tensara. Comenzaba a tener la noción de donde se encontraba su preciada libreta y quien era causante de eso.
-Maldito sea…- estrujó la carta con ambas manos. Sin siquiera darle tiempo de que su cerebro tomara las riendas de sus acciones, sus piernas se movieron en automático. Besó la frente de Caelum quien lo recibió con una húmeda sonrisa y salió presuroso de la habitación.
-o-o-o-o-o-o-o-
Finalmente llegó a la preciosa casa de colores cálidos y de imponente estructura.
De tantas cosas en su cabeza y entre tantos arreglos y remiendos en su escuadrón de novatos que con porras lo recibieron, olvidó que ese era el último día que su padre le dio para recoger sus cosas pues la casa debía de estar desocupa para ese día y pese a fanfarronear sobre el hecho de que la casa de su tío Percy también era suya, sabía perfectamente que en teoría esa casa sería de Albus por ser su predilecto si así lo quisiera.
Suspiró observando a detalle todo a su alrededor.
Nunca existía tiempo suficiente para lo bueno y ya que estaba ahí, los recuerdos de los breves momentos compartidos con Scorpius flotaron en su mente.
Su cabello platinado mecido por el viento, su sonrisa encandilada al leer un libro, su completa emoción al volar una escoba, la forma en como sus pestañas claras se entre tocaban cuando entrecerraba los ojos, su tranquilidad al dormir y su fiereza al negarse a hacer algo que no deseaba hacer.
Pequeñas cosas que se quedaban con él y que con tristeza notaba que no volvería a ver.
-¿Lyss?- pregunto al chico de largos cabellos rizados que jugueteaba en los peldaños de la entrada con la goma de mascar en su boca.
-Que milagro, Jimmy- sonrió regresándolo a ver sin dejar lo que estaba haciendo. Conocía de años a ese peculiar chico pues era el único que podía decir con certeza que era amigo de su hermano.
-¿Albus está aquí?-
-No, estoy aquí pasando el rato ya que no tengo nada mejor que hacer- mostró sus dientes en una sonrisa tonta. Le concedía eso por una pregunta estúpida -Ya sabes, escritores. Viviendo más en su mundo que en el real, que dejó hasta el último instante poner sus cosas en orden- le restó importancia sacudiéndose la tela de sus ropas sueltas.
Albus era justo la persona que no deseaba ver y ahí la tenía por la misma razón por la que él estaba ahí. "Simplemente perfecto" se dijo juntando toda su energía para no desanimarse y desmoronarse en ese instante.
Su hermano siempre fue todo lo que él no era. Aplicado, serio, interesante, inteligente, mordaz y todo un largo cumulo de cualidades que siempre conseguía dejarlo con la boca abierta, si bien no era un caldero de chocolate rebosado en dulzura y con una personalidad que podía tildarse de oscura, no dudaba que pudiera hacer a Scorpius más feliz de lo que él podría.
-¿Que mierdas estás haciendo aquí?- "Hablando del rey de roma" se dijo súbitamente con las extremidades entumecidas.
-Lo mismo que tú, hermano- recargó demasiado el énfasis en esa última palabra que tuvo que golpearse mentalmente por su afrenta. No estaba ahí para pelear ni echarle en cara nada, pero su hermano como era su costumbre, nunca hacia las cosas sencillas –dejando las cosas hasta el último minuto, ya sabes. Ocupado, ocupado, ocupado-
-¿Jugando a ser el héroe?-
-No, jugando a ser un pelmazo, pero al menos yo no soy un escritor de quinta- saltaron chispas cuando sus miradas fulminantes chocaron.
-Por muy interesante que sea todo este intercambio amistoso, prefiero irme adelantando- Lyssander hizo un florete con su varita, movilizando las cosas de Albus perfectamente alineadas -Nos vemos guapo, te veo más al rato en mi depa, Aly- chasqueó la lengua desenfadado, dejándolos frente a frente.
-No lo mereces. No mereces la suerte que te tocó-
-Ya lo sé- claro que lo sabía, pero no por eso le resultaba fácil desprenderse de él.
Anhelaba poder alargar el tiempo para preservar ese momento en el que se pertenecía el uno al otro antes de dejarlo ir. Sabía por el medimago que fue cuestión de suerte que Caelum fuera su hijo pues de haberse anudado Albus al término del coito, otra circunstancia hubiera sido y no tendría nada para recordar que alguna vez tuvo algo que ver con el chico de mirada gris.
Y en cuanto a la probabilidad de formar el vínculo, consideraba que simplemente fue el azar que lo favoreció en una probabilidad de 50-50. Cualquiera de los dos pudo ser la pareja de Scorpius y le tocó ser él, pero Scorpius no lo amaba y tenía que vivir con eso sin importar cuanto pesar o cuán difícil le resultará cada día levantarse por las mañanas sin sentir ese hueco donde estaba su corazón.
Si no lo pensaba mucho podía sobrellevarlo y pretender que estaba bien a los ojos del mundo aunque no fuera así.
La calidez de su bebé de ralos cabellos rubios y sus manitas tocando su cara era una razón suficiente para ser fuerte y ver el futuro no como un castigo, si no como una oportunidad lejana para estar en paz.
Decidió suavizar su enfoque y ser más calmado con Albus.
-Pensé que vivirías aquí, ya sabes, tío Percy te estima mucho y aun no supera el hecho de que puse un par de gnomos en su cama o duendecillos en su cajón de ropa, ni todas las demás bromitas por el estilo- alborotó sus cabellos como solía hacer cuando estaba nervioso.
-Pues ya vez que no. Comienzo a pensar que detesto esta casa y es por ello que no volveré en un tiempo- por un momento consideró que le echaría en cara la preferencia de Scorpius por él, que se burlaría, mínimo iba a regodearse, pero no dijo más.
-Promete que cuidaras de él...- el pelinegro frunció el entrecejo como si estuviera dispuesto a lanzarle un puñetazo en la cara que contuvo apenas en el último segundo.
-No le debo nada a nadie James, mucho menos a ti, así que ahórrate tus palabras y apártate-
-Es en serio-
-Y yo también lo digo en serio, idiota- le dio un golpe con el hombro, haciéndole una seña obscena con el dedo y se alejó a los límites de la casa para desaparecerse.
-Que genio…- negó con la cabeza. Nunca comprendería a su hermano ni lo que estaba pensando, un completo enigma y así permanecería. "Al menos pensé que luciría más alegre por tener al chico de nuestros sueños…" suspiró sintiéndose tan abatido por algo que él estaba accediendo con solemnidad.
-Así que también estas aquí…- una voz acalorada le hizo girar 180° pues era una maravillosa voz que reconocería en cualquier lugar, en cualquier vida y que solamente con su suave modulación conseguía estremecerlo.
-Scor…-
-o-o-o-o-o-o-o-
Su piel quemaba por el esfuerzo tras aparecerse y sus manos sudaban. No quería darle tiempo a la racionalidad poseerlo y apartarlo de su decisión de encarar a James.
Como un rompecabezas todo comenzaba a clarear y volverse nítido y todo los huecos que faltaban, era la valentía que necesitaba para dar el siguiente paso. La buena fortuna sonreía y el alfa estaba frente a él, tal y como esperó, solo ellos dos.
-¿Qué es esto?- agitó la carta, dando largas zancadas para estar frente a frente y que no se perdiera ni un poco de su furia.
-Un papel arrugado, por lo que puedo ver desde aquí- carraspeó.
-Que gracioso. Es una carta del Instituto de Estudios Superiores en Pociones y Hechizos Cliodne, pero tú ya lo sabías ¿cierto?- James rascó su nuca, nervioso ¿Por qué no era honesto? –Te reto a que me lo digas- el mayor suspiró derrotado. Fue la primera conversación completa que tuvieron y sabía que ese era uno de sus puntos débiles que de tener oportunidad, atacaría a cada uno de ellos. Quería respuestas y no descansaría hasta obtenerlas, aunque le llevara toda la tarde, Caelum estaba en buenas manos.
-Vale. Tomé tu libreta de pociones hace menos de un mes para mandarles a esos pomposos de Cliodne una muestra de tu genio y lo que puedes hacer. Sé que por culpa nuestra, de Albus y la mía, no pudiste mandar solicitud para ingresar en este nuevo ciclo que inicia en septiembre, quise compensártelo, incluso fui a hablar con ellos…-
-¿Acaso lo hiciste cuando tardaste una maldita semana en volver?- entrecerró los ojos, negándose a perder cada uno de sus gestos que combinados con sus palabras tranquilas y dolorosas le daba más significado de lo que hubiera sido postergar más su encuentro.
-Si… y debes de saber que estaban muy interesados en ti, que supongo que ya no podían aguantar para mandarte una carta de aceptación; al parecer adoran a tus padres- sonrió apenas -Solo mandé las fórmulas que tenías marcadas como "ya registradas", así que no debes temer que te las roben o algo así. Además esos tipos son súper serios y estirados que dudo hagan algo así, pero por si acaso-
-¡ERES UN IDIOTA, JAMES!- su aliento entrecortado no le impidió gritar tan fuerte como pudo -¿Por qué lo hiciste después de toda esa estupidez que dijiste en San Mungo?- notó como el mayor se crispaba en su lugar, mirándole asombrado por la pérdida total de su compostura.
-Porque me importas-
-¡Tonterías! ¿Quién fue el que dijo "incluso romperé el vínculo, si así lo quieres" "tu felicidad es lo más importante para mí"- hizo una muy mala imitación de él, pero no le importaba el ridículo, quería que quedara en claro su frustración –haciéndote el héroe resignado, jugando con mis sentimientos ¡Puras estupideces!-
-Pero fui honesto. La verdad no entiendo porque estás tan enojado, quería hacer lo correcto, que tuvieras tu sueño- parecía asustado y a la vez tan necesitado por calmarlo, una ambivalencia que en otro momento la apreciaría, pero que en el momento en el que vivían solo quería seguirle gritando -¿Es acaso tan malo que haya querido hacer eso por ti?-
-¡Claro que sí, porque insistes en dejarme al siguiente minuto sin haberme preguntado cómo me siento! ¿No te pusiste a pensar que es lo que yo quería?-
-¿Por qué te molestaría que te dejara, Scor? No te entiendo…-
-¡Porque me gustas, imbécil! ¡Y tú sales como cosas como esa! ¡Eres imposible!- gritó cubriendo sus ojos con ambas manos. ¿Por qué era tan denso exponiéndolo de esa manera? Su cara estaba roja y su corazón abierto, pero seguía amándolo a pesar de todo.
-¿Tú me…? Pero… creí que te habías enamorado de Albus, que lo escogiste a él… yo…-
-¿De dónde sacas eso?- si no envejeció diez años en esa confesión, era porque Circe era grande y omnipotente.
-Los vi besándose y bueno… se ven bien juntos, tienen tanto en común que era natural pensar…-
-Solo lo besé como agradecimiento y la verdad si lo aprecio y lo quiero, pero nada más. Quise que fuéramos amigos pero rechazó mi amistad, típico de los Potter…- suspiró sintiendo como una semana de peso sobre sus hombros se desprendía cual losas de su espalda hasta chocar contra el suelo, liberándolo de su dolorosa carga.
-Oh… creo que me fui antes de esa parte- james también tenía su rostro del mismo color de su cabello y sus ojos cafés miraban el suelo, avergonzado por su propia estupidez de dejarse llevar por primeras impresiones.
-Si- le concedió cruzándose de brazos.
-¿Por qué prefieres sacar la vuelta antes de luchar por mí? Eso no es muy Gryffindor que digamos; además creí que te gustaba, cabeza de kelp-
-Porque de aferrarme a ti, no hubiera podido dejarte ir, incluso aunque me lo pidieras...- su corazón dio una maroma en su pecho.
-No solamente me gustas, me fascinas, Scorpius… te amo tanto que eres la única constante en mi vida desde el momento que te vi por primera vez, por muy cursi que te parezca- rio como un niño, con esa sonrisa fácil que podía flechar hasta el corazón más duro -y por eso mismo, me importa que seas feliz. Sé que generalmente te saco de quicio por mi humor simple o las tonterías que cometo o digo, como esta y pues, colocarme a lado de alguien como Albus simplemente llevo las de perder y no me quise arriesgar a que me lo dijeras de frente…-
A un paso de distancia como se encontraban, acomodó un mechon pelirrojo tras de su oreja "Tan dulce y querido James… eres un grandísimo y muy lindo tonto…" negó con la cabeza, teniendo la certeza de que tarde o temprano le sacaría canas verdes.
¿Cómo se fue a enamorar de alguien como él? Sabía la respuesta, pero aun así no dejaba de preguntarse.
-¿Recuerdas lo que me dijiste hace tiempo de cómo te imaginabas tu vida?- sonrió un poco con un asentimiento de cabeza –yo también tenía una idea particular desde que era niño y era, además de tener un emporio de pociones patentadas por mí, tener una relación tan hermosa y bella como la que yo veía en mis padres día a día- el pelirrojo arqueó una ceja suspicaz.
-Sé que no parezco una persona muy romántica, pero si soy alguien que cree en un amor incondicional y el deseo de amar y ser amado en retorno…-
-Creo que eres excepcional y capaz de tener un amplia gama de emociones… solo que no hacia mí- recargó su mejilla contra su mano aun extendida, cerrando los ojos, disfrutando de su contacto.
-Cuando te conocí por primera vez y los largos años en la escuela, jamás te abría mirado de la forma en la que lo hago ahora porque no te conocía y solo me quedaba con lo que mostrabas de ti; un chico simple, guapo pero superficial y ufano, carente de sentimientos más que deseos de jugar con todo lo que se te atravesara-
-¡Ouch!- su mueca dolida le hizo reír.
-Si… pero en estos cinco meses conocí más facetas de ti de la que vi en cinco años… un chico que además de divertido con grandes anécdotas de a montón, descubrí un lado dulce, respetuoso, considerado, bastante enérgico y serio cuando amerita la situación, un chico sensible que pese a tener un problema tan grande como es la depresión, siempre piensa en los demás sobre sí mismo, mostrando solo su lado bueno para que las personas no le compadezcan o se sientan mal por él… tan entrañable que no solo me cautivó, si no que hizo que me interesara en ti-
Nunca había sido tan honesto como en ese momento y como dudaba volver a serlo en un futuro cercano, aprovechó a seguir externalizando su pensamiento que James escuchaba atento.
-Contigo puedo ser yo mismo sin importarte que seamos un alfa y un omega, solo somos dos personas que disfrutan la compañía del otro incluso en el silencio…-
-Los amigos también sienten eso. No es como si realmente fuera especial o algo parecido…- despejando cualquier duda que tuviera, chocó sus labios contra los suyos. Se estremeció, pero no se apartó. Había sorpresa y un deseo tembloroso que retenía con una fuerza sobrehumana para que no se desbordara e inundara todo su cuerpo.
Era dulce y frágil como su alma, dudando de ser merecedor de algo que ya tenía asegurado como si temiese despertar de un sueño imposible. Se aferró a él, acunando su rostro con ambas mano, esperando mostrar con eso todo lo que sentía por él.
Sintió sus mejillas húmedas y no eran lágrimas que salieron de sus propios ojos. Salados besos de un amor que a gritos le profesaba y que deseaba seguir probando hasta que sus labios se desangraran por la fuerza y convicción de su pertenencia.
Si bien Albus era la clase de chico que él hubiera pensado tiempo atrás como su primer amor, tras conocer la profundidad y ternura de James era al único que podía verse entregándole su corazón por completo.
-Epa con esa seguridad. ¿Dónde está el James confiado y creído que se pavoneaba por toda Hogwarts?-
-No existe…- sonrió vencido, abrazándolo con todas sus fuerzas como si de un momento a otro se fuera a desvanecer en aire ligero. Inhaló su aroma, dejándole ser el tiempo que necesitara. Correspondió su abrazo percibiendo como su galopante palpitar seguía como loco por él –solo era una forma de protegerme a mí mismo y de agradar a los demás…-
-Lo sé- y vaya que lo sabía. Su inseguridad era algo que nunca hubiese esperado de alguien como él, pero que le resultaba imposible dejar de lado su deseo de protegerlo. Sabía que pertenecía a su lado y no necesitaba una marca en su cuello para garantizarle que estaban destinados.
Ese chico que lo amaba como ninguno, que antepondría sus deseos de ser necesario sobre los suyos y que le entregaría su vida entera solo por hacerle feliz. Pese a ese desafortunado segundo encuentro que generó un giro brutal en sus vidas, podía decir con seguridad que era el mejor hombre que pudiera conocer en ese mundo tan cambiante y reacio a cambiar su pensar en la división de castas.
-¿Entonces te gustaría salir conmigo?-
-¿No crees que estamos un poco pasados con eso?- preguntó con sarcasmo pues una marca en su cuello y un bebe en su casa decían demasiado de su relación. El pelirrojo recargando su frente contra la suya, lo miró a tan corta distancia que ya no sabía dónde comenzaba y terminaba él.
-Pero nunca te lo pedí formalmente-
-Absolutamente-
Notas Finales: Si, este fue el fin de la historia! Me disculpo de una vez por lo cursi, cliche, mal escrito que este esto, pero es lo mejor que conseguí, sorry :'V
De seguro se preguntaran ¿Es enserio que lo dejará tan abierto? Y no, la respuesta es no. Próximamente subiré un epilogo y si las musas me ayudan, para antes de fin de mes subiré la precuela de Harry y Draco que finalmente llamaré "Amor Oscuro" (Si, cambié de titulo y es el titulo final por si les interesa darse una vuelta y leerlo xD).
¿Este será el final de James y Scorpius? No, ya que adoro esta pareja muchísimo y me gustaría seguir escribiendo pequeños drabbles sobre cositas de ellos como sus vivencias de familia, como evoluciona su trato y demás (y lo publicaré aquí mismo aunque le ponga "finalizado" ;) Realmente me gustaría mucho si me acompañaran eso eso también ;)
Les mando muchos besitos y nos vemos para el epilogo! :3